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Desviado. por Momino

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Notas del capitulo:

¡Heme aquí a unas horas de terminar el año 2016! (al menos en mi país)

Les daría mil y un razones por las que no he podido actualizar últimamente este fic y uno nuevo, que por cierto, les invito a checarlo antes de que acabe el año (Es SasuNaru también, wink wink*) pero sé que eso no les interesa y ni a mi me interesaría, juas, juas.

Sin más, agradesco a las bellas personas que me mandaron sus RR que estos días fueron: 

 

Saya x369 

Desirechan

 

Micaela

Meilyn—chan

 

¡Este capítulo va dedicado a ustedes!

 

P.D: Hay un aviso en las notas finales.

Capítulo 7

                Ese día se cumplía un mes en que Naruto había llegado y se había instalado en su casa por primera vez.

                La situación con el rubio de orejas peludas se había dificultado para la seguridad del azabache que en ningún momento se lo llegó a exhortar al causante; quien para gustos y disgustos, no se había tardado en acomodar demasiado en el hogar Uchiha.

                Independientemente de la intensidad de los policías, dentro de las puertas de su casa se rondaba un ambiente cálido y vivaz. La relación entre los dos había mejorado, dentro de lo que cabe, volviéndose cada vez menos rígida; aunque las peleas estúpidas, mayormente de parte del bermejo, se habían transformado en una traicionera tradición, pero la confianza definitivamente había aumentado un poco.

                Punto a favor para Sasuke.

                Naruto se había acoplado fácilmente a la idea de volver a experimentar esa seguridad que durante tanto tiempo había estado añorando y Uchiha Sasuke le había caído como anillo al dedo. Conforme los días pasaban, la inseguridad había aminorado al percibir que cada una de las acciones, de parte de este, eran absolutamente sinceras; sin mencionar que la mayor influencia de su decisión por quedarse fue en parte gracias a la cautivadora y deliciosa comida que siempre cocinaba para ambos.

                El recuerdo del bosque y su necesidad por robar se habían esfumado tan rápido como siempre deseó; ya que la idea de arriesgar su vida día a día no le había nacido por gusto, sino por supervivencia. No obstante, estar en compañía del azabache su pequeña condición no le significa riesgo alguno.

                Pero claro, tampoco se consideraba el tonto más inocente de los tontos, ya que había que admitir que durante los primeros días aún se mantenía al margen con  ese piquetillo de desconfianza. Empero, por más que le pudiera escarbar en las sinceras acciones, ninguna se manifestaba dudosa, además de que ya lo hubiera podido notar días anteriores.

                Comenzaba a adaptarse a la presencia del de ojos negros y eso le llenaba.

                El bufido del mayor al entrar a la habitación donde se encontraba le sacó de su ensoñación con la televisión y las caricaturas que en un mes se habían transformado en sus favoritas.

                Una mano sosteniendo una de las prendas que había usado antes de darse un baño se restregó en su cara.

-¡Idiota!-chasqueó la lengua mientras apartaba la pálida palma para volver a fijar su azulina vista a la pantalla.

-¿Cuántas veces te tengo que decir que recojas la ropa sucia?-sus cejas se unieron en un fruncido para terminar con un chasqueo de lengua.

-Ya, ya-hizo un ademán fingiendo aburrición-, se me olvida hacerlo… sabes que aún no me acostumbro a tu obsesión con el orden.

                Sasuke rodó los ojos absteniéndose a protestar, ya que era un cabeza hueca, de lo que solo se limitó a dejar las prendas (que anteriormente eran suyas) al canasto de ropa sucia.

-Tenemos que comprarte ya tu propia ropa-obtuvo la atención del menor-. Me estás dejando sin qué usar-aclaró mirando el canasto. La mayoría eran pantalones ahuecados gracias a la curiosa naturaleza del blondo.

                Un escalofrío le recorrió por toda la extensión de la cola que le dejó el pelaje de punta.

                ¿Volver a salir a la aldea?

                Era ya un mes que no había pisado tierra ajena a la propiedad Uchiha y  para serse franco no le interesaba en absoluto oler aire fresco nunca más, o al menos, no durante mucho tiempo.

                Había vivido la mayor parte de su vida en el bosque y huyendo en las calles de Konoha para que al fin se le cruzara la oportunidad de poder coexistir como una persona normal.

              No. No lo desaprovecharía. No. No saldría.

-¡Qué dices!-desvió la mirada al televisor de nuevo-No creo que sea para tanto…-escondió las orejas.

                Para Sasuke eso había sido como un susurro para sí mismo.

                Suspiró. Durante este tiempo había podido conocer demasiado las facciones del bermejo, que parecía que lo conocía de años. Naruto era como un cristal. Transparente.

                Entendía la situación y comprendía que tenía miedo.

-No va a pasar nada, dobe.

                Naruto lo volteó a ver cuándo lo advirtió a su lado. El Uchiha poseía un rostro sereno pero a la vez serio.

-Además de que si seguimos así, tendré que andar desnudo por la casa-se encogió de hombros despreocupado, a los ojos de Naruto, mientras aterrizaba la pálida mano en su dorada cabellera.

                Las palabras volaron por la habitación y solo se podía percibir la voz mecánica de la TV.

              Tres minutos o tal vez cinco bastaron para que el pelinegro comprendiera y alejara la mano.

                Carraspeó.

-Y no es algo que queramos los dos-concluyó-. Haré la cena-lo vio salir.

                Naruto se llevó las manos a los mofletes, estaban ardiendo.

 

 

                ¿Qué rayos había sido eso?

-Tsk…-apretó el cuchillo con el que cortaba las verduras.

                Había hablado y actuado por impulso, realmente se lamentaba por eso. Él no era así, simplemente no midió sus acciones, aunque para su mala suerte, le estaba sucediendo últimamente muy seguido para su gusto por culpa del idiota de orejas peludas.

                Era consciente desde hace dos semanas que la peculiar persona del Uzumaki le había causado una tremenda atracción que disfrazaba con interés. No quería atar cabos tan pronto. Sin embargo, había momentos en que actuaba como un poseso. Lo menos que quería era hacerle sentir incómodo y mucho menos amenazado.

                Clavó el cuchillo en la madera.

                Debería controlarse más de lo usual.

-Oye, teme ¡¿qué huele tan rico?!

                La chillona y encantadora voz del rubio le provocó abrir los párpados sacándolo del conflicto mental.

                Sasuke rodó sobre su eje y se topó con la presencia de un rabo melenudo que bailaba feliz en el aire. No pudo evitar levantar las comisuras de los labios.

-¿Qué nunca has probado la sopa de miso?-tajó sin pensar con su natural frialdad.

                Naruto no dijo nada, no sabía si porque estaba enojado con él o si meditaba la respuesta.

                ¿Acaso la había cagado? Se abofeteó mentalmente por decir semejante tontería sabiendo de sobra  la vida que había llevado el menor.

                El rubio ladeó la cabeza y se encogió de hombros.

-Nope.

                Los pulmones de Sasuke se llenaron de aire. Estaba realmente aliviado. Volvió con lo suyo de cortar las verduras para evitar ser descubierto por su extraña parsimonia.

                No pasó muchos segundos cuando sintió los descalzos pies de Naruto caminar hacia él para después advertirlo a su lado con la nariz alzada en el aire, suspirando con los zafiros cerrados.

-¡De verdad huele muy bien!-los peludos pabellones enfatizaron su comentario.

-Ya lo has dicho antes, usuratokachi.

                Naruto le observó el fino y sereno perfil.

-¡A la próxima no te halago más!-crispó el rabo cruzándose de brazos mientras se apoyaba lejos de la estufa.

-No sabía que eso era un halago.

                El blondo chasqueó la lengua. Observó al ojinegro deslizar las zanahorias cortadas en la sopa que hervía apetitosa, para después viajar las pupilas a los brazos y hombros de este, se apreciaban anchos y fuertes.

               Se le hizo agua la boca, seguramente por la comida que se veía deliciosa. ¿No?

-¿Quieres ayuda?-se acercó a él para observar mejor el tazón que humeaba hirviendo.            

-No después de la vez que quisiste cocinar ramen-rió disimuladamente apreciando por el rabillo del ojo como Naruto crispaba las orejas con los mofletes rojos de la vergüenza.

-¡Solo estoy tratando de ser amable, maldito bastardo!-golpeó con su puño el brazo de este quien no se inmutó, para luego salir de la cocina.

 

            La cena salió a pedir de boca o eso había pensado Naruto. Definitivamente si algo lo mantenía estancado a tres metros bajo el suelo de Sasuke era su deliciosa comida. O eso se obligaba a creer 

             Se sobó el vientre completamente agradecido.

-Iré a darme un baño.

              La voz de mayor lo sacó de su ensimismamiento cuando lo vio levantarse con los platos para colocarlos al fregadero y después entrar al baño.

             Lo odiaba. No la verdad era que no.

             Minutos después escuchó el agua correr y por fin sacó el aire por la boca. Sasuke era demasiado raro; todo era demasiado raro. No lo podía descifrar. Algo en él había cambiado completamente y no sabía nombrarlo, pero le gustaba como los mil demonios y se le hizo atractiva la idea de no dejarlo ir por un buen tiempo.

             Realmente, no había estado así con una persona, aunque si lo recordaba solo dos humanos, incluyendo al Uchiha, poseían protagonismo en su vida. Sin embargo, con Jiraiya se había sentido abarrotado de un sentimiento muy diferente al que el ojinegro germinaba en él. Para Naruto, el viejo peliblanco tomó un papel paternal, uno que nunca llegó a experimentar antes por la falta de sus padres. Empero con Sasuke, se sentía en una intimidad diferente; con él podía insultarle sin sentirse del todo culpable. Con Jiraiya su comportamiento llegó a ser un poco más de admiración y respeto. Sí llegó a tener ciertas bromas con él, no obstante para ese entonces era un total crío.

            Con el de ojos negros y profundos, podía aflorar una rivalidad atrayente. Una sensación que le llenaba el estómago con cosquillas molestas.

            Apretó su rabo melenudo con estrés. Sasuke era raro.

             Con Sasuke se sentía estupendamente bien.

             Con Sasuke su corazón latía rápidamente y no necesariamente por el enojo.

-¿Sigues aquí?-alzó una ceja mientras lo veía volar en el espacio de los tontos.

           Abrió los azules luceros con sorpresa y fue cuando se dio cuenta de su condición: respiraba agitadamente mientras apretujaba con las manos su extensión peluda, las orejas escondidas y un inconfundible calor en las mejillas.

-¡Teme, me has asustado!-lo encaró, mientras alisaba el pelaje de su cola y se quedó de piedra.

          Una gota de agua cayendo de los mechones azabaches captó toda su atención, más al estrellarse en la pálida clavícula para después deslizarse atrevida por el amplio pecho, acariciar su abdomen plano y por último extinguirse en la dura fábrica de la toalla anudada en sus delgadas caderas.

         Era la primera vez que veía más allá de los brazos durante todo este tiempo con él.

         Tragó saliva de manera brusca.

-Cre-creí que no querías estar desnudo por la casa-levantó las pupilas azules a las oscuras.

          Sasuke lo veía disimuladamente entretenido. Pocas veces se había topado con esa facción de Naruto. Siempre estaba a la defensiva, gritándole e insultándolo. Sin embargo, verlo ruborizado y nervioso le había causado insólitamente un divertido y muy emocionante sentimiento.

          Sonrió de lado al comprender, no se necesitaba ser un idiota para darse cuenta. Así que decidió picarle más a la herida, ¡al diablo con controlarse!

-Veo que tú no tienes ningún problema, usuratonkachi.

           El blondo con cola de zorro abrió los parpados.

-¡Ya quisieras, bastardo!-se levantó y caminó hacia su habitación (de Sasuke), pasándolo de largo mientras topaba hombros de manera brusca con el azabache para luego encerrarse, dejándolo solo con el ego por los cielos.

          Una personalidad nueva había anotado Naruto en su lista mental sobre la bipolaridad del azabache: el Sasuke sinvergüenza y pervertido.

Notas finales:

Sigh* 

Debo admitir que me encantan los capítulos en los que no se necesita dar explicaciones de nada y solo centrarse en los protagonistas principales.

Queridos lectores, solo me queda decirles que espero que les haya gustado  y avisarles que ya estamos por terminar la primera temprada de esta historia; de lo cual, no sé si recuenden en notas finales anteriores les mencioné que planeo hacerle una segunda temporada... Igual me gustaría saber que piensan con respecto a ello.

Para los que se arriesguen a leer mi FF nuevo que por cierto se llama "Amo" les aviso que estén pendientes esta primera semana de 2017 que actualizaré el final.

¡Les deseo un feliz y próspero año nuevo!

Nos leemos pronto.


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