Llevaba aproximadamente secuestrado tres días, cuando el secuestrador venía a verme sentía su respiración cerca de mis labios. Por alguna razón no tenía miedo, pero si me sentía impaciente ya que no me gustaba mantenerme vendado de los ojos, cuando me alimenta siempre antes de quitarme la mordaza que no me permite hablar, me decía “No hables o no comerás hoy”.
Yo le obedecía e intentaba averiguar quién era, aunque mis intentos fueron fallidos por el simple hecho de que cambia el tono de su voz.
Una puerta se abrió y comencé a escuchar el ruido metálico de los escalones, al parecer me encontraba en algún ático de alguna casa. Sus manos que se encontraban en la mordaza no la quitaron si no antes decir. –No hables o no comerás hoy. –Luego lentamente la retiraba.
Llevaba unas 2 horas de mis últimos alimentos, aunque no sabía si desayunaba, comía o cenaba. Por lo que decidí hablar. –No entiendo porque me mantienes secuestrado y no me preocupa, pero ya me es molesto mantenerme con los ojos vendados, me la paso en la oscuridad y eso me asusta. –No escuche respuesta a mis quejas.
Pero sentía como desataba el nudo de mis vendas que se encontraba detrás de la cabeza.
Al quitármelas me percate que se trataba de un chico más grande que yo, parecía que lo había visto en mi bachillerato. Y luego lo recordé.
-Oh, así que eres tú. –Dije, el chico se veía sin expresión alguna, no parecía importarle que le hablara.
-Si gritas te volveré a vendar, así que es mejor que guardes silencio. –Todo lo que dijo lo decía sin sentimiento alguno, tal vez por esa razón no temía de él. No se mostraba ni agresivo, ni siquiera alegre.
-Tranquilo, no gritare. Prefiero ver a seguir manteniéndome en la oscuridad. Aunque no crees que muy pronto se darán cuenta de mi desaparición, mis padres podrían llamarme muy pronto. –Intentaba ponerlo nervioso pero al parecer eso tampoco lo inmutaba.
-Si es por eso no te preocupes, avise a la escuela que habías salido con tus padres de vacaciones, y como vives solo, me mantengo respondiéndole a tus padres. –Yo sonreía, no me imagine que un chico de 6to de bachillerato ya mantenía planeado todo. Y sin miedo alguno de que su plan fallara.
-Me alegra por ti. Te reconozco de vista, pero dime ¿cómo te llamas? –dije
-Sousuke. –dijo, sin intentar sacar platica alguna.
-¿Qué quieres de mi Sousuke? –dije con tono serio.
Sousuke me miro de pies a cabeza, luego acariciando mi rostro pronuncio la palabra. –Sexo.
Al pronunciar esa palabra, mi cuerpo tembló. Me había puesto pálido, comenzaba a sentir algo de nauseas. –Creo que te equivocas Sousuke, pero yo soy un hombre y el sexo lo puedes realizar solo con una mujer. –Trate de retomar la compostura que tenía, pero mi intento fue nulo. Sousuke solo me miro, su mirada era penetrante lo que hizo que mi cuerpo sintiera un ligero temblor.
Luego de quedarse mirándome, acerco su mano a la camisa de botones que traía y la pasaba en forma de carias en mi abdomen. –Creo que eres demasiado inocente Rin, el sexo se puede hacer entre hombres. –Su rostro había cambiado, parecía que estaba excitado.
Yo me estremecía en cada caricia que me daba, mi cuerpo no sabía cómo reaccionar.
Sousuke era más grande que yo, tenía músculos y un cuerpo muy cuidado. Yo no le podría ganar aun si intentara escapar, no sé cómo cambiaron las cosas, pues al inicio no temía de él pero al ver cómo cambio su mirada mi cuerpo sabía que en cualquier momento podria ser devorado por esta bestia.
-¡Deja de tocarme! –grite, Sousuke se detuvo pero aun sin quitar su mano de mi abdomen.
De pronto en un movimiento rápido quito las cadenas de donde se mantenía sujetas para que no escapara y las coloco en una pared que mantenía un aro grueso, me acostó en una colchoneta que se mantenía detrás de donde me mantenía sentado.
-Te enseñare como tienen sexo los hombres. –dijo mientras se aseguraba que me mantuviera encadenado.
Sousuke comenzó a desabotonar la camisa que traía, y con su dedo rozaba mis pezones. Al principio no sentía nada, pero conforme los siguió tocando yo ya comenzaba a sentir un temeroso placer.
-Ngh sou…suke para. –Sousuke me bajo el bóxer que mantenía, pues al parecer desde que me trajo aquí ya me había quitado los pantalones.
Mi miembro se mantenía abajo. –Que ternura. –Escuche a Sousuke decir, aun así no lo toco y me puso en posición boca abajo. –Ponte en cuatro. –Dijo, yo del miedo obedecí rápido, parecía que fuera masoquista. –Por este pequeño agujero es donde un hombre puede tener sexo con otro. –decía mientras tocaba mi recto.
-Sousuke para, te lo suplico. Tengo miedo. –Sousuke se hizo de oídos sordos y mientras yo suplicaba, él ya estaba metiendo el primer dedo en mi agujero. –DUELE. –Grite.
Sousuke saco su dedo. –Como veo que no puedes guardar silencio te volveré a poner la mordaza. –Sousuke tomo la mordaza y me la volvió a colocar en la boca. Yo tenía los ojos llorosos, pues sabía que seguiría introduciendo su dedo.
-Deberías seguir con tu valentía de hace rato, así será más fácil para ti Rin.
Sousuke volvió colocar su dedo, estaba seco y eso hacía que me doliera mucho. Luego lo volvió a sacar y acerco su boca a mi trasero, y con su lengua comenzó a lamer mi ano. Yo no paraba de estremecerme, sentía como su lengua saboreaba cada parte de mí.
-Creo que ya lo estas comenzando a sentir. –Esta vez metiendo dos dedos, comenzó a meterlos y sacarlos haciendo repeticiones, yo no podía estar quieto y movía mis caderas, el placer que sentía no se comparaba con ninguna chica. Me sentía poseído, tomado entre esos grandes músculos.
Mi saliva no paraba y la mordaza se mantenía húmeda, fue cuando escuche el ruido del cinturón de Sousuke que se lo quitaba, luego bajo sus pantalones junto con su bóxer y me di cuenta de lo mucho que estaba excitado, su miembro era más grande que el mío. Comencé a llorar, eso no cabría en mi agujero. –No tengas miedo Rin, muy pronto te acostumbras. –Sousuke acerco la punta de su pene a mi trasero y lo comenzó a acariciar, yo seguía en cuatro y en una embestida él lo metió. Yo hice un grito ahogado, me dolía demasiado, podía sentir como su enorme pene me había penetrado, mis lágrimas no paraban. –Se siente muy bien Rin, lamento meterlo todo. Pero ya no podía esperar.
Sousuke se comenzaba a mover, me embestía con mucha fuerza y yo comenzaba a sentir placer, su pene se sentía demasiado. Me sentía una chica, no paraba de jadear cada vez que él acariciaba mis pezones y mientras me penetraba me decía. –Por hoy te dejare gritar. –El me quito la mordaza mientras se seguía moviendo, yo comenzaba a gemir y gritar. Me estaba destrozando.
-Ngh aaah ahhh nggh. –Era los sonidos que me la pasaba haciendo, Sousuke saco su miembro de mí, y podía sentir lo expandido que tenía mi agujero. Pensé que había acabado, pero luego Sousuke se sentó y me arrastro hacia él, me había encimado en él. Su pene entro con facilidad pero esta vez lo sentía demasiado profundo.
-SOUSUKE ESTA MUY ADENTRO. –Logre decir, a Sousuke no parecía importarle, y tomándome de la cintura, me subía y bajaba. Mi pene estaba a punto de venirse. –Sousuke ahhh to…ca mi pen..pene. –Suplicaba, quería sentir más, quería que me tomara por todas partes.
Sousuke solo se limitó a responder–Quiero que te vengas solo por el culo. –Y metiéndolo más profundo lo comencé a sentir hasta mis entrañas, mi respiración se entrecortaba, hasta que dijo. –Ya me vendré dentro de ti, estarás lleno de mi pronto –Comenzó a acelerar las penetraciones que me hacía, cuando de repente sentí como en mi interior se llenaba, cuando sentí el golpe de la eyaculación de Sousuke mi pene disparo todo lo retenido.
Yo quede tirado en la colchoneta y Sousuke me miro diciendo. –Rin, nunca te dejare ir.
Esta bestia, que al principio parecía estar en la piel de un cordero, me había devorado.
Mire a Sousuke y con una sonrisa dije. –Nunca me dejes escapar.