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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Querían KilluGon ?

...

 

Como siempre después de las clases los niños se retiraban del lugar y se dirigían a sus casas solo para mensajearse hasta quedar dormidos. Había pasado una semana desde el día del festival, ninguno habló de lo que sucedió y siguieron con sus vidas normalmente, sin embargo, no podían mirarse por mucho tiempo sin sentir vergüenza, en algunas ocasiones cuando sus cuerpos chocaban se ponían nerviosos y se ruborizaban. No habían vuelto a estar a solas otra vez, cuando estaban en las practicas del club solían entrenar duramente dando ejemplos de cómo se debe hacer los golpes correctamente. Desde que Killua había ingresado las prácticas se volvieron más interesantes, todos tenían ánimos para ir a las regionales.
 
El Zoldyck no había vuelto a ver a su hermano, creía que tendría mucho trabajo así que no le dio importancia, a veces conversaba con su padre de las inversiones y de los nuevos trabajos que tendrían sus hermanos menores. A él le molestaba sobremanera que ya estén escogiendo el futuro de Alluka y Kalluto pero no podía objetar, solo asentir y dar su punto de vista constructivo, debía actuar como si realmente le importase el futuro del negocio familiar. 
 
En cambio, Gon se encargaba de hacer los informes del estado del club, los materiales se estaban deteriorando y se necesitaban nuevos implementos. Los dos amigos se ayudaban en todo lo que podían, eran el dúo perfecto, nadie se metía con ellos porque eran temerarios a su manera.
 
Pronto comenzarían las clasificaciones para el campeonato y aún no tenían los uniformes listos ni el grupo de porristas. Hisoka se había comprometido en apoyar directamente en todo lo que necesitase Gon, siempre y cuando este se lo pida personalmente. De vez en cuando lo llamaba a su oficina para preguntarle acerca de sus avances y proyectos finales, Gon nunca creyó que podía entablar una conversación normal con el pelirrojo, pero se equivocó, se sentía alegre de tener tantas buenas oportunidades en su vida que no paraba de agradecer en cada oportunidad. 
 
Había momentos donde Killua y Gon solían escaparse de las clases diciendo que tendrían practicas o algo parecido solo para ir a espiar a los competidores de otras academias. El albino se estaba tomando bastante en serio el hecho de competir en un campeonato. Le emocionaba la idea de ganar algo que no fuese vinculado con el trabajo y especialmente su interés crecía al ver a Gon emocionarse cada día más. Sentir que estaba cerca de esa fecha donde se harían las preliminares lo tenía ansioso.
 
Gon en cambio al ver que no podía volver a tratar a su amigo de la misma forma que antes, decidió que sería mejor buscar momentos a solas. No es que su relación haya disminuido, en cambio ahora confiaban más en ellos mismos, pero, no han vuelto a darse un abrazo. Aunque fuese un simple gesto Gon quería hacerlo, quería sentir el calor corporal ajeno y sentir que es suyo una vez más.
 
Tan solo faltaba una semana para que comenzara la competencia, este nuevo día no seria desaprovechado para Gon, él estaba dispuesto a ganar algo de tiempo a solas con su mejor amigo a su vez que dejaba de usar sus famosos shorts verdes, sentía que debía cambiar, nunca antes cambió de estilo porque creía que estaría más cómodo usando lo de siempre, pero algo en su interior le decía que tal vez de esa forma logre llamar la atención del albino, seguía sin comprender ese extraño sentimiento de querer ser el centro de atención para su amigo, pero lo lograría, definitivamente lo lograría.
 
….
 
Era la extraña mañana de un lunes, al parecer el clima les jugó una mala pasada a todos aquellos que lucían su ropa de verano, el ambiente era frio y húmedo.
 
Gon no pudo tener mejor excusa para usar unos jeans negros y botines del mismo color, para completar su look usó un jersey de color vino. Queria sentirse cómodo y casual sin necesidad de verse forzado, tenia un collar de oro delgado y sencillo, en el centro tenía un diget con la letra G de Gin. Habia sido un regalo de su padre para él hace ya muchos años atrás, decidió usarlo creyendo que se vería bien, y no se equivocó, el color dorado adornaba su cuello con sutileza. Lo guardó dentro de su ropa y salió de su casa.
 
Llegó y espero a su amigo en la entrada, se sentía nervioso y no paraba de observar en todas las direcciones posibles. 
Killua en cambio no tenía ni idea de lo que le esperaría ese día, tal vez sea por el cambio de Gon o por la tana insistencia corporal que tenía, quería tanto o más que su amigo estar cerca de él, pero no podía, cada vez que tenían la oportunidad huía, tenía miedo a hacer una locura como la vez pasada creyendo que en ese momento, si llegase ese momento no se detendría…
 
- ¡Killua! – gritó Gon desde su estancia a su amigo logrando captar la atención de muchos que volteaban a ver sus movimientos corporales, su jean ceñido ligeramente al cuerpo remarcaba sus músculos hasta los tobillos, el niño saltaba y saltaba para llamar su atención, a penas lo vio se quedó varios segundos observándolo antes de reaccionar. 
 
- ¿Gon? – contestó acercándose con las manos en los bolsillos, sabía que esa voz era de su amigo pero no lo reconocía ni aunque lo tuviera de frente, la apariencia del moreno era distinta a la de siempre y eso le pareció extraño. 
 
- Claro que soy yo ba -ka ¿Acaso quedaste ciego por el golpe que te di ayer? – dijo sacándole la lengua para molestarlo y empezar un nuevo juego de palabras. 
 
- ¿Ehhh? ¡Cállate! Solo no te reconocí a la primera impresión ¿Por qué estás vestido así? – su cara de póker era suficiente para hacerle entender que estaba molesto por su comentario.
 
 - Bueno… Hoy tengo una cita – dijo para irse corriendo directo a su aula, dejando otra vez a un confundido Killua, este ya estaba acostumbrado a que se escapara de las respuestas corriendo salvajemente. 
 
En ese momento no se dio cuenta y empezó a caminar al igual que los demás jóvenes. Su mente estaba en blanco y por momentos recordaba como flashbacks lo bien que se veía Gon vestido casualmente, comparaba la diferencia con la vez que se vistió de maid y lo dejó perplejo.
 
Habían pasado dos horas del inicio de clases, Killua veía su celular aburrido desde su asiento, la clase de química le parecía aburrida porque ya conocía todo lo que le enseñaban. Decidió buscar las fotos que le tomó el día del festival y comenzó a reírse por dentro al ver las expresiones del moreno en cada fotografía. Al rato volvió a aburrirse y sentado en el respaldar de su asiento se quedó observando por la ventana el cielo que estaba completamente nublado, entonces se dio cuenta de que se aproximaba una fuerte lluvia.
 
 

 
Todo el salón se le quedó observando, el profesor de química tiró al suelo la mota de la pizarra, las chicas que conversaban siempre se quedaron en silencio. Killua había captado toda la atención después de haber gritado y parado de su asiento con tanta fuerza que lo mandó a volar. Su expresión estaba combinada de horror y confusión, su mirada perdida en la nada incomodaba a los espectadores. 
 
- Zoldyck, ¿Se encuentra bien? – el profesor al darse cuenta de lo que había ocasionado el niño buscó la manera de encontrar respuestas y calmar a los demás estudiantes que comenzaban a murmurar. 
 
El silencio fue su respuesta, en su mente una sola escena se repetía en cada instante:
 
“Hoy tengo una cita” “Hoy tengo una cita” “Hoy tengo una cita”
 
La alarma que daba inicio al cambio de hora lo salvó de una reprimenda o de una cita en la oficina del director por haber interrumpido la clase sin motivo alguno. 
 
Antes de que todos salieran Killua emprendió una carrera logrando chocar con varias personas a su paso, se dirigía al club, necesitaba encontrar a Gon lo más antes posible. Su mente se llenaba de ideas, teorías, suposiciones sin sentido, Se detuvo bruscamente en medio del patio antes de llegar al club, tomó aire profundamente y continuo con su camino.
 
-Cálmate – se decía a si mismo mientras ponía su mejor cara de póker para pasar desapercibido. Por más que quería estar tranquilo no podía, se preguntaba cómo pudo pasar por alto lo que dijo el moreno, como también no intuyó el motivo de su ropa.
 
Llegó y entró al club con las manos en su nuca - ¿Por qué ha de estar tan preocupado si tiene una cita? – se dijo. Le molestaba que no le haya contado algo así ¿Acaso no son amigos? Buscó con la mirada a Gon pero al no hallarlo su corazón empezó a molestarle otra vez, odiaba sentirse tan vulnerable a cualquier cosa que hiciera, pero no podía simplemente evitarlo, lo quería, ya lo había admitido, pero ¿Cómo amigos no? Sí, como eso, era su mejor amigo y debía, no, necesitaba conocer todo de él. 
 
Salió del club y se sentía nervioso por no encontrarlo ahí, entonces recordó que hace dos días atrás estuvo conversando con una tal Retz que era la manager del club. No le había dado importancia porque le pareció una chica poca cosa, pero ahora pensaba en la posibilidad de que ella se haya metido con su amigo y no lo podía soportar, la simple idea lo hacía hervir la sangre. Por lo que sabia esa niña estaba en la clase 813 – A cerca de la oficina del administrador, así que se dirigió ahí mientras buscaba en cada pasillo algún rastro de su querido Gon.
 
Al llegar encontró el aula vacía y cerrada.
 
- ¿Me habré equivocado? – pensó mientras las manos le comenzaban a sudar por los nervios de estar espiando. Caminó en dirección al jardín de cerezos, pensó que tal vez su amigo profanaría su lugar favorito con una mujer, él no lo permitiría jamás ¡jamás!
 
Siete, ocho, diez pasos dio antes de detenerse robóticamente al escuchar la risa de Gon que provenía de la habitación de al lado, sus pasos siguientes fueron como de los gatos, totalmente silenciosos. Había ocultado su presencia antes de llegar a ese piso por si acaso se encontraba con una escena nada amigable. 
Se apegó a la pared y vio que la puerta estaba ligeramente abierta.
 
- ¿Qué mierda haces aquí Gon? – su corazón se deshizo ardiéndole, causándole dolor hasta hacerle revolver el estómago, en su garganta se formó un nudo que lo inducia a vomitar y a querer llorar. Una escena nada placentera para él presenció… - ¿Por qué? 
 
- ¡Muchas gracias! Hisoka – san – dijo Gon riéndose a la hora de pronunciar el nombre del pelirrojo.
 
- Vuelve otra vez Gon, así como hoy día – fue la respuesta del mayor, en su tono de voz rasposa se podía notar que estaba alegre. Killua jamás lo escuchó alegre y le pareció extraño y perturbador, como si fuese un ser totalmente distinto cuando estaba con su amigo. Al analizar la escena y la conversación se dio cuenta de que todo tenía sentido. ¡Su cita era con Hisoka! 
 
Los ojos del albino se perdieron entre su cabello, sus manos se hicieron puños en los bolsillos y buscando escapar de la realidad corrió hacia otro lugar, lejos, lo más lejos posible para él…
 

 
Había comenzado a llover como lo había predicho el albino, se detuvo al final del pasillo antes de entrar al patio, observó cómo las gotas se deshacían en el contacto con el piso, no había nadie en los alrededores, el club de futbol y de atletismo se encontraban en sus aulas. La lluvia como comprendiendo su frustración caía con fuerza hasta crear una cortina que impedía ver el horizonte. 
 
Decidió entrar de lleno a la lluvia sin que le importe mojarse, caminó lentamente con destino al club, sabía que no habría nadie, además Gon estaba en su cita ¿no? Podría estar solo sin la molesta gente. Necesitaba darle un descanso a su corazón después de tanta presión, después de haberlo visto lejos de él…
 
 - ¿No se supone que soy tu único amigo? – pensaba el Zoldyck mientras dejaba la lluvia caer sobre su rostro. Llegó al club y como supuso no había nadie, hubiera querido que estuviese ahí Gon, aunque tenía miedo de estar a solas con él de nuevo no le importaba, prefería mil veces eso antes de perderlo. Se ponía a imaginar cómo, cuándo, donde, en que momento su amigo había tenido contacto con el mayor, que tan importante era ese hombre para él como para llamar a una simple reunión como una cita. Además, sabía que ese niño era atractivo y obviamente cualquier persona ya sea hombre o mujer podrían tener malas intenciones con él. 
 
Por lo que lo conocía sabía que no era un loco que buscaba estar sentimentalmente con un viejo, y era exactamente eso lo que lo inquietaba, pensaba que tal vez otra persona se esté robando la amistad del pelinegro; por más que intentaba comprenderlo no podía ni quería hacerlo, el deseaba a su amigo para él, solo para él…
 

 
Estuvo metido entre sus pensamientos durante más de media hora, sintiéndose culpable porque él no había querido darle un abrazo cuando en una ocasión Gon se lo pidió. Su cabeza agachada escondida entre sus piernas mientras estaba sentado en el piso le daba un aspecto deprimente.
 
La puerta se abrió creando un estruendo tan fuerte que dejó a Killua con la piel de gallina antes de que pudiera reaccionar.
 
- ¡Killua! ¡Te estaba buscando! – dijo Gon que al cerrar la puerta corrió hasta el otro, estaba irradiando felicidad y llevaba un papel en su mano, pero cuando se acercó lo suficiente a Killua se dio cuenta de que no estaba bien. 
Solo pudo tragar saliva antes de comenzar a ser interrogado.
 
- ¿Por qué estás aquí solo? ¿Estás bien? – preguntó Gon sentándose a su lado, tenía las mejillas sonrojadas como si hubiera vivido algo bueno para él. pero la verdad es que lo único que lo ponía así era estar a solas con él, realmente había conseguido su objetivo del día: ganar tiempo a solas. 
 
- Y-Yo, yo estoy bien… quería estar solo nada más – contestó sin dar la cara, el tono de su vocecita era tan baja que apenas fue escuchada por el otro. Los dos tenían la ropa mojada pero ninguno hablaba de eso. 
 
- Te estuve buscando sabes. Fue difícil hallarte por tu aroma, la lluvia no me dejaba oler nada – dijo mientras se sacudía el cabello que de nuevo se había bajado hasta sus hombros. Killua lo observaba, no quería hablar mucho, tenia miedo de preguntar algo y que le desagradara la respuesta.
 
- Um… ¿no estabas en tu cita? – mandó a la mierda todo, prefería escuchar directamente de su boca la verdad, tenia la esperanza de que le mintiera o que lo negara, porque estaba seguro de que si le mentía le crearía, él siempre le crearía. 
 
Gon escuchó eso y no pudo evitar sentirse avergonzado como si estuvieran diciendo alguno de sus descaros, pero eso no evitó que contestase.
 
- ¿Mi cita? Mi cita está a punto de comenzar.
 

 
- ¿Qué? – fue lo único que alcanzó a decir antes de que fuera jalado por una gran fuerza que lo hizo correr. Otra vez Gon hacia lo que quería con él, siempre se dejaba llevar por esas manos sin importar a donde lo llevasen.
Atravesaron el cuadrilátero y entraron al closet donde se guardan los instrumentos de practica. Killua aún no terminaba de analizar su respuesta.
 
¿Está a punto de comenzar? ¿La cita? ¿Con él? ¿Qué?
Se dio cuenta donde estaba cuando sintió la mano del otro soltarle, observaba lo que hacia Gon aún sin salir de su impresión. 
 
En cambio el ojimiel movía un estante que llegaba hasta el techo al otro lado del cuarto. Seguía con su expresión de felicidad y con un poco de nerviosismo le daba miradas fugazes. Después de haber movido el gran estante volvió a tomar su mano y lo jaló para que esté cerca suyo.
- Queria que seas el primero en ver esto.
 
Enroscando sus dedos con los otros sonrió cautivando el triste corazón del ojiazul. El albino comprendió muy tarde que la cita era con él, se sintió como un idiota al hacer suposiciones erróneas, aunque no le parecía imposible imaginarlo con otra persona, de todas formas, él es muy sociable y le cae bien a cualquiera, Hisoka no sería la excepción.
 
Acercándose a la pared empezó a moverla a un lado como si fuese una puerta corrediza, dando vista a una nueva habitación oculta. El albino dejó atrás su pesadez al contemplar el nuevo cuarto, parecía de película, como si hubiese muchos secretos que desconoce de la academia.
 
- ¿Todo el tiempo esto estuvo aquí? – dijo asombrado acercándose al umbral para ver de más cerca lo que había, aunque estaba oscuro podía visualizar algunas cosas ahí dentro; una colchoneta en el piso, una mesa pequeña, un tacho de basura, un reloj y una ventana en lo alto, era pequeña y era polarizada, no dejaba entrar la luz del día. 
 
- Sí, pero estuve limpiándolo de a pocos y no pude mostrártelo antes Killua – dijo entrando de lleno al lugar y jalándolo consigo pudo ver su estado de curiosidad.
Killua se le quedó observando, pensaba lo extraño que era vivir esa situación, se sentía bien porque la cita era con él y no con un extraño, le gustaba que Gon le de ese lugar especial en su vida y que lo trate como lo que es: un ser único. 
 
Aunque los niños se sentían nerviosos por estar solos no decían nada, no iniciaban una conversación común ni nada parecido solo se quedaban mirando mientras estaban sentados en la colchoneta. 
 
- Gracias – fue lo único que dijo el ojiazul antes de quitarse su chaqueta y dejar a la vista su camiseta negra que también estaba mojada. Gon lo observó y lo imitó. Se quitó su jersey empapado y se quedó con la prenda suelta que llevaba debajo, le dio una mirada fugaz antes de quitársela, para quedar solo con el collar adornando su pecho. 
 
- ¿Qué estás haciendo? – dijo el albino sintiéndose aún más nervioso, el niño salvaje se estaba desvistiendo y no podía dejar de verlo. 
 
- La ropa está mojada, tú también deberías quitártela Killua, si no, nos vamos a enfermar – dijo sonriendo típicamente como si no fuese extraño. Claramente no lo era pero tal vez eso pudo haber sido antes.
 
- Exhibicionista – contestó sacándole la lengua y poniendo su cara de gato, le parecía divertido la idea de experimentar algo nuevo, pero no tenia ni idea de lo que seria eso. Siguió la orden y empezó a desvestirse, cuando se dio cuenta el otro ya no tenia nada, solo ropa interior, como aquella vez en su casa se quedó idiota contemplando el cuerpo bien formado de su amigo. El moreno era sutilmente afeminado en las piernas, se puso a recordar la vez que fue a su casa y Gon se mostró desnudo ante él, en ese momento su reacción fue la misma pero con menos intensidad, ahora disfrutaba verlo por cada centímetro que su vista recorría, al punto de parecerle tentadora la idea de acercarse. 
 
Ni loco se quedaba atrás y también se quitó la ropa solo para lanzársela con fuerza. Gon no podía evitar agachar la cabeza; él también estaba avergonzado, pero le gustaba eso nuevo, le gustaba observar aunque sea solo por pequeños momentos el cuerpo de Killua.
 
Con el pantalón en la cara empezó a reír fuertemente antes de darle un golpe en las costillas, le parecía divertido verlo con la excusa de jugar y de paso aprovechaba para tocar su piel desnuda.
 
Estuvieron un buen rato jugando a darse golpes y a esquivarse que se olvidaron por completo que solo estaban en ropa interior. Cuando se cansaron se quedaron sentados en la colchoneta otra vez. Se miraban profundamente con sus pechos agitados, querían decirse muchas cosas pero no podían ¿Cómo empezar? Cada uno tenia suficientes motivos para alejarse, pero era eso lo que más hacia los unía; sus diferencias familiares. 
 

 
- ¿P-Por qué? – dijo sonriendo con algo de sarcasmo en su voz- ¿Por qué siempre intentas seducirme?
 
- ¿Qué? Y-Yo… Yo no… - se quedó sin palabras al terminar la nula oración. Quería decir que no intentaba hacerlo, pero no podía, ya que sus intenciones fueron esas desde un principio. Por más que quería, no podía mentir, recordaba la primera vez que el albino le dijo eso en su casa, en ese contexto diferente no se sentía tan incómodo como ahora. Aunque le gustaba la idea de seguir el juego sabía que mostraría sus verdaderas intenciones y no lo permitirá, porque el otro lo molestaría por el resto de su vida. 
 
- ¿Tú qué? – Killua tomaba ventaja de la situación, le parecía tierna esa expresión entre confundido y avergonzado del moreno mientras buscaba en su mente palabras que pudieran contrarrestar su actitud desafiante. Su mirada coqueta ayudaba menos y su postura demandaba ser vista. 
 
- Yo… - pensaba muy bien si debía seguir con el juego que empezó – Yo intento seducirte Killua – dijo con una mirada suave rogando ser aceptado, sus manos se hicieron de vida propia y se aventuraron a abrazarlo. 
 
El Zoldyck sonrió con miedo, tenia la esperanza de que le siguiera la corriente, pero no sabia que contestar si eso pasara, tal vez debía continuar ¿no? De todas formas deseaba jugar como el día del festival.
 
- ¿Es un reto entonces? No perderé … - dijo inclinándose mientras rodeaba la cintura del ojimiel que no pudo evitar soltar un suspiro al sentir el suave contacto con su piel desnuda.
 
- Yo… yo tampoco perderé – fue lo ultimo que dijo para dejarse llevar en los brazos ajenos, él deseaba el contacto desde hace días atrás, así que sin pedir ni preguntar lo besó.
 
La fuerza de ese osculo casí hace que caigan en la colchoneta que si fuera por el brazo del albino eso hubiera sucedido. Desde la primera vez que se besaron directamente no podían olvidar el sabor compartido, habían soñado con volver a repetirlo y lo estaban logrando…
 
A Gon le parecia embriagador el sabor de su lengua, quería sentirlo más a fondo y entonces abrió su boca para darle facilidad de ingreso; sus lenguas jugueteaban en una simulación rítmica y poco a poco sus cuerpos se iban apegando más.
 
Killua parecía disfrutar de eso como si de su comida favorita se tratase, entre pausa daba alguno que otro suspiro indicando que se quedaba sin aire. Todo se mantuvo en ese ritmo hasta que su lengua comenzó a entrar y salir haciendo la simulación de un falo, causando en sus cuerpos un ligero temblor por la excitación que empezó a crecer en sus abdómenes. 
 
- ¡Uhgm! – un ligero sonidito de placer se asomó a sus labios, estaban disfrutando de aquello más de lo posible, para eso el abrazo era una mezcla de fusión, no solo se sujetaban con los brazos, sus piernas se habían envuelto en una lleve erótica haciendo rozar sus genitales. 
Se separaron y muy embelesados se observaban, sus respiraciones agitadas se fusionaban por la cercanía, no podían dejar de mirarse a los ojos compartiendo la complicidad, aunque sentía vergüenza y sus mejillas les ardían no les importaba.
 
Las manos del albino temblaban porque su cuerpo había reaccionado al estímulo y quería tocar más, más allá de lo que le había permitido su amigo. Ahora estaban semidesnudos y era la oportunidad perfecta para experimentar en su juego y sin poder evitarlo esas manos pálidas comenzaron a tocar el torso ajeno, estudiando cada zona con cada roce.
 
Cerró sus ojos con fuerza al sentir como era tocado con desesperación, simplemente no podía verlo mientras su entrepierna se endurecía – K-Killua… - la comunicación corporal era suficiente para comprenderse, los dos experimentaban en sus cuerpos sensaciones que nunca llegaron creer tener.
 
Las manos de Gon tampoco descansaban, como presas de la angustia tocaban esa espalda remarcada de músculos por el excesivo entrenamiento, quería grabarse cada zona y nunca olvidar esa hermosa sensación de placer. Poco a poco se sentía más absorbido por cada vez que las yemas de esos dedos pálidos pasaban por su vientre, parecía que enloquecería si Killua seguía haciendo eso.
 
- Te quiero – pudo decir antes de caer encima de la colchoneta con el albino encima de él, lo miró sorprendido y avergonzado a más no poder, no estaba en la mejor posición y le abrumaba todo aquello hasta sentirse en las nubes. 
 
Sus piernas abiertas le daban paso libre a todo lo que quisiese, Killua no lo podía tener en una mejor posición, le parecía excitante su rostro contrariado. En ese momento se dio cuenta del ligero bulto que sobresalía de su ropa interior y sin medir la consecuencia de sus actos llevo su mano hasta tocar esa zona.
 
Killua dio un respingo al sentir su miembro endurecerse más por el contacto, se sentía extraño, pero le gustaba la electricidad recorrerlo todo el cuerpo, quería más, así que agarró la muñeca de Gon e hizo que lo apretara más.
 
- Pervertido – dijo riéndose con un aire de lujuria mientras se acercaba otra vez para continuar con otro beso igual que el anterior. No pudo contestar, se sentía en el paraíso, su cuerpo reaccionaba a esas manos cálidas y su boca no dejaba de moverse, lo que hacia mejor el momento era también tocar el miembro ya duro de Killua. Se sintió especial porque supuso que solo él lo ponía así y no se equivocaba, solo él lo ponía en un estado tan delirante.
 
- G-Gon, n-no… que haces… - dijo apretando los dedos de los pies, Gon había introducido su mano  en el bóxer y había comenzado a pasar sus dedos por la punta húmeda del falo. 
 
- No perderé – contesto con una risa malintencionada solo para besar su cuello. 
 
¡Esos malditos dedos los estaban torturando! Los movimientos circulares que hacia su manita le hizo soltar un gemido entrecortado y antes de perder más la cordura gritó.
 
- ¡Detente! – sus labios mojados y rojos por tanto movimiento temblaban pidiendo ser callados – ya no aguanto más -dijo con doble sentido, no solo daba a entender que perdería el juego, si no que se descontrolaría si seguía así.
 
El ojimiel soltó el agarre y abrazó a Killua, si algo no se permitirá seria hacer algo que no quieran los dos, entonces tomó una bocanada de aire y tranquilizando su ritmo cardiaco contestó:
 
- Estamos a mano – su voz fue un susurro directo en su oído, comprendió que si seguían así siempre perderían los dos, entonces ¿Qué debían hacer? No detenerse era la única solución que encontró. 

...

 
Se abrazaron buscando reconfortarse en el calor corporal, el ojimiel le dio un mordisco en el hombro antes de darle un beso fugaz en la mejilla.
 
Killua gritó por el dolor y se levantó con fuerza retrocediendo del enemigo. Gon estaba en modo “caníbal”
 
- Comeré tus entrañas – dijo lanzándose dando saltos al otro que lo esquivaba con miedo fingido. 
 
- ¡Auxilio! ¡Un caníbal! ¡Suéltame! – gritaba escapándose de esos apresantes brazos, si algo amaba de Gon era la facilidad que tenía para comenzar algo nuevo. 
 
- ¡Eres muy lento! – grito antes de atraparlo de la cintura haciéndolo caer. Lo miró con maldad y contempló su cara de horror al darse cuenta de que sería mordido. 
 
- ¡No! ¡No te atrevas! ¡No!  - sus suplicas fueron cambiadas por un grito al sentir dolor en el abdomen, el niño salvaje le había mordido marcando con sus dientes una línea morada por la presión. 
 
- Así mordía a las ranas cuando las cazaba ¡Realmente eran gigantes! – dijo sonriendo antes de recibir un golpe en la cabeza que le dejo una linda X 
 
- Eso me dio de verdad ba- ka – dijo el niño gatuno para luego mirarse la marca en su piel que resaltaba por el gran contraste de tonalidad. 
 
- Puedes hacerme lo mismo si quieres – contestó sobándose la testa y parándose para ponerse la ropa que ya no estaba tan húmeda. Killua lo miró con tentación, también lo mordería, pero no en se momento, tal vez en otra ocasión cuando estén “jugando”
 
- Ya cállate salvaje, yo podría desgarrar tu piel – dijo riendo e imitando a Gon comenzó a vestirse. 
 
-¿Quieres probar? -sonrió como buscando pelea, si algo interesante tenia Gon era ser competitivo siempre.
Killua lo observó y se acercó dando pisotones, solo llevaba la camiseta puesta.
 
- Te encanta provocarme ¿verdad? – contestó acercando su rostro con una mirada afilada, dio un suspiro y luego sujetando su barbilla le dio un beso. El moreno cerró sus ojos complacido por el acto, pero la felicidad desapareció cuando sintió el sabor de hierro en su boca, el gato le había mordido y cortado con sus colmillos. 
 
- ¡Eso no es justo! No juegues conmigo – escupió la sangre que salía a chorros, su acompañante lo vio y rio diciéndole que eso le pasaba por retarlo, además su marca en el abdomen no era algo sencillo. 
 
- B -A K -A – deletreó Killua para terminar de alistarse, Tendrian que volver a clases de todas formas.
 
- Esperame Killua – no terminaba de peinarse y corría para darle el alcance.
 
La lluvia no se detenia y tampoco parecia querer detenerse.
 
- Te quiero – dijo sonriendo con sinceridad al otro que no pudo evitar sonrojarse. Se sentía feliz de tenerlo solo para él, lo quería y debía decírselo siempre, sentía que solo él podría tenerlo así porque el ojiazul le había insinuado eso.
 
- Vámonos – fue lo último que dijo tomando la mano de Gon e irse caminando por medio del patio. También lo quería, lo quería más que a nada en el mundo, más que a él ¿Más que a su hermano? No lo sabia. Las cosas entre él e Illumi habían cambiado bastante pero no lo odiaba, ahora había crecido y estaba comenzando a verlo de otra forma, ya no como a un hermano si no como un ser totalmente diferente a él y a toda su familia.
 

 
Cuando las clases terminaron les llamaron la atención por andar con la ropa mojado, pero la reprimenda no paso a más porque la lluvia realmente era catastrófica, aún en la noche no parecia querer detenerse.
Los niños se decidieron con una sonrisa de oreja a oreja solo para volver a encontrarse virtualmente antes de dormir.
 

 
Gon en la oscuridad de su habitación tomó su celular e iniciando una nueva conversación con Killua se acomodó entre las sabanas por el frío que hacía.
 
- ¡A mi aún me duelen los labios!  - envió como mensaje después de una larga conversación hasta tarde, pero no hubo respuesta.
Un intenso escalofrió recorrió todo su cuerpo al ver que no le contestaba, tenia un mal presentimiento como si anticipara algún accidente. Esperó una hora, pero nada – Tal vez se durmió – pensó antes de enviarle un último mensaje.
 
- Buenas noches Killua -
 
Y no se equivocó, el albino estaba dormido…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

Se que quieren Lemon pero ¡no! ¡aun no!

 ;)

Illumi, ¿dondé estás?

 

-Heart


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