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Segunda oportunidad. por DanTamMu13

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Notas del capitulo:

Chicos, lo prometido es deuda, aquí vuelvo con la conti del fic. Aprovecharé mientras tenga tiempo jajaja

Les dejo leer.

-        Yo… perdón. – se disculpó alejando su mano mientras se sonrojaba notoriamente.

-        Idiota. – murmuré, no para que él me escuchara, no se lo decía a él, me lo decía a mí.

 

Una vez llegamos al hospital me estacioné en frente, en el mejor lugar disponible.

 

-        Vamos, no te dejaré aquí. – invité.

-        ¿Por qué no? – cuestionó sin entender.

-        Bueno, porque tardaré unas horas, sólo ven.

 

Él bajó conmigo, y caminamos a la recepción.

 

-        Hola, vengo…

-        Sí, por Sai. – habló Tsunade acercándose.

-        Hola, Tsunade. – saludé amable.

-        Ya me estaba preocupando, creí que no vendrías. – dijo riendo.

-        Vieja. – habló Naruto.

-        Oh, ¿cómo estás, mocoso? – se acercó Tsunade a Naruto y le besó la mejilla.

-        ¿Se conocen? – pregunté sorprendido.

-        Sí, es como mi hijo, lo he cuidado desde que llegó a la ciudad, al menos hasta que se fue a la universidad, ¿ustedes…

-        Es mi compañero de habitación. – interrumpió Naruto a la exuberante doctora.

-        Oh, por cierto, ¿qué carajo te sucedió? – preguntó cuándo al fin notó la herida en su labio inferior.

-        No es nada. – dijo él.

-        ¿Otra vez te golpean? Sasuke, te pediré un favor ya que hay confianza. – comenzó ella.

-        Ya lo hice – adiviné. -, además de ver a Sai quería ver si tienes tiempo, me lastimé un poco las muñecas; pero no creo que sea tan grave. – avisé.

-        ¿Eres idiota? Te dije que era un mes y medio, ¿pretendes alentar el proceso? – dijo molesta.

-        ¿Un mes y medio? ¡¿Son recientes?! – cuestionó Naruto, también molesto. – Sasuke-imbécil. – apenas refunfuño cuando Tsunade nos miró.

-        ¿Fue por defenderlo? – me preguntó más tranquila.

-        S-sí. – confesé.

-        Vale, vengan.

 

Caminamos hacia la habitación de Sai; pero ella siguió caminando, subimos cuatro pisos en elevador y al salir giramos a la derecha. Nos detuvimos en la última habitación.

 

-        Cambiaron a Sai de habitación, ahora es una suite, al menos será más privado – comenzó ella. -, Naruto, espéranos dentro, ¿recuerdas lo que un día te dije que se debe hacer con alguien ausente? – le preguntó mirándolo.

-        Sí, ¿por qué vieja?

-        Entra, su nombre es Sai, tiene 16 años, está en estado ausente, dile que conoces a Sasuke y que ahora va.

 

Naruto obedeció sin rechistar. Yo caminé detrás de Tsunade hasta llegar a una estación nueva, al fondo de otro corredor en el mismo piso. Entramos y me hizo sentar.

 

-        Veamos. – habló.

-        Ajá. – contesté pensando que Naruto estaba con Sai en ese momento.

-        Bueno, tienes movimiento limitado, nuevamente – avisó ella mientras jugaba con ambas manos. -, además, se siente de inmediato la inflamación de los tendones, Sasuke. Con esto te doy un mes más para la recuperación. – explicó.

-        Lo siento, necesitaba hacerlo. – argumenté tomando ambas muñecas.

-        Te recetaré nuevos medicamentos.

-        Gracias.

-        Y Sasuke – me llamó mientras comenzaba a escribir en la receta. -, gracias por ayudarlo.

-        No, a él debo darle gracias. No como mucho aún; pero él no deja de recordarme que lo debo hacer. – admití.

-        Es un muy buen chico. – dijo sonriendo.

-        Lo parece. – dije pensando en lo poco que lo conocía.

-        Bien, aquí tienes la nueva receta, recuerda surtirla antes de que llegues a la universidad. Puedes ir con tu hermano.

-        Gracias.

 

Caminé de regreso y entré sin avisar a la habitación. Sai seguía en un rincón, no parecía querer moverse de ahí. Aunque ya no se le veía tan pálido y casi parecía que me había mirado un par de segundos.

 

-        ¿Quién es, Sasuke? – me preguntó. Era la primera vez que me nombraba sin insultarme al mismo tiempo.

-        Mi hermano menor. – expliqué.

-        ¿Qué le pasó? – me preguntó mientras lo miraba fijamente.

-        Fue mi culpa, el resto es personal – dije apenas. -, ¿te molestaría quedarte un rato? – le pregunté sinceramente.

-        No, el tiempo que quieras.

-        Sai, supongo que ya se presentó; pero aun así lo haré yo – le hablé arrodillándome para mirarlo. -, él es Naruto, mi compañero de habitación. Me acompañó hoy porque resulta que soy buena persona, después de todo. – dije con una sonrisa llena de tristeza.

-        ¿Todos los días lo visitas? – me preguntó asumiendo.

-        Sí, sin falta.

-        Vaya. – Naruto se sentó un poco alejado.

-        Sai, ¿estaría bien si te leo frente a él? – le pregunté esperando una respuesta, y obtuve algo parecido. Sus ojos se posaron unos instantes en los míos, y luego regresaron a un punto fijo, en la nada.

 

Era la primera interacción que él tenía conmigo.

 

-        ¿Te miró? – me preguntó Naruto.

-        ¿Eh? – cuestioné confundido.

-        Verás, aquí les enseñan a comunicarse aún en su ausencia. Si te miran es sí, si miran al lado contrario de donde estás es no. Fácil, sencillo.

-        ¿Cómo lo sabes?

-        Oh, he ayudado mucho a la vieja en este sitio, en particular me gusta mucho pasar tiempo con los ausentes. Porque cuando despiertan es fabuloso verlos moverse de nuevo. – dijo sonriendo.

-        ¿Crees que él lo logre? – pregunté sin mirarlo-

-        Claro que sí, le ayuda mucho que lo veas diario, son los que más rápido se recuperan.

-        Bueno, Sai, ¿quieres que comience de nuevo? – le pregunté nuevamente y no hizo nada.

 

Miré a Naruto pidiendo ayuda con la mirada, casi suplicándola, él sólo sonrió y se acercó a él.

 

-        ¿Sabes algo? Me agradas, ¿qué te parece si también te visito seguido? – le preguntó Naruto a Sai, un poco más alejado de mí.

 

Sai hizo contato visual con él, no lo dudó, aunque tampoco me sorprendería conociéndolo, él solía ser muy sociable.

 

-        Bueno, trato hecho, ahora, me doy cuenta que Sasuke te lee un libro, ¿podemos empezarlo de nuevo? No quisiera perdérmelo. – le dijo sonriente. Sai nuevamente lo miró.

-        Gracias, Sai.

 

Naruto se levantó y se sentó donde ya estaba. Yo estaba sorprendido, le había resultado muy sencillo. Una parte de mí temió lo que significaría venir con el rubio, aunque, por otro lado, me calmaba ya no venir solo.

 

-        Empecemos entonces.

 

Leí solamente un rato pequeño, habrán sido unas 50 páginas. Con Sai en ese estado me habían recomendado leer más lento de lo normal, para que él pudiera entender cada palabra, y así lo hacía.

Naruto me miró ensimismado escuchando la historia. Finalmente, al llegar a la cincuenta le expliqué a Sai que ya era tarde; pero que al siguiente día lo visitaríamos también.

 

Salimos Naruto y yo de aquel hospital, subimos al Bugatti y no me dejó poner la música.

 

-        ¿Me contarás algún día? – preguntó serio.

-        Parecías tan alegre. – atajé.

-        Lo estaba; pero estoy hablando en serio ahora. – respondió tajante.

-        Quizá.

-        ¿Quizá? ¿Te da miedo que lo divulgue? – me preguntó frío.

-        No es eso, es algo muy personal.

-        ¿Quieres saber algo muy personal mío? Mi madre murió hace cinco años, lo cual me rompió el corazón. Mi padre, para lograr que dejara de pensar en ello me metió en este internado, olvidándose de mí, dejándome con la vieja Tsunade a que cuidara de mí. – dijo mirándome. Todavía no arrancaba, por lo que no era peligroso que lo mirara fijamente.

-        Lo siento. – murmuré.

-        ¿Puedes contarme? No digo que no lo haré; pero al menos me gustaría saber la historia del chico al que visitaré regularmente. – atajó.

-        En la habitación. – prometí.

-        Gracias. – agregó para poner la música él mismo.

 

El camino fue algo tenso; pero callado. No hablábamos, seguramente él pensaba en todas las posibilidades que habría de contarle, mientras que yo, pensaba como había llegado hasta eso.

Llegamos y aparqué el coche, bajamos y caminamos atravesando el campus para entrar a nuestro edificio.  Una vez en la habitación, ni bien dejamos las cosas en las camas, él me miró.

 

-        ¿Y bien? – habló ansioso.

-        Hace un mes y poco más, me llamó mi madre. Yo vivía en la capital del país, sólo, y me dijo que nuestro padre estaba realmente enfermo. Volví lo más rápido que pude y permanecí aquí todos los días hasta el último suyo – hablé mientras suspiraba, no quería entrar en detalles. -, pensé que no sería tan fuerte, así que intenté suicidarme. Sai es mi hermano menor, el más unido a mí, también, él fue quien me encontró casi muerto en mi habitación. Desde ese día él está así. Lleva poco más de dos semanas en ese estado, aunque ahora al menos ya mira algo más que un punto fijo y vacío.

-        Yo… lo lamento. – se disculpó de inmediato, realmente apenado.

-        Me enviaron a este dormitorio ya que temían que lo intentara de nuevo, así que pensaron que un compañero de habitación sería la solución. Incluso el edificio estuvo arreglado.

-        ¿Por qué lo dices? – preguntó confundido.

-        Bueno, me encontraron en mi baño privado. Por eso. En un baño común es menor el riesgo. – expliqué.

-        ¿Cómo pudiste pensar en eso? – preguntó sin entender. – Quiero decir, yo también perdí a alguien muy importante para mí; pero no podría haberlo pensado, siquiera. – dijo por lo bajo.

-        Dilo, di lo que piensas. – le pedí.

-        Eso pienso.

-        ¿No me dirás que soy un imbécil? – pregunté.

-        No, por esto no. Tal vez no puedo entenderlo, a lo mejor y no me queda claro cómo pudiste pensar que esa era buena idea; pero no te diría nada así por eso. Preferiría que no lo intentaras de nuevo.

 

Me había dejado callado. Esperaba gritos, insultos, uno que otro golpe, igual que lo había recibido antes; pero nada.

 

-        ¿Quién lo hizo? – preguntó al verme.

-        ¿Eh?

-        Supusiste que haría algo así, ¿quién lo hizo?

-        Mi hermano mayor, su novio, mi madre. Y en realidad ahora mismo no hablo con ninguno. – dije honesto.

-        Bueno, yo no lo haré; pero tienes que prometerme algo. – habló muy seguro.

-        ¿Qué quieres?

-        Que me prometas que, si lo piensas, si te sientes mal, me lo dirás y me dejarás ayudarte. No quisiera que lo intentes de nuevo. – dijo de manera muy sincera.

-        De acuerdo, te lo debo, más si me acompañarás con Sai.

 

Noté su sonrojo, y se puso de pie, se quitó las gafas, removió su suéter y quedó en una playera lo suficientemente pegada como para hacer notar su cuerpo tonificado.

 

-        A ver, ponte las gafas. – pedí. No sólo era un espectáculo a mis ojos, lo sería para el resto del mundo. Se puso las gafas, que eran grandes, cubrían por completo desde debajo de sus cejas, hasta debajo de los pómulos. Se veía excesivamente bien.

-        ¿Y?

-        Inténtalo así mañana. – declaré mientras me volteaba para quitarme los lentes de contacto. No sería bueno seguir viendo aquello.

-        Gracias.

 

Se metió al vestidor de nuevo, escuché, y busqué a tientas mi pijama, la tomé y me cambié rápidamente, al terminar le avisé y de inmediato salió. Nos recostamos y se durmió muy rápido. Yo por el contrario no podía parar mi mente, ¿había sido mi imaginación o se preocupaba mucho?

Sólo había una manera de averiguarlo, y, lamentablemente, no me atrevería. No aún.

Notas finales:

Espero les haya gustado, y espero que me sigan escribiendo, dejándome sus opiniones y dudas, sí, eso te incluye Isabel, te estaré vigilando hasta que me preguntes jajaja

Y definitivamente no podía faltar mi mención a AUL, el review más largo que he recibido y también uno de los que más me ha hecho reír, por cierto, claro que hablaré de eso, iremos tocando puntos diferentes en cada parte de la historia, aunque, también se entenderá más adelante lo del olfato :x

Les quiero a todos, gracias por leer.

Buenas a todos.


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