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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Espero no se aburran por ahora...

 

 

 

 

¡A leer!

El dolor de sus ojos no lo dejaban ver nada a su alrededor, a penas y pudo levantarse para darse un baño. Abriendo las cortinas pudo ver el cielo despejado después de la tormentosa noche, el clima prometía un día de primavera mucho más cálido que el anterior.
 
 Killua amaneció con los ojos hinchados de tanto llorar, después de la conversación con su hermano, estuvo reflexionando sobre su vida familiar y su vida con Gon. No podía simplemente huir porque sabía muy bien que no lo podría proteger, la simple idea de separarse de él, lo hizo ahogarse en un llanto que solo desapareció con la llegada de la mañana.
 
- Cuatro días eh… - pensaba bajando los escalones dirigiéndose al comedor, solía desayunar con sus hermanos menores pero nunca con sus padres, porque ellos siempre estaban demasiado ocupados. 
 
- Buenos días Killua -  alzó la mirada y después de mucho tiempo lo vio sentado en ese lugar que últimamente paraba vacío.
 
Trató de sonreír a pesar del dolor que tenía, después de conversar con Illumi se dio cuenta de las cosas vergonzosas que hizo y aunque ya no estaba reacio porque el otro ya conocía su secreto, si se mantenía un poco decepcionado de si mismo. Decepcionado por haberle mentido a su hermano y haberle hecho creer a Gon que podrían ser amigos para siempre. 
 
Se sentía más tranquilo al verlo en casa, su corazón buscaba confort, pero sabía que solo su amigo podría llenarlo…
 
- Buenos días aniki – dijo pasando por su lado para recibir una caricia en la cabeza. Alluka y Kalluto casi escupen lo que tenían en la boca al ver ese acto, no habían vivido lo suficiente como para recordar esa cercanía que tenían. Sentándose a su lado los mayordomos lo atendieron sirviéndole el desayuno. No hubo ninguna conversación, pero se podía sentir en el ambiente las buenas vibras que emanaba Illumi, logrando perturbar a los dos menores que nunca lo habían visto así.
 
Con pesar el albino aceptó que le colocara un desinflamante en gel en sus ojos, Illumi gustoso lo hizo – No quiero que te vean así – le dije despidiéndose antes de volver adentro de la mansión.
 
… 
 
Su presión cardiaca aumentó cuando llegó a la Academia, un día nuevo comenzaba, sin embargo, no se encontraba con el mejor de los ánimos, se sentía nervioso, sabía que no tendría tiempo y eso lo llenaba de ansiedad. Se quedó en la entrada esperando a que llegue Gon solo para iniciar su día con él.
 
- Hola – lo saludó cuando lo vio corriendo, no pensó jamás que esa sonrisa lo cambiaría por completo. Sentir que lo abrazaba lo hizo sollozar un suspiro ahogado. No le demostraría su inquietud para evitar que le hiciera preguntas.
 
Lo veía sonreír y quería decirle tantas cosas… pero no podía, después de pensarlo la noche entera concluyó que era mejor así, para no hacerlo sufrir con su próxima despedida.
 
Se fueron respectivamente a sus aulas solo para verse en la segunda hora en el club. Era un día común y corriente y lo único que lo diferenciaba era que ahora el club tenía un lugar solo para ellos dos.
 
Gon le insinuó que quería usar su nuevo “centro”, a lo que el albino decidió irse rápido a casa, no podía soportar verlo y no decirle sus sentimientos, por más que quería abrazarlo y llorar no podía, y todo lo hacía para mantenerlo a salvo de él mismo, de lo que realmente es. 
 

 
Otro día más lloró, muriéndose poco a poco, convirtiendo su alma en una más vacía, pronunció – Te necesito – entre sabanas recordando desde el primer día que lo vio, cuando le pareció un salvaje, hasta el presente donde ahora no podía sacarlo de su cabeza. Le parecía irreal que existiera un ser tan maravilloso como él y que haya tenido la oportunidad de ser quien lo tenga primero lo llenaba de dicha.
 
Un último rayo de luz veía entra la oscuridad de sus pensamientos, se sentía como un estúpido al haber desperdiciado un día, pero, lo necesitaba, necesitaba calmarse y comprobar que todo lo que había hecho valía, lo supo en ese momento, cada bendito segundo valia la pena. 
 
Tomando su celular en medio de la oscuridad le envió un mensaje y tirándose a la cama mucho más tranquilo por fin pudo quedarse dormido.
 
 - Mañana vayamos a comer, yo invito 
 
Si solo tenía tres días entonces ahora los aprovecharía, cada minuto a su lado lo haría inolvidable, quería hacerlo feliz hasta el último momento porque vivía de sus sonrisas y deseaba que fuese así siempre, aunque él muy pronto no esté. 
 

 
Tomando dinero de sus ahorros personales salió corriendo de casa, por nada del mundo usaría la tarjeta de la familia y exponerse a ser descubierto. Llevaba su patineta olvidando las interrogaciones de Illumi diciéndole que tal vez llegue a casa muy tarde, le parecía extraño verlo dos días seguidos y que no haya vuelto a viajar lo ponía peor.
 
Llegando a la a academia se puso a inspeccionar a sus alrededores buscando ocultarse de los profesores o auxiliares, sentía que estaba a punto de cometer algún crimen y debía ser cuidadoso con sus movimientos.
 
- ¡Killua! – su nombre proviniendo de esa voz que tanto conocía le hizo dar un salto por la impresión. Mirándolo con malicia lo tomó por la espalda y haciéndolo callar con su mano lo apegó a su cuerpo, ocultándose con él en uno de los tantos rincones del lugar. 
 
-¡Shhh! ¿Nadie nos puede descubrir lo entiendes?
 
Gon no comprendía nada, lo único que sabía era la información del mensaje. El lugar era muy pequeño y con las justas podían estar los dos ahí, sentía como él otro respiraba en su hombro y lo sostenía tapando su boca sin darle oportunidad a contestar. Se sentía secuestrado y le gustaba ser su presa. 
 
-Esperemos aquí hasta que no haya nadie en la entrada y salgamos cruzando el cerco – dijo por fin soltándolo. El moreno no podía comprender que tramaba y aun así aceptó ser su cómplice.
 
- ¿Debería voltear o quedarme quieto? Si me quedo así seguiré sintiéndolo detrás mio, si volteo lo tendré muy cerca del rostro ¡Ahhh! Que sucede Killua – pensaba el oji miel razonando su posición.
 
 
- ¿Por qué nos ocultamos? – susurró bajito para evitar crear ruido.
 
- ¿Qué no entiendes? No entraremos a clases y saldremos – le dijo a la vez que lo volteaba sin delicadeza para verlo a los ojos – ¿Leíste el mensaje verdad?
 
- S-sí, pero… 
 
¿Cómo quería que le conteste si lo tenía tan cerca? 
 
- Pensé que saldríamos después de clases – por fin pudo decir tragando saliva y sonriendo levemente. Se sentía nervioso, su corazón no dejaba de acelerarse por cada vez que el otro lo tocaba, comparaba su estado con las veces que jugó con Killua, sabía que su cuerpo reaccionaba a los estímulos, pero solo cuando estaban ¿Tocándose?, en cambio ahora no era necesario eso para sentirse así ¡Y no solo él lo sentía! Los dos compartían el sentimiento al punto de dudar si era por motivo de su amistad. Desde el día del club donde experimentaron juntos una nueva etapa no han podido tranquilizarse, especialmente Gon, no sabe si podrá verlo sin imaginar “cosas” 
 
Se querían se lo habían dicho, se habían besado creyendo que jugaban como amigos ¿Entonces? ¿Por qué se sentían tan confundidos? Tal vez estaban enamorados y no lo sabían…
 

 
A penas y lograron salir sin ser descubiertos, si no fuera por Killua que lo llevó corriendo, el auxiliar Satoz los hubiera encontrado.
 
 - Y bien… ¿A dónde vamos? – dijo el ojiazul deteniéndose en medio de la calle, habían avanzado sin conversar hasta donde ya no puedan ser encontrados. Gon pensó hasta que en su cabecita saliera humo, alzando la mirada comenzó a observar todos lados hasta que se fijó en un lugar muy lejano.
 
- ¿Dirijámonos allá! – dijo señalando el horizonte, justo en medio de un árbol que sobresalía del montón. Killua miraba, pero no veía nada, solo veía un bosque y nada más.
 
. Ehh, está bien … - decía con un tono aburrido, creía que irían a otro lugar definido, pero no fue así. 
 
Caminaron a su nuevo destino, de vez en cuando se detenían a observar por las grandes ventanas de vidrio las tiendas de accesorios de pesca o las tiendas de joyería. La ciudad era bastante grande, el sonido de los autos no los dejaba escucharse y por eso se hablaban al oído, por ratos se turnaban en usar la patineta hasta que uno se cansara de correr.
 
Deteniéndose en la tienda de chocolates Killua compró una caja de dulces que fue comiendo por el camino. Gon en cambio tomaba una soda intentando no chocarese con la multitud a la vez que corría para no perderlo de vista.
 
Anduvieron 2 horas haciendo lo mismo ¡Hasta ayudaron a un anciano a cruzar la calle! Se sentían bien, olvidaron los quehaceres y problemas solo para divertirse un momento explorando calles que nunca habían visto. Se sorprendieron al ver una avenida solo de venta de frutos exóticos, compraron los más interesantes y compartieron su opinión.
 
- ¡Pero qué clase de uva azul es esta! – gritó Killua escupiéndola y sacando su lengua pintada de ese color. Gon se rio de él y le dijo que en Isla Ballena ya la había visto pero no la había probado hasta ese momento.
 
Salieron algo decepcionados del lugar solo para hacer bromas a los transeúntes, a uno que impedía el paso y era molesto por detenerse en plena via publica, le quitaron la correa sin que se diera cuenta.
 
Cuando eran vistos solo se lanzaban a la carrera ¡Nadie los alcanzaría!
 

 
Cansados del ajetreo se detuvieron cubriéndose del sol en un callejón vacío. El sonido que produjo el estómago de Gon  lo delató, tenía hambre y aunque se negó, igual Killua lo llevó a rastras a un restaurant de comida Italiana.
 
Solo pudo decir gracias, no conversaron ni nada, solo el sonido de los cubiertos chocándose estaba presente. El mozo les llegó a preguntar si tenían dinero para pagar todo lo que estaban consumiendo. Los dos lo miraron sin expresión ¿Cómo se atreve a interrumpir la carrera glotona? El pobre hombre se fue llevándose otro pedido ¡Era el plato numero veinte! ¿En serio eran niños? La cara de sorpresa del mozo fue inexplicable cuando vio todo el dinero que saco Killua para pagar.
 
Salieron renovados para continuar su caminata, antes de darse cuenta ya había avanzado el día hasta ser anaranjado, el atardecer se aproximaba y aun no llegaban a su destino. 
 
-¿Cuánto más? ¿Cuánto más caminaremos? 
 
- Ya casi… - contestó para empezar a correr sin avisar.
 
Como un nuevo reto se aventuraron a gastar energías otra vez, por momentos el albino llevaba la delantera, pero no le gustaba hacerlo porque prefería verlo correr delante de él, y exactamente por no ver delante suyo casi se choca con su acompañante cuando este se detuvo salvajemente.
 
- Ya llegamos – sonriendo tomó su mano y jalándolo con fuerza lo obligó a saltar la cerca que impedía el paso al bosque.
 
No lo soltó cuando estuvieron adentro, solo apretó su mano y guiándolo como un experto se dispuso a entrar en medio de los arboles hasta perderse en la espesa flora.
 
Killua lo siguió, pero se sentía extraño al no saber a dónde se dirigían. Confiaba en que no se perderían, sin embargo, su pecho se aceleraba porque no conversaban, solo el silencio golpeaba sus oídos, la incomodidad creció cuando sus dedos se entrelazaron y se juntaron más como quien busca protección. 
 
Lo observaba, le gustaba hacerlo a veces no podía ni siquiera verlo a los ojos por mucho tiempo y por eso siempre aprovechaba la oportunidad de hacerlo a escondidas.
 
Antes caminaron muchas veces, pero nunca antes se sintieron tan ansiosos, necesitaban comprenderse sin saber que tenían un problema.
 
Gon tenía los ojos brillosos y con un semblante de entrega total se envolvió debajo de su hombro para sentir su calor mientras caminaba. 
 
No puso presión, le gustaba olerlo y tenerlo cerca. Habían cosas que no se podían pedir, solo hacer, y como por arte de magia Gon le había hecho olvidar sus pesares obsequiándole incontables sonrisas sin pedir nada a cambio.
 
- Llegamos – su voz rompiendo la magia lo hizo volver a la realidad. En medio de la oscuridad, justo en la cima inalcanzable se encontraban ellos contemplando el paisaje que este les ofrecía.
 
La vista era perfecta, la ciudad a sus pies del color rojo vivo era hermoso, se admiraron al punto de asomarse por el borde solo para sentirse unos pequeños seres comparados con la gran altitud.
 
- ¿Cómo sabias que esto estaba aquí?
 
- No lo sabía, solo lo vi de lejos, pero no creí que fuese tan bello, ahora que estoy aquí contigo siento que es especial.
Gon lo miraba con esperanzas de haberlo impresionado, sus ojitos reflejaban luz por el ocaso, un deseo incompresible crecía más en su pequeño pecho. Killua admiraba como un niño ingenuo el gran árbol que se encontraba en medio creando una sombra fresca que los ayudaba a resguardarse del sol.
 
Se sentaron recostándose en el piso sin saber cómo iniciar una conversación normal, podían hablar de todos los lugares que pueden reconocer desde ahí, pero eso sería muy aburrido. Lo percibían, sentían como esa química que solo ellos tenían invadía el ambiente creando una burbuja que los liberaba de la realidad solo para pensar en ellos mismos.
 
- ¿Puedes verlo también? – dijo señalando el cielo
 
- Sí
 
Un arco iris se formaba cruzando la ciudad, no podían ver el final a pesar de la altura. Estaba garuando y el olor a humedad los relajó al punto de dejarse llevar por la somnolencia y apegarse uno.
¿Eso sería todo?
 
GON POV
 
¡Qué sensación más cálida! Por momentos llego a creer que es un sueño pasarla con él, me gusta esto, me gusta como mira el horizonte y como finge no sentir mi mirada para evitar corresponderme. ¿Qué le digo? ¿Qué puede ser mejor que este silencio? Seguro él lo sabe tanto como yo, que disfruto este detalle sin necesidad de hacérselo saber. Por eso me gusta Killua, quiero decirle mil veces que permanezca a mi lado, pero no puedo y no entiendo porque no puedo confesárselo otra vez. 
 
La otra noche soñé que se iba, no lo pude soportar, aunque sepa que se quedará a mi lado hay algo en mi que no quiere dejarlo ir, como si tuviera miedo a perderle, a perderle para siempre…
 
¿Es una tontería verdad? No importa, la verdad nunca importó si se va, porque yo jamás lo dejaré ir…
 
Me sacudí la cabeza intentando no pensar más en eso, me miraba extrañado, a veces me lamento perder todas esas oportunidades para abrazarlo.  Me reí buscando la forma de hacerle entender que lo quiero, no es fácil decírselo otra vez cuando ya lo has dicho. No me importó y me recosté en su regazo, sus manos temblaron y alejaron tratando de no tocarme, él es muy obvio, creo que más obvio que yo.
 
De todas formas, solo necesito verlo así a los ojos, y lo haría hasta morir. Adoro como voltea su vista en otra dirección mientras me dice: Baka. Siempre usando ese tono de regaño y cariño
 
 Cerré los ojos buscando en mi imaginación los recuerdos que me regaló. Pensar en el día del club hacía me hacía sentir bien, me he vuelto casi un obsesionado por querer jugar con él. además, él dijo que era un reto y realmente espero no perder…
 
¿Esos son los labios de Killua? Abrí mis ojos despacio y ahí estaba él encima mío rodeándome con sus brazos ¿Será que quiere jugar? ¡En un lugar como este! No creo que haya otro motivo por el cual me bese si no es para probarme, entonces ¿Por qué mi corazón no puede dejar de latir así? Siento mis mejillas calientes por la vergüenza, intenté decir su nombre, pero me calló apretándome contra sus labios, si me callase así siempre, creo que me gustaría dejar de hablar solo por él.
 
El anochecer llegaba, el arcoíris había desaparecido, sus mejillas color carmín jugaban con su piel pálida, no me volvió a dar la mirada, solo tomó mi mano y esta vez fue él quien me llevó de regreso por el bosque.
 
Nos despedimos en la estación donde tomo mi transporte para ir a casa, le ofrecí que viniera el día siguiente y aceptó. Estoy ansioso de tenerlo otra vez durmiendo en mi cama, quiero que note la diferencia de la primera vez, quiero que sepa que solo lo tengo a él, solo a él…
 
NORMAL POV
 
Se despidieron con una sonrisa, sin embargo, apenas Killua voltio su rostro se formó una mueca de desagrado, como si sintiendo miedo y odio a la vez. Se sentía terrible al no haberle dicho nada de lo que sucedió con Illumi, quería entender que era lo correcto, pero no podía, se odiaba a si mismo por no poder darle a Gon la confianza que se merecía. Y como en una decepción amorosa arrastró sus pies observando el anochecer, su rostro hermético en una expresión indescifrable causaba miradas curiosas en las personas que lo veían pasar como un alma en pena.
 
Intentó dar su mejor cara al llegar a casa, pero ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía estar feliz después de haberle mentido a Gon? Lo dejaría y eso lo atormentaba, cuando lo veía sonreír recordaba su decisión y se hundía más en su propia culpa. Sin embargo, al regresar y ver a Illumi leyendo un libro en la gigantesca biblioteca, recordó que no solo era un ser despreciable por engañar a Gon si no por haber hecho llorar a su hermano, a su único familiar que de verdad lo quería, o al menos eso sentía él.
 

 
Illumi había conversado con Hisoka acerca de su compromiso en el próximo trabajo, no salió de viaje ni hizo más papeleo en los negocios con los países aliados de su padre; Zeno le dijo que tomara unas vacaciones a lo que se negó inmediatamente con la excusa de entrenar a Killua, para ese entonces Silva ya sabía que su heredero regresaría muy pronto al negocio familiar.
 
Sabía muy bien que su niño no estaba del todo bien, lo podía ver en sus ojos cuando creía que nadie lo observaba, Illumi prefería guardar distancia y no abrumarlo con sus comentarios. Quería que Killua se de cuenta de que no importa que haga y en esos días, su destino ya estaba escrito y él se encargaría de volverlo realidad. Aunque por dentro se moría de ganas de estar todo el día con él, se limitaba, todos esos años aprendió a abstenerse a tal punto de disfrutar del sufrimiento del “extrañar”
 
También sabía que estuvo llorando la noche anterior y le partia el corazón no poder consolarlo solo podía morderse el labio superior y contener su deseo – Todo terminará muy pronto Killua – pensaba cuando lo vio entrar a su habitación sonriendo a la nada.
 
 El albino lloraba una tercera noche perdiéndose entre sus sabanas, deseando despertar de esa pesadilla, rogando entre susurros entrecortados que no lo separasen de Gon, y siguió su tormenta hasta quedarse dormido otra vez con un dolor de cabeza que no lo dejaba razonar.
 
Lo único que lo consolaba era recurrir a su imaginación donde su amigo, su único amigo que le había dado la paz que tanto necesitaba jamás se separaba de él.
 
¿Por qué llora tanto por él? no lo entendía, solo su corazón se estrujaba con la idea de marcharse como si le quitaran algo vital para su existencia, y lo era, Gon era ya parte de su vida y no importaba que haga el mundo para separarlos, porque tenían grabados en sus corazones todo ese amor sincero que compartieron desde que se conocieron el primer día…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Notas finales:

Hasta el domingo ;)

 

¿En serio Killua dejará a Gon? 

 

 

 

-Heart


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