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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del capitulo:

¡Holo! ¡Regrese de donde andaba y les traje un nuevo capitulo! Espero que lo disfruten XD
Advertencia: ¿Ustedes saben que les pasa comúnmente a los prisioneros no? Un poco de violencia.
Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a su autor.


Frías cintas se deslizaban bajo sus ropas, atando sus tobillos al fresco césped, poco a poco avanzaban sobre su cuerpo adolorido, el cansancio lo había derrotado, ya no podía más. El ultimo de los destellos del atardecer otoñal se refugió en la hoja sin filo de una vieja espada que Matthew usaba para entrenar. Tan quieto como su compañera, recostado mientras era arrullado por el canto de los pájaros que regresaban a sus nidos, respiró el aroma de la tierra mojada tan cerca de su rostro y creyó que no podría levantarse por lo menos en una hora.
¿Por qué practicaba tanto? ¿Porqué insistía hacerlo mejor que cualquiera? ¿Por qué estaba tan nervioso ahora que se había dado la noticia que sería el As de Picas? Tomó aire y la expansión de sus pulmones hizo que le dolieran las costillas. Era obvio, ahora en adelante tendría que estar cerca del actual As, su viejo maestro que, dolido tenía que admitir que era tiempo, su tiempo para retirarse ahora que podía despues de que los servicios de la reina pintaran sus cabellos rubios a cenizos, era tiempo de pasar el titulo a su joven aprendiz.
Cerró los ojos y los lazos fríos se tornaron un poco más helados haciéndole temblar. Si se quedaba tendido sobre el césped húmedo, cogería un resfrió, si se enfermaba, su maestro lo reprendería.
<< No puedo moverme >> Suspiró
Echó la cabeza atrás al escuchar unas suaves pisadas sobre la hierba, tal vez se trataba de su maestro que venía a ver que tanto hacia despues de su entrenamiento diario, pero aquellos pasos eran mas ligeros, eran…
-Matthew ¿Qué haces tendido ahí?
La luz se fragmentó en un cielo morado con manchas naranjas y rosas, sus ojos esmeraldas lo miraron y luego, saltando a su espada y de nuevo a él, lo comprendió. Su pequeña y futura reina de Picas sonrió cuando Matthew trató de levantarse deprisa, pero su debilidad no se lo permitió, sus músculos se habían enfriado y reclamaban que por un instante los dejara tranquilos.
-Agh, yo, perdón. So-solo entrenaba.
-Tranquilo Matthew.-Decía Arthur poniéndose de rodillas cerca de Matt.-Te eh dicho que no debes de exagerar con la etiqueta conmigo, nos conocemos desde hace tiempo y aún no soy la reina.-Enfatizo lo ultimo.
-Pero mi mae-
-¿Siempre entrenas tan duro? -Intervino Arthur.-¿Es porque serás As, verdad?
Matthew sintió mariposas en el estomago.
-Sí.-Dijo sin animo.
-¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? -Preguntó al ver que el rostro de Matthew reflejaba una sombra.-¿Quieres que llame al As? O ¿Tal vez a Alfred? Debe de estar en las caball-
-¡No!
Matthew se sorprendió de si mismo al ver alzado la voz, Arthur alzó sus cejas tan expresivas de su rostro denotando lo mismo que él. Avergonzado, Matthew cubrió sus ojos con su brazo.
-Lo siento. No quise gritar…es solo que…estoy un poco ansioso y preocupado.
-¿Preocupado?
-sí. Lo siento.
-¿Por qué te disculpas Matt?
Un escalofrió recorrió la espina de Matthew con esa pregunta ¿Por qué? ¿Por qué se disculpaba? ¿Por qué, no se sentía fuerte? ¿Preparado para el titulo que cargaría? ¿Por qué…en sus manos estaba la seguridad de su hermano, de Arthur?
-Yo.-Titubeó.-Creo que existen personas mucho mejores que yo para esto.-Lo había dicho por fin.-Creo que no soy lo suficientemente fuerte para ser un As.-Su corazón comenzó a acelerarse como en esos momentos que se enfrentaba en las practicas a su maestro, cuando metal contra metal chocaban frente a su rostro.-¿Has visto a los guardaespaldas de Yao? Son como sombras, silenciosos y se dice que son muy hábiles, yo no soy así, yo no podría.
El arrullo nocturno que comenzaba a apoderarse del atardecer hizo temblar a Matthew, sus mejillas se encendieron tomando el color de un rojizo sol que decía adiós. Era un tonto, le había dicho a Arthur lo que pensaba, a la futura reina, a esa persona que debía proteger a toda costa ¡Menudo idiota! ¿Cómo es que la reina, que Arthur ahora pudiera confiar en su As? Seguramente despues de esto pediría a su maestro que buscara a otro pupilo, uno mas apto, uno en el que pudiera confiar.
-Lo sé.
Simples actos, pequeñas y fugaces sonrisas, una noche oscura que de pronto se llenó de estrellas cuando Matthew dejó de ocultar sus ojos violetas y le vio sonreír mientras Arthur se acomodaba para que sus piernas fueran una almohada para él.
-Mi reina de Picas, se sorprendió mucho cuando escuchó la noticia. El As no había sido nombrado como hace ya mas de un centenario.-Arthur se tomo un momento y continuó.-La reina al contármelo, parecía muy feliz de este hecho.
-¿Feliz?
-Yo tampoco lo entiendo bien pero, al parecer ella se sentía muy tranquila al saber que el As de Picas había sido elegido por la misma magia de Picas ¿Sabes? El viejo Jack nos ha enseñado la historia de Picas.- Decía Arthur y limpiando el rostro de Matt con cuidado, le hizo sentir por primera vez un calor muy especial en su pecho.-Hay personajes realmente asombrosos, reinas que han sido un verdadero pilar para el reino, incluso alguna vez existió una reina que gobernó sin ayuda de un rey. Es aplastante y temible el titulo que se nos ha dado y que no hemos pedido pero.- Los dedos de Arthur tocaron los cabellos de Matthew apartándolos de su oído, entonces un escalofrió se hizo de nuevo presente cuando el rostro de Arthur se inclinó hacia el suyo, su pecho se estrujó con el aliento tibió de su boca y las palabras que le susurró le cosquillaron en todo su cuerpo.-Pero me siento aliviado que tu estés ahí para cubrir mi espalda. Matthew, no podría pedir mejor As que tu.-Dijo con una sincera sonrisa. -Me alegra que el destino y Picas te hayan otorgado el titulo de As.

...
Abriendo los ojos, el dolor de su piel en carne viva le hizo regresar al precioso y único tiempo existente, el presente. La humedad seguía ahí, pero diferente, asquerosa junto una oscuridad que pertenecía no a la noche si no al encierro, Matthew era prisionero.
Arrojado con ropas ensangrentadas echas girones junto a su carne, cayó al suelo encadenado con metal que congelaba al tacto. Lo habían dejado con vida, solo para arrancársela poco a poco.
-Aghh…
Arrastrándose a la pared, Matthew sostuvo el muñón de su mano cercenada y el dolor reclamó su conciencia. Era demasiado para soportar, debía desconectarse de este sufrimiento o si no…
-Insensato. Si sigues aferrándote al silencio tu castigo seguirá.-El repiqueteó de botas negras hicieron eco en esa celda de paredes de roca oscura.-Solo tienes que decir lo que el rey quiere escuchar.-la luz clandestina de una ventana alta con barrotes oxidados iluminó su rostro.
Sus ojos marrones perdían todo color con la luna. El As de Picas, Luz, se acercó lo suficiente a Matt para ver como su fresca sangre brotaba por su ancha espalda mientras luchaba contra la agonía de seguir consiente, pero él solo seguía preguntándose:
¿Dónde estaban sus viejos y agradables recuerdos? ¿Dónde estaban aquellos orbes esmeraldas que brillaban tan bellamente? ¿Dónde estaba su calor? ¿Su sonrisa? ¿Dónde estaba Arthur?
-¿Cómo pudiste caer tan bajo? -Preguntó Luz con una mueca de asco.-¿Por qué traicionaste al reino? ¿Por qué? No lo entiendo, tu…eras el mejor de todos…-Chisteó la lengua furiosa y sin pensarlo le propinó un puntapié haciéndolo caer con un sonido amortiguado.-¡Habla maldito pedazo de mierda! ¡¿Quién es en realidad ese que llamabas reina?! ¿¡Porque portabas la joya de la reina!? ¡¿Dónde están ahora!?
Gritó demandante haciendo que su voz se potencializará con la soledad de la prisión, entonces, jadeante, Matthew trató de hablar lo cual le lastimaba.
Con un susurro, el aliento de hierro por la sangre que sus labios probaban, se escuchó.
-Te equivocas Luz, siempre te precipitabas ante todo…-Respiró con dificultad.-yo siempre serviré al reino, a picas, a la reina Arthur. No soy un traidor.
Otro golpe fue brindado por el As, sus cabellos flotaron cuando su puño aterrizó en su vientre, sin poder evitarlo, manchas carmín ensuciaron las redondas mejillas del As.
Matthew tosió estrepitosamente provocando solo mas molestias en su cuerpo maltrecho.
-Bien, como aún tienes voluntad para mentir, te quebrare hasta que tu carne sea pulpa rojiza. Te hare ver todo el daño que has hecho al reino que juraste proteger y cuando encontremos a tu reina falsa, veras su cabeza ro-
Ojos violetas y bestiales le robaron el aliento por segundos, las cadenas se tensaron con su voz amenazante a centímetros de su rostro. Luz, inmóvil, solo pudo moverse cuando Matthew de nuevo cayó desvaneciéndose despues de haberla amenazado con solo su mirar en un veloz y sorpresivo movimiento.
Sus palabras y sus ojos peligrosos hicieron sudar a joven As, haciéndola retroceder.
Matthew había usado todo lo que quedaba para prometer algo.
“Si tocan un solo cabello de Arthur, los despellejare en vida”
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Una melodía nocturna tenía el cello de una sosegada noche de invierno en el palacio de Corazones. Las doncellas de la reina de Corazones se habían esmerado y la habían atendido con una impecable actuación, todo para que su majestad estuviera cómoda y pudiera guardar reposo despues de haber sido atacado su palacio. Kiku no había recibido un daño de consideración gracias a la pronta respuesta de su As Antonio pero ¿Cómo podría estar tranquilo y reposando en un momento como este? No, no era el momento.
La reina de Corazones salió de la cama y bastando solo un paso se sintió mareada. Cierto; a pesar de no tener alguna herida física, su magia estaba débil desde que “entro” en el corazón de la reina de Picas.
<< Todo esta tan silencioso >> Pensó mirando a sus alrededores.
La habitación tenía un aroma a buganvilias y lilas, perfumes dulces que se habían desprendido del incienso muy bien escondido para que no fuera visto por Kiku. Buscándolo inconscientemente, Kiku observó que había algo que no encajaba en la habitación. Al fondo sombre su mesita donde común mente tomaba el té, habían una caja de madera.
<<Eso, eso es >>
Con pasos cortos se acercó a la caja y abriéndola observó el contenido.
<< Es el anillo que usaba ese As >>
La joya de la reina descansaba sobre una almohadilla mullida al fondo de la caja. Había sido encontrado entre escombros que el fuego había consumido con voracidad, sin embargo, la joya estaba intacta.
<< Posee magia, magia extraña >> los ojos almendrados de Kiku se cerraron. Veía de nuevo los recuerdos de Arthur y su pecho se contrajo <<Es inquietante, algo en él…es como…verlo a través de un espejo empañado, tocar con guantes. La magia del anillo y de Arthur…no lo comprendo del todo…El As de Picas…>> Kiku pensó en Matthew y su reacción, la forma tan arriesgada en la que había actuado << No puede ser solo fidelidad, hay sentimientos incrustados en el como en Art->> Una punzada de dolor atravesó su pecho y una imagen apareció en su cabeza << ¿El prisionero? >> No podía equivocarse, aquel que apareció en su mente era el hombre culpable de que su palacio fuera descubierto, Antonio ya lo había descubierto pero ¿Por qué pensar en Matthew y Arthur lo guiaban de nuevo a él?
<< ¿Por qué la magia de Corazones me guía a esa persona? >>
Abriendo los ojos Kiku lo medito sin despegar el ojo del brillo tenue de la joya, entonces abrazado por las fragancias de su habitación entendió por que la magia de su tierra le empujaba al prisionero.
-¿Deseas mostrarme algo, no es así? Deseas mostrar los sentimientos que posees.
El brillo de la luna fue remplazado por el rosado y carmín de los tatuajes de la reina, el cello de Corazones se pintó en su piel de porcelana y reaccionó con la magia de la joya.
-Muéstrame entonces, que hilos unen a tu dueño con aquel que me muestras. Dime lo que encierras.
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Un largo gritó resonó a lo largo y ancho de la prisión, el prisionero de guerra no entendía que sucedía, de la nada algo quemaba dentro de si.
-¡AGH! ¿¡Que…me…sucede?!
Se preguntó tirándose al suelo frio, resistiendo el dolor.
-¿Qué sucede con el prisionero?
-¡Llamen al Jack!
Se escucharon las voces de sus centinelas al darse cuenta que algo sucedía dentro de la celda..
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-Muéstrame…
Ordenó la reina de Corazones.
Y el hilo rojo del destino se tensó.
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Su tibia mano dejó su mejilla, abriendo los ojos lento para acostumbrarse a la luz. Motas sobre su cabeza de destellos aparecían y desparecían conformé las ramas del árbol se mecían.
-¿Maestro?
Eduardo por fin enfocó con nitidez el rostro amable de Matthew, el As de Picas.
-Es un buen lugar para dormir ¿No? -Dijo Matt con una sonrisita.
Eduardo se aclaró la garganta apenado, ni si quiera se había dado cuenta el momento que había quedado dormido; él solo buscaba descansar despues de las clase de “combate cuerpo a cuerpo” que había tenido con el viejo As de Picas, el maestro de su maestro. Esto, porque Matthew había tenido que marcharse a la mitad de la clase.
-Ahh, bueno, yo solo…
-Mi antiguo maestro puede ser muy exigente.-Decía Matt tomando asiento al lado de Ed.-Espero que no se haya excedido.
Eduardo negó frenéticamente.
-¡Su maestro es un hombre firme! Eso es todo, pero, no tuve problemas, estoy bien.-Decía apresurado, no quería que su maestro Matthew creyera que era blando.-A-aunque yo, prefiero estar con usted.
Habló con tono bajo. Matt notó como su pupilo se cohibía y escondió una sonrisa.
-¿En serio? Entonces soy muy blando? Eso esta mal, si algún día tu y tu hermana aspiran a ser Aces.
-¡no es blando! ¡Usted tambien es duro! E-es es decir…que…no, yo…yo se que puedo llegar a aspirar ser el As de Picas ¡Solo si usted me entrena!
Matthew no pudo evitar divertirse con el apuro de su pupilo, era tan joven y ya pensaba en aspirar en ser su sucesor.
-Me alegra que tengas confianza en ti mismo, me hubiera gustado ser como tu Eduardo.
-¿Eh? ¿Por qué lo dice? Usted es el mejor As de todos!
-¿De verdad lo crees?
-¡Si usted es sorprendente! ¡Usted aparece y desparece a su antojo! ¡Es como un fantasma que entra en acción cuando es necesario proteger a la reina! ¡Sus ojos brillan bravos y feroces como los de una bestia mística!
-E-espera… ¿De donde sacas todo eso?
-¿Eh? Los soldados de la corte lo dicen.-Contestó.
-Ah, y-ya veo…
-Maestro ¿Por qué deseó convertirse en As? -Preguntó entusiasmado Eduardo.
Matthew le miró alzando las cejas un tanto avergonzado.
-¡Oye! ¡Con que aquí estabas!
Una tercera voz interrumpió a Eduardo y Matt, un rostro familiar y de mas parecido al de Eduardo se acercaba con brazos cruzados.
-Hermano ¿Qué haces a…? ¿maestro?
-Hola Luz ¿Tambien has terminado tu entrenamiento de hoy?
-Si.-Sonrió orgullosa.-Me felicitaron por el manejo de la espada y mi combate cuerpo a cuerpo, no le di tregua a nadie.-decía echándole una mirada a su hermano.
-Te felicito Luz, eres muy hábil despues de todo.
-Gracias maestro.
-Eso no importa.-Rodó los ojos Eduardo.-lo que si, es saber su respuesta maestro.-Insistió Ed con orbes brillantes.
-¿De que habla Ed maestro?-Inquirió Luz curiosa.
-Bueno, Eduardo me preguntó, el porque decidí convertirme en As.
-¡Ooh! -Luz se unió a su hermano y observó a Matt esperando con ansias su respuesta.-Yo tambien quiero saber.
-Ah, bueno, en realidad, no lo decidí.-los hermanos no lo entendieron.-Es decir que, yo solo era un soldado mas, que apenas iniciaba su entrenamiento, pero, al ser elegido el rey de Picas pasó algo que no creí posible, en mi, la marca del As apareció.
Los hermanos miraron atónitos a Matt.
-Creí que…la marca del As se “ganaba”
Dijo tímida Luz.
-Así es, a diferencia de la marca del Jack, el rey y la reina. Es posible (en la mayoría de los casos) que el guerrero mas apto en el reino gane la marca del As, pero hay sus excepciones y Picas “elige”
-Es decir, que nuestro maestro fue elegido por la magia del reino.-Pensó Luz en voz alta.
-Woow, eso es...¡Fantástico!-Soltó Eduardo.
-Es…no sé…
-¿Qué sucede hermana?
-Bueno, yo…-Luz miró a su hermano y luego a Matthew por un segundo, despues, bajo la mirada.-Nada. Disculpe maestro, eh olvidado algo en la arena, debo irme.
-¿Qué le pasa?
Preguntó Eduardo extrañado por la forma en la que había actuado su hermana, ella no era así.
-Tal vez este pensando que despues de todo no soy el mejor de todos para ser el As de Picas.-Explicó Matt encogiéndose de hombros.
-¿¡Que!? ¿Por qué? Eso no puede ser, Luz lo idolatra ¡Para ella y para mi no hay nadie mejor que usted! ¡Es el mejor As de todos! ¡Seguro la reina de Picas esta orgullosa de tenerlo como As y no se preocupa por sus enemigos porque usted esta…aaah…
Las alabanzas de Eduardo cesaron súbitamente mientras sus orejas y mejillas se coloreaban como un frutilla madura, Matthew lo miró parpadeando un par de veces y riendo acarició la mejilla de su pupilo avergonzado.
-Y-yo lo siento maestro, eh hablado sin pensar…
-Esta bien Eduardo, no sabes lo feliz que me has hecho con tus palabras.
Eduardo sintió un leve cosquilleó en sus labios, el gesto de su maestro en ese momento distaba tierras y reinos enteros a lo que el aspecto de un temible As podría tener, en ese instante era mas como, alguien que, con un solo toque podía sanar cualquier alma dolida.
Su corazón se hinchó con la fantasía en su mente ¿Y si él, fuera esa persona capaz de ayudar a Matthew y si él fuera quien protegiera a esta persona?
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<< ¿Esto es lo que me querías mostrar? >> Se dijo Kiku ante los recuerdo que unían al As que acompañaba a Arthur y su prisionero << La relación que hay entre pupilo y maestro >> la magia de la reina disminuía tenia que forzarse a seguir, debía de haber algo mas para que la magia lo guiara hasta aquí.
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Una y otra vez Eduardo repetía sus lecciones, alistaba su espada y lanzaba cuchillas a blancos cada vez mas lejanos, entrenaba duro y siempre le pedía a su hermana que le mostrara aquellos movimientos que ella podía hacer en combate.
Todo ese trabajo duro, todo esos días, todas esas horas para qué Matthew, su maestro estuviera orgulloso de él, para que una noche…
-¡El As de Picas Matthew! ¡Se ha convertido en un fugitivo! -Anunció el Jack con voz sonora.-¡Ahora en adelante se le considerara un traidor!
-¡El maestro no puede ser un traidor! -Rugió Eduardo y una bofetada lo hizo callar.
Al estar solos por fin Eduardo y Luz despues de la noticia que recorría toda Picas, era evidente que las cosas acabarían mal.
-Deja de hablar Eduardo.-Dijo su hermana masajeando su mano adolorida. Había golpeado a Eduardo con fuerza.-¿Acaso estas sordo? El maestro fue visto por varios soldados y los guardias del Jack, portando la joya de la reina ¿Sabes que quiere decir eso?
-No lo digas.
Un nudo en su garganta lo ahogaba, no podía ser cierto, su maestro, Matthew ¡No lo creía!
-¿Por qué no quieres escucharlo hermano? ¿Por qué no quieres aceptarlo? -Gruñó Luz con piernas temblorosas por la rabia que sentía.
-Por que yo…a Matthew…
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Entonces sucedió. Una luz cegadora trozó las magias mezcladas atrapando los sentimientos que se parecían entre si.
Kiku fue rechazado por la magia debilitado, todo lo que había visto, aquellos sentimientos…
-¡¡¡Kiku!!! -La voz alarmada de su Jack le parecía distante.- ¡¿Qué estas haciendo?!
-Feliciano…
Lo entendía, comprendió por fin por que Corazones le había mostrado los recuerdos del prisionero; su magia, la esencia misma de su reino, le pedía ayudar a Picas.
-¡Oh no! ¡Guardias! ¡Llamen al rey Ahora! -Gritó desesperado el Jack convocando su magia sanadora para ayudar a Kiku.-Tranquilo, vas a estar bien…solo…solo no te muevas.
-Tengo que…-La voz de Kiku apenas era audible, sus labios rosados estaban pálidos y sus ojos estaban hundidos. Había usado su magia en exceso.-Tengo que hablar con Eduardo.
-¿Eduardo? No, espera, no hables.
-Feli…s-si hablo con el…seguramente…el…lo podrá ayudar.-Feliciano negó sin entender mientras miraba a su marchita reina.-Corazones…quiere que el entregue la joya a su dueño, si logra hacerlo, tal vez…tal…vez…haya una esperanza.


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<< ¿Qué es…? >>
Arthur había sentido algo que lo despertó. O eso creía, ya que todo seguía negro.
¿Seguía dormido? La oscuridad impuesta sobre sus ojos le hizo saber que algo no estaba bien. Trató de moverse y el frio tintineó y pesadez de sus piernas y brazos le hizo acelerar el corazón. Estaba encadenado y sus ojos estaban vendados.
<< ¿Qué ocurre? >> Se preguntó forzándose a recordar lo ultimo que podía <<Se encontraba en el reino de Corazones y entonces…entonces fuimos atacados >>
Arthur tembló de pies a cabeza, su cuerpo y sus sentidos comenzaban a despertarse junto a sus recuerdos. Sus piernas estaban entumecidas por estar sentadas sobre ellas y la boca le sabía mal. Las nauseas llegaron y con ellas las ganas de vomitar.
<<¿Tambien mi boca? >>
Trató de zafar sus manos pero era imposible, cada movimiento que hacía solo le servía para darse cuenta que estaba por completo bajo control. Otro temblor le sacudió y reconoció su desnudez.
<<¿Por qué? ¿Por qué? >>
Se preguntaba aterrorizado, jalaba aire y su cuerpo adolorido se resintió.
<< Calma…piensa, tengo que…>>
-Ah, despertaste.
Arthur se quedó gélido al escuchar una voz calmada que conocía a la perfección, su corazón había subido a su garganta y comenzaba a atragantarse. No podía ser, no él…no…
-Te vez un poco…-Hizo una pausa.-Diferente.-Continuó con tono divertido.-Me sorprendí tanto cuando mi As te trajo hasta mi castillo.-Seguía con voz bonachona.-¡Fue una gran, gran sorpresa! En verdad debo de recompensar a mi As por tan impecable trabajo. Ella…-Susurró.-Sera recompensada por su hermano.
Arthur forcejeó.
-Bueno, antes de eso ¿Podrías hacer algo por mi? Bueno, en realidad, esto que te pediré, sera para tu bienestar.-El peso de los pasos de esa persona acercarse hicieron que Arthur peleara mas para liberarse, pero era inútil.-¿Qué pasa? Te ves nervioso.
Hubo una risita baja y Arthur se forzó a percibir lo que sucedía frente sus ojos vendados. Agudizó su oído y tratando de olvidar el latido de su corazón se enfocó a escuchar, pero no podía el golpeteo, el ritmo de esa tonada…
-¿Es hermoso no? La música del piano es tan tranquilizadora. Me gusta.-Dijo haciendo que Arthur reconociera que lo que escuchaba no era su corazón, si no alguien tocando el piano. Uno lejano, tras paredes que no conocía.-Bien, dejare que lo escuches, si, como dije haces lo que te pido, yo, solo quiero que me muestres tus marcas.
<<¿Marcas?>>
Un crujir cercano a Arthur le advirtió que esa persona solo estaba a unos centímetros de él.
-Vamos, te estoy dando la oportunidad de demostrarme que eres la legitima reina de Picas.
La bella tonada del piano se tornó tranquila, sus notas blancas eran como la nieve que caía, cada nota, era un copo que se derretía en las manos del pianista.
-Si me muestras las marcas reales, te dejare vivir mas tiempo. Si no puedes, bueno…
Arthur no pudo mas que quedarse quieto, muy quieto, atento del peligro, pero no había percibido que, la hoz del rey de Tréboles pedía a gritos su cabeza, tan cerca de su cuello, tan cerca de su piel.
-No sera necesario que te quite la venda.-Sonrió Ivan.
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Notas finales:

Bueno, espero que no resulte molesto que “pase” del presente y luego al pasado de los personajes. Lo hago así, porque trató de explicar un poco mas lo que motiva a mis personajes a hacer lo que hacen ñwñU igual si tienen una sugerencia, comentario o pregunta me gustaría saberlo, sus comentarios son importantes OwO! 
Yyyyyyy…. disculpen que el fic sea lento con el usuk (¡perdón!) pero ya vendrá como algunas otras cosas.
Por ultimo, de nuevo gracias por ser pacientes y apoyarme al leer y votar ¡Saludos! ^3^


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