Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Heridas por Pikacha-sama

[Reviews - 319]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Heridas.

Capítulo tres.
Medicina.

 

Sasuke solía evitar el espejo que Naruto tenía en la puerta de su baño, era vanidoso, lo sabía, pero no quería mirarse en ese estado, algo dentro de él lo evitaba. Esa mañana después de bañarse, había caído en la tentación de mirarse. Había pasado un mes que había salido del hospital y una pequeña curva se formaba sobre su estomago. Tenía alrededor de cinco meses de embarazo y seguía casi con el abdomen plano.

 

El doctor había dicho que todo iba bien con el niño, incluso le había programado un ultrasonido para la semana siguiente pero no era algo que le motivara mucho. Era un hecho que le amargaba, sus padres ni siquiera habían preguntado por él, ni su hermano, ni nadie más.

 

— Teme, te estás tardando mucho — alegó Naruto detrás de la puerta.

 

Y de nuevo estaba ese rubio cabeza hueca que le evitaba pensar en cosas desagradables. No le contestó pero no pudo evitar girar los ojos. Se vistió lo más rápido que pudo y salió.

 

Se habían levantado más temprano de lo usual, los sábados solían salir a comer a algún lugar cerca, pero esa mañana Naruto le había dicho que irían a otra parte, sin mencionar que le había entregado un pants de color azul. Sabía que hacía frio, pero pocas veces solía usarlo para salir.

 

Cuando miró al rubio frunció el ceño como estaba acostumbrado. Naruto le sonrió y giró sobre sí mismo mostrando el mismo pants que llevaba puesto pero de color anaranjado.

 

— Llevo unos cambios en la maleta, andando —afirmó tomando el equipaje y jalando a Sasuke para partir.

 

Subieron el mustang anaranjado de Naruto. Todo el camino había preferido guardar silencio y fingir escuchar todo lo que parloteaba el rubio, no había hablado sobre su destino de llegada, solo se estaba quejando de algún vejete pervertido del cual no sabía ni el nombre.

 

El viaje había sido largo, había estado a punto de quedarse dormido pero Naruto le había movido el hombro alegando que estaban por llegar. Chascó como siempre la lengua molesto y se dedicó a mirar por la ventana. Estaba demasiado pensativo para su gusto, el verse en el espejo le había dejado un mal sabor de boca.

 

— Hemos llegado, teme.

 

Sasuke giró los ojos y bajó del automóvil sin importarle esperar al rubio. Más jamás imaginó que lo llevaría a una hacienda, era grande y agraciada, le rodeaba un prado verde junto con unos cuantos arbustos alrededor de una fuente centrada en el patio ¿por qué le había traído ahí? Joder, que el sitio se miraba elegante y ellos vestidos con un simple pants.

 

— ¡Naruto, pensé que no vendrías! — gritaron a sus espaldas, los dos habían girado para encontrarse con un hombre de cabellos rojos acompañado de una extraña chica de cabello azulado y otro chico de cabellos zanahoria.

 

— ¿Cuándo les he fallado Yahiko ´ttebayo? — contestó con un tono juguetón e impersonal.

 

Sasuke se había girado para seguir mirando el lugar, se hubiera dedicado a ignorarlos si no fuera porque la mujer de ojos cafés se había acercado demasiado a él sin considerar su espacio personal.

 

— ¡Vaya! — Exclamó sorprendida, acercó un poco más su rostro al azabache sin notar la incomodidad del chico. — Es lindo, Naruto-kun.

 

Sin quererlo había sonreído de medio lado mientras hacía a un lado a la chica sin delicadeza. Le dio la espalda, y partió hacía la hacienda sin preocuparse por su esposo, pero al ver como una mujer de cabellos rojos se acercaba entre pasos veloces a él, se lamentó. A penas había entrado cuando se sintió acosado por el montón de personas que había dentro, en sus mayorías rubias y pelirrojas.

 

— ¡Sasuke-kun! — le llamó la madre de Naruto con anhelo. — Me alegra que mi hijo y tú pudieran asistir ´ttebane, ¡Te divertirás mucho! — gritó dedicándole una sonrisa muy parecida a las de Naruto.

 

Por lo menos ahora sabía de dónde había heredado la muletilla su esposo. Una parte de él quiso ser amable con la mujer pero su apatía era demasiada, estaba por caminar de reversa, tal vez si le decía al rubio que se sentía mal lograría regresar a casa. Pero antes de que pudiera retroceder un paso, Kushina se colgó de su cuello y besó su mejilla.

 

— ¡Eres tan adorable!

 

Un tic nervioso atacó su ojo izquierdo ¡¿cómo se atrevía a invadir su espacio personal?! Trató de poner distancia entre los dos, pero mientras más ponía resistencia la pelirroja se pegaba más a él como una lapa ¡Joder! Era testaruda.

 

— ¡Mamá! ¡Suelta a Sasuke, lo estas molestando!

 

— ¡No deberías hablarle así a tu madre ´ttebane! — gritó aferrándose un poco más al Uchiha.

 

— ¡¿Dónde está papá ´ttebayo?!

 

— ¡¡Suélteme!! — gritó Sasuke con una mirada furiosa, ni siquiera el rubio lo acosaba de esa manera para que ella se tomara esa libertad.

 

Kushina se separó un poco de él para tomarlo de los hombros, le sonrió tiernamente y negó la cabeza para abrazarlo con más fuerza, si no hubiera sido porque Minato en ese momento llegó, el azabache sin duda alguna hubiera atacado a la mujer.

 

— Pero qué aburridos son, Namikaze tenían que ser…

 

— Qué graciosa, Kushina. Cuando pierdas no quiero que vengas a llorar como el año antepasado — comentó una rubia de coletas a sus espaldas.

 

Sasuke estaba colérico y pensaba cobrar venganza por el acoso al que lo había sometido. Ni siquiera había prestado atención a como una muchedumbre se había acercado a ellos, presa de la curiosidad. Naruto le tocó el hombro para hacerle saber que estaba ahí, no era necesario que se alterara.

 

— Oh, querida suegra, ambas sabemos que Jiraiya hizo trampa en la última prueba.

 

— Tendrás que poner más resistencia al alcohol está vez —argumentó la rubia mientras soltaba una risa traviesa, aunque ella sabía que no había jugado tan limpio en la última partida.

 

— Vamos oba-chan, no estés molestando a mamá ´ttebayo, si les toca estar en el mismo equipo no querrás tenerla de enemiga.

 

— ¡Deja de decirme abuela! Para ti soy Tsunade-sama… — gritó la mujer con un tic en el ojo, había alzado la mano para darle un golpe en la cabeza a su nieto. Odiaba que le dijeran abuela, le hacían sentir demasiado vieja.

 

Minato había intervenido para poder tranquilizar la situación. Era el más calmado de los tres que había ahí, no quería empezar una discusión que terminara por arruinar el día.

 

Sasuke se dio cuenta que por los rasgos y características físicas que todos debían de ser familia. Esa era la gran familia Uzumaki-Namikaze. También observó que la mayoría traía ropa deportiva de diversos colores, aunque el único color tan chillón era el de su rubio esposo.

 

— ¡¡Esta es la tercera llamada, comencemos con los equipos!! — gritó un hombre por un megáfono. Tenía el cabello largo albino, con unos toques grises y unos carismáticos ojos verdes.

 

Naruto tomó la mano de Sasuke que se dedicó a rechazar. No le gustaba que nadie le tocara sin su permiso y su familia parecía olvidarlo a cada instante. Ni siquiera sabía que estaban haciendo ahí, el observar a las personas podía ver una calidez que no le era conocida.

 

— Tal vez debí explicártelo antes de venir ´ttebayo —balbuceó el rubio mientras lo llevaba a pequeños empujes para que lo siguiera. — Verás, teme. Mi familia suele reunirse aquí una vez al año para convivir, es un evento donde casi todos participamos en actividades deportivas.

 

— ¿Y qué demonios hago yo aquí? — reclamó matando con la mirada al rubio. Odiaba el hecho de que lo hubiera traído a estar con un montón de gente que no conocía y no quería conocer. Estaba por girar los talones e irse en el auto, pero una mano en el hombro lo detuvo.

 

— ¡Quieres dejar de ser tan amargado, Sasuke! —exclamó llamando la atención de unas cuantas personas a su alrededor — ¡Es obvio porque estás aquí, eres mi esposo te guste o no, así que comporta…! — tal vez Naruto hubiera seguido gritando pero el puño en su rostro le indicó que el otro no estaba para soportarlo.

 

— “Uuuuh” — se escuchó de fondo, claro signo de que los demás les estaban prestando atención.

 

¿Qué mierda les importaba a los demás su discusión? Giró los ojos, molesto y dispuesto a irse pero nuevamente ese idiota lo detuvo.

 

— No creí que te daría miedo un poco de competitividad, scary cat. Oh, es verdad, soy tan grande, fuerte y guapo que te da miedo que te opaque ¿verdad, teme? — de nuevo se encontraba tirando su mejor carta con ese azabache, en el mejor de los casos lo convencería con un poco de psicología inversa.

 

— ¿Cómo me has llamado, dobe? — preguntó con ese tic nervioso que tanto lo caracterizaba cuando las cosas no le salían como quería.

 

— Scary cat~ — susurró cerca de su oído.

 

— ¡Vas a morder el polvo, usuratonkachi!

 

 

.
.
.
.
.

 

 

 

Naruto sintió un poco de envidia cuando miró que Sasuke en realidad era muy bueno para muchísimas cosas deportivas. Sabía que el chico tenía su encanto, pero era algo más lo que llamaba su atención, es decir, era guapo, atlético e inteligente ¿qué más se podía esperar de un chico? Negó con la cabeza y se dedicó a seguir jugando la pequeña liguilla que habían formado.

 

Sasuke por otra parte se encontraba en el tiro al blanco. Un viejo de larga cabellera blanca estaba sentado en una banca sobre el agua. La diana era de color rojo con blanco, tenía tres tiros para anotar y hacer que el hombre cayera.

 

— Vamos, niñato, demuestra que eres solo un culito sexy~ — había soltado el hombre mientras se tocaba el estomago para reírse, ¿qué se creía ese vejete pervertido para decirle eso? Sasuke apuntó, pero no con exactitud a la diana, si el juego consistía en hacer caer al sujeto al agua, lo había hecho a la perfección ya que la pelota había ido a parar directo a la cabeza del hombre tirándole al instante al agua.

 

— Eso te pasa por pervertido, ero-sennin — comentó un niño castaño de doce años mientras encandilaba al albino con el flash de una cámara.

 

— ¡Eeeeeh!

 

El azabache ignoró al vejete mientras Tsunade le alzaba el puño con el pulgar arriba. Se habían dividido en varios grupos con distintos líderes. A Naruto le había tocado con Minato, mientras que a él con su abuela. Debía admitir que la rubia era una buena compañía, no hablaba demasiado y no invadía su espacio personal. Aunque no podía decir lo mismo del resto de su equipo, en su mayoría eran adolescentes igual que él.

 

— ¡Wow, Sasuke-kun! ¡Eso ha sido magnifico! — gritó una pelirroja de gafas muy entusiasmada. La chica era Karin Uzumaki, que venía acompañada de su novio, un tal Suigetsu, los dos eran demasiado ruidosos para su gusto. Otro escandaloso era un rubio de ojos azules de compostura muy delgada, tenía el cabello agarrado en una coleta alta. Deidara había girado los ojos, molesto por haberle dado en el blanco en su primer intento.

 

— Oh, eres como una minita de oro, este año no cabe duda que ganaremos contigo de nuestro lado — hablaba Tsunade más para sí que para los demás.

 

La mañana había seguido avanzando en grandes pasos, Kushina le había llamado alrededor de las doce para que le ayudara a preparar la mesa para que conforme pasaran los equipos comieran. Tsunade se había opuesto, pero al ver que iban encabezando con una gran mayoría en puntos, dejo que se llevaran al azabache hacia la cocina.

 

— Espero que te estés divirtiendo… — había soltado la mujer mientras le pasaba algunos desechables. — El año pasado no nos habíamos podido reunir por la muerte de mi padre, así que a eso se debe que estén tan entusiasmados.

 

— Hmm…

 

— A pesar de que todos vivimos alejados, nos reunimos en la hacienda desde hace años. Somos una gran familia ´ttebane — trataba de hacer hablar al Uchiha, pero estaba renuente. — Veo que no eres muy hablador — soltó la mujer para después reír entre dientes. — Debí suponerlo desde el día de la boda.

 

— No es algo que deba de importarle.

 

Había tratado de no sonar grosero, pero en el fondo sabía que lo había hecho. Su boda también estaba en los temas de conversación que no se tocaban, junto con su embarazo y la recaída que había tenido un mes atrás.

 

Kushina volvió a reír, pero esta vez un poco nerviosa — Tienes, razón. No es algo en lo que deba meterme, sólo no seas tan duro con mi hijo… Es un dobe, pero a su defensa te diré que se me cayó de chiquito.

 

No había podido evitar sorprenderse antes las palabras de la mujer, una sonrisa le habían salido espontáneamente, incluso, había soltado una pequeña risa que Kushina se dedicó a apreciar.

 

— Sólo dale una oportunidad — dijo para después salir de la cocina dándole tiempo para pensar en sus palabras.

 

Kushina pensaba que Naruto podía ser la aquello que motivara al azabache, solo era cuestión de que se dieran una oportunidad. Todavía le carcomía de cierta forma que su único se haya sacrificado por el bienestar social de la familia, si en algo podía ayudar a la joven pareja, no dudaría en hacerlo ¿y qué mejor que dando el primer empujón?

 

Sasuke tal vez hubiera pensado en ellas si no hubiera llegado Tsunade a arrastrarlo para que participara en la siguiente actividad. Le había dicho que requería de otro tipo de destreza que no era física y en la cual se consideraba realmente mala.

 

Le tocaba enfrentar al equipo de Jiraiya, el cual integraban los tres chicos que estaban en la entrada, Yahiko, Konan y Nagato, un trío dinámico que les iban pisando los talones. Al parecer, les habían alcanzado por haber quedado primeros en la liguilla. Sasuke chasqueó molesto la lengua observando como el vejete le mataba con mirada, era oficial que no se soportaban.

 

Estaba dispuesto a volver a ganarle, pero el problema es que el siguiente concurso era de canto. No en especifico, pero sacaban un papel de una urna y tenían que cantar la palabra que estaba escrita con alguna estrofa de una melodía. Tsunade cantaba horrible, era por eso que no participaba.

 

Las primeras en competir habían sido Konan y Karin, habían subido a una plataforma donde en medio había un audífono. Un hombre de cabellos plateados y el rostro cubierto por una bufanda gris estaba siendo el árbitro, era quien decía la palabra que tenían que cantar.

 

—“Once upon”.

 

Konan había corrido por el micrófono mientras empujaba a Karin, no había tenido ni la oportunidad de rozar el aparato cuando la chica ya estaba cantando suavemente.

 

— Once upon a time I was falling in love, but now im only falling apart~ There´s nothing I can do… A total eclipse of the heaaart~ — no cabía duda que la chica cantaba hermoso. Kakashi había puesto una sinfonía para darle fondo a la canción — Once upon a time there was light in my life, but now there´s only love in the dark… Nothing I can say ¡A total eclipse of the heeeart~!

 

Los pocos que se había desocupado estaban observando a la chica cantar con sentimiento. Se habían incluso amontonado los que todavía estaban participando, ese concurso era uno de los más llamativos de todos, todos los años ganaba el equipo donde estuviera el trío dinámico. Los tres eran integrantes de una banda musical, así que no era algo difícil de deducir el por qué.

 

Los plausos no se hicieron esperar mientras Konan sonreía y saludaba a sus fieles admiradores, ella no era parte de la familia, pero era una amiga de la niñez de Nagato así como Yahiko, así que siempre terminaba invitada a ese tipo de eventos. Las chicas bajaron para que subieran el pelirrojo y Suigetsu.

 

— La palabra es… “sexy”…

 

Ninguno de los dos hombres se había movido de su lugar un poco choqueados por la palabra que les había tocado, sin embargo, el chico con dientes afilados fue el primero en moverse para tomar el micrófono.

 

— Im too sexy — había susurrado bajito mientras Jiraiya se reía entre dientes.

 

— ¡No se escucha! — gritó con burla alguien del público.

 

— Im too sexy — trató de cantar de nuevo el chico, pero otro gritó lo interrumpió.

 

— ¡Pero con ganas!

 

— Im too sexy~ Im too sexy for my cat, too sexy foy muy cat pooor pussy~ poor pussy cat~ Im too sexy for my love, too sexy for my love… And Im too sexy for this song~ — las mejillas estaban carmesí, él no había recibido ningún aplauso, solo las risas habían retumbado por el lugar.

 

Kakashi tuvo que remarcar que el punto había sido para el equipo de Tsunade borrando la sonrisa de Jiraiya al instante. Había hecho una pequeña apuesta con cierta pelirroja que esperaba ganar, así que tenía que dar más apoyo a su equipo.

 

Yahiko y Deidara pasaron al escenario con algunos chiflidos y piropos poco corteses hacia el rubio. La mayoría estaba de parte del trío dinámico por el favoritismo que ya tenían con las canciones de su banda.

 

El de cabellos plateados pidió que guardaran silencio mientras Deidara escogía el papel entre la urna. Yahiko solo sonreía todavía por la canción que a Suigetsu se le había ocurrido, había millones de melodías que tenían esa palabras y tenía que cantar una de los ochenta.

 

— La palabra es… “dreamer”.

 

Yahiko sabía que si no corría el otro le ganaría el micrófono, así que le había metido el pie mientras le arrebata el aparato. No iba a dejar que un adolescente le ganara, no después de que el viejo pervertido les prometiera ciertas cosas si salían victoriosos de esa partida.

 

— Imagine all the people living life in peace, you~… you may say Im a dreamer, but Im not the only one~ I hope someday you´ll join us and the woooorld will be as one~ — había interpretado la estrofa de Jonh Lennon a la perfección, era una de sus canciones favoritas.

 

Básicamente había sido quitarle el dulce a un niño.

 

La gente se había juntado un poco más y habían aplaudido entusiasmados por la canción. Y a Sasuke le sudaron las manos al subir al escenario, Kakashi le había sonreído mientras Jiraiya le dedicaba una sonrisa de superioridad. Chascó la lengua enojado y se dedicó a mirar el pequeño micrófono que estaba entre los dos.

 

Jiraiya había sacado el papel y se lo había entregado al árbitro. Tsunade le había dicho que el no pertenecía a ninguna de las dos familias, pero era el padrino de Naruto y un amigo de muchos años atrás.

 

— La palabra es… — el de cabellos plateados había mirado el papel como si hubiera una confusión, se debatió unos momentos pero al final solo se encogió los hombros — “Zombie”…

 

Sasuke se preguntó qué tipo de tarado pondría esa palabra ahí. Su mente relacionó al instante la canción que podría cantar pero sus mejillas se sonrojaron al pensar que sería victima de burlas si se ponía se decidía por esa. La mirada decidida del hombre de cabellos claros le hizo tomar la decisión sin pensarlo más, tomó el micrófono y se detuvo ¿de verdad iba a cantar?

 

— Sólo tienes unos segundos, muñeco.

 

— Cállese — contestó para armarse de valor.

 

— ¡Tú puedes, teme~! — gritó una voz demasiado conocida para su gusto, al final que mas daba, no conocía ni a la mitad de esas personas.

 

— There´s a zombie on your laaawn~ there´s a zombie on your laawn… — sus mejillas se tiñeron de un color carmesí mientras trataba de acordarse de la letra de la canción. — I´m just a sunflower but see me power an entire infantry, you like the laste of brains, we dont like zombies… There´s a zombie on your laaawn~ We dont want zombie on your laaawn…

 

Naruto había sido el primero el aplaudirle seguido de un chiflido de parte de Kushina. Kakashi había dado el punto a Tsunade que aplaudía entusiasmada, a pesar que esperaba risa, nadie se rio. Había sido divertido ver como Jiraiya se lamentaba y murmuraba impropios.

 

— Muerte súbita, chicos.

 

Ni Sasuke, ni Suigetsu había quedo pasar al frente después de sentirse intimidados por el público. Karin señaló a Deidara que se reía nervioso dispuesto a conseguir la victoria para el equipo, estaba decidido a superar al azabache, no importaba nada más.

 

De parte de Jiraiya había subido nuevamente Yahiko. Los dos se habían posicionado con una mirada retadora, el chico quería su revancha, esta no se la iba a ganar. Kakashi fue quien sacó el papel y sonrió al leer que sería una palabra fácil.

 

— ¡Stop! — gritó a la expectativa.

 

Yahiko fue el primero el lazarse por el micrófono, lo sentía rozar las yemas de sus dedos, más nunca imagino que Deidara jalaría el cable del aparato arrebátenle así la victoria. Resbaló y fue a parar al piso mientras el rubio le sacaba la lengua en señal de victoria.

 

— ¡Shut up! ¡Shut up! Don´t wanna hear it~ — cantó mientras se dejaba guiar por el ritmo de la sinfonía. — Get out, get out, get out of my way. Step up, step up, step up ¡You´ll never stop me! Nothing you say today is gonna bring me down.

 


La victoria se las había dado Deidara y Tsunade festejaba mientras lo tomaba en brazos, el rubio sonrió con prepotencia sacándole la lengua a él también. No sabía porque le tenía manía, pero decidió ignorarlo.

 

Se sentía extraño conviviendo con un montón de personas que no conocía. Las cargas que llevaba sobre su espalda se estaban yendo, se las consumía un extraño fuego que Naruto se había encargado de prender. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no notó cuando Tsunade lo jaló hacía una de las mesas con lo demás integrantes de sus equipo.

 

Era larga, con un mantel de cuadros en rojo y blanco. Todos habían tomado sus platos y por extraño que le sonara, convivían como una familia. La mesa estaba llena de una calidez que no conocía. Suigetsu molestaba a Deidara por su peinado mientras Karin se reía de los dos, Tsunade se servía un poco de sake mientras el hombre del megáfono le arrebataba la bebida para después robarle un beso.

 

— Es el abuelo Dan — le susurró una risueña voz en su oído.

 

— Hm.

 

— Tan platicador como siempre, teme~

 

Sasuke no contestó se dedicó solo a observar. Naruto se había tomado la molestia de traer una comida especial para él, los alimentos que había sobre la mesa eran poco saludables para su estado, debía haberlo supuesto desde antes. Tomó una bola de onigiri, mientras el rubio tomaba una alita de pollo del plato más cercano.

 

— No cantas tan mal, Sasuke.

 

Tal vez era la calidez que lo rodeaba lo que hizo que tomara una bola de arroz y que se la metiera a la boca al rubio con agresividad, o tal vez, de verdad estaba dejando que la amistad naciera entre ellos, lo único que en ese momento era seguro, es que no quería hablar de su momento vergonzoso.

 

Naruto se había atragantado mientras trataba de digerir la bola de arroz, tomó un lata de coca-cola con dramatismo agitando sus brazos de un lado para otro. Fingió toser mientras Sasuke sonría como un niño después de hacer su travesura. Todo era observado por Kushina con sus expectantes ojos verdes, sí, tal vez, haber sido lo suficientemente egoístas para que su hijo se casara con el azabache había valido la pena.

 

Un recuerdo lo atormentó por unos segundos, su familia. Extrañaba a cada uno de sus integrantes, sabía que jamás había tenido tanta calidez en una reunión o cuando se sentaban a comer en casa, pero el vacío apareció por unos minutos. La cara enojada de su padre cuando las cosas no salían como él quería, la sonrisa pequeña y sincera de su mamá tratando de tranquilizar a su esposo y la tierna mirada de su hermano restándole importancia al asunto.

 

Las olas de recuerdos se albergaron en su mente, no pensaba llorar en medio de una mesa rodeada de desconocidos, pero el sentimiento de vacio llego para atormentarlo, y un extraño movimiento en su vientre le hizo saber que no estaba solo.

 

Conmocionado tocó su vientre. No era la primera vez que sentía que el bebé se movía, pero le extraño que un momento como ese se diera a notar, notificando que estaba ahí.

 

— Sasuke, ¿pasa algo ´ttebayo? — preguntó el rubio sacudiéndole un poco el hombro.

 

El azabache le soltó un manotazo y negó con la cabeza. Cerró los ojos y se dedicó a seguir comiendo sus preferidas bolas de arroz, el rubio había empezado a parlotear sobre el partido de futbol que habían tenido y de los demás juegos que todavía las quedaban por participar. Su favorito era donde los últimos tres equipos se enfrentaban.

 

 

.
.
.
.
.

 

 

 

Era una mesa redonda pequeña, en ella estaban Minato, Jiraiya y Tsunade en el evento final. Los tres tenían las manos puestas sobre la mesa y el único nervioso era el rubio. Sabía que nada bueno podía salir de ahí, el año antepasado Jiraiya, Kushina y Dan habían terminado ahí.

 

El juego era muy sencillo, consistía en ver quien tenía la mejor habilidad para beber. En ese caso Dan había sido el primero en caer, todos sabían de lo poco tolerante que era el albino al alcohol. Incluso las malas lenguas decían que Tsunade lo había emborrachado para hacerse él en su juventud.

 

Kushina y Jiraiya habían estado bebiendo por más de una hora, ninguno había dado su brazo a torcer, solo fue hasta que el hombre soltó un comentario mordaz de que Minato había sido muy promiscuo en su juventud lo que había hecho que ganara. La de cabellos rojos se había levantado furiosa a reclamar a su marido, alegando que lo mataría si la dejaba ir.

 

Minato no había sabido donde meter la cabeza junto con Naruto por el espectáculo poco implícito que estaban dando sus padres, quería un hermano, pero no de esa forma. Jiraiya había gritado eufórico por su victoria junto con Tsunade que estaba en su mismo equipo mientras los rubios trataban de contener al habanero sangriento.

 

Ese año Minato prefería mantener la calma, bebería solo un poco para entrar en calor, pero sería el primero en tirar la toalla. Tampoco era muy bueno en el alcohol, bastantes problemas ya tenía cuando bebía su esposa para descuidarse.

 

Dan sonreía resignado, sabía en que terminaría eso o por lo menos se daba una idea, ¿dónde estaba el amargado esposo de Jiraiya cuando se le requería para detenerlo?

 

Sasuke estaba un tanto aséptico de que aquella estupidez fuera el evento decisivo, es decir, había jugado un montón de actividades, había subido a un estrado a cantar y la única manera de ganar era demostrar quién era el más alcohólico de todos.

 

Kushina tomó discretamente una foto de los tres finalistas con una sonrisa malosa en el rostro, Jiraiya le iba a pagar todas las que le debía con esa. Sin importarle el escándalo que se desataría le dio al archivo enviar, sabía que en menos de treinta minutos él estaría ahí.

 

Y la juerga comenzó.

 

Los rubios junto al albino comenzaron a beber, trago por trago, uno por uno. Se miraban sonrientes a la expectativa de que Minato fuera el primero en caer. Las botellas poco a poco se iban vaciando, mientras los demás gritaban “shot” entusiasmados, Suigetsu ya se había encargado de las apuestas.

 

Naruto se había sorprendido que su mamá apostara que Tsunade sería la ganadora. Aunque debía de suponerlo, nadie creía que su papá fuera a ganar. Poco a poco el tiempo seguía corriendo y nadie daba su brazo a torcer, pero se podía apreciar como el rubio bajaba la mirada y sonría bobamente.

 

La de cabellos rojos supo que su marido iba a caer, se acercó a la mesa tomando su mano y Minato sonría como tonto enamorado para disculparse con su equipo. Eran balbuceos sin mucho sentido, pero reía abrazando cariñoso a su esposa, se rascó detrás de la nuca y besó la mejilla de Kushina.

 

Sasuke había girado la mirada a los últimos dos participantes tratando de ignorar a los melosos de sus suegros. Sabía que el alcohol hacía estragos en la gente, pero era cómico mirar como el rubio trataba de controlar las traviesas manos de su esposa.

 

— ¡¡Jiraiya!! — gritaron desde la entrada.

 

El de cabellos blancos se puso pálido al escuchar su nombre ¡No podía ser! ¡Joder! Tenía que ser obra del mismísimo demonio, su esposo estaba ahí apartando a todos con su furiosa mirada. Tragó saliva nervioso, ¡estaba perdido! Le había mentido al susodicho diciendo que había quedado descalificado en la liguilla contra Kushina. Pero lo más importante ¡Le había dicho que no iba a beber!

 

Cuando Sasuke miró al hombre de cabellos largos y azabaches se impresionó del aura tan autoritaria y tenebrosa que destilaba, sin mencionar que al caminar el suelo crujía y la sonrisa retorcida que le impregnaba el rostro.

 

— O-Oroch-chi…

 

— Retírate tarado, A-HO-RA — ordenó con desdén mientras apretaba fuertemente los puños.

 

Había tenido que dar una conferencia en un hotel cercano, había mandado a su esposo como disculpa por su ausencia, advirtiéndole que no debía de beber por el bien de su salud, hace unos meses atrás le habían diagnosticado diabetes y como el médico que era él, se dedicaba a que la vida de aquel vejete fuera más sana y productiva.

 

Tsunade rió sintiendo la victoria en sus manos.

 

— P-Per-ro…

 

Sólo bastó con la mirada cruel y retorcida que le dedicó Orochimaru para que su esposo bajara la cabeza, bufó molesto y se levantó de su asiento mientras la mujer de grandes pechos aumentaba el volumen de su risa.

 

A lo lejos del escándalo se apreciaba como un joven de quince años negaba con la cabeza por el espectáculo que estaban dando sus padres, en un principio había querido culpar a Kushina, después de todo ella le había mandado el mensaje a su papá, pero su padre no debía de descuidar su salud. Suspiró resignado para mirar como Jiraiya corría de la furia de Orochimaru.

 

— ¿Debería agradecer a Kushina-san, Naruto-kun? — preguntó cuando llego a lado del ahijado de su padre.

 

— ¡Mitsuki! — Exclamó sorprendido — Ero-sennin dijo que no vendrías ´tteba~.

 

— El consejero quieren que papá se retire, piensan que es demasiado viejo para seguir ahí, pero ya conoces como es de testarudo. La situación es muy tensa, más con la enfermedad del viejo pervertido.

 

— Apenas me he enterado esta mañana por él — comentó con tristeza el rubio.

 

Jiraiya era una persona muy importante para él, desde que era pequeño había estado presente en su vida. Cuando recién llegó a E.U. era quien lo había acobijado bajo su vivienda, pero sabía que era un desastre, no entendía como un tipo con el intelecto de Orochimaru se había casado con él.

 

— Mamá ha desaparecido hace rato con papá, murmuraron algo sobre un hermanito, así que dudo que aparezcan pronto~ —comentó para guiñarle un ojo.

 

Las pálidas mejillas del chico adquirieron un color carmesí y se encaminó para saludar a los demás chicos de su edad. Suigetsu lo saludó con entusiasmo mientras los celos de Karin salían a relucir.

 

Sasuke observó a la extraña familia con dedicación, se preguntó la razón por la que nadie se había ofrecido a ayudar a Minato con su empresa si eran tan unidos. Su esposo se situó a su lado y le regaló una sonrisa grande llena de calidez, sabía que ese rubio tonto había roto otra más de sus barreras, aquellas que se negaba a bajar.

 

Porque tal vez, sólo tal vez, Naruto era la medicina que necesitaba, y pensar en ello, lo asustaba.

Fin del capítulo tres.

 

Notas finales:

No sé si la página se está yendo al carajo o porque diablos no me dejaba actualizar ;c

Estoy molesta con AY, pero en fin, chicas es la tercera vez que intento subirlo, ya me doy por vencida.

Solo espero que puedan dejar comentarios ;D Se los agradezco, dudas, preguntas, traumas en el recuadro de abajo :D

Nos leemos en el siguiente, bye, bye.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).