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Ending page por Romantic Coffee

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Notas del capitulo:

Hola hola, estoy de vuelta con el quinto fanfic de la serie Fluff & Warm que había subido hace un tiempo pero borré por motivos personales. 

Así que... un millón de gracias a LYhobbit quien terminó por convencerme de volver con este fanfic que amo con la vida y había abandonado. 

Estoy muy emocionada e in lov así que... ahí vamos! 

 

0

 

"Todo comenzó, cuando el monstruo del armario se mudó a mi cabeza"

Cuando a Jongin se le presentó la idea de viajar a China para realizar su práctica profesional, fue cosa de horas y un par de llamadas telefónicas para que se decidiera a abandonar su país natal e ir a estudiar a otro totalmente diferente, del que dominaba el idioma en su sentido más básico y el cual, por ende, no había visitado jamás. Se convenció así mismo por supuesto, que lo haría para tener más oportunidades de trabajo cuando terminara el período, ocultando sólo para él que el hecho de dejar Corea por un tiempo le parecía más tentador que cualquier otra cosa.

Lo primero que vio al bajarse del avión, fue la sonrisa brillante que recordaba a la perfección de su primo Kim Junmyeon, con quien compartía la sangre, un par de gustos, la misma profesión y de ahora en adelante, un departamento.

Junmyeon trabajaba en uno de los hospitales psiquiátricos ubicado a las afueras de Changsha, y había sido trasladado hace un par de años por un gran amigo de la infancia que le instó a seguirlo; Wu Yifan. Por supuesto, había sido un ferviente apoyo para Jongin, incluso a la distancia, por lo que vivir con él no parecía una idea descabellada, al fin y al cabo.

1

 

Es apenas un par de días después de su llegada, que Jongin comienza a caer en la realidad. Cuando nota que ha dejado atrás a todos sus amigos, su familia y a sus posibles conquistas por un período de tiempo que bien podría ser irreversible si su estilo de trabajo agradaba a Yifan, el jefe del hospital. Es cuando su celular vibra y le anuncia un mensaje, que el chico de ojos negros y cabello color chocolate decide dejar de preocuparse y salta del sofá en el que descansaba, pues el mensaje es de Junmyeon, diciéndole algo de unas carpetas olvidadas en su escritorio y lo importante que son para su trabajo, al menos para el de hoy.

Las indicaciones para llegar al hospital son las justas y necesarias, y en los pocos días que Jongin lleva ahí no ha soltado sus diccionarios y el idioma se ha hecho más manejable para él, eso y que Junmyeon se niega a hablarle en coreano pues comenta que el menor debe adecuarse a su nuevo idioma. Es por eso que su respuesta al mensaje se reduce a un 'Espera ahí, estaré en unos minutos' que Jongin en verdad reza porque no tengas faltas ortográficas o Junmyeon volverá a darle una charla de dos horas sobre lo importante que es dominar por completo el idioma y el lenguaje técnico antes de entrar a un hospital de tal complejidad para terminar su práctica profesional.

Le permiten el paso nada más mostrar su cédula de identidad y una pequeña tarjeta plastificada que Junmyeon le ha entregado hace un par de días, cortesía de Yifan, a quien espera conocer próximamente. Jongin se adentra por los pasillos del desierto hospital con una pequeña incomodidad golpeándole la nuca, pues es la primera vez que se ve en un lugar desconocido, y en realidad (aunque no lo asuma jamás, pues ha estudiado para dedicarse a esto) los hospitales psiquiátricos le dan un poco de temor a primera vista.

Ironías de la vida, supone.

Se siente observado, y sabe que jamás es bueno inducirse el miedo, pero ya ha caminado por dos pasillos enteros y no se ha encontrado con nada más que puertas blancas cerradas y un olor a medicamentos que le cala la nariz. Eso, al menos hasta que un salvaje Junmyeon salta a su espalda, como si asustarle fuera lo más gracioso del mundo en esta situación. Jongin deja salir un grito agudo, que podría poner de punta los pelos de cualquiera, pero de cualquier manera ambos se ríen cuando se ven más calmados, y el menor evita querer estrellar la carpeta contra el rostro de su primo mayor.

—Aquí tienes tu carpeta, señor despistado. —Junmyeon ríe con sorna al oírle con ese acento chino algo torpe al que se está acostumbrando, mientras hojea la carpeta de paso para comprobar que al menor no se le haya caído ningún papel de importancia. Los papeles están ahí, y Junmyeon decide que el dominio del idioma chino que maneja Jongin, es suficiente para presentarle a Yifan y argumentar que el menor está listo para comenzar.

—Espera aquí un momento, iré a dejar esto con Yixing y volveremos para que conozcas a Yifan.

Antes de poder reclamar cualquier cosa, Jongin vuelve a encontrarse solo en el blanco pasillo, otra vez con la sensación de paranoia al sentirse vigilado, esta vez con mucha más fuerza que la vez anterior. Tiembla levemente, sintiendo una brisa en su espalda y oh vamos, que todo pasa por algo, piensa antes de voltear con rapidez.

El resultado no es tan aterrador como podría, y frente a él se encuentra un chico un poco más bajo de lo que debería, que, a pocos segundos de verle, desvía su mirada hacia el suelo y las paredes que parecen ser mucho más entretenidas que cualquier otra cosa. A Jongin no le hace tanta gracia en un principio, pero se reprende mentalmente recordando que está en un hospital, y el chico frente a él va en un pijama demasiado grande para su cuerpo menudo. Decide también que preguntarle el nombre no sería algo tan terrible, pues se han encontrado de todas maneras y tal vez vaya a verle de vez en cuando por ahí.

—Hey ¿Qué tal, ¿cómo te llamas? —Jongin evita parecer demasiado animado, le han enseñado que no es bueno exaltar a los pacientes, pues más que un hospital, estos lugares son algo parecido a un centro de reposo. El chico baja un poco más la cabeza, y el de ojos negros puede notar que sus manos han comenzado a temblar y su voz no es nada más que un tartamudeo constante. No sabe por qué, pero siente que el más bajo no quiere decir nada en particular. O no puede.

Es segundos después que Junmyeon aparece de vuelta por el pasillo, acercándose con pisadas un poco más fuertes que hacen que el pobre chico en pijama se exalte aún más si es posible, y Jongin casi puede sentir el temor que exhala el más bajo cuando su primo llega hasta ellos.

—Kyungsoo, has asustado a Jongdae... el pobre creyó que habías huido.

A Jongin no le sorprende que el tal Kyungsoo sólo opte por mover sus manos, un poco más ansioso, haciéndole ver que está nervioso y quizás que quiere o saldrá huyendo apenas los dos se despisten, pero eso no ocurrirá y Junmyeon opta por llevarle a su habitación con un curioso Jongin a la siga de ambos, quien lucha internamente pensando que el chico más bajo es lindo, y que pensamientos como esos no están permitidos.

Prohibidas las relaciones entre médico y paciente, Jongin.

Se dice, y Kyungsoo ya está cerrando la puerta de su habitación en sus narices antes de que Junmyeon vuelva a fijarse en su primo y le invite a recorrer el lugar, esta vez juntos para no perderse.

Jongin no sabe por qué, pero quiere verse reflejado en esos pozos sin fondo que son sus ojos.

Es rato después de recorrer el lugar al completo, que Suho le invita a dar una vuelta por la cafetería antes de volver a casa, pues su turno no ha acabado aún y necesitan hablar con Yifan.

Por el pasillo se encuentran con un chico de aspecto algo demacrado, va en pijama como el tal Kyungsoo y la mayoría de los internos, su rostro parece más una calavera, pues su piel está pegada casi al completo a los huesos. Junmyeon se detiene de inmediato al verle, una sonrisa naciendo en sus labios.

—Minseok, vamos a la cafetería por un bocadillo, ¿Quieres acompañarnos?

El chico parece sobresaltarse levemente, negando repetidas veces con una excusa barata que ninguno de los dos sabe interpretar bien. No explica demasiado antes de desaparecer, y Jongin puede notar el brillo de preocupación y un atisbo de decepción expresado en los ojos de Junmyeon cuando el más bajito y delgado en extremo vuelve a desaparecer por el pasillo y entra en una de las habitaciones al final del corredor.

Hay un par de cosas que al mismo Jongin no le quedan demasiado claras. Cosas como el por qué ha sentido la necesidad de pedirle a Yifan que le acepte cuanto antes para empezar a trabajar. Yifan ha mirado a Junmyeon con algo de duda, pero de cualquier manera luego de leer sus papeles y con ese ánimo entusiasta que el chico se carga, Yifan decide que podría ser una gran ayuda para este hospital.

Hay más cosas que siguen causando dudas al chico de ojos negros cuando va de vuelta a casa junto a Junmyeon. Cosas a las que piensa no debe dar tantas vueltas pues no todo debe salir como planea. Se siente un poco desgraciado de cualquier manera, pues lo que él considera atracción le ha pillado en otro país y en una situación desfavorable, pero va a intentarlo de cualquier manera.

Ni Junmyeon ni Yifan comprenden demasiado bien, pero el mayor con la experiencia que ha ganado al ser jefe del hospital, comprende luego de unos minutos de conversación con su mejor amigo, que tal vez Jongin debe comenzar de lleno como doctor a cargo de Kyungsoo.

2

 

Jongin se siente un poco nervioso, pero de cualquier manera se presenta con su bolso al hombro a la mañana siguiente. Junmyeon le ha dado ánimos todo el trayecto, porque ya es tiempo de que realice su práctica profesional y utilice todo lo que ha aprendido estos cinco años estudiando medicina junto a los dos años de especialización en psiquiatría. Yifan le ha asignado bajo la tutela del psiquatra Kim Junmyeon, quien le mira con una sonrisa cuando es nombrado con tal título, y el enfermero Kim Jongdae, un chico bajito y de sonrisa ladina que va vestido al completo de blanco, el mismo que le sonríe macabramente cuando sus miradas se cruzan. Casi cree que el enfermero podría camuflarse con las paredes, de no ser por su cabello negro.

—Ven, iremos a por el historial médico de Kyungsoo, desde ahora está a tu cargo.

El recién llegado no dice nada, pues no es hasta que su primo le desordena el cabello como solía hacer cuando eran pequeños, que Jongin vuelve a la realidad, donde Jongdae estira hacia él una carpeta de color pastel con la fotografía de Kyungsoo adjuntada con un clip.

Y ya que Kyungsoo es el único paciente de quien debe estar totalmente al pendiente, decide que sería bueno que éste le tomara más confianza también. Evalúa la situación al verse solo nuevamente en el pasillo, y cree que lo mejor es presentarse, antes que todo.

Jongdae es quien le acompaña hasta su habitación. El enfermero le ha dicho que Kyungsoo suele no responder cuando alguien le llama, y solo debe tocar un par de veces antes de entrar. Más que nada para sentirse protegido, y por vivir en su mundo la mayor parte del tiempo, cosa que no extraña ni un poco a Jongin. Le explica el horario de sus remedios, la dosis y cantidad exacta de pastillas, que evite en su mayor medida las preguntas, y que le trate con calma, aunque no es nada que el chico nuevo no sepa.

La primera vez que entra, Kyungsoo está a los pies de la cama con las piernas delgadas pegadas al pecho y la cabeza reposando sobre sus propias rodillas. Jongdae le empuja desde atrás antes de cerrar la puerta con una sonrisa y el de cabellos chocolate, comprende que es su turno de actuar. Kyungsoo ha levantado la vista unos segundos, observándole con algo parecido a la sorpresa antes de volver a hundir su rostro entre sus brazos. El mayor quizás nunca lo sepa, pero Jongin está comenzando a sentir una necesidad imperiosa por sentir más esa mirada.

—Bien, mi nombre es Jongin —comienza el chico del delantal, y aunque ya conoce su nombre, espera oírlo de sus propios labios para quedarse tranquilo, sin embargo, el mayor no parece querer moverse. — ¿Qué tal si me dices el tuyo?

El silencio atrapa la habitación y Jongin no puede hacer más que querer jugar con sus dedos, pero sabe y confía en que el silencio se volverá cómodo junto a Kyungsoo en algún momento, y espera que sea pronto.

—Verás, mi acento será un poco extraño para ti. Soy coreano y estoy acostumbrándome al idioma...

—D-do Kyungsoo.

El tartamudeo es evidente, y Jongin sonríe antes de sentarse al lado contrario de la cama para darle un poco de espacio, es poco, pero le parece un avance importante después de que Jongdae le dijera que rara vez respondía. La conversación siguiente, se reduce a un Jongin que no puede evitar ser demasiado animado al hablar, y a un Kyungsoo que en voz baja deja salir tartamudeos varios de sus labios.

En la hora de almuerzo es cuando Jongin nota que muchos chicos aparecen en la cafetería para comer algo. Los médicos comen en el mismo lugar, sin embargo, el de cabellos chocolate nota que Junmyeon, Jongdae y otro chico más bien pálido están compartiendo una mesa.

— ¿Qué tal todo, Jongin?

Sonríe con suavidad, antes de volver a fijar su vista en los demás chicos que andan por ahí. La gran mayoría va con su pijama puesto, y otros tantos van con ropa casual. Nota de inmediato que Kyungsoo no está en ninguna mesa y se pregunta también si el mayor tendrá hambre ahora mismo, o saldrá por algo de comida más tarde.

Conoce a Yixing, quien está encargado de otros pacientes que no ha tenido el gusto de conocer, pero que le aseguran, verá pronto por los pasillos. Junmyeon parece amigable con todos y Jongin no puede evitar sentirse pequeño pues la gran mayoría de los chicos les sonríen cuando pasan por la mesa, con Jongdae es lo mismo, y esta vez se pregunta sin con él será igual en un par de meses.

—La verdad es que comemos aquí para no perderles de vista...

El comentario queda en el aire, y Jongdae ríe ante la mirada sorpresiva del castaño pues parece haberle leído la mente. Asiente con cautela, evitando preguntar por qué no están todos, o si las horas de comida varían para algunos.

—Hay algunos que vienen más tarde, para evitar tener mucho contacto. Kyungsoo es uno de ellos, suele escabullirse de su habitación cuando los demás toman la siesta o están encerrados en sus habitaciones.

Luego de comer esa misma tarde, Jongin toma una de las bandejas de almuerzo y se dirige a la habitación de su único paciente. Es complicado, piensa, cuando Kyungsoo se hunde entre las sábanas y dirige su vista hacia la pared con un leve murmullo inentendible. Jongin sonríe de cualquier manera, dejando la comida en su mesa de noche antes de volver a cerrar la puerta de la habitación.

Nadie dice nada, pero cuando el castaño vuelve por la tarde para darle sus medicamentos, Kyungsoo le sostiene la vista unos segundos más antes de volver a esconderla. La bandeja está vacía, y Jongin se siente satisfecho antes de alargarle las pastillas junto a un vaso de agua.

Ese día, y aunque tan solo es el primero, Jongin termina su turno con una sonrisa en el rostro.

3

 

Con el pasar de los días, Jongin decide que su estadía en China junto a su práctica profesional debe valer la pena. Camina por el pasillo con una sonrisa en los labios mientras lee con cuidado el historial médico de Kyungsoo. Lo ha estudiado con detención, y ha evaluado sus movimientos y actitudes frente a determinadas situaciones. Golpea la puerta un par de veces y aunque sabe que no oirá nada del otro lado, abre sin mayores miramientos.

 —Buenos días Kyungsoo ¿Has dormido bien?

El cuerpo bajo las sábanas se remueve con un poco de pereza mientras las cortinas son abiertas de par en par por el castaño. El sol parece golpear el rostro de ambos pues Kyungsoo vuelve a taparse un poco más antes de murmurar algo que Jongin no alcanza a oír. El menor le alcanza las pastillas cuando un arrebolado cabello se deja ver entre las mantas, seguido de un par de ojos entrecerrados que logran derretir de a poco al doctor en práctica.

Jongin se jura una y mil veces, que es uno de los chicos más lindos que ha visto despertar.

Esa tarde, mientras comparte mesa en la cafetería junto a Jongdae y Yixing (pues Junmyeon se ha excusado con algo sobre la dieta de Minseok y el tratamiento; y ha desaparecido en un par de segundos) escribe en las hojas del historial médico de Kyungsoo un par de frases al azar, que posiblemente se volverán parte de su tratamiento de ahora en adelante.

—Buenas tardes, asumo que tienes hambre...

Kyungsoo levanta la vista, pues la puerta ha vuelto a sonar al horario que está acostumbrado y un sonriente Jongin entra por ella con la bandeja de cada día entre sus manos. El chico espera que su doctor abandone la habitación, porque vamos, realmente debe ser una broma que ahora mismo esté frente a su cama de brazos cruzados y el ceño fruncido. Kyungsoo le observa de reojo, tal y como está acostumbrado antes de que su mente se bloquee, las manos comiencen a sudarle y sus pies a temblar.

Se aprieta un poco más contra sí mismo, está tan acostumbrado a esta posición que ya incluso se siente vacío cuando sus piernas no están pegadas a su pecho. No puede evitarlo, pero se siente protegido.

—No me iré hasta que me saludes, Kyungsoo.

Los minutos pasan, y Kyungsoo nota que el menor está hablando en serio. No es que no quiera, pero sus músculos están agarrotados y casi puede sentir que le falta el aire, pero no llega a caer en una crisis. Levanta la vista con rapidez, mentalizándose con el hecho de que tiene hambre y no tocará la bandeja hasta que Jongin abandone la habitación. Su mandíbula está tensa, pero la sonrisa en el rostro contrario le calma un poco, por lo que el “Buenas tardes” contenido en un susurro es suficiente para que su doctor vuelva a sonreírle, antes de caminar hasta la puerta con soltura.

—Provecho, Kyungsoo.

Dice antes de cerrar tras de sí, y el mayor no lo ha notado aún, pero sus manos están apretando con fuerza sus pantalones holgados, y su vista está fija en la puerta por la que acaba de salir el castaño. Ladea el rostro con la confusión escrita en el mismo antes de acercarse a la bandeja para comer. Al menos no ha caído en una crisis, y muy en su interior se dice que la sonrisa de Jongin tiene algo que ver con todo eso.

En medio del pasillo un animado Jongin abre la carpeta que suele llevar consigo. Hojea con rapidez hasta dar con las frases que ha escrito mientras almorzaba y tacha una de ellas con orgullo antes de seguir caminando.

Lograr que Kyungsoo me devuelva el saludo.

4

Cuando Junmyeon le pregunta qué tal está evolucionando Kyungsoo a su cuidado, Jongin asume que no es algo que haya pensado demasiado pues sólo quiere atreverse a decirlo cuando los resultados se dejen ver. Su primo de cualquier manera parece satisfecho pues la fobia social de Kyungsoo no es algo fácil, y le da un golpe amistoso en la espalda antes de desaparecer por el lado contrario del pasillo, posiblemente pare dirigirse a la habitación de Minseok.

Junmyeon se lo ha comentado con anterioridad, Kyungsoo estuvo bajo su cuidado dos años y si bien el tratamiento era intenso y los ansiolíticos lo calmaron con un tiempo, la comunicación era algo escaso incluso con Jongdae, quien solía pasar más tiempo con él que con nadie. Es por eso que Jongin, como todo buen principiante algo inmaduro y de pensamiento infantil e inocente, piensa que tal vez con Kyungsoo se puede utilizar un método diferente.

Muy diferente

Al día siguiente Junmyeon le nota levemente ansioso, por lo que simplemente se encoge de hombros cuando Jongin le comenta algo parecido a irse a su turno antes de que este comience, y abandona el departamento temprano antes de que Suho si quiera despertara totalmente. Es cuando llega al hospital un par de horas después, que le encuentra en medio de la sala de descanso de doctores, rodeado de papeles de colores que el mayor identifica poco después como notas de recordatorio. El lápiz se mueve con rapidez y mientras se cambia el saco por el delantal, nota que hace mucho no veía a Jongin tan frustrado.

— ¿Ocurre algo?

Jongin le mira nervioso, arrugando otra nota más de color celeste que deja caer a un lado mientras lleva el borde del lápiz hasta sus labios, mordiéndolo con ansiedad. Y no sabe qué responder, porque en realidad se ha desconectado del mundo desde hace un rato y se ha enfocado en algo tan simple como escribir un par de caracteres chinos sin que su mano tiemble y él mismo se vea en un estado de total frustración, pero en realidad no es tan fácil como parece.

Es cuando el mayor abandona la habitación que Jongin termina de mover el lápiz con rapidez en una de las notas de color anaranjado que parece ser la indicada para acompañar sus planes. Sale con rapidez del lugar mientras ignora por completo el hecho de un curioso Jongdae que alcanza a murmurar algo como que en los pasillos no se corre, o que va a chocar contra alguien. La hora de colación ha terminado hace apenas unos minutos, y Jongin sabe mejor que nadie que Kyungsoo se toma su tiempo y precauciones para abandonar la habitación en busca de algo de comida.

La puerta le distrae de sus pensamientos, y aun sabiendo quién es, Kyungsoo levanta la vista con algo de curiosidad pues hoy se ha tardado un poco más de lo normal. Jongin se mueve en silencio, y el mayor supone por los sonidos que conoce tan bien, que está acomodando las cosas milimétricamente. El vaso de agua en la mesa de noche junto a una bandeja de comida, el pequeño sobre de pastillas que cae en el cajón, con la dosis suficiente por si entrase en una crisis, las cortinas corridas para que el sol evite entrar directamente y algo que a Kyungsoo le llama la atención profundamente.

No lo sabe, y tampoco levanta la vista hasta que un sonriente Jongin abandona la habitación y él mismo se permite relajar sus músculos al verse en la soledad de la misma nuevamente. Se acerca con sigilo a la bandeja para llevarla hasta sus piernas, retirando del borde de esta una pequeña nota anaranjada que se muestra con una letra que al mismo Kyungsoo le parece algo tierna e infantil.

Disfruta la comida, Kyungsoo. Esta será la forma de comunicarnos por un tiempo, hay un bolígrafo en vez del sobre de pastillas en el cajón.

Se siente algo nervioso de saber que no tiene sus calmantes a la mano en caso de alguna crisis, y el vaso de agua se termina en un par de segundos cuando nota que en realidad el chico no bromea y es un bolígrafo negro de goma lo único que encuentra, junto a un pequeño montón de notas de colores totalmente limpias, a su disposición para escribir.

Definitivamente, piensa Kyungsoo. Él no bromea.

Ha perdido la práctica, de eso no hay duda, tanto tiempo sin tener la oportunidad de tomar si quiera un lápiz entre sus manos, que los caracteres que logra dibujar no le convencen del todo. Pero está bien, se dice, pues es la manera más cómoda que ha encontrado de responder a algo sin tartamudeos, sin sudor en las manos y sin el rechinido de sus propios dientes cuando está nervioso.

Cuando Jongin entra a su habitación por la tarde, Kyungsoo espera lo mismo de siempre.

Pero hay algo diferente, y aun cuando no levanta la cabeza de las rodillas y espera pacientemente a que Jongin cierre las cortinas, una risa suave se deja oír, tal vez ha visto ya la nota pegada a un contorno del plato vacío de comida, y se está riendo de la letra. Evita atormentarse un poco más, Jongin aclara su garganta antes de esperar la mirada del mayor por al menos unos segundos, y lo consigue luego, pues Kyungsoo está esperando que abandone la habitación lo más rápido posible. Le mira con ojos cansados, y lo único que observa es como el castaño pega otra nota más en el contorno de su mesa de noche. Segundos después, mueve su mano y abandona el lugar, pero Kyungsoo ya ha vuelto a esconderse entre sus rodillas.

"Lo has hecho bien, sigamos así"

Es lo que recita la nota, y Kyungsoo sonríe antes de envolverse en las sábanas y suspirar.

Siente un golpeteo extraño en su pecho, y no es dolor.

5

 

La sala de visitas es una sala que Jongin no había tenido el gusto de conocer, y lo hace un par de semanas después. Se le antoja cálida, cuando pasea su vista por el lugar, y se detiene en los sofás de tela rosa opaca y las mesas blancas. No hay adornos en las paredes, y a diferencia del resto del hospital que luce un color blanco invierno, y las habitaciones vestidas de color celeste pastel, esta sala está pintada de un color crema que produce al castaño una sensación de familiaridad.

Junmyeon es quien le acompaña, y le explica paso a paso el orden de las visitas en este lugar. Le explica en un principio, que hay visitas programadas dos veces al mes, y unas tantas fuera de los horarios comunes, a pedido de los familiares que no puedan cumplir con tiempos fijos. Es la primera vez que Jongin estará en presencia de las visitas, y se siente un poco novato en todo esto.

Cuando el reloj marca las dos y cincuenta minutos, una cabellera negra aparece por el umbral de la puerta. Jongin abre sus ojos totalmente sorprendido cuando ve a Kyungsoo avanzar a paso calmado a través de la sala, parece incluso confiado. Él y Junmyeon evitan de cualquier manera hacer un comentario al respecto, y Kyungsoo toma asiento en la mesa más alejada y escondida, a un lado de la ventana que es golpeada insistentemente por una rama cubierta de nieve. El mayor mira con cuidado las facciones de su primo, en menos de diez minutos entrarán con normalidad los demás chicos que vayan a recibir parientes, pero Kyungsoo tiene permitido llegar antes para acomodarse a su gusto, le explica, y Jongin parece relajar su mirada que va desde los ojos de Junmyeon hasta su paciente favorito.

—Hoy es el primer día de visitas, muchos prefieren tomar el día domingo para venir. —Comenta Junmyeon. La sala se ha ido llenando de a poco con chicos que Jongin ha visto un par de veces, y otros tantos a los que ha visto en el comedor.

—Hey, holgazanes —Yifan es quien atraviesa la puerta con tranquilidad. A sus espaldas un chico más bajo y con aspecto infantil parece seguirle, pasea su vista por el lugar y es entonces que tira del delantal de Yifan, susurra algo en su oído y camina hasta perderse en la última mesa. — ¿Tomando un descanso?

—Es día de visitas, Fan... incluso tú aprovechas huir de la oficina para traer a LuHan.

Yifan toma asiento a su lado segundos después, con una sonrisa surcando sus labios mientras asiente tontamente con la vista perdida en la mesa que se ha sentado el tal Luhan. Jongin no evita fruncir el ceño con confusión cuando voltea hacia el nombrado, que se ha sentado frente a Kyungsoo. Frente a Kyungsoo, su paciente, su chico silencioso, el mismo Kyungsoo que siquiera se digna a dirigirle la mirada mucho más allá de un par de segundos.

Y oh dios, no, no está celoso.

Pero Kyungsoo acaba de sonreírle a ese chico, y a él nada.

Yifan y Junmyeon ríen con fuerza, y Jongin no sabe qué cara ha puesto, pero de seguro debe ser una muy graciosa. Yifan se aproxima unos centímetros hacia adelante, palmeando su espalda con algo de fuerza y un dejo de comprensión y el castaño vuelve su vista al frente con duda, pues acaba de notar los parches limpios que atraviesan los brazos del chico nuevo y las gasas blancas que de seguro se camuflan con su piel, igual de pálida.

— ¿Él es...?

Yifan suspira unos segundos, retomando su posición antes de comenzar a hablar. Junmyeon se une a la escena también, frunciendo sus labios en una mueca.

—Él es LuHan. No lo has visto nunca pues es del otro edificio y tengo entendido que no vas mucho para allá. —Jongin evita interrumpir, pero quiere acotar que sólo visitó una vez el otro edificio; cuando Jongdae le envió a buscar algo, aunque es un detalle irrelevante ahora mismo—. Sufre trastorno depresivo mayor recurrente, y está aquí por haber intentado atentar contra su propia vida un par de veces. Ya sabes, la depresión puede ser por factores genéticos o ambientales, su madre se suicidó hace ocho años. Su padre le ha internado pues no puede estar totalmente a su cuidado debido al trabajo, pero ha pedido horas especiales de visita...

—Y Luhan aprovecha éstas para visitar a Kyungsoo, creo que han sido amigos en la infancia y se entienden de maravilla. —Termina Junmyeon, sus dedos golpeando la mesa con algo de pesadez y a los dos restantes les parece que se ha perdido en sus propios pensamientos. Yifan asiente con lentitud, fijando su vista en la nada y Jongin prefiere buscar a Kyungsoo.

Lo encuentra en la misma posición, con su espalda recta y una pequeña sonrisa en los labios pálidos. Sus manos están perdidas bajo la mesa, posiblemente apuñándose sobre sus pantalones con algo de nerviosismo, sólo por estar en una sala rodeado de gente. LuHan le habla con algo que el castaño diferencia como felicidad, frente a sus actitudes, Jongin nota también que ambos emanan un aura de comodidad que no ha tenido suerte de experimentar junto a Kyungsoo, y los ojos pequeños de Luhan brillan con una chispa de esperanza cuando ríe.

—Me ha contado Fan que te han cambiado a Junmyeon... —Comenta Luhan con una sonrisa, ojos paseándose entre las paredes color crema y los ojos adormilados de su mejor amigo. Puede sentir una mirada insistente golpear su nuca, y sabe que no es Yifan quien les mira, por lo que se limita a reír una vez más ante la duda en los ojos del menor, mientras juguetea con las vendas que cubren casi por completo su muñeca derecha.

—Estoy a c-cargo de J-Jon-g... —Logra murmurar Kyungsoo, y es que el nombre de su doctor le es tan complicado de pronunciar. No es como XiaoLu o Yifan, nombres que se resbalan en la punta de su lengua y salen con suavidad. Se le complican los nombres coreanos, en cambio, ya que su crianza fue casi totalmente en China jamás tuvo demasiado en cuenta su idioma natal. LuHan ríe ante su tartamudeo, tan acostumbrado como puede estar a que el de pelo negro frunza el ceño mientras muerde su lengua.

—Yah, te lastimarás. Se llama Jongin y está a cargo tuyo ¿No? ¿Y qué tal te llevas con él?

—Yifan t-te lo cuenta t-todo. —Chilla, moviendo sus pies con nerviosismo mientras da leves golpes al mayor por debajo de la mesa. Sin embargo, éste solo ríe, enternecido mientras asiente. —Es bueno conmigo... está bien, m-me gusta.

La hora de visitas termina un par de horas después. La sala vuelve a quedar medio vacía, excepto por Yifan que está esperando que Luhan se despida apropiadamente de Kyungsoo, y un cansado Jongin a su lado, quien espera al de cabello negro para acompañarle a la habitación antes de terminar su turno, pues Junmyeon le ha dicho que se juntaran en la entrada, antes de desaparecer por la puerta rápidamente.

Ambos se despiden entre sonrisas y abrazos demasiado afectuosos, piensa Jongin cuando apaga las luces de la sala y cierra las puertas. Yifan va con Luhan en camino contrario al suyo, el más bajo sujetándose como un niño pequeño del brazo de su jefe y él mismo no puede evitar sonreír ante lo enternecedora que le parece esa imagen. Kyungsoo es quien le saca de su ensoñación segundos después, carraspeando con algo de incomodidad cuando nota que las luces del pasillo se han vuelto más tenues y ya es hora de irse a su habitación, pues el lugar está desierto y aunque se siente calmado, no evita que un poco de incomodidad le abunde. Porque vamos, están en medio de un hospital, es algo aterrador de sólo pensarlo.

Cuando Jongin vuelve su vista al mayor, parece olvidar por unos segundos que Kyungsoo tiene fobia al contacto humano y a las personas en sí, y toma su mano con algo de torpeza antes de empezar a caminar por el desolado pasillo. El mayor no dice nada, le sigue en silencio como un cachorro, tal vez porque está demasiado concentrado en el hecho de tener contacto con alguien aún después de los años que han pasado, y no sabe qué sentir ahora mismo, pero se deja llevar hasta que Jongin parece reaccionar y le suelta con una sonrisa nerviosa en los labios y un par de tartamudeos que ninguno de los dos entiende.

Jongin quiere golpearse en el rostro, y hundir la cabeza en el suelo si es posible. 

El castaño no lo sabe, pero a Kyungsoo no le ha desagradado del todo ese pequeño gesto, y es por eso que el mayor se siente un poco decepcionado cuando han llegado hasta la habitación y su mano está vacía. Ambos entran en la misma, Jongin asegurándose que todo esté en su lugar antes de terminar por fin su turno y dejar a Kyungsoo descansar de este día que ha sido un poco más agitado que el resto.

Esa noche, Jongin no deja ninguna nota porque sigue sintiéndose un poco torpe por su actitud, pero Kyungsoo, quien ya se ha tomado los ansiolíticos y está listo para dormir, es lo suficientemente valiente para susurrar un Buenas noches antes de esconderse bajo el edredón y esperar a que el menor abandone la habitación. Y el castaño lo hace, no sin antes sonreír como un estúpido y mascullar un Duerme bien, de vuelta.

6

 

La siguiente vez que una nota aparece pegada al borde de la bandeja del almuerzo, Jongin no puede evitar abrir los ojos con sorpresa, mientras intercala miradas curiosas entre Kyungsoo y el pequeño papel anaranjado que ahora sostiene entre sus manos. No lo ha leído aún, y el pelirrojo no levanta la vista para cruzar miradas, pero se siente satisfecho y abandona la habitación.

"Jongin es un nombre difícil de pronunciar para mí, desde ahora voy a llamarte Kai"

Las mejillas del menor se tiñen de rojo cuando termina de descifrar los caracteres chinos. No tiene idea de a qué va el apodo, pero se siente cómodo con él y algo identificado incluso.

—Con que vas a llamarme ¿Kai?

Kyungsoo le mira un par de segundos, se ha ruborizado por completo, y Jongin no sabe si es por la ansiedad, el nerviosismo o si se ha atragantado con sus propias palabras. Espera no haber pronunciado mal el apodo, por lo que antes de decir algo más, suelta una risa vaga que hace a Kyungsoo temblar.

—Uhm, s-sí.

— ¿Eso significa que vas a hablarme más?

Porque wow, eso sería fantástico, piensa.

—Hmg, sí.

La fobia social es una enfermedad complicada.

Es cruel en muchos sentidos verte privado de la sociedad porque tu mente no te deja actuar con normalidad. Jongin lo entiende, puede comprender ese pánico que Kyungsoo irradia cuando está con demasiadas personas en el mismo ambiente, puede sentir el nerviosismo que traspasa los gestos. Pudo sentir el miedo de Kyungsoo la primera vez en el pasillo, y de cualquier manera le pareció hermoso.

La fobia social es cruel, el no poder hablar, comer, moverse y expresarse. Es alejarse de todos y de todo, porque la mente es más fuerte.

Complicado.

Llevan un par de horas hablando más de lo que han hablado jamás cara a cara, Kyungsoo se ha cambiado de posición un par de veces sin abandonar los pies de la cama, y Jongin ha puesto una silla frente a él, para darle más comodidad en su espacio. Es porque llevan tantas horas hablando, que tal vez el tartamudeo comienza a desaparecer un poco, o se ha acostumbrado.

No, no es costumbre.

Kyungsoo le sostiene la mirada un par de segundos mientras responde, juega con sus dedos y habla con un poco de fluidez. Responde con parsimonia y escoge sus palabras con cuidado, un gesto típico de alguien con fobia social, evitando mostrar demasiadas expresiones, temiendo que Jongin vaya a reírse de él, aunque eso no vaya a ocurrir.

La familia; el entorno; amistades; el pasado.

Jongin pregunta por cada uno, y las respuestas de Kyungsoo no varían demasiado. No hay nada relevante, asume el castaño, no son cosas que quiera recordar. No está orgulloso de que su mente haya jugado tales malas pasadas, y ha perdido muchas cosas importantes, incluso la motivación.

Sólo una cosa se mantiene, comenta el mayor a una pregunta que Jongin no ha formulado.

La respuesta es LuHan.

7

Jongin sabe de medicina, en específico sabe de psiquiatría y psicología. Sabe también, que una de las leyes de la espiritualidad dice que "Lo único que sucede, es lo que pudo haber sucedido" y que "Cualquier momento, es el momento correcto".

Para bien o para mal, ahora o antes, lo único que sucede, es que le ha empezado a gustar Kyungsoo.

Yifan le detiene una mañana de tantas en el pasillo. Kyungsoo ha presentado una mejoría significativa y Yifan quiere estar al tanto de los avances que significa para el paciente, como de lo bien que se verá eso en la evaluación final de la pasantía de Jongin.

No es que lo haya pensado demasiado, pero acompaña a Yifan de cualquier manera hasta la oficina. Le explica desde un comienzo el tipo de relaciones que han establecido, las maneras de comunicarse y las mejorías que también ha notado en el mayor. Su jefe parece satisfecho de cualquier manera, Wu le mira con suficiencia mientras anota cosas varias en un cuadernillo y sonríe de vez en cuando.

—Lo he pensado un tiempo... —Yifan deja el bolígrafo de lado, su vista fija en la de Jongin que se tensa infantilmente. — Supongo que Junmyeon te lo ha dicho, sólo trabajo con personas que sean de mi agrado, y me gusta tu método de trabajo, incluso la relación que has llegado a establecer con tu paciente.

Una corriente fría golpea la nuca de Jongin, está nervioso. Sabe por dónde va todo.

—Me gustaría ofrecerte que, al terminar tu pasantía, te quedaras aquí en China, como un psiquiatra más de este hospital.

La respuesta no llega de inmediato, por supuesto. Y no es que Yifan la esté esperando tampoco, pues sabe que no es algo fácil. Cambiar el año por el que ha venido, a una vida entera en otro país, no es una oferta fácil, es cosa de valientes.

Aquél día Jongin está un poco más silencioso que de costumbre. Golpea la puerta un par de veces antes de entrar a la habitación de Kyungsoo y encontrarle envuelto en el edredón. No está dormido, pero mira el techo totalmente ido hasta que el menor atraviesa la habitación. Se miran un par de segundos, y por primera vez, es Jongin quien aparta la mirada, concentrado en que la bandeja de comida no se caiga.

—Buenos días, Kyungsoo.

—B-buenos... días, Kai.

Es de camino a casa cuando Jongin se permite pensar un poco la situación. Le ha tomado de golpe, aun cuando en un principio no lo veía como algo lejano. Junmyeon le mira preocupado, y aunque el menor no diga nada, asume que probablemente Yifan ya le haya contado de su magnífica idea. No es malo, piensa el castaño, después de todo no está solo y tiene a Junmyeon con él, pero es diferente, diferente a tener a todos sus amigos que esperan que vuelva pasado el año de pasantía, es la extraña sensación que le aprieta el pecho el hecho de no verles más.

Y ahí es donde algo falla. Jongin sabe que los extrañará, sobre todo a sus padres y a sus hermanas, también a sus mascotas, pero no duele tanto como debería, tal vez porque el rostro de Kyungsoo es una de las cosas que asocia al hecho de quedarse en China, y eso contrarresta lo demás.

Pero aún quedan unos meses, se dice, y se acomoda un poco más en su asiento para dormir antes de llegar a casa.

8

 

Jongin tacha un número más en el calendario que ha puesto en su casillero, antes de cerrarlo con una mueca dudosa en el rostro.

Es día de visitas.

Al llegar a la habitación de Kyungsoo, este no está dormido tal y como espera, y, por el contrario, sonríe con una mueca entre nerviosa e infantil que baila en sus labios. Jongin deja la bandeja del desayuno sobre sus piernas esta vez, con una pizca de gracia cuando Kyungsoo salta levemente al notar lo cerca que se encuentra su médico.

Incómodo, es lo que lee en el rostro del pelirrojo.

Caminan hacia la sala de visitas rato después, un poco antes de que la hora comience, para que Kyungsoo tome su mesa favorita a un lado de aquella ventana que, en esta época, tiene la vista cubierta por un frondoso árbol. Él, por el contrario, toma asiento a un lado de Junmyeon.

—Minseok va a recibir visita hoy... —Explica el mayor, y Jongin nota que el nombrado está cerca de la mesa de Kyungsoo, hundido en sus propios pensamientos mientras muerde sus uñas. Junmyeon odia ese hábito.

Rato después las cosas avanzan con normalidad, esta vez se les une Jongdae que también acompaña a dos de los pacientes, y Yifan que llega puntual como siempre con Luhan colgado de su brazo. El chico es infantil, piensa Jongin, infantil y perfecto para Kyungsoo, murmura cuando ve a ambos reírse entre el saludo. Será una larga tarde.

—Leo tus ojos, Soo. Me estás ocultando algo... —Luhan ríe escandaloso como de costumbre, pero no lo suficientemente alto para poner la atención sobre ellos. Kyungsoo odia tener atención.

—N-no es eso, me he... dado cuenta d-de algo. —Han le incita a seguir, moviendo sus finas cejas. — Me... me gusta Kai, n-no hay duda.

A Luhan le cuesta un par de segundos asumir que Jongin ahora es Kai, pero para cuando termina de notarlo, Kyungsoo ha hundido su rostro entre sus manos como un conejo asustado, y mueve sus piernas cortas con insistencia por debajo de la mesa.

Luhan se siente como una madre orgullosa.

Le abraza con efusividad, contorsionándose lo suficiente para ignorar que hay una mesa entre ellos y que él es el más bajo. Kyungsoo se exalta, pero tan acostumbrado como está a las muestras de cariño de su mejor amigo, le corresponde el abrazo con más paciencia y suavidad.

Jongin está hundiendo el rostro contra la mesa para este momento, ganándose la risa de sus colegas.

Prohibidas las relaciones médico paciente, se repite así mismo con una voz burlona dando vueltas en su cabeza, antes de hundirse un poco más.

Para cuando las visitas terminan, hay algo que le parece un deja vú. Yifan va por el lado contrario del pasillo con Luhan colgado de su chaqueta como un niño pequeño, y al igual que la vez anterior, han sido los primeros en llegar y los últimos en salir. Jongin se repite, una y otra vez, que no, no está celoso, pero Kyungsoo está sonriendo levemente en su dirección y casi puede sentir que esta vez el ruborizado es él, casi.

Caminan hasta la habitación en silencio, el menor se encarga de cerrar las cortinas e ir por la bandeja de la cena hasta la cafetería, pues Kyungsoo ha murmurado algo de tener hambre y él no puede negarse, no quiere tampoco. Cuando vuelve, el más bajo se ha envuelto en el edredón, con una sonrisa en el rostro y los ojos cerrados. Esa noche, Jongin pega una pequeña nota al borde de la bandeja, la cual piensa retirar al día siguiente, antes del desayuno.

—Buenas noches Kyungsoo, nos vemos mañana. Duerme bien.

Él evita decir, que quiere besar su sonrisa antes de irse.

—Buenas noches... Kai.

Un simple "¿Cómo estás?" es lo que recita la nota, y Kyungsoo se deja caer a la cama segundos después, la confusión bailando en sus negras pupilas.

Por supuesto, a la mañana siguiente Jongin retira la bandeja de la habitación antes de despertar a Kyungsoo. Lee y relee la respuesta del mayor, que ha sido pegada junto a la pregunta que escribió él.

"Creo que... enamorado"

Ignorando cualquier cosa, Jongin piensa en LuHan.

Y no, no está celoso.

Bueno, tal vez un poco.

Un poco, mucho. 

Notas finales:

Dioooos, el fic está cortado pero esto no es ni la mitad del primer capítulo jajajaja para que vean (ups) en fin, espero que les haya gustado tanto como a mí me gusta o algo así. Amor a todos los que se dan el tiempo de leer mis fanfics y comentar cosas bonitas u//u os adoro un montón. 

 

Atte. Ara a.k.a Romantic Coffee 


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