Capítulo 1: Deseos
Pasos rápidos a través del viento que prometía la llegada del otoño, maldecía y odiaba a todos.
Odiaba a su mecánico que no le entregaba aún su auto.
Odiaba a su amiga que lo presionó para que vaya con ella.
Odiaba las fiestas concurridas.
Odiaba las discotecas.
Odiaba a cada persona que pasara por su lado, así de grande era la ira de Loki Laufeyson. Ni él mismo sabía el motivo de su ira, sólo que al estar en esa concurrida fiesta vio algo que le molesto. Él besando a una chica muy bonita; seguramente era la novia de la que ese sujeto hablaba como si no fuese lo suficientemente molesto, aunque no sabía el nombre de esa mujer, y tampoco la había visto en persona. No podía creerlo ese tipo que era más torpe y más idiota que mil, en cambio él era más elegante y no tenía ni una sola pareja estable. No malinterpreten, a él no le gustaban las mujeres, solo que él en sus veintiocho años de vida no tenía una pareja estable y eso le molestaba, lo llenaba de celos hacia ese tipo, o eso creía él.
Y así siguió caminando hasta que chocó contra alguien.
– Lo siento - dijo con un tono forzado a decir verdad no le importaba haber empujado a quien sea.
– Descuide muchacho -dijo una mujer pequeña llena de arrugas y ropas chinas, si claro estaba frente a un restaurante chino – ¿Teniendo una mala noche?
– ¿Soy tan obvio? - dijo con sarcasmo.
– Pues sí, venga conmigo tengo la solución para cambiar esa cara -dijo la mujer llevando al chico quien quería soltarse.
– Con respeto señora, no me voy a un restaurante con alguien que conozco hace sólo un minuto - la mujer rio por lo dicho pero mantuvo su caminar y lo guio a una mesa, todo estaba prácticamente arreglado, ya recordaba ese restaurante, iba a comer ahí a veces, la comida no era mala, y así siguió con su divagación de borracho.
– Aquí tiene - dijo dándole una galleta de la fortuna.
– ¿Una galleta?
– Créame confíe en el poder de esa galleta y así sabrá que debe hacer, las cosas cambiaran.
Tuvo un horrible día, estaba ebrio, su nivel de raciocinio estaba en un rango bajo, así que sí, que más daba si comía una galleta de la fortuna, leyó el papel pero de manera superficial apenas si leía bien, los tragos al parecer le afectaron la vista.
- Está bien, gracias - dijo extrañado, se levantó y se marchó a su casa, sabía que tardaría más caminando así que tomó un taxi.
Llegó a su departamento, cansado por la pesada noche y algo mareado por las bebidas que aun hacían efecto, así que como siempre, caminó hacia su cama quitando sus prendas poco a poco, comenzando por los zapatos, luego la chaqueta, la camisa, los calcetines, el cinturón, los pantalones, y así en ropa interior se envolvió en sus sabanas como ultima vista la luna llena, esperando que al día siguiente las cosas cambiasen como dijo esa anciana, sólo que las cosas cambiarían en efecto pero no como el esperaría.
Continuara...