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La locura del rey de Picas por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Solo diré que cada vez que usa el fandom (de diferentes formas) el “who?” con Canadá me provoca un “no se que, que se yo” en mi XD (soy tan buena aclarando, verdad?) Bueno, espero que desfruten este capitulo y al final…no me odien, (prepara banderas blancas) 


Nota:Se lo se pongo mucho CanxUk en algo que es UsxUk pero sigo diciendo que lo es XD
Nota 2: Los personajes e imagen no me pertenecen, solo la loca historia. 


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No es la primera vez que sus pensamientos roban su sueño. Somnoliento para hacer cualquier otra cosa, pero demasiado despierto para tratar de descansar, Arthur se miente a sí mismo al salir al portal de la cabaña silenciosa, guardiana de un fulgor amarillento por su fuego el cual Gilbert alimenta poco a poco, para hacer una guardia que no es necesaria. Resguardado por su larga capa y capucha, no logra escapar del frio que lo envuelve sin ser visto; su nariz enrojece como sus mejillas y sus orejas y el vaho danza fugaz frente su rostro desapareciendo en un parpadeo.
-Se que mi concejo de intentar descansar no sera tomado en cuenta, pero es mejor que repose.
Arthur respiró el helado aire y una nube usualmente mayor subió cuando Matthew apareció de las entrañas del bosque gris llevando su boca y nariz cubierta. Sus ropas eran mayormente negras, haciendo que sus ojos se tornaran de este mismo color. El ojiverde pensó por un momento que su As había vuelto de las sombras que antes frecuentaba cuando era su guardaespaldas en el castillo.
-Habla un poco conmigo Matt. Tal vez me llegue el sueño.-Dijo Arthur sin saber que decir.-Cuéntame lo que sea.
-¿Cómo un cuento? -Dijo Matt en broma acercándose a su reina.
-En realidad no es tan mala idea. No puedo dormir, Gilbert parece sumido en sus propios pensamientos y Eduardo y tu me ponen nervioso por sus constantes rondas en el perímetro. Sabes que es un dolor de culo no ser de ayuda.-Arthur resopló.- A pesar de nuestros planes y de las cientos de posibilidades que nos planteamos al armar la estrategia a tomar, no puedo evitar preocuparme.
El As parecía comprender a su reina, fue cuando acercándose un poco mas a él y cederle la cubierta de su rostro, esbozó una pequeña sonrisa.
-El único recuerdo que tengo sobre algún cuento es de mi niñez.
-¿De tu niñez? no sueles hablar sobre eso.
-¿Quiere escucharlo?
-Me encantaría.-Dijo Arthur observando las estrellas para concentrarse en la voz de Matthew.
-Hace tiempo una pequeña niña de hermosos cabellos ondulados, se perdió en el bosque de Picas mientras recolectaba hojas de diferentes colores, cuando estas en pleno otoño caían con los soplos del viento, creando lluvias momentáneas de colores dorados, ocres y rojas. Ella solo deseaba tener esos bellos colores para su madre que no se sentía bien, eran un obsequio; pero su deseo solo la llevó por un camino peligroso. Asustada por el anochecer y desconsolada por no saber el camino de regreso a casa, solo pudo llorar. Sus lagrimas rodaron por sus mejillas hasta que el cielo azul se volvió rosa, cansada de llorar pensó que sería mejor idea cantar, así, si alguien la escuchaba iría a averiguar quien era la dueña de la melodía y así podría pedir ayuda…
-¿Cantaras para mi Matthew?
-No soy bueno cantando su majestad.
-Ahh, es una pena. Disculpa por interrumpir ¿Alguien escucho a la niña cantar?
-Si. La melodía de la pequeña, había llamado la atención de un hada de grandes y bellos orbes esmeraldas, de cabello de oro y piel pálida como la leche. Un hada como usted majestad.-Se atrevió a decir Matt haciendo que Arthur carraspeara, Matt ocultó su sonrisa y continuó.-El hada se dio cuenta del miedo de la pequeña, consolándola le ofreció su compañía y su ayuda, pero con una condición, debía pagar un precio.-el As se dio cuenta de como Arthur fruncía el entrecejo.-La niña buscó entre sus ropas pero no tenía nada de valor que ofrecerle al hada y solo teniendo sus hojas de colores y su canto, se los ofreció. Esta, aceptó. Entonces la pequeña pudo encontrar el camino de vuelta a su hogar, pero ahora tenía otro problema ¿Qué le daría a su madre? Pidiendo la ayuda de nuevo al hada, esta aceptó ayudarla si le daba algo a cambio ¿Pero que? Ya le había entregado al hada lo único que tenía, entonces, el hada sugirió algo. Contenta por regresar a su hogar y tener el regalo para su madre, la pequeña se despidió del hada.
-Espera ¿Eso es todo? ¿Qué fue lo que pidió el hada a cambio y que obtuvo la pequeña?
-Bueno, en realidad no estoy seguro. Mi abuela nunca lo dijo claramente.
-¿tu abuela?
-Si. Ella dijo que en una ocasión, mamá salió a buscar “algo” para que ella se sintiera mejor una vez que enfermó. El caso es que, al regresar, mamá trajo ese “algo” a casa contando que un hada del bosque se lo había intercambiado. Es un poco extraño que al recibirlo, mi abuela se curara casi de inmediato.
-eso es…
-Un poco raro. Lo sé. Al no recordarlo, mi abuela creo el cuento para nosotros para ayudarnos a dormir. Recuerdo que a mi padre le desagrado el cuento ya que el creía que esa “hada” en realidad era una bruja. Tal vez lo decía para que tuviéramos cuidado con los desconocidos.-Pensaba Matthew con una sonrisa nostálgica.
-Es una historia misteriosa. Pero, me gustó.
-¿Cree que le ayude a dormir?
Arthur lo pensó.
-Creo que me ha dado otra cosa que pensar.
-Como creí, no soy bueno contando cuentos.-Matthew dio media vuelta.-Veré como esta Gilbert, necesito hacerle unas preguntas.
-Bien. No te preocupes por mi Matt. Estoy bien.
Matt lo miró sobre su hombro.
-Yo siempre me preocupare por usted majestad.
Arthur entrecerró los ojos al ver que su amable sonrisa seguía ahí.
-Matthew…gracias.
Su As asintió una vez y entró a la cabaña.
“mi abuela creo el cuento para nosotros para ayudarnos a dormir”
<<entonces…es un cuento que has escuchado, Alfred>> Pensó Arthur y mariposas revolotearon en su interior. Su aleteó dolió.
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-Vaya cuento. Por alguna razón, me hizo recordar ciertas cosas.
-Solo trató de tranquilizarlo un poco.
Gilbert había estado escuchado a Matthew y Arthur hablar. Gilbird parecía que era él único en dormir esta noche, acurrucado en las ropas del Joker.
-Algo casi imposible ¿No? -Gilbert estiró sus brazos y cruzando las piernas esperó las preguntas del As.- ¿Y bien? ¿Qué es lo que pasa?
-El águila de Eduardo a detectado un movimiento que puede hacer cambiar nuestros planes. Necesitamos saber que sucede y…
-Puedo averiguarlo sin problema ¿Porqué te preocupa?
-Me temo, que si lo que pienso resulta ser cierto y confirmado por ti, tendré que llamar la atención del rey.
-La reina se pondrá en contra en seguida.-Observó el Joker entendiendo de inmediato lo que proponía el As.
-No hay mas opciones. No podemos arriesgar a que ocurra algún imprevisto si usar tu magia con la de la reina a pesar que este portando la joya de la reina, si algo sale mal y estamos aun muy lejos de alcanzar su cuerpo…
-Lo entiendo. Y te debo decir, que me sorprende que lo hayas deducido.
-Me pareció extraño que no alardearas aparecer y desaparecer en la cámara donde se supone que se encuentra su cuerpo a pesar que le eh entregado la joya.
-Era una opción, pero pensándolo bien, mi magia mas la inestable reina, mas la magia de aquel recinto…bueno, no es bueno mezclar esencias mágicas si son tan impredecibles. Hay un 99% de que funcione. No hay sangre, no hay sacrificios, no hay que distraer al rey y listo, alcanzamos su cuerpo cuando estas tres esencias se mezclen, pero ¿Y si no es así? Si uso mi magia y al intentar abrir la cámara algo sale mal?, no, ¡Terriblemente mal! Como la anulación de toda magia? ¿Y si en ese momento el rey aparece? No me arriesgare.
-¿Cuándo fue que te diste cuenta que algo no andaba bien con él?
-Cuando regrese de mi exploración del castillo. Creí, que con el anillo todo seria mas sencillo, pero.-Gilbert peinó sus cabellos.-Algo no marcha bien, creo que…Peter, el otro Joker hizo algo con la reina. Ahora ella, sin saberlo, lucha consigo misma. Una parte de ella, la que vemos, esta haciendo todo lo posible para conseguir la meta. Pero al mismo tiempo, una pequeña parte de su conciencia, se esta saboteando desde su interior, no lo sé, en su subconsciente…
-Lucha para no matar al rey.
-Eso creo.
Gilbert escudriñó el rostro del As.
-Joker, necesito que hagas algo…
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Solo faltaban algunas horas para el amanecer y obligándose a descansar un poco, Arthur se acurrucó cerca del fuego. Eduardo había regresado y hablaba con Matthew. Todo pasaba horriblemente lento ante los ojos de la reina y sus nervios se crispaban cada segundo un poco más.
Al caer el atardecer, los cuatro comenzarían su plan, al anochecer, se escurrirían al castillo, al amanecer…
<<Alfred>>
Con el nombre del rey en su mente, un sueño fugaz se hizo presente. Arthur estaba en la biblioteca mas grande y vieja del palacio. Un mar de paredes repletó de todo tipo de libros, de hojas secas y amarillentas, con un perfume único de conocimiento, con un grosor que los mas delgados envidiaban le rodeaba. Él buscaba uno en especial. Uno con cuentos donde la magia fuera de lo mas común, donde dragones y duendes te saludaran en el día. Él buscaba uno para…¿Para quién? No lo recordaba muy bien, pero si sabia que debia encontrarlo para ayudarlo a dormir. Pero quería que fuera una sorpresa. Por eso no pidió ayuda al Jack o alguno de sus sirvientes sin importar que fuera pequeño. Él podía solo. Despues de buscar y buscar, por fin encontró uno, solo debía estirar su brazo lo mas que pudiera y lo alcanzaría…solo un poco mas y lo tendría, pero cuando las yemas de sus dedos lo rosaron y luego tiraron obtuvo mas de lo que necesitaba. Mas de un libro comenzaron a caer de la repisa y abriéndose en paginas desconocidas, chocaron contra un brazo protector y luego al suelo. Con el corazón acelerado por el susto, Arthur buscó agradecerle a quien le había ayudado en aquel vergonzoso accidente. Pero solo podía ver su silueta, una sonrisa.
<< ¿Quién…? >>
-¿Eres?
Habló Arthur despertando.
-Buen día bella durmiente.-Canturreó Gilbert.-Estaba a punto de despertarte, ya casi es hora.-Dijo señalando la ventana rota.-Es hora de prepararse.
¿Tanto había dormido?
-¿Y que soñabas? -Preguntó el Joker acariciando a Gilbird.-¿Era un sueño agradable?
Arthur miró a su alrededor y se levantó cuando alcanzó escuchar la voz de su As y Eduardo afuera.
-No lo sé. No lo recuerdo bien.
-Bueno, no importa. Llamare a ese par.
La reina asintió y escuchando al Joker, se llevó su mano al pecho. El dolor dentro de si, insistía en estar presente.

El crujir de las ramitas y hojas secas del bosque bajo los pasos de la reina, acompañaban a su nervioso pero decidido corazón. Solitario, Arthur era acompañado con los colores del invierno y los sonidos de un quieto bosque. En marcha miraba hacia al frente, Gilbird hacia de guía metros mas adelante, sin cantar o aletear demasiado fuerte, era como si fuera consiente de lo que sucedía.
Sintiendo su cuerpo un poco pesado despues de caminar horas, Arthur no desistió ante el deseo de descansar un par de minutos, tomaba de vez en vez tragos cortos de agua y buscaba en su pequeño saco los últimos frutos secos que le quedaban. Hasta que los arboles de conífera doblaron su tamaño y luego lo trapicaron. Reconociendo el bosque donde estaba se detuvo en un claro cuando Gilbird por fin le dio una oportunidad de descansar al posarse en una de las ramas altas del “bosque de los gigantes”
<< se ve tan gris y frio>> Pensó Arthur estirando el cuello para ver como las puntas de los pinos rascaban los cielos claros y pálidos.
-Aah.
Recargándose en el tronco de uno de estos gigantes ocres y verduscos aspiró la humedad del aire. Todo iba de acuerdo a lo planeado. La ruta que habían elegido para acercarse al palacio estaba vacía, pero ahora en adelante entrarían a una área que seguro tenía soldados escondidos entre los pliegues gruesos de los troncos tales como este.
-Su majestad.
Apareció Matthew de la nada y la reina tubo que reprimir su sorpresa.
-Lo siento, no quería asustarlo.-Agregó el As cuando se dio cuenta de lo que había hecho.
-N-no te disculpes, sabes que tengo los nervios de punta.-Suspiró avergonzado por actuar de manera tan lamentable.- Olvídalo ¿Hay alguna noticia?
-El águila compañera de Eduardo como la magia de el Joker, nos esta dando una verdadera ventaja. Esquivamos sin ningún problema a los hombres del rey y avanzamos como planeamos.
-Si no fuera por ellos, acercarnos al castillo hubiera resultado en una catástrofe ¿No?
-Es posible que ya nos hubieran detectado.-Admitió Matthew con pesar.
Arthur intentó animar a Matt pero el canto de Gilbird los distrajo.
-Es hora de la segunda fase.-Anunció Matthew localizando a Gilbird.-Eduardo y el Joker estarán aquí en un momento y luego nos agruparemos para seguir avanzando, esta vez, el paso sera mas veloz.
-Puedo con eso.-Contestó Arthur con un mohín molesto.
-Arthur…
El ojiverde clavó la mirada en su As. Siempre que lo llamaba por su nombre era por una razón muy especial y eso le ponía la carne de gallina en estos momentos.
-Si dices algo como “No importa lo que suceda conmigo” te golpeare con todas mis fuerzas.-advirtió la reina.-No quiero escuchar algo como eso en estos momentos.-Matthew fruncía el cejo.-Solo…Matthew…tu siempre estuviste ayudándome, siempre tuve tu apoyo aunque mis ojos no pudieran verte como ahora. Hiciste cosas tal vez desagradables y terribles por mi porque era tu deber, porque tenía que ser de esa forma aunque ninguno de los dos lo deseaba. Se que no es la culpa de ninguno, pero aun así quiero disculparme por hacer que tu amable sonrisa se esfumara.-Arthur se acercó a Matthew y tomó sus cienes.-Soy terrible Matthew, no por lo que te eh orillado hacer por mi, si no, porque me alegró tanto que estés en este momento conmigo. Si no fuera por ti, yo…
<< Si no fuera por él >> atrapado en su mirada Arthur comparó de nuevo como el rostro lastimado de Matthew era tan parecido al de Alfred, sus pómulos, su frente, el cabello del color de los campos de trigo, sus labios, su boca <<Si no fuera por el color de su iris…>>
-Si no fuera, por…-Las palabras se volvieron innecesarias Matthew no se movía, era complaciente, siempre lo sería si Arthur lo deseaba.-cierra los ojos…
El susurró de la reina tan cerca del rostro del As congeló el bosque, el tiempo, al mismo Matthew que ciegamente obedeció.
<< Si su iris fuera azul como Picas, ahora mismo podría besar a mi querido rey >> Pensó Arthur al tensar a su limite la relación del hilo rojo del destino que se trenzaba entre As y Reina de Picas. El sopló del viento invernal, hizo mecer las ramas de los gigantes grises, su rechinido y el crujir de las hojas en el suelo, crearon una tonada triste que hizo recordar a la reina a un hombre fuerte que sonreía solo para ella, un hombre que le había confesado su amor. El dolor que se había anidado en su pecho echó raíces y la magia del primer joker sofocó aquella confesión. Como en su sueño, ya no podía verle, solo su bella sonrisa era visible << ¿Quién era? >>
Despertando de un sueño, una pesadilla momentánea donde la magia de Picas comenzaba a luchar con la esencia del Joker implantado en la reina, Arthur acarició con curiosidad los labios de Matthew haciendo que este abriera de nuevo los ojos. Matthew se topó con ojos opacos.
-¿Quién…eres?
Ninguna tortura, ninguna herida, nada, había sido mas doloroso para el As que observar el vacío en el rostro de Arthur al momento de preguntarle quien era.
-¿Arthur?
La desesperación de Matthew hizo que sus manos apretaran los brazos de la reina con fuerza, pero incluso el dolor que estaba sintiendo la reina no le hacia responder. Su mirada, su rostro, seguía siendo como el de una muñeca vacía.
-¡Arthur! ¡Responde!
-Detente.
-¿Joker?
Con su confusión Matthew le miró lastimado.
-Espera un segundo. No te preocupes As.-Decía Gilbert con toda la calma posible.-La reina de Picas solo se “perdió” por toda la carga mágica que la engulle. Te lo dije. La magia es impredecible y ahora somos testigos de eso. Arthur debe de recuperar su cuerpo…o si no…
-¿Y quieres que no me preocupe? -Pregunto Matt dándole la espalda de nuevo y estrechando a Arthur en sus brazos.
-Ma-maestro…
Eduardo había aparecido tras el Joker, confundido con lo que veía.
-As de Picas.
-¡No!-Gritó Matt con fuerza, acallando al Joker.-Ya no hay tiempo para hacerlo de esta forma, debes de ayudarme Joker, debes llevar a la reina hasta su cuerpo de una vez. Si no lo hacemos, la reina morirá y Picas con ella.
-Si hago eso.-Gilbert tanteó las posibilidades. ¿Cuánto tiempo quedaba? -Puede que no resulte.
-El tiempo no esta de nuestro lado Joker. Debes llevarte a la reina y regresarle su cuerpo.
- La reina te odiara.-Dijo de pronto Eduardo.-Si se entera que has ido a enfrentarte al rey mientras ella estaba inconsciente…
-Lo sé Eduardo. Pero tu que has visto lo que la joya puede mostrar, entiendes porque lo hago.
Eduardo desvíos una mirada furiosa.
-Si, lo entiendo maestro.-Dijo cerrando con fuerza sus puños, sintiendo que era injusto que a estas alturas el tiempo se burlara de ellos.
-Joker, por favor. Has lo que te eh pedido.
Gilbert cruzó su mirada firme con la del As. Sus planes se iban por la borda y no podía hacer otra cosa mas que ceder a lo que era necesario hacer, sin importar las consecuencias.
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Sus respiraciones eran apresuradas, sus movimientos los mas precisos entre las sombras. El tiempo ya no estaba de su lado ¿Pero cuando lo había estado? No, de su lado, solo podían contar consigo mismos, con nadie mas. Ni siquiera en sus aliados que peleaban otra batalla, sobre otra tierra, no importaba que sus ideales fueran terminar la guerra, regresar a la época de paz. Ahora, en este momento, solo importaba que iba a suceder a continuación, ya no importaban las vidas que se habían apagado, no importaba las heridas y su sangre que habían derramado. Ya no importaba mas.
No, el tiempo no estaba de su lado.
Rodeados de hombres y altas coníferas, las sombras por desgracia no fueron suficientes para ocultarles.
-Maldición.-Gruñó Matthew preparándose para pelear hasta el final.-No te separes de mi.-Gritó cuando las primeras gotas de sangre de algún incauto soldado alimentaron el suelo.-Estábamos tan cerca.-Masculló.
Tres soldados mas cayeron con una estela carmesí antes de que Matthew y aquel encapuchado que le acompañaba fueran acorralados.
-Me sorprende que hayan llegado tan lejos.-Habló el Jack de Picas cuando sus hombres le abrieron el paso.-Pero creo que fue una tremenda estupidez acercarse de nuevo al castillo. Traidor.-Escupió al suelo.-Ahora ya no habrá misericordia.
-¿Misericordia? -Matthew enterró los pies en la tierra húmeda.-No sabía que un monstruo como tu conociera esa palabra.
Ensanchando una sonrisita el Jack le dedicó una mirada asesina al traidor.
-Si dependiera de mi, seria una muerte rápida y misericordiosa…-Siseó y haciéndose a un lado con una reverencia pronunciada apareció.
Matthew pudo sentir de inmediato como la noche lo aplastaba junto su presencia, la tierra se había sacudido cuando por fin, el rey de Picas lo miraba con todo su desprecio a los ojos.
Intentando ocultarle, Matthew se colocó justo enfrente protegiendo alguien que sabia no debía de estar ahí.
-Debes salir de aquí en cuento tengas la oportunidad.-Susurró el As.-No lo pienses…¿Has entendido? -Matthew observó con el rabillo del ojo una negativa.
La muralla de soldados y los estandartes con el escudo de picas eran tan insignificantes a comparación de la sola presencia que reclamó su atención de aquel hombre que había arrasado con tantos con su fuerza.
-Por la reina de Picas, por Picas. Lo hare.-Soltó el As desafiándole.
-¿La reina? Dices…-Se mofó Yao molesto por la insolencia del traidor.
El rey simplemente se limitaba a observarle.
Dando un par de pasos al frente, la persona que Matthew deseaba no estuviera ahí. Dejo ver a todos su rostro.
-Si. La reina de Picas.
Dijo al tiempo que la capucha caía revelando su apariencia.
Un estallido de murmullos se alzaron. Los hombres del rey tuvieron que retroceder cuando la reina de Picas se reveló ante ellos.
Empuñando sus espadas, los dos que eran marcados y llamados traidores, encararon al rey tirano haciendo que su locura aflorara frente a todos. Una sonrisa apareció y fue agrandándose poco a poco hasta que se trasformó en una distorsionada mueca peligrosa. La sonrisa de un verdadero loco.
-Yao.
Matthew abrió sus ojos como platos cuando de sus labios el rey habló por fin y con una larga zancada un fulgor azul le dio la bienvenida a su larga y ancha espada.
-captura a los otros…
Hielo se fundió en las entrañas del As. El rey lo sabía. Sabia que ellos dos eran solo una carnada.
-Yo me encargare de ellos. No dejare que ese impostor use el rostro de Arthur. No permitiré de nuevo que ese traidor se interponga.
-Si su majestad.-Dijo Yao ordenando a los soldados retirarse.
Matthew echo un paso atrás y un fulgor marino comenzó a envolverle.
-Lo siento Eduardo. Pensé que podrías escapar si…
Plantándose a lado de su maestro, su verdadero rostro apareció.
-Maestro, luchare a su lado hasta el final.
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Un largo suspiro hizo ver a todos que Arthur comenzaba despertar.
Cargándole en brazos Matthew, besó su frente.
-Es hora de separarnos.
Eduardo levantó la vista y aspiró hondo, un silbido silencioso le siguió y su fiel compañera apareció.
-Para ella.-le susurró acariciándole las plumas. El águila ladeó la cabeza y picoteando suavemente la mano de Eduardo levantó vuelo.- Adiós amigo mío.
Era un momento que el tiempo les había apresurado a entregar, uno donde el ocaso congelado les regalaba con trazos de luz dorada.
-Cuídalo.-dijo Matthew entregándole a su reina durmiente al Joker.-Los reinos dependen de lo que esta a punto de suceder.
Gilbird voló sobre sus cabezas y ocultándose con el sol entre las ropas del Joker se perdió de vista.
-Le entregare su cuerpo, pase lo que pase.-Aseguró Gilbert.
Pequeñas motas de luz plata comenzaron a rodear el cuerpo del Joker y la reina, hadas y trozos de luna se llevaban su existencia con su luz.
-Suerte.-Se despidió Gilbert.
Matthew asintió y retrocediendo la reina abrió los ojos.
-¿Qué esta..?
Tras una sabana brillante Arthur percibió una hermosa y ultima sonrisa de su fiel As.
-¡Matthew!
Gritó. Era demasiado tarde.
-¡No! ¡Espera! ,Matthew!
-Tal vez nos volvamos a ver en otra vida, mi querida reina.
Cuando sus ultimas palabras resonaron en sus oídos, el bosque entero cambio. En un parpadeo solo la inmensidad de una puerta se alzaba delante de él.

Gilbert lo soltó y la reina pudo estar en pie.
-Lo siento, no hay tiempo reina de Picas.
-Tiempo.-Repitió Arthur ausente.
Gilbert pensó en decir algo mas pero entes de tocar el hombro de la reina se detuvo.
-Abriré la puerta…-Anunció cuando un única lagrima silenciosa rodó por la mejilla de Arthur.
-Hazlo.
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-¿Quién eres?
Preguntó la pequeña reina cuando el iris de sus ojos le contempló, motas de polvo y el perfume de los libros se mezcló con su cuerpo protector.
-Yo...l-lo siento. Mi nombre…e-es…
La pequeña reina lo sabia, por eso le sonrió.
-Matthew.
La memoria de un encuentro, el hilo rojo del destino que se entrelazó, desde ese día, un vinculo nació.
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b28;b28;b28;

Notas finales:

(con bandera blanca en mano) y que les pareció? Espero que no muy enredado, aquí quería escribir un montón de ideas que tenia, pero me parecía mejor sencillo (entre menos mejor (¿)) en fin, espero saber que les pareció en sus comentarios.
Saludos! ^3^ 


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