Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Heridas por Pikacha-sama

[Reviews - 319]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:


¡Hola!

¿Cómo están todos? Pensaba actualizar mañana pero no creo que tenga tiempo, va a ser una semana muy difícil. ¿Qué les puedo decir? Sasuke es... Sasuke, jajajaja. Bueno, ahora, veremos como avanza ;D

Enjoy ;D

 

 

 

 

 

Heridas.

 

Capítulo dos.

Ungüento.

 

Naruto había llegado lo más rápido que había podido, pero la mala suerte parecía ser su mejor amiga ¡el coche no había arrancado! Por un momento había entrado en pánico mientras marcaba el número de Sasuke y este seguía sin contestar. No iba a llegar a ninguna parte si no se centraba, cerró los ojos mientras se pasaba la mano entre su cabello.

 

Como si hubiera sido magia la cara de Sakura apareció por su mente y corrió a buscarla, aunque prácticamente la había arrastrado del aula disculpándose con el maestro para en el camino explicarle un poco la situación.

 

La chica no entendía muy bien los sentimientos de Naruto, mucho menos su actuar, pero se escucha preocupado. Había pensado en mandarlo a volar cuando entró a su clase, pero ese semblante serio nada propio de él le motivaba a ayudarlo.

 

Anduvieron en su viejo escarabajo amarillo y entraron en el apartamento. Sakura había preferido esperar en la sala mientras Naruto entraba gritando el nombre de su esposo un tanto desesperado, ella no hizo más que suspirar con resignación, no conocía al chico y esperaba que eso no fuera solo para llamar su atención.

 

Nunca imaginó lo que iban a encontrar.

 

— ¡Sasuke! — escuchó el rugido de su amigo al fondo.

 

Tal vez había sido la impresión de una verdadera catástrofe lo que había hecho que lo único que recordara fueran pequeños recuerdos. Habían actuado lo más deprisa que habían podido. Naruto traspasó el pasillo arrastrándola a empujones mientras traía al chico entre sus brazos.

 

Había mucha sangre, demasiada.

 

Sasuke estaba consciente, pero su mirada se había vuelto vacía. Estaba pálido, ¡el chico había entrado en shock!, sus brazos se aferraban a Naruto como si fuera lo único que lo sostuviera en la realidad, podía ver como sus uñas se enterrándose en el cuello del rubio.

 

Escuchaba susurros de palabras reconfortantes que el rubio le decía al azabache tratando de que reaccionara. Habían subido al coche, ellos en la parte trasera mientras arrancaba. Manejó sin precaución directo al hospital más cercano, observando a los chicos por el espejo retrovisor.

 

Ni siquiera estacionó bien el coche cuando Naruto bajó corriendo con Sasuke en brazos. Ella se quedó ahí por unos minutos, quieta sin saber qué hacer. El remordimiento la había comenzado a atacar ¡Lo había juzgado cuando no lo conocía! Había estado tan molesta con el rubio por haberse casado sin haberle avisado, que lo había estado evitando, pero muy tarde se había dado cuenta que ya no eran unos niños para comportarse como ella lo hizo.

 

.

.

.

.

.

 

Nunca había sido una persona paciente y estar en la sala de espera solo lograba hacerlo enfadar. ¡Todo había sido su culpa! no había prestado la suficiente atención en Sasuke, había sido egoísta. Había dejado que este se hundiera en su propia oscuridad, había trato de comprenderlo ¡pero no lo había hecho!

 

¡Era un adolescente! ¡¿Cómo creía que se sentía?! Las cosas que le habían hecho sus padres no tenían perdón, lo habían abandonado con él. Sasuke había quedado solo en un abrir y cerrar de ojos con un desconocido, con alguien que sólo cumplía con él por compromiso.

 

Sentía la culpa carcomerlo.

 

Cerró los ojos mientras dos lágrimas se escaparon de sí para rodear sus mejillas, rogaba porque Sasuke se encontrara bien. Se había formado un nudo en su garganta que lo ahogaba, se sentía desfallecer con la situación ¿cómo se le había salido todo de las manos? ¡Debió ponerle más empeño! Debió obligar por lo menos al que chico comiera bien.

 

Estaba sentado en una de esas bancas azules con el olor a desinfectante mareándolo, mientras tenía su mirada estaba agachada y las manos entrelazadas apretándolas de la impotencia que lo dominaba, deseaba con fervor poder regresar el tiempo.

 

Poder hacer que Sasuke supiera que podía ser su amigo y no su enemigo.

 

— Tranquilo, es un chico fuerte…

 

Abrió los ojos sorprendido, ni siquiera se acordaba que había dejado botada a su amiga en la entrada. Quiso agradecerle el gesto pero solo una mueca molesta se había formado en su rostro. No estaba molesto con ella, solo consigo mismo, pero su mal humor y consternación lo manipulada para actuar arisco.

 

Sakura pensó en disculparse por todo, pero sabía que no era momento de echarle más sal a la herida. Formó una pequeña sonrisa en su rostro y se sentó a su lado, enseguida le ofreció un café que en un movimiento casi robótico tomó el rubio. No tenía las palabras para darle apoyo, pero por lo menos se quedaría a su lado.

 

Naruto ni siquiera se había dado cuenta que estaba manchada casi toda su ropa de sangre y ella no pensaba atosigarlo. Podía apreciar como el chico se encontraba devastado, furioso consigo mismo y sumido en su propio mundo.

 

Las horas pasaron lentamente sin noticias del azabache. Naruto caminaba por el pasillo de un extremo al otro sin dejar de observar la puerta por donde había desaparecido Sasuke, su mirada se posaba en ella con un deje de esperanza que sólo lograba poner más nerviosa a Sakura.

 

El tiempo pasaba y sólo ellos dos estaban ahí, Naruto no había llamado a nadie más. Fue en ese momento que supo que algo más había ahí, sabía que Sasuke venía de Japón, que tal vez sus padres no podían viajar a verlo, pero al ver aquel rostro de adolescente y la ausencia de llamadas al celular del rubio, su sentido común le decía que algo no estaba bien.

 

— ¿Familiares de Sasuke Namikaze?

 

— Soy su esposo…— la voz del rubio se había escuchado quebrada, como si en algún momento esta se hubiera roto.

 

— Hemos conseguido estabilizar al chico, señor —. El tono que había usado la chica sonaba molesto, como si la situación le desagradara — Ha tenido mucho suerte, hemos podido salvar al niño, pero debe de prestar más atención. La edad del joven no es optima para que este en…

 

—- ¿Cuándo podré verlo? — le había interrumpido sin querer sonar grosero, entendía un poco a la enfermera. La diferencia de edad era de cinco años, sin mencionar que en EU su relación se consideraba casi ilegal.

 

— En este momento su esposo se encuentra anestesiado y dormido, cuando despierte podrá pasar, ahora si me lo permite, me retiro.

 

Suspiró con alivio y se dejó caer  en la banca. Un pequeño peso se le había quitado de encima, juraba que las cosas entre ellos iban a cambiar. Iba a poner todo de su parte para poder hacer que Sasuke saliera adelante, no merecía tener que cargar para siempre con sus errores.

 .

.

.

.

.

 

Cuando despertó todo le dio vueltas, se sentía mareado y cansado, la mayor parte de su cuerpo le dolía, estaba entumecido y acalambrado. Cerró los ojos y el olor a desinfectante lo invadió. Suspiró, por lo menos sabía que estaba en un hospital.

 

Los recuerdos vinieron a él uno por uno, la sangre, la llamada y aquel idiota rubio a su lado. Sin proponérselo sus manos rodearon su vientre y tuvo miedo de que ni siquiera hubiera podido despedirse de su…

 

— Veo que por fin despiertas.

 

Frunció el seño mientras observa a la persona que tenía delante, no tenía que ser muy inteligente para saber que era el doctor, esos lentes acompañados de una bata blanca lo delataban. Este solo le sonrió mientras él hacía una mueca de disgusto.

 

— Hemos podido salvar al bebé, pero es muy importante que…

 

— ¿Cuándo podré salir? — preguntó restarle importancia al tema, como si el que casi hubiera perdido la vida no le importara.

 

— Considerando tu situación, tendrás que pasar unas semanas aquí.

 

Jamás le habían gustado los hospitales y el que le dijeran que tenía que pasar más de una semana ahí le hicieron enojar al instante. Odiaba pensar que estaría vigilado las 24 horas del día, siempre diciéndole lo que podía hacer o no. Chascó la lengua molesto mientras el doctor soltaba un largo suspiro.

 

— Te haré algunas pruebas en el lapso que estés aquí, es importante…

 

Sasuke volvió a recostarse entre la camilla y cerró los ojos para ignorar al hombre que había empezado a parlotear. No le interesaba en lo más mínimo lo que tuviera que decirle, si quisiera saber, se lo hubiera preguntado desde un principio.

 

El médico frunció el seño sin proponérselo. Era inútil tratar con un chico tan arisco como ese, prefirió callar y darle las especificaciones al rubio que estaba fuera de la habitación. Mandaría a servicio social a que investirán un poco la situación, nada bueno se podría esperar de un chico embarazado de dieciséis años.

 

Sasuke volvió a abrir los ojos cuando oyó la puerta abrirse y cerrarse, no necesitaba que nadie le dijera nada, no tenía cabeza para pensar en ello. Solo quería estar solo, poder aclarar su mente y pensar en verdad que era lo que quería hacer, nadie le había preguntado eso desde hace casi más de cuatro meses.

 

— ¡Vas a escucharme esta vez, teme!

 

Oh, no.

 

Lo que menos quería era a ese imbécil cerca de él. Lo mejor que podía hacer era ignorarlo como al doctor y que lo dejara solo de una vez. Ni un poco de gratitud se asomaba por él aunque Naruto le hubiera rescatado. Ese idiota, solo hacía que le doliera la cabeza.

 

— ¡Sasuke, te estoy hablando!

 

— Solo cállate.

 

— No, esta vez no, pequeño bastardo ¡¿tienes idea de todo lo que tuve que pasar?!

 

— Eso no es algo que me importe.

 

— ¡Joder, Sasuke! ¡¡Estaba preocupado!! ¿Sabes qué es eso por lo menos, niñato insensible?

 

Desde que había escuchado su chillona voz había esquivado el siquiera mirarlo, no tenía la cara para verlo después de que le había llamado para que lo ayudara, sentía cierta parte de su orgullo herido. Pero las palabras que había soltado habían captado un poco su atención.

 

— Sólo lárgate, idiota.

 

— Oh, no. Vas a tener que escucharme, desde hoy las cosas van a cambiar entre tú y yo.

 

— No me interesa nada de lo que digas, jamás dejaras de ser un idiota para mí.

 

— Sí, Sasuke. Soy un idiota por preocuparme por ti, por alguien que no se preocupa ni por el mismo.

 

— ¡He dicho que te largues! — se estaba enfadando de nuevo y eso no pronosticaba nada bueno. Su capacidad de contener las cosas estaba llegando a su límite y estaba casi seguro de que si esa discusión no se detenía iba a explotar.

 

— Acostúmbrate a esto, porque no me iré — ya no le importaba si estallaba con Sasuke, tenía que comprender que no era su enemigo como tanto lo creía y si a gritos era la única manera de hacerlo entender, gritaría todo lo que pudiera.

 

— ¡¿En qué idioma tengo que decírtelo, imbécil?! ¡¿A caso debo de deletreártelo?! ¡¡No me interesa en lo más mínimo lo que tengas que decir!!

 

— Sé que esto no es fácil para ninguno de los dos, yo tampoco pedí estar en esta situación, Sasuke. — Sin proponérselo había dado en el clavo, los ojos del adolescente se habían encendido, un extraño color carmesí le habían inundado la pupila reflejo de su coraje.

 

— ¡¡Aceptaste!! ¡Tenías que ser tan imbécil como para aceptar toda esta mierda! — gritó como si la vida se le estuviera yendo en eso. Sentía los sentimientos golpearse unos con otros, una marea de furia lo dominara.

 

— ¡¿Y qué se supone que tenía que hacer?!

 

— ¡Negarte, idiota!

 

— ¡¿En que hubiera eso cambiado las cosas, ah?! Sí no era yo, hubiera sido otro.

 

— ¡Cállate!

 

— ¡Ya me he callado lo suficiente y mira cómo has terminado!

 

— No es como si te importa lo q…

 

— ¡Me importas, Sasuke! — afirmó con determinación, tenía que hacerle creer lo que sentía.

 

— ¡¡¿Por qué deberías de hacerlo?!! ¡¡Ni siquiera me conoces!!

 

— Tienes razón — argumentó negando con la cabeza, Sasuke pensó que en ese momento se retractaría de sus palabras, incluso, que por fin lo dejaría sólo, pero Naruto era el número uno en sorprender a la gente — No tengo porque hacerlo, pero lo hago. Te conozco lo suficiente para comprender el dolor de tu mirada…

 

¿De verdad el rubio le estaba tirando toda esa mierda? ¿Creía que era tan iluso para creer que lo conocía? Sin proponérselo, una fuerte carcajada retumbó por la habitación.

 

— ¿A caso me crees idiota? — preguntó sin esperar una respuesta. Quería dar por terminada la conversación lo más pronto posible.

 

— Depende de que perspectiva lo mires ´ttebayo — susurró con una sonrisa coqueta mostrando aquella dentadura perfecta. — Esto no tiene porque ser así, Sasuke. Podemos ser amigos…

 

— Incluso eres más idiota de lo que pensé, ¡¿Qué te hace pensar que quiero algo que venga de ti?!

 

— ¡¿Por qué tienes que ser tan cabezota, mocoso?!

 

— ¡¿Y tú tan testarudo?!

 

— ¡Señor Namikaze! — Gritó la enfermera que anteriormente le había dado la información sobre el chico — ¡Esto es un hospital, no un campo de batalla! ¡Le voy a pedir de la manera más atenta que deje descansar a mi paciente!

 

— Pero… —trató de excusarse.

 

— No lo volveré a repetir, señor — afirmó la mujer con el seño fruncido.

 

— Dejaremos esto pendiente por hoy, teme. Volveré más tarde ´ttebayo.

 

— Piérdete, perdedor.

 

Naruto sonrió de medio lado y supo que había roto una de las barreras que rodeaban a Sasuke, por lo menos, ya no era dueño de su indiferencia y eso ya era un punto a su favor. Al final de cuentas cuando el azabache marcó su celular en la mañana supo que tenía un poco de su aprecio, había podido marcar a emergencias, pero en vez de eso, dejó que fuera él quien lo ayudara.

 

.

.

.

.

.

 

 

El doctor había sido específico con la situación de Sasuke, tenía anemia. Solo eran principios de ella, pero el embarazo había complicado las cosas, agregando que la edad no era la ideal para ello. Naruto había tenido que aguantar las miradas severas y una pizca de racismo poco profesional por parte del médico.

 

Le sentó mal a su orgullo. Anterior al acontecimiento no se había preocupado demasiado por el estado de su esposo, es decir, ni siquiera se había molestado en llevarlo a una revisión médica. Tontamente había supuesto que sus suegros lo habían hecho, pero cuando le habían preguntado al azabache este había fingido demencia. No tenía que ser muy inteligente para saber la respuesta.

 

Por fortuna, todo había quedado en un susto. Sasuke se estaba recuperando, le habían hecho un ultrasonido cuando estaba inconsciente y el bebé estaba en perfecto estado, sólo había quedado en una advertencia. Ahora tenía una dieta alta en hierro que se encargaría de que cumpliera, sin mencionar, el sin fin de pastillas que le habían dado.

 

El problema seguía siendo su actitud pedante.

 

— Oe, teme — le llamó Naruto cuando iba entrando en la habitación, en sus manos traía una bolsa de papel rojo. — Te he traído un regalo ´ttebayo.

 

— Largo de aquí, usuratonkachi — respondió el azabache con molestia. Era el maldito quinto día que estaba ahí y aquel cabeza hueca no lo dejaba solo ni para ir al baño, ¡y estaba hablando literalmente! Se le había pegado como una lapa, procurando su salud.

 

— Ja-ja-ja — rió con sarcasmo frunciendo el ceño. — Haz aprendido un nuevo mote, debes pensar mucho en mí. — Lo último lo había soltado con burla apreciando como Sasuke giraba los ojos.

 

Debía admitir que era divertido molestarlo.

 

— Tks.

 

—Ya, ya, ya. Hoy vengo en son de paz ¿de acuerdo? — preguntó sonriendo buscando entre la bolsa el regalo. — Mira lo que he encontrado para ti… — sacó un libro de portada negra y se lo aventó.

 

Sasuke estuvo tentado a dejar caer el libro, pero la curiosidad lo hizo tomarlo. Le dedicó una mirada de odio a Naruto indicándole que eso no significaba nada y lo abrió. “La torre oscura de Sthepen King” describía en la portada.

 

— Mamá me lo recomendó. Sí te portas bien podría traerte la saga completa, teme…

 

Se consideraba un gran fan del escritor, pero le sorprendía que la madre del idiota supiera de literatura. Por un momento creyó que le traería una de esas estupideces como crepúsculo, cincuenta sombras de Grey o algo peor. Levantó una  ceja con curiosidad.

 

Naruto estaba aprendido a leer los gestos del azabache, aunque estos fueran nimios supo al instante que lo estaba cuestionando y sonrió con complicidad.

 

— Mamá es escritora, dattebayo. — Un sonrojó le había acompañado mientras se rascaba la mejilla. — Aunque siempre suele matar a mi personaje favorito en sus libros, deberías…

 

Después de eso Sasuke solo escuchaba “bla, bla, bla” y más “bla, bla, bla”. Decidió ignorarlo de nuevo y comenzó a ojear el libro. Sería un buen entretenimiento mientras estuviera ahí encerrado.

 

Al ver que el azabache se había sumido en el libro decidió callarse, al menos ahora había acertado en algo. Recordaba haber hablado con su madre y preguntarle por un libro que le gustaría a alguien con un intelecto como Sasuke, ella se había emocionado un poco por el acercamiento que estaban teniendo, aunque él había negado y argumentado que no era lo que creía, le había dado miles de tips para llegar a alguien con el corazón herido.

 

Se sentó en el love seat que había a un lado de la puerta y sacó su laptop para poder ponerse a día con las tareas de la universidad, había tenido que dar dos materias de baja para poder estar más tiempo con Sasuke. No se arrepentía si con ello podía ayudarlo.

 

.

.

.

.

.

 

Otra semana más había pasado y el doctor había decidido dar de alta a Sasuke con la condición de que por lo menos cada dos semanas estuviera yendo a sus revisiones. Cosa que no había agradado del todo al azabache, pero era eso o quedarse otras dos semanas ahí, por suerte, Naruto se había encargado de todo el papeleo. Cuando menos se dio cuenta ya estaban en el apartamento del rubio.

 

La anemia se había dado por la falta de hierro y su joven edad. Sin mencionar la poca alimentación que tenía, habían estado a punto de mandarlo con un psicólogo pero Naruto se había negado si Sasuke no aceptaba, era difícil que el azabache hablara, mucho menos lo iba a hacer con un desconocido.

 

El rubio sabía que el chico tenía problemas relacionados con su estado, probablemente sentimientos encontrados. No conocía la historia de cómo había terminado así, pero sabía que no había terminado con un final feliz. No se sentía preparado para que Sasuke le hablara de ello, porque ni el mismo se había enfrentado a ellos.

 

— Oe, dobe — le llamó desde la cocina, porque si se trataba de insultarlo el azabache era un experto en eso. — No has comprado tomates.

 

— No he comprado la despensa, podemos ir mañana.

 

— Paso.

 

— Hablas como si tuvieras otras cosas que hacer, teme, no te cuesta nada acompañarme.

 

— ¿No has escuchado? He dicho que no.

 

— Uh, disculpe señor amargado, pero si quiere tomates tendrá que ir conmigo.

 

Sasuke chasqueó la lengua como suele hacerlo cuando se enoja. Suspiró cansado, esas dos semanas Naruto lo había estando fastidiando demasiado. No lo dejaba ni a sol ni a sombra, todo el tiempo estaba sobre él, incluso cuando iba a la universidad estaba todo el tiempo llamando, si no contestaba, se saltaba las clases para ir a hacerle compañía.

 

Pero lo que le molestaba no era eso, sino, que se estaba acostumbrando a sus atenciones. Y eso, en definitiva no le gustaba.

 

— ¿Has jugado Call of duty? — preguntó para sacarlo de sus pensamientos.

 

Sonrió de medio lado, mientras negaba con la cabeza. Naruto se encontraba conectando una consola de videojuegos a la plasma que tenía sobre el mueble. Hace más de un mes que había estado guardada en su caja, supuso que tal vez no sería tan malo patearle el trasero en un juego virtual.

 

Eran alrededor de las seis de la tarde cuando  miró la hora en su reloj, Naruto había aprendido que Sasuke sí sabía jugar videojuegos y que era muy bueno en ellos. Sólo tuvo que morder el polvo en Halo y Call of duty para darse cuenta de ello. Había dejado de jugar para preparar la comida y darle el medicamento.

 

El azabache solo se había quedado acostado en el reclinable que tanto le agradaba. Estaba checando en netflix alguna película que llamara su atención, pero no encontró nada fue de lo común, apagó la consola un tanto decepcionado y fue el busca del rubio.

 

Naruto se había puesta a tararear una canción en inglés mientras preparaba la cena, se sorprendió cuando miró al adolescente entrando por la cocina. Estuvo tentado a picarle un poco el orgullo por haberlo seguido hasta la cocina, pero prefirió dedicarle una cálida sonrisa.

 

Le agradaba que Sasuke se estuviera abriendo un poco más a él, no quería que aquella soledad lo rodeara, por lo menos no mientras él estuviera para ayudarlo. Sabía que para curar su herida tendría que poner ungüento para menguar el dolor, porque el tiempo se encargaría de cerrarla.

 

 

Fin del capítulo dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Ya, ya, ya, Sasuke se está ablandando un poco y ese es el punto de este capítulo. Naruto está rompiendo las capas del azabache, y el siguiente capítulo les va a encantar xD


Aunque sí todo sale bien hasta el viernes podré publicar, a decir verdad, estoy en las últimas del cuatrimestre y las tareas me comen D; Así que pues, el viernes nos estaríamos leyendo, jajajaja.


Por cierto, dejen comentarios, cualquier duda, trauma, pregunta la dejan un poco más abajo. Igual tengo FB para atenderlas chicas ;D


https://www.facebook.com/Pikacha.sama94/?ref=bookmarks


Nos leemos en el siguiente.


Bye, bye.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).