Me enamore en el primer momento en el que te vi. En ese mismo instante pude darme cuenta que no eras una persona común, si no que eras algo más humano que ellos, alguien que conoce el verdadero dolor. Las sombras, los secretos, la oscuridad, te envolvían por las cosas que sufriste en un pasado no muy alejado, pero a pesar de eso, me enamore aún más.
Sabía que si estaba junto a ti, la muerte me observaría desde las sombras, esperando a que baje mi guardia para atacarme, pero aún sabiendo eso, seguí a tu lado por la simple razón de amarte.
Recuerdo que me odiabas, te enojabas porque no me iba de tu lado y te cuidaba, me tirabas herramientas e incluso usaste tu armadura de Iron Man para golpearme, pero no me enoje, porque sabía que no estabas acostumbrado a esto y tratabas de asustarme para que me aleje.
Aquella noche, te encontrabas en tu bar, bebiendo para olvidarte del dolor que te comía por dentro, me acerqué con cuidado, aún sabiendo que me rechazarías como siempre lo hiciste conmigo u otras personas. Pero de lanada, comenzaste a llorar, te aferraste a mí, como si tu vida dependiera de ello, y entre susurros te disculpabas. Con mis brazos había rodeado tu cuerpo para formar un abrazo y así, compartir tu dolor conmigo.
Trataste de llevar todo a tus hombros, reprimiendo todos esos recuerdos dentro tuyo, pero no pudiste. Al ver ese lado tuyo, solo llegué a enamorarme más de ti, hasta el punto de llorar por las noches porque sabía que nunca me pertenecerías, sabía que nunca seríamos algo más que solo amigos. A pesar de tener todo eso en cuenta, seguí amándote en secreto.
Pero llegó el día, en donde simples palabras alegraron mi día, mi vida. Llegaste a mí, con un leve sonrojo en tus mejillas, y en un pequeño susurro dijiste aquellas palabras que pensé que nunca me dirías: Te amo.
Pensar que dos simples palabras me harían el hombre más feliz en esta vida, llegué hasta el punto de creer que nuestro amor triunfaría y resolvería cualquier conflicto que se nos enfrentara.
Después de un tiempo comenzamos a salir, a compartir alientos, sonrisas, tristeza, felicidad, risas…
El amor que sentía por ti, hizo que baje mi guardia y cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde. La Muerte te arrancó de mis manos, haciendo que tu corazón dejase de palpitar y tus ojos se cerrasen para nunca más poder abrirlos. Tu sonrisa desapareció, dejando ver un rostro sin vida, aquél accidente me dejó un vacío dentro de mí, algo de lo cual las palabras no pueden expresar.
Y desde ese día, comencé a tomar el alcohol que tanto amaste, comencé a aferrarme a la soledad y el dolor que sufrías en mi ausencia.
En el velatorio, en donde yacías sumergido en un sueño eterno, me destrozó aún más el corazón. Lloré y grité para calmar esta culpa que me invadía, pero me fue imposible. Llegué a la conclusión de que ya nada podrá hacer que te olvide, porque te amo y te seguiré amando hasta el fin de los tiempos.
Los días en donde fui feliz a tu lado, Anthony, se quedarán grabados dentro de mi mente, mientras mi cuerpo se enreda en los dedos de La Muerte, mientras este sonríe complacido de la tortura que sufro en tu ausencia.