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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

 

Espero este cap les guste.

:)

¡A leer!

En la carretera principal se hacía notar una gran limosina negra que iba aproximadamente a 45 km/h., eran las 6:30 am y un niño albino viajaba mirando por la ventana los demás carros pasar. Killua vivía a una hora de la academia Hunter y no se permitiría llegar tarde el primer día y pasar por los estúpidos castigos de los supervisores. El calor seguía intenso, a pesar de ser una hora temprana ya consumía las energías de cada persona que se encontraba expuesta al exterior. El niño por esa razón llevaba un short azul suelto, zapatillas moradas y un polo manga cero de color negro.

Llegó a la academia con 10 minutos de antelación creyendo que no habría tantas personas pero se equivocó, el lugar de la entrada principal estaba repleto de jóvenes de cualquier edad. Se sintió nervioso por esta causa, el lugar era gigante, claro… Estaba acostumbrado a su mansión, pero no a tanta gente.


Buscó su aula y cuando dio con esta entro sin más preocupación, se ubicó en los asientos de al fondo y miró por la ventana, aun habían alumnos que al parecer llegaban tarde, sin darse cuenta posó su mirada en un niño maso menos de su edad con shorts verdes y un raro peinado, su interés creció al ver a ese niño moverse lo más rápido posible entre las personas, nadie lo notaba, no dejaba rastro, era como un fantasma.


No pudo observar más por que entró el maestro de idiomas; como él era un alumno nuevo lo hicieron presentarse. Todas las miradas se fijaron en él, su cabello blanco era inusual y su piel pálida lo hacía ver como salido de otro planeta., se paró al frente y…

-Mi nombre es Killua Zoldyck, un gusto conocerlos – por dentro el niño quería escupirles en la cara a todos por esas miradas incrédulas que le dirigían. Seguro ya lo estaban juzgando por su apellido.

Volvió a tomar asiento y escuchó como se formaban los murmullos en su espalda.


- ¿Por no haber matado a todos en el asesinato tendría que pasar esto? La próxima vez no tendré piedad de nadie – se decía a si mismo.  El aula quedó en silencio, los jóvenes sintieron escalofríos, podían percibir el peligro que emanaba de niño albino. El profesor sin importarle la incomodidad de los alumnos comenzó su clase, en la categoría B los alumnos debían saber al menos dos idiomas para poder enseñarles un tercero; la mayoría sabia su lengua materna e inglés. En cambio, Killua no solo sabía eso, también francés y alemán ¿Qué demonios era ese mocoso? un superdotado de nacimiento obviamente.


La clase fue de lo más aburrida para él; agradeció a los santos que no creía cuando sonó la alarma del receso; salió a caminar por los pasillos y vio un grupo de amigos con batas blancas, probablemente salían del laboratorio. Al albino le llamó la atención la naturalidad con la que conversaban, una confianza que según su perspectiva de la vida no se podía conseguir fuera de la familia. Su curiosidad aumentó y se acercó a ellos lo suficiente para escuchar su conversación.

- Freecss de la categoría A ha vuelto de nuevo está a punto de pelear con un nuevo retador por el puesto de capitán – dijo un joven de alrededor de 18 años.

- Ese mounstro podría matarte – rio uno más bajo que el anterior.

- Escuché que el año pasado le rompió las costillas a uno que lo retó en el club.

En la Academia Hunter estaba permitido los enfrentamientos de todo tipo, claro, las armas estaban prohibidas. Si se trataba de obtener un cargo como capitán de algún club el líder tenía el deber de defender su posición sin restricción alguna. Academia Hunter quería a los mejores al mando, ganar cada campeonato era primordial.

Killua se rio por dentro, lo que escuchaba le causaba gracia.

- Alguien que rompe costillas está andando por ahí alardeando ser fuerte… Já. Lo retaré muy pronto – pensó.

Decidió entonces seguir al grupo de amigos para ver con sus propios ojos a lo que imaginaba como un hombre gigante, musculoso y cabeza hueca. Llegó a la parte trasera de la institución donde se encontraban las canchas de entrenamiento, pudo ver a dos personas siendo rodeadas por la multitud que hacia bastante bullicio.

El albino se introdujo entre las personas y ubicándose en primera plana vio lo que imaginó momentos antes: un hombre grande y musculo y un niño de shorts verdes…. Espera…

 - ¿QUÉ? Yo he visto a ese niño antes. – pensó. – Seguro ese mocoso intentará retar al líder del club. ¿Qué ingenuo no? – Que equivocado estaba el albino.

La pelea comenzó el más grande daba golpes por todas partes y el niño solo esquivaba los golpes con los ojos cerrados, era como si fuese aire, se dejaba llevar por la fuerza del movimiento. La multitud quedó en silencio como sabiendo que venía a continuación, el único confundido era Killua. El niño de shorts verdes saltó al cuello del más grande y en un movimiento ágil enredo sus piernas en una llave que lo hizo caer al suelo. Todo fue tan rápido, y en un par de segundos más el niño apresó los brazos del más grande causándole gran dolor por la posición. Toda la multitud contó hasta 7; el niño soltó al joven musculoso, la pelea había terminado.

- Si ya saben cómo es Gon Freecss no entiendo porque se meten con él – dijo una chica que al igual que el resto de la multitud se dispersaba entre los caminos del campus.

- ¿Qué? – se dijo a si mismo mientras miraba al niño de pelo negro despedirse de su contrincante. -
El albino había conocido por primera vez a Gon Freecss, el líder del club de judo. Una nueva curiosidad nació en él. Mientras las personas se iban a continuar sus quehaceres el Zoldyck se quedó observando  que reía alegremente con los que al parecer eran sus alumnos a cargo. Killua se recostó en el piso protegiéndose bajo un árbol del intenso calor, en sus pensamientos no podía admitir que entre toda esa basura pudiera haber alguien tan fuerte como él. Rio de lado al mismo tiempo que aumentaba su deseo de darle pelea, su instinto de asesino se hizo notar en todo el campo, su mirada se nubló, su imaginación volaba deseosa de conocer todas las habilidades de aquel niño.

-Hola soy Gon Freecss un gusto conocerte – escuchó el peliplata que provenía de al lado suyo. Su cuerpo se tensó ¿En qué momento ese niño llegó hasta él? No lo sabía pero le daba escalofríos.

- H-Hola… - fue lo único que contestó el Zoldyck tratando de analizar a su nuevo acompañante.

- Noté tu deseo de pelear… ¿Eres un nuevo retador? – dijo Gon sonriendo de lo más normal. Killua en cambio estaba a punto de romperle la cara ¿Quién se cree que es? Nadie lo trataba con tanta confianza si no quería morir.

- No, solo vine a presenciar la pelea. - dijo lo más seco posible mostrando desinterés. Pensaba que el niño de piel dorada era un creído con los humos alzados por ser fuerte. Otra vez Killua se estaba equivocado.

- Bienvenido a Hunter, sé que eres nuevo ¿La estás pasando ben? – Gon decía estas palabras tan naturalmente que lograba perturbar a Killua; el albino estaba seguro… ese niño era un bicho raro.

- Sí, gracias… Soy Killua Zoldyck – dijo el ojiazul mirándole retadoramente esperando intimidarlo por su reciente confesión. Alguien inteligente sabía que no debía meterse con ningún Zoldyck bajo ninguna circunstancia, su influyente familia podría dejarte en la ruina.

- Ummm… Espero que nos llevemos bien – rio el ojimiel mirando directamente a los ojos azules de su acompañante ¿Quién lo diría? Ese mocoso había llamado la atención del albino, logrando tener una conversación amistosa y sincera.


- Y… ¿Quieres pelear? Dijo el pelinegro mientras se paraba con una mirada perdida en la nada.

El peliblanco lo miró extrañado, creyó que serie él quien pediría una pelea; pero otra vez el mocoso ese había roto su deducción haciendo esa propuesta.

- Espero que no te arrepientas… - fue lo único que contestó el albino para dirigirse al medio de la loza deportiva.

Los jóvenes que estaban de salida se detenían a ver el espectáculo que se daba en el campo de ejercitación. Dos niños estaban peleando a la par cubiertos totalmente de sudor y con la respiración agitada.

La pelea continuó hasta el atardecer, los espectadores se fueron yendo poco a poco y cuando no quedó nadie más se escuchó dos cuerpos chocar con el suelo. La pelea había durado hasta la hora de salida y un poco más, eran las 5:30 y el cielo anaranjado se hizo presente; parecía que el calor nunca se iría ni con la llegada de la noche.

- Ah… Ah… ¿C-Como supiste que era nuevo? Pronunció Killua con el poco aire que tenía, parecía que en cada palabra se estaba ahogando, su pecho se alzaba y bajaba violentamente.

- Simplemente no te había visto antes, si no, te hubiera reconocido rápidamente – Gon se encontraba más calmado que su contrincante, su polo blanco estaba tan mojado por el sudor que dejaba ver la piel del moreno por la transparencia. Su brazo rodeaba su cara para que el sol no le diera en los ojos.

Hubo un silencio largo, solo se oía la respiración entrecortada del albino que poco a poco se fue calmando. Ninguno de los dos hubiera podido pedir un primer día de clases más interesante que ese.

Killua tenía muchas preguntas que rondaban por su cabeza, como nunca en su vida había depositado interés en alguien que no fuese su hermano. Los amigos estaban prohibidos, el lazo con personas fuera de lo laboral era innecesario, el Zoldyck nunca deseo compartir un momento así con nadie… con tanta adrenalina.  Él solo vivía por un propósito: Ser un asesino.


No se podía permitir bajar la guardia con nadie, tal vez en un futuro debería asesinarlo ya sea culpable o no.

Los dos niños aún se encontraban tendidos en la loza, ninguno decía nada, el sol se ocultaba poco a poco volviendo las nubes rojas. Al parecer no tenían fuerza para sentarse y no les importaba que el dia terminara así, nada era relevante en ese momento. El placentero silencio terminó con un grito agudo que ensordeció al Zoldyck, el niño cabello de piña se había levantado para sacudir su ropa con un claro nerviosismo.

- L- Lo siento, ya me tengo que ir… - dijo Gon que al parecer había olvidado por completo el transcurso del tiempo por andar metido en el placer de la pelea; ese día tenía que cocinar la cena porque su tía no se encontraría en casa.

El albino arqueo la ceja en clara demostración de enfado, mientras él seguía en el piso cansado; Gon estaba estaba parado derrochando energía como si no hubiese hecho nada.

Killua no contestó, no estaba acostumbrado a esas conversaciones, el prefería analizar a las personas; pero había algo raro en ese niño de shorts verdes, algo no encajaba definitivamente, por ejemplo: su super fuerza, su flexibilidad, rapidez y sentido agudo. Ese niño era como una bestia humana con cara de inocente.

El oji azul solo pudo levantarse y examinar su cuerpo, no encontró más que 4 moretones, un rasguño en el rostro y las rodillas raspadas, se alegraba que Illumi este de viaje, si no tendría que dar explicaciones y soportar interrogaciones estúpidas.

- Hey Killua, mañana nos vemos – dijo Gon sonriente alzando su mano derecha en señal de estrecharse con su compañero.

Killua lo muró extrañado y dudoso, pensándolo dos veces correspondió el gesto apretando sutilmente la mano del azabache. Pudo notar que su piel era suave y su mano delgada como si nunca hubiera entrenado.
El moreno se fue corriendo perdiéndose en el camino de salida.

- Nos vemos Gon…- susurró el niño ahora solo, ocultado sus ojos detrás del cabello.

 

……

 

- Mito – san

Eran las 10:30 pm en la casa de Gon, el niño se encontraba echado en su cama, la luz de la luna que entraba por la ventana era lo único que alumbraba ese cuarto, al lado del moreno estaba sentada su tia al borde de la cama.

- Dime Gon… ¿Cómo te fue hoy dia? – dijo la mujer a la vez que acariciaba el rostro del menor.

- Creo que encontré un amigo interesante y fuerte Mito – san.

- ¿Acaso peleaste con él? – preguntó la mujer ladeando el rostro.

- ¡Si! Se llama Killua, espero que quiera ser mi amigo – sonrió el niño mostrando un gran deseo en sus ojos.

Su tia no podía regañarle por lo que decía, su sinceridad y ternura podían remover cualquier pesar, su inocencia lo dejaba inmune a cualquier pecado.

 - Tráelo a casa algún día Gon  - le dijo amablemente la mujer.

- Buenas noches… yo... yo también lo deseo.

Ese día había marcado un futuro para esos dos niños, más adelante verán que esa ocasión no fue casualidad…

Notas finales:

-Heart

 

 


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