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"Giro de 360° desde que te conocí" por lanekorubia

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Notas del capitulo:

Hola!!!!!

gracias a todas las que comentaron!!!! me alegra que les guste n.n 

espero que el cap sea de su agrado!!!!!

Los niños estuvieron tranquilos  hasta que Ryouta estaciono frente a la mansión donde aparentemente sus dos hermanos habían terminado trabajando por equivocación.

-Wow que casa tan grande-comento Ryu con asombro mientras bajaba del auto, Satsuki siguiéndolo.

-Estamos rodeados por un montón de gente rica o un montón de gente seriamente endeudada.-comento Kise.

Su hijo y Satsuki tomaron un par de bolsas del supermercado cada uno antes de entrar. Satsuki era una tierna señorita.

 Ambas, ella y su hermana, vestían como la gente elegante, así que Kise esperaba que Ryu no las ensuciara demasiado. Ya iba a tener suficientes problemas con sus padres para que eso pasara.

Noto que Mei seguía esperando en la camioneta. El rubio alzo sus brazos para que le dejara ayudarla a bajar sin chistar. Ella tenía unos adorables rizos azules y sus suaves mejillas estaban manchadas por las lágrimas.

-Día difícil, ¿eh?-Tomo el resto de las bolsas y le indico a Mei que lo siguiera.-Creo que todos podemos tomar algo de helado…

Kise tocó el timbre, esperando pacientemente hasta que…

-¡¿LAS TRAJISTE AQUÍ?!-exploto Kagami al abrir la puerta de la mansión y casi saliéndole la mandíbula al verlos. Ryu grito un: “Tío Kagami” antes de abalanzarse a él y abrazarlo.

-¿Qué querías que hiciera?-replico el rubio mirando a su hermano con el entrecejo fruncido.-No puedo llevarlos a casa. El señor Fung me dijo que si me atrasaba en otra cuota de alquiler se sentaría en la puerta y me esperaría todo el día hasta que me dignara a pagarle.

-¿Te quedarás aquí todo el día? ¡Sabes que no es nuestra casa!

-No me quedare aquí todo el día Kagamicchi. Solo hasta las ocho de la noche que es cuando empieza su novela-explico Kise- Y para entonces espero haber de vuelto a estas señoritas a su hogar…

-¡¿Esperas?!-el pelirrojo se pasó una mano por el cabello, consternado- Sea como sea-dijo con el entrecejo fruncido-Tatsuya tuvo que ir a recoger a uno de los chicos que vive aquí de una práctica, y yo tengo que ir a buscar a otro de su cita al médico…así que si ves algo que se parece a una joven de pelo negro no te le acerques antes de que quedes traumado de por vida, porque creeme, la frase de “no todo es lo que parece” cobra sentido una vez que conoces a…bueno, eso. Y si alguien te ve aquí le dices que…

-No te conozco.

-Exacto.-el pelirrojo suspiro mientras abrazaba con fuerza a su pequeño sobrino, para luego soltarlo-Nos vemos Ryu.  Ryouta, trata de no romper nada…

-Soy un ángel-se burló el rubio.

-Un ángel que ha estado doce veces en prisión-replico el pelirrojo.

-¡Como si tú nunca hubieras estado en prisión también!

-¡Solo nueve veces! ¡Y ocho de ellas fueron por tu culpa!

Kise rio.

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-¿Y cómo te fue?-le pregunto  cierto castaño a su mejor amigo, cuando este salió de la comisaría.

-Me condenaron a trescientas horas de servicio comunitario-contesto Takao con molestia mientras se cruzaba de brazos.-¡Es una locura! ¡Moriré de aburrimiento!-bufo- Esto y tomar los hábitos para destinar la vida en un convento es prácticamente lo mismo.

-Takao-kun-murmuro Kouki- Tal vez no debiste robar ese reloj…

-¡Es la primera vez que me atrapan robando!-se quejó- Y apenas tengo 16 años…¿Dónde queda la protección infantil aquí?

-No eres un niño-replico Kouki con un suspiro de resignación. Sabía que su mejor amigo nunca cambiaría-¿Dónde debes cumplir tu castigo?

-En un hospital que queda en el centro de Tokio.-cerro los ojos- Espera a que Tai-chan se entere…

-Ya no vives con tus hermanos, ¿Verdad?

-No. Pero dudo que la escuela no me eche de los dormitorios estudiantiles cuando sepan que debo cumplir un castigo por robo-suspiro- tal vez deba quemarle toda la ropa a Lee antes de irme, como regalo de despedida… y rayar el auto del profesor Tanaka tampoco me parece mala idea…¡Vamos Kou-chan! ¡Hay mucho que hacer!-sonrío Takao mientras se adelantaba al auto del castaño, quién solo suspiro.

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Kagami llegó al hospital principal de Tokio casi arrastrándose.

-¿Señor, necesita algo?-le pregunto una de las enfermeras al verlo tirado en el piso.

-Unos nuevos pulmones, por favor-pidió el pelirrojo.

-¿Disculpe?

-Solo un vaso de agua, por favor…-dijo esta vez levantándose y sentándose en la primera silla que encontró.

-Ahora se lo traigo. ¿Tenía cita con algún doctor?

-¿Qué? No-Kagami negó- Estoy aquí para recoger a Akashi Seijuro-explico mientras leía el nombre que tenía anotado con una delicada letra que lo hizo tener escalofríos.

“Mibuchi Reo incluso escribía como mujer…”

-Oh, el joven Akashi aún no termina su cita con el doctor Midorima…-dijo la enfermera chequeando un listado que tenía en mano- pero puede esperarlo aquí.

Kagami asintió. Estaba dispuesto a exigir una silla de ruedas si le decían que debía moverse de ahí.

 Cuando la enfermera desapareció en el ascensor, le llegó una llamada.

-¿Tatsuya?

-Localiza a Kazunari. Mi sentido materno me dice que está en problemas…

-¿Sentido materno? ¿Eso no lo debería decir Ryouta?

-Yo soy el mayor aquí. Me corresponde tener el sentido materno, además, yo te crie…-replico el pelinegro.

-Solo eres un año mayor.

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"¿Dónde está ese maldito celular?"

Aomine levanto los papeles de su escritorio, moviéndolos de un lado a otro en su búsqueda. Lo había tenido cuando llego esa mañana, y también en la junta de Teppei...

"Teppei" Probablemente estaba en su oficina.

Avanzo por el pasillo y alcanzo el picaporte.-¡Ungh! Oh Dios… ¡Kiyoshi!...

 Oh sí. Iba a necesitar cloro para su cerebro y posiblemente comprar un nuevo celular.

Aparentemente, el pequeño Shiro  estaba con su abuela porque sus padres estaban trabajando en el bebé número dos en la oficina de Teppei. No debería sorprenderlo.

No es como si él no hiciera lo mismo.

Fue a recepción. Necesitaba contratar una nueva secretaria, pero ya no tenía  paciencia para tratar con eso. Ser el único soltero tenía sus desventajas. Tenía dos hijas y una novia, pero eso no detenía lo 'soltero y buscando'.

Se detuve cuando Tara entró corriendo por la puerta sin sus hijas.

-¡Daiki!- arrojó sus brazos alrededor suyo, gimoteando en su camisa.

-¿Tara, dónde están las niñas?- pregunto, tomándola por los brazos y empujándola un poco. Podía haber sido un poco más cuidadoso con ella, pero esas niñas eran su vida.

-Daiki, un chico loco en el supermercado me atacó. Traté de detenerlo, pero me golpeó con un carrito de compras y me empujó hacia el maletero de mi auto. Ni siquiera lo vi venir-divagaba histéricamente.

-¿Tara, dónde están mis hijas?- pregunto despacio.

La mujer cerró sus ojos y sacudió la cabeza. -Se los llevó. Bebé, lo siento tanto. Mei estaba gritando; Satsuki estaba gritando. Fue tan horrible…

-¡TEPPEI!- el moreno tomo el teléfono y llamo a la policía.

Makoto y Teppei  llegaron corriendo al recibidor. Tara se encargó de contarles lo que había pasado mientras Aomine hablaba con otro oficial.

Aventó el teléfono y colapso contra la pared. Sus hijos habían sido secuestrados. Tara trató de consolarlo, pero él se soltó de ella. No quería ser consolado. Quería a sus hijas. Ellas estarían probablemente tan asustadas, y no estaba ahí para ellas. Quiso subirse en su auto y salir a buscarlas por todo el país de ser necesario, pero Nijimura negó eso.

-Cómo estas no es bueno que salgas a manejar. Lo importantes es que te tranquilices, ya mande a otra patrulla a buscarlas…

Y una mierda.

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Kise escucho a los niños parlotear mientras corrían de un cuarto a otro, investigando el primer piso de la mansión (Kagami les había prohibido subir a los otros). El rubio guardo sus provisiones en la heladera antes de volverse a Mei (dejando una notita que decía: propiedad de Kise Ryouta, no tocar, sobretodo tú Himurocchi). Alzo a la niña y la sentó en la encimera.

-Bueno, señorita Mei, ¿te gustaría algo de helado ahora?

-Sí, por favor- respondió con la voz más dulce que probablemente había escuchado antes. Gentilmente limpio sus mejillas con sus pulgares antes de tomar todo lo que pudieran necesitar.

-¡Chicos Mei y yo comeremos helado, si quieren…!- Kise escucho sus fuertes pisadas mientras corrían a la cocina.

El rubio les dio a cada uno algo de helado antes dejar que los decoraran ellos mismos. Había chispitas, ositos de goma, crema batida, y diferentes sabores de jarabe por todo el lugar antes de que hubieran terminado.

Kise miro el desastre antes de dejar otra nota en la heladera: ¡Buena suerte limpiando, Kagamicchi!

-¡Mamá, el papá de Satsuki trabaja ayudando personas! ¿No es eso genial?- dijo Ryu sonriendo ampliamente.

-¿En serio?-le pregunto el rubio a la pequeña.

Ella asintió.-Él es dueño de una oficina que rescata personas.

“Al menos no es policía” pensó.

-Eso es genial- sonrío el rubio, desordenando su cabello. Satsuki  se congeló por un segundo, pero entonces le sonrió antes de seguir con su helado.

Kise fue por el directorio telefónico y empezó a buscar por las páginas. Oficina Aomine estaba anunciado en grandes, letras negritas.

-De acuerdo, niñas, vamos a sacarles todo lo pegajoso e iremos con su papá. Estoy seguro de que está enfermo de preocupación.

Ryu y Satsuki corrieron hacia el baño mientras el rubio se encargaba de las manos y mejillas de Mei con un repasador húmedo. Ella le sonrió. -Gracias, Ryouta.

-¿Por qué?- pregunto.

-El helado, tontito- soltó unas risitas.

-De nada. Tal vez puedas convencer a tu papi de que no deje que la policía me lleve ahora-sonrío levantándola. -¡Vámonos chicos!

El camino fue menos silencioso esta vez. Ryu y Satsuki aparentemente eran los mejores amigos ahora, y eran lo suficientemente buenos como para mantener entretenida a Mei. Kise siguió las indicaciones del GPS y se detuvo en el estacionamiento de la oficina…policial. Fantástico.

“¡¿Por qué diablos no especificaban que era una oficina perteneciente a la estación policial?!”

Antes de que Kise pudiera detenerlos, los chicos corrieron hacia dentro. Mei alzó los brazos para que el rubio la levantara.

-¿Lista para ver a papi?-pregunto. Ella enrolló sus bracitos alrededor de su cuello y asintió.

“Vamos, Ryouta. Haz salido de situaciones peores” Se animó a sí mismo.

Ni siquiera el rubio  había llegado a la puerta cuando esta  se abrió de repente.

-¡Tienes el descaro de venir hasta acá! ¿Quién demonios te crees que eres?

-Usted debe ser Aomine. Le aseguro que ellas estaban más seguras conmigo que con la niñera desquiciada- dijo el rubio calmadamente.

 -¡No soy la maldita niñera! ¡Soy la novia de Daiki!

Mierda. La banshee estaba ahí también. -¡Es él, Daiki! Es la perra que me atacó y secuestró a las pobrecitas de Mei y Satsuki…

Su voz chillona causó que Mei escondiera su rostro en el cuello del rubio. Él no podía culparla, así que la sujeto más fuerte.

-¡Lo voy a arrestar!

El moreno oficial comenzó a acercarse a Kise, pero la puerta azotó otra vez. En serio, eso era como algo sacado de una telenovela. Un pelinegro  salió, pero antes de que fuera más lejos, un hombre enorme vino corriendo detrás de él.

-¡Makoto, espera!- exclamo mientras sujetaba sus brazos.

-¡Suéltame Teppei! ¡Voy a matar a la perra!- gritó.

Esto se estaba volviendo ridículo. La pobre Mei se sujetaba al rubio como si se le fuera la vida en ello, así que este acaricio su espalda tratando de tranquilizarla.

-Cálmate Makoto-volvió a repetir el castaño con suavidad-Lo vamos a arrestar.

-¡No estoy hablando de él!- gritó, forcejeando por soltarse.-¡Estoy hablando de Tara!

Eso atrajo la atención de todos.

-¿De qué estás hablando, Hanamiya?- preguntó el moreno, con voz mortal.

-Satsuki tiene marcas de uñas en su brazo. Dijo que Tara la había sujetado y que iba a pegarle cuando la okasa del otro niño la detuvo-dijo Makoto entre dientes.

La banshee chilló. -Daiki, seguramente tú no…

-Entra a tu auto y aléjate de mí vista-gruñó Aomine. A Kise le dieron escalofríos. -¡AHORA!

Otro  grito y unas llantas rechinaron mientras la loca huía del estacionamiento. Mei agitó su mano.

-Adiosito.

Kise no pudo evitar sonreír., hasta que se dio cuenta de que todos los ojos estaban fijos en él otra vez…

“¡Maniobra de escape ahora!”

-Así que…-el rubio aclaro su garganta-Si tomas a tu hija, tomaré al mío y nos iremos de aquí.

Mei apretó su agarre en su cuello otra vez. Kise supuso que le agrado.

-Aprecio que haya ayudado a mis hijas- dijo el moreno de mala gana-pero pudo haberme avisado. Satsuki tiene mi número. No hay excusa.

-Revisa tu correo de voz, genio-replico Kise de vuelta.

 Había salvado a sus hijas del demonio, aunque también las había secuestrado, pero realmente no había sido él malo del cuento ahí.

El rubio podía jurar  que salía humo de las orejas del moreno, pero no le importó. Paso a un lado de él y entro.

 -¡Ryucchi!-llamó.-¡Es hora de irnos!

El niño vino corriendo por el pasillo.

-Sí, okasa- hizo un mohín y fue hacia el auto detrás de él.

Satsuki fue corriendo atrás de ellos-¿Ryou-chan? ¿A dónde van?

“mierda”

-Cariño, tenemos que ir a casa.-explico.  Fue entonces cuando se di cuenta que Mei seguía colgada de su cadera.

La bajo. Ahora ambas lo miraban con caritas tristes. “Doble mierda.”

-Miren. Acá está mi teléfono. –Comento dándoles una nota- Podría secuestrarlas otra vez, pero su papá es un enorme policía que podría arrestarme. Sean buenas y nos vemos en navidad…-balbuceo sin saber muy bien que decir.

Hizo una salida rápida, pasando al grupo de adultos discutiendo hasta brincar en su camioneta. Ryu estaba saltando y sonriendo.

-¡Eso fue tan genial, Okasa! ¿Podemos secuestrarlas otra vez mañana?

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-¿Señor?

Kagami abrió los ojos con lentitud antes de darse cuenta donde estaba durmiendo en medio de la sala de espera del hospital.

Un peliverde de anteojos lo miraba con una ceja arqueada.-La consulta del paciente Akashi acaba de terminar-le informo.

Fue ahí cuando Kagami noto que el peliverde utilizaba un uniforme de médico y que había un pelirrojo de ojos dispares junto a él.

-¿Eres el nuevo guardaespaldas de Akashi, verdad?-pregunto el médico con seriedad. Evaluándolo con la mirada.

-¡Sí soy yo!-asintió levantándose al instante. ¡Era su primer día de trabajo, su primer encargue y se quedaba dormido!

En su informe de despido seguramente habría un gran letrero con letras rojas que decía: “DESPEDIDO POR IDIOTA”

-Hum…-Midorima lo observo fijamente. A Kagami lo empezó a incomodar. Igual que los ojos del  pelirrojo junto a él.-Tal vez debería esperar a que mi turno termine y acompañarlos.

Kagami iba a protestar… algo así como: “sé que no soy lindo, pero tampoco me juzgue”. Cuándo Akashi habló.

-Está bien, Shintaro. Puedo ir con él.-dijo con una voz rasposa, como si no la utilizara mucho.

El peliverde se sorprendió por unos minutos al escucharlo hablar. Kagami cada vez estaba más confundido.

Intuía que algo no estaba bien con ese chico que parecía tener la misma edad que Takao.

Las ojeras en su rostro se lo confirmaban.

-Bueno…-carraspeo el doctor- siendo así pueden irse. Descansa y come algo, ¿De acuerdo?-le dijo con seriedad a Akashi, quién asintió para luego caminar hasta la salida.

El peliverde suspiro. Kagami siguió al adolescente, pero antes de poder alcanzarlo el doctor lo tomo del brazo.

-Fíjese que duerma algo-le ordeno-si sigue como esta volverá a desmayarse a causa del cansancio…

-¿Desmayarse?-Kagami lo miro confundido. No sabía nada acerca de eso.

-Sí, ya sabe, la esquizofrenia puede traer muchas consecuencias.-explico ajustándose sus anteojos.

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Aomine se di vuelta para ir tras él, pero Makoto lo tomó del brazo.

-¿Estás loco? Ese chico detuvo que tus hijas fueran  lastimadas, ¿y ahora estás siendo grosero con él? ¿Qué diablos está mal contigo?

-Mira, lo siento. Sé que… es sólo que… Dios, Hanamiya. Pensé que alguien estaba ahí torturándolas. No podía encontrar mi celular, así que nunca obtuve el mensaje.-dijo estirando su cabello con frustración.

-Oh-intervino Teppei -Perdón por eso, amigo. Tu celular está en mi oficina.-explico con culpabilidad- No te preocupes. Lo pusimos en un cajón antes de que nosotros…

-Sé lo que pasó después,  Teppei. Lo escuché.

Necesitaba dejar de tomársela contra todos. Es solo que estaba tan estresado…

Escucho un chillido de llantas otra vez y la camioneta del rubio se había ido. Bueno, eso había estado simplemente genial. Se había ido antes de que pudiera agradecerle.

-¿Papi?-se agaché sobre sus rodillas y tomo a sus dos pequeñas en brazos.

-Las amo demasiado.- Los aparté para verlas. Ambas se veían un poco tristes.-Satsuki, pequeña, lamento tanto que Tara te lastimara.

 A ella nunca le había gustado ninguna de las mujeres con las que salía el moreno, pero eso no quería decir que mereciera eso.

-Ella le estaba gritando a Mei- susurró.- que estaba llorando porque teníamos hambre.

Aomine las abrazo nuevamente. -Lo siento tanto. Ella nunca te va a lastimar otra vez.

Se puso de pie, cargándolas a los dos. Estaba feliz de que Satsuki la dejara cargarla a pesar de que ya se estaba haciendo tan grande. -¿Aún tienen hambre?

-Ryou-chan nos dio algo de helado- explico la pelirrosa.

-Con chispitas-Mei sonrió.

-¿Papá, puede venir Ryu-kun en otra ocasión? Quiero jugar con él. Es divertido.

El moreno llevé a las niñas adentro. -Ya veremos, ¿de acuerdo? Tengo que hablar con su okasa primero.

-De acuerdo- concedió. -Gracias papá.

 

Eventualmente, Teppei lo convenció de que soltara a las niñas. Él se los llevo a que visiten a su tío Midorima. Quién había terminado su turno en el hospital.

-Aquí está tu celular-dijo Makoto, dejando el teléfono en el  escritorio y sonriendo de manera burlona. -Tienes una llamada perdida.

El moreno le arrojo un libro mientras el pelinegro salía de la oficina. Suspiro y tomo el teléfono, marcando el correo de voz para escuchar su nuevo mensaje.

-Uhm… Hola, Mi nombre es Kise Ryouta. Realmente no sé cómo decir esto, pero tengo a tus hijas conmigo, y estaba pensando que tal vez te gustaría tenerlas de regreso. Así que, seh… llámame.

El moreno soltó un bufido. Luego una risita. Antes de que se diera cuenta, estaba riendo fuertemente. Kise Ryouta estaba demente, pero por eso, le estaba eternamente agradecido.

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Himuro miraba con el entrecejo fruncido a su hermano cuando paso a recogerlo a la puerta del instituto.

-Es increíble que te hayan echado Takao García Kazunari-gruño el pelinegro.

-No te preocupes, no extrañare la escuela-bufo el chico de ojos claros.

-Ni creas que la dejarás.-replico Himuro con voz terminante- cumplirás con esa sentencia y cuando encontremos un director lo suficientemente desesperado como para aceptarte con tu historial, te iras ahí.

 -Suerte con eso…-murmuro el pelinegro con tono burlón.

-¿Aún no llegamos Muro-chin?

-¡WAHHHHHHH!-grito el pelinegro prácticamente saltando en su asiento.

-Aún no Atsushi, puedes volver a dormir-contesto con tranquilidad el chico del lunar. Ignorando el grito que su hermano había pegado.

-¿Quién es?-exclamo Takao señalando al pelimorado de 15 años que estaba tras de él-¡Esta bien, yo robo! ¡¿Pero ahora te dedicas al secuestro de chicos, Tat-chan?!

-Es parte de mi nuevo trabajo cuidar de él-explico Himuro- pero si quieres entrar al negocio de tráfico de personas, puedes hablar con Ryouta cuando lleguemos a su casa, ya que te vas a vivir con él.

-¡¿Ki-chan secuestra menores?!

Notas finales:

n.n espero que les haya gustado!!! espero sus bellos comentarios si fue asi n.n

nos leemos!!!!

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