Locura
1ª. Parte: Los cuerpos que danzan bajo la Luna
_ ¿Cómo estas Bruce? ¿Lograste descansar con Superman encima de ti?
Dick se encontraba en la cueva comunicándose con Batman, el silencio en el comunicador, Alfred llega con una bandeja de sándwiches para el joven.
_ Joven Grayson esa no es forma de comenzar una conversación con el amo Bruce.
El menor toma uno de los sándwiches, lo muerde y con la boca llena se disculpa.
_ Lo siento Alfred…
El mayordomo toma el comunicador.
_ Amo Bruce, solo le recuerdo que esa semana de acción con el señor Kent lo dejo con la pelvis desgastada, así que le pido que no haga movimientos bruscos por su salud.
Dick escupe la cena al escucharlo.
_ Al… Alfred…
El mayor lo mira.
_ Creo que esta de mas decirle joven Grayson que estoy molesto, Batman debe estar al cien físicamente y Bruce no lo está, entiendo las necesidades que deben de tener, pero Bruce no es como el resto de la liga, no es un meta humano, soporta el dolor, su IQ es alto, conoce de todo, pero no deseo que por el cansancio y un descuido lo asesinen.
El joven no sabe qué decir, quería reírse ya que el señor de la casa no responde a nada de lo que dicen, tal vez estaba golpeando despiadadamente a uno de los malhechores, desquitándose de la vergüenza que lo estaban haciendo pasar con las preguntas y comentarios.
_ Dicky quita esa cara, lo que te está diciendo, es que Superman se follo duro y fuerte a nuestro viejo sin descanso ni nada y pues llego exhausto, así que está preocupado de que Batman no haga su función como debe de ser.
Alfred mira al que fue el segundo Robin tomar tres de los sándwiches y comerlos rápidamente, Grayson se sonroja por el comentario tan atrevido.
_ Entiendo lo que dijo Alfred, no es necesario que lo expliques…
El mayor de los tres con seriedad responde:
_ Joven Jasón agradecería que no fuera tan…
Este sonríe, tomándose el jugo de naranja para pasarse la comida.
_ Lo siento Alfred, pero a veces a mis hermanos debemos hablarles así, ¿Qué te parece si preparo la cena? Unos cuantos aperitivos no llenaran este estomago.
Guía al mayordomo fuera de la cueva mientras el primer Robin lo mira recriminándole, el menor pasa a su altura, sonríe burlon, sin que Alfred vea, da una palmada rápida en el trasero de Dick haciéndolo saltar por esa acción.
_ Mi querido Alfred, se me antoja algo delicioso esta noche, grande y suave, que tal si lo preparo yo…
El rubor que aparece en las mejillas del primer Robin es épico.
_ Jaaaasón…
Murmura entre dientes para que Alfred no se dé cuenta de lo que paso.
Ni por un segundo Batman los estaba escuchando, había puesto en modo silencioso el comunicador, sus labios y su cuerpo estaban siendo devorados por un alienígena que comenzaba a invadir su vida personal.
_ Agradece que no me interpusiera, cuando ese maleante te golpeo estuve a punto de fulminarlo.
Superman no necesitaba tomar aire, pero Batman sí, lo cual se le dificultaba si su compañero no le daba tregua, había cumplido en no meterse en sus asuntos, había cumplido al pie de la letra respetar los deberes del caballero nocturno, pero después de terminar lo abordaba. El auto del murciélago estaba aparcado a unos cuantos kilómetros de la mansión Wayne, escondido en el bosque, no podía negarse, también lo necesitaba, tanto como el mismo aire, pero nunca se lo confesara, Batman no necesita de nadie. Pero… Y ¿Bruce Wayne?
_ Bruce… quítate el traje, no quiero destrozar otro y terminar discutiendo por eso.
Con la voz que lo distingue como Batman, murmura sonriendo, retándolo.
_ No, esta vez vamos hacerlo como Superman y Batman
El Kryptoniano sonríe, excitándose ante la idea de tomar no solo al príncipe prohibido de Gotham, sino al indomable Batman, comienza a desvestirlo sin quitarle la capucha, el contrario hace lo mismo acariciando el abdomen, deslizando las manos en cada musculo duro del extraterrestre.
_ Un dios…
Susurra entre jadeos al sentir la piel caliente en su cuerpo, Kal-El sonríe al escucharlo, no para en besar cada cicatriz venerándolas, admirándolo, Bruce nunca se ha avergonzado de tenerlas pues son un trofeo de guerra y sobrevivencia, y Superman las graba en su mente como las propias constelaciones, pues eso es lo que lo distingue de todos, el caballero nocturno, el mortal que hace que un dios enloquezca.
El automóvil se mueve estrepitosamente, si alguien lo viera diría que hay un terremoto, rechina, los neumáticos parecieran que quieren estallar por la presión que ejercen. Batman logra tomar el control y dejar a Superman bajo de él, sin que este salga de su cuerpo, lo comienza a montar empalándose, gruñendo del dolor mezclado con el placer, el hombre de acero toma las caderas del amante para penetrarlo con ímpetu, logrando que se arque. No lo aguanta más, le quita la capucha para observar el rostro lascivo de su compañero que se lame los labios para humedecerlos, no puede creer lo que ve, la escena es hermosamente sensual, Bruce se muestra peligrosamente voluptuoso, agresivo en el placer del sexo, en ese arrebato, Clark, ciego por lo que ve, toma de nuevo el control dejándolo abajo y comenzar ese vaivén frenético donde trata de saciar sus instintos al mismo tiempo que le da placer a su amante que reclama por mas, alzando sus caderas para que profundice. Sus labios chocan agresivamente, el vaivén es uno, esta vez sus ropas están desperdigadas en el auto, piel con piel, Bruce se sofoca ante el calor que emana el Krytoniano, un calor agradable, pero abrasador que los funde, pareciera que se lo quiere comer, no lo deja ni por un momento, siente como sus cuerpos están cubiertos de sus propios fluidos haciéndolos resbaladizos, un solo ser, la combinación perfecta, llegando a la cumbre del clímax.
Jasón sonríe burlón mientras bate la harina con el huevo y la leche, sonríe porque antes de llegar a la mansión se encontró con el auto de Batman estacionado entre los arbustos cercanos de la mansión.
_ Alfred… el viejo va llegar jodidamente folla…
Alfred lo mira de reojo, alza la ceja recordándole que frente a él no debe hablar vulgarmente.
_ Jasón…
El joven obedece, como cachorro castigado se disculpa, le muestra la masa que está batiendo
_ Lo siento Al.
El mayordomo sonríe, sabe que ese muchacho es incorregible, lo aprecia y le hubiera gustado guiarlo en su niñez tal y como lo hizo con Bruce. Pero la vida les jugo muchas bromas, la peor.
_ Bien es hora de ponerlo en el horno.
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_ ¿Qué somos en realidad Clark?
Él lo mira extrañado, trata de comprender, ¿Acaso no era obvio? Lo que demostró en toda esa semana, juntos.
_ ¿Por qué esa pregunta? Sabes que lo que hicimos no fue solo un acto de saciar nuestros impulsos.
Lo estrecha hacia su pecho desnudo bañado en sudor, Bruce responde el afecto, esconde el rostro en el pecho de su amante, inhala el aroma embriagador que se mezcla de los dos.
_ Tonto, te hago la pregunta y tú me respondes con otra.
Clark sonríe bobamente, hunde la nariz en el cabello azabache, darse esa libertad sin que este lo mate con Kriptonita es para él un sueño hecho realidad.
_ Eres mi amigo, mi compañero, mi amante…
El mayor estaba por protestar, pero Superman lo calla con un beso que le roba el aire.
_ Eres mi todo… Bruce Wayne.
Esa forma tan fácil de expresar sus sentimientos, esa manera en que le roba el aliento, por esa sinceridad y seguridad que le ha mostrado, lo hace estremecer hasta ruborizarse, nadie había logrado hacer que el magnate se sonrojara como un adolescente.
_ Idiota…
El granjero sonríe besándolo en la frente.
_ Sí, tu idiota…
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Y ahora…
_ Soy un desconocido.
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_ Clark… ¡¡¡Tu no!!!
Primero Diana, después Barry, Arthur y ahora.
No es culpa de Superman…
No, no lo es.
Algo paso, no sabe cómo, pero su peor enemigo esta tras de esto, ¿Cómo los atrapo? De algo si está seguro, sus compañeros de la JLA están envenenados con el gas de la risa del Joker. Se las arreglo con todos, pero...
_ ¡¡¡Superman... Clark!!!
Es elevado hasta el cielo, cerca de la costa de Gotham, la maquinaria que lo resguarda comienza a ser arrancada de su cuerpo para dejarlo expuesto,
_ ¡Clark! No hagas esto… No…
El héroe de metrópolis sonríe desquiciado, despojándolo de todo el metal que lo cubre.
_ JEEJEEE ¡Ahíiii Estaaaas! Sonríe Brucito, te estábamos esperando, la fiesta comenzó…
Batman trata de defenderse, pero aquellas manos lo aprisionan como garras metálicas, hundiendo los dedos en el metal, desmembrando la protección como si se tratara de papel.
_ ¡Clark, por favor! ¡Este no eres tú! ¡Es él! Y él…
Esa mirada cálida que siempre muestra, tan noble, esa sonrisa tan destellante que me anima, por más tonto que se viese, su sonrisa hace que mi pesimismo se disipe por momentos. Pero la sonrisa desquiciada, esa voz, esa mirada fría que desea asesinarme. No es él.
_ ¡Este no eres tú! ¡Es él! Y él…
El rostro de superman se desfigura con una sonrisa siniestra.
_ Éeel diceee que “Supliques”.
Esto es determinante, en mis planes no está suplicar por mi vida cuando no he dado la pelea justa, y aún si diera pelea no suplicaría.
Mastica un pedazo de goma sintética de Kriptonita que oculta como último recurso en su máscara, el casco de la maquina es arrojado lejos, dejando descubierto al murciélago.
_ Holaaaa Brucito… quiero mi beso de bienvenida.
La sonrisa de desquiciado de Clark hace que tema por un momento, no es su amante el que le habla, no es su culpa, de ninguno de sus compañeros. Joker los manipula. Sin dudarlo escupe la goma sintética a la cara de Superman
_ Lo siento cariño, pero no querrás besarme con aliento a Kriptonita
La sustancia verde debilita al hombre de acero dejándolo poco a poco sin fuerzas e inconsciente, suelta a Batman que ya despojado de la armadura sujeta a su amigo para caer juntos al mar.
¿Quién gana en una pelea?
_ Esto tiene que acabar…
En su comunicador la preocupada voz de Alfred lo llama.
_ Señor, me temo que ninguno de los antídotos está haciendo efecto en sus amigos.