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Te amo... por KyOfu_chan

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Notas del fanfic:

Acabo de volver a ver la primera temporada de este anime y sentia que si no escribia esta corta historia explotaria, sere sincera no escribo hace tanto que no tengo idea de como estara y es mi primer intento de lemon asi que gracias a los que se pasen por aqui a darle una oportunidad aun con el titulo mas "original del mundo"

^.^

Notas del capitulo:

Los personajes de esta historia no me pertenecen, pero eso ya lo sabian >.<

PD: Me disculpo de antemano por los horrores ortograficos que puedan encontrar...

JUNTO A EL...

Aomine se encontraba parado frente a aquel edificio, había estado caminando sin rumbo, o eso creyó hasta que diviso aquel lugar y sus pies no siguieron avanzando, para ser honesto consigo mismo no sabía que esperaba, aun ahí, parado frente a la puerta. Ni siquiera sabía si ese lugar seguía perteneciéndole a su excompañero, pero si ya no vivía ahí ¿Dónde estaría?, sabía que debía tocar la puerta y esperar a ver la respuesta, pero no sabía que sería peor, que le abriese la puerta o que no.

Pero Aomine Daiki no era de los que se detenían a pensar mucho las cosas, y como aparentemente no tenía ningún motivo para estar ahí decidió irse, comenzó a caminar nuevamente, ahora con dirección a su hogar pero cuando llegaba a la esquina algo lo detuvo, se dio cuenta de que no tendría nada para comer en casa y que sería una buena idea comprar algo así que volteo pensando en las hamburguesas que había comido después del partido y lo vio, aquel pelinegro aun con el deportivo de su escuela salía del lugar que el había estado custodiando hasta hace poco, inevitablemente vino a su mente la imagen de Kise en el suelo, él no podía ponerse en pie y Aomine quiso ayudarlo, quería decirle tantas cosas, quería felicitarlo por aquel juego que lo hizo sentir tan bien, pero aquella mirada que el rubio le había dedicado antes lo paralizo y no pudo hacer más que ver como aquel sempai ayudaba a su excompañero no pudo más que ver las lágrimas del rubio caer, no pudo más que actuar como siempre e irse, pero en esta ocasión no se fue, antes de ser consciente de ello ya se encontraba corriendo nuevamente hacia el edificio y simplemente entro en el, no espero por el ascensor, solo corrió por las gradas porque algo dentro de él le urgía, le suplicaba que fuese hacia ese lugar y sin saberlo, con la respiración agitada, estaba frente a aquella puerta que lo separaba de Kise y tocó.

- Ah, Kasamatsu sempai, ¿olvidaste algo? – fueron las palabras del modelo mientras se dirigía a abrir la puerta, sus pies no le estaban funcionando bien, pero le había dicho lo contrario a su sempai para que lo dejara solo, sabía que ambos debían reponerse de la perdida que habían sufrido ese día y Kise se sentía mil veces peor, le había fallado al equipo, le había fallado a Aomine y se había fallado a sí mismo, y ahora su corazón estaba destrozado, frente a eso sus pies no parecían ser nada importante – te dije que estoy bien y no necesitas quedar… - había hecho el esfuerzo de caminar hacia la puerta para despedir a su sempai, pero no era su sempai quien estaba ahí y eso lo dejo totalmente en blanco.

- Kise – fue lo que salió de la boca del peli azul al ver al rubio en la puerta, percibió como la sorpresa llenaba su rostro y después solo quedo una expresión sombría, desoladora.

- ¿Qué haces aquí? – fue lo que Kise dijo mirándolo fijamente, no tenía idea de lo que significaba que Aomine estuviera ahí y no pudo fingir que estaba bien con ello, ni siquiera pudo llamarlo como siempre, “Aominecchi” sonaba mal ahora, ahora que le había fallado al enfrentarlo y ahora que quería dejarlo atrás.

Aomine no tenía idea de que responder, el aun no sabía porque estaba allí, el aun no sentía que tuviera que decirle algo, no podía disculparse por haber ganado ni nada por el estilo, es solo que tenía que ir, tenía que… que decirle…

Kise no sabía qué hacer, esta era la primera vez que Aomine tocaba a su puerta, había ido solo una vez con Kuroko y jamás había vuelto, sentía que lo correcto sería invitarlo a pasar, pero no podía. No quería tenerlo ahí, no ahora. Aparto la vista del peli azul, sentía que no podía mirarlo más, le diría que estaba cansado y que volviera otro día o algo que no sonara mal, intento dar un paso atrás para cerrar la puerta y sus piernas le fallaron, de un momento a otro estaba en el suelo sintiéndose incluso más miserable que antes, nuevamente estaba en el suelo frente a Aomine, sus ojos se llenaron de lágrimas que no quería dejar correr.

- Márchate – espeto, pero salió simplemente como un susurro y eso hizo que se sintiera aun peor. “Cualquier otro día” pensó, cualquier otro día habría podido fingir que no pasaba nada, que no era importante, pero por que tenía que aparecer el mismo día en que lo había vencido.

El peli azul vio como intentaba ponerse en pie y no pudo evitarlo se lanzó hacia él y lo tomo en un abrazo – Kise – volvió a decir, porque no había nada más en su cabeza, solo Kise, Kise en la preparatoria, Kise jugando uno a uno con él, Kise sonriéndole, Kise llamándolo “Aominecchi”, Kise mirándolo de una manera tan fría, Kise con aquel sempai, Kise llorando por su culpa, Kise, Kise, Kise… - lo siento – le dijo al oído, sabía que no se estaba disculpando por el partido, eso sería humillarlo, pero no podía decir exactamente por qué se disculpaba.

- Aomine Daiki se disculpa, nadie creería que esas palabras salieron de tu boca – dijo Kise sonriendo, él también sabía que no se disculpaba por el partido, lo conocía lo suficiente como para saber eso, y aunque no sabía por qué se disculpaba realmente se sintió tan bien oírlo de él. Como si hubiera estado esperando eso, como si no hubiera necesitado. Pero él tenía que dejarlo ir, ese sería un buen momento para hacerlo, ya había logrado algo que parecía imposible, recibir esas palabras tendría que bastar – Como ves tengo que descansar – le dijo aun sin mirarlo, no estaba listo para enfrentarse a esa azul mirada por eso agradecía que el otro no lo hubiera soltado – deberías irte.

- No – Aomine se sorprendió al escucharse decir aquello, él era puro instinto, no solo en el básquet si no en todo, pero esta era la primera vez que ni siquiera llegaba a pensar o tomar nota de las palabras que salían de entre sus labios – voy a ayudarte – finalizo mientras lo tomaba en sus brazos “es donde pertenece” pensó al tiempo que cerraba la puerta con su pie.

Kise no entendía nada, pensó que quizá había caído dormido después de que su sempai lo había dejado probablemente estaba realmente tirado en el suelo de su departamento, era eso o esto solo eran imaginaciones suyas y por ello no dijo nada, intentaba descubrir si estaba volviéndose loco cuando sintió a Aomine detenerse tras dar unos pasos.

-Yo… ¿Dónde está tu habitación? – Kise soltó una carcajada involuntaria, ese era el Aomine que conocía, era un total idiota y esto lo tranquilizo un poco, eso no era un sueño pensó de modo que bajo la guardia. Por su lado Aomine sintió un tirón en su pecho al ver al ojimiel reír de aquella forma.

- La segunda puerta – le señalo y sintió como el más grande seguía sus indicaciones abriendo la puerta y recostándolo en la enorme cama que este poseía – Gracias – dijo y por alguna razón aun no podía mirarlo a los ojos, ni siquiera lo intento - De veras gracias Aomine-k k kun? – soltó y sonó tan extraño para sus oídos como para los del mayor, aun así no podía retractarse – ahora si deberías irte…

Aomine no pensaba en nada, era puro instinto, era emociones, sentimientos en su más pura forma y oír a Kise llamarlo así lo hizo explotar, se halló a si mismo tomando a Kise de las muñecas y empujando estas hacia el colchón situándose sobre el rubio y apoyando su cabeza en el pecho de este.

- Kise – volvió a decir, y sintió que algo estaba a punto de romperse entre él y Kise desde aquel estúpido partido, y se dio cuenta de que no quería que pasase, que si “eso” se rompía, el quedaría destrozado probablemente eso lo llevo hasta ahi, no quería que Kise… que Kise… no quería que lo dejara a un lado – mírame – dijo mientras levantaba el rostro para poder ver al rubio quien devolvió la mirada sorprendido – mírame – repitió, porque él no podía dejar de mirarlo y se perdió en aquellos ojos miel.

- ¿Q-q-que? – Kise sintió su cuerpo estremecerse ante aquella profunda mirada, ¿mírame? Acaso le había pedido que lo mire, acaso no se daba cuenta que lo miraba, siempre lo miraba, deseando que pudiese mirarlo de regreso.

- Mírame - le repitió el moreno acercándose lentamente al rosto del contrario.

-Te miro – respondió Kise entrecerrando los ojos y dejándose llevar por el mayor quien anulo la distancia entre sus labios.

Kise tembló ante aquel contacto, nada parecía real, pero sabía que lo era así que sin pensarlo mucho correspondió a aquel beso, porque lo había intentado, desde que sus caminos se habían separado al salir de Teiko, había intentado olvidarse de Aomine, y cuando se habían visto después de tanto tiempo en aquel partido se dio cuenta de que no lo había logrado, quería desprenderse de los sentimientos que tenía hacia el moreno en aquel partido pero como siempre el este se hallaba metido en su cabeza y corazón.

Se separaron y continuaron viéndose directamente a los ojos cada uno con preguntas, cada uno con el deseo de volver a fundirse en un nuevo contacto y uno más profundo.

- Lo siento – dijo de pronto el peli azul – siento haber tardado tanto – y entonces entrelazo sus dedos con los del modelo y volvió a besarlo con mayor intensidad porque eso era lo que sentía que debía hacer, porque no quería alejarse de Kise nunca más. Y Kise sintió sus lágrimas deslizarse desde sus ojos hacia la cama. Aomine retiro su mano derecha y la llevo hacia el rostro del rubio, limpio las lágrimas y dirigió su rostro hacia el cuello besando y lamiendo – Kise –repitió, porque tan solo decir su nombre se sentía como una droga.

- Aominecchi – contesto el modelo levantando su mano hasta tocar con ella la nuca del moreno, sintió como el peli azul mordía su cuello y empujaba sus caderas contra las propias y soltó un gemido que no hizo más que encender al mayor.

Quizá Aomine no estaba allí porque lo amara, pero estaba ahí, y hace tanto tiempo que no lo estaba que tenía que aprovecharlo, tenía que demostrarle lo que sentía y quizá después si podría dejarlo ir, sonaba estúpido, pero no estaba pensando bien tampoco y aunque se lo negara a sí mismo la esperanza afloro con aquel beso que el peli azul le daba.

Aomine deslizo su mano por debajo de la camiseta tocando por primera vez aquella piel nívea y sintió que jamás podría tener suficiente siguió repartiendo besos, tocando y sintiendo las manos del rubio pasarse por su cuerpo, cada lugar que tocaba se sentía atravesado por electricidad, caliente, se sentía tan bien…

Ninguno podía parar, el moreno llevo su otra mano hacia la entrepierna del menor sacando de sus labios otro dulce sonido y Kise solo atino a estrujar la chaqueta del contrario, Aomine no solía tener tacto así que rápidamente se deshizo de aquellas prendas que cubrían su bien trabajado torso y procedió a quitarle a Kise el pantalón, pero la vista de Kise con los ojos entrecerrados y un rubor cubriéndole las mejillas, con la boca entreabierta, con la polera subida sobre el pecho, su entrepierna cubierta solo por aquel bóxer negro, él mismo entre aquellas blancas piernas lo desconcertó, la brutalidad con la que había iniciado se desvaneció y se encontró tomando uno de los pies del modelo y dejando besos en sus recorrido desde la punta hacia arriba.

Algo dentro de Kise se rompió, quizá su cordura, lo único que supo fue que había logrado tomar el control, era el quien se encontraba sobre el moreno con sus pies rodeando las caderas del contrario, se quitó por sí mismo la polera que tenía sobre el cuerpo y rodeo con sus brazos al peli azul, rozo ambas entrepiernas y – Aominecchi - susurro junto a su oído, ambos enloquecieron ante aquel contacto y se deshicieron entre besos y caricias – m-m-mmás – pidió Kise, no tardo en sentir como el mayor deslizaba su mano hacia aquella palpitante parte de su anatomía y la atendía, el rubio mordió sus labios sabedor de que lo que el otro le hacia lo haría soltar más sonidos con aquella voz que no se parecía a la suya.

 Por su parte Aomine quien se había sorprendido del rumbo que tomaban las cosas no se detuvo, siguió dándole placer al rubio, subiendo el ritmo de las caricias y pasando su lengua por la piel que se hallaba a su alcance, Kise sintió que llegaba a su límite – Yo-yo m-me vengo – dijo casi sin aliento y cuando el ritmo que marcaba el moreno aumento Kise se sintió estremecer y soltó un sonoro gemido al tiempo que su cabeza se lanzaba hacia atrás, aun sintiéndose disperso tras aquel orgasmo fue consciente de cómo era depositado en la cama y pudo entrever al moreno mientras se deshacía de aquellos pantalones y para su sorpresa se quitó el bóxer también dándole una espectacular visión al menor.

Kise se había decidido, así el otro decidiera quedarse o al final le dijera que solo había sido cosa de las hormonas o lo que fuera él estaba dispuesto a demostrarle cuanto lo quería, no con palabras, Aomine no era de los que escuchaba y si todo terminaba ahí no seguiría con las dudas de “qué habría pasado si…” por lo que, apenas pudo moverse, se sentó apoyando su peso en la cama con ayuda de sus manos y atrapo al peli azul con sus pies, le dedico una sonrisa ladeada, quería que entendiera que tenía su permiso para continuar, si es que lo deseaba. Aomine lo entendió, o quizá habría continuado sin aquel permiso, solo no podía parar así que se dejó atraer y se puso sobre en rubio – yo… yo no sé… ¿Cómo…? – Kise sintió su corazón palpitar al ver así al moreno, el realmente no tenía experiencia, pero si sentido común y muchas cremas como obsequios de su trabajo de modelo, tomo una de la mesita de noche y sintiendo las mejillas calientes y tan brillantes como la luz roja de un semáforo unto sus dedos y los llevo a su entrada introduciendo uno de sus dedos,  una parte de el quería solo desaparecer, que esto no estuviera pasando, se sentía tan vulnerable como un pequeño ciervo a los ojos de una pantera, no tenía idea de cómo lucia ni de que estaría pensando Aomine de verlo de ese modo pues no se atrevía a abrir los ojos, pero aun así se dispuso a introducir un nuevo dedo y mover ambos, quería que esta parte pasara más rápido y fue entonces que la expresión que hizo le resulto atrayente al mayor, no pudo quedarse solo viendo por más tiempo y comenzó a repartir besos por aquella adictiva piel, tomo el bote de crema que Kise había dejado y unto un poco en sus dedos, tomo la mano que el rubio había estado utilizando la acerco a su rostro y la mordió suavemente, paso su lengua por aquellos dedos y dirigió la otra mano, empapada, hacia aquella entrada, preparo a Kise lo más delicadamente posible repartiendo besos y mordidas, notó como el miembro del modelo volvía a despertar e introdujo un tercer dedo, su hombría palpitaba suplicando atención y fue cuando miro al rubio a los ojos, encontró luz, aquella luz que necesitaba para existir, no tuvo que preguntar, esta vez solo se dejó guiar por los instintos y dirigió su miembro a aquella rosada entrada, empujo cuidadosamente y se delito con los sonidos que el rubio emitía, cuando estuvo completamente dentro se quedó quieto, algo le faltaba algo no parecía completamente bien.

- Aominecchi… t-t-te… - Aomine no lo dejo continuar, lo callo con un beso intenso.

- Te amo – le dijo al soltarlo, porque eso era lo que faltaba, lo que quería escuchar del ojimiel y lo que su cuerpo le había suplicado que dijera – te amo Kise – repitió porque las palabras salían dulce en sus labios, tan dulces como se escucharon a los oídos de Kise

- Yo m-m-más – le respondió y entonces comenzó aquel ansiado vaivén, Kise se sentía enloquecer, araño la espalda del mayor y grito su nombre, Aomine se sentía frenético, Kise era como una visión impresionante, tan solo pasar sus dedos entre los cabellos del rubio se sentía tan bien que debería estar prohibido.

Ambos se deshicieron entre gemidos, caricias, besos y mordidas, ambos pronunciando el nombre del contrario intentando con ello estar aún más cerca, aún más profundo, ambos sintiéndose en la gloria al oír al otro gritar su nombre… ambos viniéndose al mismo tiempo sintiendo por un momento que nada más importaba si estaban juntos.

Kise cayó dormido un segundo después de terminar, había querido decirle algo o tan siquiera levantar la mano para alcanzar el rostro del mayor, pero aquella noche y el juego que había tenido antes le pasaron factura, Aomine se acostó junto al rubio, cubrió su cuerpo con las mantas y lo miro dormir, se preguntó no por primera vez a dónde demonios miraba cuando deba estar mirando al rubio… “él es mío” pensó. Y con ese pensamiento en la cabeza y el rubio entre sus brazos se durmió también.

Notas finales:

Si llegaron hasta aqui... gracias por acabar de leer la historia y doble gracas si es que se animan a dejar un review, ya sabe que eso ayuda a los que nos animamos a escribir (anque sea de vez en cuando)

De verdad quisiera que me dejen reviews para saber como mejorar y que me digan que tan mal estuvo mi primer lemon (aun estoy nerviosa)

De todos modos continuen leyendo el !!!YAOI!!! que eso es lo que impora ^^

Hasta la siguiente <3


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