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Marioneta por Kadrika

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Notas del capitulo:

Hola a todos espero les guste este nuevo fic, si se que tengo otros pero les prometo que trabajare en ellos.

 

Cada día es igual, el sol deslumbrante anuncia otro patético día en el cual todo es rutina; levantarse, bañarse, desayunar, un último repaso a las lecciones del día, marchar a la escuela, estudiar, regresar a casa, tomar lecciones extracurriculares (violín, piano , natación, caligrafía, poesía , equitación, idiomas o cualquier otra actividad que se le ocurriese a su progenitor) tomar la cena acompañado de los murmullos de las mucamas apelando cuan desgraciada era la vida de aquel niño que su padre de fortuna recordaban su nombre y terminaba su jornada regresando a su habitación para realizar los deberes encargados ese día, estudiar y por último dormir. Todos y cada uno de sus malditos días eran igual a diferencia que los días que no iba a la escuela tenía actividades extracurriculares o bien un tutor por orden de su padre reforzaba los visto en sus clases.
De qué sirve tener una casa absurdamente grande si no tenía amigos a los cuales invitar a pasar un rato, y tener dinero si no podía darse gustos simples como cualquier chico de su edad una golosina o quizás jugar un videojuego o irse a perder a un parque de diversiones o ir a un árcade después de clases. Claro que no podía sino bajaría su rendimiento académico y su familia no se lo permitirían, no sería una buena imagen ante el apellido Akashi, ellos querían la perfección, jamás se permitirían menos de eso.

Patética, aburrida, sin sentido.

Esa era su vida…

 

15 años viviendo y lo más emocionante y rebelde acción que avivaba sus recuerdos, era que un día que su padre se fue de viaje "de negocios", él pudo ver un maratón de películas infantiles, de superheroes, de terror que nunca le había dado permiso y esa tarde se quiso dar un mínimo gusto, quedándose hasta altas horas de la noche envuelto en una sábana afelpada frente al gigantesco televisor que se encontraba en la sala de entretenimiento, claro a escondidas de los sirvientes y con algunos jugos y galletas que encontró en el comedor. Las consecuencias, al día siguiente se quedó dormido y faltó a su práctica de natación su padre le reprendieron como si hubiera asesinado a una persona, o por lo menos así lo sintió, y desde ese día se le fue restringido el acceso a la sala de entretenimiento, la sala principal, la oficina de su padre y otras habitaciones de la enorme mansión después de determinadas horas de la noche. Todo por un gusto infantil de un niño de 8 años.

Que más daba su vida era seguir ordenes de sus padres, se frustraba de solo pensarlo de buscar ser el mejor no por que quisiera superarse si no que era para complacer el ego de su padre ya que sus buenas notas y sus logros en las actividades que practicaba eran para que el fuera el mejor trofeo, pulido a detalle y cuidado con el máximo esmero eso era él, lo sabía pero que podía hacer.

Nada, absolutamente nada.

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- De pie - se escuchaba la voz del profesor de ciencias sociales, era la hora de la ceremonia de bienvenida los chicos de nuevo ingreso - en orden diríjanse al auditorio. Akashi-kun espera un momento.

El aludido espero a que la sala se vaciará sentado en su lugar sin despegar la vista de su libro, su cabello rojo carmín se movió ligeramente cuando hecho su cabeza hacia atrás y cerrando su libro de finanzas internacionales, dejando a medias su lectura sobre la burbuja hipotecaria de Estados Unidos y las consecuencias para los mercados internacionales. Sabia porque lo retenían, que estorbo y desperdicio de su tiempo.

- Seijuurou, ya pensaste en lo que te dije - la voz del docente rompió el silencio del aula, su tono arrogante le calaba por los poros al estudiante pelirrojo que simplemente se dedicaba a mirar hacia la ventana. Se veía que era un lindo día afuera, no se podía decir lo mismo de aquel salón, sofocante e irritante mientras mas permanecía en él.

- Querido profesor - el tono sarcástico no se hizo esperar y se posó en sus labios aunado a sus palabras - disculpe que le repita por décima vez que no estoy interesado, su propuesta me es desagradable y de poco beneficio.

- Vamos cariño, que te cuesta abrir las piernas para mí - su voz se volvía más asquerosa cada vez que pronunciaba una nueva palabra.

- No voy a abrirle las piernas ni a tocar la asquerosa cosa que tiene usted entre las suyas - su mirada se apartó del lindo pajarillo que se posaba en el marco de la ventana para dirigirla con desprecio a su profesor de ciencias y a la vez tutor particular contratado por su "querido padre".

- ¿Sabes? A mí no me costaría nada decirle a tu padre que faltas a clases, que tu aprovechamiento escolar disminuyo en el último mes o que simplemente ignoras todas las tutorías que te doy con tanto gusto alegando que tú, mi querido alumno, te la pasas leyendo sin poner atención, además de que no me costaría nada modificar tus exámenes cariño. - Caminaba hacia el más bajo aumentando la tensión del ambiente.

- Se da cuenta de que está amenazando a un Akashi, profesor, si así se le puede llamar, no me venga con sus idioteces.

- Cariño, sé que eres un Akashi no me tomes por idiota - la distancia ya era demasiado corta entre ambos, un par de pasos más y estarían cara a cara - pero igual sé que eres como un fantasma para tu familia, eres invisible para ellos por más que te esfuerces no te reconocerán, eres su marioneta quien seguirá por el camino que le trazaron sin quejas ni sueños propios y sin mostrarle un poco de afecto, eres como una mascota, o quizás tal vez menos que eso, solo un muñeco de exhibición muy valioso.

El pelirrojo frunció el ceño su coraje hacia la asquerosa propuesta poco a poco se convertía en tristeza porque las últimas palabras eran tan exactas, tan precisas a lo que le ocurrían, su mente se comenzó a nublar quería llorar, quería gritar, quería golpear al tipejo que tenía enfrente por tener la razón, su cuerpo no se movía era tanta la rabia que le poseía, que le fue imposible reaccionar a lo que se aproximaba mientras sus ojos querían escapar unas diminutas lágrimas. No sería la primera amenaza que recibía de su tutor y se había salido con la suya hubo algunas otras ocasiones anteriores pero esta ya sobrepasaba el límite de lo desagradable.

Recordó como la primera vez había hecho una amenaza similar, el susodicho le dijo a su padre que fallo en un examen por no contestar un ejercicio que estaba en la parte posterior del examen lo cual, por supuesto, era una mentira a cambio que le diera un rolex de oro blanco que le habían regalado sus abuelos maternos en su pasado cumpleaños número 14, ellos eran los únicos parientes que le querían y le habían mostrado algo de afecto sin interés alguno, para su desgracia ellos vivían bastante lejos y no les podía visitar si no descuidaría sus deberes, si ese era el único pretexto que su padre mencionaba como excusa ante el pelirrojo. Eso reloj era un recuerdo bastante grato para el joven, como su abuela hizo un esfuerzo para ir a verlo y de parte de ella y de su abuelo le entrego una caja color carmín en una bolsita de regalo azul cielo, cuando lo sacó quedo impresionado el reloj era precioso y más que eso el detalle que se lo diera ella en persona.

Aquella vez no cedió a entregarlo, pensando que era una broma de mal gusto, pero grande fue su sorpresa al ver que se equivocó en el juicio así el profesor, su verdadera cara era una lacra manipuladora, después de un examen de la escuela el profesor modifico sus hojas de preguntas añadiendo preguntas extras y que obviamente no fueron contestadas. Cuando le presento el examen con promedio del 94/100, su padre enfureció y le reclamo al pelirrojo como había sido tan inepto para no ver las preguntas del otro lado hoja, le reclamaba que de que servía que tuviera un excelente tutor si a la mera hora haría una tontería de ese nivel.

Seijuurou pasó ese fin de semana bajo intensa tutoría para presentar el examen nuevamente, claro eso a ojos de su familia porque en el estudio el profesor entre lecciones le recordaba con tono amable como si fuese el maestro ejemplar que apoya a sus alumnos que para la próxima era mejor que diera su brazo a torcer, claro no de forma tan directa y arrogante, en esta ocasión lo perdonaría pero para la siguiente no iba a ser tan amable y que era mejor que recordara que el tenia mayor voz y voto en aquella casa que en joven pelirrojo que vivía en ella. Desde esa vez solo fueron algunas veces que le pidió dinero y otras evadió su amenaza adelantándose a las jugarretas de su profesor y tutor. Por un tiempo muy corto se rindió con él, lo cual agradecía, pero solo parece que eso fue peor ya que regreso con sus amenazas pidiendo cosas ya diferentes de dinero y objetos, lo cual era un dolor de cabeza.

Fue sacado de sus pensamientos al sentir una mano en su cintura atrayéndolo con fuerza mientras otra mano alzaba con rudeza su mentón.

- Eres pequeño y apetecible, la cara que muestras al recordar tu penosa situación es demasiado para resistirme.

- Le pido que se aleje en este mismo instante - colocó sus manos en el pecho del mayor tratando de alejarlo, no era débil, pero en ese instante se sentía así, no podía apartarlo.

No puedo creer que mi vida pueda ser más desagradable-pensaba Akashi.

- Profesor, le están esperando para que sea parte del presídium - Una voz serena y tranquila, como si la escena del profesor sobre su estudiante no le importase, como si estuviera observando a un insecto sobre un tabloide y que no lo causara la más mínima impresión.

- Kuroko, gracias por el aviso, enseguida voy - contestó, le asusto ver al chico parado cerca del escritorio que él ocupaba, se recuperó de inmediato y se alejó del pelirrojo - nos vemos después dulzura - dijo en un susurro exclusivo para Akashi y rozando con su mano la mejilla del menor, acciones que no pasaron desapercibidas por el chico que había llevado el aviso.

La sala se quedó en silencio cuando el profesor salió azotando levemente la puerta, estaba tan cerca de besar esos dulces labios mientras esos ojos cristalinos le miraban. Akashi Seijuurou lo tenía loco le deseaba, quería probarlo, tocarlo, hacerlo llorar y que gimiera su nombre. Pero sin duda lo lograría que ese joven estuviera en sus brazos rogando por mas hasta el punto de desfallecer, pensaba el profesor a pasos cansinos dirigiéndose al auditorio.

- Akashi, será mejor que vayamos al auditorio también - su voz monótona resonaba en los oídos del pelirrojo atrayéndolo a la realidad -  o sino también lo podría tomar como algo en tu contra.

No dijo más y también salió del salón, sin voltear para ver si el chico de ojos rojos le seguía. Mientras Akashi se quedó inmóvil entonces si lo había visto e incluso oído lo que la peste de su profesor le dijo minutos antes, entonces porque no dijo nada o se mostró impactado por lo menos. ¿quién rayos era ese chico?

¿Quién era Kuroko?

Notas finales:

ESpero les guste y este fin de semana subire algunas cosita, que espero les guste.

Saludos y dejen rw


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