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Desviado. por Momino

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Notas del capitulo:

Hola, muy buenos días/tardes/noches. Nuevamente, les pido una disculpa por no haber actualizado ayer, por ese motivo, el día de actualización se cambiará al domingo, ya que por cuestiones personales y de disponibilidad mis sábados se volvieron más ocupados. Sin más agradezco a las dos personitas hermosas que me regalaron un RR que como cada capítulo, va especialmente dedicado con mucho cariño:

Tabata Midory

sukisasunaru50 

Sin más los dejo leer.

Capítulo 4.

 

                Los ojos ónix miraban a un punto fijo de la baldosa como si esta pudiera reconfortarle con respuestas y soluciones. Lamentaba realmente la situación de su nuevo amigo. Aún no cabía en la mente que el gobierno haya tratado siempre de mantenerlos ocultos; se preguntó cuántos  habrían como él escondidos en lo más recóndito del bosque.

                Naruto carraspeó llamándole su atención. Al ser observado por esos pozos negros no pudo evitar un sonrojo de vergüenza. Cerró los párpados y separó un poco los labios.

-¿Ya soy libre?

                Sasuke meditó observando todas sus facciones, deteniéndose con curiosidad en las orejas peludas que el bermejo poseía. Sin pensarlo, ni medir sus acciones, se dejó llevar por un impulso de tentación, estirando el brazo hacia ellas, las cuales automáticamente se escondieron sensibles por detrás de la rubia cabellera.

-Lo siento-alejó la mano tan rápido como le nació esa ímpetu, totalmente fuera de su carácterística personalidad.

                El rubio volvió a enderezar las aurículas melenudas, un poco abochornado. No podía ni siquiera acostumbrarse a la presencia del pelinegro y este ya osaba tocarle una de las partes más sensitivas de su cuerpo.

                Levantó los párpados al sentir como el colchón del lecho se inflaba de nuevo, reponiendo su forma original cuando el cuerpo del mayor se enajenaba de él. Lo vio rodearlo. Removió los hombros cuando sintió una libertar en la piel y estiró las muñecas al ver la marca que le había producido el amarre.

-Eres libre.

                Las palabras del Uchiha entraron por sus  oídos y se hospedaron ahí. Como un resorte se levantó estirando su cuerpo como felino. Sentía los músculos tensos, estar limitado de movimientos le había caído de achaque.

-¡Qué bien se siente!-ronroneó, no pudo evitar sonreír de tanta alegría.

                El de ojos rasgados lo observaba taciturno, le seguía atento los movimientos; podía notar la peluda cola retorciéndose entre sus pantalones con una ansiedad palpable. De nueva cuenta sintió una culpa irreconocible, era inhumano mantenerlos siempre enterrados bajo el pueblo y el gobierno.

-¿No te incomoda?

                El rubio lo miró después de tanto tiempo y ladeó la cabeza.

-No sé de qué me estás hablando-se encogió de hombros mientras  se sobaba las muñecas.

                Sasuke no dijo nada, sin embargo con el dedo índice señaló el trasero del rubio. Naruto caminó con los ojos el brazo del pelinegro para terminar en el rabo afanoso dentro de sus pantaloncillos estropeados.

-Ha pasado tanto tiempo que ya hasta me acostumbré-mintió, sus labios realizaron una especie de puchero agachando las orejas.

                El Uchiha suspiró después de caminar hacia las prendas en el suelo y buscó entre ellas las indicadas para el áureo; una vez que los sostuvo, la estiró hacia él.

                Naruto enarcó una de las doradas cejas.

-Póntelo-ordenó-, te sirven más a ti que a mí, supongo.

                Observó la ropa. ¿Por qué de pronto tanta amabilidad? Los tomó dudoso; no confiaba aún en el humano, no después de que sabía más de lo que debía sobre su vida.

                Los pasos lentos de ojinegro lo hicieron voltear. Se dirigía a la puerta. Lo advirtió tomar la manilla de esta.

-¡Espera!-Sasuke lo observó por encima del hombro-¿Es todo? ¿Me vas a dejar ir sin más?

                Unió las cejas, mientras lo observaba por el rabillo del ojo.

-Creí que querías ser libre.

                Naruto titubeó.

-Pues, no sé… soy un ladrón, fenómeno, me regalas tus pantalones y me dejas libre de la nada-declaró-, ¿por qué tanta amabilidad?-Sasuke frunció más el ceño como si eso le fuera posible, se dio la vuelta y lo encaró.

-¿Fenómeno?-repitió claramente irritado-¿Así te consideras?

-Bueno… por algo no soy aceptado en la aldea-pausó-, ¡no los culpo!

-Tsk… lo único que yo puedo ver es que eres realmente un idiota.

                Los zafiros se dilataron por tan repentino cambio de ambiente.

-¡El idiota eres tú, además eres un bipolar!-caminó hacia él-¿Por qué de la nada eres amable conmigo y luego un patán?-apretó los dientes.

                Sasuke calló. No sabía qué decir. Ni él podía entender sus emociones. Todo ha pasado tan rápido. De lo que estaba seguro era que ese Desviado le causaba un torbellino en la cabeza y en el estómago. Su vida no había sido tan interesante como lo estaba haciendo ahora. Siempre había sido tan tranquila, tan monótona. Desde pequeño constantemente obtenía lo que quería y las personas no refutaban. Pero Naruto le cayó tan inoportunamente que su descubrimiento le dio un giro de 360°, no solo con respecto a su vida, sino también con respecto a la de todos los aldeanos, cuestionándose la verdadera legislatura del pueblo.

                Tantas verdades salieron a la luz de la noche a la mañana, como si una bofetada alguien le hiciera ver la veracidad de un gran problema. Naruto no era alguien que observabas en tu camino y pudieras olvidar con facilidad. Además de los evidentes detalles físicos, poseía un carácter que iluminaba cada pasillo oscuro con su dinamismo.

                Solo le había llevado una tarde para darse cuenta que ese individuo le había producido un sinnúmero de emociones; provocando más ruido de lo que normalmente se escuchaba en las paredes de su hogar.

                Parpadeó dos veces con sorpresa disimulada cuando la palma morena del bermejo se sacudió de un lado a otro muy cerca de su rostro.

-¿Hola? Te has quedado muy silencioso-un escalofrío le recorrió por los trigueños hombros.

                Sasuke pensó que su hermano no lo reconocería después de lo que estaba a punto de hacer.

-Te puedes quedar aquí.-para Naruto le sonaba más a una orden que a una sugerencia.

                Dio dos pasos atrás observándolo con extrañeza y desconfianza.

-¿Yo por qué querría quedarme en este lugar?-puso los brazos en jarra aún con las prendas en la mano.

                El mayor medito como era costumbre antes de dejar escapar las palabras.

-Te conviene-aclaró-, tendrás comida, vivienda y vestuario. Tú decides.-se encogió ligeramente de hombros.

                Naruto entrecerró los azules luceros.

-¿A cambio de qué?

-Nada.-respondió tan rápido y seguro que el rubio dejó caer los brazos, estupefacto.

-¿Nada?-repitió inseguro -No te entiendo…-se llevó las  manos a la cabeza y se rascó las orejas con una clara intranquilidad.

                Sasuke se acercó a la puerta y tomó el pomo.

-No tienes que entender nada. Solo cuestionarte qué es lo mejor para ti.-salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Lo dejaría a solas para que reflexionara si no es que antes abría la puerta/ventana y huía de nuevo más allá de los linderos.

                El áureo se encontraba absorto. Tenía tantas cosas en la mente que le costaba enfocarse en una: primero la extrema curiosidad del mayor, luego la extraña amabilidad, los efímeros malhumores, para después transformarse en rara gentileza.

                “Te conviene, tendrás comida, vivienda y vestuario.”

                Sí, le conviene y demasiado. ¿Pero qué haría con un desconocido? No sabía si tenía tendencias psicópatas; ¿qué tal si cuando estuviera durmiendo él lo amordazaba de nuevo? O peor aún lo llevaba con la policía. Sacudió la cabeza. Si realmente Sasuke hubiera querido eso no lo hubiera dejado libre o ya les hubiera hablado a los que dicen prometer seguridad.

                Parecía tentador, sin embargo, necesitaba respuestas. Nadie en su sano juicio dejaría que un ajeno conviviera en su hogar. Nadie, menos Sasuke. Se golpeó la cabeza tratando de comprender. Estaba tan confundido, necesitaba todas esas necesidades básicas. No le caería nada mal al menos dormir por primera vez en un lugar cálido. Las noches frías en el bosque le estaba costando un poco de su salud en las mañanas. Se había acostumbrado él, pero su cuerpo siendo parte del 80% humano, no.

                Suspiró. Se rascó la nuca, airado. Ya lo había decidido, al menos por este momento.

                Se desabrochó los pantalones dejando la ropa interior a la vista. Dejó escapar aire por la boca con suma dicha cuando sitió la brisa del aire tomada de la mano con la ansiada libertad. La esponjosa cola ondeaba en el ambiente feliz e inquieta. Si se quedaba en ese lugar, no tendría que esconderla más, ni a ella ni a sus erguidas orejas. Eso era un buen punto a favor del azabache.

                Pero ya había tomado la decisión. Con el filo de sus garras agujereó al tanteo la parte trasera de la ropa procurando que sea de un tamaño adecuado para que pudiera emerger de ella su melenuda cola. Se los colocó, sintiéndolo levemente ancho para su talla y sin importar nada se deslizó entre el orificio. Al fin podía verla estando vestido y le parecía increíble.

                Ajeno a los problemas, recorrió la habitación con tranquilidad excepcional. Nunca se había sentido tan seguro dentro de cuatro paredes. Depositó las grandes pupilas color cielo en la única ventana de la pieza. Pensó en lo rápido que se había escondido el sol permitiendo a la noche abrazarlo con gratitud. Se imaginó a sí mismo en la espesura  encendiendo una fogata, mientras se cubría con arrapos, costumbre de cada anochecer.

                No obstante, esta vez podría ser diferente.

-Solo será por un tiempo-habló para sí mismo-, cuando quiera puedo cruzar de nuevo el paredón.

                Con esta idea en mente y una sonrisa decidida, se acercó a la puerta que antes había sido víctima del azabache y salió en su búsqueda.

                Aprovecharía esta oportunidad; aún no confiaba en él, pero eso no significaba que no tomaría provecho de su morada. Ya cuando vea que las cosas se ponen un poco sospechosas, no lo pensaría más y se iría de ahí. No era tan difícil después de todo. Primero tendría que descubrir las verdaderas intenciones. De todas formas, no era un Desviado estúpido. 

Notas finales:

Esto ha sido todo, déjemen decirles que ya mero llega la mitad de la historia. Como cada actualización, estaré ansiosa esperando los RR de las personas que deseen hacerlo. 

Nos leemos muy pronto.


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