Y todo comenzó aquí.
Jamás, en todo el tiempo que tenía en la escuela, le había parecido largo ese pasillo como hasta hoy.
“¡Un medico!”
Los gritos que retumbaban a su alrededor mientras trataba de llegar al camerino entre ese mar de gente solo conseguían acrecentar esa angustia que se había creado en su corazón cuando contempló a su ángel caer del escenario y todo por su maldita culpa.
“¿Ya llamaron al médico?”
Había sido un giro, un simple y maldito giro, de esas cosas que haces con los ojos cerrados como lavarte los dientes, de esas cosas que Steve jamás fallaría y que solo le impulsaban a continuar con la decisión que había tomado, la que seguramente era la mejor para los dos o al menos para uno de ellos.
-¡Bucky! – gritó Natasha desde la puerta del camerino - ¡rápido, ven!
Solo así consiguió pasar la estorbosa pared de carne y bailarinas que atrincheraban la entrada, acto seguido sintió que la sangre se le iba a los pies, detrás de la puerta estaba su ángel con un gesto de profundo dolor en el rostro mismo que trató de ocultar en cuanto le vio ahí.
-Antes de que digas nada quiero decirte que ambos sabemos que esto no puede seguir – comenzó a decir el castaño toscamente - ¿ves a que me refería? Eres el primer bailarín de la compañía pero tu mente está en otro lado, no te esforzaste tanto para llegar aquí y terminar cuidando a un lisiado, quieres ser uno también ¿verdad? Debes comer y dormir, ¡Descansar! Y como sé que no lo harás te ayudaré a hacerlo porque no arruinarás tu vida por mí ¿me escuchaste? No volverás a arruinar nada por mí, mucho menos a ti mismo.
Y antes de que el rubio pudiera decir nada, como todo un buen cobarde, salió rápidamente era eso o seguramente se arrepentiría.
Ya, lo dijo y no había vuelta atrás. Era lo mejor para todos principalmente para ese rubio con corazón de pollo que siempre pensaba en todos antes que en sí mismo. Por una vez en su vida quería ser el quien sacrificara algo por su precioso tesoro aunque eso significara echar por la borda todos esos años de resistir para que su amor floreciera. Podía dejar todo por Steve, incluso al mismo Steve si eso le aseguraba un camino de felicidad y triunfos, si eso traería la recompensa a sus esfuerzos lo haría una y mil veces al fin y al cabo ya estaba acostumbrado a perder sus sueños.
-¡Espera, Bucky!
La voz del bailarín sonaba lejana o así deseaba que fuera.
-¡BARNES! –
Pero ese grito desgarrador lo detuvo en seco, no se había alejado lo suficiente después de todo, aún tenía sobre de sí el hechizo de esa voz que adoraba. Lentamente giró esperando tener la suficiente fuerza para que su ángel no le conmoviera el corazón.
Steve le había seguido tan rápido como su pierna lastimada se lo había permitido y ahora le miraba molesto, realmente molesto pero sobre todo asustado ya que no podía entender que había generado ese comportamiento en su compañero de vida. Cuando estuvo seguro que su pierna buena no le fallaría se soltó de Natasha, quien le había ayudado a llegar hasta el moreno y dio un par de pasos más para posarse firme frente a él.
-Escucha bien lo que te voy a decir, James, porque solo lo diré una vez: no necesito que me digas que haré o no ni que decidas sobre mi vida, no necesito tu ayuda ni ningún sacrificio de tu parte, jamás he arruinado nada por ti y si se trata de mi he sido mejor persona desde que estoy contigo y si quiero pasar mi vida cuidando a un lisiado o no nadie más que yo podrá decirlo ¿Me entendiste? Nunca voy a abandonarte porque si he llegado hasta aquí es porque tú nunca me abandonaste y si nos vamos al infiernos ¡A la mierda todo!, nos iremos juntos porque lo único que realmente importa es… que te amo.
James Buchanan Barnes por primera vez en su vida sintió una extraña mescla de placer y angustia al máximo cuando escuchó esas palabras que llevaba tatuadas en el alma desde miles de días atrás. Todo se había ido al carajo, todos esos años de fingir y esconderse de los demás solo para asegurar el futuro de sus sueños, todo el esfuerzo de disimular miradas cargadas de amor y soportar el fuego que quemaba sus labios cada vez que se tenían cerca y no podían demostrarse lo mucho que se necesitaban, todo ese tiempo, el engaño se había ido por el drenaje ya que Steve gritó su amor a los cuatro vientos o al menos, entre las paredes del corredor al escenario frente a las a media compañía y al homofóbico del director.
Seguro todo se iría a la mierda ahora pero al menos se iría como debía… con estilo y amor.
Por otra parte, Sam pago la apuesta que tenía con Natasha desde que todo comenzó, como ella había predicho, Steve fue quien reveló el engaño y claro que no iba a equivocarse si después de todo fue ella quien les ayudo a montar todo el plan.