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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del capitulo:


¡Hola! (De nuevo enredada como repollo en sus cobijas) espero que disfruten otro de mis enredosos capítulos XD ¡Saludos!


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Una exhalación pesada escapa de entre sus labios, su majestad duerme, pero no descansa, aún dormido, hilos rojos se tejen con hebras negras, grises, ocre, tantos colores que juntos forman un tapiz de lo que su pueblo siente ante la noticia de guerra. La piel de Kiku es recorrida por un soplo del exterior, respira hondo y cada bocanada hace que su garganta duela. El miedo raspa sus entrañas y la incertidumbre le acaricia sin ser vista.
La reina de Corazones duerme, cubierta con el tapiz que conforma su pueblo, de los miembros mas pequeños.
Ojos puros, grandes y cristalinos observan a sus padres pálidos a pesar que les aseguran que todo estará bien. Sus manitas se aferran a sus ropas y asienten con timidez. Deben creer en las palabras de mamá y papá. Brazos y caricias los acunan con palabras dulces, nada va a pasar. Pero los días pasan y deben dejar sus hogares, sus juguetes, sus amigos atrás y adentrarse a las ciudades con murallas, altos soldados con brillantes y armaduras los guían. La reina puede verlo, el miedo en sus ojos a pesar que solo sueña, puede notar que aguantan las lagrimas y demuestran fuerza. Esos pequeños…no lloran. Un hilillo fino de odio entra en su corazón ¿Por qué se les arrebata la infancia? ¿Por qué los padres lloran en secreto? ¿Por qué debe ser de esta forma?
Una lagrima es derramada y Kiku la siente como suya, su pueblo llora por su familia, por sus seres queridos, su amor, no basta para mantenerlos unidos…
-Reina…Kiku.
Una gentil mano que ha estado preocupada por la condición de Kiku limpia su frente enperlada con sudor frio.
-Jack.
Feliciano sonríe penosamente cuando su reina por fin abre los ojos.
-No se levante. Aun sigue débil, debe de descansar.
-Estoy bien.-Resopló tratando de digerir sus pesadillas, tratando de ocultar a su Jack las emociones que se han enredado en su pequeño corazón.
-Se que no, pero si te hace feliz, fingiré que así es.
Feliciano tiene los ojos hinchados, mejillas rosadas y sus ropas que usualmente usaría en tiempos de guerra. Kiku imaginó que desde el regreso de Feliciano junto al Rey no había tenido mas opción que usar sus largas togas y estar siempre listo, por si era necesario hacer sus papel.
-Discúlpeme su majestad, solo sera un momento.
Sus ojos caramelo quedaron escondidos tras sus parpados cuando besó la frente de la reina. Un punto cálido surgió y Kiku sintió cosquillas con la magia sanadora de Feliciano.
Entreabriendo los ojos, Kiku notó que los dedos del Jack temblaban, sin poder evitarlo, lo que perturbaba a Feliciano, llegó a él y en consecuencia, las pesadillas de hace poco fueron compartidas con el castaño.
De cierta forma, la magia de Corazones te hace vulnerable a que los demás comprendan lo que desesperadamente tratas de guardar solo para ti. Es una maldición.
Feliciano se retiró agachando la mirada.
-Discúlpeme.-Dijo enseguida.-No es mi intención “leerle”.
-Lo sé.
El silencio se yergue entre los dos unos momentos hasta que Kiku intenta ponerse de pie.
-Kiku, debes de descansar.
-Sabes que no puedo. Mi pueblo me necesita. Debo amortiguar su pena y dolor.
-Pero…
-Jack de Corazones, debo de hacer algo muy importante, necesito que el prisionero tome la joya y lo sepa.
-E-espere ¿A que se refiere? -Feliciano intuyó algo malo.
-Feli, hace poco, antes de desmayarme lo dije, aun queda una esperanza para frenar esta guerra antes de que Picas y Corazon-
-¡El rey de Corazones nos protegerá! -Soltó el Jack de la nada tomando a Kiku de las manos.-El es un rey muy fuerte, no cederá ni un paso ante el enemigo y…
-Masacrara a inocentes.- Feliciano observó a Kiku.-¿Eso es lo que temes, verdad?
El iris de Feliciano se tornó borroso tras lagrimas que trataba de contener. Kiku, débil pero con su mano firme, acarició los cabellos de su Jack.
-No tiene nada de malo ser egoísta Feliciano, se que te preocupa mucho Ludwig, que temes por mi, por todos los que conoces y cada uno que forma el reino de Corazones, no quieres que muera nadie, pero sabes que pasara, en otro lugar, en otra tierra, alguna otra persona sufrirá y eso te acongoja.
-Kiku…
-Eres una persona realmente maravillosa Feliciano y por eso, me alegra que estés a mi lado y al lado de Ludwig. Creo…-Sonrió.-Que por esa misma razón, él te ama.-Feliciano estrechó un poco más las manos de su reina.-Feliciano, necesito tu ayuda…tal vez, con lo que estoy a punto de hacer no detenga de inmediato la guerra, pero, ten fe y…veras que florecerá una nueva esperanza. Necesito que confíes en mi y en la magia de Corazones.
Feliciano frunció su cejo, preocupado, indeciso, pero cedió y acepto hacer todo lo que su reina le pidiera.

Sus pies estaban firmemente plantados mientras que sus piernas parecían doblarse en cualquier momento, su rostro firme y calmado ocultaba bien su debilidad y la fatiga mientras sus doncellas lo preparaban con bellos kimonos bordados, despues, guiado por sus guardias y su As, entró a una habitación de pinturas que el mismo había pincelado y pidió que lo dejaran solo con aquel que le miraba con desdén.
Las paredes parecían extenderse hacia lo largo y ancho cuando el As de Picas ahora prisionero estaba frente a la misma reina de Corazones.
Antes de cerrarse la puerta principal, el Jack, llevando una pequeña caja de madera entró dejando tras las puertas un ansioso As que empuñaba su arma listo para actuar si era necesario.
-No hablare con ustedes, no soy un traidor.-Gruñó el joven As, a quien le habían sido devueltas sus ropas, pero no sus armas.
Kiku sentía como el joven As luchaba para calamar sus nervios. Despues de todo, lo que hacia no era normal.
Feliciano hizo aparecer su báculo y el As se tensó.
-¿Acaso han decidido torturarme personalmente? -Escupió.
Feliciano entrecerró los ojos dedicándole una fria mirada al As. Pero Kiku interrumpió su gesto extendiéndole su mano. Feliciano le miró preocupado unos segundos pero cediendo, le entregó a su reina el anillo.
-Eso es…
-As de Picas.-Comenzó a decir Kiku mirando a Eduardo cuando su Jack posó una rodilla en el suelo y con un beso sobre sus nudillos, convocó su magia.-Creo que tengo algo que pertenece a Picas y como es debido, te lo entregare.
Confundido el As observó como el Jack se debilitaba ante la presencia de su reina ¿Le estaba entregando toda su magia?
-Esto es una trampa.-Siseó Eduardo.
La magia de Feliciano cesó y quedándose de rodillas se aferró a su báculo para no caer, como si no le importara, Kiku avanzó hacia el As que instintivamente se preparó para defenderse de la reina.
-Esto…
La reina de Corazones le tendió la mano al As mostrándole la joya.
-La joya de la reina…
Sus pupilas se agrandaron al ver aquello que creía perdido.
-Esto le pertenece a Picas y es tu deber llevarlo con su dueño.-cantó la reina de Corazones al ver que el As había bajado su guardia.
-Es…mi deber…-Repitió el joven As y tomando la joya de la mano de Kiku. Una luz tornasol le envolvió.
-As de Picas.-Alzó la voz la reina de Corazones ante el quejido de Eduardo.-Te mostrare la verdad, el anillo, te contara como a mi, lo que su viejo portador sintió, lo que vivió.
La luz se extendió engullendo por completo a los dos, Kiku resistió de pie pero Eduardo no pudo hacerlo, las misma sensación que había experimentado en las celdas se multiplicaba en cada rincón de su cuerpo, en sus manos podía sentir la rabia, en su vientre momentos de felicidad, en su garganta la injustas palabras contenidas al ver a alguien llorar.
La joya de la reina, le estaba mostrando lo que su maestro había sentido todo el tiempo que la portó.
Le mostró, lo que sentía por Arthur.

-¡Señor!
-¡Espere!
Sus comandantes en turno trataron de detenerlo, pero ¿Quién podría enfrentar al mismísimo Rey de Corazones cuando se mostraba tan furioso? Sus claros ojos estaba ensombrecidos, su llama de rabia crecía poco a poco y amenazaba en explorar consumiendo al insensato que se atreviera a hacerle frente.
-Espere, Rey de Corazones.
Cuando su pequeña figura decidida y firme se plantó frente a él. Todos los presentes se echaron hacia atrás.
Calculando la situación el rey echo a todos los que le seguían.
-Déjenos.-Ordenó el rey de Corazones y guardias como sus comandantes se marcharon en un parpadeó.
La sonrisa de la luna a punto de desaparecer para convertirse en una luna nueva, los observó desde el ventanal del largo pasillo.
-¿Cómo pudieron hacer algo como esto?-Preguntó sin mostrar ni una facción diferente a que no fuera su disgusto al Jack.
-La reina de Corazones me pidió confiar en ella.-Dijo sin tapujos el Jack.-Y así lo hice.
El rey de Corazones gruñó.
-¡La reina de Corazones esta muriendo!
-…
-¿Saben lo que han hecho? ¿Saben las consecuencias que…?- Ludwig apretó sus puños con tal fuerza que su piel se rasgo.-¡Dejaron escapar a un prisionero! ¡Y no cualquiera! ¿¡Porque Feliciano?! ¿Por qué lo han hecho…?
-¡Lo sé!- Lagrimas gruesas caían sin control del rostro de Feliciano.-¡Lo sé! Yo tambien estoy asustado por la condición de Kiku! ¡Se lo que eh hecho! ¿¡Crees que soy tan estúpido?! -Gritó.-¡Pero debes de confiar en Kiku! ¡Debes hacerlo y ayudar a la reina a recuperarse! ¡Si no lo aceptas, tu magia no surtirá efecto en él! ¡Trate de darle mas de mi magia pero…-El tono de la voz de Feliciano fue apagándose.-El creí que era mejor así, ya que quiere que este a tu lado cuando salgas al campo de batalla, el piensa que, su lugar es reconfortando a su pueblo…
-¡Tonterías! Mi fuerza es suficiente para que tu y kiku…
-¿No luchemos? La reina de Corazones cree que no debes de pelear solo… yo…temó que lo hagas.
La sombra de una nube inoportuna cubrió la luz de la luna y el brillo tenue del pasillo se volvió un naranja enfermo.
-Miedo.-Balbuceó Ludwig.-Es todo lo que eh sentido desde que regrese del frente de batalla. Corazones esta temeroso…
-Lud-…
-Feliciano, no quiero que tu o Kiku sientas miedo, yo…estoy aquí para impedirlo.
Feliciano dio un paso, apoyando su frente contra el pecho de su rey.
-Por favor Feliciano, explícame…¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué la reina de Corazones no me dijo nada? ¿Acaso soy tan poco confiable?
Feliciano negó en silencio. Sin saber exactamente que debía hacer, Ludwig peinó los cabellos de Feliciano tras su oreja. Era el rey de Corazones pero, aun era tan nuevo en el arte de amar. El Jack lo sabía, por eso, acurrucando su mejilla en su mano fuerte y protectora, besó su palma.
-No Ludwig, solo que, si lo hubieras sabido, era obvio que le darías tu magia a la reina para que se recuperara, y ella, solo pensaba que no podías acudir al campo de batalla si le brindabas tu poder, te encontrarías débil. Simplemente debía ser de esa forma ¿Qué no has dicho que, tu nos protegerías? Necesitas toda tu fuerza para ello ¿No?
La luz de la luna entró de nuevo y el rey observó como la piel de su Jack se había manchado con su propia sangre.
La imagen lo choqueó y en arrebato, limpió con sus labios aquellos pequeños rastros de carmín.
-Confiare en ustedes.-susurró el rey.-Pero ahora quiero verle, déjame ver a Kiku y pedirle perdón por no estar ahí para ayudarle.
Feliciano asintió.
-Esta bien Ludwig, ella te entenderá.
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-No tengo mucho tiempo para jugar contigo.
El aroma a piel de sus guantes le tomó de sorpresa cuando tocaron con suavidad su barbilla. La oscuridad presente en sus ojos no le había permitido calmar ni un segundo su acelerado corazón.
Su boca reseca pedía agua y sus muñecas y tobillos adoloridos deseaban librarse de sus ataduras que habían marcado ya su clara piel, no dejaba de temblar y el tiempo siendo prisionero dejó de avanzar.
-¿Sabes? Aquí hay personas que son muy aburridas y no entienden lo que hago, por ejemplo…
Sin aviso, las manos de Arthur fueron jaladas sobre su cabeza, el tirón había echo que las articulaciones de su brazo se dislocaran y ahogando un grito forzó a sus piernas a estirarse lo mas que pidieran para alcanzar el suelo y así conseguir un punto de apoyo, sus movimientos bruscos hicieron chocar las cadenas que le sostenían haciendo su desnudes el menor de sus problemas.
-Lo repetiré ¿Quién eres tu realmente? Eres igual a la reina de Picas, pero eso no debe ser posible.-Sus pasos resonaron a su alrededor, Arthur sabia que lo observaba minuciosamente.-El rey de Picas no dejaría a su “preciosa” reina caer tan fácilmente en manos enemigas en tiempos de guerra.-hubo una pequeña pausa.-El es muy celoso.-Parecía que reía por debajo.-además, el mismo reino de Picas a puesto precio a tu cabeza al igual que al As.
Arthur sacudió sus ataduras al escuchar esto.
-¿Umh? ¿Por fin me dirás lo que quiero escuchar? -El rechinido de sus pasos se volvió a su dirección y con cuidado, la mordaza de su boca fue retirada.-Bien, dime.
Soltó con voz bonachona, era tan propio del rey de Tréboles esconder lo que realmente era.
Dándole un momento, Arthur abrió la boca entumecida, el amargo sabor en su lengua lo hizo babear asqueado y las comisuras de sus labios punzaron al ser liberadas con un ardor molesto.
-¿Qué sucedió con el As?
La temperatura de la habitación descendió con la pregunta de Arthur, el silencio reino e incluso se respiró denso. Aire que Arthur buscó desesperado cuando se sintió privado de el.
-¿Eh? ¿Acaso todo este tiempo me has estado ignorando? -preguntó Iván con tensión en su voz mientras sus dedos estrangulaban el cuello de Arthur.-Te dije que no tenia tiempo.-Señaló y su voz cambió de nuevo a una bonachona pero sus manos no dejaron de apretar su cuello, las cadenas se tensaron y el dolor rasgó su tráquea.-Por eso, si no quieres que el tiempo se detenga para ti, responde mis preguntas ¡Muéstrame quien eres!
Arthur sintió un espasmo en todo el cuerpo cuando notas musicales volvieron a sus oídos, tan dulces y lentas como miel derramándose.
-Bien.
Iván por fin le soltó y Arthur tosió y jadeó dolorosamente. Ya no sabía que era peor, si sus brazos mal colocados o aquella sensación en su garganta. Tal vez por eso, su mente trató de escapar de su tortura, se enfocó en la melodía y pensó en su tonada, en verdad era dulce, pero, se concentró un poco mas y alcanzó a percibirla mejor, comenzaba a tener carácter, ser fuerte.
<<Ah, me recuerda a alguien…>>
Iván convocó su arma real, la oz que deseaba cultivar los gritos de sus enemigos.
-Soy alguien curioso ¿Sabes? Antes de que fuera rey, escuchaba un montón de cuentos y leyendas sobre los reyes de los cuatro reinos, algo que despertó mi curiosidad fueron sus marcas y como se hacen presentes…-Se escuchó un silbido cortando el aire en compañía de la melodía del piano lejano.-Cuando se convoca su magia, cuando la magia del reino elige a sus gobernantes, es cuando se hacen presentes, pero, tambien, existe otra situación en la que lo hacen.-Arthur no veía su sonrisa, no podía notar como sus ojos violeta se clavaban en su pecho.-las marcas se presentan, según las leyendas…-Arthur no podía ver como el filo de la oz reflejó su maltrecho yo, él, solo pensó en aquella melodía del piano y a quien le recordaba.-…Cuando la vida corre peligro.
La oz bajó apresurada con las notas negras del piano mientras que Arthur se sorprendió en recordar a dos hermanos.
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-¿Estas diciendo que no has obtenido nada?
Luz, el segundo As de Picas reprimió una respuesta, Yao no le miraba, el Jack se encontraba enfrascado en asuntos mas importantes como el contrataque de Picas si Tréboles regresaba a sus costas. El aire perfumado de su despacho comenzaba a asquear al joven As.
-¿Umh?
-Lo siento Jack de Picas.-Dijo por fin Luz.
-Bien, no necesito incompetentes como tu, además, no es que esperara algo de ti. Despues de todo fue tu maestro.-Suspiró tomando tinta.
-Señor, le aseguro que…
Un gesto de Yao bastó para que el As callara.
-¿Qué no estas siendo blanda con el? -El Jack, sonreía de forma burlona.-No me interesa tus excusas. Ahora en adelante te prohíbo hablar con el prisionero.
-¡Pero señor!
-Basta. No quiero discutir contigo, no tengo tiempo. Uno de mis guardaespaldas hará el trabajo que necesito y lo hará hablar. El rey de Picas deseara resultados cuando regrese y si no los obtiene ¿A quien crees que castigara?
Luz rechinó los dientes.
-¿Ahora vez que hago esto por tu bien? Márchate y espera nuevas ordenes.
El orgullo del As había sido herido, escabulléndose del castillo tomó su caballo y cabalgó para calmarse. El frio golpeó sus mejillas, su rostro y su cuerpo al ir a toda prisa. El frio le hacia bien. Un vaho escapó de su boca cubierta y sus ojos se posaron en el cercano amanecer.
<< ¿Qué estoy haciendo? >> Se preguntó cuando el trote se volvió mas lento cuesta arriba. El cielo mostraba que las estrellas reinaban en ausencia de una luna, solo su sombra paseaba entre ellas mientras el As contemplaba el firmamento << Debo regresar, esto no es un comportamiento a-…>> la sombra alada de la luna interrumpió sus pensamientos << Eso no es la luna, eso…>>
-¡Harre!
Luz dio unos golpecitos con sus talones al caballo al ver aquella sombra en el cielo. De nuevo cabalgaba deprisa siguiéndolo que creyó ver.
<<Eso es…no es posible >>
El claro y pálido azul se mezcló poco a poco con el amarillo y luego pinceladas de naranja, amanecía y la sombra tomó una forma. La forma de un águila que Luz conocía a la perfección.
<<Quiere que la siga >> Se dijo al ver su vuelo silencioso. Si fuera otro mensaje de su hermano, el águila, hubiera descendido ya. Luz forzó a su caballo y por fin comprendió a donde se dirigían. El bosque.
El relincho y las ramas romperse por su veloz paso cuando se adentraron al bosque parecía ser lo único sonido del bosque, esto incomodo al As haciendo que se detuviera.
-Espera aquí.-Le susurró a su cansado compañero cuando bajo.
<< Esto bien podría ser una trampa ¿Pero quien sabría que ella acudiría si viera el águila? No, eran demasiadas coincidencias… a menos que… los captores que tenían a su hermano lo hubieran doblegado y ahora, le usaban para atraerla >> Luz siguió caminando despacio, atenta a sus alrededores, a cualquier sonido.
<< Si es así, si es una trampa…>> Luz tomó sus pequeñas cuchillas y se preparó para atacar a quien encontrara en su camino << Los matare>>
Escondida como un depredador entre arbustos mojados por el roció frio de un nuevo amanecer, esperó cualquier señal. Sus ojos, su oído, sus sentidos se agudizaron y entonces la sombra del águila descendió posándose en el brazo del hombre que compartía la misma sangre que ella.
-Se que estas aquí. Hermana.-El hombre descubrió su rostro y haciendo que el águila oscura regresara a su piel en forma de un tatuaje agregó.-Luz, somos los únicos en Picas en convocar la bestia que acabas de ver. El guardián de nuestra familia.
Pasaron solo segundos cuando Luz decidió salir de su escondite.
-Escapaste ¿Cómo? - Luz dio dos pasos mas para acercarse pero por alguna razón se detuvo a medio camino ¿Qué era esta sensación? - ¿Qué te ha pasado? -Preguntó sin siquiera pensar en las palabras que habían salido de su boca.
Luz sabía que era su hermano, no había duda, pero ¿Por qué su instinto le advertía sobre él?
-Hermana. Yo…quisiera que me escucharas.-Luz no dijo nada, entonces Eduardo, prosiguió. Necesito tu ayuda. Nosotros hemos cometido un error.
-¿Qué error?
Luz estaba confundida, su cuerpo estaba tenso.
-Luz, hermana, debemos ayudar a nuestro Maestro. -Luz sintió como una corriente de energia corria dentro de su cuerpo.-El no es un traidor como se dice.
-¿Qué te hace pensar eso? -Luz deslizó sus dedos hacia sus armas ocultas.
-¿Piensas atacarme? -Preguntó Eduardo dándose cuenta de las intenciones de Luz.
-Lo siento Eduardo, pero hay algo en ti que esta volviéndome loca. Y además ¿No crees que es sospechoso que estés aquí? Dime ¿Cómo es que escapaste?
-No, Luz, espera por favor, solo…solo escúchame.
-No puedo, no puedo hacerlo hermano. Tal vez…te han lavado el cerebro, tal vez lo que me hace dudar de ti es magia oculta. Nunca fui muy buena con eso ¿Recuerdas?
Eduardo frunció el cejo acompañado de una triste mirada. Luz retrocedió midiendo su distancia.
-Si, lo sé. Tambien recuerdo que, toda practica que tuvimos juntos, siempre fuiste la vencedora.
-Esta bien hermano, no dejare que te lastimen cuando te lleve al castillo, solo tengo que averiguar que todo este “bien” contigo.
Luz respiró hondo.
-No quiero pelear contigo hermana…
Luz sonrió cuando el sol que ascendía iluminó sus rostros similares.
-Eduardo, como As tengo el deber de hacerlo, por el reino, por el rey y la reina.
-La reina…-Eduardo inclinó un poco la cabeza.-Hermana, yo…tambien tengo ese deber. Como As de Picas, hare y daré todo de mi para proteger esta tierra.
Destellos de hierro pulido, forjado en sus armas que les acompañaba, viajaron disparados contra el enemigo. Luz sintió la adrenalina invadirle, tal vez si “rescataba” a su hermano, la tratarían con el merito que deseaba.
Frente a frente, cuando sus armas chocaron rechazándose, bastó un parpadeó para notar que la mirada de Eduardo era diferente, eran las mismas que las pupilas de su maestro. Chisteando furiosa con su visión, Luz atacó olvidando quien era su contrincante.
Frente a ella, ya no se encontraba su hermano, si no aquel traidor que destruyó todo lo que creía. Una decepción, algo patético.
Matthew.
Era un amanecer con salpicaduras carmín. Con aroma a sangre fresca al derramarse.
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Notas finales:

Bien, bien, bien….eh ¿Qué les pareció? Yo insisto en mi temor de hacerlo muy enredoso, espero que no sea así XD
Y ¿Quién creen que saldrá victorioso de los hermanitos? ¿Me odian por hacer sufrir a la reina de Picas? XD ojala no.
Bueno solo espero que lo hayan disfrutado ¡Saludos


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