Blood, Sweat & Tears por mooniemouse27

Y con aquel beso el contrato se había sellado.

• Uno de mis ojos?

Pregunté extrañado y asustado a la vez, observe la calma que reflejaba aquel bello rostro frente a mi. Un ángel o un demonio? Siempre me pregunte el origen de aquel chico misterioso que siempre acudía a la universidad. Era tan bello y no podía evitar las miradas a su alrededor y tampoco mi atención. Cuando el se acerco a mi lo supe, era un demonio. La sonrisa que me había brindado en mi momento más desesperante me lo había indicado.

Aún no se como termine aceptando, aun no se que fue lo que me impulsó y mucho menos comprendo cómo estaba haciendo lo que el me pedía sin importarme nada más.

Salí del trance cuando le escuche un leve gemido, uno que me había erizado la piel.

Observe horrorizado como la cuenca de su ojo izquierdo se encontraba vacía, de ella brotaba sangre oscura y espesa. Me paralice y no pude reaccionar cuando se acercó a mí, imitando la misma acción. El dolor fue corto pero intenso y me asuste, realmente tuve miedo pero al regresar a la realidad, olvidando el dolor pude darme cuenta que podia ver, normal?. Aún tenía ambos ojos? Me frote el izquierdo para eliminar la leve bruma que me confundia. Al levantar la vista observe al ser frente a mi. Tenía la mirada completa pero diferente, uno de sus ojos era azul, ese azul profundo que lo había obsesionado desde el primer momento. El otro de un café profundo sin llegar a ser negro, reconocí mi color. Aquel era mío. Aun con rastros de sangre alrededor, me pareció la imagen más excitante y sensual. Estaba volviendome loco? Quizá.

Busque el espejo de mi habitación y pude ver mi rostro. La misma combinación en un diferente lienzo.

Vi su sonrisa a través del espejo, mi corazon latio fuerte. Lo había hecho. Ahora solo quedaba esperar para levantar el vuelo.

…….

Días pasaban y mi suerte era cada vez mejor, mis calificaciones seguían subiendo y la facilidad que tenía para entender cualquier asignatura también. De un dia para otro ya era popular y mis padres ya me ponían la atención que de niño siempre quise. Halagando, presumiendo a sus amistades, acompañandote a la hora de las comidas. Abrazos y besos de parte de mi madre. Felicitaciones y apretones de hombro de mi padre. Ninguno había advertido el cambio físico o moral en mi.  Mi vida ahora era perfecta. O lo sería si tan solo lo tuviera a él a mi lado.

Era un demonio, un ser que se clasificaba como cruel y repugnante, pero él no lo era. No para mi. La perfección de su rostro y su cuerpo me lo aseguraban, ángel caído era un mejor término para el. Mi angel guardian, mi demonio de la suerte.

Aquella mañana; un mes después del contrato, lo vi en una cafetería. Estaba sentado frente a alguien más, un joven de cabellos naranjas y un ojo café y el otro azul? Deje lo que hacía y a mi compañia y me encamine a su mesa.

Lo encare y pude ver que en su rostro se mostraba dos colores diferentes de café, el mío y el de alguien más. El me sonrío e intento ignorarlo pero no iba a dejarle.

Le tomé del brazo y sin dar ninguna explicación y sin comprender lo saque del lugar. Alejándonos lo más que podía, arrinconandolo en un callejón. La cordura llegó a mi cuando lo escuche reír. Cuando su rostro estaba a centímetros del mío y pude ver la diferencia en su rostro con aquellos colores. Pero sigue siendo bello, todo en él lo era.

• Y? Querias hablar?

• Tus ojos… ahora son…

El silencio se hizo por unos segundos y la sonrisa se ensanchó más. La sonrisa cuadrada que lo hacía ver tan inocente y puro. La picardía de un niño se reflejaba en sus gestos. Todo era actuación porque él era el mal encarnado.

• Mis ojos son mis contratos, solo puedo hacer dos a la vez y ya tengo la cuota cumplida. Solo debo esperar para cobrar.

Lo último lo había susurrado a mi oido, poniéndome la piel de gallina. Excitandome lentamente.

• Y el es tu nuevo juguete? Por que sigues aun con el? Por qué a mi me abandonaste al dia siguiente?

En mi voz se podía escuchar el reproche. El enojo y la frustración que había llevado conmigo durante este tiempo.

• Estas celoso.

Lo afirmó, no era una pregunta. Mis labios temblaban y mis manos se cerraron en puños. Quería golpearlo.

• Cada quien desea lo que quiere. El me deseo a mi. Hasta su último aliento, tan tierno. Tu fuiste mas egoista, por eso me pareces mas delicioso. Los pecadores e hipócritas suelen ser de mejor paga.

Sin darme cuenta el volteo la situación y ahora era yo el que se encontraba arrinconado. Su expresión cambió a una de furia, su sonrisa se fue y fue sustituida por una mueca de desagrado.

• Tienes lo que pediste, ahora déjame hacer mi trabajo. Estaré contigo cuando deba hacerlo.