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Heridas por Pikacha-sama

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Notas del capitulo:

¡Holis a todos!

No voy a decir nada de nada, sólo que este capítulo va dedicado de Brenda Megumi por su gran apoyo en estos juegos del hambre <3

Gracias Midori por el apoyo como beta, te lo agradeceré hasta el infinito :)

Enjoy <3

Heridas
Capítulo quince: Sangre.

 

¿Qué tanto necesitaba tocar la herida para que sangrara?

 

 

—¡Vamos, Sanuke-chan! ¡Hay una tienda de dangos!

 

—¡¿Quieres dejar de decirme así, idiota?! — gritó realmente enojado. Odiaba como solía llamarlo, el adolescente lo nombraba así en burla a su nombre y manuke*, los había fusionado dándole un mote—. ¿Qué eres? ¿un niño? — cuestionó burlándose de su euforia por un dulce.

 

—¡No seas amargado! — contratacó sonriendo como siempre lo hacía cuando se trataba de ese chico. No era un secreto entre los dos que había cierta química, sólo que Sasuke era más necio a la hora de aceptar sus sentimientos.

 

—¿Lo dice quién sigue peleado con Itachi? — soltó sin dejar ese tono burlesco.

 

—Itachi es un baaaaaka~ — dijo alargando la primera vocal del insulto con una voz cantarina.

 

—Nunca dije que no lo fuera, tonto.

 

—¡No te traje aquí para hablar de Itachi! — alegó cuando sus mejillas se sonrojaron. Estaba muy nervioso, sentía como las manos le sudaban; ya lo había decidido, eligió ese día para hacerlo inolvidable, se iba a jugar su última carta. — ¡Vamos! — vociferó tomando la mano de Sasuke.

 

Sus pómulos se pusieron carmesí mientras aceptaba la mano del chico. Sentía un extraño malestar en el estómago cada vez que se tomaban de las manos, como si algo se moviera, pero sabía que era científicamente imposible, sin mencionar que había leído bastantes novelas literarias para no saber lo que significaba ese calor en sus mejillas ¿A esa sensación era la que llamaban “amor”? Porque la calidez que sentía en ese momento era incomparable.

 

 

 

—¡Chichiue!

 

Sasuke despertó por el grito de su hija, le había aturdido y sacado de su ensoñación en cuestión de segundos. Se sentó en la cama mirando desaparecer a su hija por el pasillo como si nada hubiera pasado. En ocasiones como esa, deseaba que se pareciera un poco más a su personalidad. Afiló la mirada, la niña sabría que se despertaría molesto por eso había huido. Era su manera de llamar la atención y, sobre todo, de que se pusiera a jugar con ella.

 

Cerró los ojos esperando que las sensaciones ocasionadas por el sueño desaparecieran. Tenía meses que no soñaba con el padre biológico de Miki. Se le había revuelto el estómago de solo pensar en ello, ya iban a ser tres años de aquella despedida. Caminó al baño con el fin de regresar lo que había comido.

 

—¿Estás bien, teme? —preguntó Naruto desde afuera del baño después de tocar ligeramente la puerta. Escuchaba claramente como su esposo vomitaba mientras su hija a su espalda hacia muecas de asco.

 

—S-sí — respondió sin ganas.

 

Recuerdos como ese creía haberlos enterrado en su memoria hace mucho tiempo atrás. Tal vez el regreso de Itachi había sido una pequeña caja de pandora y eso no le agradaba; Un malestar que mucho más allá de ser físico, era emocional. Tenía un mal presentimiento…

 

Ninguno había pensado en la anemia de Sasuke en su pelea de dos semanas atrás, por esa razón Naruto estaba preocupado; su esposo esos días había cambiado, se mostraba más serio, hasta Miki había sido víctima de esa pequeña indiferencia. Era como si en ocasiones el azabache se perdiera en sus pensamientos.

 

Quería culpar a su resfriado, a su virus, a su maldito alrededor; antes de pensar en que verdad Sasuke seguía pensando en dejarlo. En ocasiones sentía mucha frustración, su esposo era tan independiente de él. Percibía su falta de necesidad, sabía de lo fuerte que era, y eso sólo aumentaba su miedo a perderlo.

 

Le ponía estoico el saber que no era indispensable para él.

 

—Quita esa cara, dobe — le regañó sacándolo de su ensoñación —. Estoy bien, sólo ha sido un mareo — confesó como si fuera lo más obvio del mundo saliendo del baño y persiguiendo a Miki mientras ella reía por su travesura, la niña tiraba risas apresurada.

 

—Tal vez debamos ir al médico, sólo para prevenir que tengas problemas con la anemia — decía siguiéndole el paso. Miki se había escabullido por debajo de la mesa y Sasuke trataba de sacarla de ahí, los dos sonreían juguetones.

 

—No será necesario — dijo agachándose para atrapar a la niña, pero más ingeniosa tiró una silla y corrió hacia la sala. El adolescente suspiró y volvió a quedar a la altura del rubio —. Naruto, quiero ver a mi hermano…

 

Cuando lo llamó por su nombre supo que las cosas ya no estaban bien, sólo en cuestiones serias solía decirle así. Cerró los ojos para asentir con la cabeza, no era como si tuviera muchas opciones; se sentía al borde de un abismo y no estaba tan seguro que Sasuke correría a socorrerlo.

 

 

 

 

El vuelo había durado veinte horas, su trasero se había entumido y la comida solo le había provocado nauseas; pero nadie le había dicho que se fuera de mochilazo, no era exactamente como si hubiera sido su intensión, sólo que le había urgido llegar a Michigan. No le había interesado en lo más mínimo que hubiera tenido que trasbordar en un aeropuerto de México, sólo quería llegar pronto a su destino.

 

Estaba doblando una esquina jalando su maleta azul de ruedas para llegar al módulo de información cuando un pastor alemán se cruzó en su camino. Podía reconocerlo como un perro policía por la correa que colgaba de su cuello; lo único extraño era que estaba interponiéndose en su camino, y no sólo físicamente, sino que también estaba gruñéndole.

 

—Tranquilo, Inu~ — trató de llamarlo con una voz cantarina, pero el canino solo había comenzado a aladrar llamando la atención de los demás. Inútilmente caminó hacia un lado, fingiendo que el perro no estaba ahí y mucho menos que le seguía.

 

Pero el animal tenía otros planes, se había aferrado a su maleta con los dientes y pronto comenzó una pelea por ella. El chico de veintitrés años jalaba hacia la derecha, mientras el can hacia el lado contrario ¡¿Qué diablos le pasaba al perro?! No traía nada ilegal para que se aferrara tanto a ella.

 

—¡Señor, deténgase ahí! — gritó un guardia a lo lejos, corriendo a su encuentro.

 

 

 

 

 

 

Cuando Naruto dejó a Sasuke con Itachi un nudo en su estómago se formó, era como si tuviera una premonición de lo que iba a pasar, estaba temeroso. A pesar de que le exigió quedarse con ellos; su esposo le había dicho que eran cosas que necesitaban aclarar solos y había remarcado la palabra por si no había entendido, pero él era necio, no se rindió hasta que aceptó ir al médico por la tarde.

 

Aprovecharía ese tiempo para llevar a Miki con Orochimaru, tenía cuatro meses de embarazo y por alguna extraña razón le había marcado para que llevara a la niña. No sabía si se había puesto de acuerdo con su esposo, o ya empezaba a ablandarse por las hormonas.

 

Sasuke pasó al departamento de Itachi, le preocupó un poco que el rubio supiera muy bien donde se hospedaba su hermano sin la necesidad que se lo dijera; lo mejor era no preguntar, las cosas todavía estaban algo tensas para agregarle más problemas. Se mordió el labio inferior, estaba nervioso y en esas cuestiones era un libro abierto para Itachi.

 

Dos minutos después el mayor le ofrecía un té negro para aligerarse. Suspiró sentándose junto a su hermano en la sala; tenía le necesidad de preguntarle tantas cosas, igual que hace dos semanas atrás cuando lo encontró frente a su puerta, pero temía de las respuestas y por eso callaba.

 

Evitó su mirada e Itachi le sorprendió cuando soltó una pequeña y ligera risa.

 

—No haz cambiando mucho, ototo baka~

 

—Habla por ti, imbécil — le contestó con un sonrojo en las mejillas. Su hermano no tenía la menor idea de lo que significaba ese mote tonto después de tanto tiempo de no haberlo escuchado, era un abrazo a su espíritu, a su pecho y a su corazón.

 

—Eres tan adorable sonrojado — soltó sin dejar de reír y por tonto que pareciera, Sasuke también sonrió.

 

Tomó un sorbo de té sin querer perderse en sus recuerdos. Itachi no tenía la culpa de lo que había pasado, no había mayor culpable que él, su padre había sido su verdugo y a pesar de no querer hablar, de no querer recordar ese odio que latía en su pecho; la pregunta se había escapado de sus labios sin ser capaz de retenerla.

 

—¿Cómo está mamá?

 

—¿Cómo estás tú, Sasuke? — le cuestionó sin dejar de observarlo fijamente.

 

El menor sabía muy bien lo que estaba haciendo su hermano; lo estaba leyendo, cual libro abierto. A pesar de que parecía ser un lienzo en blanco, Itachi era el mejor en resolver su rompecabezas, de leer cada mueca que hacía, cada gesto que expresaba, era alguien de quien temer.

 

—Lo siento, hermanito — le dijo, mientras el deja vú le recorría por completo, había sentido un escalofrío de pies a cabeza cuando su hermano le había golpeado la frente, como solía hacerlo antes —. Debía protegerte…

 

—No he venido a hablar de ello, fueron mis errores, Itachi…

 

—¡Padre no debió casarte con Naruto! ¡Te buscamos, Sasuke! — exclamó perdiéndose en sus recuerdos. Había sido doloroso como Fugaku se había desecho de su hermano como si no valiera nada; había escogido al mejor postor, como si sólo fuera simple mercancía, un maldito bien inmueble.

 

—Ya no importa…

 

—Estás equivocado, sé que has madurado — dijo, no sabía que tan fuerte podía repercutir la verdad en su hermano, pero era hora que lo supiera —. Sasuke… para poder seguir, debes enfrentar tu pasado — confesó, para tomar sus manos, pero al instante fue rechazado.

 

—Ya lo perdí todo una vez, no volveré a hacerlo —admitió más para sí mismo que para su oyente. No quería volver a pasar por lo mismo; se recordó hace dos años atrás postrado en un cuarto de hospital, no debía caer de nuevo, no cuando tenía tanta luz como para perderse entre su oscuridad.

 

—Ese día que volví a casa ya no estabas, padre ocultó tu ausencia tan bien… —decía mientras observaba el ceño fruncido del menor, era como si todo el pasado deseara dejarlo enterrado sin haberlo enfrentado antes —. Estabas en un internado en Londres, por seis meses lo creímos hasta que Kushina llegó un día muy alterada a casa. Bofeteó a mamá ¿sabes? — confesó —, y también a mí.

 

Sonaba muy a su suegra, asintió con una sonrisa en el rostro; no conocía del todo en aquel tiempo a la pelirroja, pero sabía que se dejaba guiar por sus impulsos.

 

—Ese día mamá confesó lo que en realidad había pasado. En menos de un mes estabas casado con Naruto Namikaze y viviendo en Estados Unidos. Estaba furioso, Sasuke — dijo empuñando las manos, había sido una impotencia no saber nada de él, saber que probablemente estaba solo, sin su familia en una tierra que ni siquiera conocía—. Dos meses después mamá quiso verte, enfrentó a padre, pero…

 

Habían sido tantos errores que se preguntó si valían la pena recapitularlos. Ya no quería volver al pasado, pero Itachi lo había traído consigo, ¡no quería saberlo!, ¡no quería que le importara!, porque le dolía, le quemaba, le sofocaba tener que revivirlo. El desprecio en los ojos de Fugaku, las miradas de lastima de Mikoto ¿importaba? Gruñó internamente, porque sabía que sí, porque todavía le dolía.

 

—He dicho que ya no importa — contraatacó mientras sus recuerdos lo llevaban a aquella noche en el callejón, recordó la cara de Ukon y Sakon, riéndose de él por ser tan débil. Lo habían infectado tanto, que juraba que una parte de sí había muerto esa misma noche.

 

—Él consiguió tu número ¿no? — le preguntó, conseguir un dato del menor había sido nulo, no había registro de algún Sasuke Uchiha o Namikaze en el sistema, pero el ex de su hermano había registrado toda la oficina de su padre, habían llamado…

 

—El teléfono no servía. — Jamás olvidaría ese día en que Naruto había cambiado con él, ese día todo se había ido al caño y de nuevo se vio llorando por su pasado, sentado con Miki en las piernas mientras la anemia lo extinguía poco a poco. Su enfermedad lo había colapsado tanto…

 

—Sasuke, él te ha estado buscando… — Itachi no había querido tocar el tema tan a prisa, pero el menor parecía que se cerraba a cada frase que daba, era como si tuviera un mecanismo de defensa —. Debes decirle lo de Miki…

 

—No… — la negativa había salido sola de su boca, ni siquiera había pensado en las palabras, solas habían fluido. Los recuerdos del pasado lo golpeaban uno a uno, esa maldita boda, su depresión, su primera amenaza de aborto, la soledad rodeándolo poco a poco…

 

—Ni siquiera yo lo sabía, ototo

 

—No lo haré… — volvió a negar, su pasado no debía pisarle los talones, no tenía por qué aceptarlo, no quería revivirlo. Quería seguir con sus sueños, con sus metas y aprender a olvidar.

 

—Sé que crees lo peor de él, pero…

 

—No necesito su lastima, ni la tuya.

 

—No te obligaré a hacerlo, pero…

 

—¡Basta, Itachi! No vine a hablar de ello.

 

Era fácil saber porque su hermano mayor lo defendía, después de todo, era su amigo. A pesar de saberlo había llegado ahí, le había pedido a Naruto que se fuera porque un parte de sí necesitaba saber que estaba bien, que su padre no había tomado represalias contra ese hombre. Y pronto, no sólo le gritaba al mayor que se callara, sino, también a sus propios pensamientos.

 

—¿Qué crees que hará cuando lo sepa, ototo? ¿Crees que se quedará cruzado de brazos mirando cómo le arrebataron a su familia?

 

La respiración de Sasuke se había acelerado, los nervios lo atacaron junto con todos los recuerdos. Era una mezcla agria y cruel, a su memoria vino su primer beso, su primer “te quiero”, su primera vez… ¿qué tanto calor había dejado de sentir? Después recapitulo el nacimiento de Miki, esa herida que seguía ahí, tan latente, tan fresca, tan roja… ¿qué tanto daño tendría que volver a vivir para que se tiñera nuevamente carmesí?

 

El padre de su hija jamás se había enterado de su embarazo, los habían descubierto infraganti. Sólo le había bastado a su padre mirarlo besarse con su primo para que estallara en cólera, para enjaularlo en su habitación, dos semanas después los efectos del embarazo había relucido y en un pestañeo de ojos estaba casado con Naruto.

 

Cerró los ojos intentando que no le invadieran más emociones, no podría con ello, no cuando la herida que poco a poco había cerrado estaba abriéndose de nuevo. Itachi torturaba su cicatriz con todo aquello. Sabía que ese hombre que alguna vez había amado no sabía de la existencia de Miki, Fugaku había sido tan claro el día que se despidió de él.

 

¿Cuántas veces había intentado marcar a casa? ¿Cuántas llamadas no había realizado? Pero su padre, se las había ingeniado para interferir cada una de ellas. La advertencia final le había dejado claro que no podía seguir así, lo había alejado de lo que toda una vez había conocido y querido. Su castigo era vivir con Naruto sin conexión con ellos, con ese rubio idiota que no hacía más que molestarlo.

 

Esos recuerdos ya eran tan lejanos, tan inverosímiles, que no creía haberlos vividos. Ese dolor lo había encapsulado en una burbuja con esa parte de su memoria que quería olvidar para siempre, pero Itachi la había reventado, de nuevo su herida sangraba y está vez sentía que ni Naruto podía hacerla parar.

 

«No vuelvas a llamar, Sasuke. Afronta las consecuencias de tus actos…»Esa voz le taladraba los oídos ¿Valía la pena volver a llorar por eso? Negó con la cabeza, sin ser capaz de afrontar la mirada de su hermano. No podía soportarlo de nuevo, por eso huía, escapaba de toda esa realidad, porque no tenía la fuerza para volverse a ver tan débil.

 

—Será mejor que me vaya, Nii-san

 

Una sombra le perseguía mientras ardía el daño de perderlo todo. La pintura que estaba construyendo con sus manos poco a poco se borraba volviendo a teñir ese lienzo de colores obscuros.

 

—Sasuke… —trató de llamarlo, pero el menor ya estaba de pie, dispuesto a escapar a los brazos de Naruto. El único lugar donde se sentía seguro en ese momento, se odio a sí mismo por depender tanto del rubio, pero el lazo estaba ahí…

 

Pero el destino era cruel, y ese día, sería su nuevo verdugo.

 

La puerta sonó y el eco de los pasos de Itachi hicieron mella en su cabeza. Era como si todo lo demás se hubiera detenido y esos pasos fueran lo único que pudiera escuchar. No estaba listo para afrontar su pasado, ¡no quería hacerlo! Entonces ¿por qué, por qué la puerta no dejaba de sonar?

 

—¡Lo sabías, Itachi!

 

Esa voz que había escuchado tantas veces en sus recuerdos, en sus sueños y pesadillas estaba ahí. Había alcanzado a llegar a él, después de casi tres años, la verdad lo había alcanzado, ese pasado tormentoso está enfrente de sí, tan furioso como la última vez que se habían mirado.

 

Ocultó su mirada bajo el flequillo, quería desaparecer, desvanecerse, que la tierra se lo tragara; pero no podía afrontarlo, no cuando lo único que le importaba era protegerse, cuidar de Miki… ella era la menos culpable de todos sus errores, de toda esa mierda de vida que le había tocado vivir.

 

—¡Tú sabías que Sasuke estaba aquí y no me lo dijiste! — vociferó furioso. Toda la mañana la había perdido en el maldito aeropuerto con el estúpido perro que sólo se había querido llevar las galletas que guardaba en la maleta.

 

—Escucha, no es el momento para…

 

Itachi estaba nervioso por que su primo mirara lo que tan recelosamente ocultaba, si llegaba a ver a su hermano las cosas se pondrían de cabeza. No sabía cómo lo había encontrado, había esperado que su ausencia no fuera tan notoria, su padre todavía podía convertirse en un problema grave para los tres si se daba cuenta de que no estaban en Japón.

 

—¡¿El momento para qué?! ¡Ya hizo suficiente tu padre al separarnos para que lo apoyes, Itachi! ¡Ni siquiera dejó que tu madre o tú lo visitaran!

 

—¡Basta, Obito! — gritó el azabache tratando de que se tranquilizara, pero el otro había estado tan furioso que le había empujado para pasar al lugar; sólo quería tomar un baño caliente e ir a buscar a…

 

—Sasuke… —susurró sin poder creer lo que sus ojos presenciaban.

 

Quería esconderse, escapar ¡No tenía la fuerza para levantar la mirada! No podía siquiera contestar a aquella voz que lo llamaba, su garganta estaba seca, sus pensamientos atrancados y las piernas le temblaban. Miró sus manos vibrar de los nervios, y cuando menos lo pensó sintió ese cálido tacto que creyó olvidar.

 

Obito lo había mirado parado en medio de la sala de estar, ni siquiera lo pensó, sus piernas se movieron solas al encuentro con el azabache. Su cabeza estaba gritando de euforia por encontrarlo, por tenerlo de vuelta entre sus brazos; lo estrechó contra sí, como deseó haberlo hecho todos esos años, y volvió a susurrar su nombre, remarcándole que nuevamente estaba ahí.

 

Tal vez podría llorar en ese momento, ¡era tan feliz! «Sasuke, Sasuke, Sasuke» pensó su cabeza; olió su cabello, acarició sus mejillas y se permitió volver a perderse en esos ojos completamente abismales. Recayó en abrazarlo, mientras su mente no dejaba de celebrar haberlo encontrado.

 

Cuando sus miradas volvieron a encontrarse, Sasuke supo que estaba perdido, había vuelto a viajar al pasado. Su memoria se vio afectada por su ultimo día juntos, aquel donde Obito le juraba que jamás iban a separarse, y le quemaba, le abrasaba como nunca… porque, aunque juraba que la herida había cicatrizado, ella seguía ahí, abierta y más vulnerable de lo que pudo imaginar.

 

Porque cuando sintió un tacto cálido tocar sus labios supo que sangraba, la sangre se había mezclado con el dolor mientras Naruto le miraba estoico sobre la puerta escuchando suavemente el crujir de su corazón.

 

Fin del capítulo quince

 

 

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Manuke*: estúpido en japonés.

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Notas finales:

Sí, es una pareja crack, no es algo del otro mundo, pero escogí a Obito por una razón, las personalidades de Naruto y Obito se parecen muchísimo y quizas en algún mundo abstracto pudieron ser pareja (?), ok, no xDD, jajajajaa.

El siguiente capítulo ya lo tengo y sé que les va a gustar mucho, sólo quiero que de verdad me dejen sus opiniones de lo que leyeron hoy, Obito no es el malo como muchas pensamos, me incluyo, porque jamás revele datos de nada, tampoco ningún flasback hasta ahora, es por eso que necesito saber que piensan.

DEJEN COMENTARIOS PARA ACTUALIZAR MÁS RÁPIDO XDDD

También si se pueden dar cuenta he actualizado más seguido, e incluso, ya tengo la continuación, pero los capítulos son más cortos, no sé como vean eso, cualquier cosa, acá abajo por favor.

Besos~ Probablemente es aquí donde muchas de ustedes me dejan de leer porque algo no les gusto, les agradezco el apoyo <3 ¡Gracias por leer! Y espero que por lo menos regresen por el final ;)

Saludos <3


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