Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un ángel de paso por 1827kratSN

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi~

Vengo a dejar esto justo antes de mi condena ^^

Espero que lo disfruten~

 

 

Los problemas se avecinaron poco después de que ese incidente. Elizabeth se negaba a hablar con Viktor a pesar de que este la buscaba casi todos los días. La pequeña no solo estaba resentida, estaba furiosa por la actitud de su otro progenitor, puesto que el ruso no quería disculparse por su accionar contra Tadashi. Yuuri también peleó con el de cabellos platinados, pasaron de las palabras duras a los gritos cuando Viktor intentó besarlo a la fuerza para callarlo. No solo eso, las agresiones se vieron esta vez en tono mucho más grave que antes, Yurio desquitaba sus frustraciones con Viktor y a su vez Viktor no se quedaba quieto, en cada oportunidad enfrentaba a Tadashi, quien sin intimidarse por nada, le daba cara en todo momento. Las cosas se destrozaban cada vez más, estaban yendo a un punto sin retorno cuando medio diciembre estaba llegando

 

 

-puedes culparme de todos los problemas que tengas Viktor – Tadashi limpiaba su nariz que sangraba por el reciente golpe que el ruso le había propinado. Estaban en su tienda, era jueves temprano y el castaño daba gracias al cielo que no tenía clientes esa mañana – pero eso no soluciona nada. Tu pésima actitud no solo te está afectando a ti, sino a Yuuri y a Ely

-no menciones el nombre de mi hija – aun apretada el puño usado, el mismo que le palpitaba pues en su vida no había tenido tantas peleas como ahora – no te atrevas porque no tienes derecho alguno

-¿acaso te escuchas? – bufó enfadado mientras guardaba su distancia – hablas de derechos y de no sé cuántas cosas, pero mírate… lo único que buscas son excusas para ejecutar tus actos salvajes… ni siquiera Yurio es tan agresivo – ya no sabía qué decir para terminar con eso, le dolía el cuerpo y tuvo una mala caída hace poco  

-eres solo un beta – Viktor fruncía su ceño desfigurando la bella imagen que todos conocían

-me has dicho eso tantas veces que ya me tiene harto. Yo sé lo que soy desde que nací, no me lo tienes que repetir cada que se te dé la gana

-me has quitado a Yuuri, a mi Yuuri, a mi hija… me has robado su cariño y los has puesto en mi contra

-eso lo has hecho tú solo y este acto es la viva muestra – decía señalando su tienda. El desorden era inimaginable, pues ni bien Viktor llegó, había empezado a arrojar todo lo que tenía a su paso. Algunas cosas incluso estaban rotas o dañadas, no sabía si tenían reparo. En ese momento hablaban porque al parecer el ruso estaba cansado de forcejear con Tadashi  

-Lo que yo forjé por años, tú lo estas planeando derrumbar – se dice que la desesperación te vuelve ciego. Viktor lo estaba viviendo en ese momento, pues no parecía entender la ruina que se formaba de a poco – Aléjate de mi familia, de los míos… ellos tienen un lazo irrompible conmigo, uno que tu jamás podrás lograr forjar

-tienes razón… y eso es doloroso – admitió Tadashi. Él tenía en claro las dificultades de la relación con Yuuri y aun así seguía esforzándose, porque tenía otro tipo de ceguera… estaba enamorado – pero no puedo hacer nada más que enfrentar mi realidad, tratar de forjarme un camino, ver la cima y continuar. Te recomiendo que sigas ese ejemplo

-te estás burlando de mi

-No lo hago… solo aclaro que no fui yo, el que se fue sin siquiera dignarse a llamar a su destinado. Durante largos años vi las lágrimas de Yuuri brotar por tu causa y no te mentiré diciendo que no te tengo rencor. Te odio en silencio porque no quiero dañar a nadie con este sentimiento negativo

-le estás metiendo ideas a mi hija, ¿no es verdad? – bufaba negándose a escuchar las palabras calmas del castaño. Sólo tenía en claro lo que quería recuperar, lo que consideraba suyo, lo que no podía alcanzar – ¿Qué le has dicho a Elizabeth para que ni siquiera quiera verme? ¿Para que me rechace? ¡Qué! – dirigía sus frustraciones hacia el castaño y hacia Yurio, no podía hacer más

-está fuera de tus casillas, Viktor. Vete ahora

-a quien debería decir daddy es a mí. No a ti

-¡sal ahora! ¡Hazlo! – el castaño exigía paz en ese momento, ya no tenía paciencia para seguir aguantando al ruso

-¡QUIERO QUE TE ALEJES DE ELLOS! – Viktor miró al castaño con rabia. Usar su voz de mando con un beta era denigrarse, pero lo valía si el individuo lo obedecía

-¡LÁRGATE! – respiraba profundo sintiendo la amenazante aura del alfa en mando. Pero la rabia era mayor y se negaba a obedecer

-DOBLÉGATE – lo miró con rabia acercándose a paso rápido y viendo al otro temblar levemente – ERES INFERIOR A MI, TOMA EL LUGAR QUE MERECES… ARRODÍLLATE – lo agarró de los hombros y empujó haciendo que el castaño tambaleara – ¡QUE TE ARRODILLES! – lo vio temblar, caer y sonrió  satisfecho

-caíste bajo – Tadashi sonrió negándose a caer de rodillas. Logró sostenerse de la vitrina cercana y miró al otro con rabia – muy bajo de verdad – dijo levantándose

-eres un beta y obedecerás

-¡jamás! – sonrió levantándose y golpeando el rostro de Viktor – ¿crees que me arrodillaré ante una basura? – dijo empujando al ruso con fuerza y forcejeando hasta hacerlo retroceder hasta la puerta – ¡pues no!

-eres más débil que yo

-¿quieres probar? – gruñó dando dos pasos para atrás y tomando impulso para taclear a Viktor. El esfuerzo lo valió y salieron ambos de la tienda – ya estás fuera Viktor… asegúrate de no volver a entrar – susurró alejándose y poniéndose de pie

-te enseñaré a tomar tu lugar – se encontraba adolorido pues la agresión lo tomó por sorpresa

-tu voz de mando poco sirve – le gruñó alejándose, sintiendo satisfacción por al fin haber sacado al ruso de su tienda, pero maldijo cuando un par de personas se dieron cuenta del altercado. Tadashi sólo esperaba que Yuuri no llegara de pronto al lugar – de algo me tiene que servir haber sido el hermano menor de un alfa – suspiró con cansancio levantándose para darle cara a Viktor

-así que por eso no caes

-aprendí a ignorar mis instintos. No somos animales, así que con un poco de práctica, mi cerebro controla mi cuerpo… en algunos países le dicen meditar – sonrió divertido ante la cara de Viktor – así que tus juegos no sirven en mí, Viktor Nikiforov

-entonces será a la fuerza – murmuró el ruso antes de empezar de nuevo con la pelea

 

 

Pero no avanzaron demasiado lejos en su intercambio de golpes porque la policía llegó a impedirlo. Cierta muchacha era la “líder antimotines” pues fue quien llamó a los uniformados para la ocasión. Rizos negros y azulados ojos destellaban llenos de emoción mientras fotografiaba la escena de agresión antes del arresto, captura, acusación por alteración al orden público y por daños en la tienda. La chica se reía, divertida, mientras fotografiaba la patrulla con Viktor dentro y luego miraba al castaño que aun sangraba, dejaba su trabajo de lado para socorrer al herido y asegurarse del buen estado de salud del castaño. “Sabía que si lo seguía me daría primicias” Naya estaba casi embobada con su evidencia digital y ya pesaba en un nombre para su artículo mientras Tadashi la invitaba a tomarse un té. El más alto necesitaba recuperar fuerzas para empezar a arreglar todo y de paso llamaba a Yuuri para evitar que fuera a la tienda, porque echarle leña al fuego no sería buena idea

Pero hubo alguien que sí llegó al lugar en ruinas, al menos esa era la imagen que la tienda daba a través del cristal. Yurio ingresaba con calma evaluando el daño y deduciendo las causas. No tuvo que preguntar porque la tal Naya le hizo una mini entrevista y después le explicó con rapidez lo sucedido mientras todos ayudaban a recoger lo que aparentemente estaba sin daños. “te exijo que pongas una denuncia, eso no solo ayudará a mi artículo, sino que recuperaras lo perdido” Esa mujer sí que era una persona directa y decidida. Tadashi haría lo que le aconsejaron pero también les pedía un poco de prudencia, algo demasiado difícil con el asunto que en menos de 24 horas fue noticia nacional y detallado en el extranjero en los siguientes días. Al final, Yuuri se enteró irremediablemente y con ello Elizabeth también lo hizo. Lo inevitable fue arruinarles los días previos al festejo de Navidad

 

 

Ella…

 

 

Irina había reunido la suficiente paciencia como para soportar las exigencias de su hijo hasta que la llamaron de la cárcel. Tuvo que ir a dar una fianza inmensa para sacar a Viktor de prisión. Mediante un intermediario arregló los líos legales, y como al parecer tanto Yuuri como Tadashi no querían tener más problemas, aceptaron el pago por los daños sin llegar a tribunales o cosas así. Irina sonreía pues de algo le beneficiaba que esos japoneses fueran del tipo pacífico y que evitaban los problemas, mucho más en esas épocas de “paz y alegría”

 

 

-¿Qué fue lo que te dije, Viktor?

-mamá, no estoy de humor… en serio – decía recostado en su sofá viendo su calendario, percatándose de que tan solo faltaban cinco días para navidad y su cumpleaños  

-te enseñaré como se arreglan las cosas Viktor – calmada como siempre solo miraba a su hijo en detalle, nada agradable pues su apariencia se había deplorado desde que salió de Rusia

-¿que harás mamá?

-acercarme a mi nieta por supuesto – sonrió acariciando los cabellos de su hijo – Viktor te enseñé a ser calmado y pensar siempre en la forma de impresionar a la gente, ¿no? Así que aplícalo – sonreía mientras peinaba sus cabellos rubios entremezclados con unos platinados debido a la edad que cursaba

-debes verla, es hermosa – sonreía con infantil emoción al pensar en Elizabeth – debo obtener su perdón antes de la fecha

-es normal que sea hermosa… porque es una Nikiforov – mostraba orgullo mal disimulado y terminaba besando la frente de su hijo  

-¿te irás ahora, mamá?

-saldré un rato – dijo tomando su cartera y acomodándose el detalle de su ropa – haré un poco de turismo y tu descansa… ¡no! mejor arregla el asunto con la beta de tu ex

-lo olvidé – suspiraba con cansancio, asuntos banales como esos solía olvidarlos con rapidez

-cállala con lo que sea, lo que menos necesitamos ahora es un escándalo más con esa mujer

-seguramente me gritará que por qué no le dije que tenía una hija – Viktor hizo una mueca imaginándose la latosa discusión, sentía pesadez mientras tomaba su teléfono y lo encendía – hasta sé exactamente lo que me dirá

-que quería darte hijos – Irina se acentuó el maquillaje y suspiró – como si de un alfa y un beta pudieran nacer niños – hablaba con enfado

-tampoco se puede de un beta y un omega – sonrió Viktor, pues esa posibilidad era su única cosa buena actualmente – ese tipo no podrá darme sorpresa alguna

-existen excepciones Viktor – suspiró Irina pues su hijo seguía pensando en Yuuri, odiaba lidiar con ese tema, pero ya vería como librarse del peso extra – no tengas más hijos con ese omega... porque sería un desperdicio

-mamá, no hables mal de Yuuri – la miró con enfado y la mayor simplemente se dio media vuelta y se fue. No había que pelear por el momento

 

 

Irina era mujer de estrategias, de planes, de objetivos y de fuerza. Su esposo había muerto años atrás y se había vuelto mucho más dura que antes, poco comprensiva y demás. Sobreprotegía a su hijo porque era lo único que le quedaba en ese mundo, pero ahora tenía una cosa más por lo que velar, y era la pequeña niña que por desgracia compartía genes con aquel japonés. Su intento por separar  a Viktor de ese chico falló a causa de esa niña, así que debía pensar en alguna otra cosa para lograr que su sangre volviera a instalarse en Rusia, no se iba a rendir hasta obtenerlo. Su primer paso ya la esperaba en una escuela humilde en Hasetsu, una hermosa niña que heredaba el cabello platinado, facciones delicadas y que seguramente también heredaría el talento de su lado extranjero. Por eso Irina caminaba con calma y una sonrisa, porque su nieta era su objetivo primordial en ese momento

 

 

Preparaciones…

 

 

A pesar de los problemas en ese mes, Yuuri se esforzaba por no perder la calma y seguir con los planes de la festividad. Todos arreglaban Yu-topia con esmero, colores animados, acordes a la navidad que ya llegaba. Justo el día 24, los últimos detalles se preparaban con calma, un ambiente cálido se mostraba embriagante. La comida estaba lista porque celebraban aquello para alegrar el alma y darse un tiempo en familia. Elizabeth estaba feliz en hombros de Tadashi colocando los últimos adornos en la entrada. Yurio estaba junto a Yuuri ayudando a poner la mesa y demás. Todos colaboraban con la causa

 

 

-bebe un poco – cedía el rubio una copa con líquido rojo al japonés – al parecer tienes frío, te ayudara a ganar calor

-a veces olvido que ya eres mayor – sonreía Yuuri al ver la otra copa en manos del ruso – 26 años, ¿no es verdad? Pronto uno más

-deja de tratarme como al muchacho de quince años – decía bebiendo el líquido y dejando de lado su copa. Yuuri apenas daba un sorbo para no ser descortés, pues prefería evitar eso – mírame como lo que soy

-un patinador famoso con un carácter salvaje, pero encantador – sonrió el azabache, divertido al ver las mejillas rosadas del rubio – es difícil a veces

-pareces un poco más desanimado de lo que deberías estar – Yurio simplemente se quedó junto al mayor, le gustaba cuando estaban así de calmados. Le daba rienda suelta a las palabras, porque así podían darse la oportunidad de conocerse más a fondo y apreciar los cambios en esos largos años

-han sido días difíciles Yuri – sonrió mientras miraba a todos reír felices, incluso Minako había llegado, así como el futuro esposo de Mari e incluso los Nishigori se unían con regalos y demás – pero gracias a ti se han vuelto más llevaderos

-cuidarte es un placer – sonreía acariciando los cabellos azabaches y dejándolos enredarse entre sus dedos – cuidar de Ely también es divertido

-agradezco eso – Yuuri había notado el cambio de actitud de Yurio en ese mes. Suponía que el ruso entendió que pelear por atención estaba errado y tal vez se acostumbró a la rutina de la familia, embriagándose por el ambiente colaborador que todos mostraban – has madurado Yurio

-lo mismo diría de ti – bromeó – no te he visto llorar desde aquella vez

-es porque no debo y no lo haré

-así que te has estado aguantando

-ocasionalmente… pero creo que enfrentar esto es duro para cualquiera, frustrante en ocasiones

-te afecta la fecha… me refiero a que mañana es…

-yo quise que Viktor compartiera con Ely en navidad, que en su cumpleaños al menos estuviera con su hija… pero no fue así. Él se lo está perdiendo, no tengo que sufrir por eso – su actitud se volvió cortante al hablar de eso, pero se relajó poco después porque no quería dañarse el día

 

 

Un velada tranquila, un festejo como en los años anteriores con regalos, risas, un poco de alcohol y ánimo desbordante de los invitados. Una noche de diversión familiar sin percances, exceptuando cuando, después de dejar a Ely dormida en su cuarto, Yuuri y Tadashi se encontraron con que los demás adultos hacían una competencia por saber quién bebe más. La sorpresa era Yurio, quien se daba codo a codo con Minako y Takeshi. Las botellas se acumulaban  e invitaban a todos a unirse. Por obvias razones Yuuri no accedió, desde que descubrió su incapacidad de aceptar el alcohol, no accedía a beberlo en grandes cantidades. Pero cuando llegaba una copa, se servía otra, el festejo adulto se daba y las cosas simplemente sucedían

Tadashi se reía cuando las mejillas de todos estaban rojas, incluyendo las suyas pero en un tono más claro, pues el trataba de evitar la bebida. Al castaño no le agradaba la amargura del sabor, mucho menos en el momento en que Yuuri empezaba a reírse bajito y a pedir otra porción más. “Yuuri, ¿no crees que ya es suficiente?” Tadashi cuidaba de su novio, pero el mencionado no quería dejar la copa que en su mano sujetaba, seguía brindando con los demás y era gracioso. Ya muchos estaban fuera de sus cabales y arrastrando su lengua. “Una más” pedía el azabache con emoción pero Tadashi no lo dejó, con paciencia alejaba a Yuuri de todo eso y lo convencía para ir a la habitación. Nadie protestó cuando se lo llevó agarrándolo de la cintura para que no cayera, riendo cuando decía algo que no podía interpretar. “No quiero que te vayas” era el susurro de Yuuri cuando era recostado en su cama y tiraba de la mano del castaño para que no lo dejase solo

 

 

-estás ebrio – sonreía pero no se negó a recostarse al lado del pelinegro y acunarlo en sus brazos – tus mejillas están rojas

-también lo estás

-pero menos que tú

-no quiero que te vayas – repetía con voz bajita acurrucándose en el pecho ajeno – no quiero

-me quedaré entonces – besaba los cabellos azabaches y lanzaba un leve suspiro

-¡claro que no! – en seguida, Yuuri se levantaba y miraba al castaño con el ceño fruncido – ¡irás!

-entonces iré – no podía evitar sonreír al verlo de esa forma

-pero no quiero – Tadashi se reía al escuchar la bipolaridad de opiniones del azabache y sin poder evitarlo lo besaba con devoción, con amor, con calma – no quiero – susurraba con lágrimas brotando de sus ojos, las mismas que eran limpiadas por el castaño

-¿no lo habíamos discutido antes? – sonrió con melancolía mientras dejaba que Yuuri se recostara encima de sí. El pelinegro apegaba su rostro en el pecho del otro y sollozaba bajito – Yuuri tranquilo

-eres idiota – se quejaba escondiéndose en el pecho ajeno, aprisionándolo con su cuerpo, sintiendo que así nunca se apartaría de su lado – por qué no me dijiste

-en ese festival, tú necesitabas brillar para que todos te vieran. Todos debían saber que estabas mejor que nunca… necesitabas encontrar a Viktor porque Ely quería verlo

-pero me diste tu… tu oportunidad de oro

-y no me arrepiento de nada porque lograste lo que querías

-¿y ahora qué?

-yo tomaré la siguiente y tú seguirás practicando para que poco a poco la gente aprecie tu talento – acariciaba la espalda de Yuuri con delicadeza, abrazándolo en proceso porque también sentía esas ganas de no separarse

-eres tú el pianista famoso – susurró bajito – el que debe ser famoso… yo solo lo hago por diversión Tadashi

-pero si lo conviertes en tu profesión… ya no tendrás que trabajar de noche y Ely estará bien – susurró como si contara un secreto. Esa había sido su gran idea para ganar dinero, pero estaba bien fundamentada. Yuuri era excelente en cada cosa que se proponía hacer, solo le faltaba un empujoncito

-te necesito aquí

-solo será un mes, uno corto

 

 

El sueño llegaba y con ello las palabras se detenían. Yuuri se quedaba dormido y el castaño velaba ese descanso. Acariciaba los cabellos largos que adoraba, besaba la frente de su amado y derramaba finas lágrimas dadas por la melancolía del momento. Se aseguraba que Yuuri descansara profundamente para acomodarlo en la cama y salir de la habitación, pues sentía al espía que estaba apenas a una puerta de distancia, tal vez lo escuchó por casualidad o no. Tadashi encontró a Yurio en el pasillo y sonrió en respuesta a la pregunta muda que le hacia el ruso. Lo llevó a la sala donde ya se retiraban los que festejaban y estaba libre para platicar

 

 

-así que… - Yurio no sabía cómo ser sutil, así que era preferible ir al grano

-lo escuchaste. Me iré por un mes – sonreía con calma – buenas noticias para ti, creo

-¿lo dejarás solo cuando más lo necesita? eres despreciable – frunciendo su ceño miraba al castaño, reprochándole por algo que se acababa de enterar

-no lo dejaré solo – Tadashi se puso serio y miró al rubio – se quedara contigo, ¿o me equivoco?

-claro que no lo dejaré solo

-me dijiste que te quitaba oportunidades o algo por el estilo – dijo mirando al ruso con seriedad, a veces pensaba que estaba cometiendo un error, pero ya no había marcha atrás – pues ahora toma la que te doy

-¿así de fácil te rindes, beta? eres solo una basura – el alcohol le motivaba a decir todo sin pensarlo mucho. Tal vez no debió participar en la competencia, pero ya ni importaba. Estaba completamente bien, su tolerancia el alcohol era excelente, aunque debía aceptar que los ligeros efectos en su cuerpo se le pasaron cuando escuchó los sollozos de Yuuri mientras espiaba a ese par

-ya te lo dije, ¿no? Confío en Yuuri enteramente. Dejarte a ti acompañándolo es simplemente… una estrategia, tal vez

-te refieres a Viktor, ¿verdad? – Tadashi asintió – dime, ¿por qué te vas?

-¿has perseguido un sueño? ¿Has renunciado a este por el bien de otros? ¿Has sentido que tomaste la mejor decisión de tu vida, porque valió la pena?

-no lo recuerdo ahora – Yurio miró al castaño quien sonreía, a veces  dudaba que ese tipo fuera totalmente sincero

-yo lo hice. Renuncie a la oportunidad de ser un pianista, violinista y concertista por quedarme con Yuuri – sonrió mientras se servía una copa y a Yurio otra igual – fue la cosa más valiosa que hice, porque vi a Elizabeth crecer, porque el mundo conoció a Yuuri en ese festival

-así que le cediste tu lugar y con eso perdiste tu sueño – Yurio lanzó un bufido, escuchaba eso y le parecía una broma

-me negué a mi “sueño” desde hace años. Para ser exactos desde que me enamoré de Yuuri – sonrió divertido al ver al rubio sorprenderse y casi escupir – suena a locura… pero no me arrepiento de nada

-pero, ¿y ahora qué? – se quejaba el ruso, no entendía como alguien podía darlo todo por un ajeno, ¿ni siquiera se lo había pensado?

-Yuuri me descubrió hace un tiempo, cuando alguien llamó solicitando mi asistencia a un festival en el extranjero. Obviamente se molestó y me golpeó – no pudo evitar reírse al recordar aquello. Yuuri a veces sorprendía a cualquiera – se sintió culpable diciendo que era el causante de que yo me estancara y no hubo poder humano que lo hiciera cambiar de opinión

-así que eres famoso – levantó una ceja sin creerle a ese tipo – nunca escuché de ti Tadashi Osuma

-yo no… mi padre lo fue y su fama recayó en mí. Pero no me gusta esa vida llena de presiones, así que tengo un seudónimo

-y ahora retomarás tu otro trabajo – Yurio seguía sin creer nada, pero le seguiría el juego hasta aburrirse

-lo haré porque quiero ayudar a Yuuri. Si hago este viaje yo podré… bueno

-¡jamás dejaré que te cases con Yuuri! – esa posibilidad fue la primera que vino a su mente cuando vio el leve rubor en Tadashi, ¡qué horrible fue adivinar aquello!

-eso lo decidirá el – rió con ganas, el rostro en pánico de Yurio fue demasiado gracioso – pero yo necesito ese dinero para mantenerme y con eso también ayudaré a Yuuri. Aunque él sólo lo ve como que si yo siguiera mis sueños de nuevo

-eres complicado

-si lo piensas bien, es todo lo contrario

-un soñador que sigue sueños – Yurio lo miró con burla – así de simple

-así que… ¿te puedo confiar a Yuuri?

-si me prefiere a mí, después de ese tiempo – sonrió con prepotencia – no me culpes ni me guardes rencor

 

 

Navidad…

 

 

Media mañana y en la ciudad la mayoría estaban de nuevo despiertos, algunos con resaca y otros bien dispuestos, pero dos personas estaba listas para lo que veía. Habían planeado la navidad con la mayor de las calmas, puesto que era especial. Tenían un itinerario y ya cumplían con la mitad de éste, pues desayunaban en una cafetería agradable. Caminaban por las calles, admiraban la simpleza del lugar que de cierto modo era encantador, así que disfrutar de la nieve en cada pisada era hermoso. El camino fue un poco silencioso pero era lo mejor, pues no tenían mucho que decirse. Cuando llegaron a su siguiente destino también llegaba la hora de la verdad. Entraron con calma y con una sonrisa, fueron recibidos con un poco de desánimo, normal para quien festeja una noche larga… y allí estaba

 

 

-hola pequeña Elizabeth – sonreía ampliamente y con calidez

-Nikiforov-san – la mencionada sonreía al ver a la mujer en la puerta, pero los demás se pusieron alerta de inmediato

-dime abuela, cariño

-Ely, ¿cómo conoces a esta mujer? – Mari se asustó cuando su sobrina sonrió a aquella arpía que acaba de entrar, dejó su labor de lado para acercarse a Ely y protegió a su pequeña detrás de ella

-es la abuela – sonreía saludando con su mano – la conocí unos días atrás

-¿qué te hemos dicho sobre hablar con extraños? – regañaba Mari un poco tensa, no quería arruinarle la navidad a nadie

-pero me mostró una foto de todos – Ely sostenía la mano de su tía para calmarla, la miraba con calma y sonreía – papi, Viktor, la abuela Hiroko, el abuelo Toshiya, la abuela Irina, Makkachin y tú también estaban en la fotografía – decía con inocencia y Mari recordó que hace una infinidad de años que trataron bien a los Nikiforov

-¿qué hace aquí? – Yuuri salía terminando de arreglarse cuando los vio y sin pensarlo tomó la mano de su hija – ¿qué hacen aquí? – repitió cuando Viktor también ingresaba

-es navidad – sonreía Irina mirando a su nieta y solamente a ella – vine a ver a mi nieta – acentuaba las palabras posesivas mirando a Yuuri por un instante – es un día familiar y el cumpleaños de mi hijo. Así que me pareció un buen detalle hacer las paces desde ahora

-no saldré con él hasta que se disculpe – Ely puso orden mirando a Viktor con desconfianza, el mismo que se tensaba y dejaba de mirar a Yuuri

-y a eso hemos venido – sonrió la rubia mientras miraba  a su hijo – tuve una plática larga con Viktor, y ha entendido su error, ¿verdad?

-si – sonreía mirando a la pequeña, la misma que no dejaba de desconfiar – vine a disculparme con… Tadashi – le costó decir aquel nombre, pero tener a Yuuri cerca lo motivaba enormemente

-entonces iré por mi daddy – sonreía Ely y emocionada iba en busca del castaño

-¿qué planeas? – Yuuri apreció a su hija desaparecer y los enfrentó sin perder tiempo – ¿qué cosa intentan ustedes dos? – sus ojos se encontraron con los de Viktor, una dulzura que no veía hace años le hizo temblar un poco y se regañó mentalmente por eso

-qué mal educado – sonreía Irina, pero no tenía ni un poquito de enfado – nosotros sólo venimos a hacer las paces, porque quiero ver y saber de mi nieta

-no confíes en ellos – recitaba Mari y Yuuri asentía

-Yuuri – Viktor hablaba con calma y tono tierno – mis intenciones sólo son… comenzar de nuevo, disculparme por lo que hice… pero sobre todo convivir con mi hija. Me dijiste que no me la ibas a negar

-si Ely quiere venir con nosotros el día de hoy, tú la dejarás – sonrió Irina viendo a Yuuri tensarse, confiaba en el poder de convencimiento de su hijo

-no irá sola – reclamó Mari, quien reconoció la malicia en la voz de esa mujer

-claro que no – habló Yuuri soltando un suspiro – si mi hija sale con ustedes, yo iré con ella

-¡perfecto! – Irina sonrió triunfal apreciando que su hijo casi saltaba de la emoción también. Detalles, sólo eran detalles

-hoy será un día familiar – secundó Viktor justo antes de ver a la pequeña arrastrar a Tadashi con ella. Para triunfar a veces había que soltar un poco la soga

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado ^^

Una idea básica que me ha tenido en tensión, pues tenía muy poco tiempo para plasmar XD

Nos estaremos viendo en la siguiente actualización~

Muchos besos~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).