¿Por qué no jugamos a los ghouls?.
Narra Kaneki:
Desde que era niño viví con miedo todo el tiempo rodeado de demonios que me atormentaban todos los días, desde ir a la escuela y al llegar a la casa de vuelta en donde mi mamá me golpeaba hasta dejarme sangrando en el suelo sin haber echo nada para disgustarla. Con solo el hecho de escuchar mi respiración al llegar a casa, ella se molestaba irritada después de un duro dia de trabajo. Yo la amaba a pesar de todo y forcé su imagen en una mujer amable que me estaba enseñando a dejarme pisotear, porque devolver el golpe era malo. La gente externa me intimidaba mucho, yo era muy tímido y retraído como para ponerme a conversar con la gente como muchos compañeros lo hacían en clases, o más bien la gente "normal". La gente que se veía mas interesada y desconfiada para mi, los llame ingeniosamente como ghouls, demonios que devoraban carne humana, pero en la realidad eran las emociones. Tokyo estaba rodeado de peligros y yo estaba inmiscuido en esto. Sin saberlo era preso de mi misma enfermedad, de mi misma esquizofrenia, yo no tenia nadie que cuidara por mi, mi madre era indiferente a mi existencia para ver que su hijo vivía atormentado por demonios en una eterna oscuridad.
El día que apareció el sol en mi vida, fue el mas que marco positivamente en ella, nunca espere que al estar en la intemperie leyendo en una colina un niño rubio alegre y energético como en los cuentos se acercara a mi a conversar conmigo. En unos cuantos segundos nos hicimos muy amigos, casi inseparables, con él vivo mis mejores momentos a pesar de mi eterno sufrimiento en casa y con él recibí mi cobijo después al haberse muerto mi madre absorta del cansancio. Poco a poco comencé enamorarme de él, esto estaba mal, a él le gustaban las chicas bonitas. Comence a mirar más para alejar esa atracción absurda de mi vida, quizas me sentia muy solo y confunfi sentimientos. Hasta que vi una chica con las mismas características del retrato de mi madre. Ella era fria y calculadora, y muy segura de si misma e independiente, esto me atrajo y a la vez me intimido, algo que me saco de mi burbuja y me hizo verla como algo inalcanzable. Rize accedió a salir a una cita conmigo y yo estaba lleno de temores y la oscuridad volvió apoderarse de mi, más que mi mejor amigo me había advertido que no saliera con ella y eso mas me desespero. Como era de esperarse ella se presento ante mi en plena ocuridad como un imponente demonio al que estuve apunto de besar. Ella me ataco, o mas bien era mi propia enfermedad que estaba haciendo su trabajo por mi haciendola ver como un demonio con tentaculos decidida a deborarme.
Todo parecía ir normal en mi vida, pero algo ocurrió al estar junto a ella ese dia, mi aspecto se volvió de un monstruo, me estaba volviendo como “ellos”, esos demonios a los que llame ghouls y devoraban humanos, ahora Rize vivía en mi mente y se burlaba de mi por haber caído tan fácil en su tela de araña.
La única persona que se preocupaba por mi, y en la que en secreto amaba por mas que tratara de cambiar mis emociones para no ser rechazado se estaba preocupando de mi, venia a visitarme y traía como siempre comida. Yo fui muy mal agradecido en ocultarme debajo de mis cobijas, al estar en el hospital por un desmayo a causa de “mis crisis”, él me visitaba y yo me hacia el borde con Hide. Tenia miedo de mi mismo, de lo que sentia, temia que Hide se pudiera dar cuenta de lo que siento por él y que pudiera apartarme para siempre sintiendo asco de lo que siento. Era muy cobarde para escuchar su rechazado al enterarse de que al parecer soy homosexual asi que me aleje definitivamente de él, era lo mejor, o eso fue lo que yo pensaba.
Mi estado comenzó a empeorar al verme totalmente sumergido por la oscuridad, me volvi una persona tan triste que mi aspecto se volvio demacrado y mi pelo se vlvio blanco por el trastorno de Maria Antonieta. No quería devorar a la gente o mas bien enfrentarla, porque yo siempre viví como un inadaptado social y temía a la gente con caracter fuerte.
Sin saberlo, provoque desorden publico y me encerrarían en un manicomio, en mi mente ellos eran investigadores ghoul, esos agentes que matan despiadadamente a la gente como yo, ahora que soy el hibrido. Estaba tan aterrado de me atraparan que me escondí debajo de unas alcantarillas y ante mi apareció la persona que en estos momentos menos queria ver… Mi Hide y yo tenia un mal aspecto, ¿que diría al verme así?.
Él me mostro su sonrisa genuina como siempre y me dijo regresemos a casa con una voz tan calida, casi suplicante. Al parecer yo estaba tan perdido en mi enfermedad que termine como un vagabundo enfermo mental y mi rayo de sol fue la única persona que lucho para traerme de vuelta para no terminar muriendo en la miseria, después de todo había dejado atras la universidad. Mi mente nuevamente se nublo y hacia trucos, ella me decía “devorarlo”, que yo me aprovechara de su buena intención, ¿como podía yo hacerle esto a él si me habia ayudado tanto?.
Escucho su voz que me habla y me dice devórame, vive una vida fresca y yo no quería aceptarlo, pero al parecer era mi única salida, mas adelante estaba el doctor de lentes, o mas bien investigador de categoría genio, Arima Kishou, asi como mi mente alterada lo veía, mi vida parecia la de un personaje de manga o libro.
Como era de esperarse, yo termine encerrado en una celda estrecha de manicomio, gritaba arañando las puertas desesperado “en mi realidad” habia devorado a la persona que mas amaba, a la que anhelaba, la que minutos antes de “morir” se me habia confesado, él sentia lo mismo que yo y llorando me lo dijo, sufria al verme asi y yo no quería aceptarlo, nadie podía amar un monstruo, yo era eso, un desgarbado y feo monstruo que merecia morir.
El doctor que minutos antes había “luchado conmigo” me puso en rehabilitación y pude hacer lo que podría ser “una vida normal”, como echaba de menos a esa persona, comencé a imitarla, siempre lo hacia con quien fuera que marcara de una u otra forma en mi vida, tal cual fue con Rize transformándome en esto que soy ahora y Yamori, un cruel asesino que termino por trastornarme mas de lo que estaba, vivía en un mundo paralelo de mi realidad.
Con el tiempo tuve que luchar con Arima, el doctor que me cobijo dándome un hogar para aceptar mi pasado absorbido en la miseria de la esquizofrenia. Nunca espere que se suicidara enfrente de mi, todo ese aire de superioridad y fuerza mística era puro humo , era tan frágil y ligero como una pluma y vivía tan atormentado como yo, sumergido en su depresión hasta que ya no soporto mas. Yo no quería aceptar esto… Mi mente volvía a recrear historias, mas alteradas que antes. Historias trágicas que nunca podrán imaginarse.
Fin