Yuuri bajo del avión con el corazón en la garganta por no tener información sobre Makkachin o de Viktor, Mari solo le había comentado que la operación había salido bien y que tan solo quedaba en la pequeña perrita que siguiera luchando para recuperarse. Se sentía culpable, sino hubiera descuidado el santuario de Vicchan, Makkachin no hubiera entrado y comido los manjus que usualmente dejaba a Vicchan.
Suspiro, aferrándose más aun al mango de su maleta. Estaba ansioso, demasiado. Tenía tanta presión que hasta se había olvidado de su propio cumpleaños hace días, su madre llamó para felicitarlo en medio de todo el lio entre la copa Rostelecom y la preocupación que tenía por Makkachin.
Incluso ahora ignoraba a los periodistas que se habían formado en la entrada del aeropuerto, estaba tan ensimismado en sus pensamientos que luego de casi chocar con un poste escucho a alguno de los periodistas hablar a la cámara.
"¡Viktor Nikiforov esta aquí con un ramo de rosas! ¿Para quién serán?"
Se quedó estático, no podía mover ni una sola pierna cuando escuchó eso. No, imposible, Viktor no haría tal cosa... ¿Cierto?
—¡Yuuri! —Oh dios.
Se hizo toda una pasarela entre los periodistas hacia él, Viktor estaba en el principio de esta con el ramo de rosas, pero eso no fue lo que más emociono a Yuuri.
Makkachin estaba con él, se veía curiosa de su alrededor, pero cuando su dueño grito su nombre la hermosa perrita se dio vuelta a verle y corrió entre la pasarela a sus brazos.
—¡Ma-Makkachin! —sollozo de alegría abrazando a la pequeña, estaba tan feliz de verla con tanta alegría en su ser—. Glotona, mira lo que me hiciste pasar —regaño entre risas por todos los besos que le daba la perrita—, te quiero, te quiero, te quiero —murmuro restregándose contra el rizado pelaje del animal.
—¡Yuuri! ¡Yo también quiero cariños tuyos! —prácticamente chilló Viktor detrás de ellos, recién entonces el nipón le prestó atención al ruso y su regalo. Sonrojándose a más no poder.
—Viktor... no debías —intentó decir, pero el peliplateado lo detuvo entregándole las rosas.
—Son por la competencia —sonríe—, el de tu cumpleaños debe esperar —dijo, guiñándole el ojo sonrojando aún más al nipón.
—¡Viktor! —trato de regañar, pero fue detenido ahora por la prensa intentando tomar fotos de ellos y recolectar algunos comentarios suyos sobre la copa y los resultados que obtuvo.
Viktor como siempre, tomo la palabra y manejo la situación a su favor al instante.
—"Sería más conveniente hablar de eso luego, Yuuri debe descansar y pasar tiempo con su familia. La competencia cayó justo en su cumpleaños y sus familiares quieren felicitarlo debidamente, aunque gracias por sus felicitaciones y esperamos seguir de esta manera" —relato como si un guion fuera y silencio a todos que parecían satisfechos con esas palabras de su entrenador (novio)
Luego de eso Viktor tomo su mano y lo acompaño al taxi que los esperaba para ir al honsen juntos.
Yuuri no estaba muy seguro si de verdad alcanzaría a celebrar un poco con su familia antes de que Viktor quisiera darle su regalo, pero ahora estaba con su novio y Makkachin sana, y ese... era el mejor regalo de todos.