Habían pasado ya unas semanas desde que Sasuke y yo habíamos comenzado a salir como pareja, todos en la escuela ya sabían, claro estaba, después de todo había tenido su proyecto y me había invitado, efectivamente me limité a darles cosas que ya conocía, y las que no Sasuke me las describía. Había visto como armaban un robot desde piezas por separado hasta que finalmente funcionaba al cien. Mi práctica se había cancelado, ya que muchos no podrían asistir y no se había llegado al cupo mínimo.
Yo seguía sopesando la idea de comenzar veterinaria al mismo tiempo; pero cada vez me daba más miedo al ver que la relación con Sasuke no era tan complicada como había pensado en un inicio. Ambos hacíamos todo lo posible por vernos lo más seguido posible, yo seguía yendo a sus presentaciones, él seguía cantando algunas canciones, donde me había admitido que todas las que cantaba, desde la primera vez, eran para mí, y otras veces salíamos a cenar o volvíamos a su casa, ya que se había dado cuenta muy rápido del cariño que le había tomado a Saki.
Sasuke seguía sacando a tema la segunda carrera cada vez que nos veíamos, y yo seguía mintiendo, alegando que no tenía el tiempo suficiente para mantener dos carreras ahora mismo. Era evidente que él no creía en esa excusa que le ponía; pero tampoco quería decirle que temía que entrando a la segunda carrera las cosas se complicaran con él a tal punto que termináramos pronto.
Y así avanzaron los meses, meses donde Sasuke no dejaba de mencionar la carrera, donde yo seguía ocultándole el verdadero motivo por el que no comenzaba hasta que no pude más, necesitaba hablar con alguien. Quedé de ver a Neji en casa, un día que sabía que no vería a Sasuke, y aprovechaba que Deidara estaba en casa. Dei ya tenía empleo; pero estábamos bien juntos, lo extrañábamos por lo que se había quedado.
- ¿Qué sucede, Naru? – preguntó Deidara una vez que estuvimos los tres juntos.
- Tengo algo que contarles.
- Dinos, ¿todo está bien con Sasuke? – preguntó Neji de inmediato.
- Sí, con él todo va perfecto, no es de él. Hace unos meses, cuando él y yo comenzábamos a salir y fui a su casa por primera vez me presentó a su cachorrita, y entre la charla le confesé algo que no les he contado. – admití.
- Bueno, habla. – invitó Deidara con calma.
- Hace unos años, cuando visité a mis tíos, trabajé con Tsunade en un hospital, ella es veterinaria – le expliqué a Neji. -, de inmediato me di cuenta que amaba eso, quería dedicarme a los animales; pero cuando le dije a mis padres se rehusaron. La única carrera que pareció agradarles, que tuviera algo que ver, fue biología marina, que, aunque me encanta, no es lo mismo.
- ¿Y por qué lo dices apenas? – me preguntó Neji sorprendido.
- Ese día que le conté a Sasuke me dijo que podía intentarlo, podía hacer ambas carreras al mismo tiempo, y es que ya lo había pensado; pero cuando me lo dijo me di cuenta que no podría, sé que si lo hiciera ustedes lo entenderían. Un par de años de no vernos mucho, o casi nada, podría no ser nada; pero no podía hacer eso teniendo una relación. Me había decidido cuando Sasuke siguió mencionándolo cada que nos veíamos, aún lo hace. – mi tono de preocupación era notorio, no sabía qué hacer, ya que quería ambas cosas, quería intentarlo; pero quería mi relación con Sasuke.
- ¿Le has contado que temes por su relación si lo intentan? – preguntó Deidara.
- No, no he tenido el valor.
- Bueno, quizá deberías comenzar por ahí con él. – habló Neji.
- Naruto, él ha esperado por ti tantos años, que verte ocasionalmente por unos pocos años más, no creo que vaya a alejarlos. – declaró Deidara.
- No es igual, no es lo mismo tener que soportarlo porque no somos nada, a tener que soportarlo, y menos si llevamos saliendo ya unos meses. – atajé.
- Más a tu favor, Naruto. Llevan ya un tiempo saliendo, y si por dos años no tienes tiempo para nadie más, creo que todos, y también incluyo a Sasuke, podríamos entenderlo. – me dijo Neji en forma de apoyo.
Quizá tenían razón, posiblemente si lo hablaba con Sasuke podríamos buscar una solución desde antes de que entrara a la segunda carrera, si decidía hacerlo. No lo sé, a lo mejor me acompañaría a algunas prácticas de biología, o quizá podríamos limitarnos a vernos algunos días en fin de semana; pero no tenía manera de saberlo si no lo hablaba con él.
Cuando terminó ese tema, pasamos a otro no tan diferente, Neji nos contó cómo iban las cosas con Shikamaru, que se oía que lo quería mucho, también, iban de maravilla, aunque llevaban pocos meses menos de pareja que Sasuke y yo. Luego de eso Deidara nos platicó un poco de aquel chico que tanto le gustaba desde siempre, que resultaba ser nada más y nada menos que Itachi, que al fin había conseguido que aceptara salir con mi hermano, de menos para conocerlo. La verdad es que habían congeniado enseguida, y luego me había enterado que Itachi había tenido una relación de seis años con un chico llamado Kisame, que había estudiado con ambos en el colegio y desde entonces se conocían, y por eso se había negado en un principio.
Al caer la noche Neji se marchó a su casa y yo me dispuse a hacer los deberes que no hice en la tarde por tener esa platica tan necesaria. Ya hablaría con Sasuke al día siguiente, por ahora tenía que concentrarme en la tarea que tenía que presentar.
Al día siguiente estaba terminando mi última clase cuando noté que Sasuke me esperaba afuera de mi aula. No tenía ni idea de cómo comenzaría el tema; pero tenía muy en claro que tenía que hablarlo con él ese mismo día, sin importar lo que sucediera. Nos dieron la salida y casi corrí para encontrarme con él.
- Hola, Naru. – saludó, llevaba un par de meses llamándome así, cosa que me encantaba.
- Hola. – saludé besándolo fugazmente.
- ¿Harás algo hoy? ¿O podré tenerte para mí? – preguntó con su tono de voz coqueto.
- Vamos. – accedí rápidamente.
Salimos de la universidad juntos, íbamos de la mano y nos dirigimos a su casa sin reparar en ello, lo cual era perfecto, estaríamos solos y podría hablar con él adecuadamente de todo ese asunto. Llegamos y Saki corrió a la entrada a recibirnos, como había predicho sólo había crecido un poco, era bastante pequeña, se había mantenido a la altura de casi 30 centímetros, lo cual era común entre la raza.
- Sasuke. – lo llamé una vez tuve a Saki entre mis brazos. Mirarla así, y sentirme tal feliz de cuidar de ella cada vez que venía me hizo decidirme en ese momento. Sí quería estudiar veterinaria, realmente lo quería.
- Dime. – respondió sin mirarme, estaba dejando sus cosas ordenadamente, como siempre.
- Hay algo que quiero hablar contigo. – anuncié.
- Te escucho. – declaró volteando a verme, sonriéndome con dulzura y cariño.
- He pensado mucho, mucho en lo de la carrera. – aventuré.
- ¿Y? – su emoción desbordaba, se había entusiasmado más de lo que imaginé.
- Sí quiero estudiarla, quiero intentarlo; pero sólo tengo un problema con ello. – confesé.
- ¿Un problema? ¿Qué sucede?
- Ayer vi a Neji y a Deidara, les comenté la situación. Por ellos no tengo ningún problema, ambos me apoyan como esperaba de ellos, mi problema es respecto a nosotros. – una vez dije eso me percaté de lo mal que lo había dicho, y me sentí aún peor cuando Sasuke perdió la sonrisa que últimamente tenía siempre que estábamos juntos. – No, perdón, no me refiero a eso, sino… si intento la segunda carrera apenas tendré tiempo, Sasuke, quería hablarlo contigo porque no quiero dejarlo, no quiero que esto termine porque he decidido hacer eso. – aclaré.
- Por un momento me asustaste, idiota. – me dijo mientras se tranquilizaba. – Hay muchas cosas que podríamos hacer para que funcione la relación de todos modos.
- ¿Cuáles? Porque yo había pensado que quizá podríamos vernos a veces los fines de semana, los que no estuviera tan ocupado, o quizá…
- O podríamos vivir juntos. – aventuró lo suficientemente serio para darme a entender que no bromeaba, y al mismo tiempo con una sonrisa tan tierna para que supiera que no lo decía sólo por decirlo.
- ¿Qué? – estaba sorprendido, esperaba muchas cosas, excepto esa.
- Lo que te dije, mira, sí, podemos buscarle mil soluciones, y podríamos incluso aplicar varias de ellas al mismo tiempo; pero habrá veces en las que simplemente no se podrá. No podremos faltar tanto a clases, tampoco a las prácticas, llegará un momento donde no coincidan nuestros horarios y no tengamos el mismo tiempo disponible los fines de semana, e incluso habrá veces en las que alguno de ambos deba viajar, así que la mejor opción es esa. Vivir juntos. Y no, no lo digo sin pensarlo, en realidad llevo un par de meses pensándolo, no sólo por tu segunda carrera, sino porque últimamente se ha hablado mucho en mi carrera de hacer un viaje por, aproximadamente un mes, a otro país. Y luego de ese quieren que viajemos un poco más, por menos tiempo. El primer viaje sería una competencia a nivel mundial. – explicó.
- Sasuke, no sé si sea la mejor opción. – confesé.
- Escucha, es una posibilidad, y no lo digo por tenerte forzosamente conmigo. Lo digo porque lo pienso, porque me gustaría probar esa experiencia contigo; pero si tú no te sientes cómodo o listo, está bien, lo entenderé. Sólo creo que debemos analizar todas nuestras opciones, y más si estás ya seguro de querer comenzar esa carrera.
Por una parte, Sasuke tenía mucha razón, teníamos que analizar cada opción que tuviéramos, y vivir juntos era una en la que no había pensado; pero se notaba que Sasuke sí lo había hecho y mucho.
- ¿Y cómo esperas que funcione? ¿Dónde viviríamos? – comencé a preguntar nervioso.
- Para empezar, quizá en un principio estaríamos juntos sólo en las noches, lo acepto, y los pocos ratos libres que tengamos; pero eso podría ser sólo el inicio de algo más, después de todo no tendremos este horario ajetreado toda la vida. Y podríamos vivir aquí, o buscar otro sitio. Itachi lleva un par de meses buscando a donde irse, quiere vivir solo, aparentemente le emociona la idea ya que tu hermano le ha contado mucho de cuando él vivía en su propio apartamento. – contestó casi de inmediato.
- En serio lo has pensado. – dije por lo bajo.
- Bastante. Tiene sentido, al menos para mí.
- ¿No crees que llevamos poco para intentarlo? – pregunté casi en susurro. Estaba nervioso, una parte mía quería decir que sí, quería no detenerse a pensarlo; pero tenía que pensarlo, tenía que ver todo lo que conllevaba esa decisión.
- Sí, 17 años son muy pocos años para pensar en vivir juntos. – dijo bromeando, recordando cuando me pidió ser novios.
- Idiota. – respondí riendo. – No sé qué tan loco tienes que estar para proponerlo a tan poco de estar saliendo; pero sí sé que yo debo de seguirte el paso por estarlo considerando tan seriamente. – respondí aun riendo.
- Piénsalo, no tienes que responder justo ahora; pero medítalo, háblalo con tu hermano si quieres. – me dijo antes de acercarse a mí y besarme suavemente.
- Lo pensaré, lo prometo. – accedí.
Luego de esa intensa charla pasamos una tarde normal, como si no hubiéramos hablado de un tema tan serio, aunque claro, yo pretendía al igual que él. Ambos sabíamos lo importante que había sido esa plática. Tendría que tomarle la palabra y hablarlo con Deidara; pero eso no podría esperar a que tuviera el tiempo de hacerlo, tenía que hablarlo con él, ya.