Narra Katsumi
Era una tarde normal, como otra cualquiera. Estaba vagando de aquí para allá, como siempre. La vida de un espectro llega a ser aburrida cuando no tienes que ayudar a personas. Andaba por una calle muy transitada y, de repente, mi sexto sentido me avisó que alguien necesitaba mi ayuda. Volé (si, literalmente volé) hacia una ventana abierta. Dentro estaba un chico debajo de las mantas de su cama. Desde la distancia de donde yo estaba se podían escuchar sus sollozos. Me acerqué y le puse la mano en el hombro.
-Eh, chico. ¿Estás bien?-la respuesta era obvia.
-¿T-tú... tú quién eres?-sollozó.
-Soy un espíritu y vengo a ayudarte.-él abrió mucho los ojos- Sí, sé que no parece creíble de buenas a primeras pero es así. Mi misión es ayudarte a superar todo el dolor que cargas.
-V-vale... snif.-se secó las lágrimas- ¿Tengo que explicarte lo que me pasa?
-Por favor.-dije con una sonrisa afable.
-A mí... a mí me gustan los chicos y estoy muy orgulloso de ello. Pero se meten conmigo por culpa de mi sexualidad y, obviamente, me jode. Ya no puedo más... Lo único que hago es llorar y llorar y más llorar. Y encima, mi novio me ha dejado por culpa de los rumores de la gente.
Me entristecí al escuchar su relato. Lo estaba pasando muy mal.
-Oye, no te preocupes, ¿vale? Estoy aquí para ayudarte. ¿Cómo te llamas?
-Haku.
Narra Lilieth
Salí de casa con tanta prisa hacia la casa de Haku que casi se me olvidó meter la medicación de la esquizofrenia en el bolso. Como mejores amigos que somos, intenté darme prisa porque debía estar a su lado siempre y más cuando estaba mal. Llegué un poco tarde pero cuando crucé su habitación noté que había algo extraño. A su lado había una chica que no había visto nunca. Tenía el pelo azul, era guapa y atractiva, había que reconocerlo. Me puse en guardia:
-¿Tú quién eres?-le pregunté.
Ella se quedó extrañada. Dioos, que mona era. No contestó.
-¿Estás sorda? Te digo que quién eres y qué haces con mi mejor amigo.-usé mi tono más borde.
-¿Y-yoo?-asentí con la cabeza- S-soy K-katsumi...
Katsumi resonó una voz en mi cabeza Un nombre de diosa. Me sonrojé. ''Calla, voz incordiosa.'' Gracias a la medicación no perdía el sentido de la realidad, pero eso no implicaba dejar de escuchar ''esas'' voces.
Narra Katsumi
Estaba consolando a Haku cuando la puerta de la habitación se abrió con un golpe brusco. Apareció una chica con el pelo lila y unos hermosos ojos del mismo color. Era guapa. Muy guapa. Mi corazón se aceleró. De repente, ella me miró y me habló:
-¿Tú quién eres?
Me quedé estupefacta con la pregunta. ¿Me lo estaba diciendo a mí? Y si era así, ¿cómo es que me veía? Solo soy visible para las personas que yo elijo ayudar. Volvió a hablar:
-¿Estás sorda? Te digo que quién eres y qué haces con mi mejor amigo.-me lo dijo de manera borde y hasta me asustó.
-¿Y-yoo?-conseguí articular. Ella asintió.- S-soy K-katsumi...
Pude advertir que su rostro se enrojecía por un instante, pero supongo que me lo imaginé. Enseguida ella se acercó a Haku.
-¿Cómo estás?-su tono se tornó dulce. No pude evitar mirar sus labios mientras hablaba.
-Ya estoy mejor gracias a ella.-me señaló con la cabeza- Ha venido para ayudarme.-ella no se molestó en girar la cabeza.
Mientras la chica pelilila llegaba, yo había estado cediendo parte de mi poder a Haku para que se mejorara. Eso solo era el principio. Todavía tenía que arreglar unas cuantas cosas.
-¿Y Riku?-dijo entonces ella.
-Él... me ha dejado...-Haku hizo un esfuerzo para no ponerse a llorar.
-¿Qué te parece si vas a buscarlo para haber qué es lo que ha pasado realmente?-propuse yo.
La pelilila me miró agradecida. En el fondo, era una buena persona. Al pensar esto, mi corazón palpitó rápidamente.
-De acuerdo.-él se puso en pie.- Vive cerca, así que no tardaré. Os podéis quedar aquí. Ah, por cierto, ella es Lilieth.-dijo esto y se fue.
Narra Lilieth
-¿Qué te parece si vas a buscarlo para haber qué es lo que ha pasado realmente?-dijo Katsumi.
La miré agradecida. No sabía quién era ni de dónde había salido, pero era una buena persona y tenía un gran corazón.
-De acuerdo.-Haku se levantó- Vive cerca, así que no tardaré. Os podéis quedar aquí. Ah, por cierto, ella es Lilieth.-dijo esto y se fue.
Yo tenía curiosidad por saber quién era ella y por sus ojos supe que ella también. Las dos dimos un paso hacia delante y nos miramos a los ojos. Parecía tan indefensa... ''Ella no es normal'' resonó la voz otra vez. ''Anda y déjame en paz.'' repuse. Moví mis labios pero ella se me adelantó:
-¿Cómo es que puedes verme?-soltó
Me quedé de piedra. ¿Qué clase de pregunta es esa? Pensé que era un broma, pero Katsumi me sostenía la mirada con firmeza. Esos ojos...
-¿Se puede saber a que viene eso?-pregunté.
-He dicho que cómo puedes verme.-se mostraba seria y eso a su carita de ángel no le sentaba bien.
-Pues... Eres una persona y te puedo ver.-dije cortante.- Pensé que aquí la única loca soy yo.
Narra Katsumi
-Pues... Eres una persona y te puedo ver. Pensé que aquí la única loca soy yo.
Noté dolor en sus ojos. Al instante pude saber que lo había pasado muy mal y sentí lástima por ella.
-A lo mejor es eso...-pensé en voz alta y me puse a dar vueltas por la habitación.
-¿Qué carajos...?-dijo alucinada.
-¡Ya está! Seguro que tienes alguna enfermedad mental que ha hecho que tu cerebro capte ciertas ondas que los demás no perciben. Debe ser eso por lo que me ves a mí, un espíritu.
Observé como su cara cambiaba de emoción: primero asombro y después enfado. Se acercó a mi con rabia.
Narra Lilieth
Lo que me había dicho había dolido. Me acerqué con rabia hacia ella hasta que nuestras caras estaban a un palmo de distancia.
-¡Mira!-empecé. Enseguida me detuve porque al estar cerca de ella no podía pensar con claridad.-¡No tienes ningún derecho a hablar así de mi esquizofrenia! Vas de listilla y sabionda. ¿Y me vienes con que eres un espíritu? ¡Venga ya!
En sus preciosos ojos pude advertir tristeza. Levantó su mano hacia mi cara y el pulso se me aceleró. Por un momento el tiempo se detuvo. Me olvidé de por qué estaba allí y por qué hacía unos segundos le había gritado a aquella preciosidad. Cerré los ojos y esperé impacientemente a sentir el tacto de su piel. Pero eso no se produjo. Los abrí y vi como me miraba con infinita tristeza y cómo su mano traspasaba mi cara.
Narra Katsumi
Intenté rozar su mejilla pero, cómo no, no funcionó. Porque yo sigo siendo un espíritu y eso no cambiará. Me giré para que no viese como mis ojos se llenaban de lágrimas.
-Oye...-empezó ella, apenada incluso.
No le di tiempo a acabar y salí de la habitación llorando a moco tendido. ¿Por qué me pasaba esto? ¿Por qué me infundía tanta tristeza no poder tocarla? Sentía una fuerte opresión en el pecho que no me dejaba respirar... Me alejé de aquella casa y me teletransporté hacia cualquier otro destino, no me importaba a cual.
Aparecí en medio de un claro del bosque. Al instante lo reconocí: era el mismo lugar donde tiempo atrás había perdido mi cuerpo. Esto no hizo más que augmentar mis lágrimas. No podía estar de pie. Me senté en una piedra y me refugié en mis brazos. No podía dejar de pensar en Lilieth. Su imagen me perseguía. De repente, me acordé de Haku. ''Mierda, me dejé llevar por mis sentimientos. Pero... ¿Qué tipo de sentimientos?'' Eso era lo que me comía la cabeza.
Me teletransporté enfrente de la puerta de su casa. Y allí estaban los tres. Haku, Riku y... Lilieth.