FAST (RÁPIDO)
Rápido era un adjetivo que se aplicaba en él sólo en ciertas ocasiones. Kenma no era rápido para correr en las clases de deportes, ni para comer en la escuela, ni para levantarse, y mucho menos para escribir manuscritamente. Pero sí era rápido para reaccionar en el vóleibol porque tenía buenos reflejos; podía también comer muy rápido diversas chucherías o alimentos instantáneos fruto de años de tener que aprovechar bien las breves pausas en videojuegos online; podía, una vez que lo decidía, conciliar el sueño en un par de minutos; y no conocía a nadie que fuera más rápido que él a la hora de escribir en un teclado de computadora o en la pantalla del celular.
Rápido no era un adjetivo que sus compañeros utilizaran a menudo para describirle, no al menos los de su salón de clases, de quienes él ni siquiera recordaba los nombres. Los del equipo de vóleibol, los más cercanos, quizá conocían algunos de sus aspectos donde sí era rápido, sobre todo a la hora de analizar información de jugadas en tiempo real y tomar decisiones precisas; por algo todos confiaban en su criterio y estrategias.
Pero no era rápido como Yaku, que tenía buenos reflejos y aún más buenas reacciones instintivas a la hora de recibir un balón. No era rápido como Kai, que se adaptaba en poco tiempo a nuevas composiciones y jugadas. No era rápido como Tora, que podía correr bastante sin perder la fuerza de sus remates. No era rápido como Fukunaga, que se deslizaba entre los demás miembros, ayudado de su poca presencia, a una velocidad que sorprendía. No era rápido como Inuoka para adaptarse a los jugadores oponentes. No era rápido como Shibayama, que dejaba sus constantes nervios y timidez fuera sólo luego de unos segundos de haber entrado a un juego. No era rápido como Lev a la hora de correr y agitar el brazo del modo extraño con el que remataba. No era rápido sólo llevado por sus instintos, como solían ser los miembros del equipo de Nekoma. Sí, sus instintos ayudaban, pero Kenma no se dejaba cegar por ellos; esperaba a tener la información necesaria para decidir.
Y, sobre todo, no era rápido como Kuroo. Él era rápido para leer jugadas y para bloquearlas. Era rápido para correr, saltar, rematar y recibir el balón, todo con tal de mantenerlo en juego y conectar. Era rápido calmando los ánimos de los miembros más explosivos. Era rápido haciendo cálculos matemáticos y memorizando conceptos y definiciones científicas. Era rápido entendiendo a las personas, acercándose a ellas. Era rápido dándose cuenta de que él le ocultaba algo y también era rápido sonsacándole el qué.
Había sido rápido imponiéndose como su amigo desde pequeños, y también había sido rápido ganándose su confianza. Y su corazón.
Al lado de Kuroo nadie más podía parecer rápido, no en comparación. Y, aunque igualmente era rápido exasperándole en muchas ocasiones, a Kenma le agradaba ser influenciado por su rapidez. Porque, si fingía molestia ante lo más mínimo, Kuroo también era rápido logrando aplacar su enfado.
Y él, encantado aunque no lo aceptara, rápidamente se dejaba contentar.