Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desviado. por Momino

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, queridísimos lectores. Aquí les traigo la continuación, no obstante, antes que nada agradezco a las dos personas preciosas que me enviaron un RR:

Yuuchan

TABATA MIDORY

 

Este nuevo capítulo va dedicado a ustedes, espero que les agrade.

 

 

Capítulo 2.

               

                Su cabeza le dolía horrores. Era un dolor insoportable, se sentía tan incómodo. Abrió los ojos de golpe al recordar exactamente un problema en su cabeza, parpadeó varias veces al llevarse un gran resplandor de luz directamente en las pupilas. Trato de llevarse las manos a la cabeza pero algo extraño lo retenía, sacado de onda, desvió sus ojos azules hacia su cuerpo notando un pequeño detalle. Estaba amarrado a una silla.

-¿Qué demonios...?-susurró entre labios. Se removió en el asiento con intensión de zafarse, acto que  logró tirarlo al suelo provocando un gran estruendo.-Genial…-suspiró adolorido.

                La puerta de la habitación, la cual no se había tomado la molestia de analizar, se abrió con lentitud. El rubio en el suelo, ignoró por completo aquel detalle, ya que se encontraba más enfrascado en deshacerse el  amarre de las manos con el filo de sus uñas; por lo que después de unos segundos cayó en la cuenta de que si seguía así terminaría en unos años. La cuerda mantenía un grueso no muy adecuado para su disposición.

                Levantó la mirada cuando escuchó pasos a pocas distancias de él. Unos descalzos y pálidos pies  descansaron al lado de su rostro. No alzó la cabeza, más por orgullo que por curiosidad, y por extraño que parezca adivinaba de quién se trataba.

-Date por vencido. No lograrás cortarla, está hecha de nylón.-confesó aburrido.

-¿Nylón?-pensó en voz alta; conocía las costumbres y tradiciones de los lugareños, más no era un perito de la vida de cada uno, ni mucho menos de los materiales que producían.

                Abrió los labios para contestarle por subestimarlo, sin embargo solo dejó escapar un grito del susto cuando sintió que sus hombros se elevaban del suelo para dejarlo nuevamente sentado verticalmente. Una vista le profirió esa posición; al fin podía ver con detenimiento al único humano que lo había rosado o mejor dicho golpeado después  de todos estos años.

                Unió las rubias cejas con disgusto.

-Libérame.-ordenó.

                Su rostro se descolocó cuando un bufido de parte del pelinegro se hizo presente seguido de una sonrisa sarcástica.

-Te liberaré cuando llegue la policía por ti.-mintió a secas. El rubio abrió los ojos como platos.

                Había estado huyendo de los policías durante muchos años, no podían entregarlo, no ahora, ni nunca.

-¡No!-tragó saliva, captando la atención del pelinegro que lo miró por el rabillo del ojo.- ¡Haré lo que quieras pero no llames a la policía!-bajó la mirada, detestaba sentirse tan humillado.

                El pelinegro desvió los ojos ónix del rubio, mirando a un punto de la nada. No iba a llamar a la policía, ni mucho menos decirle a alguien lo sucedido. Tenía muchas dudas. Quería saber de él. No por el hecho de que le haya robado sus pantalones, sino por una cosa en especial.

                Caminó a pasos lentos y seguros hacia uno de los cajones que se encontraban enfrente de ellos dos. La abrió dejando un suspiro en la madera detrás y sacó una especial gorra de color naranja.

-¿Es tuyo esto, no es cierto?-la colocó enfrente del rostro caído de aquel moreno.

                Abrió los ojos de par en par y se removió de la silla.

                Sus orejas estaban al descubierto y él no se había dado cuenta de ello. Estaba tan acostumbrado a mantenerlas ocultas bajo su gorra que nunca se percató de que se le había caído o al menos eso quería creía.

                No tenía el valor de levantar la cara. Le daba vergüenza. Por primera vez alguien lo veía tan dócil y tan desenmascarado.

                El mayor comprendió. Alejó la gorra  de su rostro colocándola al borde de la cama que se encontraba a su lado. Se dejó caer con pesadez en el colchó, el cual lo recibió anhelante.

-No le diré a nadie, ni le llamaré a nadie-las orejas rubias se levantaron felices por una milésima de segundo- con una condición.-para después pasar a estar decepcionados. El ojinegro tomó esa acción como afirmativa y continuó hablando.-La condición sería que me cuentes todo lo que yo quiera.

                El amarrado blondo ladeó confundido, la cabeza.

-No entiendo…-frunció el ceño. El mayor solo suspiró.

-Todo lo que yo quiera saber sobre ti.-aclaró.

                Comprendió. Avergonzado  giró la vista azulina para posarse en la única ventana que había en la habitación. Cada vez se daba cuenta de más cosas.

-Ya… ¿Si lo hago me dejarás libre?-pronunció en voz baja.

-Tal vez.-el ojiazul lo miró ceñudo.

-¿¡Cómo qué “tal vez”?!-imitó de manera burlona las palabras dichas anteriormente por el ojinegro. Le pareció tan infantil.

-Eres una amenaza, al parecer no es la primera vez que robas.-afiló la mirada y el menor la esquivó.

-¡No lo hago por que quisiera!-declaró-¡Lo hago por necesidad!

                Un silencio incómodo se hizo presente.

-Bien, quizá ya sea hora de hablar.

                El bermejo suspiró. No sabía qué decir, ni por dónde empezar. Agachó las orejas abochornado.

-¿Al menos me podrías liberar de esta silla?-sacudió los hombros estresado-Me está comenzando a doler el trasero.

                El azabache meditó un poco. Unos minutos después el áureo se encontraba sentado en la cama con la espalda apoyada al respaldo de la litera  con las manos amarradas; el de ojos ónix no era idiota.

-¿Cómo te llamas?-comenzó.

-Naruto.

-¿Naruto qué?-insistió.

-¡Naruto, nada más!

                El mayor chasqueó la lengua. Supuso que esa tarde sería una muy difícil.

-¿Cuántos años tie…?

-¡¿Tú no me vas a decir cómo te llamas?! ¿Acaso soy el único interrogado?-interrumpió alterado.

-Tsk… no tienes que gritar.

                Naruto apretó los labios.

-¡Así es mi carácter!-si tuviera los brazos libres se hubiera cruzado de ellos, más al tenerlos atados solo lograba golpear las sábanas.

                El mayor rodó los ojos cansado. Normalmente no sobrellevaba este tipo de escenas con nadie.

-Mi nombre es Uchiha Sasuke.- se apoyó sobre sus manos levantando un hombro con desgano.

-Hum… ¿cuántos años tienes?-lo miró por el rabillo del ojo.

                Una ligera vena se hinchó en su frente.

-¡Yo soy el que está interrogando, dobe!-recordó. Naruto solo bufó cansado.

-No soy dobe, tu eres un maldito teme-contrarrestó- y tengo 18 años.-miró como el mayor abría los labios para cuestionar algo más, sin embargo se adelantó- ¿Y tú?

                Sasuke cerró los labios en una línea recta unos segundos para volverlos a abrir.

-Tengo 21.-pausó-Ahora basta de preguntas tontas y cuéntame por qué tienes orejas de zorro.-ordenó yendo directo al grano.

                Sasuke ya sabía la respuesta exacta  a su propia pregunta. Sería un ignorante si no supiera del mito de los Desviados. Sin embargo, siempre creyó que era eso: un solo mito. Al parecer el gobierno de la aldea tenía muy bien escondidas las pruebas, hasta que Naruto nació.

                El bermejo bajó de nueva cuenta la mirada. Contarte toda su vida a un extraño que aunque aburrida, era privada, le caía como una patada en el estómago. No sabía si confiar en él. Apenas y lo conocía. ¿Qué pasaría después? ¿Acaso su historia se regaría por todo el pueblo y sabrían que un Desviado anda merodeando por sus casas y puestos?

                El pelinegro lo vio dudar.

-Recuerda que si no me dices la verdad, te llevaré con los policías.

                Naruto apretó los dientes. Estaba siendo amenazado. Levantó los ojos azules y observó el rostro pasivo del pálido hombre enfrente suyo.

                 Corría muchos riegos si le contaba a alguien sobre su vida, pero también corría más riesgos si este lo llevaba con la policía. Sabía que desde hace años han estado manteniendo a Desviados como él bajo los escombros del pueblo. Su existencia era un susurro a voces dentro de los altos mandos del gobierno. Ya que preferían mantenerlo oculto para evitar estragos entre los aldeanos.

                Abrió los labios desgano y comenzó a contarle todo lo que sabía.

                Se decía que uno de cada 10 años nacía un Desviado dentro de toda la población; un neonato con orejas y cola de animal. Durante muchos años se hicieron estudios de ADN e inclusive experimentos que fueron capitaneados por personas erróneas durante mucho tiempo, pasando de ser por cuestiones científicas a ser sádicas y de tortura, todo como si los infantes no fueran más que basura genética.

Afortunadamente, Naruto no fue víctima de ninguna de esas atrocidades, ya que desde que tenía memoria recordaba al bosque como la madre que lo vio crecer. No sabía exactamente de dónde había venido, ni quién era sus padres. Tampoco sabía cómo se había mantenido  vivo durante tantos años siendo un niño pequeño de 4 años. Ya que, se sabe que una persona comienza a recordar su infancia desde los 6 años en adelante. Sin embargo, de lo que estaba seguro  era su nombre, Naruto; el cual por alguna extraña razón siempre estuvo presente en su vida, tanto de niño, como ahora adolescente.

                Desde pequeño comenzó a experimentar la supervivencia del más fuerte en el bosque, en la vida salvaje. Aprendió a comer por sí solo, a entenderse en un idioma exclusivo que solo él entendía, pero sobre todo, a vivir. No fue hasta hace unos cuantos años  se aventuró más allá de su zona de confort encontrando esa extraña división al otro lado, al otro mundo.

-¿El muro que divide a la aldea?-corroboró ansioso y disimulado.

-Así es…-bajó la cabeza,  su rebelde flequillo tapó los parpados de sus ojos mar- Yo no me imaginaba que una vez que lo cruzara conocería un mundo completamente diferente.

 

Notas finales:

Hoy es todo de mi parte, les comento de ante mano que las actualizaciones serán cada fin de semana. Agradeceré muchísimo a las personas que deseen enviarme sus comentarios. 

Nos leemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).