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Fan número uno. por DanTamMu13

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Notas del capitulo:

Es probable que termine pronto, como máximo 25 capítulos, sólo les aviso. Otra cosa, este domingo subiré el primer capítulo del fin en conjunto, además, les dejaré arriba el siguiente capítulo de segunda oportunidad y de este mismo fic ya que me ha salido un viaje de improvisto, los subiré en plena madrugada y de ahí nos leeremos hasta el viernes, chicos.

Tres días más pasaron desde que había tomado mi decisión y en esos días habíamos hablado acerca de dónde vivir, hasta que Deidara cedió antes de que nosotros siquiera buscáramos algo, pensábamos buscar un sitio al cual irnos; pero Deidara, bajo el argumento de “son chicos, no trabajan, no mantendrían un sitio que no les pagan, por ahora” tomó sus cosas y salió de la casa que compartíamos desde hacía unos meses, nuevamente.

Tenía razón, claro que la tenía, sabíamos desde un principio que mis ahorros los usaría para la carrera, por lo que nos quedaban los de Sasuke, que tampoco serían eternos. Itachi había buscado casa por su cuenta también; pero como nunca había vivido solo era más quisquilloso que Deidara, eran parecidos a nosotros en muchos aspectos.

 

Al día siguiente de la partida de Deidara de la casa, Sasuke trajo todas sus cosas en dos viajes, los cuáles yo esperé en casa. Desde el primer viaje trajo a Saki, quien parecía sentirse ajena desde el momento en que piso la casa, de todos modos, la tomé entre los brazos y la llevé al jardín, que era un poco más grande que el de la casa de Sasuke, claro, nos había costado tener una casa un poco más pequeña; pero no le daba mayor importancia. Saki pisó el césped y comenzó a caminar por todo el lugar, como si buscara agradarle, no cabía duda que todo se parecía a su dueño.

Antes de que pudiera ver si Saki estaba cómoda o no Sasuke había vuelto con sus pertenencias, ambos viajes los había realizado en el automóvil de Itachi, afortunadamente.

 

Metimos las últimas cajas de su mudanza y regresó a su antigua casa para devolver el auto, y en media hora ya había regresado, totalmente dispuesto a comenzar a desempacar, por lo menos lo más necesario.

 

-        ¿Quieres ayuda? – le pregunté al verlo abriendo cajas y sacando sus cosas.

-        No, no te preocupes, seguro tienes cosas importantes que hacer. – me dijo tranquilamente.

-        Sólo tengo que ir a la universidad, tengo que presentar la carta petición para ver si me aceptan en la carrera iniciando el siguiente semestre o si me tendría que esperar uno más. – le expliqué.

-        ¿Lo ves? Anda, ve. Mientras yo desempacaré un poco; pero te lo digo ahora, pediré de comer y es mi turno elegir. – dicho eso se dio la vuelta, sonriéndome de lado, como si presumiera que fuese su turno elegir la comida, y me jaló hacia él por la cintura para besarme.

 

Respondí el beso al instante, jugando con sus labios mientras sentía más presión en la cintura, yo, por mi parte, pasé mi brazo izquierdo por su nuca, mientras que enredaba mi mano derecha en su cabello negro. Por supuesto que podía acostumbrarme a eso, claro que aceptaría ser sorprendido así ocasionalmente, y, evidentemente podía hacerme rápidamente a la idea de despertar a su lado todos los días de ahora en más.

 

-        Ahora sí, ve. – me dijo una vez nos separamos de ese beso.

-        Creo que puede funcionar tu idea de vivir juntos. – le dije bromeando refiriéndome a ese beso.

-        Y lo que te espera. – ante su comentario en voz coqueta me había sonrojado; pero había sido peor cuando me había guiñado un ojo después de eso.

 

Sin responderle tomé mis llaves, la cartera que siempre cargaba y salí de nuestra casa, sonaba rarísimo decir nuestra; pero eso era, ahora era nuestra casa, y estaba bien con eso, estaba más que bien, estaba realmente contento con esa decisión.

 

Fui a la universidad caminando sin ningún problema, después de todo, lo hacía todos los días, aunque era extraño tener que ir en fin de semana; pero es que entre semana no tenía tiempo para hacer esos trámites.

Una vez llegué pregunté por la directora de carrera, que, para mi suerte, era una profesora agradable, la conocía desde la secundaria, por lo que los nervios que sentía habían disminuido mucho.

 

-        ¿Naruto? ¿Qué te trae por aquí? – preguntó sin pensarlo la profesora Kurenai.

-        Hola, Kurenai – me había acostumbrado ella misma a que la llamara así poco tiempo luego de conocerla. -, quiero ingresar mi aplicación para veterinaria. – le conté de inmediato.

-        ¿No estabas estudiando algo diferente? – preguntó desconcertada.

-        Biología marina, quiero estudiar ambas. – declaré.

-        ¿Ambas? Naruto, son dos carreras muy exigentes.

-        Lo sé; pero seis años estudiando no son una opción, y no puedo estudiar sólo veterinaria, ya que la condición es que termine biología marina. – le expliqué seguro.

-        Bueno, deberás estar consciente que no tendrás tiempo libre si ingresas. – amenazó.

-        Lo sé, ya lo he pensado, llevo meses pensándolo; pero al fin me he decidido, y no importa. 

-        Vale, dame unos minutos.

 

Kurenai se dio la vuelta, buscando entre sus gavetas un folder en específico, al hallarlo tomó unas 10 hojas que venía engrapadas, entregándomelas y pidiéndome que tomara asiento en su sillón, recargándome en la mesa de centro.

Revisé las hojas cuando estuve sentado, y cinco de ellas eran un examen de conocimientos generales, al parecer era requisito, aunque estuvieras ya en la universidad. Me dispuse a contestarlo y es que no era tan bueno en los exámenes, era muy lento y dudaba mucho.

“Recuerda, respóndelo y pasa a lo que sigue, no lo revises”, recordaba el consejo que Sasuke me había dado desde la preparatoria, y así me obligué a hacerlo. Me tardé dos horas en terminar el examen, tiempo límite, además, y sin fijarme ni reparar en ello pasé automáticamente a la forma.

Me pedían una explicación escrita de una hoja completa donde argumentara los motivos por los cuales quería estudiar esa carrera, y, después de eso venía una hoja médica, donde tenía que comentar mis alergias y si tenía alguna enfermedad de gravedad o, al menos, de importancia.

 

Eso me tomó mucho menos tiempo, una hora extra, quizá, y luego de eso se lo entregué a Kurenai, quien me pidió de volviera a casa, sabría si me admitirían en los siguientes días, y también me dirían cuándo comenzaría, aunque sólo me dijo que era muy probable que comenzara hasta el siguiente semestre, cosa que me ayudaría mucho, sobre todo ahora que apenas sabría lo que era vivir con Sasuke.

 

Salí de la universidad y busqué en mis bolsillos el celular que, creía, traía conmigo; pero al no encontrarlo en ningún sitio, haciendo memoria, lo había dejado en la mesa del comedor, así que seguí mi camino, con un poco de prisa ahora tras saberme incomunicado, y más cuando tenía un novio que se preocupaba como Deidara, o quizá peor.

Llegué a la casa y Sasuke me esperaba en la sala, sí estaba algo preocupado; pero había intentado calmarse lo mejor posible pensando que seguía en la universidad. Le conté lo que había tenido que hacer en ese tiempo y él me calmó diciendo que todo estaría bien, que lo pasaría sin ningún problema y pronto estaría en la carrera que quería.

 

-        Con eso en mente, ven, comamos. – me dijo tomando de mi mano, llevándome a la cocina. Ahí esperaba una comida, claramente casera, lo que me hizo sonrojar de inmediato. Había preparado ravioles rellenos, con carne a la bolognesa, había dos copas de vino tinto ya servidas, y él sólo me llevo a mi lugar.

-        Sasuke, dijiste que pedirías, ¿por qué? – pregunté atónito mientras me sentaba.

-        Naruto, hoy es el primer día que viviremos juntos, no podía sólo llamar a un lugar para que nos trajeran comida, no sería tan especial. – aseguró ocupando su sitio.

-        Vaya que eres un idiota. – dije riendo.

-        Tal vez.

-        Espera, lo merece. – hablé antes de que comenzáramos a comer, tomé mi copa elevándola frente a mí. – Por lo que falta por llegar. – anuncié a modo de brindis.

-        Por lo que falta por llegar. – accedió al instante, chocando ligeramente nuestras copas y bebimos un sorbo.

 

Comimos mientras charlábamos, hablábamos de cómo funcionarían las cosas ahora, había cambiado, días antes de que él llegara, todas mis cosas de habitación, ocupando ahora la habitación principal de la casa. Ya estaba lista; pero no le había comentado aún, además, le había preparado un estudio en la habitación de huéspedes y yo mismo me había hecho uno en la antigua habitación de Deidara, dejando la mía libre por si teníamos visitas de algún tipo. Había usado un poco del dinero de mis ahorros; pero bueno, era lo menos que podía hacer.

 

-        Olvidé decírtelo – comenté de pronto. -, no dormiremos en mi habitación.

-        ¿Por qué no? – preguntó sin comprender.

-        Bueno, asumo por lo que preparaste que no desempacaste nada, realmente – dije adivinando, y él, hallándose culpable sólo rio un poco. -, eso es bueno, ocuparemos la habitación principal, es más amplia. – le dije sonriendo.

-        ¿Estás seguro? Ahí es donde… - comenzó seguro.

-        Eso no importa, cambié los muebles. – lo interrumpí adivinando lo que diría.

-        ¿Y el idiota soy yo? – preguntó sonriendo.

 

Idiota era nuestra peculiar manera de apodarnos cada vez que el otro hacía algo suficientemente dulce o tierno como para apenar un poco al otro, y, a decir verdad, me hacía extremadamente feliz cada que me llamaba así.

 

Apenas terminamos la comida que él había preparado salimos y comenzó a desempacar, ahora sí, y en esta ocasión, sin preguntarle, comencé a ayudarle también. Abrimos demasiadas cajas para un solo día, habíamos conseguido sacar toda su ropa y sus cosas personales, subimos las escaleras y le mostré la habitación que se hallaba al fondo del pasillo del lado izquierdo, era la habitación que sería nuestra. Entramos y le mostré el vestidor que mis padres habían puesto hacía muchos años atrás. Era enorme, y sería sencillo dividirlo por la mitad para ambos, era más que suficiente. Luego colocó sus cosas en orden, unas en el baño, otras en la cajonera que teníamos, justo bajo un espejo grande para evitar cubrir al otro cuando nos alistáramos. Los muebles que había puesto eran de color chocolate, para hacerle juego al vestidor, en realidad. La cajonera contaba con cuatro cajones profundos, dos para cada uno; la base de la cama era el mismo color, era baja para evitar accidentes de cualquier tipo, y le había comprado un colchón ortopédico ya que, desde siempre, había sufrido de problemas de espalda, era una cama King size, así podríamos movernos cuanto quisiéramos. Por ambos lados de la cama había acomodado dos pequeños muebles, cada uno con su respectiva lámpara y un cajón para guardar nuestros respectivos trabajos y demás.

 

-        Definitivamente, eres un gran idiota. – me dijo mientras contemplaba la habitación.

-        Te quiero. – le dije buscando su abrazo, el cual me dio al segundo.

-        Te quiero, Naruto; pero venga, falta mucho todavía. – agregó antes de besarme fugazmente.

-        Vamos.

 

Bajamos nuevamente para continuar acomodando sus cosas, y cuando llegó a sus pertenencias que mantenía en su viejo estudio, decidí contarle la verdad.

 

-        No sé cómo era tu viejo estudio; pero prometo que hice mi mejor esfuerzo. – le dije justo abriendo la puerta.

 

Era totalmente su estilo, o eso me parecía. Todo el en blanco y negro, las paredes eran blancas y contrastaban con el librero de pared a pared de color negro. El escritorio era blanco también, y bajo de él había una alfombra era negra. Todo lucía ordenado y perfecto, su silla era ergonómica y de color negro mate, lo hice pasar, y se asomó de inmediato al librero, encontrando unos pocos libros, mismos que sabía que le gustaban mucho.

 

-        Me dijiste idiota por la comida y me haces esto. – replicó antes de pensar en comenzar a acomodar sus cosas.

-        Necesitabas uno, lo sabía muy bien. – le confesé.

 

Se acercó al escritorio a dejar sus cosas y vio un portaretratos de forma curveada donde había puesto una foto nuestra, una de las pocas que teníamos estando ya juntos. Terminó de acomodar sus cosas y yo sólo lo miraba desde fuera, Saki llegó a asomarse, verificando que seguíamos en la casa, y apenas vio la habitación se quedó a mi lado. Sasuke le había enseñado ya que a su estudio no debía entrar, lo que me hizo suponer que era un poco parecido el que tenía con el que le había hecho.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, espero sus reviews y sigo buscando alguien que este dispuesto a trabajar conmigo en otro fic, mi correo está en la página de mi información.

Gracias por leerme, buenas a todos, los quiero un montón.


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