Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Segunda oportunidad. por DanTamMu13

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Chicos, hermosos, les comento, el nuevo proyecto que tengo en mente, me gustaría hacerlo en conjunto, si a alguien le interesa, por favor, diganme, de verdad, mi correo nuevo es amor.yaoi.13@gmail.com.

Sin más, por el momento, les dejo el nuevo capítulo <3

Naruto y yo bajamos las escaleras, él sólo me seguía. Atravesamos la sala de estar, caminando por otro pasillo que no le había mostrado antes. Pude notar su confusión rápidamente, y, aun así, me seguía, confiando en mí.

 

-        Este lugar siempre fue mi santuario personal. – aventuré una vez llegamos a una puerta al final de dicho pasillo.

-        ¿Y estás seguro de querer mostrármelo? – preguntó dubitativo.

-        Sí, ven. – tomé su muñeca, haciéndolo cruzar el umbral.

 

Habíamos salido a un lugar diferente del jardín que él apenas había visto, no lo solté pues aún no llegábamos; pero él parecía no entenderlo. De pronto, dejó de verse lejano. Era un domo grande y alto. Lo llevé hasta la puerta, pues desde fuera no se veía suficientemente bien, y lo empujé a que entrara.

Aquel lugar era un mariposario, lleno de vegetación. Había árboles y flores, todo perfectamente cuidado.

 

-        Antes de que papá me dejara su empresa, es decir, hace dos años y medio, yo me encargaba solo de este sitio. Mi hobby era venir y perderme en el tiempo aquí dentro; pero cuando me dejó su empresa no tuve el mismo tiempo. Tuve que contratar a alguien para que, específicamente, cuidara de este lugar y nada más. – le expliqué.

 

Naruto no parecía ponerme atención, estaba fascinado con aquel sitio. Nunca había recordado porque había optado en un mariposario; pero tampoco lo pensaba tanto, pues disfrutaba mucho de él.

 

-        ¿Te gusta? – le pregunté. Era una respuesta obvia, y, aun así, quería oírla.

-        Siempre me han fascinado las mariposas. – admitió. – Y las peonías, aunque todo parezca ser exclusivo de mujer.

 

Entonces recordé otra cosa. Éramos pequeños, unos 5 años, quizá, cuando andábamos por el jardín  vimos una mariposa alas de pájaro, que era verde con detalles negros en las alas, y él pequeño Naruto había corrido a acercarse, diciendo eso mismo, “me encantan las mariposas y las peonías, aunque me digan que es niñas”. Ese era mi motivo para hacer un mariposario. Se lo había prometido, más o menos, había dicho algo de hacerle un santuario especial, uno para nosotros dos nada más.

Y entonces recordé como me hacía sentir ese niño, me hacía sumamente feliz, y me encantaba pasar tiempo con él, les había mencionado a todos en la casa lo mucho que lo quería y que ansiaba ser mayor para poder estar a su lado debidamente.

 

No pude evitar sonrojarme totalmente ante semejante recuerdo; pero no me sentía mal, ni me avergonzaba, sólo me había apenado. Me acerqué a Naruto, y lo invité a cruzar todo el mariposario.

 

-        Esa es una mariposa alas de pájaro. – le dije señalando una muy parecida a aquella que habíamos visto de niños.

-        Es hermosa. – susurró.

-        ¿Conoces las especies? – le pregunté llamando su atención.

-        No, no mucho. – admitió.

-        ¿Te muestro? – le pregunté extendiendo una mano.

 

Naruto dudó un poco si seguirme o no; pero finalmente me dio la mano y me siguió hasta un puente que había en el medio del lugar, donde, por debajo, cruzaba un río artificial.

 

-        Mira, esa es una mariposa tigre. – dije señalando una, que, por casualidad, era naranja.

-        ¿No es monarca? – preguntó en serio, dudando.

-        No, mírala bien, la mariposa tigre tiene rayadas las alas, como si fuera la piel de un tigre. La mariposa monarca es diferente, mira, allí, las alas de la mariposa monarca tienen los detalles negros, siguiendo la forma de las alas y los puntos blancos hacen que sus alas llamen más la atención.

-        Oh, ya veo la diferencia. – dijo mirándolas fijamente. - ¿Y cuál es esa? – preguntó señalando hacia otro sitio.

-        ¿Cuál? ¿La azul? – pregunté buscando a cuál se refería.

-        No, no, la naranja con morado. – dijo sin mirarme.

-        Oh, se llama mariposa tornasolada, es muy rara de encontrar, sobre todo esa que ves; pero son muy hermosas, ¿no crees?

 

Mientras él seguía observando le solté la mano, dejándolo moverse libremente. Se recargó al barandal del puente, donde yo me paré detrás de él, pasando un brazo por su espalda, acomodando mi mano al lado de la suya, y la otra del otro lado, del mismo modo, viendo por sobre su hombro.

 

-        ¿Cuál es esa flor? – preguntó de pronto sin quejarse por la posición que había tomado.

-        ¿La de ahí? – pregunté señalando un árbol pequeño que parecía ser del que hablaba.

-        Sí, esas.

-        Se llaman plumerias, lucen muy hermosas cuando han florecido. – declaré. - ¿las quieres ver de cerca? – le pregunté separándome un poco.

-        ¿Se puede? – preguntó ilusionado.

-        Claro, todo aquí tiene su propio acceso, sino, ¿cuál sería el punto de tener todo así? Sólo hay que tener cuidado, entre más nos acerquemos a las flores, más mariposas habrá. Mira por donde pisas.

 

Apenas le avisé, se estremeció, revisando cada lugar que pensaba pisar mientras me seguía de cerca.

 

-        Tranquilo, están acostumbradas a la gente, no suelen meterse en el camino, tampoco están mucho en el piso. – avisé.

 

Aunque eso lo había aliviado un poco, aún lo notaba nervioso. Decidí, armándome de valor, voltear un poco para tomar su mano, y llevarlo al árbol que quería ver, y él se dejó hacer sin problema.

 

-        Estas son las plumerías. – le expliqué teniendo ya el árbol frente a nosotros.

-        Ciertamente son hermosas. – declaró cuando las tuvo frente a él.

-        ¿Te gusta la flor de cerezo? – le pregunté mirándolo.

-        ¿Las sakuras?

-        Sí, esas mismas.

-        Sí, mucho.

-        Ven.

 

Naruto extendió su mano antes de que la pidiera, siquiera. Sin dudarlo la tomé, y nuevamente lo llevé a otro sitio, un poco alejado de ahí, donde había un árbol de sakuras, rodeado por varios rosales.

 

-        Toda la escena es hermosa. – atajó apenas tuvo visible la imagen.

-        Te puedes acercar. – lo invité.

-        Jamás imaginé que fueras fanático de este tipo de cosas. – dijo sincerándose.

-        No lo era. – confesé.

-        ¿Y qué pasó? – preguntó curioso.

-        ¿No lo recuerdas? Te conocí. – admití-

-        ¿Qué? – el rostro de sorpresa que puso me encantó y me hizo sonrojar al mismo tiempo.

-        Un día de pequeños me dijiste cuánto te gustaban las mariposas y peonías, ese mismo día te prometí un día hacerte algo así, algo como esto. Si te soy honesto, no lo recordaba. Sabía que esto se había vuelto realmente importante para mí, y me dediqué tanto que le cogí mucho cariño. Me apasionó investigar y estudiar las flores que plantaba y las mariposas que añadía. – admitía poco a poco. – Pero, hace rato, lo que dijiste, me dijiste algo parecido de niño, eso me hizo recordarlo. Todo esto fue por ti. – dije sin pensar lo que podía entender Naruto.

-        ¿Por qué? – preguntó muy sonrojado.

-        Supuse que te gustaría. Me gustaba mucho tu sonrisa. – confesé.

 

Naruto se sonrojó por completo, y al estar tan nervioso no pudo pensar como esconderlo, cosa que me hizo gracia. Reí un sutilmente y me acerqué a él.

 

-        Era todo lo que quería, verte sonreír. También lo buscaba al traerte aquí hoy. – admití sonriendo.

 

Después de esa charla con Minato me sentía más seguro, por supuesto que él me ponía nervioso, y claro que me daba pena decir cosas parecidas; pero hacía tiempo había aprendido que, si quería algo, tenía que dar algo de vuelta.

 

-        De-deja de decir cosas así, idiota. – alegó Naruto.

-        Si me aseguras que quieres que me detenga, lo haré. – atajé con la misma sonrisa de lado.

 

Naruto sólo guardó silencio y caminó hacia el cerezo, nuevamente. Yo sólo lo vi alejarse mientras reía un poco, sabía que esa evasiva me había dado la razón. No quería que me detuviera.

 

-        Ven, te mostraré las peonías. – le aseguré extendiendo la mano.

-        Las vimos al entrar. – discutía nervioso.

-        Sí; pero hay más de un tipo. Y nunca supe tu favorito.

 

Luego de unos segundos de esperarlo, recibí su mano y nuevamente me siguió sin pensarlo. Caminamos casi al principio de ese santuario, porque sí, ahora así lo llamaría, después de todo, eso era. Lo llevé por un camino diferente esta ocasión hasta que llegamos a un sitio que parecía pertenecer a otro lado. Era un pequeño lugar, donde había colocado una hamaca entre dos árboles de plumerías rosas, mientras que el resto de flores eran peonías en sus diferentes tonalidades y clases.

 

-        ¿Y esto? – preguntó de pronto.

-        Fue lo primero que hice. En ese entonces recordaba el motivo de este lugar, por eso lo ubiqué rodeado de peonías, ¿conoces sus tipos? – le pregunté curioso.

-        No, nunca me había fijado que había más de una. – confesó.

-        Mira - señalé un pequeño arbusto con peonías rosas. -, estas son peonías fernleaf, crecen en arbustos pequeños, y el follaje que las acompaña siempre es parecido a un cactus, por decirlo así, aunque no son espinas. – expliqué mostrándole unos ejemplos. – Hay tonalidades rosas, rojas y naranjas.

-        ¿Y esas? – preguntó por otras algo más apartadas, unas blancas.

-        Esas son peonías japonesas, son parecidas a esas – dije señalando otras entre esas y las de fernleaf, que eran casi idénticas. -, su diferencia es que la peonía china, aquella, tiene los pétalos más gruesos, mientras que las japonesas los tienen más delgados.

-        ¿Investigaste tanto por mí? – preguntó sin mirarme.

-        Más de lo que jamás sabrás. – admití. – Ah, y falta esta, llamada peonía anemona – dije señalando unas peonías blancas con centro negro. -, esa es su diferencia, los pétalos y el centro tienen un mayor contraste. Personalmente mis preferidas son las japonesas. – agregué.

-        Idiota. – susurró.

-        ¿Quieres ver más? – pregunté.

-        ¿Hay más? – preguntó sorprendido.

-        Bueno, sí. – admití admirando su sonrojo, y tratando de disimular el mío.

-        ¿Podemos seguir otro día? No puedo verlo todo hoy. – admitió.

-        ¿No?

-        No, es mucho trabajo físico – explicó. – y emocional. – susurró después.

 

Fingí no haberlo escuchado, así pues, tomé su mano nuevamente y salí con él del santuario que le había hecho hacía tantos años. Una vez fuera, él caminó, por inercia hacia el jardín.

 

-        ¿Por qué hay dos salidas al jardín? – me preguntó sin verme.

-        Bueno, porque de este lado no podemos pasar a la fuente. Hay tres salidas, de este lado es el mariposario, en medio, el camino te llevaría a una fuente que eligió mi madre, y al otro lado podemos encontrar un aviario, que era el hobby de Sai. – contesté honesto.

 

Caminamos de regreso a la casa, y estando en la sala de estar se detuvo en el medio de ella, con la cabeza baja y sin hablar. No comprendía el motivo de su acción, así que intenté acercarme, y sólo obtuve como respuesta que me diera la espalda.

 

-        ¿Por qué? – preguntó sin mirarme, o levantar la cara.

-        ¿Por qué, que?

-        ¿Por qué me llevaste?

-        Porque pensé que era una buena idea ir contigo, tal vez no recordaba lo de hace años; pero ese sitio se convirtió en mi lugar preferido hace muchos años. Era mi lugar seguro. Quería compartirlo contigo.

-        ¿Por qué? – preguntó de nuevo.

-        Bueno, ya te lo dije. – confesé.

-        ¿Lo llevaste a él? – preguntó de pronto.

-        ¿A él? ¿Te refieres a Gaara? – pregunté sorprendido.

-        ¿Lo llevaste?

-        Jamás. Él no sabe que ese lugar existe. – confesé.

-        Entonces, ¿por qué me llevaste a mí?

-        Te lo dije, quería verte sonreír.

-        Hay cosas que no puedes sólo decir, sin más. – avisó.

-        ¿A qué te refieres? – pregunté acercándome a él.

-        Sasuke, hay muchas cosas que no puedes sólo decir, no puedes sólo decir que querías verme sonreír, porque, aunque me lo digas como un buen amigo, no tiene un mismo significado. – alegó antes de que me acercara más.

-        No entiendo, Naruto. – nunca se lo decía, no le decía por su nombre, y hasta entonces me daba cuenta.

-        También es mi culpa, por no decirte nada, ni siquiera anoche. Yo también soy homosexual, Sasuke. No puedes decirme algo a mí como se lo dirías a un amigo. No es igual, porque puedo tomarlo diferente.

-        ¿Y qué si quisiera que lo tomes diferente? – pregunté respirando profundamente.

-        ¿Qué? – preguntó dándose la vuelta, viéndome a los ojos, completamente sonrojado.

-        Eso, ¿tendría algo de malo si te lo dijera con el fin de que lo entendieras diferente? – pregunté nuevamente.

-        ¿Qué tan diferente? – preguntó bajando la voz.

-        Vaya que eres idiota – dije en alusión a su frase que siempre me decía. -, eres el único que no se ha dado cuenta, Naruto. El único que cree que lo que hago, lo hago porque eres mi amigo. Y no te digo que no lo seas; pero no quiero que seas sólo eso. Naruto, me gustas. Y me has gustado desde que te vi, y desde antes. Me gustabas cuando tenía 5 años, me gustas ahora. – le dije tomando su muñeca para evitar que se diera la vuelta – No te irás hasta que no hablemos de eso, de esto. – le dije señalando su mano libre temblar.

-        Sasuke, no sé qué decirte. – habló por lo bajo.

-        Podrías intentar diciendo lo que sientes, o lo que no sientes. Escucha, si no sientes nada por mí, lo dejaré ir, y entonces seguiremos como amigos, y no intentaré nada; pero, si hay una parte de ti que quiera esto tanto como lo quiero yo, necesito saberlo. – aventuré. Sabía la respuesta, gracias a su padre; pero aún con eso necesitaba escucharlo de él.

-        No estoy seguro – habló. -, lo de ayer me hizo dudar de todo lo que sabía y sentía. – admitió bajando la mirada.

-        ¿Gaara te hizo dudar? ¿De qué manera pudo hacerte dudar el hecho de que lo haya corrido sin más? – pregunté desconcertado.

-        Que viene alguien y me corre sin más, alegando ser tu novio, diciendo que yo era su reemplazo y… - en ese momento comprendí cual había sido el problema.

-        No lo eres. – atajé interrumpiéndolo. – Naruto, no eres el reemplazo de nadie, no pienses eso nunca. Lo de Gaara fue hace meses. Y ayer se lo dejé muy en claro, que no me fijaría en él, o en nadie más, porque estabas justo arriba, y eso era todo lo que necesitaba. – dije honesto.

Notas finales:

¿Qué les ha parecido? A que les ha gustado, ¿verdad? Pues a mí sí, y mucho :3

Espero sus reviews y, por favor, si les interesa o saben de alguien que podría querer, estaré pendiente.

 

Les quiero un montón, buenas a todos :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).