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Heridas por Pikacha-sama

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Notas del capitulo:

Hola a todo mundo. 

Me odian, lo sé.

Pero disfruten un poco ;)

Heridas.
Capítulo once: jamás.

               

                — ¿Sabes qué eres un idiota?

 

            — El más grande todos ´ttebayo.

 

            Sasuke sonrió de medio lado para volver a besar los labios de su presa. Estaba noqueado por la extraña felicidad que lo envolvía, la vida se disfrutaba así, de pequeños momentos donde la euforia consumía. No podía dejar de observar esos atrayentes ojos azules, tan anhelantes y envolventes. Estaba cautivado por el amor que jamás pensó tener. Hace dos años atrás estaba seguro del odio latente que siempre tendría contra su verdugo, pero envuelto en sus brazos, sólo lograba sentir el afecto tan intenso que le dedicaban.

 

            Esas manos acariciando su rostro lo tenían naufrago.

 

            Y sólo culpaba al amor.

 

            Se besaron de nuevo, perdidos en un mar de sentimientos. Naruto sabía lo que sentía por Sasuke era tan real como la primera vez que se le confesó en el hospital, mientras el azabache sabía que sólo necesitaba susurrarlo, debía decirlo, tenía que salir de sus labios, ya no tenía que huir más del rubio ni de sus brazos, mucho menos de sus sentimientos porque eran fuertemente recíprocos.

 

Jamás lo dejaría ir.

 

— Naruto, yo…

 

— No tienes que decir nada, teme, lo sé…

 

¿Lo sabía? ¿Lo sentía? Que más importaba lo que pasaba por su mente, su cuerpo reaccionaba a las caricias, sus manos se perdían entre el cuerpo del rubio, confundido en un mar de sensaciones ¿estaba preparado para ello? Volverse a perder en los brazos del amor, y sin darse cuenta, se empujó a sí mismo a los brazos del hombre que lo volvía loco.

 

Dejó que sus pasos lo guiaran lentamente, que el deseo poco a poco los carcomiera a ambos. Sus labios temblaron ansiosos, esperando el momento exacto donde sus sentidos se derrumbarán ante la calidez que lo sofocaba. Sasuke tomó su mano y se aferró a la cercanía de ambos, mientras Naruto caminaba directo a su recamara.

 

¿Estaba preparado para lo que venía? Sus labios temblaron ansiosos por su calor ¿por qué temerle a una clara muestra de amor? ¿por qué dejarlo escapar? Rio en sus adentros mientras sus manos viajaban ansiosamente al pantalón de su consorte.

 

— No seas tan ansioso ttebayo… — renegó el rubio apartándose un poco de sus labios.

 

— No me hagas perder más el tiempo, maldito dobe

 

— ¿Quieres dejar los insultos un mom…? — sus palabras murieron en la boca del otro sin dejar de aferrarse al resorte de su pantalón, por un momento, se sintió intimidado por la autoridad con la que lo guiaba el adolescente. 

 

Los minutos seguían pasando y esos ardientes labios lo consumían mientras su pantalón se perdía por alguna parte de la habitación. Sus manos lo guiaban a sus caderas, aferrándose a la pálida piel que era cubierta por una playera. Dejando que la pasión lo guiara, se separó solo unos centímetros despojándolo de tan estorbosa ropa. Podía sentir ese calor dominando su parte baja, recobrando la virilidad que Sasuke desquiciaba.

 

Besó sus hombros con hambre, succionó, mordió y profanó todo lo que pudo saborear en segundos. Disfrutó ese aroma tan único de la presa que se comía entre sus brazos, por segundos, olvido cerrar los ojos y observó la cara de su perdición. Los parpados de Sasuke estaban entrecerrados, con las mejillas rojas y labios hinchados, toda una víctima de su pasión. Quiso fotografiarlo, grabarlo eternamente en su mente, pero el chico lo besó con devoción tirándolo a la cama.

 

Rodeó sus brazos sobre el cuello acanelado y prosiguió a desvestirlo del pecho. La playera salió apresurada mientras el azabache besaba su abdomen, bajando con lentitud. Sin embargo, antes de proseguir, Naruto afirmó su autoridad invirtiendo posiciones y dejando a Sasuke debajo de su cuerpo.  Una pequeña risa salió de sus labios, tan única y espontanea que por un momento dudo que viniera del adolescente.

 

Pero aun, contra todo pronóstico, el azabache se retorcía entre sus brazos, risueño, feliz y ansioso. Su sonrisa zorruna apareció y besó la frente del chico con calidez. En ese pequeño fragmento de segundo decidió olvidarlo todo, no tenía forma de escapar del sentimiento tan necio que crecía en su pecho, no podía dejarlo, no podía perderlo, no podía tampoco escapar de él, solo podía consumirse por él.  

Podía sentir el miembro de Sasuke rozar su pecho, mientras el suyo reafirmaba su autoridad restregándose contra sus piernas.

 

Ya jamás podría parar.

 

Gimió bajo, ansioso, caliente y extasiado por el placer que lo consumía por tomar ese cuerpo que tanto anhelaba. Sasuke lo observaba, no se perdía ninguno de sus movimientos, su mirada era tenaz, reflejaba una sensualidad que lo asustaba, se sentía al borde de perder el control de sus sentidos. Dejó que las manos del adolescente recorrieran su rostro, obligándolo a besarlo de nuevo. Quedaron cara a cara y sin perder el tiempo lo despojó de su pantalón.

 

Los dos estaban a la par, solo en ropa interior.

 

Sus pieles se rozaban desnudas una con la otra, se movían al compás con falsas embestidas sobre la ropa, Sasuke mordía sin restricción su cuello, besando, succionando y remarcando su propiedad. Naruto le gemía al oído sin dejarse de mover, sus manos se aferraban a su cintura con autoridad, encajando de vez en cuando sus uñas.

 

— Dime que lo quieres, Sasuke, dímelo y lo haré…

 

Besó de nuevo con autoridad sus labios, danzando con su lengua, comiendo sus carnosos labios, dejando que las ansias de tenerlo solo para sí lo dominaran. Sasuke no contestó verbalmente, se dedicó a bajar a aquella zona que quería para sí. Lentamente metió su mano y tocó su miembro sin pudor. Lo acarició con suavidad, con necesidad y con anhelo.

 

Naruto tembló, cerrando los ojos, perdido en el contacto tan íntimo que estaba teniendo. Había imaginado muchas veces antes ese momento, que solo pudo declarar que era mucho mejor de lo que alguna vez pensó.

 

— No me hagas perder más el tiempo, Naruto, no volveré a repetírtelo — dijo con una tranquilidad que ni siquiera su cuerpo reflejaba, es decir, el chico estaba bañado en un extraño sudor que lo hacía ver tremendamente sexy, y su voz sonaba clara e incluso, dominante.

 

Se escondió en su cuello cuando el azabache aceleró el movimiento. Sasuke quería tener el control de hasta cuando tuvieran sexo. Rio de nuevo nervioso, tendría que hacerlo romperse ante los encantos Uzumaki y demostrarle que ese momento no importaba quien tuviera el control, si no, disfrutar el acto de amor.

 

 

 

 

 

Cuando Miki observó a Naruto, corrió lo más rápido que sus cortas piernas podían. El rubio se había agachado hasta quedar a su altura y estiró sus brazos esperando su llegada. Para la niña no habría jamás mejor hombre que su papá, verlo la llenaba de euforia por dentro. Su corazón se agitaba emocionado colgando desde los brazos de su progenitor.

 

Sasuke miraba a sus espaldas todo, feliz de que ella aceptara a Naruto con tanta facilidad. A pesar de los meses de ausencia, ella se enfrascaba en besar las mejillas del rubio mientras le susurra con palabras a penas entendibles de lo mucho que lo apreciaba, el rubio se disculpaba por haberlos dejado tanto tiempo solos.

 

Orochimaru prefería fingir demencia a esas extrañas muestras de amor tan características de los Uzumaki. Esos días no se sentía del todo bien, sin mencionar que su esposo se la pasaba encima de su persona todo el tiempo, le dolía la cabeza de sólo pensarlo.

 

Naruto sonreía emocionado por las atenciones de Miki. Ella no era su hija biológica, pero era como si lo fuera, jamás comprendería como su propio padre la había dejado a la deriva con Sasuke, aunque, se lo agradecía, ahora él tenía a esa familia para sí. Podría ser feliz con ellos dos, no necesitaba nada más. Sus prioridades tenían un orden y lo único que le importaba en ese momento era disfrutar su tiempo en familia.

 

 A pesar de que la pareja hubiera dormido muy poco por su pelea y reconciliación, ese día fue exclusivo para recuperar el tiempo perdido con Miki. Ella era una de las victimas principales de todo ese embrollo, y por mucho que preferían no pensar en ello, sabían que lo era. Cada uno egoísta con sus acciones sin medir sus consecuencias, tendrían que aprender de sus errores.

 

 

 

 

Miró la foto atentamente mientras sentía el alma desprenderse de sí, las lágrimas las había guardado en algún lugar oculto muy en el fondo de su vacío corazón. Los pasos que había dado eran tan malos como la necesidad de aferrarse a Sasuke, porque a pesar de que los habían separado, su corazón seguía latiendo por él.

 

La herida estaba tan a la deriva, que no importara lo que tuviera que pasar, lucharía para volverse a encontrar con él, sólo esperaba que Sasuke perseverara solo un poco más. Porque ese amor los había dañado a los dos, sin poder cicatrizar la herida y jamás podrían olvidarse.

 

«Sólo espera por mí»

 

Fin del capítulo once.

Notas finales:

¿Qué pasó? No lo sé, pero no me salìa nada y estaba por llegar a bloquearme para siempre. Sé que esperaban lemon, pero es todo lo que salió, sentí que no podría expresarlo, ni siquiera manejarlo. No sé chicas, el capítulo es corto y después de tres meses era de esperarse que esto pareciera una biblia, pero no pude.

Lo siento, no es mi momento.

Gracias a todos los que leyeron y continuan conmigo en esta historia.


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