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Las flores blancas adornaban las mesas, los pasillos. Una melódica música se escuchaba en todo el lugar, las personas hablaban, reían, bromeaban, felicitaban a la feliz pareja que ese día había unido sus vidas por siempre.
Los esposos charlaban entre sí en la mesa asignada para ambos… se veían felices, alegres y sus amigos alrededor admiraban esa felicidad.
-Gracias por permitirme pasar contigo el resto de mi vida, Akashi Kouki.- Sonrió un pelirrojo. Ambos rieron.
-Solo espero que estemos juntos por siempre, por el resto de nuestras vidas, Sei.- Kouki le beso. Al separarse tomaron sus copas, brindaron sin quitar sus sonrisas de sus rostros.
-¡Son los Akashi!- Escucharon la pareja una voz muy conocida por ambos. –Les deseo lo mejor chicos.- Sonrió el rubio llamado Kise Ryota. Kouki y Seijuro le sonrieron en agradecimiento y se colocaron sobre sus pies para ir con sus amigos; Seirin, la generación de milagros y sus parejas, sus familiares. La fiesta de los recién casados apenas empezaba.
…
Los cuentos de hadas son solo eso, existen en un mundo de hadas… en un mundo que no existe… en la realidad la vida es muy diferente, en ella te pasan cosas de las cuales no tenías ni idea que te pasarían. Cosas que te hacen preguntarte el porque te pasan… que te hacen preguntarte si fuiste una persona malvada para merecer tal cosa… gritas… lloras… sufres…
. . .Dos días atrás. . .
Las sábanas blancas de la enorme cama en la habitación de Seijuro se encontraban arrugadas, estas escondían a Akashi Seijuro y Furihata Kouki. Pareja de novios que llevaba ya varios años de noviazgo, y en ese justo momento se encontraban disfrutando del calor que desprendía el cuerpo el otro, estaban en el momento de demostrarse amor.
Akashi penetraba a su pareja Kouki, con movimientos lentos, mientras le besaba, mientras Kouki le envolvía las caderas con sus piernas, arañaba su espalda y jadeaba debido al enorme placer que su novio Akashi le hacía experimentar.
-Te amo, Kouki.- Le acaricio, beso y dio leves mordidas al cuello de su pareja con sus labios.
-Sei…- Gimió –Te amo más…-
Momentos después la pareja disfrutaba un debido descanso en los brazos de pareja, dándose mutuamente leves carisias en los brazos, muslos, cuellos, rostro, todo eso solo con la necesidad de sentirse.
-Déjame amarte siempre, Kouki- Le beso –Permíteme abrasarte siempre.- Le rodeo con sus brazos acercándole aún más a él.
-Tendremos toda una vida para demostrarnos amor, para ser felices, Sei.-
-A veces siento que no te abrazo lo suficiente. – acarició el rostro de castaño. –Que no te digo que te amo lo suficiente, mi corazón se ha sentido angustiado estos últimos días.- Los ojos algo cristalinos de Akashi le demostraron a Kouki que el pelirrojo hablaba en serio, su mirada reflejaba a su preocupada alma.
-Tal vez sean nervios de la boda, Sei- Kouki sabía que eso no era, pues la mirada de Akashi reflejaba algo más serio. Akashi negó.
-Ojala fuese eso. Kouki.- Sujeto con firmeza el rostro de su pareja. –Nunca olvides que te amo, por favor…- Una traicionera lagrima resbalo de uno de sus ojos. -… Quédate conmigo toda una larga vida.-
-Te prometo que siempre estaremos justos, cuidaremos uno del otro, no importa cómo, pero así será.- Y se besaron, demostrándose amor, necesidad.
…Tiempo actual…
La pareja bailaba en el centro de la pista, sumidos en un mundo donde solo ellos dos estaban, donde solo ellos dos eran felices.
-Te amo tanto, Kouki.- Seijuro susurro cerca de los labios de su sonrojada pareja.
-¡N-no digas cosas tan vergonzosas con tanta gente!- Kouki escondió su rostro sonrojado en el cuello de su pareja.
-Lo digo porque es lo que siento por ti. La persona que cambio por completo mi mundo, me dio la esperanza de vivir, me enseño ser buena persona.-
-Sei… También te amo.- Se sonrojo aún más y le beso de una manera tierna y cariñosa.
-Eres lo mejor que ha pasado en mi vida.- Al separarse Seijuro le revelo otra vez lo que su corazón sentía.
…
-¿Ya le dijiste, Furihata-kun?- Pregunto Kuroko a su amigo.
-Aun no, lo tengo como regalo, justo iba a ir por el ahora y decírselo públicamente- Susurro.
-Amara eso, Furihata-kun, y supongo que te lo demostrara en la noche de bodas.- Sonrió con picardía Kuroko logrando sonrojar al castaño.
-¡Kuroko!- Kouki hizo un puchero. – ¿Y tú? ¿Cuándo te casaras con Kagami?- Kuroko al escucharle un pequeño sonrojo apareció en su rostro y volteo a otro lado.
-…Pronto…- Fue todo lo que dijo, Kouki negó y sonrió.
-Recuerda que también eres hombre, puedes pedírselo tú a él.- Opino Kouki.
-Me gustaría más si él es quien lo pide.- Susurro con un puchero. Kouki animo mentalmente a sus amigos, para que uno de los dos se decidiera ya a dar ese gran paso. –Tal vez…- Empezó a hablar Kuroko. –Tal vez si se lo pida. Akashi-kun y Furihata-kun se veían muy enamorados en el altar, aun más a la hora de los votos. Felicidades por la boda, Furih…- Se detuvo a sí mismo en media frase negando con la cabeza. – Felicidades por la boda, Akashi Kouki.- Sonrió con sinceridad.
-Gracias, Kuroko.- Ambos con el tiempo se habían hecho bastantes amigos, confiaban bastante en el otro, se querían casi como hermanos verdaderos. –Serás muy feliz con Kagami, Kuroko.- Le tomo de las manos y las apretó.
-Lo sé, Akashi-sama.- Kouki se sonrojo salvajemente y regaño a Kuroko por molestarle con el apellido que ahora portaba. –Ya, ya, vamos por el regalo de Akashi-kun, quiero ver su cara y la tuya cuando se lo digas.-
Ambos chicos bromeando, riendo y platicando de cuanta cosa se les ocurriera, se alejaron de la fiesta, para volver luego. Kouki quien llevaba un sobre blanco en una de sus manos mientras regresaban a la fiesta, se encontraba muy nervioso, Kuroko a su lado trataba de calmarlo.
Todo mundo disfrutaba la unión de Akashi y Furihata. Todos se levantaron ese día con la idea de disfrutar este momento junto a la pareja, y la pareja solo deseaba ser feliz, estar juntos y formar un hogar en un futuro pronto. Pero el destino es cruel, el mundo es cruel, el humano es cruel.
Hay algo en este mundo que se encarga de decirte que la felicidad no dura, que te la pueden arrebatar en un instante, cuando te distraes un momento, puedes a ver perdido todo lo más preciado para ti.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Otro tras otro era lo que se escuchaba seguido de los gritos de terror de los invitados. Unos corrían, otros caían, los disparos seguían y un tipo rubio gritaba a todos que murieran mientras disparaba a todos lados con las pistolas, una en cada mano.
Akashi corría viendo a todos lados esperando encontrar a su esposo, pero no podía encontrarle, y su corazón cada vez dolía más. Podía ver con pánico como todos corrían tratando de huir, veía como varios de los invitados caían, y no podía creerlo, ¿cómo era posible? ¿Cómo paso eso? la seguridad ahí era una prioridad, ¿cómo los burlaron? Su vista se topaba en todas las direcciones pidiendo encontrar a su esposo.
-TE MATARE! NO TE ACERQUES!- Miro como Kagami trataba de distraer al tipo rubio tirándole una silla, el rubio desquiciado rio como loco al ver que la silla no le toco, luego lloro y grito, llevo una de sus pistolas a su boca.
-ESPERA MALDI…- Y se disparó a sí mismo, provocándose la muerte.
La gente alrededor seguía corriendo, las sirenas de las policías y ambulancias se escuchaban cerca, pero nada de eso a Akashi le importaba, solo había una cosa en su mente; encontrar a su esposo, Kouki.
La gente dejo de gritar al ver a la policía entrar armado, el tipo loco estaba muerto, solo llantos y sollozos quedaban en ellos.
El césped se pintó de rojo, los trajes manchados, los corazones dolidos y el cuerpo sin vida de Kouki descansaba sobre uno de los sillones grandes y blancos, que ahora se encontraba manchado de rojo. El sobre blanco se encontraba apretado en una de las manos del castaño, y sus ojos parecían mirar algo en la distancia, pero no era así, estos ya no tenían brillo, no tenían vida.
-No.- Akashi callo de rodias ante lo que veía, su Kouki. –No es posible. ¡No!. –Sus manos temblorosas se levantaban tratando de tocar a su esposo Kouki. De sus ojos furiosas y descontroladas lágrimas salían. –¡Me prometiste estar conmigo una larga vida, prometiste no dejarme!- Akashi tomo el rostro de su amor y lo acaricio, lo besaba esperanzado de que este volviese a respirar. –¿Por qué tú? Dios no.- Tomo sus manos encontrándose el sobre, lo tomo llorando y no pudo evitar abrirlo. Lloro y grito aún más al saber que su futuro con la persona que más amaba se había acabado. Lloro aún más al recordar la sonrisa de Kouki, al recordar su toque, su voz, lloro al saber que nunca más podría volver a verle.
El sobre decía “Positivo” a la prueba de embarazo de Kouki, con siete semanas.
-Te prometo que siempre estaremos justos, cuidaremos uno del otro, no importa cómo, pero así será.-
. . .Fin. . .