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Maldito Karma. por Kuraikun

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POV’S Kariya.

No dejaba de dar vueltas sin parar, ¿razón? Mi padre Ryuuji Midorikawa me había mandado a ir a comprar, porque él estaba muy ocupado con algo del trabajo o algo así, no estoy muy seguro, porque tampoco es que estuviera prestando mucha atención. Solo miraba el papel de la lista de la compra con cierto odio, tenía que admitirlo, me daba mucha pereza tener que ir al centro comercial para comprar lo pedido, preferiría acosar a mi adorado sempai por móvil, sin embargo no me estaba haciendo el más mínimo caso, lo cual me hacía estar más cabreado de lo que ya lo estaba.

Últimamente Kirino estaba muy raro, no parecía el mismo, me evitaba cada vez que podía, e incluso cuando el entrenamiento había acabado, se entrenaba de más, quizás quería estar en el Earth Eleven con Shindou, después de todo estaban muy unidos, y tal vez se había enamorado de él, como siempre estaban juntos. No me extrañaría, además nadie se fijaría en alguien como yo, y menos mi sempai, lo único que sabía hacer era molestarle para que me prestara atención. Mis métodos eran de lo más extraños, también tenía que admitirlo, y era básicamente porque no sabía expresar bien mis sentimientos, si hasta demostraba cuanto quería a mis padres molestándoles, la mayoría de las veces les decía que les había escuchado hacer cosas nazis –lo que quiero decir, fornicar– Me encantaba ver como Hiroto a veces se atragantaba con la comida, o cuando Ryuuji se ruborizaba más que el pelo de Hiroto.

Suspiré, lo mejor era quitarme esos pensamientos negativos de mi cabeza, ni siquiera sabía lo que sentía él por mí, si el destino se ponía de mi parte por una vez incluso podría salir con él. ¡Sería un sueño hecho realidad!

Una vez que terminé con los dichosos recados, salí de la tienda con una sonrisa de tonto enamorado, como las adolescentes de  hoy en día, pensando en alguna declaración romántica entre Kirino y yo, no obstante si llegara el día en que eso ocurriera estaba seguro de que ni siquiera sería romántica, o por lo menos no por mi parte. Soy un jodido tsundere sin remedio.

Esa sonrisa de tonto enamorado se me borró enseguida de mi rostro, ya que estaba lloviendo, pero no chispeando, no, ¡cayendo la gorda! Y si no me daba prisa me iba a empapar. Ah no, ya lo estaba, fue inevitable. Como buen idiota que soy no le hice caso a Ryuuji con que llovería, porque el cielo estaba despejado en cuanto salí, el tiempo estaba muy loco. Demasiado para mi gusto.

Empecé a correr como si me vida me fuera en ello, pensando en que desearía estar en mi habitación estando entre mis mantas, leyendo un libro que lo dejé en una parte de lo más interesante–razón por la cual no quería salir a la calle–, me encantaba leer, era uno de mis hobbys favoritos a parte de jugar al fútbol.

Cabe decir que para llegar a mi humilde morada, había que pasar por el campo de la ribera del río, y me paré en seco a pesar de que me estaba empapando más de lo que ya lo estaba, y que estaba tiritando del frío incluso, pude divisar la figura de Kirino entrenando sin parar, y parecía no querer dejarlo. A este paso se iba a resfriar, y como era la persona de la cual estaba enamorado, no quería eso, ¿a quién iba a molestar en los entrenamientos? Se volverían de lo más aburrido seguro. Me acerqué corriendo a él, y paró de entrenar al verme justamente en frente.

–¿Acaso estás loco? A este paso te vas a resfriar Kirino-sempai–por una vez no me estaba burlando de él, solo me mostraba un poco más amable de lo que solía ser con él.

–No me importa, aparta–me pidió con el tono más borde que pudo haber utilizado conmigo, y a decir verdad sentí como una punzada de dolor en mi pecho, por una vez que me mostraba amable. Le miré de arriba abajo, y pude ver como su uniforme estaba totalmente cubierto de lodo por la lluvia, además de la respiración un poco agitada, y un leve rubor en sus mejillas, pero ¿a qué se debía lo último? Aunque me hubiera hablado borde, yo no desistí, lo mejor era irse a casa lo antes posible.

–No me seas idiota, ¿por qué no sigues entrenando mañana?–era lo más lógico después de todo.

–¿Acaso te importa lo que haga o deje de hacer?–de nuevo ese tono de voz, y estaba por mandar todo a la mierda, y declararle mis sentimientos ahí mismo, que se equivocaba, porque con él podía mostrarme como yo era en realidad, un chico algo problemático, que solía ser muy molesto, y sarcástico. A pesar de todo eso, Kirino siempre o la mayoría de las veces se había mostrado amable conmigo, y él bien debería de saber que si le cedí el puesto para que fuera a la época de Juana de arco para realizar el mixi-max con ella cuando Daisuke Endou, no le había elegido, era por algo, no me gustaba verle sufrir de esa manera. Sin embargo antes de poder contestarle algo, Kirino había caído desmayado delante de mis ojos, y ahora tenía un problema, y uno muy gordo.

–¡Kirino, despierta!–lo cogí por los hombros comenzando a agitarlo, para comprobar si de esa manera se despertaba, mas no había manera. Una cosa tenía clara, no lo iba a dejar aquí tirado con la maldita lluvia que no ayudaba en lo más mínimo, lo malo era que no sabía dónde vivía, y no me sé la contraseña de su móvil para llamar a sus padres. Si lo estás pensando, sí, una vez quise cotillearle, pero no pude, además me pilló y me llevé un buen golpe por su  parte en mi pobrecita cabeza.

Ese rubor suyo no desaparecía, y toqué su frente, estaba ardiendo, me sorprendí, ¿cuánto tiempo había estado entrenando por el amor de Dios? Si es que si yo no llego a estar ahí, aparte de lesionarse, cogería una pulmonía. Decidí cogerle entre mis brazos, a caballito justamente, y empecé a caminar hacia mi casa, no tenía otra opción.

Al cabo de unos minutos por fin llegué de lo más empapado, junto con un Kirino desmayado igual de empapado a mi espalda, y por si fuera poco me moría del frío, mis dientes castañeaban.

–Mira que te lo había dicho Masaki–fue lo primero que me dijo mi padre en tono de reproche, y luego se fijó en que llevaba al pelirrosa a mi espalda–¿Qué se supone qué haces con Kirino? ¡¿Acaso lo has secuestrado?!–me preguntó de manera exagerada, y puse los ojos en blanco, por lo que me había contado mi otro padre, Ryuuji seguía teniendo esa personalidad alocada, la cual no sacaba conclusiones lógicas.

–No, papá, me lo encontré entrenando, me acerqué y luego se desmayó, y no sé dónde vive, así que no tenía más remedio que traerle aquí.

–Bueno, en ese caso, ve a tu habitación antes de que cojáis un resfriado, estoy seguro de que en tu armario hay ropa que le quedará bien a tu amigo.–me avisó, y yo comencé a subir las escaleras con él en brazos, no sin antes darle la bolsa con todos los recados. A mitad de esta me paré, al seguir hablando–Y por cierto, Hiroto y yo nos vamos a cenar fuera, la comida la tienes en la cocina solo hace falta calentarla, y por último no hagas cosas nazis con él mientras no estamos ¿eh?–me guiñó un ojo riéndose de mí, ya que había conseguido hacerme ruborizar hasta las orejas al haberme imaginado tal cosa.

–Lo siento, pero es que yo no soy como vosotros que os la pasáis follando como conejos–rematé con una sonrisa prepotente en mi rostro, viendo como esta vez el rostro de Ryuuji se volvía rojo, y poco después Hiroto hizo acto de presencia mirándome con cara seria, tanto que me produjo escalofríos. No quería que dijera palabras mal sonante, decía que no eran aptas para niños pequeños, ¡ni que tuviese nueve malditos años!

–Esa boca, que Ryuuji y yo no te hemos enseñado a hablar de esa manera–me advirtió, y yo solo asentí con la cabeza, y me dirigí por fin a mi habitación.

Lo primero que hice fue dejar a Kirino en mi cama, y después me cambié poniéndome el pijama, y secándome el pelo con una toalla dejándomelo un poco despeinados, no quería pescar un resfriado al igual que mi senpai. Tragué la saliva, ahora venía la tarea más difícil del mundo…¡Quitarle la ropa, y no morir en el intento ante tanta belleza deslumbrante! Quizás exagero, para mí Kirino era simplemente genial. Me encantaba su forma de ser, cuando sonreía, cuando se molestaba por sus bromas, su amabilidad con el resto del equipo–a pesar de que a veces me ponía celoso– y sobre todo su especialidad por llevarse bien con todos los del equipo, incluso conmigo que soy el diablo en persona.

Saqué uno de mis pijamas que no me estaban bien, lo típico de que te lo regala alguien de la familia, que no ves apenas, y ni siquiera sabe tu talla de ropa, pues esa. Esperaba que fuese de su talla, porque verle con algo que le estuviera justo, me haría querer darle duro contra el muro, porque claro, ¡yo no sería el pasivo con él! Por supuesto que no.

Suspiré hondo, no iba a ser tarea fácil contener mis instintos de activo con instintos sexuales para nada sanos. ‘’Venga, Masaki tú puedes’’ Me animé a mí mismo, vería a Kirino desnudo, en los vestuarios simplemente no le miraba a pesar de mis instintos, ¿por qué razón no aprovechaba la oportunidad de verle en los vestuarios? Porque me quedaría embobado, y no quería que nadie supiera de mis alocados sentimientos.

Me senté en la cama, y primero le quité la camiseta de la equipación del  Raimon, y seguido le puse la camiseta del pijama, resistiendo a la tentación de tocar su piel, que seguro que estaría suave, tal y como me lo imagino en mis sueños…’’No, no pensemos ahora en mis sueños húmedos, tengo que concentrarme’’ Negué con la cabeza, como si eso fuera a hacer que se fuesen todos mis pensamientos, en los que hago un montón de cosas sucias. Malditas hormonas.

Bien ahora el pantalón, esto es como ‘’Hoy aprenderemos a vestirnos con el gran maestro Kariya Masaki’’ Creo que la lluvia me ha afectado demasiado el cerebro, y no estoy pensando con demasiada claridad. Se lo quité sin querer fijarme demasiado en sus piernas, y menos en lo que tenía entre ellas. Y le puse por fin el del pijama, por suerte no vi aquello, debido a que su ropa interior por suerte estaba seca. Siento que me he aprovechado de mi sempai, y eso que no había hecho nada nazi, tal y como me había advertido mi padre.

Decidí mientras que despertaba, que lo mejor sería sacar la otra cama, eran cerca ya de las diez y media, y no me fiaba de la gente que rondaba por la calle a estas horas, y más en invierno, había muchos borrachos por ahí sueltos. No iba a dejar que el pelirrosa se fuera a su casa esta noche, además de que aún no había dejado de llover ahí afuera.

Puse las sábanas y las mantas de manera algo patosa, no se me daba bien hacer la cama, y nunca se me iba a dar estaba seguro. Estaba haciendo el último arreglo para que quedara bien puesta la sábana y bien estirada, por lo que estaba boca abajo, cuando terminé y me senté sobre esta sentía como alguien me miraba, alcé un poco el rostro, y me encontré a Kirino mirándome totalmente serio, sin ninguna expresión en su rostro, lo cual me sorprendió de sobre manera y retrocedí un poco ante tal impresión.

–¿Dónde estoy?–preguntó una vez que ya hubo mirado toda mi habitación analizándola por completo, estaba claro de que la suya no era, y si estaba aquí, era obvio de que se trataba de mi habitación.

–Estás en mi casa, te desmayaste, y no te quería dejar ahí tirado en la calle, te podría haber llevado a tu casa, pero no sé dónde vives–expliqué encogiéndome de hombros ante lo último.

No sabía muy bien por qué, lo veía un poco aturdido, tal vez era que la fiebre no le había bajado, ya que la frente anteriormente le ardía, sin embargo ¿qué se suponía que le iba a dar? No entiendo de estas cosas.

–¿Y quién se supone qué eres?–me preguntó de nuevo serio, tal y como me lo había encontrado en el campo de la ribera, pero sin utilizar ese tono de voz tan brusco suyo. Abrí los ojos como platos, sin poder creer lo que había escuchado de sus labios, ¿cómo que quién era?

–Déjate de bromas, senpai, ¿cómo qué quién soy?–me daba igual que se notase mi nerviosismo, porque no quería pensar que él no me recordaba con todas las cosas que habíamos pasado los dos juntos en el equipo de fútbol, o cuando viajamos por el tiempo, y él descubrió mi miedo hacia las serpientes, y me escondí tras su espalda, como si fuera mi escudo protector.

–No estoy de bromas–sentí como mi corazón se aceleraba por los nervios que me recorrían todo el cuerpo, yo simplemente me negaba a creerlo, ¿acaso alguien podía perder la memoria sobrepasando sus límites entrenando? Para mí no tenía sentido, mas al ver su mirada me bastaba para saber que después de todo, no estaba mintiendo, que esto era realidad. Suspiré supongo que tendría que presentarme, y decirle que soy un seed tal y como hice la primera vez con tal de ver su rostro de asombro. Ah no, que ya no existe el sector V.

–Bueno, pues soy Kariya Masaki–supuse que tampoco sabría su nombre, así que a continuación le expliqué quién era y de qué nos conocíamos–Y tú eres Kirino Ranmaru, estamos en el mismo equipo de fútbol, y estás en un curso superior al mío.

–Se notaba que eras más pequeño, eres un enano–me dijo burlándose de mí, y enseñándome la lengua, yo por mi parte sentí como una pequeña vena sobresalía de mi frente. Ya sabía que era bajo para mi edad, no hacía falta que me recalcara, ¡ese era mi punto débil!–Bueno, y cuéntame sobre mí–comenzó a  decir esta vez con una leve sonrisa, la cual hizo que mi corazón se acelerase, y que sintiera mis mejillas arder, si me seguía tentando con esas miradas tan adorables, al final le tendría entre mis sábanas, y no justamente para dormir–¿Tengo novia?

–No que yo sepa, nunca me has contado mucho sobre tu vida–bueno más bien se podría decir que éramos un par de desconocidos, no sabíamos mucho sobre el otro, porque él siempre estaba con Shindou, su mejor amigo y quizás también su novio, y yo estaba con Hikaru, Tenma, y Shinsuke.–Aunque casi siempre estabas con el  ex capitán del equipo Shindou Takuto, y parecía que se querían mucho–expresé con cierto recelo, muchas veces me ponía celoso de su relación tan sólida, por eso no podía evitar pensar que tal vez tenían una relación a escondidas, o algo así.

Seguimos hablando un poco más, Kirino me explicó bastante convencido a mi parecer, que estaba seguro de que ellos dos no estaban saliendo, lo cual me parecía sospechoso, porque después de todo no recordaba nada, sin embargo no quería seguir dándole vueltas al asunto, sino me volvería totalmente loco. Después me pidió que le enseñara donde estaba el baño, porque se quería duchar, me quise dar contra algo, ¡con lo que me costó quitarle toda la ropa para que ahora me diga eso!

Sin más remedio tuve que acompañarle al baño, el cual no estaba muy lejos ya que estaba en mi misma habitación. Le di unas toallas, y después desapareció por la puerta cerrándola.

Yo por mi parte decidí tumbarme en mi cama, y coger el libro que estaba leyendo, mas no podía concentrarme, y tuve que releer mil veces el mismo párrafo para enterarme de lo que estaba sucediendo. Simplemente no podía concentrarme, debido a que le seguía dando vueltas al asunto de que mi senpai no recordaba nada, ya ahora era imposible decirle mis sentimientos, no iba a servir de nada si no me recordaba, y menos se iba a enamorar de mí en cuestión de escasos minutos que habíamos estado hablando. Ahora es cuando me arrepiento de no haberlo intentado antes, porque por lo menos no me quedaría con la duda de que habría sucedido, ¿me correspondería o me habría mandado a la mierda? Lo más seguro la segunda opción.

Tras unos minutos salió del baño, yo esperaba que fuese con el pijama que antes le había dado, pero ¡no! Solo tapaba una toalla sus partes más intimas, y como os podréis imaginar, yo que soy un adolescente enamorado, con las hormonas revolucionadas, me quedé mirándole como embobado. Su cuerpo mojado, con gotas de agua recorriéndole la piel, y con su cabello suelto, …Ay creo que me iba a dar un derrame nasal. Y así es como murió Kariya Masaki a los 15 años de edad. Su corta vida fue muy bonita, mientras duró.

Vale, ya me dejo de tonterías, pero creo que me iba a dar algo ahí mismo.

–¿Por qué me miras como si me estuvieses violando con la mirada?–me soltó de repente con una sonrisa divertida en su rostro, yo no pude evitar enrojecer tenía razón, me estaba imaginando de nuevo cosas sucias con él, pero él tenía la culpa, por ser tan sexy.–Es raro que hayas hecho todo esto por mí, ¿y si en realidad eres un violador?–sin poder evitarlo me atraganté con mi propia saliva, ¿cómo se le ocurre llamarme violador? ¿Acaso tenía esa pinta?

–¿Qué?–pregunté incrédulo dejando el libro a un lado–¿Qué dices? ¡Claro que no soy ningún violador, idiota! ¿Por qué lo sería?

–Es que con esos ojos, y esa mirada lo pareces–ya claro, y él parecía una chica y no se lo había dicho con tal de no molestarle, más de lo que había hecho en ese último año–¿Seguro que no lo eres?

–¡Que no lo soy, pesado!–le solté ya un poco harto al respecto, mientras me levantaba de la cama, tenía hambre y quería ir a cenar–¡Mira, haz lo que te dé la gana, como si te quieres ir!–grité dando un portazo al salir de mi habitación, dejándole totalmente a solas, me desesperaba. Así le estaba demostrando que no era un maldito pervertido que se quería aprovechar de él. Por parte de Kirino escuché como se reía sin parar, estas son las ganas en las que quería imitar a Gouenji Shuuya en su juventud, darle un balonazo, y arreglar su problema de amnesia, seguro que así me recordaría, y se dejaría de tonterías varias.

Encendí la luz de la cocina, y vi que para cenar tenía pizza, la cual me encantaba, era mi segundo amor platónico, porque claro Kirino era el primero, y ya tenía claro que sería uno imposible.

La puse a calentar al horno, y tras coger agua, me puse a cenar disfrutando de su delicioso sabor. Mientras no dejaba de pensar en que si quizás mi apariencia era tan fea, que de verdad parecía un violador pequeño de tan solo quince años. Negué, eso no tenía sentido, además como escuché su risa, tal vez solo era para molestarme un poco.

Una vez que ya terminé de cenar, dejé tanto el plato vacío como el vaso en el fregadero, y en cuanto iba a subir de nuevo a mi habitación a hacer cualquier tontería, y pasar de Kirino, tras haberme llamado violador, justamente me choqué con él, ya que él parecía estar buscándome.

Al parecer tenía hambre, lo que no me extrañaba, suponiendo que había estado la gran parte de la tarde, entrenando sin parar, lo que me hacía cuestionarme, ¿por qué se había estado entrenando de esa manera? Esta vez, es cuando aprenderemos a ser detectives, con el gran Masaki…¿Qué? Bueno, ya de verdad que me dejo de tonterías, pero lo único que se me pasaba por la cabeza en estos casos, era que sin duda alguna, quería formar parte del Earth Eleven, aquel equipo del Raimon, tan importante que defendía la Tierra, donde se encontraban tanto Tenma, Shindou, Tsurugi, y Shinsuke, que de alguna manera, se había infiltrado con tal de entrar a la fuerza.

Entendía perfectamente a Kirino, es decir, a mí también me había dolido no haber podido formar parte de aquel equipo tan importante, donde en un principio ninguno de sus jugadores sabía jugar al fútbol, era totalmente frustrante, no poder ayudarles, cuando lo único que quería, era ir con ellos, con tal de luchar juntos, ya que estaba realmente agradecido con cada uno de ellos, gracias a su apoyo, pude darme cuenta de que no todo el mundo me iba por acabar traicionando, que tenía amigos en los que poder apoyarme en los momentos más difíciles, para levantarme de nuevo, y seguir con mi vida, y en cambio, la gran mayoría del equipo, totalmente defraudados nos dimos de cara contra la realidad, el entrenador, no nos había elegido. En cambio, yo no me entrenaba como un loco, con tal de que se dieran cuenta de mi gran capacidad, y no era por echarme aires, bien sabía que no era un mal jugador, porque Kirino sobre esforzándose de esa manera, lo que tan solo iba a conseguir era tan solo lesionarse, y de alguna manera, totalmente inexplicable para mí, había quedado sin memoria por aquello, sobre todo había que ser prudente, y saber nuestros límites.

Pensaba en todo aquello, mientras de manera más o menos rápida, le preparaba algo de cenar, después de todo por así decirlo era un invitado, inesperado, pero lo era. Como no sabía cocinar, ya que no era como mis padres, que sin exagerar ambos eran muy buenos cocineros, decidí prepararle un bocadillo, que lo aceptó gustoso, y de beber decidió agua, el niño de cierta manera, no me iba a salir muy caro.

A pesar de que seguía un tanto molesto con él, porque desde que se había despertado no había dejado de meterse conmigo, sobre todo llamándome violador, cuando ni siquiera tenía pinta de aquello, de lo que nombraba, decidí quedarme con él. En un principio, nos manteníamos en completo silencio, sin decir nada al respecto, y cabía decir que el silencio que nos rodaba, era de lo más agradable, no era incómodo, y yo no me sentía nervioso ante su presencia, tan solo un tanto afectado por haber perdido de momento la oportunidad de declararme, ya que hasta que no nos conociéramos un poco mejor, no íbamos a llegar a ser pareja si se daba el caso, que lo dudaba, porque por supuesto, él tendría que conocerme, para poder decidir si podía sentir algo más por mí, o si yo tan solo tenía ilusiones ciegas, de que algo así podría suceder.

Esta vez, lo que más me sorprendió, fue que estuvo preguntando por mí, en vez de por él, después de todo había perdido la memoria, y supuse que quería conocerse mejor, pero ya se veía que me había equivocado por completo, y que sentía cierta curiosidad hacia mi persona, aunque yo no me consideraba un chico interesante ni mucho menos, solo era un chico normal y corriente, al que le encanta el fútbol, molestar a mi sempai, con tal de llamar su atención, lo que era una manera de lo más extraña, y que por causas desconocidas, no había tenido un pasado muy feliz que digamos, pero gracias a mis padres adoptivos, y a mis amigos, yo ahora llevaba una vida agradable, y no la cambiaría por nada, a mí me gustaba tal y como iba, así que le conté por encima aquella historia triste, que no me gustaba para nada recordar, y sobre mis gustos, quitando aquello de que estaba locamente enamorado de él, a pesar de que era mucho más molesto de lo que recordaba.

Poco después de que terminase de cenar, y de dejar los platos en el fregadero, con tal de dejar todo lo limpia posible la cocina, decidimos que lo mejor sería irnos a mi habitación. Mis padres no iban a venir muy tarde, de eso estaba seguro, y no era la primera vez que se iban dejándome a solas en la casa, aunque esta vez acompañado, por lo que lo mejor era estar allí, si no queríamos molestar en cuanto vinieran, ya que se irían a la sala de estar, donde estaba tanto el sofá, como la televisión, que la mayoría de las veces solían ocupar, si no tenían trabajo, o si no hacían otro tipo de cosas privadas en su habitación.

Nada más entrar en esta, sentí como Kirino me hacía la zancadilla, y diría yo que no fue sin querer, ya que al caer en la cama boca abajo, y darme la vuelta, con tal de preguntarle qué se le pasaba por la cabeza por hacerme eso, así sin más, sin venir a cuento, vi una sonrisa ladina en su rostro, y sin darme tiempo a reaccionar, se posicionó encima de mí sin quitar esa sonrisa de su rostro, que sin poder evitarlo hacía a mi corazón latir con cierta rapidez, y que me quedase totalmente embelesado con él, no podía evitarlo, el amor me atontaba, o más bien Kirino en sí me atontaba, porque aún sin memoria, sabía cómo volverme loco en cuestión de segundos.

—¿S-se puede saber qué haces? ¡Quítate! Pesas—le pregunté, tratando de evitar que se notasen mis nervios, pero entre que lo tenía, a decir verdad, bastante cerca de mí, y entre que no quitaba esa sonrisa, que me producía que me recorrieran como mariposas por mi estómago, y además de mis nervios por no entender para nada a qué venía todo aquello, no se pudo hacer nada, y su risa me confirmó que en parte mi excusa de que pesaba, no era creíble, y que además se notaba que estaba a kilómetros, lo nervioso que me encontraba y todo por su culpa. Él por su parte, no me respondió, y con tal de quitármelo de encima, porque se notaba que tan solo se quería burlar de mí, forcejeé con él, en vano, ya que, de un rápido movimiento, éste me agarró de las muñecas, dejándome completamente a su merced, porque no encontraba la forma de liberarme, lo que me ponía especialmente nervioso—A ver si el violador vas a ser tú—dije lo primero que se me pasó por la cabeza, sin embargo en esos momentos era lo que parecía, que me iba a violar, ¿a quién se le ocurría hacer eso de repente? A este Kirino extraño, claro.

—¿Sabías qué, Masaki?—comenzó a decir, pronunciando mi nombre con tanta ternura, y suavidad que de alguna manera u otra, acabó por hacer que me diera especialmente vergüenza, y que sintiera mi rostro arder, estaba totalmente ruborizado, y seguro que ya incluso me iba a confundir con un semáforo andante, solo habría que verme. Como era obvio, sentía la necesidad de taparme el rostro, con tal de no me viera, no obstante, Kirino por muy afeminado que pareciese, no era una princesita indefensa, y al pequeño demonio que era yo, le tenía completamente a su merced, me era imposible soltarme—Al principio, pensé que te odiaba, odiaba cada una de tus bromas, odiaba cada parte de tu ser, pero solo trataba de convencerme a mí mismo de eso, porque a pesar de que en un principio me molestabas, me demostraste que no era porque me odiabas, sino porque querías llamar mi atención, y aunque no lo quería admitir, al final tus bromas acabaron por gustarme, y cada parte de tu ser me acabó por enamorar, pero no me pude resistir a gastarte yo también una broma, así que ¡era mentira que había perdido mi memoria!

—Yo también te am…Espera, ¡¿qué?!—pregunté más que exaltado, no podía asimilar del todo lo que me acababa de soltar, empezando por aquello de que le había llegado a enamorar, ¿eso era posible? En mi mente prácticamente n cabía, sin embargo aquello de que tanto mis bromas, como que cada parte de mi ser le enamoraba, no dejaba de repetirse en mi mente, como si de esa manera pudiera darme cuenta de que todo esto no era un sueño, que era la realidad, que mi amor era correspondido, eso era una parte, y quedaba la otra. Aquello de que era una broma que había perdido la memoria, y a decir verdad mis ganas de poder matarlo, se hicieron presentes en mí, ¡se había estado riendo en mi cara! Y yo sin darme cuenta, y a pesar de que estaba claro, que por sobre esforzarse era imposible perder la memoria, yo me lo había creído como tonto que era—¡Eres odioso, no hay forma de que te pueda amar, sempai idiota!

—¿Estás seguro de que no me amas? Porque antes lo ibas diciendo, pero bueno, tengo mis métodos para hacerte cambiar de opinión—vi una sonrisa adorable en su rostro, y supuse que no me esperaba nada bueno, y en efecto, seguido y soltándome las manos, comenzó a hacerme cosquillas sin parar, lo que eso era sin duda alguna, uno de mis puntos débiles, y me comencé a reír sin parar, y sin poder hacer nada por evitarlo.

—E-está bien, te amo Kirino-sempai, pero por favor para, me voy a morir de la risa—pedí por un poquito de piedad, y entonces paró de hacerme cosquillas, y en ese momento conectamos nuestras miradas, nos quedamos hipnotizados con los ojos del contrario, y como si de una fuerza extraña se tratase, nos fuimos acercando lentamente hasta el punto de que nuestros labios se rozaron, hasta fundirnos en un beso tierno, y suave, mientras sentía como me agarraba de las mejillas, haciéndolo un poco más profundo, pero llevando la misma intensidad uno completamente suave, transmitiéndonos cada uno de nuestros sentimientos, que habían sido acallados durante un año, demostrándonos con aquel suave contacto, que nuestro amor era verdadero, que a pesar de nuestras bromas, o peleas de críos pequeños, en nuestro interior se escondía cada uno de nuestros sentimientos, sentimientos de amor verdadero, y que ya tenían que salir a la luz. Yo estaba completamente ruborizado, y nervioso, nunca antes había besado, y que fuera con mi sempai, el chico que me volvía loco, que me enamoraba a cada segundo, era como un sueño hecho realidad—T-te amo Ranmaru-idiota—me atreví a decir una vez que nos acabamos por separar, yo por mi parte totalmente avergonzado, y él por su parte con un leve rubor en sus mejillas.

—Yo también a ti Masaki—y seguido nos volvimos a besar, como si se viera que con aquel beso, que con tan solo haber probado un poco del otro, que eso no nos bastaba, que necesitábamos más del contrario, y que por supuesto, nos íbamos a volver adictos uno del otro.

Una cosa había aprendido el día de hoy, y es que no le gastes bromas a tus superiores y menos si este te gusta, porque si no, la broma que caerá sobre ti, será mucho peor que tuyas propias, y tan solo de esto puedo decir que maldito karma.

Notas finales:

Quiero agradecer a los tres comentarios que recibí en el anterior two-shot fallido xDD, aunque no creo que ninguna lo vaya a leer (?) xD, el caso es que muchas gracias por haber leido, y por haber comentado en esa, porque la verdad es que recuerdo que lo he escrito yo, y me da algo de las tonterías que escribía, aunque en este tambien las he escrito, no lo niego (?) xD, pero son diferentes, porque aquí todo tiene sentido, y en el anterior no xD.

Bueno, el caso es que espero que os hayais reido, y sobre todo disfrutado del resultado final después de dos años (?), si es yo lo sé, no puedo dejar nada a medias (?), bueno ya me dejo de tonterías xD. Espero de verdad que lo hayais disfrutado tanto como yo escribiéndolo ^^ espero vuestros comentarios :3.

Y sin más me despido, hasta la próxima :3!


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