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El Eros y su galán por LoveShonenai

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic de Yuri!! on ice. Espero que lo disfruten.

Notas del capitulo:

Punto de vista de Yuri sobre su excéntrico entrenador.

El Eros y su galán

Katsuki Yuri

Me pregunto ¿cuándo empezó todo esto? ¿Cuándo mi vergüenza y timidez se transformaron en el constante atrevimiento de tocarlo libremente? Cuando solía tenerlo frente a mí no podía articular alguna oración coherente, era mi ídolo, una brillante estrella a la que yo le seguía los pasos como una insignificante sombra y, de repente, un día se apareció en mi casa y en condiciones poco pudorosas me dijo con un optimismo envidiable que sería mi entrenador y me haría ganar el GRAND PRIX. Mi primer pensamiento fue que ese hermoso hombre estaba loco. ¿Yo, una estrella? ¿Yo, siendo el mejor? ¿Yo, el cerdito sin talento que gastó cinco años de su vida en un sueño imposible? No creí en sus palabras, yo nunca creía en nadie y aunque fuera Víktor Nikiforov quien me dijera eso, a mí realmente me costaba creerlo.

Creí que a la primera prueba se rendiría, viendo mi torpeza, mis inseguridades y el desastre de persona que era en ese momento, un tipo sin ambiciones, regordete y patético. Sin embargo, nunca solía molestarse conmigo, respondía con una extraña sonrisa ante cualquier fallo que yo pudiera tener. ¿Lástima? Posiblemente. En aquel tiempo jamás podría haber pensado que él realmente consideraba soportar a un pupilo de medio pelo como yo.

Cuando me tocó enfrentar a Yuri Plisetsky para lograr que Víktor se quedara en Japón como mi entrenador, tuve que dejar de lado a ese perdedor y gordo dentro de mí que vivía su vida teniendo lástima de sí mismo y cometiendo siempre los mismos errores. Si quería retener a Víktor, tendría que convertirme en Eros y seducirle con todo lo que tenía. Ahí me di cuenta de que quien no deseaba tirar la toalla era yo.

Eros, Eros. ¿Quién habría imaginado que un tipo simple como yo llamaría la atención del patinador número uno del mundo? Creí imposible convertirme en el galán que seducía a la mujer más hermosa de la ciudad, así que me arriesgué a hacer un intercambio en los papeles. No sería el galán de la historia, sino la bella mujer quien haría que el galán se enamorara perdidamente de ella hasta el punto de no irse jamás. Ese era mi deseo: retener de forma egoísta a ese talentoso hombre y lograr que solo fuera capaz de verme a mí.

Yo liberaría a un Eros que ni yo sabía que existía dentro de mí. Nunca me sentí tan atractivo como cuando comencé mi rutina frente a la gran multitud. Por un momento todo estaba en silencio, ni siquiera podía saber qué expresión estaría poniendo Víktor en aquel momento. Sin embargo, en esos instantes me sentí invadido por una extraña confianza que no sabía que tenía, solo de recordar los labios hábiles de mi entrenador diciéndome “sedúceme”.

Quería seducirlo. Moría por hacerlo.

Y lo logré. Lo extasié, vi su rostro lleno de satisfacción. Y como estaba estipulado, Víktor cumplió con quedarse conmigo en Japón.

Desde ese momento, mi vida comenzó a cambiar. Víktor se convirtió en alguien indispensable para mí. Fue la primera vez que sentí que necesitaba aferrarme a alguien. Él me hacía sentir insaciable, vivo, constante, optimista, me hacía creer que yo podría ser el mejor solo si él estaba a mi lado. De alguna manera, recuperé mi aliento de vida, quería realmente que ese hombre me mirara en todo momento y no apartara sus ojos de mí. Comencé a sentir la necesidad de enorgullecer en todo sentido a esa persona que había viajado desde Rusia hasta Japón solo para entrenarme. ¿Amor? Llegué a definirlo de esa manera.

Hoy enfrenté a Víktor con todas las energías que tenía acumuladas desde la última competencia. Él dijo que si fallaba, dejaría de ser mi entrenador. Contrario a asustarme, me sentí ofendido. “¿Cuánto crees que te conozco?” Me hubiese encantado decirle. ¡Por Dios! Conozco los puntos débiles que tiene a lo largo de su cuerpo, conozco su desnudez, su irritante manía de invadir mi espacio personal, de meterse a mi habitación como si fuera la suya y de dormir desnudo abrazado a mí. Conozco cuál es la longitud de sus dedos de ambas manos y a qué grado su piel se sonroja cuando se baña en las aguas termales, sé cuál es el límite de su resistencia y de las locuras que hace cuando está totalmente ebrio. Sobre ello, nunca le contaré cuán lejos llegó la noche anterior al campeonato en China, cuando iba a recostarlo. Agradezco a Dios que no hubo muchas personas despiertas cerca a su cuarto a esas horas. Conociéndolo de tal forma como nadie más ¿cómo podría creer tal mentira? ¡Tenía un “no hablaba en serio” escrito en toda la cara! Lo único que realmente deseaba era que confiara un poco más en mí. No necesitaba un beso ni un abrazo, solo una palabra o frase que alimentara mi confianza. Sentí que me quebré en aquel momento. Había vivido gran parte de mi vida para seguirle los pasos a ese hombre y en solo cuestión de segundos, él quebró mis ideales.

Estaba molesto, irritado, con unas ganas de demostrarle que yo era el único para él.

¡Quiero ser mejor! ¡Puedo ser mejor! ¡Puedo superar las expectativas de Víktor! ¡Quiero que él me note! Quiero lograrlo, porque solo yo puedo ser su Eros y él, mi galán.

Ideé algo para dejarlo más pálido de lo que era: cambiar uno de mis pasos al final de la rutina. Lo intenté, aunque por poco y lo lograba. Caí, pero creo que las rotaciones fueron suficientes para que fuera considerado al final en la calificación. Hice un flip cuádruple, el paso favorito de Víktor y que estaba a un nivel mucho más alto del que tengo yo actualmente. Pude escuchar los gritos de la gente y las constantes ovaciones de los comentaristas. Sabía que él estaría anonadado, no tenía que ver su rostro para saberlo.

¡En tu cara rusa, Nikiforov! Fue una patada en el trasero ¿cierto?

Después de ello, lo vi correr hacia mí, así que fui hacia él y lo último que sentí fueron sus brazos rodeándome y su boca invadiendo la mía de forma muy pasional. El mundo se detuvo en cuestión de instantes, como una magia fugaz. Los segundos dejaron de tener sentido y el lugar en el que nos encontrábamos parecía ser lo de menos, al igual que los flashes de las cámaras, los gritos desmesurados, al igual que el chocante frío de la pista de hielo. Sentí que estaba tocando el cielo.

 Pero, como cualquier momento, esto tenía que acabar y tuve que volver a la realidad y así fue cuando escuché hablar a Víktor.

—Solo se me ocurrió esto para sorprenderte más…—escuché.

—¿En serio?

Da, dorogoy*…

Y sí que me llevé una gran sorpresa.

—Creo que debería ponerte a prueba más seguido, cerdito…

—No digas nada. Sólo quédate a mi lado.

¿Cuándo empezó todo esto? Mi mentalidad ha cambiado de tal manera en que comencé a no darle importancia a lo que la gente dijera o pensara de mí. Ya no me importa ser odiado por los demás. Sí, me he robado a Víktor y no me molesta que lo piensen así. Y seguiría robándolo mucho más tiempo, ya que yo soy el único que conoce el amor de Víktor y soy el único que puede satisfacerlo.

Yo soy y seré siempre su Eros.

 

 

Notas finales:

 

(*) Sí, querido.

Gracias por leer! Espero no estar oxidada.

LoveShonenAi.


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