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Desviado. por Momino

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Notas del capitulo:

¡Hola! Mis más sinceras disculpas, sé que les había dicho que actualizaría cada sábado, sin embargo, ayer ni pude conectarme a internet; para los que son de México sabrán que ya es época de Día de Muertos, por lo que con anticipación de hacen los preparativos y yo fui víctima de ellos este sábado. 

Sin más pretextos, agradezco a las personas que se tomaron la molestia de mandarme un RR que fueron: 

TABATA MIDORY

sukisasunaru50 

¡Este capítulo es dedicado a ustedes!

 

A leer.

Capítulo 3.

 

                ¿Qué eran esas cosas? Construcciones enormes y de todos los colores, habían cajas y objetos extraños por doquier. Había frutos que jamás había visto, no eran iguales a los que solía comer en el bosque.

                 Las peludas orejas se doblaban alteradas de un lado a otro tratando de captar todos los sonidos posibles; la gente reía  y hablaba de forma muy diferente a la suya. Había personitas de su tamaño que jugaban con un círculo que rebotaba en el suelo. ¡El suelo! Movió los dedos descalzos de los pies para sentir el piso pavimentado, ¿qué material era? No era suave como la tierra, era dura como las rocas del bosque.

                Sin cuidado caminó para adentrarse más a la calzada, la gente pasaba a su lado en compañía de otras, llevaban canastos, o cargaban algo. Flotaban aromas de diferentes sabores, algunos increíbles; su poderoso olfato percibía a los lejos algo que olía igual a la carne que quemaba cuando hacía fuego. Su cola esponjosa no pudo evitar menearse interesada.

                Estaba tan ensimismado por las sorpresas del otro mundo que no reparaba que su pequeña presencia comenzaba a llamar la atención a más de uno. Los murmullos empezaron a ser más notorios, sin embargo, para Naruto no era más que un simple idioma desconocido. No diferenciaba las miradas juzgadoras. ¿Acaso era un Desviado?

                Una piedra lo golpeó en el cabello. Se llevó una de las manitas en la zona afectada, al mismo tiempo que sorprendido se volteaba sobre sus pies. Un grupo de niños de su edad se rían, era los mismos que había visto corriendo con ese círculo que rebotaba en el suelo.

-¿Quién eres tú, fenómeno?-gritó uno de ellos, siendo seguido de carcajadas por los otros pequeños.

                Naruto unió las dos rayas doradas que tenía como cejas, no había entendido absolutamente nada de lo que aquellas personas de pequeño tamaño le habían dicho, no obstante aquel golpe no había sido de su agrado.  Su cola se crispó y les mostró los dientes con un gruñido animal.

                Los niños dejaron de reírse; completamente asustados salieron corriendo a los brazos de sus familiares. Uno de ellos soltó la pelota que antes habían estado usando, rodando hasta los pies descalzos del blondo, este la tomó entre sus manos y con curiosidad mezclada con un ligero enojo la reventó con las garras de zorro.

                Un lloriqueo de infante le llamó la atención. Dirigió la mirada en busca del derivado, deteniéndose al ver a uno de los niños abrazado de su madre por haberle roto el juguete. La mujer lo miraba con desprecio. No solo ella, sino todos. Cada lugar que volteaba a observar veía rostros enojados y llenos de desdén.

                El lugar ya no le causaba sorpresa o impresión, sino le causaba temor. Retrocediendo, trató de visualizar la zona por donde había llegado, no obstante, por la conmoción llegó a caminar tanto que olvidó el punto de inicio, sin mencionar que no conocía nada de lugar, ni cómo había llegado hasta ahí.

                Asustado con las orejas gachas y la cola entre las piernas  comenzó a correr a cuatro patas, haciendo uso de sus brazos. Rebasaba  gente que lo miraba con curiosidad y chocaba con unas cuantas que lo llegaban  hasta tocar con intriga como si conforme el tacto corroboraban que no se trataba de ninguna broma. Incluso llegó a sentir que le jaloneaban del rabo. Esto fue la gota que derramó el vaso.

                Con las pupilas dilatadas por el susto no se percató cuando se estampó con las piernas de una persona bastante alta, que sin perder tiempo lo tomó de la muñeca levantándolo y obligándolo a caminar hacia un lugar menos concurrido,  siendo seguidos por miradas huroneas hasta encerrarse en una pequeña casa.

                Aquel hombre cerró con rapidez la puerta para después colocar el pistilo de la cerradura. Se dio la vuelta y se dejó deslizar por la pulida madera de la entrada hasta caer al suelo y encoger las rodillas.

-¡Uf! Casi te matan ahí afuera, ¿no es así?-rió entre dientes, llevándose su antebrazo a la frente para secarse la frente y llevándose parte del flequillo de color blanco.

                Naruto retrocedió asustado, arrinconándose a una de las esquinas de la habitación. No confiaba en aquel hombre alto de blancos cabellos.

                El hombre mayor lo miró y luego sonrió cálidamente sin moverse de su lugar para no asustarlo más.

-Tranquilo, chico. No te haré daño. Te diré un secreto, he conocido a más como tú-lo señaló con el dedo índice.

                El áureo se miró a sí mismo tomando su colita esponjosa para acariciarla con ansiedad.

                El peliblanco hizo una mueca. Él parecía diferente. De hecho, era la primera vez que veía a un Desviado de tan pequeña edad, no le calculaba más de 8 años. Los únicos Desviados que había conocido, durante todo lo que llevaba de vivo, eran ya personas de edad adulta, muchos marginados por la sociedad y por el gobierno. La mayoría no salía de casa o de sus escondites. Los más jóvenes se extraviaban, o al menos  eso se  decía por allá. Pero de lo que realmente estaba seguro era que casi nunca se trataba de ningún extravío espontáneo.

                Una vez que se rumoraba la existencia de un Desviado en la aldea, rápidamente corría por los pasillos del gobierno y en menos de 24 horas eran encontrados. Además de que para que uno de ellos estuviera vivo, tendría que pasar 10 años y la mayoría, por no decir todos, eran capturados desde su nacimiento. Los que se encontraban vivos, ya eran personas ancianas, acomplejadas y traumadas por los experimentos de la misma autoridad.

                Trabajaba en el hospital del pueblo, sabía más de lo que debía; hacía lo que podía con tal de no ser descubierto como compinche en ayudarlos, sin embargo el resultado siempre era el mismo. No obstante, jamás llegó a enterarse hace 8 años del nacimiento de un nuevo Desviado.

                Sabía que teniendo en su hogar a este niño de cola y orejas de zorro le causaría problemas. Pero no podía permitirse que le hicieran daño; aún no caía en si la manera de tratados como basura, ellos eran igual que todos los de la aldea, por lo que nunca estuvo de acuerdo con las iniciativas que tenían los del alto mando.

                -Su nombre era Jiraiya-recostó su cabeza sobre la cabecera de la cama.

                Sasuke escuchaba atento. Sabía de la existencia de los Desviados, pero a sus 21 años no había escuchado que hoy en día viviera alguno de ellos, una tarea que al parecer se encargaba fielmente el gobierno.

                Sin embargo, aunque no hubiera presencia de alguno durante mucho tiempo, las leyes seguían siendo las mismas desde años atrás, nada había cambiado.

-¿Qué pasó con él?-insistió.

-Murió-apretó los puños-O mejor dicho, lo asesinaron.

                Sasuke no se lo esperaba en absoluto. Un silencio incómodo volvió a hacerse presente entre ellos. El viento soplaba y el sol ya se estaba ocultado.

                Jiraiya le comenzó a enseñar todo o casi todo sobre el mundo humano. Al menos lo que podía y estaba en sus manos. Habían aún rumores de que un Desviado andaba por la aldea, pero después de aquel encuentro, el hombre mayor le recomendó a Naruto en usar gorra y meterse la cola entre los pantalones aunque le sonara bastante incómodo.

                El bermejo comenzó a aprender el idioma nativo del pueblo poco a poco. Podía relacionarse en un reducido tiempo con las personas de la aldea cuando lo necesitaba y se  hacía pasar por el hijo de Jiraiya, quien le enseño las costumbres y tradiciones; el uso de la ropa, los cubiertos, la cocina, leer y escribir. No obstante, desde su aparición en la mitad de la avenida, la seguridad se triplicó al por mayor; aparentaba ser paranoia suya pero comenzaba a notar policías a cada dos cuadras de la aldea.

                Desde ese día, el peliblanco se mantuvo más al pendiente de Naruto, sin embargo por cuestiones de  trabajo no era lo suficiente como para que él se mantuviera confiado, por lo que un día decidió llevarlo consigo al hospital del pueblo, crédulo de la seguridad de esta, lo dejó en una habitación completamente despreocupado.   

                Naruto al ser muy inquieto decidió quitarse la gorra y sacar su colita, mientras comía una de las paletas que le entregaba el doctor a los niños buenos.  Al irlo a buscar para irse a casa, olvidó de lleno que ojos mecánicos los observaban desde el techo. Las cámaras de seguridad habían sido su cizañero.

                No tardó más de dos días para que los de la salvaguardia del hospital corrieran la voz, por lo que al ser un conspirador interceptaron en su hogar con el rubio adentro.

                Lo justiciaron a un sombrío final por ser traidor de la raza.

-¿Cómo lograste escapar?

-Jeh…-sonrió nostálgico-, Jiraiya no era estúpido, ¿sabes? Ya tenía la sospecha de que lo seguían desde el trabajo. Por lo que el día que interrumpieron en nuestro hogar me sacó por el patio y me dijo que volviera por dónde había venido.

-El muro que divide a la aldea-reafirmó Sasuke y el blondo asintió.

“Corre, corre lo más rápido que puedas. Haz uso de tus capacidades y nunca más vuelvas.”

-Y me fui-abrió los ojos-lo último que recuerdo es ver la casa arder en llamas.

                Parecía que aún podía escuchar la voz de Jiraiya como la última vez.

-Pero regresaste.-frunció las cejas confundido.

-¡Sí lo hice, pero ya no era el niño tonto de antes!-aporreó sus manos al colchón-Ahora ya sabía todo de ustedes. Yo podía camuflajearme entre el pueblo. ¡Solo era cuestión de esconderlas!-movió la cola dentro de su pantalón y agachó las orejas irritado.

-Hum… Te duró 10 años.-sonrió de lado algo afligido, no podría explicar el por qué.

                Naruto chasqueó la lengua.

-Eres el único humano que ha podido alcanzarme. Desde su muerte, me he entrenado para ser más rápido y escurridizo-hizo un puchero.

-Ya… por eso robas tan bien como lo haces.-recordó con pesadez mirando sus prendas en la cómoda.

-¡Lo necesito, tú bien sabes que no puedo conseguir dinero!-bufó-Estúpidas leyes anti Desviados.

                Sasuke lo sabía, una de las leyes que aún se mantenía intactas en la población era la obligación de hacerse pruebas de sangre antes de ingresar a una escuela o trabajo alguno. Se sabía de sobra que era imposible que hubiera gente Desviada viviendo a costas del gobierno, no obstante, dentro de todo orden hay un desorden provocando una pequeña ruptura de praxis, en este caso Naruto. Sin embargo, no por algo la autoridad estaba conformada por gente capaz. Sabiendo de sobra que un Desviado requería de alimentos, vestimenta y necesidades humanas  a lo que para ello necesitaban de parné, al mantenérselos prohibido, terminaban de dos formas: muertos de hambre o a manos de la jefatura.

                Y para el Uchiha, el blondo le resultaba ser un caso sumamente especial, sobre  todo viviendo bajo las garras de un gobierno tan intolerante como el del pueblo Kohona.

Notas finales:

En este capítulo ya se aclararon un poco las cosas, no obstante aún falta más.

Agradezco su tiempo y de nueva cuenta esperaré ansiosa los RR de las personas que deseen hacerlo.

Nos leemos pronto.


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