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Sexting por Princesa de los Saiyajin

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Consecuencias

 

 

Broly: Wow, eres hermoso… Mi pequeño…

Son Goku: Gracias, Broly…

 

El menor de los Son se sonrojó al máximo, creyendo que era un gran avance que él creyera que es hermoso de ese modo. Dio un bostezo, sus constantes desvelos le estaban causando un gran cansancio que, a pesar de no ser muy evidente, estaba ahí. Sus párpados se sentían cada vez más pesados, y sus ojos se irritaban por la luz que emitía su celular.

 

Son Goku: Broly, tengo mucho sueño. ¿Te parece si hablamos mañana?

Broly: Claro, mi pequeño. Descansa, que tengas una linda noche. Nos escribimos mañana. Te amo <3

 

Se desconectó, cerró los ojos y una enorme sonrisa invadió su rostro. Realmente estaba demasiado feliz por lo que acababa de leer. “Te amo”, “Te amo”, “Te amo”… En su mente aparecían una y otra vez las imágenes de ese último mensaje. “Te amo”…

Luego de unos minutos cayó rendido y se dejó llevar por el sueño, estaba muy feliz y ansiaba con que el día de mañana llegara para poder volver a hablar con ese muchacho por el cual estaba comenzando a sentir cosas especiales.

 

***

Han pasado varios días, y Goku no se ha sentido muy bien, sus padres lo notaron pero por más que querían indagar, él no les daba una respuesta creíble, sólo un “estoy bien, no es nada”. ¿La razón? Simple: Broly no ha vuelto a hablar con él.

Estaba preocupado por él, ni siquiera se había conectado desde que se despidió de él aquella noche. Lo extrañaba un poco, se estaba enamorando de él. Sí, estaba en proceso, sólo faltaba poco para que sintiera la necesidad de expresarle un “te amo”. Y ahora que no podía hablarle sentía cierto vacío en su interior.

Gine, como método para alegrar a su pequeño, a quien notaba demasiado decaído, le dio dinero y lo llevó a él y a Raditz a la feria, donde los dejó a ambos para que se divirtieran juntos. Y había funcionado, mientras su hermano mayor coqueteaba con chicas, él se había ido a la montaña rusa, los carritos chocones y a la rueda de la fortuna, donde conoció a un muchacho llamado Lapis, con quien ahora se encontraba en lo alto de aquella atracción.

—¿Entonces se fue y te dejó solo?—preguntaba algo divertido aquel joven de cabello negro y ojos azules, tenía además una sonrisa linda y llevaba aretes en las orejas. Éste tenía su cabellera algo larga, y su mirada tenía un “no sé qué” cautivador.

—Sí… Pero no es la primera vez que pasa—decía entre risas.

—Goku, me sorprende que tu hermano sea así. Digo, mi hermana me abandona por ir a comprar zapatos y ropa, ¿pero que no se supone que él te debía cuidar?

—Sí… Espera, ¿tienes una hermana?

—Sí, somos gemelos… ¿por?

—Se llama Lazuli, ¿verdad?

—¿La conoces?

—Sí, un amigo mío estaba enamorado de ella, pero jamás le hizo caso—dijo riéndose.

—Sí, ella es un tanto… especial…—empezó a reír. Colocó sus brazos detrás de su cabeza y suspiró.

—Oye… ¿Y por qué te dicen “Número 17”?—preguntó con curiosidad.

—Ah, eso… Bueno, como sabes tengo 18 años, y hace un año, en la preparatoria, entré al equipo de futbol soccer de la escuela. Yo anoté el gol en el último minuto del partido que nos hizo ganar el campeonato. Muchos gritaban “sí, el número diecisiete”, ya que ese era el número de mi camiseta. Desde entonces me llaman así…

—Vaya… —dijo sonriendo. Se le quedó viendo unos segundos, sorprendido del gran parentesco que tenía con la rubia que conocía. Él abrió los ojos y vio que el menor lo veía, así que sonrió un poco. Goku se sintió descubierto, así que bajó la mirada mientras un tenue rubor se apoderaba de sus mejillas.

—Goku… Eres muy lindo…—se acercó a él, lo tomó de la barbilla y lo vio a los ojos. El menor se sonrojó todavía más—. Demasiado lindo…—acercó sus labios a los suyos, pero sin tocarlos, dejando sólo dos centímetros de distancia, lo suficiente para que compartieran sus respiraciones—.Pero…—se separó de él y se acomodó de nuevo en su lugar—, soy demasiado mayor para ti, esperaré unos años para enamorarte—le guiñó un ojo y volteó a ver hacia arriba, para disfrutar del resto del pequeño recorrido de esa atracción.

El de ojos negros simplemente volteó hacia abajo, intentando regular su respiración agitada, calmar su corazón enloquecido y que se apagara el calor en su rostro. Sonrió un poco, por un momento se olvidó de su amorío virtual y se dejó llevar por el momento, por la realidad.

—¿De verdad crees que soy lindo?—levantó la mirada y buscó sus ojos. 17  volteó a verlo, le sonrió, se hizo hacia un lado de aquel asiento y, con una seña, le indicó que se sentara a su lado. Él obedeció, así pudo abrazarlo por la cintura.

—Sí, eres demasiado lindo—le besó la mejilla y lo atrajo hacia sí, para que se recostara en su pecho. Estaban entre sentados y recostados, viendo el gran panorama que tenían desde esa altura—. Te enamoraré tan sólo cumplas 15…

—¿En tres años?—alzó una ceja con un poco de confusión.

—Aunque físicamente no lo parezcas, eres un niño todavía, podrían meterme a la cárcel—suspiró y le comenzó a acariciar su cabellera.

—Un niño…—murmuró un poco molesto.

—Por mientras seré tu amigo… Así podremos conocernos… ¿Está bien, pequeño?

Fue en ese momento en el cual recordó a su amigo. Su “te amo” seguía presente en su mente, pero había algo que le hizo sentir un poco mal. Si bien estaba comenzando a enamorarse de Broly, no tenía por qué estar en esa posición con Lapis, pero a su vez le agradaba la calidez que le brindaba estar a su lado. Además, está el hecho de que las cosas iban demasiado bien, que dudaba querer arruinar todo sólo por un amor que podría ocurrir tan sólo dentro de años. Pero existían demasiadas contradicciones, en las cuales no pudo dejar de pensar en lo que quedaba del paseo.

 

***

 

El recorrido terminó, ambos jóvenes bajaron y caminaron hacia la salida del parque. La mirada de Goku estaba clavada en el suelo, seguía pensativo en su situación.

—¿Te sientes bien?—le preguntó su nuevo amigo. Se le quedó viendo unos segundos, después le acarició su alborotada cabellera y sonrió de medio lado. Suspiró con pesadez y pasó su brazo alrededor de su cuello, abrazándolo—. ¿Hay alguien más aparte de mí, verdad?—dedujo.

—Algo así. Aún no somos nada, pero creo que lo quiero…—levantó la mirada y lo vio a los ojos—. Yo…

—Shhh… no digas nada más… Entiendo… Sólo que realmente creí que había hecho un progreso contigo. Pero ya vi que no. En fin, eso no quita que serás mi amigo—le guiñó un ojo y le sonrió—. Tengo que ir a casa, nos vemos luego—se despidió de él con un beso en la mejilla y se fue.

El menor sonrió un poco mientras caminaba por la banqueta. Su casa no estaba muy lejos, y aún no anochecía, el cielo tenía unas tonalidades doradas y el viento era algo cálido. Mientras iba por el pavimento, vio un auto estacionado cerca, éste era de color negro y los vidrios laterales estaban polarizados.

Cuando pasó por un lado, observó que el vidrio estaba abajo, así vio al sujeto que estaba sentado dentro, compartieron miradas, pero inmediatamente el menor volteó a ver al suelo y apresuró el paso. Ese hombre tenía cabellera de un profundo color negro, era un poco alborotada y sin una forma fija, sus ojos eran de un color negro y sus facciones eran de un hombre maduro. Su rostro se veía demasiado amenazador, la cicatriz en su rostro y su ojo izquierdo cerrado a causa de esa herida ya cerrada era intimidante. Sin saber por qué, sintió un escalofrío en toda su columna vertebral.

—¿Por qué no te esperaste, Kakarotto?—le reclamó su hermano cuando llegó a su lado, quien tenía su cabellera aún más alborotada de lo normal.

—Lo siento, es sólo que creí que te tardarías más… Por cierto, no creí que habría sanguijuelas aquí—le dijo insinuador.

El mayor se tocó el cuello, donde tenía varias marcas y residuos de lápiz labial. Sonrió orgulloso.

—Soy un galán, eso es lo que pasa.

—Sí, claro—dijo con un tono sarcástico, aunque en el fondo tenía que aceptar que sí era apuesto, y tenía gran facilidad para relacionarse con las chicas y llegar a segunda base rápidamente con ellas.

—Como sea… ¿Quieres ir a otro lado? Puedo llevarte al cine si quieres…

—No, estoy bien. Aunque tengo hambre—empezó a reír nerviosamente y su hermano le dio un zape, provocando que se quejara del dolor.

—¡¿O sea que vine corriendo porque no quería que te pasara nada, cuando tú sólo querías comer en casa?!

—Ay, puedo ir solo. Estaré bien—respondió entre quejidos.

—No me perdonaría que te pasara algo, cabeza hueca. Sabes que me importas mucho—le dijo. Le revolvió la cabellera y le sonrió de medio lado.

—Si tú quieres podemos ir a otro lado…

—No, déjalo. Además, le prometí a mamá que te llevaría antes de las diez.

 

***

 

Ambos hermanos se dirigieron a su hogar, donde los esperaba su madre con comida deliciosa ya servida en la mesa. Ambos comieron, y el menor se dirigió a su habitación. Era viernes, y el próximo lunes sería su primer día de clases. Se dispuso a dormir, pero antes de cerrar los ojos, quiso intentar una última vez más aquello en lo cual estaba pensando mucho últimamene.

Tomó su celular, e ingresó a la página. Su rostro se iluminó por completo al leer la notificación: “Tienes un mensaje nuevo de Broly”. Abrió inmediatamente la bandeja de entrada y los mensajes de ese muchacho. Su sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco al ver aquello que le había enviado.

 

Broly: Bebé, mándame un video sexy tuyo.

 

Estaba completamente extrañado por ese mensaje. Aquel Broly al cual recordaba jamás le escribiría algo así.

 

Son Goku: ¿Eh?

Broly: Lo que entendiste, putito. Más te vale que me envíes un video sexy de ti, si no enviaré tu foto a todos tus conocidos. Y es mejor que te apresures.

 

El menor de los Son se puso completamente nervioso. ¿Por qué aquel muchacho del cual se estaba enamorando ahora actuaba de esa manera? ¿Acaso alguien más hackeó su cuenta, y ahora le enviaba esas cosas? ¿O… quizás siempre fue así y ahora mostraba su verdadero ser?

 

Broly: Te estoy esperando, putito. Apresúrate.

 

Goku sentía una gran presión en su pecho. Su mente no podía pensar con claridad. Sus ojos se llenaron de lágrimas, las cuales le eran imposibles retener. Estaba algo asustado por lo que podría pasar. Suspiró hondo, no podía dejar que alguien más viera esa imagen que le envió, pero todavía tenía suficiente dignidad como para rebajarse a enviarle un video suyo. Además, cabía la posibilidad de que no pudiera hacer eso con lo cual lo estaba amenazando.

 

Son Goku: No. No lo haré.

 

Observó el “Visto 11:25 p.m.”, así que inmediatamente borró toda la conversación, bloqueó a Broly, y bloqueó su cuenta en esa página. Colocó su celular sobre la mesita de noche y comenzó a llorar con cierta desesperación. En la habitación sólo se escuchaba el sonido de su respiración irregular a causa de su llanto. Tenía un poco de miedo de que algo saliera mal.

Su largo llanto acabó por dejarlo muy cansado, por lo que se quedó dormido con sus ojos hinchados, su rostro lleno de lágrimas, y con su ser algo destrozado.

Antes de dejarse llevar por aquel sueño, había pensado varias cosas. “Sí, eres demasiado lindo… Te enamoraré tan sólo cumplas 15…”. Incluso era mejor esperar tres años para una relación que lo que acababa de suceder. Le dolía que haya sido engañado de esa manera, pero ya no había nada qué hacer. Sólo rogarle a Kamisama que sólo hayan sido mentiras y que no cumpla su palabra.

 

 

***

 

Es lunes, y el menor de la familia salió vestido con su uniforme impecable, su apariencia lo hacía ver sumamente formal y apuesto. Pero en su mirada se reflejaba un toque de preocupación, más que nada por lo ocurrido hace unos días. No había salido de su alcoba en todo el fin de semana, preocupando a su familia, sólo comía lo que su madre dejaba en un plato al otro lado de la puerta. Sólo se asomaba para tomarlo, comer un poco, y volverlo a dejar afuera. Lo que sus padres querían pensar era que sólo se trataba de la edad en la que se encontraba, sólo una etapa de la adolescencia.

—¿Desayunarás, hijo?—le preguntó su madre con gran preocupación.

—No, mamá. No tengo hambre—fingió una sonrisa y caminó hacia la puerta principal, dispuesto a irse de un vez a la secundaria.

—Bien…—dijo un poco decepcionada de no poder recibir una respuesta que le ayudara a comprender qué es lo que estaba sintiendo en esos momentos.

—Hijo…—dijo Bardock—, enorgulléceme de nuevo—volteó a verlo y le sonrió de medio lado.

Goku sonrió y asintió levemente. Salió de la casa y comenzó a caminar. Decidió olvidarse del asunto de Broly y comenzar de nuevo. Después de todo, había borrado la conversación y, junto con ella, la imagen. “Todo estará bien”, pensó por último y siguió caminando, viendo hacia el frente con una sonrisa y la mirada en alto.

Llegó a la escuela, vio a muchos alumnos dentro en los pasillos, así como también varios dentro de los salones de clase. Tan sólo lo voltearon a ver, muchos guardaron silencio, y unos pocos murmullos se hicieron presentes. A pesar de que le extrañara, siguió caminando hacia su salón correspondiente. Estaba demasiado confundido por la reacción que tuvieron todos al verlo, porque no sólo fue en la entrada, sino también en los demás pasillos por los que pasaba. Finalmente llegó a su aula y, como en las otras ocasiones, todos callaron y susurraban cosas mientras lo veían.

Se sentó en el banco de la esquina, colocó sus brazos cruzados sobre la paleta de la silla y ocultó su rostro en ellos. “¿Por qué actúan así?”, se preguntaba mentalmente.

El timbre se escuchó, el resto de los estudiantes del grupo entró a clases, y unos segundos después lo hizo el profesor. Éste, al ver a Goku, se detuvo unos segundos, miró hacia abajo y se dispuso a colocar sus cosas sobre el escritorio y dar inicio a la clase.

 

***

 

El resto del día transcurrió de la misma manera. El menor de los Son comenzó a preocuparse por sus reacciones, así como de la manera que actuaron varios cuando se intentó acercar, puesto que ellos simplemente se alejaban sin decir nada.

Algo angustiado, dejó que ese día transcurriera y, a la hora de salida, corrió a su hogar. Mientras iba por las calles, comenzó a llover fuertemente. Pero…

No le importó…

Estaba demasiado preocupado por lo que ocurrió, quería pensar que fue una broma, o que simplemente una mala pasada. Mientras la lluvia caía sobre él, sus ojos se llenaron de lágrimas, las cuales le fueron imposibles de retener.

Cuando llegó a su casa, respiró hondo, y se dispuso a aparentar que nada ocurrió, para no preocupar más a su mamá. Abrió la puerta y entró.

—Hijo, ve a cambiarte de ropa para que no te enfermes—le dijo su madre, quien estaba vestida con una bata, correspondiente a su trabajo de doctora—. Ya me voy, ¿necesitas algo, cariño?

—No mamá, estoy bien. Gracias—respondió con voz baja viendo hacia el suelo.

—¿Kakarotto, estás bien? Has actuado muy extraño últimamente—dijo su hermano mayor llegando a su lado.

—Sí, estoy bien—dijo con el mismo tono de voz.

Deseaba por dentro que ya no siguieran preguntando más, sentía que si volvían a decir otra palabra ya no soportaría más y rompería en llanto. El dolor que sentía en su pecho era demasiado fuerte, tenía una gran presión dentro de sí. Sentía la necesidad de hablar con alguien acerca de su situación, de su orientación sexual, de que por ello entró a una página para adultos, de la manera en que se había enamorado y fue amenazado, del día de hoy en el cual todos se aislaron de él…

Pero no lo hizo… sólo calló…

—Iré a mi habitación—dijo y caminó hacia las escaleras.

Un tono se escuchó en la sala, seguido de otros dos. Eran los celulares de Gine, Raditz y Goku. Los tres revisaron y vieron que se trataba de un mensaje. Al abrirlo, Goku se dio cuenta de que alguien le envió las fotos de su conversación con Broly, de cuando le confesó sus preferencias, de las veces en las que le dijo “te quiero”, de cuando le envió una foto de él en la playa…

Sus ojos se humedecieron completamente al ver la reacción que tuvieron su madre y hermano, al parecer a ellos le llegó también ese mismo archivo.

Ahora todo tenía sentido. Alguien probablemente también envió eso a sus compañeros de escuela.

Un nudo se formó en su garganta, su pulso se aceleró descontroladamente y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas al ver que no sólo a ese infeliz le había bastado con humillarlo por su enamoramiento, sino que se atrevió a enviar la foto de él desnudo.

Un último mensaje le llegó, el cual decía:

 

Te lo advertí…

 

 


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