Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Heridas por Pikacha-sama

[Reviews - 319]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todas las personas que leen esto!

Quiero agredecerles por haberme apoya en ese proyecto, por estar conmigo, que me hayan ayudado en el hiatus que tuve, por pasarme mis faltas de ortografía y por estar al pendiente de tanto drama.

Este no es el final, es un hasta luego.

Gracias a este fic conocí a nuevas personas por FB y por acá, como a mi beta, le agradezco miles de veces por leer toda esta historia antes que nada y motivarme a finalizar.

LEAN LAS NOTAS FINALES.

 

Enjoy :)

Heridas
Capítulo diecinueve: sanar.

 

Llevaba más de doce horas sin saber nada de Sasuke, su maldita luz estaba extinguiéndose; un dolor tan profundo como el mar. Sus parpados se hacían pesados y la respiración ya no le daba para más; aunque sus pensamientos trataban de ser positivos, en lo profundo de sí sentía que era demasiado tarde.

 

¡Quería sanarlo! ¡Quería protegerlo! ¡Joder! ¡Sólo quería amarlo! ¿Por qué?, ¿por qué el destino los castigaba así? Sus lágrimas solo eran un reflejo de su maldita soledad y aquel rencor que se apoderaba de sí. Sasuke no merecía ese final, por fin estaba fijando sus metas, se estaba desarrollando, convirtiéndose en lo que quería ser…

 

Una semana atrás lo había llevado a comprar libros de texto para el examen de la universidad, podía mirar como sus ojos resplandecían decididos a lograr quedar dentro de una de las mejores instituciones educativas de Estados Unidos. No podía simplemente dejarse vencer, no podía retroceder, debía tener fe…

 

Era más fuerte de lo que aparentaba, seguía de pie a pesar de todas las pruebas del destino, aun cuando el mundo le había dado la espalda. Era temerario, audaz, amargado; pero tenía mucha vida por delante. Ya no le importaba si tenía que olvidarse de sí mismo, si tenía que perderse en la obscuridad por Sasuke, sólo rogaba porque saliera de esta.

 

Estaba perdido en sus pensamientos, navegando sin rumbo fijo, sin oportunidad de volver. No sabía que haría si su esposo no se quedaba a su lado, la sombra de los recuerdos, los gritos desesperados y las lágrimas vacías ya no representaban nada sin él. Por más que trataba de alcanzarlo, más se alejaba de sí.

 

—¿Familiares de Uzumaki, Sasuke? — no sabía de donde había salido la voz, sólo que al levantar la mirada muchos de sus familiares ya estaban rodeando al médico. La cara de Orochimaru estaba desconcertada, aturdida y una penumbra de oscuridad se asomaba entre sus pupilas.

 

—Soy su esposo… — susurró con una voz apenas audible mientras se levantaba de su lugar.

 

—Hablemos en un lugar más privado —aclaró el medico mientras se alejaban de los demás, ¿qué podría ser tan grave para que no pudieran escucharlo todos? Sin querer sus lágrimas volvieron a salir como una fuerte cascada.

 

Cuando escuchó el diagnostico de Sasuke un grito se le escapó de la garganta, el torrente de lágrimas fue más fuerte mientras cerraba los ojos inútilmente tratando de sostenerlas Se había llevado una mano a la boca para callar sus propios sollozos mientras el dolor lo aturdía. Todo a su alrededor se había silenciado, ninguna voz podía llegar a su cabeza, sólo el eco del dictamen de su esposo extinguiéndose poco a poco.

 

¡Eso no podía ser verdad! No podían simplemente consumirse así, con la razón de perderlo todo ¡No podía con eso! Todo se había convertido en un desastre, había arrancado todo su sentir para depositarlo en un vacío extremo. Sus brazos cayeron a su lado sintiéndose naufrago de sí mismo.

 

—¡Salve a Sasuke! ¡Sálvelo ahora! — exigió con determinación, con una daga enterrándose lentamente en su pecho, no podía articular más palabras que aquellas, estaba tan desolado y desgastado que sentía que en cualquier momento iba a caer y nadie estaría para sostenerlo.

 

Toda su estabilidad se había ido en picada mientras cada beso, cada caricia y cada roce pasaba como película por su cabeza. Por un minuto pensó que no lo soportaría, que su cabeza explotaría y en cualquier momento iba a sucumbir ante tanta presión, pero las lágrimas seguían saliendo, los minutos pasando y cada vez alejándose más de lo que más amaba.

 

El medico lo había mirado con lastima para luego retirarse, los demás familiares del adolescente lo escucharon. Mikoto explotó en lágrimas mientras Itachi negaba con la cabeza. Fugaku había levantado la mirada al techo perdiéndose en sus propios pensamientos. El dolor los derribaba, los hacia más débiles, más insignificantes en ese mundo. Porque a pesar de que a cada segundo perdían más a Sasuke, el universo seguía existiendo sin importarle nada.

 

El delineado purpura de Orochimaru pareció desaparecer tomando un aspecto más pálido y desgastado. Sus oídos habían quedado sordos sin saber qué hacer, la rabia lo estaba consumiendo y cuando menos se dio cuenta ya estaba sobre Naruto.

 

—¡Dijiste que lo protegerías, idiota! —le gritó sin importarle que compartieran el mismo dolor, el hueco dentro de sí sería imposible de llenar, solo un desierto se instalaría dentro; mientras los colores iban despintándose, uno a uno —. ¡Eres un bueno para nada! — no encontraba las palabras para lastimar tanto al rubio como para destrozarlo.

 

Le había bofeteado varias veces sin importarle el escándalo que estaba provocando. Jiraiya se lanzó a detenerlo cuando miró los rasguños en el rostro de su ahijado. Todos estaban impactados, pero Orochimaru había caído en un abismo de recuerdos que le torturaban el alma.

 

—¡Basta, Orochi…! —trató de decir su esposo, pero el sollozo en su rostro lo hicieron detenerse. Tenía tantos sentimientos encontrados que lo único que hizo fue abrazarlo mientras las lágrimas del azabache empañaban su camisa.

 

Ya no había retorno para ninguno, porque las decisiones de ese día les afectarían para siempre.

 

A pesar del bulto sobresaltado de su estómago Jiraiya lograba abrazarlo perfectamente, después de meses en que ni siquiera dejaba que lo tocara, lo tenía ahí, entre sus brazos; más vulnerable de lo que podría haberlo tenido; entendía su sufrir, sabia porque lloraba, comprendía la empatía que reflejaba ese dolor. Después de todo, Orochimaru ya había pasado por ello y por su cobardía, lo había tenido que pasar solo.

 

¿Qué tanto tardaría en sanar esa nueva herida? Naruto estaba completamente devastado en un mar de inseguridad, la oscuridad le abrazaba mientras los recuerdos lo atormentaban a más no poder, sus pupilas se opacaban a cada segundo sin dejar de derramar aquel liquido tan transparente como su propio dolor.

 

Ya no quedaba nada, absolutamente nada.

 

 

 

 

 

 

Sasuke había pasado la mayoría de esa semana en quirófano, parecía ser que la muerte lo acompañaba a todas partes. No lograba estar consiente la mayoría del tiempo, ni podía recibir visitas; lo habían tenido anestesiado para menguar el dolor de las recientes operaciones, sin embargo, esa misma tarde lo pasarían a piso para que su familia pudiera recibirlo.

 

Su estado de peligro había pasado.

 

Esos días Naruto los había aprovechado para sobreponerse a la situación, a pesar de que solo lograba dormir unas cuantas horas, debía ser lo suficientemente fuerte por Sasuke y por Miki, la pequeña niña de dos años que se la llevaba preguntando por su papá ¿Cuántas noches se había dormido llorando por el calor de su chichiue? Ella era la única que lo extrañaba tanto como él…

 

Cerró los ojos tratando de no perderse en sus recuerdos. Iba pasando por un pasillo largo, vacío y blanco. El olor a desinfectante ya ni siquiera lograba molestarlo, cosas tan nimias como esas habían desaparecido de su cabeza; los problemas lo habían golpeado uno por uno, pero ese día sería diferente ¡iba a ponerle fin a esa vieja historia de amor! No importaba que le dijeran, había tomado la decisión, ya no le importaba nada más.

 

El chirrido de la puerta le dio un escalofrío cuando se abrió. Obito estaba acostado en una camilla vendado de la mitad del cuerpo, no había tenido la misma suerte que el copiloto. Por intentar salvaguardarlo del impacto había quedado prensado de la mano y pierna izquierda, había estado a punto de perderlas. Madara, su padre, había conseguido los médicos más prestigiosos de E.U. para poder salvarlo. Lo habían logrado, pero a pesar de ello, el tratamiento era doloroso. Su pierna estaba sujeta a un fuerte metal que le atravesaba la piel, mientras que a su mano le habían hecho injertos de piel para tratar de recuperar lo perdido.

 

La mayoría del tiempo estaba tan anestesiado que prefería dormir. Su padre le había amenazado para que volviera a Japón confabulado con Fugaku, los dos habían intervenido para que no supiera nada del estado de salud de Sasuke. Sabía que estaba bien, pero no cuales habían sido las consecuencias ¡La maldita culpa lo estaba carcomiendo! Y para terminar de empeorar la situación la persona que menos deseaba ver lo había ido a visitar.

 

—¿Qué pretendes? — preguntó con un hilo de voz muy pequeño. La garganta la sentía seca y los músculos pesados, no se podía mover ni para tomar un vaso de agua. Giró los ojos para observar al rubio, pero se arrepintió al instante. Naruto parecía estar muerto en vida, tenía ojeras grandes y una mirada tan apagada que el deseo de saber de Sasuke fue más latente en su pecho.

 

—Necesito que me escuches ´ttebayo — musitó el otro con la mirada empañada. A pesar de que había reunido el suficiente coraje para estar delante de ese hombre, el dolor que sentía en su pecho solo se había incrementado, le quemaba el torso. Sentía una laguna de ansiedad que lo hacía volver a perderse a una semana atrás donde había tomado una de las decisiones más difíciles de su vida ¡Ardía tanto la culpa!

 

—Habla de una vez — contestó sin poder levantar la voz, sus ojos tan opacos y vacíos le trastornaban. Hacían que su corazón latiera temeroso de las palabras que soltara el rubio ¿qué era aquello que lo lastimaba? ¡No entendía porque tanto sufrimiento reflejado en ese rostro! Acaso el adolescente había…

 

—¡Quiero que renuncies a Sasuke! — vociferó apretando los puños delirando en todo el dolor que lo consumía, sentía que en cualquier momento las lágrimas lo romperían, lo aniquilarían. No podía pensar en otra cosa, no había otra solución, Sasuke probablemente volvería a caer y no estaba tan seguro de que tan culpable era Obito de esa situación.

 

—¿Eres idiota? — preguntó son desdén Obito, era estúpido si quiera pensar en abandonarlo, no cuando nuevamente lo había tenido entre sus brazos, no cuando sus ojos habían brillado con tanta intensidad en su reencuentro ¡Amaba a Sasuke e iba a luchar por tenerlo!

 

—Suena ridículo, ¿no? — cuestionó con una voz aguda, tan fina que en cualquier momento se quebraría. Naruto se había acercado un poco más a él, lo tenía a su lado, a punto de romperse—. Pero es la única manera de decírtelo. Sasuke es mi esposo, es mi amigo… no quiero que el vuelva a convertirse en el chico que llegó a mi hace tres años.

 

Los recuerdos lo consumían, ¿Cuándo no había tenido que luchar por su esposo? Ni siquiera cuando se casaron había podido mantener una conversación con él, Sasuke había tenido que ser golpeado por el dolor mientras trataba de sobrellevar la situación ¡¿qué tendría que hacer para salvarlo?! Era como si la esperanza se le escapara entre los dedos, huyendo de su propia felicidad.

 

¿Qué tan lejos estaba su felices por siempre?

 

Obito había ignorado en sus palabras ¡era egoísta!, ¡lo sabía! Pero amaba tanto a Sasuke, de verdad lo quería más de lo que podía imaginar, si iba a dejarlo, primero lucharía por él. El accidente no representaba nada más que una prueba de su arduo amor, podía sobrellevarlo, si Naruto no podía salvar al azabache, lo haría él…

 

—¡Te lo ruego! —imploró el rubio mientras las lágrimas empapaban su rostro. El líquido cristalino había surcado en sus mejillas, declarando el amor tan profundo que tenía por su esposo; por él, haría cualquier cosa, ni siquiera le importaba su orgullo ni su soberbia ¡Ya no había espacio para ello! No cuando los colores acababan de desaparecer por matices grises —. No quiero que Sasuke siga sufriendo por todo esto ¡No lo merece ´ttebayo! — imploró inclinando la cabeza en forma de resignación —, de verdad no lo merece — terminó de susurrar sin dejar de sollozar.

 

Naruto era un hombre de veintitrés años que lloraba, que rogaba y si era necesario se arrodillaría por el bienestar de su pareja. Las cosas se habían salido de sus manos, la utopía perfecta había desaparecido mientras una tormenta de arena venía a atarlos, porque ese dolor no iba se iba a desvanecer nunca. Tenían que aprender a vivir con ello.

 

—Sasuke lo único que desea es demostrarles a sus padres lo mucho que ha podido avanzar sin ellos, incluso, sin mi ayuda ¡¿No lo comprendes?! — cuestionó furioso consigo mismo por ser tan débil, por no poder salvar a su esposo, por dejarlo naufragar en la obscuridad. También había cometido muchísimos errores, cada pilar se había derrumbado esperando poder salvar su matrimonio —. Por eso… vete… Sasuke ha sufrido demasiado…

 

—No lo haré — contraatacó el azabache con la mirada furiosa, comprendía el valor del rubio al llorar delante de él, no lo creía menos hombre, miraba la razón por la que su primo se había enamorado del rubio. Pero no quería decir que iba a dejarle el camino libre —, ¡Esto ya no sólo se trata de él! — rabió, a pesar de que las palabras apenas podían salir de su garganta lo había gritado. Miki también estaba involucrada en todo eso, ¡ella era su hija! No sólo tendría que luchar por el amor de Sasuke, sino también por el de su pequeña. Esa niña tenía muchas cosas de sí.

 

—¿A caso no lo amas? — interrogó con una voz lastimera sin levantarle la mirada, las lágrimas le seguían acompañando en su rostro y probablemente así sería por mucho tiempo, por un segundo, se preguntó quién necesitaba a quien; si Sasuke a él o viceversa.

 

—¿Abandonarías a tu hija por Sasuke? — la pregunta se había escapado de sus labios en un suspiro, su voz también había sonado apagada y vacía, no quería perderlos a ninguno de los dos.

 

—Acabo de sobre poner la vida de Sasuke sobre la de nuestro hijo… — dijo mientras el dolor tomaba control de la situación, había tomado la mano derecha de Obito para apretarla con fuerza. Los recuerdos de ese día se volvieron a colar en su cabeza y las lágrimas salieron con más empeño.

 

 

—Hablemos en un lugar más privado — pidió el médico, a pesar de ello sólo la familia directa de Sasuke se había acercado a escuchar, estuvo tentado a correrlos por invadir su privacidad ¡ellos no merecían nada de su esposo! Pero la situación estaba tan tensa que no le importó —. Él está en cinta, pero su vida corre un gran peligro, lo mejor será interrumpir el embarazo para poder centrarnos en salvar la vida del joven…

 

¿Iban a tener un hijo? Su esposo estaba por darle un bebé, su familia iba a crecer un poco más. Por escasos dos segundos se sintió dichoso de todo eso, de saber que, a pesar de todo, una vida se creaba en el interior de su azabache. Sin embargo, la verdad era más cruel que eso, tenía que elegir entre la salud de alguno de los dos…

 

—¿Cómo es que Sasuke no se dio cuenta? — preguntó Fugaku a sus espaldas sin dejar de mirar el techo de la sala de espera, estaba tan destrozado como su esposa, jamás había deseado que su hijo tuviera que pasar por todas esas cosas, se habían equivocado tanto.

 

—El joven cuenta con tres semanas de gestación, era casi imposible saberlo…

 

—¡Salve a Sasuke! ¡Sálvelo ahora! — era un egoísta por no darle una oportunidad a su propio hijo, pero no podía vivir sin él, no podía seguir sin su esposo; a pesar de todo, aunque su amor estuviera en ascuas, lo amaba, lo amaba y no se resignaría nunca a perderlo, no le importaba tener que pasar otra etapa de odio a su persona, sólo que la salud del chico fuera lo suficientemente fuerte para sobrellevar toda esa situación.

 

Dejó que Orochimaru lo golpeara, lo moliera a puños ¡porque se lo merecía! Era un patán sin escrúpulos, no había pensado en la criatura que se formaba en el interior de Sasuke, sólo en que no podía perderlo.

 

Obito se había quedado callado sin poder creer lo que Naruto le había dicho ¡La culpa lo había bofeteado como nadie jamás lo haría! Trató de no pensar en el choque, él creía haberse llevado la peor parte, pero ahora, la situación cambiaba ¡Había asesinado al hijo de la persona que más amaba en el mundo! Las lágrimas salieron terribles por sus ojos, sintiendo el dolor del rubio, la empatía de saberlo perdido todo.

¿Podría volver a mirar a Sasuke a los ojos a pesar de saber lo que había causado?

 

 

 

 

Sasuke estaba mirado el techo de su habitación, después de lo de Miki había odiado con énfasis los hospitales, ni que decir cuando terminó de nuevo ahí por la anemia. Parecería ser que su vida lo odiaba, su pierna se había quebrado en tres partes, por esos las operaciones tan constantes; habían logrado restaurarla, pero andaría en silla de ruedas por una temporada.

 

Su brazo izquierdo había sufrido una lesión y también traía yeso, unas vendadas adornaban su cabeza ya que también se lastimado ahí. El parpado derecho apenas era capaz de abrirlo. Extrañamente estaba vivo y por azares del destino, cada una de sus heridas físicas eran curables.

 

Tenía alrededor de una hora despierto, los mareos habían desaparecido, pero seguía siendo anestesiado vía intravenosa. Su recuperación iba a ser lenta, pero podría lograrlo, tenía méritos más grandes que esos. Pensó en cuantos días habrían pasado desde el accidente y como estaría Obito, pero inconscientemente había fruncido el ceño.

Ni siquiera quería recordarlo.

 

Las cosas no volverían ser como antes, ya no. Las lecciones más grandes siempre las había aprendido cuando había estado a punto de morir y sus ojos se habían abierto antes sus inseguridades, era momento de cerrar el capítulo, de pasar la hoja y dejar que el dolor acumulado en su memoria se desvaneciera.

 

La puerta se abrió despacio, anunciando a su nuevo visitante. Sabía que era Naruto, su corazón latía emocionado por su encuentro, quería decirle muchísimas cosas, aclararle sus sentimientos y reiterarle que podía confiar en sí, pero en cuanto pudo observar esos ojos azules supo que en su mirada había acumulado incontables lágrimas; sentía que una parte de sí le había fallado a Naruto, que por culpa de una estupidez podría llegar a perderlo, y aunque sus emociones estaban a flor de piel, le sonrió tiernamente.

 

El rubio le regresó una escueta sonrisa que logró asustarlo. Estaba diferente ¿tal vez dolido?, ¿decepcionado? Naruto cargaba sobre sus hombros una culpa que no era capaz de ver, un dolor enorme que no lograba comprender, pero ¡estaba vivo! Mal herido, pero podría reponerse…

 

El rubio se posicionó a su lado incapaz de decirle la verdad, era un maldito cobarde, lo sabía; pero las palabras no salían de su garganta, no podía causarle dolor, amaba a Sasuke tanto como para poder protegerlo de sí mismo.

 

¿Cuántos días azules no le había regalado? Lo había llenado de calor, esperanza y quitado muchas espinas de dentro de sí, el miedo lo desaparecía con sus besos. Naruto le había enseñado a disfrutar la vida; olvidando todo su sufrimiento, llenándolo de vida, de amor, de calidez, de muchísimas cosas que sentía que perdía en ese momento.

 

—Naruto — lo llamó con la voz maltrecha y preocupada —, siempre me apoyaste — aclaró recordando aquel año donde se habían conocido, como había amado ignorarlo todo el tiempo, comportándose como un chiquillo inmaduro, — a pesar de que siempre pensé que eras un idiota, en el fondo también estaba interesado en ti — admitió con un sonrojo en sus mejillas. A pesar de todo, sus sentimientos florecieron a su lado logrando crear confianza, amor y estabilidad—, me gustabas — ya no dolía, no tenía miedo de aceptar cada uno de sus sentimientos porque tenía miedo de que la vida no le alcanzara para decírselos.

 

» Ahora que te veo sufrir a ti, me duele… — admitió con una sonrisa en el rostro, pequeña, pero esa mueca significaba mucho para su esposo, la sonrisa fue respondida y fue incapaz de no responderle al pequeño beso que Naruto le había robado de sus labios.

 

—Ya no tienes que cargar con tu pasado, Sasuke — susurró juntando sus frentes en un cálido momento. Podía sentirlo vivo, a su lado, tierno y fuerte; como siempre lo había sido. Quería llorar por todo el dolor que se acumulaba sobre su fallido corazón, pero no podía, simplemente no podía admitirlo, porque sabía que le dolería aún más —. Podremos superar todo esto juntos, teme

 

Una risa frágil iluminó su pecho y Naruto no pudo dejar de observar los matices tan vivos de su esposo, a pesar de las heridas que adornaban su rostro, podía sentir más intenso a Sasuke, como si todo eso sólo hubiera sido una prueba más, porque las heridas estaban sanando y también su corazón.

 

—¿Qué pasa ´tteba? —preguntó con una pizca de curiosidad impregnada en su voz.

 

—Lo admito — susurró mientras su brazo intacto lo tomaba por la espalda para abrazarlo, para acercarlo más a su cuerpo y pecho con pecho sintieran el corazón del otro, contaran esos latidos intensos que los gobernaban —. Estoy enamorado de ti…

 

Naruto rio con más calidez de lo que pudo haber pensado. Dolía, ardía, quemaba y le abrasaba el suplicio de su historia, pero ahí estaban, fuertes y temerarios admitiendo sus sentimientos. No sería cobarde, pero tampoco sería quien opacara la felicidad de su esposo.

 

—Es inevitable ´ttebayo — aclaró sin dejar la voz risueña —, soy irresistible — preferiría mil veces todo a eso, al dolor que llevaba una semana en su pecho. Amaba a su esposo, su vida, su nostalgia, su vivir y esa sonrisa que lo mataba poco a poco.

 

—Idiota, estoy tratando de…

 

—Lo sé, Sasuke, no es necesario que me lo digas — contestó con euforia, ese momento sería único, especial y el que sus labios repartieran pequeños besos por el rostro de su pareja no acreditaba nada más que la dicha de poder estar juntos y sanar todas las heridas que los habían repercutido a ambos.

 

—Cállate ya, usuratonkachi — alegó el otro mientras le tomaba la barbilla con la mano derecha. Su mirada se había afilado y al mismo tiempo sonreído por la calidez del momento. Ya no quedaba más, ya no le importaba más, a pesar del accidente se sentía más vivo y seguro que nunca. No volvería a dudar sobre el amor tan puro que sentía por Naruto ¡jamás lo había volver a sentirse así! Y esta vez no lo importaba aplastar a alguien más para poder estar juntos, aun si era el mismo Obito quien se metía en su camino.

 

Al pasar de los años había aprendido a sanar sus heridas, aun si después existían otras podría suturarlas, su pasado era algo que debía afrontar, no dejarse llevar por todo el dolor que lo consumía. Las cicatrices eran un vestigio y una huella de todas las heridas superadas. Su inmadurez le había llevado a cometer muchos errores, pero aun así había aprendido a valorar a su familia y el amor; jamás dejaría que la aflicción volviera a gobernar en su vida. Porque a pesar de los virus e infecciones que se habían atacado a sus anticuerpos, mientras la venganza lo había impulsado a cometer más suplicios, Naruto creo la medicina y el ungüento para protegerlo. Había derramado muchas lágrimas y sangre para llegar a donde estaba, el alcohol lo había purificado al punto de entender la paternidad.

 

Sólo le quedaba aprender a vivir sin temor y sabía que mientras Naruto estuviera a su lado sería fuerte, aun sí tenía que serlo por ambos.

 

Sus labios volvieron a encontrarse en un contacto suave y dócil, ninguno de los dos se atrevía a profundizar el beso, pero tampoco a separarse de esa adicción, aunque el rubio llevaba el dolor plasmado en su rostro, su esposo podía ser su salvavidas; después de todo, también sufría de esa extraña enfermedad llamada Sasukefilia.

 

Su propia niebla podría desaparecer,
aunque la propia verdad muriera en sus labios.

 

Fin.

 

Notas finales:

¿Se vale llorar? Sí.

Me duele, me duele ponerle fin a esta historia. Como no tienen idea, este fic significó muchísimo para mí, porque es un longfic en toda la extensión de la palabra. Me superé, me superé más de lo que pensé que haría con la trama, las escenas y me enamoré de Sasuke xDDD De mi propio personaje xDD GRACIAS POR EL APOYO PRECIOSAS (OS), creo que ustedes fueron el motivo de que finalizara, y aunque sólo nos falte el epilogo, les agradezco absolutamente todo.

Ok, algunas personas van a querer más, sólo puedo ofrecerles el epilogo para aclarar dudas, además de tenerles una sorpresa a quines les guste el JiraiOro, escribiré la historia de ellos, sus altos y bajos en otro fic. Se llamará "Suplicio", para quienes quieran leerla. Jamás he escrito algo que no sea NS o SN como pareja principal así que espero su apoyo :O Bueno, aquien le guste la pareja xDDDD

Nuevamente, gracias opor todo y nos leemos en el epilogo.

DEJEN COMENTARIOS ¡AYUNDEME A LLEGAR A LOS 300! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).