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En la enfermedad y la locura por Funi-lollipop

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic Shizaya (y mi primer fanfic en el mundillo del fandoom), lo subí al principio en fanfiction. Pero encontre esta maravillosa pagina, así que decidí terminarlo y trasladarlo aqui.

Al principio, lo hice por que no estaba satisfecha con los fanfic de esta pareja. ¡Rayos! eran un asco, así que decidi hacer mi propio fanfic, con juegos de azar y hombrezuelos (si es que esa palabra existe). 

En realidad le hice modificaciones, puesto que después de un año (o más, creo) cuando vuelves a leer, pues te das cuenta de todos tus errores "horrográficos".

Jaja, ay que triste.

Le hare unas modificaciones a la historia, pues he madurado en mi redacción y ¡Dios! no lo dejare así.

Gracias de antemano por leerlo las amooo! <3

Era hace una vez un día perfecto en Ikebukuro. Los pájaros revoloteaban, el viento era agradable, fresco, un aspecto poco frecuente en una metrópoli y en las calles, se escuchaba el bullicio característico de los jóvenes que salían a tomar un rico helado después de un atareado día de clases.

Era un maldito día perfecto, "era" sin duda; hasta que llego el caga-ánimos de Izaya; solo estaba haciendo su trabajo normalmente, estaba tan en paz, tan tranquilo, Shizuo se sentía por primera vez en mucho tiempo en armonía, pero tenía que llegar a cagarle todo, tenía que aparecerse en su cara, tenía que venir y lucir su pulcra navaja. Así es, tenía que escuchar su voz de "mírame soy un cabrón" para que su día estuviese completo.

Maldijo todas las cosas existentes y por existir mientras tiraba su cigarrillo al suelo, aplastándolo con furia con la suela de sus zapatos. Solo para después buscar con su mano el objeto más voluminoso y pesado alrededor de diez metros, una vez el objeto en sus manos procedió al ritual común en estas situaciones.

– ¡I!-¡Za!-¡Ya! – entonó cantarinamente -como era usual en aquellas situaciones- y tomo vuelo para lanzar el objeto lo más fuerte posible, mientras Izaya se reía maliciosamente, ¡Ah! tanto placer le daba sacar de quicio a ese monstruo.

–¡Kun! –El honorifico era la palanca que ponía en acción la pelea, lanzo por los cielos una máquina de refrescos que, desgraciadamente, Izaya esquivo con una velocidad sorprendente, la gente corría atemorizada, en esas peleas es mejor nunca meterse.

–Vamos Shizu-chan, sé que te alegras de verme –Izaya sonrió maliciosamente mientras movía la navaja impaciente y esquivaba miles de cosas a la vez. Izaya hizo una nota mental, “la próxima vez que me acerque a Shizu-chan, procurare que no sea en una zona llena de máquinas expendedoras" pensó; aunque en realidad, nunca se lo encontraba por gusto, la mayoría de las veces era accidental.

– ¿A quién le gustaría verte, maldito bastardo? –A Shizuo se le habían acabado las cosas para lanzar, por lo tanto solo estaba parado, casi escupiendo fuego por la boca y su entrecejo arrugado por la furia; esta expresión le daba una idea a Izaya de lo molesto que Shizuo estaba y eso lo excitó más de lo que esperaba. Izaya rio por lo bajo, sintiendo la adrenalina que recorría su cuerpo ¡Oh! Como extrañaba esa sensación.

–Que agresivo eres, Shizu-chan, yo solo daba un paseo –Dijo con sobre actuada indignación mientras se llevaba una mano al corazón, simbolizando así el dolor en su alma.

Esto solo logro encabronar más a Shizuo, que empezó a perseguir a Izaya con más ímpetu. Izaya corrió a una velocidad sorprendente, estaba más excitado de lo acostumbrado, sonreía animosamente mientras era perseguido, una emoción brotaba de su pecho cada vez que sentía el aura asesina de aquel monstruo y en un descuido miro hacia atrás, solo para ver la expresión de su enemigo mientras cruzaba una calle transitada; un descuido, simple, algo muy humano que Izaya solo hacia mientras estaba con Shizuo.

El resultado en cada una de sus batallas era siempre la misma, Shizuo era herido de gravedad por un accidente automovilístico. Pero, esta vez no fue así.

En solo cuestión de segundos Izaya pudo ver en el rostro ajeno una expresión que lo desconcertó: Preocupación. Esto hizo que Izaya se volteara hacia  la derecha. Un auto que estaba a punto de arrollarlo, pudo haberlo esquivado, pero no lo hizo, pudo haber salido sin ninguna herida más que un rasguño, pero esto no fue lo que sucedió.

¡BANG!

El automóvil había chocado con un Izaya sorprendido que rodo en el suelo estrepitosamente, Shizuo se quedó inmóvil en la acera, mientras veía impresionado a su antigua presa, su pierna había cambiado de posición a una que se veía grotesca. Su vista se enfocó al hombre que salió del auto totalmente anonadado, blanco de la impresión y enseguida saco su móvil para marcar a emergencias.

Izaya abrió sus ojos rápidamente, se apoyó en el duro cemento de la calle y observó adolorido su pierna derecha ¡Joder! Dolía como mil demonios. Se tapó los ojos para no mirar a Shizuo, quien aún estaba allí, observando todo con su estúpido rostro que ampliamente expresaba arrepentimiento, ¿de qué coño se iba a arrepentir?, ¿de qué no que lo odiaba lo suficiente para sentirse feliz por su descuido, el maldito hijo de perra?, se burló mentalmente de la amabilidad del estúpido monstruo.

–Ja, ja –. Una pequeña carcajada salió de los labios de Izaya, se sentía tan débil, tan impotente.

–¡Jajajajajajaja!– Las carcajadas de Izaya se elevaron a un volumen insoportable,  llegando a taladrar los oídos de aquellos que estaban cerca. ¿Quién lo hubiera dicho? al final él era tan débil como cualquier humano, tan frágil como para romperse el puto pie con un maldito auto, maldijo al estúpido karma si es que realmente existía.

– ¡Cállate, joder! –El puño de Shizuo ahora se impactaba en la mejilla de Izaya, haciendo que este volteara la cabeza y de paso, silenciar su horrible risa, ahora Izaya miraba con rencor a Shizuo, quien le devolvía la mirada.

Shizuo tomo un cigarrillo del bolso de su chaleco, lo encendió con dedos temblorosos, le tomo una profunda calada solo para después tirarlo al suelo y apagarlo, se revolvió el cabello.

– ¿Cuánto puede tardar la maldita ambulancia?– Le pregunto al dueño del automóvil.

–C-con el tráfico de hoy, unos d-diez minutos – Respondió temeroso este.

–Tsk –Shizuo suspiro, se agacho a la altura de Izaya.

–No me digas que tu… ¿a mí?, estás loco si crees que te voy a… –Muy tarde, Shizuo ya había levantado a Izaya, de la forma más poco varonil solo para darle un pequeño servicio a Izaya y exponerlo en público, cosa que logro al pasar con Izaya cuando se movían entre la gente. No es como si a Izaya le importase tanto, pero seguía sintiéndose patético.

–Vaya, mi príncipe azul me está llevando en sus brazos a mi castillo, que considerado –Izaya no desaprovecho el momento para decir sus típicas frases sarcásticas, expulsar veneno mientras sacaba la navaja de su pantalón era una de sus actividades favoritas.

– ¡Como jodes!, ¡O te callas o te juro te tiro aquí, pulga de mierda!– Izaya se abstuvo de seguir con sus comentarios, después de todo no le convenía para nada ser dejado en esa zona.

¡Ah! el sabor de la ironía, pensar que la persona a la que más odiaba, era la única en la que podía depender en esos instantes (no es como si Izaya fuese muy querido por las personas). –Mierda –Izaya se maldijo a si mismo por pensar en necesitar a Shizuo, ¿Por qué rayos iba a necesitar a ese monstruo sin cerebro? Ni de chiste, vaya, toda esta situación era una comedia barata.

 


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