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Mi familia por LusianNuar

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La familia no siempre es alguien a quien estas unido por la sangre, sino por el cariño que sus integrantes se profesan, tu familia puede ser muy grande o de solo tres personas. Pero siempre serán tu familia lo quieras o no.

Ayer  la vecina de enfrente  había tenidos que salir corriendo pues el bebe se había adelantado.

Su madre,  muy amiga suya, se había encargado de trasladarla al hospital y llamar a su encantador marido, que era como un padre para el.

La verdad es que desde que hace tres años se mudaron  a vivir enfrente de su casa, le parecían excelentes personas; con el paso de los meses  se habían ido mutuamente acercando, cenaban juntos, Manuel, el en ese entonces prometido de la joven, solía  ayudarle con sus deberes, salían juntos  como hermanos y le cuidaba en todo momento, su prometida, Cristina, siempre le decía que los cuatro eran una familia. Por ese mismo hecho hace cinco meses cuando les comunico que  esperaban un hijo se llenaron de emoción y alegría, serian uno más en su extraña familia.

Pero cuando llego ese día el a casa, se dio cuenta que algo no estaba bien, la compra estaba a medio colocar y en casa de Cristina se oía la televisión y olía a quemado, por lo que  después de llamar varias veces abrió la casa, con la llave que ellos le habían entregado para emergencias o cuando salían de viaje les cuidara la casa. Corriendo apago el horno y tiro el pollo carbonizado a la basura.

Después de media hora  y haciendo sus tareas, sonó el móvil apareciendo un cartel enorme que ponía “MAMA”, asustado cogió el teléfono oyendo la alegre noticia, eran uno más en la familia, después de recibir la dirección del  hospital donde se encontraban cogió su cazadora de cuero y las llaves de su moto acelerado, pronto conocería al niño encantador  que tanto habían estado esperando.

Al llegar a la habitación de Cristina vio por primera vez al bebe que cambiaria sus vidas incluida la de  una persona a la cual aun no había presentado a su madre nada más que como amistad, allí estaba esa cosita rosita con grandes mofletes  con sus manitas moviéndose alegremente en el aire.

A los tres días les dieron de alta y regresaron a casa, su mejor amigo me esperaba  sentado en el suelo con su bolsa al lado y la espalda apoyada en su  puerta con cara de preocupación, los castaños cabellos caían sobre su rostro ocultándolo, era  un chico alegre e impulsivo, desde que tenían cinco años eran amigos, siempre juntos, mas de una vez había comido en su casa y enseguida había echo buenas migas con la pareja.

-¿Yago que haces hay? Te vas a pillar un resfriado- le dijo poniéndose en cuclillas frente a él y poniendo sus manos en sus hombros, el nombrado solo levanto la cabeza con cara de preocupación  y ojos vidriosos

-¿Dónde estabas?- pregunto con la voz ahogada – Te llame estos tres días al móvil  y no contestabas al teléfono, pensé…pensé que ya no me querías ver-Rompió a llorar en sus brazos siendo consolado por el otro como podía

-No seas tonto no tuve tiempo de cargar mi móvil, estaba en el hospital con Cristina y su hijito recién nacido- le dijo sonriendo  haciendo que mirara al resto de los presentes

-Lo siento, pero desapareciste, estaba muy preocupado por ti- decía enjuagándose sus lagrimas con la manga de su camisa

- Pasar a nuestra casa un rato que llevo tiempo preguntándome un asunto y quiero que me lo confirméis- Les dijo Manuel abriendo su casa con una gran sonrisa.- ¿Te quedaras a cenar verdad Yago?- le dijo  haciendo que no pueda escaparse de la cena la cual se vaticinaba llena de noticias.-Sentaros en el sofá- ordeno cerrando la puerta y sentándose en el de enfrente- ¿Estáis saliendo verdad?- dijo directo sin borrar su sonrisa

-Manuel esto…- intento decir el

-Javier no quiero escusas, se que lo estáis o por lo menos no escondéis también los sentimientos como creéis- dijo riéndose Manuel a carcajadas haciendo que los dos se ruborizaran.

-Si lo estamos- Dijo alegre Yago mostrando una enorme sonrisa

-Es otro motivo para celebrar hoy, ¿No creéis?- dijo abrazándolos, ese hombre era como un padre o un hermano mayor para ellos dos, sobre todo para Javier que carecía de ambos.

En la cena ellos  dos estaban nervioso por cómo podían las dos mujeres tomarse la noticia, consiguiendo que el ambiente se cargara con ellos y molestara a las dos mujeres que no entendía el porqué no mostraban su felicidad en esos momento por la noticia que estaban celebrando esa noche, sentados el uno al lado del otro dándose la mano por debajo del mantel para darse mutuamente valor para decir tan inocentes palabras

-Estos dos chicos de aquí, nos quieren contar algo importante para seguir celebrando- intervino Manuel sonriéndoles e influyéndoles valor

-¿No será que dejaron embarazada a sus parejas?- Pregunto mi madre asustada

-Mama no es eso – dijo suave casi inaudiblemente, pero la mujer le oyo y se tranquilizo

-Entonces, nos las vais a presentar- intervino Cristina

-Sandra, Cristina- les advirtió el callando las divagaciones de las mujeres- ¿Y si fueran novios pasaría algo?- dijo cabreado pues las mujeres solo iban al lado femenino

-No pasaría nada – dijo Cristina sonriente

-Estaríamos igualmente contentas de conocerles- Termino su madre  mirándoles amorosamente- Decirnos, cielos –Les sonrió amablemente dulcificando su voz

-Veréis… esto…nosotros…bueno nosotros…- intentaban encontrar las palabras para decirlo- nosotrosestamossaliendo- dijo de un tirón lo más rápido posible

-Hijo podrías repetirlo mas despacio que no nos enteramos de nada- le pidió su madre con voz calmada.

- Lo que Javier ha dicho es que estamos saliendo juntos, los dos juntos- explico Yago con una gran sonrisa en los labios y sonrojado hasta las orejas

-Felicidades- grito Cristina abrazándolos alegremente y llenándoles de besos

Los meses siguientes  estuvieron llenos de felicidad. Yago y Javier  iban todos los días después de la universidad a cuidar del pequeño, en la tarde noche llegaba Manuel y junto a la madre de Javier cenaban todos juntos, su extraña familia desbardaba amor y felicidad en esos días.

Pero nada es eterno y medio año después de dar a luz, le fue detectada una infección, a la cual no tuvieron tiempo de combatir llevándose a una entonces débil cristina a la noche eterna.

En su funeral Javier y Yago se encargaron de  Lysandro, el hijo de la difunta hermana del primer joven, el cual lloraba desconsoladamente abrazado por su novio acunando al bebe en sus brazos cariñosamente.

Junto a la tumba Manuel lloraba mientras la madre de Javier le consolaba y apoyaba maternalmente, allí solo dos personas más aparte de párroco asistían al funeral.

Ella no tenia padres, ni ningún familiar vivo,  y los padres de Manuel les dieron hace años la espalda cuando decidió casarse con ella, el no mantuvo el contacto con nadie de su familia, en esos momentos para él la única familia que tenia eran esas cuatro personas con las que compartía el dolor de esa perdida.

El año siguiente estuvo teñido de negro, Javier y Yago cuidaban al pequeño siempre después de Clase y Su madre preparaba la cena para los cuatro.

El mayor de los jóvenes estaba envuelto en una negra nube de desesperación y tristeza, en las noches lloraba desconsolado en su cama, desde la muerte de Cristina todos vivían juntos en la casa de Sandra.

Gracias a la ayuda de ellos tres al final consiguió salir de la depresión tras la muerte temprana de su joven esposa de apenas veintiséis años, empezó a disfrutar el tiempo en compañía de su hijo y hermanos, con su nueva madre recibiendo el cariño de todos, todos se ayudaban y amaban y al fin la felicidad volvió a sus vidas.

Manuel les conto que había redactado un testamento por precaución mas que nada, pues tras la muerte de su esposa no quería que si le pasara algo, su hijo se quedara en la calle o peor en la casa de sus padres, le dejaría todo lo que poseían tanto su mujer como él, volvió a su departamento junto a un revoltoso Lysandro  de dos años y el continuo apoyo de su familia enfrente de su puerta.

La felicidad volvía a reinar y los años pasaban, ese pequeño ratoncito de marrones cabellos y tendencia a meterse todo a la boca acababa de cumplir cuatro años.

Manuel se estaba tardando mucho en regresar y Javier y Yago estaban muertos de preocupación, Sandra estaba fuera del país en un viaje de negocios , fuera llovía y no tenían noticias de Manuel , acababan de acostar a Lysandro en su cama y darle las buenas noches, eran las nueve de la noche y  hacia cuatro horas que tenía que haber regresado, le habían llamado hasta el cansancio al móvil y trabajo, también a sus compañeros , estaban a punto de un ataque al corazón cuando llamaron al fijo de la casa .

-Residencia Fernández – respondió Javier expectante de oír a su hermano mayor al otro lado de la línea diciéndole que se encontraba aun en el trabajo y ya iba para la casa que no se preocuparan.

-¿Es usted Javier García Blanco?- pregunto un hombre del otro lado de la línea con voz seria

-Si soy yo ¿Le ha sucedido algo a Manuel?- pregunto a punto de desmallarse

-Ha tenido un accidente y está gravemente en el hospital- dijo con lastima en su voz-Su  nombre estaba puesto como contacto de emergencia junto al de su madre en su ficha médica- le comunico intentando no ser muy dura-Esta ingresado en el hospital Nuestra Señora del Rosario- comunico cortando la línea.

Javier cayó de rodillas al suelo con el auricular aun en la mano escurriendo hasta caer en un golpe sordo al suelo murmurando entre llantos, Yago llego corriendo al lugar preocupado y no sin motivos

-¿Qué sucede Javi?- dijo acurrucándole en su pecho asustado por el estado de su prometido

-Manuel- pronuncio en un susurro

-¿Qué le sucedió a Manu?- pregunto cada vez mas asustado

-Tuvo…Ha tenido un accidente esta grave en el hospital- susurro en estado de conmoción

- Levántate ponte los zapatos yo levantare a Lys, todo saldrá bien ya lo veras, Manu es fuerte amor, los dos lo sabemos- decía intentando animar a su pareja como podía.

Una hora y media después estaban en recepción  con el pequeño adormilado en los brazos de Yago  con  lo primero que pillaron de su armario, un calcetín de cada color y el chaquetón a medio abrochar, pero ellos dos no se encontraban en mejores condiciones.

Una enfermera les izo rellenar mucho papeleo y preguntas algo incomodas sobre la relación que tenían con él.

-Es mi hermano mayor – contesto tajante con mirada preocupada y los nervios y rabia a flor de piel

 Durante toda la noche ellos tres se quedaron allí esperando que despertara en cualquier momento, llamaron a su madre en cuanto llegaron y les dijo que pillaría el primer vuelo hacia allí, lo más rápido posible , las lagrimas ya no salían pero el dolor no se iba y su hermano no despertaba.

La mañana siguiente se levanto fría con el inconfundible piiiiiiiii que indicaba la maquina que el joven padre había caído en parada, la sala se lleno de personas que les sacaron fuera de la habitación rápidamente.

Esa tarde llego su madre acelerada y preocupada para hallar a unos devastados jóvenes abrazando en llantos al pequeño con tristeza y amor, al instante comprendió que era tarde, su hijo adoptivo había fallecido.

Ella reclamo el cuerpo, preparo el funeral, al que asistieron casi las mismas personas que cuatro años atrás para la mujer del fallecido, el mismo ambiente pero solo faltaba el, quien dormía junto a su mujer en la tumba contigua para la eternidad.

Cuatro días después fueron convocados a la lectura del testamento del difunto hermano mayor, en la sala muchas personas deseaban apoderarse de todo lo del hombre y su mujer poseía.

Todo, todo, todo se lo dejaba a su hijo Lysandro Fernández Costa, acababa de declarar el notario y todos querían apropiarse de la custodia del pequeño para poder echar mano a todo su patrimonio heredado, el niñito chico se acurrucaba asustado en el cuerpo de Javier que cada momento detestaba más a la familia de su hermano mayor.

Y la custodia de mi único hijo y heredero se la dejo a mi hermano pequeño Javier García Blanco, junto a Yago Hernández Recio junto a las escrituras de mi casa y mil euros para los gastos iniciales de mi hijo los primeros años. Esa última voluntad hizo que todos los parientes de Manuel les miraran con desprecio y odio

-Un último punto el cual añadió en el último momento- anuncio el notario impasible cuando nos íbamos a retirar ya- Si cualquier desgracia les sucediera a los dos jóvenes tutores de su hijo, su hijo pasaría a manos de la madre de este y si esta no estuviera con vida, su custodia se daría al estado y nunca jamás nadie de su familiares podrá obtenerla bajo ninguna circunstancia- dijo con algo de alegría en la voz.

Tenían una casa, un hijo y una familia entera furiosa, pero estaban felices de que hubiera conseguido impedir que su familia pusiera una sola de sus manos en el pequeño Lysandro.

Javier acababa de terminar su carrera de abogado y entrado en un pequeño bufete sin mucho prestigio, Yago entro a trabajar en la empresa de su padre la cual un día heredaría y dirigiría. Lysandro crecía lleno de amor en el seno de una familia amorosa y con unos padres cariñosos que velaban por su bienestar

Los años iban pasando y la sonrisa había regresado al rostro del pequeño.

Ese día mientras daban un paseo con el pequeño subido a los hombros de Javier intentaba cazar una mariposa, a su lado Yago con la mochila al hombro les miraba tiernamente lleno de amor y conversaba hasta llegar al parque.

-Seis  años ya pasaron de su muerte mañana- comento Yago sin apartar la vista del pequeño diablillo que jugaba en el parque frente al banco en el que estaban sentados la pareja recién casada.

-Vallamos a visitarla y hablar con ella, llevémosla flores – le contesto Javier con una sonrisa triste.

Al día siguiente seria el aniversario de la muerte de su hermana hacia ya seis años y como todos los años irían a visitarla, la contarían como les había ido el año , que estaban bien, que su pequeño crecía feliz y que nunca le faltaría nada.

Jamás permitirían que esos hombres les pusieran una sola mano encima jamás a su pequeño hijo, y siempre tendría amor aunque estuvieran cansados y agotados, jugarían con él le ayudarían con sus deberes y jamás permitirían que le reprocharan porque ellos fueran una pareja de hombres pues le enseñarían a no ser homófobo o racista y sobre todo a ser la buena persona que sus padres querrían que él fuera.

 

 


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