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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Esto se esta poniendo feo, solo espero que esten todos bien (De corazón) 0^09

MAKE PASTA, NO WAR!!!

Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a sus respectivos autores.

 

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El campo había sido despojado de su aroma fresco y su verdor había sido cambiado , frente sus ojos el suelo era cubierto por manchas oscuras y carmín que comenzaban a alimentar su tierra ¿Cuántos hombres? ¿Cuántos hombres habían perdido la vida protegiendo…que? El aire estaba saturado por el hedor de la muerte.

-Arthur.

Soltaron sus labios y sobre su cabeza el cielo comenzó a oscurecer. La lluvia no parecía ser suficiente para limpiar lo que había pasado.

-Arthur.

Repitió Alfred y comenzó a andar dando tropiezos, pisando cadáveres con rostros que se negaba a reconocer. Eso no le importaba ahora, el solo quería saber donde se encontraba su reina, donde.

-¿¡Arthur!?

Gritó y el silencio sepulcral fue su única respuesta.

Su cuerpo se agitó y sintiendo la desesperación rasgarle, por fin sus ojos azules le vieron tendido.

-No…Arthur.

Sus dedos fríos y temblorosos se estiraron para alcanzarle pero cuando estaba a punto de tocarle, la lluvia cayó.

Sobresaltado, despertó en una oscuridad azulada. El calor del fuego, de las cobijas suaves y su reina acompañándole le hicieron ver que solo se trataba de una pesadilla, de nuevo, otra maldita pesadilla ¿Desde cuando los malos sueños le torturaban? Tal vez desde que…

-Ey, Arthur.

Susurró Alfred pero Arthur siguió dormido.

Ansioso, Al, acarició su cien y se acurrucó a su lado solo para sentir su tranquila respiración, el palpitar de su corazón.

¿Desde cuando los malos sueños le torturaban? Tal vez, desde que se enamoró de su reina, de Arthur.

-Arthur, ey, Arthur…despierta…Bueno, puedes quedarte dormido. Por mi no hay problema.

-¿Alfred?

-Oh, Despertaste.

-¿Qu-que estas asiendo?

-Tuve un sueño raro y ahora estoy demasiado despierto.

-¿De que hablas?

-hmng…

-No necesitas moverte mi querida reina. Yo hare todo el trabajo.

Un gruñido alertó a Alfred y le emocionó.

-Al…emuytemorano.-Balbuceó la reina palabras incomprensibles mas dormida que despierta.

Sin pensarlo mucho, Alfred se escurrió entre las cobijas y atrajo el cuerpo de Arthur al suyo, comenzó a besarle con ternura.

<<Deseo que siempre sea así, deseo que Arthur este siempre a mi lado, lo deseo tanto, lo necesito tanto…>>

Alfred le amaba con locura.

...

Las bebidas y los aperitivos preparados para la visita que Alfred no deseaba ver eran esplendidos. Lo mejor de lo mejor del reino estaba frente a los dos reyes que se miraban con una hostilidad asombrosa a pesar de que sonreían amigablemente.

La hermosa habitación tambien había sido escogida especialmente por el Jack de Picas para impresionar al rey de Tréboles que ciertamente no se dejaba impresionar. Pero Alfred no estaba de humor para él, no estaba de humor para que entrara a su castillo como si nada, sin anunciarse.

-No sabía que eres de esas personas que les gusta llegar de improvisto, rey de Tréboles.-Decía Alfred con una copa de cristal cortado en su mano servida con un exquisito y perfumado vino de sus reservas privadas.

-¿Acaso necesitas un poco mas tiempo para preparar mi recibimiento?

-Hahaha ¡Aquí siempre estamos listos para las visitas indeseadas!

-Eres tan bromista rey de Picas.

Alfred agitó un poco su vino al sonreír peligrosamente.

-Yao me lo reprocha mucho.

-Ooh, ya veo, el es un Jack interesante.

-¿Te interesas en mi Jack rey de Tréboles?

-No solo en él.-Contestó Iván y entrelazando sus dedos, sin dejar de sonreírle a Alfred, continuó.-De echo, estoy asombrado en como tu reino a crecido. Me impresiona el vivo color de tus campos, el azul de tu hermoso cielo despejado, la libertad de tu gente.- Las palabras del rey de Tréboles alertaron a Alfred.-Has crecido tanto Alfred. Es impresionante ¿Acaso Picas es privilegiada? ¿Acaso la reina por fin capturó un hada de la buena fortuna? -Preguntó con inocencia.

-Oh, tus palabras me alagan tanto, Ivan. Y es gracioso que alguien como tu crea en cuentos de hadas.

No era bueno, Alfred sabia que esto no era bueno, pero no dejaría jamás que el rey de Tréboles lo viera ni un poco acongojado.

-Creen en cuentos o leyendas no es tan malo como crees.-Comentó el monarca con una sonrisita. -¡Ah! Pero mira que hora es ¡El tiempo se pasa volando cuando lo pasas con los amigos!

-Hahaha ¡No me digas que solo has venido a alagarme?

-Así es rey de Picas, eso es a lo que eh venido.- Poniéndose de pie, el rey de Tréboles, le dio la espalda a Alfred.-Tal vez mas adelante, nos volvamos a ver, por ahora, debo de atender otros asuntos, ya lo sabes, no puedes hacer esperar a alguien que te importa. Gracias por tu amable hospitalidad.

-Tsk.

-Por cierto, rey de Picas, manda mis saludos cordiales a la reina.

En cuanto Alfred dejó de sentir la presencia del rey de Tréboles, pedazos de cristales cortaron su mano al romper su copa bajo la presión de sus dedos.

-Maldita sea.

Gruñó sabiendo que la visita de Iván era un tipo de alarma, pero debía calmarse, pensar con la cabeza fria, decirle a la reina lo mas claro posible que no debía alarmarse. Y así fue, Arthur estaba preocupado y eso altero al Rey pero, reuniendo todo su temple, acordó con su reina que todo estaría bien si los dos estaban juntos. Esa noche, Alfred tendría una nueva pesadilla.

-Sigh…

Molesto por las noches sin poder dormir y las recurrentes pesadillas, Alfred decidió hacer algo al respecto; lo consultó con Yao (su Jack le había ofrecido varios remedios herbales y pócimas que le ayudaran a dormir y espantar las pesadillas, pero poco duro esa solución) Abatido, comenzó a aprovechar su tiempo, y se enfocó en sus tareas.

-Señor, es un poco tarde. Debería descansar.-Le sugirió Yao cuando tomó las cartas de la burguesía que Alfred se había empeñado a contestar de una buena vez.

-Si, creo, que tienes razón.-Suspiró agotado el rey.

-Bien, no querrá preocupar a la reina despues de todo.

-Claro.-Contestó distraído y Yao salió de su despacho.

<< Como si pudiera descansar >> pensó.

Malhumorado, salió de su despacho y caminó por los largos pasillos, sus ojos se sentían arenosos y su cuerpo cansado, pero era un echo que a pesar de eso, no dormiría. Fastidiado, se guió por las sombras de su solitario castillo, sintiéndose un tipo de ente sin voluntad, caminando sin rumbo, sus ojos comenzaron a cerrarse y cada vez que pestañeaba un destello, un fragmento de pesadilla cubría sus orbes. Su reino en llamas, su gente muriendo, monstruos sin rostro que consumían todo a su paso, un esmeralda opaco sin vida.

-Agh.

Alfred sacudió su cabeza, siguiendo la luz de una antorcha.

<< ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ello? ¿Por qué me atormenta tanto? >>

Apoyándose en la piedra fria, Alfred se detuvo y lo vio de nuevo. Manchado de sangre, su propia sangre derramándose en un campo de cenizas. Muriendo.

<<Debo de protegerlo. yo debo…>>

Entonces sintiendo la fria noche sobre su rostro, Alfred comprendió que su caminata nocturna lo había llevado a una de las torres con vista a la cuidad de picas. Pocas luces resplandecían en los edificios en comparación al estrellado firmamento de plata. Hoy la luna se ausentaba.

-Picas…

La garganta de Alfred pasó un tragó helado de aire haciendo que su estomago se revolviera.

-Si picas se desmorona…

Alzando la cabeza Alfred trató de respirar hondo pero en cuanto cerró sus ojos al ver por ultima vez las estrellas, lo vio una vez más, la pesadilla donde lo perdía todo.

-Maldición, maldición. Yo, no puedo ser débil, si lo soy, toda la culpa recaerá en Arthur. Si picas es atacada y cae en decadencia…

“-Tu gente reclamara la cabeza de la reina como sacrificio”

Alfred cayó de rodillas al escuchar esa voz. Nervioso, peinó sus cabellos logrando solo dejarlos fuera de su lugar.

-No. El pueblo ama a Arthur. Ellos no…

“-¿Tan ingenuo eres?”

-No.

“-Lo sabes perfectamente. Las personas, son unas mal agradecidas, el único ser vivo que se comería a sus mismos prójimos para salvarse, son despreciables, una plaga, una enfermedad que lo consume todo…”

Alfred resopló, en verdad se había vuelto loco ¿Cómo podía pensar así? No, debía encontrar una solución a esto.

“- Oh mi querido rey de picas, tu desdicha me conmueve, por eso, déjame acompañarte en tu soledad, déjame ser tu consejero.”

Las manos de Alfred cayeron rendidas a los costados de su cuerpo. Abriendo los ojos, el hermoso firmamento le saludo con diminutos destellos lejanos que se reflejaban en su iris.

-Es…

Su desesperación le había abierto las puertas a ese ser, que haria más que susurrarle.

Como una luz cegadora en su mente apagándose poco a poco, pudo ver con claridad lo que debía hacer ahora en adelante.

-Eso es…

Poniéndose de pie, el polvo de sus rodillas cayó. su semblante desecho y agotado cambió con la verdad que se le había revelado.

-Si quiero proteger a Picas y a Arthur, debo cambiar este mundo.

Habló sin emoción alguna, sin percatarse que un demonio sonriente posaba sus largas garras sobre su rostro, sobre su cuello.

-Así es, mi querido rey de Picas, cambia este inmundo mundo a uno mejor para quien amas, déjame ayudarte.-Siseó esa criatura tomando forma a sus espaldas.

Alfred cedió sin notarlo, el rey de Picas había sucumbido por una locura que tenia la apariencia de un demonio y una sonrisa angelical que se distorsionaba cada vez que le susurraba, cada vez que le hablaba al oído escondido entre las sombras con una voz igual a la de la reina.

¿Cómo puedes escapar de la locura? Cuando ni siquiera saber que estas en sus garras.

-Yao. Necesito un informe actualizado de nuestro ejercito, de igual forma quiero ver los datos generales de los pueblos de Picas, estadísticas sobre el crecimiento de la población y sus recursos.

El Jack anotaba los pedidos del rey en una de sus pequeñas libretas con tinta espesa, al pasar los días, Yao había notado que los pedidos del rey eran mas complejos y completos. No estaba seguro a que se debía el cambio en su majestad, pero a decir verdad no le molestaba, si no todo lo contrario.

-Le informare lo mas pronto posible su majestad.

-Gracias Yao.

-¿Puedo hacer algo mas por usted?

Alfred dejo de leer los documentos recientes .

-Dime…¿De casualidad has escuchado a la reina...hacer algún comentario sobre esto?

-¿Señor?

-Quiero decir, sabes que la reina tiene un temperamento explosivo. Me preocupa.-Suspiró.-Que crea me este sobre esforzando.

Yao analizó lo que quería decir el rey.

-Su majestad la reina siempre se ha preocupado por usted como usted por ella, pero, creo que no. Tal vez solo este desconcertada un poco, ya que ahora es usted quien se esfuerza mas de los dos.

Alfred asintió un par de veces.

-Disculpa por la extraña pregunta Yao.

El Jack se inclinó antes de salir y dejar al rey solo.

“-No te preocupes rey de Picas, tu esfuerzo valdrá la pena, ya veras. Tu reina sera feliz…”

-Feliz.

Repitió Alfred y continuó su trabajo, trabajo que al multiplicarlo y luego triplicarlo, hizo notar a Alfred que las pesadillas disminuían. Cuando logró que sus fronteras fueran seguras, la pesadilla donde las ciudades ardían, desapareció, cuando su ejercito aumentó en número de hombres y armamento, la pesadilla donde los monstruos devoraban todo a su paso no volvió a aparecer. En verdad, funcionaba.

Hasta que…

-¿¡Que demonios esta ocurriendo?! ¿Qué son esos números en nuestras filas? -Exigió saber la reina señalando el mapa de los reinos.-¡¿Por qué parece que te preparas para una guerra?!

No lo comprendía. Se suponía que la reina estaría feliz con esto, con el progreso.

“-No lo entiende” Siseó su sombra.

-No seas ridículo Arthur ¿Por qué vienes ahora con esas preguntas?...

Alfred trató de explicárselo. Pero Arthur no escuchaba.

-…No…es una época de paz…eso no…

-¡Despierta Arthur! ¡No vivimos en un cuento de hadas!

-¡Lo sé! ¡Pero si aumentas nuestras tropas sin medida si comienzas a alzar muros entre los reinos, solo los provocaras! ¿Qué no lo entiendes?

¿Por qué Arthur tenía que ser tan necio? ¿Por qué no confiaba en el rey?

“-Tu reina…no cree en ti”

-Si alguien amenaza el reino, yo estaré ahí para detenerlo. No hay necesidad de ejércitos, yo como reina de Picas tengo el poder para defender nuestra tierra, para protegerte.

“-¿Lo ves? Eres débil ante sus ojos, no eres de confianza a pesar de todo lo que has logrado”

-No.

“-Debes de demostrarle tu poder, que todo estará a salvo en tus manos. Es por su bien, por su futuro juntos, toma la riendas, doblégale”

La respuesta de Alfred fue acompañada por su fuerza. Arthur estaba desprevenido y sus manos se doblaron con un gritó que le rasgó la garganta.

-No dejare que seas un sacrificio, no me importa si debo doblegarte, yo, tengo la fuerza para impedirlo.

Los ojos enormes de Arthur le contemplaron, el rey de picas estaba rodeado de una aura oscura, estaba fuera de si.

“Crack”

Un leve sonido de algo que se rompía bajo su fuerza le devolvió un segundo la lucidez. El rey contempló la mirada de su reina y comprendió lo que había echo. Escapando de ahí cuando el As apareció con mirada fria y su reina interceptó por su bien, los dejó. Advirtiendo a sus damas que ayudaran a la reina cuando se refugio en las entrañas del bosque.

<< ¿Qué fue lo que hice? >>

“-Era necesario”

-¡No! No lo era.

“-Dale tiempo para comprenderlo, demuéstrale que lo haces por que…”

-Lo amo…

“-Así es mi querido rey de Picas, haces todo esto por ese amor, por la reina…”

¿Cómo ver que camino estas tomando? Si la locura es quien te ha cegado y ahora te guía.

Alfred se apartó de la reina. Quería darle espacio y no abrumarla, pero estar lejos de ella, le inquietaba. Por eso, la mayoría del tiempo solo pasaba por su puerta sin llamarle, le preguntaba a su Jack como estaba Arthur arrepentido de lo que había sucedido y seguía trabajando, pensando que podía hacer para que Arthur lo entendiera. Fue entonces que comenzó a escribirle. A decirle como lo hacia feliz estar a su lado, a lamentar sus errores, a pedirle su ayuda y sobre todo a demostrarle que lo amaba.

El rey no sabía a ciencia cierta si la reina leía sus cartas y poemas que deslizaba bajo su almohada, pero siguió firme y confió que así era. Hasta que una noche los dos se encontraron en la habitación.

Era gracioso como Alfred se sentía tan débil ante su presencia en esa situación, nervioso, solo pudo cruzar algunas palabras con su reina y luego como su cuerpo estalló en felicidad cuando sus manos lo alcanzaron.

Por fin, su reina, su querido Arthur comprendía que lo que hacia era por él. Alfred sonreía, nervioso, feliz, emocionado, sonreía como su sombra que lo observaba todo a distancia.

-¡Su majestad!

interrumpió los pensamientos de Alfred el Jack al informarle a toda prisa que había ocurrido. La reina había sido atacada durante una misión de reconocimiento.

Dejando todo atrás, fue directo a su habitación donde Arthur reposaba.

-No eh descubierto gran daño en la reina, es una suerte que…

La voz del Jack sonaba distorsionada en un segundo plano mientras Alfred seguía luchando para recuperarse de la impresión tomando las manos de Arthur lo volvió a escuchar.

“- ¿Lo entiendes rey de Picas? Cualquier error que cometas puede poner a la reina en peligro. Hoy solo ah sido mínimo, pero piensa ¿Qué hubiera sido de ti, si ahora su calor no existiera mas?”

Arthur comenzó a despertarse y Alfred sintió un alivio enorme.

-Los dejare a solas, pero tome en cuenta que necesita descansar.-Dijo Yao al rey.

Alfred contempló el rostro cansado de Arthur y mortificado, escondió lo que en verdad sentía tras una sonrisa.

-¿Cómo te encuentras?

Cuando Alfred se dio cuenta lo confundida que estaba la reina, decidió dejarla descasar y al mismo tiempo, tomó una importante decisión.

“-No puedes permitir que esto suceda de nuevo”

Depositando un beso protector, juró que esto no volvería a pasar.

“-Jamás.”

Y así fue…

Hebras negras unían al rey y su sombra, atándole poco a poco hasta que las hebras se convirtieron en hilos fuertes en la mente débil por las constantes pesadillas y el temor de perderlo todo, así, el rey se convirtió en una especie de marioneta para la locura, que respondía al sentimiento llamado “amor”.

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-Rey de Picas, diviérteme un poco.-Sonrió maliciosamente.

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Alfred observó el mapa y sus hombres en el. Sus frentes combatían un fastidiosa alianza en el oeste y en sus mares era mas recurrente observar flotas del reino de Tréboles.

-Su majestad ¿Necesita descansar? -Preguntó el Jack cuando este se acercó con una reverencia.

Olvidándose de sus recuerdos borrosos Alfred suspiró molesto.

-No. Estoy bien, solo, recordé una pesadilla.-Le explicó a su Jack que arrugó la frente extrañado.-No le des importancia.

-¿Puedo ayudarle con eso señor?

Alfred esbozó media sonrisa con la pregunta de Yao.

-Como dije, no importa Jack. Lo importante es el escuadrón de la reina de Tréboles, esa perra es una osada y nos esta costando bajas importantes.- Pensándolo un momento Alfred habló de nuevo.-Ordena al As que tiene una nueva misión, si ese soldado bueno para nada no puede con esto, sera mejor que muera heroicamente siendo carnada para nuestro frente.

El Jack no objeto. Yao sabia perfectamente que a pesar de la información que le había brindado al reino, su fallo había sido muy alto como para perdonarlo. El rey de picas no toleraría errores por parte de nadie.

-Llamare a sus generales disponibles señor y al As Luz.

-Hazlo. Y Yao, posiciona a tus hombres en la cercanías del castillo, si lo que ah dicho el As Luz es verdad…

-No se preocupe señor, todo esta listo para recibir a esos traidores.

-Bien. Deseó darle la bienvenida personalmente a esa reina falsa.

Yao salió de la sala de juntas y Alfred de nueva cuenta posó sus ojos en el mapa.

-Solo un poco más.-Se dijo a si mismo.-Solo un poco más.

Dijo y una sonrisa afilada creció tras él.

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Era agradable poder solo escuchar de nuevo los susurros del bosque. Enfocarse de nuevo en los alrededores al hacer guardia. Por fin, podía pensar en otra cosa que no fuer la reina y As de Picas. O eso, creía Eduardo. La tranquilidad de un nuevo día le ayudaba a ver tatuado en sus pupilas una historia que no era suya. Ser un mero espectador le agitaba y enfadaba.

-Maldita sea.

Gruñó levantándose de la alta rama donde se posaba como un ave de caza, silbó indicándole a su águila compañera que era hora de hacer otra ronda, su canto poderoso respondió y moviéndose, Eduardo se obligó a cumplir su papel. Alejándose un poco de la desastrosa cabaña donde se encontraban la reina y el As de Picas.

Solo quedaban brazas en la destartalada chimenea, pero ninguno de los tres que estaban adentro le prestaban atención, en cambio sus narices estaban metidas en un trozo gastado de pergamino trazado. Un mapa con señas aquí y haya, marcado con una ruta, con puntos difíciles de pasar, con caminos que no llevaban a ninguna parte.

-Aquí.-Señaló Arthur.-Recuerdo que este lugar es donde se encontraba la habitación donde mi cuerpo esta cautivo pero…-Se detuvo con semblante pensativo.

-Eso es imposible, por las dimensiones de ese lugar, no puede estar ahí.

-¿Magia? -Sugirió Gilbert con una ceja arriba.

-Podría ser, pero, no recuerdo aquello.

-Tal vez si echó un vistazo…

Matthew miró el mapa preocupado.

-¡Ey! Recuerda que estas hablando de mi ¡El Joker! ¡Una leyenda! .-Infló el pecho y Gilbird pió alegre.

-Bien. Debes infiltrarte a esta zona y buscar la entrada de la habitación, por ningún motivo intentes entrar.

Aceptó por fin la reina de Picas y Gilbert ensanchó una sonrisita que mostraba unos notables colmillos blancos.

-Estaré de vuelta mas rápido de lo que creen.

Y dicho esto, se esfumó en un parpadeo.

-Agh, lo eh visto aparecer y desaparecer constantemente, pero aún no me acostumbro, es un poco diferente a lo que haces tu.-Decía Arthur dejándose caer en una silla quejumbrosa.

-Nuestra magia es muy distinta aunque no lo parezca, como el agua y el alcohol a simple vista.

-Mmm.

El momentáneo silencio se rompió cuando Arthur esbozó una media sonrisa.

-A pesar de todo lo que hemos pasado, sigues mirándome de esa forma…- Matthew entrecerró los ojos.-Si exactamente así.

-Me temo, que no entiendo.

- Sigues pensando que soy débil.

Matthew dio un paso hacia él, acercándose.

-No su majestad, jamás lo eh pensado ¿Cómo podría? Usted tuvo que pasar…-los pensamientos de Matthew lo distrajeron un segundo.-Tanto y usted fui quien encontró al Joker y logró escapar de Tréboles y como encontrarme. No fui yo, no fui de ayuda, le arrebataron de mi lado, lo encerraron en una sucia celda y lo lastimaron.

El puño de Matthew se formó a pesar de que su rostro y su tono de voz mostraban ser calmadas. Arthur no pasó esto por alto y asiéndole una seña a Matt para que se acercara, este se colocó de rodillas a su lado.

-Me entregaste la joya de la reina y ahora mi magia esta de nueva cuenta estable, por ti podre recuperar lo perdido.-Arthur tomó su cabeza con cuidado y guiándole dejó que se recostara en sus piernas.

-Ma-jestad…

-Shhh. No digas nada solo por un rato. Tu y yo necesitamos recuperar aun un poco de fuerzas ¿Bien?

Hundiéndose en su calor, Matthew no pudo rechazarlo.

-Mi querido As, has hecho tanto por Picas, has dado todo por el reino e incluso has perdido parte de tu esencia y cuerpo al luchar por tu tierra.-Las palabras de Arthur eran acompañadas por sus caricias.-Estoy en deuda contigo, el reino mismo esta en deuda con tu trabajo.

El As respiró el leve perfume de la reina y una paz que no creía poder concebir en estos momentos le envolvió.

-No lo diga mi reina, mi vida le pertenece, lo que eh echo, es solo mi deber como As.

-Ah.-La sonrisa de Arthur le adornó su maltratado rostro.-De nuevo somos muy serios Matt.

Era una descuidada cabaña pequeña y olvidada del bosque, con moho y una chimenea que apenas servía, sus cuerpos estaban cansados y sus mentes fatigadas, pero cuando Arthur susurró un gracias a su As y besó su frente, Matthew no podía pensar en otro lugar mejor en donde podría estar.

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Arthur parpadeó al extrañar un tibió calor sobre sus piernas. Sin darse cuenta se había quedado dormido y Matthew se había marchado.

-De nuevo.- << Me quede solo>> pensó Arthur alisando el deteriorado mapa de la deteriorada mesa. Al hacerlo, sus dedos se posaron sobre el escudo de Picas, la reina, contemplándolo pensó en los buenos momentos.

¿Cuándo empezó todo esto? ¿Cómo es que llegamos hasta este punto?

Arthur comenzó a delinear el contorno del escudo de su reino y rostros familiares se le vinieron a la mente. Entre ellos, su tutora, la misma reina de Picas. Una mujer fuerte, de carácter indomable, justa y admirable.

-Me gustaría pedir tu concejo.-Dijo con voz baja siguiendo el contorno de la pica grabada con tinta azul y deteniéndose, pensó en quien mas podría decirle palabras amigas. Por desgracia pensó en el rey de Diamantes y el hiel en su interior se derramó.-Soy un idiota.-Se dijo y enterrando los dedos en la madera pasó lo inevitable.

Su sonrisa, sus bromas infantiles, aquella forma que le enamoró al decir su nombre comenzó a revolotear en su mente.

-Alfred.

Dolía tanto.

“Debes hacerlo…debes matarlo”

La frente de Arthur comenzó a aperlarse con sudor frio, su cuerpo se dobló y sus dientes rechinaron.

<< ¿Por qué estoy luchando contra mi mismo? ¿Por qué siento que mi mente y cuerpo se parten en dos? ¿Por qué? >>

“Reina de Picas”

Peter, el Joker que le había embarcado en este viaje maldito apareció un solo segundo en sus recuerdos cuando en el centro de su corazón quemó.

-¡Arthur! ¿Estas bien? - Incorporándose, Gilbert le veía mientras lo sostenía de los hombros.-Pense que ya estabas mejor, creo que me equivoque.

-No, no. Estoy bien.-Mintió Arthur.-Es solo que…fue extraño.

-¿Extraño?

Antes de que Gilbert pudiera continuar, Matthew y Eduardo cruzaron la puerta, deprisa, Arthur se reincorporó fingiendo que nada había pasado.

-¿Alguna buena noticia?-Pregunto Matt.

-Podría decirse que si.-Respondió Gilbert mirando rápidamente a Arthur con el rabillo del ojo.

-¿Podría decirse? ¿A que te refieres con eso? -Preguntó Eduardo cruzando los brazos sobre su pecho.

-Aquí.-Gilbert señaló un punto en el bosque ante la impaciencia de los Aces.

-¿El bosque? ¿Qué es?

-Descubrí algo muy interesante. A parte de que el castillo de Picas tiene una completa red de túneles que desembocan al bosque y al pueblo, encontré que uno de esos pasajes, esta repleto de guardias ¿Curioso no les parece?

Arthur apoyó sus palmas en la mesa y recorriendo el lugar trató de hacer memoria. Conocía algunos túneles, pero otros se los habían prohibido explorar por ser “peligrosos” para la reina. Entonces un golpe de adrenalina le invadió.

-Aquí. En medio del bosque. Hace tiempo, cuando Al...-Arthur mordió su labio.-Cuando el rey de Picas escapó del castillo al ser jóvenes, me mostró este lugar. Unas ruinas. En ese lugar existe un mosaico de la cuidad de Picas, un pasaje secreto que lleva a las catacumbas del castillo. Pero, recuerdo que solo llegan a una puerta en rui…

Arthur intercambió miradas con Matthew y Gilbert.

-Eureka.-Dijo Gilbert hinchado de orgullo.-Visite algunos pasillos de esos túneles, como dije, fue curioso encontrar tantos guardias en este sitio en particular.-Sonrió de oreja a oreja.-Es hora de recuperar tu cuerpo y hacerle frente al rey.

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Notas finales:

Si, se acerca el final y yo sigo haciendo un lio con la historia XD

Bueno espero que les haya gustado, se que no esta muy claro lo del Luz pero a la siguiente bueno, se llevaran una sorpresa (mas de una) preguntas? Quien o que esta susurrándole al rey de picas lo pondré aun mas claro en los siguientes cap. Así que espero sigan mi historia y si tienen algún comentario es bien recibido -w-

Saludos! Y cuídense mucho ^3^


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