Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo 19: Últimas semanas
Atrás habían quedado los mágicos instantes que le regaló Hanamichi, como si hubiera recibido una nueva vida, se sentía renovado y dispuesto a pasar sus últimos meses con mejor animo, si en algún momento el cansancio físico, los dolores de sus tobillos o la pesadez de su cuerpo le hacia decaer, solo necesitaba recordar la alegría que le invadió cuando su bebé se manifestó por vez primera y la sorprendente revelación que recibieron por parte de Anglade-san.
Recuerdo de Kaede
Habían transcurrido veintidós semanas desde que su bebé fue engendrado y justo durante el tercer día de estancia en aquel maravilloso paraíso cuando les hizo saber que él también quería jolgorio.
-¡¡¡Yokata!!! -exclamó dejando caer de sus manos los pliegos que Hanamichi le había entregado hacia unos instantes
Hanamichi le miró sabiendo que lo que ha provocado esa exclamación no podía ser malo.
Kaede le devolvió la mirada con una sonrisa tan feliz que Hanamichi comprendió que ese sentimiento de felicidad que había en su rostro no procedía de lo que estaban haciendo.
Se fijo, en su rostro, primero, luego su mirada descendió hasta sus manos acariciantes sobre su abultado vientre, al ver la expresión que se reflejaba en su cara supo que entendía lo que significaba porque al siguiente segundo le rodeaba con sus brazos la cintura y arrodillado a sus pies frotando su mejilla sobre su cuerpo sintiendo las sacudidas que daba su bebé.
-Es... maravilloso, ¿verdad?.
-No me dirá ahora que solo se trata de un embarazo psicológico. -dijo un tanto inquieto por esa posibilidad. Aunque si así fuera, le costaba que su padre no iba a permitir que siguiera creyendo en una mentira.
A menudo le inquietaba pensar que su hijo no podía llegar a buen término, o que estuviera enfermo, o que por alguna razón, debido a que él era un hombre, su embarazo se malograra.
Hanamichi le agarró de la mano, ambos entrecruzaron sus dedos presionándolos entre si, no solo para darse ánimos sino también para prepararse juntos para cualquier eventualidad en tanto dirigían sus pasos en busca de Anglade-san.
La revelación los dejo atónitos. No solamente que todo estaba perfecto, las pruebas así lo confirmaban, si no que estaban esperando gemelos. ¡¡Gemelos!! Esa palabra rebotaba una y otra vez en sus pensamientos y su sonrisa de felicidad no cabía en su rostro.
-Hanamichi, ¿has oído lo mismo que yo? -preguntaba cada minuto que pasaban desde que lo supieron.
-Aha... -murmuraba Hanamichi que no se cansaba de acariciar la tripita de Kaede con amoroso mimo- Eres un prodigio de la vida, un maravilloso regalo el que me haces Kaede, un niño y una niña, unidos durante nueve meses, alimentándose y desarrollándose creciendo unidos, dentro de ti, esperando el momento de nacer para poder conocer a sus padres.
-Pasara tiempo antes que sean conscientes de nuestra presencia -dijo Kaede enternecido mientras acariciaba la cabeza inclinada de su koi- Al principio, solo seremos una presencia que les cuidamos, alimentamos y procuramos que se sientan cómodos y contentos.
-Ellos saben que estamos aquí -dijo convencido- Saben que les queremos, y por supuesto que cuidaremos de ellos, siéntelos, ¿ves? -Unas nuevas pataditas parecieron confirmar sus palabras- nos escuchan por eso están tan contentos.
-Si, se muestran muy revoltosos. -dijo Kaede porque desde su primer movimiento se mueven mucho.
Anglade-san les dió un documental sobre la vida en el seno materno acerca de gemelos y trillizos que les ha dejado impactados después de verlo y tiene que darle la razón a Hanamichi, sus hijos son un maravilloso milagro.
Fin del recuerdo Kaede
Los días transcurrían dejando cada uno nuevas sensaciones o preocupaciones, intentaba tomárselo con calma, hablándole a sus hijos, contándoles lo feliz que se sentía con la certeza de saberles dentro de su vientre, creciendo y dando señales de vida, sus constantes movimientos le llenaban de una plenitud embriagadora, su felicidad era tanta, que se prometía tener paciencia, la misma que ellos tenían dentro suyo, esperado el momento de que sus ojos vieran la luz del nuevo día, el día que nacieran era esperado con ansia.
Cuando les sentía muy revoltosos les acariciaba con suavidad, haciéndoles saber que no estaban solos, que él les acompañaba, que su presencia iba a ser constante, que nunca dejarían de sentirse protegidos.
Y mientras les hablaba, sus miedos se alejaban de su lado, porque confiaba en Hanamichi, confiaba en Anglade-san, confiaba en su padre, o en su hermano, o en su gemela y tenía la certeza que sus hijos confiaban en él, en que haría todo lo posible para tener un alumbramiento tranquilo y él no haría nada que pudiera malograr esas maravillosas vidas que crecían dentro de él. Al mismo tiempo, Kaede estaba experimentando un cambio sorprendente, sus tetillas habían engrosado, adquiriendo volumen y forma hasta convertirse en dos pechos de regular tamaño, cuyos pezones dejaban escapar un líquido blanquecino.
Consultado Anglade-san, sobre ese fenómeno, observó y examinó cada una de sus mamas, haciéndole diversas preguntas, tras el examen concluyó diciéndoles
-Tiene todos los síntomas, hinchazón de las mamás, dolor a la presión, esa agüilla es calostro... -ante sus miradas de extrañeza aclaró- Leche materna, enhorabuena, aunque es una nueva rareza con seguridad durante los primeros días podrás alimentar a tus hijos.
Kaede no se cayó de la impresión porque estaba sentado, pero le faltó poco para desmayarse en los brazos de su koi.