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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Se acerca el invierno! Cofocofcof, perdón ñwñU (se mete bajo sus cobijas) no saldré de aquí hasta que me metamorfoseé a mariposa(¿) ok ya, dejando de lado mis delirios, espero que les guste este capitulo, como verán saltare de un lado a otro y espero esto no resulte molesto. 
Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a sus respectivos autores (igual la imagen si acaso se ve, ya que por una razón a veces aparece y otras no XD) 
Advertencia: la misma que el ultimo capitulo -Silva- seamos discretos. 
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El azul rey se mezclaba con el dorado de las fachadas intactas de las calles de Diamantes, estandartes con el escudo de Picas eran los soldados de labios cerrados.
-Majestad ¿No cree que es mejor esperar a su corte antes de regresar a Picas?
El soldado anónimo miró con nerviosismo los edificios inquietantemente tranquilos. El rey de Picas no debería cabalgar de regreso al castillo en solitario.
El hombre ve su espalda, se ve tan fuerte, seguro de si mismo. Se supone que es el hombre mas fuerte de todo Picas, se rumorea que a tomado Diamantes con una sola mano derrocando al “rey Midas”, aún así, el soldado esta preocupado ¿Qué pasaría si son emboscados? ¿Si tras las cortinas de una bonita fachada un renegado, un asesino a sueldo, un ser lleno de odio o venganza no duda y se dispone a tomar la vida del rey? El soldado comienza a sudar ¿Es tan bueno para proteger a su majestad?
-Soldado.
Sus ojos se clavan en él, el eco de los caballos al cabalgar despacio le recuerdan una marcha sincronizada con el caminar de los relojes de agujas.
-¿Majestad?
-Veo que eres muy joven.-¿Su rey esta sonriendo? No lo ve bien.-¿Por qué decidiste unirte a mis líneas? Los jóvenes como tu, prefieren quedarse tras las murallas mientras siguen su entrenamiento.
El soldado lo piensa un segundo pero responde casi de inmediato.
-Mi deseo es protegerlos…señor, si me permite decirlo, quiero, quiero dar un poco de regreso. Mi familia le debe demasiado, gracias a la reina y usted, aquellas frágiles paredes se han vuelto un hogar, aquellos rostros agotados y hambrientos no han vuelto a aparecer. Usted, no se olvido de nosotros. Yo…mi fidelidad, mis servicios, mi espada es suya.-El rey de Picas detiene su caballo y el soldado sorprendido frena torpemente.-Lo siento, eh sido irrespetuoso. Dis-
-¿Cuál es tu nombre?
La calle se encoge, los edificios son altos y el sol esta en un punto en el cielo con el que juega con las sombras de un cielo naranja. Los orbes del soldado lo ve por fin, el rostro de leyendas, el rostro fiero ahora es amable. Él, es un héroe, un líder, su rey.
-Mi nom-
La sombra de la duda quedó atrás para ese soldado de pecas, de ojos claros y cabellos chocolate. Él, dudaba si sería capaz de proteger al hombre que le dio todo para que su familia saliera de sus penas, para que llevaran un día a día digno, fuera de la miseria.
<< Madre, padre….hermanos míos…pude hacerlo, mi sueño, mi deseo de protegerle…>>
Pequeñas gotas, cayeron sobre los pómulos de Alfred, aquel soldado sin nombre se había interpuesto entre él y una flecha maldita.
El relincho de los caballos apresuraron al agresor, debía preparar otra flecha, una mas y libraría a su pueblo del tirano que había masacrado a los que mas amaba, todo por un pedazo de tierra.
Pero las sombras jugaron en su contra. El rostro de la muerte, vestía una mascara de hueso pintado de colores vivos. El As de Picas silencioso como el que le había enseñado, cortó limpiamente el cuello de aquel que solo pedía justicia.
-Su majestad.
La mirada hielo del Rey pasó del As a su soldado que ya hacia en sus brazos.
-Esto no era necesario. El era muy joven, el era un idiota, si no lo hubiera echo, seguiría con vida.-Gruñó ignorando el cadáver que manchaba con hilos de sangre la fachada donde se había osado a esconder. Era una lastima, las flores de las buganvilias se ensuciarían con la sangre que corría lenta y fresca.- A pesar de eso, fue un gran soldado, fue un héroe.
El As notó como el rey se había tensado al cerrar los ojos verde musgo sin vida de aquel joven soldado.
-¿Majestad?
-No lo dejaremos aquí, debe regresar a picas.-Dijo y de repente su semblante se endureció.-¿Qué haces aquí As Luz? ¿Acaso tienes noticias importantes?
-Señor, el As de Picas que había estado desaparecido logró infiltrar información gracias a la ayuda de nuestro familiar…tengo detalles de los traidores, se donde se encuentran.
Alfred escuchó a su As mientras contemplaba a su soldado caído. El no necesitaba esa protección, el no caería con una simple flecha. Se necesitaba mucho mas para derrocarlo. Por eso, estaba enfadado consigo mismo. Una vida desperdiciada ¿Eso es lo que le molestaba? O ¿era el hecho que lo creían débil?
-Cuéntame.
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Las noticias del As fueron decisivas para el siguiente movimiento.
Para lo que seguía, Alfred debía visitarle.
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Es embriagante beber de sus labios rosados que con cada beso, desespera el corazón del Rey Alfred. Pero, debe de tomarlo con calma, lamer su néctar ya que se trata de una de las flores mas frágiles de un campo prohibido. Inhala su perfume escondido entre sus mechones de cabello; le ah crecido un poco ¿Debería de cortarlo? Tal vez, sea una buena idea. Exhala sobre su cuello mientras le toma.
-Arthur.
Mencionar su nombre siempre crea un cosquilleo en su estomago. Desde que se conocieron, llamarle fue agradable. Las mariposas celestes aun revolotean en su estomago. Esto debe ser un síntoma de amor.
-Mi querida reina.-Murmuró y sus dedos peinaron los cabellos de su nuca.-Hoy es un gran día. Hoy Picas llenara de su calor tierras mas lejanas. Mi querida reina.-El murmuro cesa con un cálido beso en su labio inferior.
Su mano viaja lento a su cuello, luego a su espalda y con manía cuenta sus costillas llegando por fin a sus caderas y por ultimo a sus muslos, tomándolos con firmeza.
Alfred es cuidadoso al visitar a Arthur, pero en ocasiones su sed le nubla la mente y en el saciar su deseo de él, se apodera de todo pensamiento. Aquí no hay guerra, no hay mas reinos, solo están ellos dos, solo esta Alfred haciendo el amor a su preciada flor.
-Te amo Arthur.
Se escucha un suspiro y las palabras desencadenan como si se tratara de palabras mágicas, el poder de la reina durmiente. El brillo zafiro y perla los envuelve con ríos de luz tenues, el calor de sus cuerpos, es el necesario para que las marcas reales en su piel se manifiesten. El escudo de Picas se marca tan negro como el carbón con el tic tac del enorme reloj de ajugas que anuncia la hora de los reyes.
-Arthur…
Repite Alfred su nombre, una y otra vez, ahí esta la locura de poseerlo, de tenerlo en sus brazos, de besarlo, de amarlo. Sus dedos se hunden en su piel blanca y su boca busca callarse a si misma mordiendo el hombro de la reina. Su cuerpo se estremece y el cello real quema sobre su espalda, su mano, su brazo. El placer se mezcla agónicamente en el interior de su cuerpo robándole un segundo de su respiración y despues, gradualmente, la luz desaparece lavando las marcas de picas. De nuevo el tic tac suena y las manecillas se mueven a la hora que marca el regreso del rey.
Molesto gruñe abrazando con fuerza a Arthur, ajeno a lo que sucede. Solo duerme, no sabe que sus muslos han sido marcados con “garras” viciosas, que su cuello ah sido atacado con una hilera de colmillos sedientos, que su pecho tranquilo es mojado con lagrimas silenciosas.
-Arthur…perdón…Arthur…
La reina no entiende que en este preciso segundo Alfred se siente el hombre mas débil de los cuatro reinos, el mas frágil. Aplastado por su soledad, el vacío de sus ojos le recuerda el porqué de la misma.
-Cuando todo esto termine, despertaras en un mundo que en verdad te merezca.
Prometió Alfred sellando su encuentro con un ultimo dulce y largo beso.
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Es gracioso, el cielo comienza a aclarar, la estrella de un nuevo día oscurece las tierras de Picas antes de cegar con su brillo dorado. Demasiado bello para ojos mortales.
Alfred resurge de las profundidades del castillo, vistiendo ropas azul marino, sombras en su capa larga que le sigue fiel, destellos plata de luna que ah forjado su armadura.
-Su majestad, el reino e Picas se regocija con la victoria de nuestra ultima pelea. Diamantes es nuestra por completo.
Frívolo Alfred sigue caminado sin mirar a Yao que le sigue el paso largo sin dificultad mientras cruzan el largo pasillo de loza blanca.
-Jack, a mis oídos han llegado noticias de pequeños grupos que se han osado a levantarse en armas .-Yao se mantuvo sereno a pesar de que era evidente el enfado del monarca.
-Le aseguro que no volverá a escuchar de ellos Rey de Picas.-Aseguró Yao.
-Bien.
El andar de Alfred lo llevó hasta gruesas puertas de metal negras que se abrieron apresuradas dejando pasar al Rey. Cuando el sol salió su brillo chocó con la armadura del monarca al ser recibido con vitoreo y saludos de sus soldados que esperaban a su líder, preparados para una nueva batalla.
Gritos anónimos le llamaban, aullidos de victoria resonaron y el juramento de proteger a la reina le envolvieron. Sus hombres fieles pelearían por Picas, por la gloria.
-Yao, mantenme informado de los movimientos de Tréboles. Si están demasiado cerca a mis limites, tienes autorización de repelerlos.
-No dejare que su sucia sangre manche nuestra tierra.-Afirmó el Jack inclinándose.
Alfred infló su pecho y su armadura crujió. Hoy visitaría tierra de Corazones, estaba arto de no encontrar a Matthew y los rumores de que la reina de Picas le acompañaba realmente le hacían hervir la sangre. Quería despellejar al infeliz que se hacia pasar por su hermosa reina.
-As de Picas, si tu información es errónea, torturare tu cuerpo antes de cortar tu cabeza, no necesito mas errores.
Tras Alfred, apenas llegando a su hombro, piel bronceada y ojos de fiera se inclinaron ante la promesa de su rey.
-No lo decepcionare su majestad.
Su cabello trenzado dejo volar unos cuantos cabellos oscuros sobre su hombro. Luz era tan parecida a su hermano Eduardo. Los gemelos que alguna vez fueron pupilos de Matthew además de compartir físicamente rasgos, compartían el mal sabor de boca que el As había dejado al marcharse y ser tachado de traidor, su devoción cambio a odio al traicionar lo que les había enseñado.
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Regresar a la habitación donde sus recuerdos habían sido ultrajados no era ni una pizca agradable para Arthur que trataba de mantenerse tranquilo con una mas de las reuniones con la reina de Corazones. Su cuerpo estaba recuperado, en su piel solo una mancha blanquecina permanecía de evidencia sobre su pecho. Si fuera por Arthur, le encantaría evitar experimentar de nuevo esa experiencia, la magia de Corazones era temible.
-Matthew.-Susurró Arthur cuando las puertas de la habitación se abrieron.-Pase lo que pase, mantén la calma.
El As que se encontraba a su lado, asintió.
-¡La reina de Corazones!-Anunció el As Antonio entrando tres pasos despues que Kiku.
Con solemne perfección en cada paso que daba, la reina de corazones se sentó en su trono tras delgadas cortinas de fino tul y abriendo sus abanico espero un segundo para hablar. Todo aquello ponía a prueba la paciencia de la reina de Picas.
-Reina de Picas, eh hablado con el rey de Corazones.-Arthur sintió como sus dedos se adormecían.-Como sabes, rey y reina de cada reino trabajan en conjunto para el bien de su pueblo, en Corazones el lazo que se da entre sus reyes, el pueblo y miembros de la corte es diferente a cualquiera de otros reinos.-Kiku desvió la mirada un poco dirigiéndola a Matthew.-Debo añadir que me desconciertan muchas cosas en los recuerdos de la reina de Picas y al igual al rey. Pero debido al avance de las tropas de Picas, tomaremos ese riesgo.
Arthur tragó hielo al escucharlo. Alfred seguía avanzando tan rápido, demasiado. Era una locura, si Alfred cruzaba diamantes antes de llegar a Corazones, un flanco importante estaría descubierto si Tréboles se sentía amenazado y decidiera atacar.
- Se refleja en tu rostro sombras de confusión, reina de Picas.
-Lo siento reina de Corazones, no puedo evitar pensar en lo que sucederá con esta noticia. Soy alguien egoísta, me preocupa las ciudades que están en la costa. Si las fuerzas de Picas se concentran en su tierra…
-Tréboles tomara su ausencia como una ventaja.-Pensó en voz alta la reina de cabellos escabeche.-El rey Ludwig lo sabe. Como tambien sabe que esto bien podría ser solo carnada.
Los puños de Arthur se formaron.
<< ¿Qué estas pensando Alfred? >>
-Arthur-sama, lamento haber tenido que indagar en sus recuerdos. Pero…piense en como su pueblo se sintió al saber que habría una guerra.-Arthur le miró fijo tratando de entender el punto al que se dirigía Kiku.-Madres angustiadas por el futuro de sus hijos, los mayores que serian reclutados, de los menores que lloraban en sus faldas, de sus maridos que serian apartados de su lado, piense en cada uno, hombre y mujeres al escuchar la noticia ¿Puede imaginar el miedo, la incertidumbre, el pesar de cada uno?
-Eso, solo puedo imaginármelo reina Kiku.-Admitió Arthur con pesar.
-Entonces.-Kiku cerró los ojos y su abanico bajo a sus piernas, mostrando su semblante quebrado.-Solo podrá imaginar lo que eh experimentado. Como reina de Corazones, percibo como el rey cada sentimiento de aquellos que protegemos.
Arthur tensó la quijada. Sabia de aquellos rumores, sobre la capacidad de los reyes de “adivinar” lo que su pueblo “pensaba”.
-Es información muy importante reina de Corazones.-Musitó.
-Si.-Kiku abrió sus ojos felinos y penetrantes.-Tal vez en un futuro, entiendas por que me eh aventurado a decírtelo. Pero por ahora, quiero que escuches la voz del rey de Corazones…
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Revoloteando de una rama a otra, el pequeño pajarillo, esponja sus plumas. Siempre a compartido el color del sol que es cubierto por delgadas nubes en invierno. La nieve de los huesos de los arboles secos cae cuando son agitadas por el ave. A ella no le importa ser observada, no le importa los silencios. Extiende sus alas y el carmín de los orbes que le miran se priva de los juegos del ave ya que una presencia mas roba su atención.
La nieve cede ante los pasos de Iván quien se acerca con cuidado. Tal vez para el rey de Tréboles, Gilbert es su ave de alas cortas.
-Eh escuchado que un grupo de “reconocimiento” a zarpado hace dos días hacia tierras “zafiros”-Alzo la voz demostrando su enfado.-Pero tu As, Natasha parece que sigue otra cosa.
-No creí que te molestara. No debería.-Respondió tranquilamente el rey sin detenerse.-Eres un Joker diferente al guardián ¿Por qué estas enfadado?
-Tsk. Esto es un desastre. Picas a tomado Diamantes, atacara Corazones y tu aprovecharas eso para…
-Gilbert.
El Joker fuerza el brazo que a tomado el Rey. Sus manos gruesas y poderosas lo aprisionan sin permitirle volar.
- No quiero pelear.-Gruñó el Joker.
-Puedes lastimarme si quieres.-Dijo Iván con una sonrisa helada.-Pero no quiero que te vayas.
Iván apretó mas, el Joker reprimió una mueca de dolor.
-¿Por qué has venido?
-Creo que lo sabes.-Dijo y su fuerza disminuyo.-Yo como rey, tengo un papel que cumplir en el juego de los cuatro reinos, tu como Joker tambien lo tienes.
Las alas de la pequeña ave la alzaron en vuelo cuando Iván tomó el rostro de Gilbert con suavidad, su fuerza había cambiado a una caricia casi imposible de creer que fueran capaces de brindar por su gran tamaño, pero podían, eran capaces de dar calor.
-Estas helado.
-No digas nada. No soy una persona normal.
-Si. Ya sé. Por eso me gustas.-Confesó Iván.
Cristales de hielo comenzaron a formarse bajo los pies del rey.
-Tienes razón. Tengo un papel que cumplir. Si buscas la guerra yo tengo que…
-No quiero.
Congelar el cuerpo con la mirada violeta que poseía sus iris, cortar la respiración con las sombras de su rostro enfurecido, congelar la fuerza del Joker, el rey de Tréboles era el único que podía hacerlo.
Gilbert fue abrazado por la magia helada de Tréboles y se sintió débil. Tenia frío de repente, su cabeza se sentía pesada.
-Ugh, Iván…
Gilbert luchaba por no caer, era un idiota, había dejado que Iván lo tocara.
-No me dejes solo Gilbert, no dejes que mi corazón se congele.
La nieve comenzó a caer, obligando al pajarillo de cortas alas a buscar refugio. Un lugar cálido para protegerse, un lugar donde sus alas no podría extender.
-Joker, solo te pido que esperes un poco.-Susurró el rey de Tréboles sobre el cuello del Joker.-Antes de actuar, déjame aliviar tu carga.
Gilbert se sentía agitado cuando Iván cubrió sus ojos, con movimientos suaves, le guio para que se concentrara en la tibieza de su respiración.
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Arthur sudó frio.
-¿Estas diciendo que el Joker, se encuentra en Tréboles? -Arthur se levantó de golpe a pesar de sentirse desprovisto de fuerza.- ¡¿Por qué!? ¡¿Por qué Tréboles?!-Gritó confundido.
-Lo siento Arthur-sama. Entiendo que son terribles noticias para usted a primera vista, pero, si lo pensamos un poco. No es tan malo.-Decía apresurado Kiku para calmar la ansiedad de la reina.-Si Picas decide atacar a Tréboles y Corazones, nuestras posibilidades de que exista una alianza se incrementaran, si sucede esto, enton-
-¡No los dejare! -la voz de Arthur interrumpió a Kiku agresivamente.-Si espero a que los dos reinos se unan ¡Picas sera reducido a nada!
Su pecho ardió y un leve zafiro brilló en su mano. Arthur estaba invocando su magia sin darse cuenta.
-¡Majestad! -Matthew trató de tranquilizarlo pero no era escuchado.
-Reina de Picas, esto ya no esta solo en mis manos, si niego una alianza tal vez el destino de Corazones sea el mismo que…
-¿Diamantes? -Completó Arthur con amargura.
-El rey Francis escogió y sello su destino.-Interpuso Kiku.-Pudo hacer mas, pudo..
-El no fue débil.-Gruñó Arthur y su energía fluctuó.-Reina de Corazones, si el Joker se encuentra en Tréboles, entonces, iré ahí. Solo necesitaba saberlo. Es todo.
-Espera reina de Picas.
-¡No! No esperare. Estoy harto de ser paciente y vagar por los reinos. No le temo a Tréboles, no le temo a nadie.
-¡Arthur!
-¡Su majestad!
Los Aces se movieron a tiempo cubriendo a sus respectivas reinas cuando el techo cayó. Una nube de polvo y astillas que volaron por todas partes dejaron en claro que era un ataque ¿Pero de quien? ¿Quién había encontrado el lugar donde se ocultaba el recinto de la reina de Corazones?
-Aaah…esta aquí.
Su voz no denotaba ninguna emoción, sus largos cabellos platinados brillaron con la luz que se infiltraba y el verde delató su procedencia.
-Cofcofcof…
Arthur reconoció al As de Tréboles de inmediato.
-¿Cómo?
-Ya vienen. Me han seguido, así que…
Antonio invocó su arma y Kiku se dispuso a pelear, pero la intrusa no estaba interesada en ellos. Sus hermosos ojos estaban centrados en su objetivo.
-No te lo permitiré.
El susurró del fantasma que se encontraba tras Natasha no le dio tregua alguna, antes siquiera de localizar a la reina de Picas, Matthew se había colocado en el punto ciego del As. Las dagas del As de Picas bebieron la sangre de Natasha, pero no la suficiente. Con el despliego de su velocidad, el As de cabello platinado, detuvo un ataque mortal reduciéndolo a solo un corte en su abdomen.
-Sigh.
Arthur concentró su energía en Matthew permitiéndole al fin liberar su arma. El cello de picas brilló sobre las palmas de Matt y la bestia de blanco pelaje atacó hambrienta.
Natasha fue envestida por la enrome bestia y los escombros cayeron de nuevo.
-¡Reina de Picas! ¡Se acercan mas! -Grito Kiku cuando su As intervino en su hechizo.-¡No! ¡Antonio espera!
Pero no hubo tiempo, el As había tomado a su reina para escapar ya que la magia del escondite había caído y ahora era rodeada por enemigos.
-Soldados….de picas…
Masculló Arthur cuando Matthew fue sorprendido por una mascara que ya había visto antes.
-¡Matthew!
Arthur convocó mas de su magia y su cuerpo lo resintió de inmediato. Un segundo cello de magia en Matthew se rompió cuando una arma fue convocada a tiempo para cubrirse del machete que buscaba su cabeza.
-¡Eres mío!
El carmín cubrió las manos de Matthew y sus ropas fueron rasgadas.
-N-no…
Arthur creyó que el resto del edificio se vendría abajo pero el rugido de las paredes no era mas que de la bestia de pelaje blanco que rugía con saliva y sangre mezclada.
-Kumajiro no podrá contra el As de Tréboles.-Arthur se levantó de su escondite y saliendo a la luz decidió usar mas de su magia para ayudar a su As.-Concéntrate, concéntrate…

-¡Reina! ¡No!-Imploró Matt cuando el cello de picas apareció bajo los pies de Arthur.
-¡Concéntrate! -Recriminó el As de cabellos trenzados golpeando el brazo de Matt al bajar la guardia.
-¡Agh!
El cuerpo de Matthew cayó y el triunfo fue decidido para el As mas joven.
-¡No lo permitiré! -Pero el fuego tornasol de un dragón oscuro lo impidió. Arthur convocó a bestia mas haciendo que su cuerpo se debilitara.-cogh…
De rodillas cayó y de su boca brotó sangre.
-¡Aagh!
El As de Picas fue envuelta en llamas teniendo que retroceder, desechando su mascara y dejando en descubierto su rostro.
-No pue-no puedo…-Intentó resistir Arthur pero el dragón oscuro y sus llamas comenzaron a desintegrarse.
Su bestia rugió en compañía del familiar de Matthew que siendo atravesado por la espada del As de Tréboles despareció con un gutural quejido.
-Kumajiro…
Saliendo de los escombros de otra habitación, un hombro desgarrado y un brazo echo girones no detuvo a Natasha.
-No tengo tiempo, se acerca.
Dicho esto se abalanzó a Arthur.
-¡Agh! No..
Matthew tomó su espada pero el As no le permitió hacer nada. De un solo tajo el As Luz cortó su mano y en el desastre, su reina débil fue raptada por Natasha.
-No, no, no, no, no, no…
La sangre brotó y el dolor lo apabulló, pero sus piernas, su cuerpo, no se quedo tendido. Debia ir tras Natasha, debia salvar a Arthur, su reina, su reina…
En sus ojos la furia le inyectaron el color carmín.
-Tu…
Pero su furia fue aplastada junto a su cuerpo por la fuerza del Rey de Picas.
-Traidor.
Su voz llenó el ser de Matthew, ante sus ojos, caos y luego, solo, todo se oscureció.
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Notas finales:

Como dice el titulo, caos, jajaja, perdón. Me emocione con esto ¿Les gusto? Según yo, me eh adentrado mas a lo que esta sucediendo ya entre los cuatro reinos. Y bueno al inicio quise darles otra forma para ver a Alfred, como lo pueden ver sus hombres y claro, como se ve a si mismo cuando se trata de Arthur (aunque a eso le faltan cosas por descubrir) 
Y…bueno, perdón, pero me gusta el RusPru TwT ...
así que bueno, espero sus comentarios y peguntas. 
¡Gracias por todo su apoyo al leer! ¡Muchas gracias por sus comentarios! 
¡Saludos! ^3^


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