Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entrenador espartano (Yuri on Ice) por kaoryciel147

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaa  todos!!! primero que nada YUri on Ice no me pertenece sino a Kubo-sensei a quien stockeo por twitter. Y a estudios Mappa. Estan haciendo historia!!!

Muchas gracias a  todos quienes han leído este fic y comentado, las respuestas las iré respondiendo en el transcuros del día. Espero que este capitulo lo disfruten, se viene , tal como dice el titulo, muchas novedades para la vida de nuestros protagonistas. No olviden este es un omegaverse. 

Yurio: omega

Yuri: omega

Viktor: Alfa

JJ: Alfa

Lev (hijo del vikturi): Alfa

Yuko y NIshogiri: Betas

Pido sugerencias para los demás personajes. 

 

Un nuevo miembro en la familia y un nuevo rival

La rutina era parte importante para un deportista; sin embargo,  Yurio ya no era más un patinador deportista pero eso no significaba que iba a abandonar sus buenos hábitos adquiridos con la disciplina. Así como todas las mañanas se levantó de su cama, se vistió con ropa deportiva y salió a correr solo llevando su reproductor de música y su botella de agua.

La ciudad de Hasetsu sin duda era un buen lugar para entrenar: Tan pacífica, solidaria y con gente muy amable y cálida. Sin darse cuenta había visto como aquel pueblo se había convertido en un lugar importante. Ya no era tan extraño ver  extranjeros caminar o vivir por sus alrededores, todo aquello posiblemente por el impacto que había tenido el patinaje sobre hielo de su patinador icono Yuri Katsuki. Aun así, Yurio seguía sintiéndolo como un lugar acogedor.

Regresó de correr sus habituales kilómetros, en la puerta se topó con varios turistas inscribiéndose en Yutopia para hospedarse en el hotel que había crecido con los años. No le dio importancia  a pesar que reconoció a una que otra juvenil figura del patinaje actual e incluso a otros deportistas. Suspiró, no era algo inusual. Hasetsu se había vuelto algo mítico entre los deportistas pues se comentaba que podía devolverte la inspiración para superarte. No podía negar que la ciudad poesía su encanto, pero Yurio no quería que ninguno de aquellos jóvenes patinadores se entrometiera en su rutina.

Así que ingresó a la casa, la madre de Yuri le indicó que el desayuno ya estaba listo. Al parecer Yuri y Viktor aún no se levantaban. Algunas señales que Yurio había visto en aquel par le dieron un atisbo de cuál era la causa, sonrío. Tomó un baño, bajo a desayunar, comió acompañada de la hermana de Yuri, quien también se levantaba  muy temprano para atender el negocio, era una alfa bastante respetable y digna, había tomado una compañera hace muy poco quien también apoyaba en el negocio y a la madre de Yuri en los deberes del hogar. Pronto ambas se enfocaron una en la otra y Yurio solo pudo suspirar, tan típico entre alfas y omegas enlazados.

Terminó de desayunar, se retiró de la casa. Caminó hasta el Ice Castle, el cual ya lo tenía reservado para esa semana por las mañanas. Ese fin de semana irían al centro fundado por los padres de su pupilo. No estaría mal observar a los futuros rivales locales.

Al llegar al Ice Castle se sentó en el banco revisando el programa a seguir ese día. Los entrenamientos, qué saltos practicar, cuáles eran los puntos en los que su pupilo tenía mayor debilidad.  Ya agotado, cuando se disponía a llamar a la casa de los Katsuki para ver porque el crío demoraba tanto, un mensaje que le sacó una sonrisa llegó a su celular…

…………………………………………………………………………………………………………………………………

 

Desde que Yuri ganó el primer Grand Prix de su vida,  Hasetsu se llenó de gente queriendo hacer que sus hijos participaran en patinaje sobre hielo. Con el paso de los años y que a la cuenta de Viktor  se sumaran grandes cantidades de dinero así como la de Yuri decidieron finalmente fundar un centro más completo para los deportes de invierno. El patrimonio en común era considerable debido a los buenos sponsor y el apoyo del gobierno local; así mismo eran socios también de un centro en Tokio, además  Yuri hasta hace un año había apoyado a la federación deportiva de patinaje sobre hielo de Japón. Mientras que, Viktor por algunas temporadas había dado soporte a entrenadores de su país por medio de Yakov hasta que este se retiró. Sin duda habían dedicado sus vidas a que el deporte que amabas y que los había unido creciera para ambos países peor sobre todo para Japón.

Viktor quien era un alfa, a pesar de los derechos de igualdad entre alfas omegas y betas, el alfa podía exigir que su pareja y la familia que con este tenga se fuera a vivir donde él considerase mejor. A pesar que amaba San Petesburgo, un amor igual creció por Japón y en especial por Hasetsu. Consideró prioritario que su omega siguiera sintiéndose cómodo y viviera junto a su familia.  Aparte de Yakov, Yurio y sus compañeros no tenía a nadie realmente cercano en Rusia, mientras que la familia de Yuri prácticamente lo había adoptado desde su primera llegada.

La prensa rusa había cuestionado su decisión y es que los  alfas buscaban demostrar su domino sobre su pareja consiguiendo una vivienda propia separándose de la familia materna y paterna pero Viktor era del tipo que prefería ver feliz a su omega. Además, la madre de Yuri y su padre fueron de gran ayuda cuando tuvieron a Lev y ambos desearon seguir trabajando. Nunca se atrevería a limitar a Yuri. A pesar que por ello había tenido que domar sus instintos primarios que le demandaban mucha más posesividad con Yuri. La época como patinadores tanto deportivos como de espectáculo terminó para ambos pero sus planes en aquel bello y estricto mundo del patinaje no.

Aquella mañana, a pesar de aquellas consideraciones y sus deberes, Viktor no podía evitar adorar  holgazanear junto  a su omega. Estaba semidormido, sintiendo el cuerpo cálido del menor.

Mientras tanto, Yuri estaba muy despierto desde hace unos minutos, pero su marido parecía no estar dispuesto a dejarlo ir. Aun medio adormilado, Viktor lo envolvía en sus brazos posesivamente, enterrando su nariz en los cabellos azabaches de su omega. Un sonido de satisfacción salió de la garganta del alfa cuando encontró ese particular olor. Lo había sentido, hace varios años cuando Yuri quedó preñado de Lev. Su pecho se inflamó de felicidad.

—Viktor, ya es tarde. Tenemos que despertar a Lev. Sabes que si no lo levantamos llegara tarde y Yurio se molestará. —Le dijo Yuri con una sonrisa divertida, sabía que su marido le escuchaba pero que deseaba seguir abrazándolo tan posesivamente.

El alfa apretó más su abrazo en el cuerpo de su pareja. Paseó sus manos por la polera de su omega, gruñó: como odiaba que Yuri durmiera vestido. ¿Por qué no podía dormir tan desnudo como él? Coló sus manos por debajo de su polera y acarició su vientre, escuchó un quejido del menor.

— ¡Viktor!—Le reprendió librándose de sus brazos. —Lev...

Viktor hizo un mohín con sus labios como un niño al que no le dejan comer su postre favorito.

—Tú mismo dijiste que si no lo levantamos no se despierta.

Yuri suspiró sonrojado. Su marido estaba completamente desnudo, según él decía era más práctico y cómodo. Por supuesto Yuri aun guardaba un poco de recato. Solo consiguió que Viktor usara un pijama durante un par de años cuando el pequeño Lev era un niño que se asustaba en las noches. Sin embargo cuando este llegó a los cinco, Viktor volvió a adormir completamente desnudo, alegando que Yuri debería de hacer lo mismo.

—Aun así, Viktor. —Respondió estirándose, listo para levantarse del lecho—Además ya lo hemos hecho en la noche. —Replico avergonzado.

—Umm sí pero no es suficiente. Ven aquí.

Nuevamente Viktor atrapó a Yuri y lo recostó debajo de él. Se sintió como un depredador al tenerlo sonrojado con esa mirada ligeramente molesta y esos labios intentando no esbozar un puchero disconforme.

—Te ves tan apetecible, Yuri. —Le susurró ronco en su oído para luego morderlo suavemente.

— ¡Viktor!—Le reclamó cuando parecía que este iba besarle en los labios.

Sin embargo en vez de besarlo, el peli plata bajo hasta su vientre e inició a hacerle cosquillas logrando que el menor se relajara y riera. A Viktor le encantaba su risa, en realidad amaba todo de él. Yuri era su complemento, su familia, su mundo. En el comienzo de su relación le pareció increíble que alguien haya logrado cautivarlo y enamorarlo de tal manera.

— ¿Por qué estás tan cariñoso, Viktor?—Le acarició la mejilla izquierda suavemente mientras aún conservaba el buen ánimo por la risa anterior.

La mirada de Viktor era entre tierna y ansiosa, pero también llena de amor. Yuri agradecía cada día que recibía esa mirada, le hacía sentir pleno.

Recordó que desde aquella noche en que se atrevió a provocarlo llamándolo “danna-sama” no importaba cuan cansados estuvieran, Viktor se las arreglaba para hacerle el amor aunque sea una vez al día. Y en ninguna vez uso protección como si quisiera asegurarse de preñarlo. A pesar de su vergüenza, agradecía que aquello tuviera un efecto magnífico en su marido. Aunque era parte natural que el sexo sin condón fuera más gratificante para el instinto alfa, tampoco negaba que lo era para él. De esa manera, su naturaleza omega dejaba de fastidiarle con seducir a su alfa.

— ¿No te has dado cuenta, Yuri?—Le pregunto meloso, mientras paseaba su nariz por su mejilla, mientras le acariciaba la cadera provocativamente.

Atrajo a Viktor de las mejillas para darle un beso en los labios, sus narices se tocaron  en un tierno beso esquimal, ambos rieron ante el contacto.

— ¿A qué te refieres?—Le preguntó con cariño paciente.

Viktor recibió de buena manera las lentas caricias en su cabello, Yuri era tan dulce cuando se lo proponía, se relajaba en sus brazos, sentía que pertenecía a un lugar, que tenía alguien que nunca lo dejaría. Apoyó su cabeza en el pecho de su pareja, rendido a los tiernos toques en su cabeza.

—Estas preñado, mi omega, mi Yuri. —

Levantó su cabeza y bajó por el pecho de su pareja repartiendo pequeños besos hasta llegar al vientre de su pareja donde dio un beso para luego apoyar su cabeza, relajado aspirando las feromonas de su omega.

— ¡¿Qué?!–Preguntó un poco alterado el menor— ¿Cómo lo supiste?

—Soy tu alfa, es obvio que lo sepa. Mi instinto me manda a protegerte aún más, además tu aroma es diferente, yo diría que aquella noche resultó.

El pelinegro seguía con los ojos abiertos, sorprendido, un tanto asustado. No era su primer embarazo, pero habían pasado varios años; sin embargo cuando Viktor se acurrucó en su vientre todo miedo se fue. Viktor iba a estar a su lado como siempre, dándole su amor y su soporte, amándolo aun cuando otros huirían. No era solo por ser alfa y omega destino, su lazo provenía del verdadero amor que surgió entre ellos aunque por sus carreras no había sido del todo fácil.

Cuando tuvo a Lev había supuesto que quedaría embarazado, pues aquella noche Viktor simplemente no pudo domar a su parte animal como antes, había llegado a  su límite. Pero ahora, lo habían deseado y premeditado, después de todo sería extraño que a su edad e intimando con Viktor todas las noches sin protección no quedara preñado de su alfa. Un ronroneo de placer escapó de su labios proveniente de su parte animal, aquella que estaba regocijante por la novedad de poder darle otro cachorro a su alfa y cumplir su deber como omega marcado.

— ¿Me estas provocando, precioso?—Le susurró desde su lugar aún sobre el vientre de su pareja.

—Viktor, no digas cosas vergonzosas—Le riñó sin dejar de sonreír.

—No digo cosas vergonzosas, eres precioso.

El peliplata le observaba con aquella mirada de colores entre azules y verdes, mientras tomaba una mano y la llevaba sus labios para brindarle un beso justo en el dedo donde ponía su alianza de matrimonio. Cuando Viktor entraba en modo alfa tenía aquella mirada tan penetrante, donde los colores de sus ojos se mesclaban y parecían fundir una preciosa gema destellante que le quitaba el aliento. Esperaba que el nuevo cachorro heredara sus ojos.

—Aun así debemos de ir al médico—Aclaró Viktor intentando concentrarse en ello y no dejándose arrastrar por la pasión que su omega despertaba con esa miradita inocente.

— ¿Tenemos que ir ya?—Preguntó el omega refugiándose en las mantas de su lecho.

Viktor entendía por qué, su pareja no deseaba ir tan pronto al médico. A pesar de llevar mucho años retirados seguía conservando el título de héroe de Rusia o el rey del hielo entre sus compatriotas; así que la prensa internacional siempre estaba pendiente de su vida junto a Yuri, dándose la potestad de censurar o felicitar por sus logros o fallas. El nacimiento de Lev en aquella época fue casi celebración nacional, pero aun así muchos programas rusos criticaron que no haya tomado un omega ruso, otras veces censuraban que Yuri trabajase. Incluso llegaron a criticar su decisión de vivir en Japón, algunos programas de chismes se burlaban de él por no haberse llevado a su omega a su natal ciudad. A Viktor no le importaba, no iba a dejar que la prensa arruinara su relación con la familia que formó, Yuri y Lev eran su vida y pronto aquel nuevo bebe se sumaría a su personas importantes, aun así era molesto, fue culpa de los medios de comunicación muchas de su peleas.

—Hey, Yuri, no olvides que no soltaré tu mano.

Al decir eso, su bello pelinegro giró su vista hacia él, le regaló una sincera sonrisa.

—Lo sé.

Ambos unieron sus labios en un tierno beso, dedicado a sentirse y darse apoyo, probaron sus lenguas e intercambiaron su amor a través de ello. Antes de que sus cuerpos les clamaran por unirse de detuvieron.

Yuri ingresó primero a la habitación de su pequeño. Pues Viktor se metería a la ducha primero. Muchas veces habían intentado bañarse al mismo tiempo para ahorrar tiempo, pero solo terminaban demorándose más pues no podían evitar iniciar como mínimo con una larga sesión de besos y caricias.

Su pequeño Lev estaba en vacaciones, pero dentro de poco ingresaría a la escuela nuevamente, con lo cual ingresará a quinto de primaria. Lev,  así como ellos quería abocar su vida al patinaje, por lo que estaba eximido de participar en algún club de la escuela. Viktor había querido que estudie de manera privada, pero Yuri consideró que era necesario que al menos la primaria la llevase en una escuela. Con su cabello platinado y sus facciones extranjeros heredadas de Viktor destacaba mucho entre todos. Sin embargo, era un alfa y como tal era seguido por muchos betas. Aun así, siempre estaban al pendiente de si algunos niños querían aprovecharse de él. Alfa o no, su hijo ya era un patinador por lo cual tenía ademanes que no iban de acuerdo a la mayoría de alfas.

Ese año, era importante porque a partir de Julio estaría calificado para el primer eslabón oficial del ISU. En junio cumplía los 10 años, requisito indispensable para competir en el nacional de novel. Su entrenamiento estaba enfocado a ello. Yurio estaba moviendo todas sus influencias para que tenga un digno debut. Habían escogido al entrenador correcto.

—Lev, levántate. —Yuri acarició la melena plateada que sobresalía de entre las mantas.

Un pequeño gruñido escapo de los labios del niño, dormía tan relajado que Yuri sentía un poco de culpa por despertarlo. Le movió un poco más, pero el alfa solo se abrazó mejor a su almohada, seguía tan placido como cuando Viktor dormía. Yuri suspiró. Se acercó a su oreja y le susurro:

—Yurio te está esperando

Los ojos de su retoño se abrieron rápidamente, sentándose aunque aún no tenía el equilibrio para estar despabilado.

— ¡¿Yurio-ni?!

—Cálmate. Alístate, pronto tenemos que ir a un lugar antes de tu entrenamiento.

Lev se frotó los ojos para enfocar a su padre omega.

— ¿Adonde? Oka-san—Preguntó poniéndose de pie sobre su cama.

—Hey no seas desconfiado. Tu ropa esta lista para que te bañes, ve

El alfa dibujó un puchero desconfiado

—Iremos al hospital—Le respondió.

Sus ojos de pánico no se hicieron esperar, en su rostro era evidente que buscaba mil excusas para no ir, las vacunas no eran u recuerdo agradable de nadie.

—No te preocupes, quien se va a atender voy a ser yo. —Le acarició su cabecita y dejó ir sus dulces feromonas para tranquilizarlo.

Pero su carita se volvió angustiada, se lanzó a sus brazos, Yuri lo sostuvo aupándolo contra su cuerpo disfrutando de su aroma de cachorro.

—No tengo nada malo. De hecho es solo para verificar algo.

— ¿Qué te sucede, Oka-san?—Le pregunto acurrucándose en su pecho.

—Quizás tengas un hermanito pronto ¿te gustaría?—Le preguntó inseguro.

Su cachorro levantó su cabeza, sus bellos ojos estaban destellando de emoción mientras una tierna sonrisa adornaba sus labios.

— ¡Voy a ser hermano mayor!—Celebró.

Se bajó rápidamente de los brazos de su padre omega y corrió hacia el baño para asearse y acompañar a sus padres al hospital.

Yuri sonrío más tranquilo. Amaba a su hijo por lo que había estado nervioso de darle la noticia. Salió de la habitación y se dirigió a la suya. Cuando abrió la puerta no se esperó que Viktor se lanzara a abrazarlo aun semidesnudo y mojado. Parecía que desde que lo había dejado nuevamente preñado este sentía el fuerte instinto de estar cerca de olfatearlo en el cuello, hasta llegar a lamerlo lentamente provocando escalofríos placenteros en todo el cuerpo del omega.

—Viktor, te amo, pero debo bañarme. Ve a vigilar que Lev esté listo.

El mayor sonrío luego de abrazarlo y robarle un beso en la boca asintió.

—Te aseguro que cuando salgas estaremos listos.

Yuri internamente rogó por ello. Sin embargo cuando terminó de cambiarse vio con la sorpresa que su esposo y su hijo ya se encontraban conversando mientras se deleitaban con el desayuno preparado por la madre de Yuri. Sonrío y sin darse cuenta acarició suavemente su vientre, enternecido porque a su familia pronto habría otra criaturita más.

— ¡Yuri! Ven, Lev me está explicando sus planes para el Japan Championships Novel.

El pelinegro sonrío y se sentó junto a su familia. Ambos padres repartieron consejos a su hijo sobre la competencia pues ambos entendían el enorme estrés que se producía en la primera participación oficial de sus vidas.

Cuando finalizaron su desayuno, la familia se encaminó hacia el hospital más cercano. Viktor había separado la cita previamente pues él estaba plenamente seguro que su omega iba a darle un cachorro lo cual le emocionaba como persona y como alfa. Desde hace varios años que sentía el impulso instintivo de preñar a Yuri una vez más, pero se controló. No era una época en la que se le diera rienda suelta a los instintos aunque de joven, antes que Lev naciera, aquello les causo muchos problemas.

Lev se subió a la espalda de su padre alfa, emocionado y riendo mientras sus dos padres se tomaban de la mano con un cariño que hacía que el lazo de la pareja y de la familia se sintiera reforzado. El pequeño cachorro se sentía amado, por lo cual no entendía algunos comentarios de los periodistas de la TV rusa. Su padre le había enseñado a hablar ruso así que comprendía perfectamente las noticias del Internet, pero algunas veces hubiera preferido no entenderlo.

Una vez pasaron a consulta, padre e hijo ingresaron junto a Yuri. Le pidieron que alzara su polera dejando al descubierto su vientre aun plano y que bajara levemente sus pantalones. Lev pudo sentir el ligero aumento de presión en la mano de su padre alfa.

Viktor no pudo evitar, como la primera vez, sentir ciertos celos porque su omega fuera tocado por otra persona, era algo muy ancestral e instintivo. Los omegas pertenecían completamente a los alfas, ese era el sentido natural que siempre intentaba primar dentro de cada alfa enlazado. Sin embargo pudo mantenerse calmado. Por ello mismo normalmente los ginecólogos eran betas u omegas. Probablemente si fuera un alfa el inevitable choque de feromonas sería difícil de lidiar.

Todas aquellas pulsaciones animales murieron cuando el enfermero al lado de la doctora le indicó que mirasen en la pantalla: Una ligera manchita dentro de su Yuri. Efectivamente ahí crecía el bebe que había plantado dentro de su pareja. Sonrió ampliamente, se sentía tan orgulloso que no podía contener su placer de tener una nueva cría, dio pasos rápidos hacia su pareja y le beso en la frente.

—Te amo—Le susurró en el oído.

Lev vio con curiosidad la manchita en la pantalla.

— ¿Ese es mi hermanito?—Preguntó con duda.

Yuri alzó su mano llamándolo, Lev tomó la mano de su madre y entrelazó sus dedos.

—Así es, Lev. Pero aún es muy pequeño, debe de crecer dentro de mí y nutrirse. Luego cuando sea más fuerte nacerá y podrás verlo.

— ¡Vaya! Te voy a cuidar mucho, Oka-san—Prometió orgulloso.

Viktor abrazó a su hijo, atrayéndolo a su cuerpo, haciéndole sentir seguro al igual que a su pareja. Se sentía tan pleno teniéndolos en sus brazos.

.................................................................................................

 

— ¡Yurio-onichan!—interrumpió una voz aguda en el recinto.

Yurio se encontraba deslizándose por la pista de patinaje, dejándose llevar  por la música. Su pupilo se había demorado en llegar, al principio se asustó pero luego de leer el mensaje que Viktor le envío explicándole por qué se quedó tranquilo.  Al conocer el motivo supuso que se demoraría aún más, por lo que  decidió relajarse un rato mientras bailaba suavemente sobre la pista. Había puesto su canción Ai ni suite - Agape, aquel primer programa corto que en su momento tanto le costó interpretar. En un principio no había entendido el mensaje de Viktor pero finalmente comprendió por qué le mandó a patinar aquel programa: Era para que se diera cuenta lo que le faltaba a su arte, deporte y a su vida misma. Para que notara los sentimientos importantes a su alrededor. Desde aquel momento, cada vez que sentía un bloqueo mental, patinaba con aquella canción de fondo, de esa manera podía dejar ir cualesquiera de sus preocupaciones. De la misma manera cuando tenía que tomar una decisión o un nuevo reto se ponía al frente, el tono relajante le ayudaba a meditar mejor sus opciones.

Al escuchar la voz de su pupilo paró sobre el hielo. Le observó poniendo sus manos enguantadas sobre sus caderas con un ceño levemente fruncido. Aunque sabía el porqué de su retraso justificado, le gustaba llamarle la atención.

—Mocoso, tardaste demasiado—Le regañó sin  subir demasiado la voz. Aquella canción siempre le dejaba relajado.

Sin embargo el niño se quedó viéndolo sin responder ni replicarle, algo muy raro dada la confianza que ambos se tenían. La mirada anhelante que le dirigió le perturbó un poco, así que deslizándose rápidamente hasta la salida le golpeteó la cabeza para que despertara.

— ¡Yurio-onichan! No me trates como un niño—Se quejó dibujando un adorable puchero con sus labios.

Yurio sintió la necesidad de reír pues aquel gesto enterraba cualquier seriedad de su regaño.

—No digas tonterías, sigues siendo un cachorro consentido de mami Yuri. —Le picó alzando su cabeza, evidenciando la gran diferencia de altura. Lev era un niño alto para su edad, seguro alcanzaría el tamaño de Viktor pero  por el momento Yurio se permitía divertirse con poder molestar a un crío más bajito que él.

— ¡Ya no más!— Alzó el pecho seguramente imitando a un alfa adulto.

— ¿En serio? Y a que se debe eso—Preguntó mientras destapaba su botella de agua y tomaba un poco reteniéndolo en su boca para que descienda suavemente por su sistema.

—Mami Yuri va a tener otro cachorro. Hoy nos lo dijo el doctor ¡Voy a ser hermano mayor!—Dijo muy entusiasmado con sus ojos castaños rebosantes de emoción, brillando.

El rubio suspiró. Estaba seguro que Lev no entendía cuán grande deber era ser un hermano mayor, menos cuando él era un alfa. Si el siguiente cachorro nacía omega, muchas responsabilidades instintivas recaerían inevitablemente sobre su aprendiz. Lo cual sería el  inicio de un dolor de cabeza para él sin duda. Gruñó suavemente pensando en Yuri y Viktor, aquellos dos atrevidos que traerían un nuevo cachorro al mundo para perturbar la paz de su pupilo y por tanto su propia paz. Los patinadores tienen un corazón sensible, el mismo lo aceptaba, era inevitable replicar parte de las emociones en su arte por más buen control que se tenga.

Sin pensarlo demasiado entertó sus dedos sobre el cabello de Lev, lo despeinó tan suavemente con sus finas manos  que el menor lo sintió como una caricia tierna que llenó su pecho de aun más entusiasmo.

—Vamos a practicar, enano. Vas a ser el tutor del nuevo crío de Viktor ¿verdad?—Preguntó con una sonrisa

— ¡Sí!

Yurio apoyando su mano en su cintura se sintió enternecido por el menor. Muchas personas como Mila le habían dicho que una vez se encariñara con Lev desearía tener sus propios cachorros, que era algo inevitable y sin embargo a pesar de no faltarle prospectos de padre no deseaba uno aún. Había pensado en tener un cachorro solo en algún momento si sentía la necesidad pero no había llegado. Por supuesto, ya sentía aprecio por su pupilo pero ese instinto maternal por tener hijos no nació. Desde hace un tiempo dejó de preocuparse por ello. Estaba bien con su vida, con la oportunidad que Yuri y Viktor le habían dado, con pertenecer y no a la vez a esa singular familia, a vivir con Yuri y Viktor en Yutopia, salir a algunas citas para satisfacer su ego y necesidad sexual, tener la protección de un alfa como Viktor cuando estaba encerrado custodiado por Yuri cuando entraba en celo. Y por supuesto, entrenando a Lev para convertirlo en el mejor del mundo y que dejase una marca en la historia del patinaje.

—Yurio-onichan—Le llamó Lev con la mirada un poco desviada. — ¿Crees que podrías interpretar a Agape para mí?

El omega abrió sus ojos sorprendido y un poco incómodo. No había danzado Agape desde hace mucho tiempo en público. Salvo para Yuko que se había convertido en su amiga.

—Bueno, mocoso, sabes que no me va a salir como en aquella época ¿verdad?—Le replicó esperanzado en que no insistiera.

— ¡Sé que te verás hermoso!—Le respondió el niño.

Sus ojos brillantes, sus mejillas ligeramente sonrojadas, todo su cuerpo parecía expectante por verlo. Sin embargo, Yurio estaba seguro que no se vería ni la mitad de angelical que se vio en el Grand prix del 2015-2016 pero la terquedad en la mirada de su pupilo le indicaba que no se salvaría de verlo.

Sabía que Lev era su fan, que había visto sus vídeos y es que Yuko guardaba los videos de las rutinas y competencias de Viktor, Yuri y Yurio, el niño había crecido viendo a su familia y a Yurio en las competencias mundiales.

—Bien, pon la música. — Se rindió ante el ruego silencioso del peliplata.

Patinó hasta el centro de la pista de hielo. Cerró sus ojos e intentó imaginar el sentimiento de Agape, el amor incondicional. No era fácil, él había cambiado. En aquel entonces se creía conocedor de todo, pero se dio cuenta que algo aparentemente tan básico como amar no era de su dominio. Sin embargo lo logró, en nombre de su abuelo. Y con un exhaustivo entrenamiento para convertirse en la criatura más bella y grácil de la pista, una prima ballerina. Su cuerpo había crecido, era delgado pero más firme, seguía siendo andrógino pues era un omega, pero no tenía la pequeña estatura de aquel tiempo. Se soltó el cabello que lo había traído amarrado en un moño, este le llegaba hasta la mitad de la espalda. Podría ser riesgoso con un cabello tan largo pero se sintió cómodo así.

Bajo la mirada mientras sus largos cabellos rubios caían grácilmente por la mitad de su rostro, su postura estética, demostrando una fragilidad angelical.

La suave música inició a tocar, sus manos se elevaron hacia el cielo con una expresión de serenidad, dio un giro mientras sus brazos se elevaban como dos preciosas alas de ángel. Nuevamente sus brazos se alzaron invocando la gracia y el perdón de los Dioses. Su cuerpo se ladeó mientras sus manos se juntaron acunando su rostro hacia un lado enterneciendo a Lev, quien tenía sus manos juntas, inquieto, sabiendo de memoria cual sería el siguiente paso de su maestro.

Giró suavemente, sus manos se juntaron como un rezo, su rostro sereno, bello como el de un ángel que buscaba el amor no para él sino para los mortales, sus rubios cabellos solo perfeccionaban aquel gesto. Luego de dos vueltas más, su cuerpo despegó de la pista para girar con un triple Axel. Lev sabía que su maestro no podía caerse, aún así, su corazón dio un brinco cuando despegó, solo volviendo a la calma cuando Yurio aterrizó perfectamente.

Su bella secuencia de giros mientras se deslizaba sobre el hielo logró que las mejillas del pupilo se enrojecieran levemente. Era casi mágico como sus largos cabellos no se enredaban sino que danzaban al son del viento.

Las manos de Lev apretaron la pared que separaba la pista de patinaje cuando la expresión de aquel ángel en el que se había convertido Yurio se tornaba en sufrimiento, mientras sus manos cubrían levemente su rostro y sus cabellos seguían bailando con gracia siguiendo sus movimientos.

Cuando la música se tornó más aguda, Yurio dio aquellos pequeños saltos como si flotara sobre el hielo en vez de cortarlo con sus patines. Era sublime incluso a aquella edad. Para Lev nunca dejaría de ser el ángel que vio danzar en los vídeos de su tía Yuko.

Tomo posición, mientras lo hacía Lev nuevamente sintió el aliento írsele, su garganta secarse, ansioso por verlo pero temeroso por que se lastime. Sin embargo, no obtuvo decepción, su cuádruple salcow lo clavó como el experto que era, seguido por un precioso triple toe-loop. La gracia de sus movimientos hacía parecer que aquellos saltos no causaban ningún tipo de desgaste. Lev se preguntó si llegaría a patinar con tanta facilidad como él. Sonrío entusiasmado.

Nuevamente los giros siguieron mientras sus manos conjugaban cientos de rezos a los cielos y su expresión volvía ser calmada, santa, pura y tierna. Era avallasador, su presencia su profesionalismo se veía reflejado en cada movimiento pero también su belleza. Lev lo sabía: sus padres habían recibido sugerencias de que su entrenador fuera un alfa, el mismo Viktor de hecho; sin embargo a sus nueve años agradeció que sus padres le hayan permitido entrenar con Yurio. Él es pequeño, no comprende del todo la división alfa-omega, solo sabe que desde que tiene memoria adora las pistas de patinaje y que adora ver patinar a su maestro. No es que no le guste el patinaje de sus padres, pero era diferente. Sin querer, había visto en las tablets de sus padres como en algunos blogs habían criticado a su madre, habían sugerido que Viktor Nikiforov había escogido a un mal omega para ser madre de sus hijos pues al parecer el cachorro buscaba amor materno en otro omega.

Lev sabía que existía aquellos casos en que los jóvenes patinadores veían a su entrenador como un suplante de padre o madre, pero no era su caso. Su padre omega y su padre alfa lo consentían mucho, le amaban, lo sentía en cada abrazo y beso que le brindaban, en sus rostros felices cuando lo veían y lo sacaban a patinar, en la pasión con que le enseñaron a deslizarse sobre el hielo. Yurio era diferente, su maestro era algo totalmente distinto. No era el reemplazo de su madre ni por asomo. Yurio, para Lev, era simplemente Yurio-onichan, aunque aquello podría deberse a que solo era un niño.

Finalmente la canción iba en su tramo final, el ruso inició con los giros, mientras movía sus brazos representando la canción el perdón y el amor. Sus brazos se movían junto a su cabello con naturalidad, mientras se levantaba para girar con la pierna en horizontal, luego tomarla con una mano del patín y alzarla hasta la altura de su cabeza sin dejar de girar con una sublime belleza. Nuevamente su cuerpo se fue abajo para girar en posición acorazada, su mano se elevó para seguir girando mientras avanzaba por la pista, pronto se levantó poco a poco su cuerpo dejo de rotar y elevó ambas manos unidas al cielo suplicando por los mortales. La canción terminó y Lev sentía su corazón juvenil desbocado. No pudo contenerse y abrió la puerta ingresando emocionado.

— ¡Yurio-onichan eso fue magnifico!

Yurio se había quedado envuelto y perdido en la canción hasta que escuchó el chillido emocionado del menor. Entonces volvió a la realidad con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas. No previno que aquella imagen causaría una gran impresión en su pupilo…

—Hey, enano no vayas a...

Pero fue demasiado tarde, el pequeño Lev se abalanzó encima de él logrando hacerlo caer sentado. Afortunadamente aún era un niño al que podía cargar. Le daba cierta ansiedad saber que en algún momento llegará a la adolescencia y despertará como alfa. Solo esperaba que no se volviera un playboy como los años antes de que Yuri atravesara en la vida de Viktor. Para que negar, aquel japonés le había dado lo que Viktor necesitaba y aunque no se lo confirme a él también le había dado lo que necesitaba al recibirlo como un amigo y compañero.

 ......

 

Finalmente el calentamiento había acabado, Yurio observaba y apuntaba rápidamente algunos errores que su pupilo cometía. Con sus cabellos amarrados, expresión seria y concentrada, sus ojos no dejaban de subir para enfocar el patinaje de Lev, mientras marcaba algunas debilidades que aun poseía.

 Como le había sugerido, patinaría con la canción soundtrack de Piratas del Caribe. A Yurio le pareció una buena idea. Usarlo había sido sugerencia de Viktor y Yuri estuvo de acuerdo, si bien ellos le brindaba consejos dejaban la última decisión en manos de Yurio pues confiaban en su criterio. El rubio lo consideró apropiado para un niño. Le quedaría perfecto al niño con el carisma que este poseía, esa sonrisita que poco a poco se volvía muy parecida a Viktor pero con esos ojos cándidos. El ruso estaba seguro que  más de una omega se emocionaría por ver a aquel precioso cachorro alfa intentar ser un pequeño pirata.

La canción tenía consistencia, empezaba relajada, animosa luego se volvía fuerte imitando a un himno de batalla naval, luego poco a poco volvía el sonido primero, mezclando ambas sinfonías grandiosamente. Que Auckland Symphony Orchestra les haya hecho una composición del soundtrack de aquella película no era fácil, pero ser hijo de dos patinadores famosos abría muchas puertas. Yurio no era una persona que no aprovechase sus recursos, si debía de utilizar el nombre de sus padres o el suyo propio para facilitarle el camino a Lev lo usaría sin dudar.

—Mocoso, más consistencia a ese salto. —Ordenó.

Llegaba la parte final, era un sonido muy emocionante, hacía que el cuerpo del espectador se pusiera ansioso para un perfecto final que era lo que Yurio buscaba y las expectativas que Lev debería de llenar. Podía ser la categoría novel, pero Yurio quería que todos se centraran en el menor.

— ¡Yurio-kun!

Giró levemente su cabeza, al darse cuenta que era Yuko volvió su atención hacia Lev.

—Yuko, ahora no, este momento es crucial—Dijo atento a los movimientos de su alumno.

—Pero Yurio-kun, te están buscando. — Urgió con su voz.

—Si es el periodista ese, estoy ocupado. Lo estamos...

—Pero, Yurio-Kun es…—Nuevamente replico con una tono de urgencia inexplicable.

—Yuko, ahora no—Contestó un poco brusco, le enojaba que interrumpieran su concentración cuando estudiaba a Lev. Sin embargo, el rubio debió considerar que Yuko no era el tipo de persona que se entromete sin una enorme buena razón y vaya que la tenía.

—Pero mira que tenemos aquí, sigues siendo una gatita gruñona. —Soltó una voz bastante familiar en tono jocoso.

De lo que no había estado prestando atención, sus sentidos se agitaron, el aroma a alfa le llegó poderosamente logrando marearlo un poco y hacer que su estómago se revuelva de ira. Aquel sujeto del que prácticamente había huido estaba a solo unos metros de distancia observándole campantemente. Sus ojos se enfrentaron a los de JJ con rabia, de su garganta salió un gruñido animal. Como detestaba a aquel sujeto. ¿Cómo pudo no haber olfateado su aroma? Sin duda había estado demasiado concentrado en Lev.

—Deja de llamarme así, estúpido—Le respondió agresivo.

Yuko a pesar de ser una beta sintió la clara tensión entre ambos. Ella se había vuelto una buena amiga de Yurio por lo que su lealtad natural estaba del lado de Yurio, sin embargo cuando aquel ex patinador ingresó a su recinto, siendo un alfa tan poderoso no pudo evitar que llegara, corrió para poner sobre aviso a Yurio pero  todo había sido en vano.

—Así que aún no puedes superar que Viktor encontró a un dulce omega que le dio un cachorro y te dedicas a entrenarlo, que gracioso…

A pesar que JJ sonreía, Yurio tenía claro que no era para nada de su agrado verlo entrenar al pequeño Lev.

— ¿Qué demonios haces en Japón?—Preguntó intentando que las feromonas de JJ no le afectaran. No podía negar que tenía un aura bastante poderosa, debía ir con cuidado. Los alfas y omegas por civilidad intentaban no dejar ir sus presencias ni feromonas, pero era claro que JJ dejaba ir su aroma a propósito.

El alfa aun tenía esa sonrisa fanfarrona en sus labios, sus ojos le devoraban lentamente. Conocía esa mirada y le desagradaba lo que a su cuerpo hacía sentir.  ¿Por qué se sentía desprotegido con él en frente suyo? Sin darse cuenta desvío la mirada esperanzado. Como si milagrosamente Nishigori ingresara, al menos entre dos betas podrían hacer algo. Aunque en su fuero interno deseaba que Viktor y Yuri aparecieran.

Sin importarle que Yuko aún estuviera presente y que un cachorro patinaba distraídamente en la pista,  JJ se acercó a Yurio, tomándole de un brazo para acercarlo, bajó su nariz hacia sus cabellos y olfateo con ganas como si se tratara de su pareja. Aquel era un contacto propio de alfa-omega enlazado. Había sido casi como si le robara un beso. Yurio le empujó contrariado por la sensación que le recorrió.

—Siempre me pregunte como una fierecilla como tú podía poseer un aroma tan delicado.

Su voz se había vuelto ronca, ese tipo de tono con el que conquista a muchos omegas y betas. Pero Yurio no pertenecía ese grupo así que se separó con fuerza, mordió su labio inferior.

—Si has venido a fastidiarme estoy ocupado así que lárgate. —Gritó llamando la atención de su pupilo.

Yurio se quitó los protectores a sus patines y piso el hielo, pero JJ le retuvo nuevamente con su brazo, lo atrajo y abrazo por la espalda, dejando descansar su mentón en sus cabellos. Lev les observó por lo que perdió el equilibrio al ver a su entrenador sonrojado intentando liberarse del abrazo posesivo de aquel desconocido. No le agradó ¿Por qué? Ese tipo de abrazos eran como los de sus papas, o los amigos de estos que eran pareja. Nunca había visto que alguien abrazara con esa pesada marca territorial a su entrenador. Fue ahí que compendió la gran diferencia que hacía que Yurio fuera un omega.

Dejó de patinar, se cayó pero no fue fuerte por lo que se puso de pie de inmediato como si mostrara dignidad en ese momento fuera sumamente importante. Se sintió extrañamente impotente.

—Lev, niño tonto quédate ahí ¿no te has lastimado verdad?

Para enorme sorpresa de JJ, Yurio se libró de sus brazos solo para socorrer al menor. Yuko le observó ligeramente y sonrío suavemente.

—No lo está entrenando como un consuelo a Viktor-kun. Sin duda Yurio-kun es un gran entrenador y le gusta serlo. —Murmuró la beta al alfa.

Yuko pudo ver que una ligera mueca de sonrisa verdadera se dibujaba en los labios del ex patinador. ¿Acaso sería alivio? La beta no quería suponer que aquel alfa había decidido recuperar a Yurio. Aquello solo traería demasiado conflicto, pues Viktor era como un hermano mayor para Yurio, e incluso Yuri jamás perdonarían lo que intento hacerle a Yurio.

JJ olfateó fuertemente el aire, encontró el delicioso aroma dulce de Yurio, su aroma de omega era suave y tranquilizador. El omega había dejado ir ese aroma en respuesta a la caída de Lev, seguramente buscando calmarlo. Aquello era tan típico de omegas que JJ se sintió complacido, quizás el momento había llegado.

— ¿Por qué no dejas de hacer de madre sustituta y me dejas plantar mi semilla dentro de ti? Te aseguro que tendremos cachorros perfectos—Grito con descaro el alfa.

El alfa vio con diversión como las mejillas de Yurio se sonrojaban por la furia, mientras sus cabellos se encrespaban como los de un gatito. Sin embargo lo que le turbó fue la mirada que el hijo de los Nikiforov le dedicó a él. El niño era de buen linaje, sus ojos eran parecidos a los de su “madre” pero  tenían una tonalidad cambiante tan profunda que JJ siendo un alfa adulto sintió cierto nerviosismo. El niño aprovechando que Yurio lo llevaba en su espalda le abrazó con una posesividad no propia de un cachorro, restregó su mejilla en el cabello rubio de su coach.

JJ sonrió, se sintió nervioso pero lo dejó de lado. No era posible que aquel niño viera a Yurio con otros ojos, más que  como  una madre sustituta o hermano mayor. Seguramente  al ser un crío consentido, se había puesto celoso, pero eran solo celos de cachorro. JJ descartó cualquier peligro por lo que  sonrío seductor. Cuando Yurio le diera cachorros se olvidaría de aquel crío.

Pero Yurio pasó por su lado sin mirarlo aun llevando a su pupilo en la espalda.

—Oye, damita, deja que yo lo lleve. Vas a lastimarte. —Se ofreció con falsa caballerosidad

—Ya cállate, JJ—Gruño el rubio.

Con ayuda de Yuko depositaron a Lev en la banca. Revisaron la pierna del niño pero no encontraron ninguna lesión, solo un pequeño moretón por el golpe que no demoraría mucho en desaparecer.

—Sin duda serías la perfecta madre de mis cachorros, Yurio. —La seriedad con la que JJ se lo dijo perturbó a Yurio. No le devolvió la mirada solo esbozó una sonrisa cruel recordando los chismes que gracias a Mila no se perdía.

—Ah si lo supe. Tu esposa intentó engañarte diciendo que los cachorros que esperaba eran tuyos. Que decepcionante para un alfa, JJ. Oh sí recuerdo que la llamste mi amada novia. —Río burlonamente. — Tú nunca podrás encontrar un buen omega. —Se burló descaradamente.

El alfa adulto rechinó los dientes. Su punto débil siempre había sido cuando atacaban su orgullo, tenía uno enorme; y ser un alfa solo acrecentaba su descontrol cuando se burlaban de él.

—Tu serás muy hermoso pero al parecer eso no fue suficiente para que Nikiforov te viera de otra manera—Se burló—Escogió a un omega japonés, uno que sepa respetarlo y complacerlo.

—No te compares con Viktor…—Gruñó mientras apretaba sus puños.

—Yurio-onichan—Intervino el menor perdido entre la pelea de ex amantes. Lev no sabía que sentir al respecto, un cúmulo de sensaciones emergían sin poder controlarlas. Algo dentro de sí quería rugir, pero sobretodo deseaba con fuerza que aquel sujeto se largara. Nunca había sentido una repulsión tan grande.

—Lo siento, Lev.

Nuevamente una sonrisa que no era para él. JJ sintió un punzón en su pecho. Era soberbiamente seguro de sí mismo pero aquel rubio siempre  sabía hacerlo sentir débil y desconfiado de sí mismo. ¿Cómo era posible que nunca le haya dedicado ese tipo de sonrisas?

—Antes me preguntaste que hacía aquí. Pues como soy King JJ, quieren que entrene a una nueva promesa del patinaje individual alfa.

— ¡¿Qué?!—Grito enfurecido Yurio.

El único lugar en Hasetsu para entrenar era en el negocio de Viktor y Yuri ¿Por qué estos llamarían a JJ como entrenador? Se preguntó desconcertado el ruso. Ambos conocían su historia con JJ, de hecho les debía su integridad a ellos.

—No fueron tus amiguitos, fue su madre. Sus padres están orgullosos en que su hija alfa sea patinadora a pesar de que algunos tienen prejuicios porque alfas compitan

Cuando vio la mirada de Yuri en su persona se dio por bien servido.

—Ni siquiera tu gran Viktor puede evitarlo. ¿Lo ves? Yo soy más grandioso que él.

Nuevamente Yurio le gruñó, por supuesto no le asustaba, el ruso podía verse temible y tenía un carácter bastante agresivo cuando se le buscaba, pero JJ conocía un par de cosas sobre él debido a la relación que mantuvieron. Sin embargo, cuando el niño que tanto le recordaba a Nikiforov tocó la cabeza de Yuriio este se relajó notablemente. JJ se disgustó, chasqueó los dientes y se retiró.

Yuko dejó salir el aire, sintiéndose más tranquila. Estaba a punto de llamar a su esposo o a Viktor para que llegaran en ese instante. Ella misma se preguntaba cómo es que Viktor había permitido aquello. Seguramente habría una buena razón.

— ¿Quién era él Yurio-onichan?—Preguntó Lev sintiendo su pecho arder, deseando calmar a su maestro.

El omega inhalo varias veces, abrazó a Lev sin poder contenerse, cuando olfateo su aroma de alfa mezclado con un dulcete a cachorro su cuerpo perdió la tensión, una modorra le invadió.

—No es nadie, Lev. Nada de lo que debas preocuparte.

— ¿Será el entrenador de mi rival?

Yurio asintió.

—Así es.

El joven alfa se libró del abrazo de su entrenador.

—Los venceremos, Yurio.

Tanto para Yurio como para Yuko fue sorprendente la determinación en los ojos del menor que usualmente eran tan cándidos como los de Yuri, sin embargo también recordaron la tesón que este poseía para lograr lo que se proponía más cuando involucraba a otros. Yurio se permitió sonreír junto a Yuko. De pronto el rubio sintió que no tenía por qué temer a JJ o a cualquiera, su fuerza se recobró y se sintió herido al tener que refugiarse en un niño.

—Hey, mocoso ¿Qué paso con tu Yurio-onichan?—Preguntó curioso.

—Es cierto, Lev-kun. —Apoyó Yuko.

El menor se sonrojó, desvío la mirada.

—He decidido llamarte solo Yurio ¿te molesta?—Preguntó tímido.

—No…pero ¿no es extraño para ustedes los japoneses?

Lev nuevamente desvío su mirada. Se mordió el labio inferior.

—Pero… mi mama llamaba a papa solo “Viktor” cuando se conocieron.

—Ah…

Ni el omega ni la beta supieron que responder ante ello. Era cierto que Yuri llamó a Viktor por su nombre desde el primer momento, pero ellos dos acabaron cansándose, por lo que tanto Yurio como Yuko terminaron sonrojados. El rubio intentó dejar de pensar sobre ello, Lev era solo un niño, seguro solo era parte de su crecimiento como alfa.

—Bueno, como sea. Ya que te encuentras bien, regresemos al entrenamiento.

— ¡Sí!—Gritó emocionado el niño.

Aún faltaba varios meses para el inició de temporada pero no podían permitirse que JJ y su alumna alfa les sacaran ventaja, se juró a sí mismo ello, Yurio. 

Notas finales:

Pues gracias al enorme apoyo de este fanfic decidí corresponderles con la continuación, por lo que sí será un longfic como ya lo había anunciado. Sin embargo para seguir la historia tuve que tomarme unos días de investigación sobre varias cositas. Me aprendí el reglamento completo de la ISU ( International skating union) Los niveles oficiales de competencia son novel, junior y senior.

EL nivel novel se puede ingresar desde los 10 años este se divide en Novel A (es de 10 a 11) y Novel B(11a 12). Luego le sigue Junior, sin embrago esto puede cambiar, hay algunos que se les invita a pasar más tempranamente a la siguiente categoría por sus impresionantes desempeño, como el caso de Yurio (No es tan común debutar como senior a los 15, normalmente lo logran a los 16 o 17 y otros tardan más)

El soundtrack de la película de Piratas del Caribe tiene mucha fuerza, hace poco mientras buscaba música vi una composición echa por la mencionada orquesta y me apreció preciosa, aunque debo destacar que las competencias a nivel novel solo exigen programa libre y de un tiempo de 3 min a lo mucho. 

Ustedes voten, esta historia es vikturi, no crean que todo irá miel sobre hojuelas, considerando que actualmente los rusos son muy racistas y homofobicos, más que nada el gobierno hay personas que no lo son, siendo un omegaverse pues la homofobia no tendría demasiado sentido al menos entre alfas y omegas pero el racismo sí sería poderoso. 

Es algo que han reflejado de manera sutil, pero como ven en el anime Yakov entrena a muchos patinadores seguramente de la categoría masculino femenino y de parejas. Mientras que de otros países tiene su entrenador propio. Esto es porque es casi una traición que un ruso entrene en el exterior o sea entrenado por en extranjero. Un ruso puede entrenar a otro, pero ser entrenado no. Lev es mitad ruso y es hijo de la leyenda viviente por lo cual no les hace mucha gracia que vaya a competir por Japón. Ya sabrán por donde se van los problemas y los que tuvieron. Planeo hacer una precuela aunque no sé si hacer una tal cual que cuente sus vidas de jóvenes hasta el nacimiento de Lev o incluirla dentro del mismo fic, igual tengo algunas escenas escritas y pensadas.

En lo personal JJ es un personaje que detesto, pero... si han leído otros fics me gusta darles la vuelta sin dejar su esencia a estos personajes. Y.. debo confesar que me gusto el JJXYurio, sí a pesar que el tipo tenga novia, pero cuando eso nos ha detenido XD, cabe recordar que en el ED JJ parece con un montón de chicas y ninguna era "su amada novia" y no lo nieguen tiene una terrible obsesión con Yurio, como si realmente le sorprendiera que el gatito no le hiciera caso. Así que el último cap solo me hizo armar todo el dramón de ellos...

Sin embargo eso no quiere decir que los deje juntos... aunque como ven sí tuvieran algo en el pasado.

Además me he encariñado con la idea de LevXYurio. Mi hermoso niño que llegará despertar como alfa. Ahh ya me lo imagino tan grande y fuerte....(mantente en abstinencia Yurio??)

Por otro lado aun nos falta ver su interacción con Otabek en el anime  y si vence al JJurio, no sé cualesquiera de las tres puede suceder con respecto a Yurio. Se aceptan sugerencias para el gatito.

Por cierto que adoré como se ven como familia Yuri Viktor y el bebe Yurio por eso se ha hecho un poco de dinámica al respecto en el fic. 

Los personajes no me pertenece sino que son de la grandiosa Kubo-sensei y estudios Mappa, a quienes se les debe alzar un altar por tan bello anime.

No se olviden de seguir mi pagina en facebook Kaory-madness estaré subiendo información sobre algunos términos del fic y la canción de la rutina de Lev creada por Yurio. 

 Como mencioné pido sugerencias tambien para los personajes y parejas. 

LeoXJI es un hecho, me encantaron desde la rutina del chinito. Y Leo es alfa y Ji omega.

Pero no estoy segura de los demás, pedí algunas sugerencias por mi pagina de face pero tambiéj quiero saber sus opiniones

Seung Omega?

Chris (aja el eros maduro) Alfa????

Pichit ..? alfa tierno?

PichitXSeung???? (aunque no se hayan visto en el anime hay arts bonitos)

George (omega???? MilaXGeorge?????? 

MIla Alfa??

Anya Alfa desgraciada de George???

"la amada novia de JJ será beta he dicho cof cof

Los hermanos???  los dejo juntos??? (me gustaron y me hicieron llorar) 

o Hago el checoX Micky ??

Sip la hermana de Yuri es alfa.

Bueno gente muchas gracias y espeor sus comentarios aportes y sugerencias tanto para las razas sexuales de cada uno como para quien se quede con el gatito.

Nos leemos!! 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).