El director hablo con los chicos después de que se despertaran, contándole como habían llegado a esa época.
Bueno pues como para devolverles a su tiempo no será fácil. Ya que necesitaremos la misma poción que estaba en el caldero cuando llegasteis y nos llevara tiempo encontrar los ingredientes.
-Será mejor que les demos una alegría a vuestros padres (decía con una sonrisa maliciosa en el rostro). Se pondrán muy contentos de ver a sus futuros hijos. (Sonreía disimuladamente).
-
¿No alteraremos el pasado si nos presentamos?-. preguntaba una joven de anteojos.
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No creo. Además puede que cuando vosotros os valláis yo les borre la memoria a vuestros padres.- les contestaba el director comiéndose un caramelo de limón.
EN LOS PASILLOS DEL CASTILLO
-
¿Quién creéis que son esos chicos?- le preguntaba un azabache a un oji azul.
-
Quien sabe, aparecieron de la nada. – le respondía el pelirrojo.
El azabache mientras hablaba con su amigo pensaba en cierta persona que le gustaba. Que nadie sabía ya que no quería perder la amistad de su amigo en especial.
EN LOS MISMOS PASILLOS MÁS ATRÁS
-¿creéis que si me le declaro corresponderá mis sentimientos?- preguntaba dudoso un rubio plateado a un moreno de ojos verdes.
- no lo sé amigó. Pero con intentarlo no pierdes nada.- le respondía mirando a alguien delante de ellos.- yo creo que también me arriesgare.
- creo que si lo hare. Así, si no siente nada por mi intentare conquistarle.- decía feliz por un momento.-¿ y si me odia?.- volvía a preguntar inseguro.
- si no lo intentas no lo sabrás nunca. ¿ Eso quieres?.- le preguntaba el moreno para espabilarlo.
- por supuesto que no.- respondía el rubio plateado indignado.
El moreno solo sonreía por lo dicho por su amigo. Ya que le dio un empujoncito lo otro dependía de él.
EN EL MISMO PASILLO
Se encontraba una chica mirando fijamente a otra chica de la que estaba secretamente enamorada. Aunque ella tenía novio, pero a él no le quería se había dado cuenta de ello hace algún tiempo. Pero por miedo que la rechazaran no dijo nada. (Miraba tristemente a su amor imposible).
Una chica de pelo castaño y ojos verdes miraba detenidamente a otra persona analizando la situación. Mientras estaba con sus compañeros atenta a lo que se decían pero sin intervenir en la conversación.
EN UNA DE LAS AULAS
Se encontraban dos chicos exactamente iguales hablando entre ellos.
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¿Crees que se habrán dado cuenta a estas horas?.- le preguntaba uno a otro.
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No lo sé hermano pero me encantaría ver sus caras.- le respondía el otro sonriendo.
-
En que os habéis metido ahora mis grandes amigos demonios?.- les preguntaba un chico moreno de ojos marrones.
-
Ehhhh??.- En nada capitán.- respondían apresuradamente los dos.
-
Hare que me lo creo.- les decía al que habían llamado capitán.
-
Sabes que somos unos ángeles.- volvían a decir a la vez.
-
Si claro. Y yo odio el quidditch.- decía el moreno en forma sarcástica.
VOLVIENDO CON EL DIRECTOR Y CON LOS CHICOS DEL FUTURO
-Director si nos vamos a presentar como dijo necesitaremos a algunas personas. Las tendrá que llamar.
- De acuerdo alumnos.- les respondía el director sonriéndoles.
- Que os parece si lo hacemos más divertido.- decía uno de los chicos del futuro.
- En que pensaste.- le preguntaba otro.
- Pues que podemos usar capas negras para que no nos vean hasta que nos presentemos.- les decía riendo.
- Buena idea joven.- contestaba el anciano.
-Aparte de eso que solo el más joven de la familia digo quien es nuestro otro padre/ madre.- se animaba uno de los chicos a proponerlo.
- será divertido. – decía una chica pensando en su padre.
-A ver como reaccionaran nuestros padres..- decían tres voces al unísono con malicia.
- Seguro habrá más de un desmayo.- decía otra voz pensando en su padre.
El director los miraba enternecido por ver a tantos hijos de los que serían antiguos alumnos suyos. Los miraba contento y también algo asombrado por las ocurrencias de algunos.
Pensando en su compañera. La subdirectora y lo estricta que era. Le sacarían canas los de la tercera generación.
Minerva Macgonagall cuando viera a estos chicos se desmayaría. Solo por ver que son peores que sus actuales alumnos. La meterían en más problemas que el mismísimo trio dorado. – pensaba divertido en director comiéndose otro caramelo de limón.
CAMINO A LA ENFERMERIA
Se encontraban el profesor Snape, la subdirectora Macgonagall, y el profesor lupin dirigiéndose a la enfermería por pedido del director.
-
Habrá pasado algo con Harry.- preguntaba el castaño a la jefa de la casa de Griffindor.
-
Espero que no profesor.- le respondía la una mujer en esos momentos del trio.
-
Potter siempre se mete en líos.- decía mientras miraba intercaladamente a los otros dos un oji ónix.
-
Lleguemos a la enfermería y luego vemos que pasa.- dijo el castaño. Aunque más lo decía para sí mismo, no quería que el hijo de su amigo se metiera en más problemas.
EN LA ENTRADA DE LA ENFERMERIA
La profesora Macgonagall junto con sus acompañantes abrió la puerta apresuradamente pensando que sería uno de sus alumnos que estuvieran malheridos.
Siendo recibidos por un montón de desconocidos. Pero a la vez que se les hacían conocidos.
El director hablo.
-Os presento a la tercera generación. Hijos de muchos de los alumnos que están en este momento aquí. No solo de alumnos.- -decía pícaramente y mandando indirectas.
La profesora venia tantos rostros que se le hacían conocidos. Fijándose más en algunos de ellos. Palideciendo por estar pensando que estos chicos serian igual a sus padres en otros sentidos.
-
¿Profesora se encuentra bien?.- preguntaba el oji ónix a su compañera.
Antes de poder responder la jefa de Griffindor se había desmayado por tanta información.