La llave.
Cuando era pequeño le habían dicho que en alguna parte del mundo se encontraba quien podría abrir el candado de su corazón con una llave especial. Esa persona seria única e irremplazable y le haría tan feliz como nunca jamás había sido. Eiri había puesto mucha atención en no perderse palabra de eso y muchas noches paso dándole vuelta a lo mismo.
Incluso después de algunos años seguía esperando a esa persona que entraría para siempre en su vida.
Así entonces decidió probar con algunas personas para saber si poseían la llave que abriría la cerradura de su corazón. Pero no era tan fácil como él pensaba. Muchas de las personas que le prometieron sacarle de su encierro solo se acercaron para aprovecharse de alguno de sus recursos financieros o físicos.
Y eso dolía.
Pero no era un dolor de esos físicos que pasaban con descanso, sino más bien uno que perforaba su corazón lentamente.
Eiri dejo que esas personas se acercaran muchas veces, buscando su llave, hasta que el dolor le hizo ocultar sus sentimientos tras una mascara fría que alejaba de si a todos aquellos que le rodeaban.. Aun a los que le querían de verdad.
Eiri aunque escribía historias de amor fue olvidándose poco a poco de que aun no llegaba esa persona que abriría el candado con esa llave especial. Fue haciéndose cada vez más solitario y encerrándose hasta que ya nadie pudo intentar abrir el candado.
Bueno... casi nadie
Un día una llave trato de encajarse en la cerradura que era su corazón y pudo abrirla. Pero Eiri había olvidado lo de abrir su corazón y los sentimiento de los que le habían contado cuando era niño y que sentiría cuando la persona indicada estuviera frente suyo.
Por el miedo a las sensaciones trato a Shuichi de la forma mas fría que podía. Pero no contaba con que el chico seria incluso más persistente en quedarse que ninguna otra persona. No fue lo suficientemente rápido para evitar que ese torbellino pelirosa azotara sus razonamientos y murallas frente a su corazón. Pero aun así trato de alejarlo, porque los sentimientos que hacia aparecer esa persona aunque dulces, eran también dolorosos y traían aun más problemas y lágrimas que las llaves falsas
Ojala nadie hubiese encontrado nunca la llave de su corazón...
-Yuki! Llevas una hora ahí... te extraño.. ven conmigo un ratito si?
Eiri sonrió dejando sus lentes sobre el escritorio, apagando después la laptop
Ojala nadie hubiese encontrado nunca la llave de su corazón... nadie a excepción de Shuichi
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