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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Una actualización improvisada jajaja

Muchas gracias por seguir leyendo esta locura~

Muchos besos~

 

 

 

Una medalla sería la razón del llanto de cualquiera, al menos de la mayoría, pero en este mundo siempre había excepciones

Los resultados se daban después de que cada uno terminara con su programa libre, la heredera de los cabellos platinados ya lo había presentado. Aunque no se fijó en su puntaje -porque no le interesaba demasiado- lo que ella quería era saber quién ganó y quien no, así que estaba más atenta de lo que pasaba a su alrededor que en los tableros. Ely veía a todos quejarse, saltar de la emoción, prometerse esforzarse cada vez más y ella… ella no sabía por qué diablos hacían eso. Estaba más que claro que todos debían esforzarse, deberían crecer cada vez más porque les gustaba seguir aprendiendo y cautivando al público por el cual vivían. El patinaje sobre hielo era su diversión y profesión, por eso la promesa de superación estaba tatuada en sus pieles hasta formar una ley que rigiera sus vidas

Las promesas hacia el público valían poco porque las que importaban eran las que ellos mismo se hacían para su auto-crecimiento como artistas. Era entonces que todo parecía absurdo y el aburrimiento llegaba. Se alejó del mundo físico para meterse en sus pensamientos. Se veía los pies mientras los balanceaba pues estaba esperando a que el último competidor tuviera su puntaje y así ella lograse levantarse de esa banca e ir corriendo por ahí para, tal vez, lograr alcanzar a su papi y abrazarlo. Fue en uno de esos segundos en donde se dio cuenta que lo que hizo por años sólo tenía un motivo especial, divertirse y mostrarle a su familia japonesa que podía seguir siendo feliz con cosas simples como esa. Su meta era transmitirles a los Katsuki que ella estaba bien y concluyó algo entonces… la medalla no le importaba, era sólo un artefacto secundario

 

 

—primer lugar — Viktor le había susurrado eso mientras ella seguía cuestionándose si estaba bien de la cabeza por despreciar las medallas — Ely… ¿me escuchaste?

—perdón, no estaba poniendo atención — respondía con calma mientras subía el cierre de su sudadera — ¿me decías, Viktor?

—quedaste en primer lugar — reía pues no sabía por qué su hija se tomaba todo a la ligera — ¡felicidades! — la abrazaba con delicadeza y la veía entonces abrir sus ojos con sorpresa mientras el barullo empezaba — hija mía… triunfaste

—¿el oro? — decía mientras correspondía al abrazo porque necesitaba aferrarse a algo — el oro… ¿de veras? — su voz tomaba fuerza y la emoción le estaba volviendo el pulso más fuerte que antes

—¿Estás feliz? — reía bajito mientras besaba la cabecita de su pequeña

—Esto te costará caro — mencionó separándose del mayor y levantándose sin siquiera esperar una respuesta ajena. Elizabeth estaba empezando a temblar debido a la emoción que de repente la embargó, sentía un nudo en la garganta y sus músculos algo tensos. Miró a la gente y a las cámaras que la enfocaban — ¡GANÉ! — gritó emocionada levantando los brazos y saltando como cuando un pequeño niño ha obtenido un juguete precioso — ¡HE GANADO! — verificó eso en la tabla de posiciones en la pantalla que por allí había y gritó agudamente al ver su nombre en la primera posición

—¿Cómo que caro? — Viktor se quedó en shock durante un momento. El tono sombrío con el que su hija habló le dio mala espina, pero se auto convenció de que sólo se estaba imaginando cosas

—¡Gané! — hasta ese punto se había perdido en las fantasías sobre las cosas que haría si llegase a ganar o perder, trazaba planes para cualquiera de los dos casos. Había comparado sus reacciones con las de los demás, también se había cuestionado su falta de preocupación por ganar una medalla y ahora estaba gritando llena de júbilo — ¡papi! ¡daddy!... ¡¿dónde están?! — sin esperar alguna felicitación más, comenzó a buscar a los mencionados con la mirada

—Elizabeth, espera… no te exaltes así — Viktor ya sabía que eso pasaría, pero no se enfadó. Su hija tenía derecho a comportarse como se le diera la gana si es que llegaba a ganar y ese era el caso

—Viktor… — se giró hacia dónde su entrenador estaba — prometiste darme una recompensa si ganaba, ¿verdad? — sonrió divertida mientras lo miraba atentamente. Viktor sonrió en afirmación y todo estaba saliendo a la perfección — pues creo que ya sabes qué cosa es — habló con seriedad por dos segundos. Borró su sonrisa, su emoción y retó a su padre con la mirada

—Elizabeth… yo no — pero la prensa los asedió de pronto y para su maldito desagrado, una muchacha de cabellos negros y rizos se acercó a Ely con un camarógrafo — ¡espere!…

—oh, señorita Elizabeth — Naya se había logrado colar al evento, su camarógrafo era oficial de una televisora y ella… pues le rogó a su amiga cederle el puesto para estar allí — dígame, ¿cómo se siente haber quedado en primer lugar?

—tú eres… — pero Viktor fue apartado por el propio camarógrafo que enfocaba a Elizabeth — ¡oiga!

—es emocionante — Ely sonreía en complicidad porque reconoció a Naya y casi se muere de la emoción porque con ella tenía libertad de decir lo que sea… además, ¡había una cámara de por medio! — y, por si fuera poco, mi entrenador me ha jurado que me dará una recompensa — estaba tan animada que sus ojos brillaban al acercarse al micrófono de la reportera

—Naya — acusó Viktor antes de intentar apartar al camarógrafo, pero, como si fueran una plaga, otro reportero llegó y lo alejó de su hija — las… las entrevistas se darán después — quería parar con ese caos, quería llevarse a su hija de ahí… pero se lo estaban impidiendo  

—El señor Nikiforov es demasiado gentil, ¿qué es lo que usted pedirá entonces? — Naya se estaba tomando su papel demasiado en serio, caso contrario ya se habría reído como loca al ver que Ely le seguía la corriente

—¡Me iré a vivir con mi familia en Japón! — sonrió en esplendor al terminar de decir aquello con sus puños apretados y sus manos rodillas temblándole un poco debido a la adrenalina — ¡volveré a ser una Katsuki! — dictaminó ante la cámara. Su enorme sonrisa sacudió a muchos en ese lugar, porque obviamente… era una confesión importante

—Lo escucharon aquí señores — Naya al fin rió suavecito al escuchar la emoción de la pequeña y el reclamo lejano de un ser despreciable — Elizabeth, la campeona de la categoría junior de este año, dejará de ser una Nikiforov y pronto será una Katsuki con estadía en Japón — Naya se giró a la cámara y repitió la noticia por pura satisfacción mientras Ely saludaba efusivamente al público virtual detrás del lente

—Papi, daddy — Ely hablaba con la prensa e ignoraba a su entrenador que estaba siendo llenado de preguntas también — ¡me iré con ustedes pronto! ¡Quiero katsudon al llegar! — reía divertida y al fin le cedía el protagonismo a Naya

—El señor Nikiforov debe querer mucho a su hija — la azabache se alejó un poco para que su compañero la enfocara y sonrió con malicia antes de seguir hablando por el micrófono — debió tener un remordimiento o un cargo de conciencia elevado por haber sacado a Elizabeth Katsuki de su hogar a tan temprana edad — se alejaba a paso firme de dónde cierta mujer rubia y Viktor intentaban acercarse. Esa sería su mayor venganza hacia ese par de arpías y lo mejor era que estaba transmitiendo en vivo — como todos sabemos Elizabeth vivió en Japón con el joven Yuuri Katsuki, criada solamente por uno de sus progenitores porque el señor Nikiforov nunca se atrevió a regresar a comprobar el buen estado de su destinado… Pues ahora vemos que ha recuperado su raciocinio y empatía y ha decidido redimirse por haberle quitado al señor Yuuri Katsuki la oportunidad de criar y ver a su hija. Ésta primicia la anunciaremos detalladamente más tarde, con una entrevista a los implicados… reportando en vivo para ustedes… su querida reportera y amiga de los olvidados por la justicia… Naya… — no pudo terminar porque cierta mujer le arrebató el micrófono y la empujó… era perfecto

—¿Cómo te atreves?

—Irina Nikiforov — anunciaba Naya con una sonrisa y con agilidad giró a la mujer y la puso ante las cámaras — ¡estamos en vivo! — la soltó porque quería evitar una bofetada y sonrió de nuevo viendo a la cámara — parece que me quiere agredir… ¡esta es la censura de la que he hablado por años!

—¡calla!

—en exclusiva para ustedes — se reía Naya esquivando la bofetada de esa mujer — ¡estoy siendo agredida como años atrás! ¡ustedes dirán si es falso o no!... aquí termina mi trasmisión o tal vez no — se burlaba y hasta su compañero se reía

 

 

La máscara de los Nikiforov… cayó.  

 

 

Elizabeth empezó a reírse huyendo de la cámara porque la que se merecía la atención era Irina. Naya estaba trasmitiendo en vivo y lo mejor era que no paraba, estaba dando toda la información que tenía como si fuera una periodista de farándula y la ira de Irina la condenaría. Aquella viejecita era el demonio cuando se enfadaba y en ese momento se lo estaba demostrando a quién sabe cuántas personas. Pero había que ponerle la cereza al pastel. La jovencita entonces se encaminó hacia su “padre” y se le lanzó encima atrayendo la atención de todos y soltando un: «gracias por devolverme a mi hogar. Eres una buena persona por devolverme mi apellido original» Ella también podía ser muy vengativa cuando quería. Viktor le había enseñado ese lado feo durante esos años de manipulación en conjunto con Irina y en esa ocasión no pudo haber mejor momento para aplicarlo.

Viktor e Irina apreciaban mucho su imagen como para desmentir aquello que se dijo en frente de las cámaras, además debían cuidar la reputación que en ese punto ya estaba bastante desmoronada debido a las acusaciones de corrupción en trámites legales. Ely era muy sabia, por eso usó a la prensa para manipular a su progenitor en muchas ocasiones. La ahora medallista de oro, iba a comentar que volvería a ser una Katsuki en todo momento, incluso cuando diera la entrevista después de que le dieran la medalla. Ese era su plan definitivo, pero por el momento sólo quería correr a los brazos de sus progenitores y los estaba buscando con la mirada, pero claro no se la iban a dejar tan fácil  

 

 

—Deja de reírte — Yuko detenía a Mari porque parecía que se le iba a acabar el aire

—Pero fue tan… tan — decía con lágrimas en sus ojos y abrazándose de Lutz quien estaba en las mismas condiciones — mi sobrina… ¡diablos! Sí que tiene valor

—Yo creo que fue imprudente — Minako se puso seria mientras miraba a Yuuri, Hiro y Tadashi correr por el graderío para alcanzar a Elizabeth antes de que saliera al podio — despertarán la venganza de ellos — decía apuntando al par de rusos que, con la seriedad del caso, sostenían la mano de Ely para decirle algo y que no escapara

—Ahora le estarán reclamando por lo que dijo — Axel hacía una mueca de disgusto por aquello

—Ah, pero Yurio no los dejará ponerse contra nosotros — sonreía Loop mientras acomodaba su cabello

—Cierto… olvidé que es tu destinado — Axel entonces miraba a su hermana y con una de sus manos extendida movía sus dedos como burla a lo dicho — hará todo por ti — su tono de voz era agudo, fingiendo la fineza del caso  

—no me envidies — se jactaba Loop mientras sonreía con orgullo — es el destino

—tú y tu destino me tienen harta — Lutz entonces se levantaba haciendo un mohín —me iré a ver a Ely

 

 

En esos años muchas cosas cambiaron con apuro, una tras otra sin detenerse. Así era la vida. El encuentro de destinados se dio por casualidad, con un simple roce de manos que casualmente sucedió en medio de una reunión. La creación de un seudónimo para un artista en cubierto que quería pasar desapercibido porque la fama traía problemas. Los ensayos, el casting para participar en diferentes orquestas, el triunfo del artista. Luego estaban: una boda, promesas, la lucha por la reunión de una familia. Demasiadas escaleras que subir para llegar al punto más alto del sendero de sus vidas

Todo se englobaba en ese suceso caótico donde una hija –que escapó de sus custodios después de tomar su premio– se reunía con sus padres y hermano en frente de miles de cámaras, las mismas que verificaban el amor que se tenían esas cuatro personas y la añoranza debido a esos crueles años que se vieron forzados a separarse. Los abuelos entonces se unían a ese encuentro, puesto que, sin pensarlo, las personas que faltaban en Francia habían llegado en el primer vuelo matutino de ese día. Ely lloraba de la emoción por ver a su familia reunida, se abrazaba con fuerza al más cercano y cambiaba de persona cada cierto tiempo, porque necesitaba sentirlos a todos. Mas ese reencuentro familiar era fascinante para las cámaras y una tortura para los que estaban en contra de aquello

 

 

—No te irás, Ely — pero claro, las oposiciones estaban ahí cuando la ganadora ya saltaba feliz de la vida — no puedes

—Me iré — sonreía mientras se zafaba del agarre de su abuela y se acomodaba el cabello — ya lo dije al mundo entero. Viktor me prometió un regalo si ganaba el oro en esta final y ya decidí lo que haré — Elizabeth miró a la persona que le reclamaba y se acercó los pasos faltantes para no tener que levantar demasiado la voz — Tengo edad para decidir con quién diablos quiero quedarme

—Eres menor de edad y Viktor es tu padre — Irina estaba erguida en frente de ese grupo, con el ceño fruncido y las ganas de acabar con esas sonrisas asiáticas —. Él decide lo que hará contigo

—Me disculpa, pero como dijo usted misma: Viktor es mi padre y usted… no tiene poder sobre mí — Elizabeth veía la furia de aquella mujer y la mano que se levantaba en su contra

—¡No se atreva a ponerle un dedo encima a MI hija! — Yuuri apenas vio aquella muestra de previa agresión, se acercó de inmediato para detener aquella mano. Le valía poco si la prensa lo veía, pues él iba a defender a su pequeña — con sólo esto puedo ver el martirio que mi hija sufrió en estos años

—¡Suéltame, maldito omega! — la furia que despedía la mirada de Irina era contrarrestada con la que Yuuri mostraba

—Soy Katsuki-san para usted y para su hijo — decía soltando a esa mujer y empujando amablemente a Ely para ponerla detrás de sí — espero que sepa cual su lugar

—Papi… no gastes saliva con esa mujer — pedía Elizabeth, pero sentía a su daddy tirar de ella

—Deja que te defienda — susurraba Tadashi dejando a Hiro en brazos de Hiroko y prestándole atención a su hija — ha deseado hacerlo por años, permítele tener esa dicha — con duda, Elizabeth y los demás miraban el accionar de Yuuri. Ellos sólo actuarían si es que las cosas se salían de las manos del azabache

—Te atreves a insinuar que estoy por debajo de ti — Irina apretaba los dientes mientras mencionaba aquello

—No lo insinúo, Irina — Yuuri la miraba con la frente en alto — lo certifico. Estoy por encima de usted — dictaminó sin dudas — no sólo socialmente… sino moralmente

—¡Eres un atrevido!

—Lo soy — reiteró mientras empujaba a su hija hacia la salida y evitaba que esa mujer lo sujetara. Yuuri estaba harto de ceder a los maltratos de aquella mujer

—Pues ahora soy yo, el que dice que Ely no se irá — Viktor aparecía después de haberse liberado de los molestos periodistas que no hacían más que preguntar cosas que no venían al caso. Se interpuso entre el grupo familiar de los Katsuki y la salida

—Viktor — suspiró Yuuri con fastidio, pues ya previó aquello y era mejor poner las cosas en claro, sin rodeos — apelaré la custodia de Ely nuevamente. Tus órdenes judiciales ya perdieron valor, no soy una amenaza para Ely y…

—Yo soy quien puede darle un futuro mejor — Viktor perdió aquella sonrisa acorazonada, se mostraba serio, impávido, como si el mundo le perteneciera — el juez me dará la custodia de mi hija de nuevo… la de ella y la de Hiro

 

 

Silencio total. Extrañeza en cada persona que escuchó aquello. La familia miraba a Viktor como si le hubiese salido una cabeza nueva junto a la otra, pero ninguna de las dos mostraba un índice alto de inteligencia o dignidad. Hiroko acunó a Hiro en sus brazos para que no mirara a esas personas, haciéndole una seña para que este se cubriera los oídos, el pequeño no tenía que escuchar las voces que se elevaban, pues los gritos y demás podrían asustarlo. Las personas podían seguir pasando, los periodistas seguían al asecho, la jovencita hacía una mueca incrédula y los demás reaccionaban de a poco.

 

 

—¿Qué? — Yuuri miró al ruso con rabia contenida — ¡¿acaso se escucha?! — Ely entonces se aferró al brazo de su papi y eso hizo que el azabache se forzara a calmarse  

—Viktor… me iré con papi — la voz de una mujercita resonaba, porque ya no podía quedarse callada — Eres un buen entrenador y hasta … padre, pero yo no quiero quedarme contigo — Ely miraba a Viktor con seriedad poniéndose delante de Yuuri — me prometiste darme lo que quiera si ganaba — dijo quitándose la medalla de oro y colocándola en manos de Viktor — aquí está… y ahora, yo me iré

—¡no te irás! — entonces la mirada prepotente de Viktor se volvía en una desesperada, llena de miedo — no puedes irte, Ely — estiró su mano para acercarse a su hija… y Elizabeth lo dejó

—lo haré — decía con una sonrisa y sentía el abrazo del ruso. Podía reconocer la desesperación del mayor, percibía el leve temblor, el pánico — no soporto más la vida que llevo junto a ti e Irina… no quiero volver allí — empujó el pecho de Viktor y lo miró con seriedad — me iré

—no lo harás — los demás se quedaron callados para respetar la discusión de esos dos individuos de cabellos platinados. Aunque Irina seguía luchando con Yuuri usando sus miradas

—me lo prometiste

—¡pues me niego! — decía aferrándose con fuerza a los hombros de su pequeña— ¡No! ¡No te irás!

—Yo nunca logré verte como mi padre, Vitya… — Elizabeth sonreía mientras decía aquello. Era ajena al corazón partido del ruso — quiero volver con mi familia, la única que tengo, la única que reconozco… volveré con mi papi y mi papá

—¡NO!… — jamás le había dolido tanto escuchar aquello. Vivió años siendo rechazado por su hija, pero que los Katsuki estuvieran presentes causó un shock enorme en su cuerpo — ¡NO IRÁS! — gritó soltando su egoísmo, dolor, angustia.

—Entonces te haré la vida un infierno — Elizabeth dejó de sonreír al ser zarandeada levemente por su padre — ¿me escuchaste, Viktor? — amenazó con seriedad mientras empujaba al mayor y se alejaba, logrando que el otro se tensara de repente. La mirada de esa jovencita se volvió fría y rencorosa… representaba odio y resentimiento… Viktor jamás pensó ser el causante de esa mirada — te haré la vida un infierno —repitió en un tono más alto

—¡Ely! — pero Yuuri entonces actuó, porque escuchar la voz de su hija tomar un tono lúgubre no le gustó para nada — no digas eso — al escucharla hablar de esa forma, un escalofrío le recorrió la espalda… ¿qué tan influenciada estaba su hija? —. No amenaces. No digas cosas tan horribles a tu… a Viktor… — Yuuri atrajo a su pequeña hasta tenerla de frente, incluso se inclinó para mirarla de frente

—Yo… — Elizabeth se sintió muy mal al ver a su padre angustiado, asustado — pero…

—Todo lo que haces se te regresa, Ely. Recuerda eso antes de que siquiera sueltes alguna palabra en contra de alguien — entonces Yuuri miró a Viktor — pelearemos la custodia si es que no llegas a aceptar el que Ely regrese a mi lado, pero a mi hija… jamás podrás apartarla de mí nuevamente

—Has cambiado — fue la declaratoria de Viktor, cuya mirada fría envolvió a todos los Katsuki — vámonos, Elizabeth

—¡No! Yo quiero quedarme con papi

—ahora — fue la orden del alfa quien dejó de mirar a los presentes y se concentró en su hija

—caerás — fue la amenaza de Irina — no eres nadie en este mundo — la mujer miró a Yuuri con rabia antes de tomar el brazo de Elizabeth y alejarla de los japoneses

—¡suéltame! — intentó zafarse al removerse incómoda y al mismo tiempo Tadashi y Toshiya iban a actuar en contra de esa mujer

—Es hora de regresar a casa, mi pequeña — susurró Viktor antes de acercar a su hija hacia su cuerpo. Impidió que los demás la tocaran, porque Ely era SU pequeño tesoro y el de nadie más

 

 

Problemas…

 

 

Yuuri enfrentó el lío más grande de ese día y lo hizo con la frente en alto. Viktor no había dejado de ser el hombre de dos caras que podía engañar a cualquiera. La familia estaba tensa por la discusión. La prensa era ignorada, pero seguía captando el momento  

El ruso reclamó sin importarle siquiera que alguien lo escuchara levantar la voz, se negó a soltar a Ely y después de una pequeña discusión se la había llevado, eso a pesar de la pataleta que la muchachita hizo. Yuuri trató de detenerlo y como resultado una amenaza le fue impuesta de inmediato: «hay una posibilidad de que Hiro sea hijo mío, Yuuri… y te lo voy a quitar también». Yuuri en esa ocasión se quedó estático, admirando la rabia en la mirada azulada, aquella que tanto temía volver a ver porque le recordaba aquella noche fatídica, y que le perseguía en sus pesadillas. Odiaba sentirse inofensivo e inferior, pero no pudo evitarlo y sólo se quedó viendo cómo, a paso calmado, Viktor se llevaba a su niña nuevamente. El japonés creyó haber superado su trauma, pero el temblor de su mano derecha le hizo ver que todavía había rastros en su cuerpo. Lo peor de todo era que él no tenía algún poder legal para ir en contra del ruso, al menos no por el momento

Cámaras, periodistas, entrevistas, todo se fue al carajo ese día, al menos para Viktor. El ruso cargó en brazos a su alborotada hija, pues no pensaba soltarla hasta estar en la seguridad de su hogar. Terminó llevando a su retoño al hombro para alejarse del lugar sin mayor declaración que un gruñido pidiendo privacidad, de esa forma los periodistas se alejaron. Ely pataleaba con fuerza, retaba, regañaba, prometía hacer un berrinche monumental, pero al final estaba en el hotel de nuevo, con prohibición de salida y mirando al ruso del que heredó su cabello. Viktor estaba furioso, parado delante de ella, sobando su cien mientras daba un sermón sobre paternidad, familia, hogar y otras cosas, que Ely poco escuchó. La jovencita se pasó dando la contra a todo lo dicho por el otro, pues no estaba dispuesta a renunciar al hecho de irse con su familia, su verdadera familia.

 

 

—Los Katsuki jamás estarán a cargo de ti, porque simplemente no son adecuados para tu formación — Viktor había descargado toda su rabia en acusaciones hacia aquella familia. Dijo de todo, recalcando cada cosa negativa que se le ocurriera, aunque la mayoría de ellas fueran falsas. Cuando se enfadaba hasta ese punto, no pensaba bien en lo que hacía o decía

—¿por qué odias tanto a mi papi? — estaba indignada. Había escuchado todas las cosas en silencio, apretando los puños por la furia. Su familia no era nada parecido a todo lo que Viktor osó decir

—no tienes que pedir motivos

—entonces no lo odias — su voz tomó un toque irónico y agudo

—es complicado — apretó los dientes mientras decía aquello. Estaba furioso, estresado y en lo único en que pensaba era en que nunca cedería la custodia de su hija… y que ganaría la de Hiro a como dé lugar

—¡explícame esto! — la jovencita saltó de su asiento y enfrentó al mayor — ¡¿Por qué no puedo ir con papi y daddy?! ¡¿Por qué se me prohíbe visitarlos siquiera?! ¡¿POR QUÉ LOS ACUSAS FALSAMENTE?!

—aquí… tu padre soy yo, Elizabeth. ¡No lo olvides! — respiraba profundamente mientras mantenía la mirada sobre la de su hija, pues con ella no perdería la cordura. Nunca la heriría físicamente — sin mi autorización tú no te irás jamás

—sabes, Viktor… — soltó una risita suave antes de tragarse el nudo de su garganta y seguir — estaba queriéndote como un padre, hasta estaba considerando el decirte papá… — su voz se quebró de pronto. Eran tantas las emociones acumuladas que sus lágrimas brotaron de repente, sólo así podía desahogarse — pero cada vez que estaba a punto de tratarte con cariño, ¡Me dabas una razón para no hacerlo! — se limpió la lágrima que causó que sus ojos ardieran — Defendías a Irina, me privabas de comunicación, me atabas a ti de nuevo… y ahora esto… definitivamente tú nunca lograrás que yo te diga papá, Viktor

—prefiero eso… a dejar que te vayas con ellos — dictaminó con porte firme y sin duda

—¡te odio! — ahogó un sollozo y continuó — te has ganado mi odio con cada día y llegué a mi límite. ¡TE DETESTO!

 

 

Así fueron como las cosas se salieron de control en casa de los Nikiforov. Elizabeth cambió su comportamiento a uno más agresivo y poco amable. El poco amor que tenía hacia Viktor se fue… y sólo quedaron las cenizas de un cariño basado en convivencia forzada. Las lágrimas dolorosas de esa jovencita marcaron el inicio del desastre.

 

 

Cambio…

 

 

Naya empezaba a ser el calvario de los rusos. Explotó sus dotes con las letras a través de revelaciones, afirmaciones sobre la agresión de la que fue víctima en el evento de patinaje artístico sobre hielo, protestas debido a la censura que sufrió por mucho tiempo, reclamos sobre corrupción en los juicios de hace seis años, porque sí… hubo corrupción y los autores eran los Nikiforov. Aquella mancha en la justicia fue descubierta por el hermano mayor de Tadashi, Ryu, tras una larga investigación discreta, pero no habían podido hacerlo público debido a los problemas que eso conllevaba para el propio estado japonés y ruso. Se demostró que las apariencias importaban más que la justicia de los hombres, pues el propio estado que acogía al afectado se negó a seguir con las investigaciones del caso.

Luchar contra la imagen de alguien considerado de alto estatus era simplemente difícil, incluso podría ser comparado con una hormiga que forcejea con un oso hormiguero. En definitiva, sin esperanzas de triunfar. Era por ese motivo que seis años se pasaron sin que los Katsuki pudieran elevar sus voces, pero no más, el tiempo de tomar las riendas de su propia justicia llegó. Yuuri se juró no caer ante nada y por eso se esforzó durante años hasta lograr convertirse en un dividuo capaz de dar contra a todos aquellos que quisieran dañarlo a él o a su familia. Era momento de actuar y Naya le dio el empuje que necesitaba

A veces Yuuri se asombraba al presenciar la rapidez con la que Viktor planeaba darle contra. Fue cuestión de dos días en Francia en sus vacaciones extendidas -porque querían al menos intentar ver a Elizabeth una vez más- como para que alguien le notificara que tenía una demanda. ¿Por qué? por atentar contra la moral ajena. ¡Era absurdo! Era asquerosamente estúpido recibir algo así, siendo que ellos eran los únicos que fueron impedidos de ingresar a la competencia donde el público podía ingresar sin problemas con los boletos adquiridos con anterioridad. Irina era descarada, Viktor lo era mucho más porque apareció en el hotel de los japoneses poco después de que la notificación llegara y no llegó con buenas razones

 

 

—Dime de quién es hijo — fue la primera cosa que Viktor soltó cuando vio a Yuuri abrir la puerta

—¿Cómo te atreves a decirme eso después de todo lo que has hecho? — Yuuri borró la expresión serena que mantenía cuando vio al más alto fuera de su habitación — ¡qué es lo que tienes en la cabeza! — acomodó sus lentes para luego apretar su entrecejo en busca de paciencia

—Quiero respuestas claras — su serenidad contrarrestaba con las ojeras que arruinaban su apariencia — ese pequeño…

—Eres idiota — insultó en voz baja mientras empujaba al ruso y salía al pasillo tras cerrar la puerta de su habitación del hotel — largo. No quiero verlo, Nikiforov-san

—Contéstame Yuuri — frunció su ceño y se negó a moverse de su lugar

—Exijo que me trate por mi apellido — Yuuri no correría el riesgo a que su familia tuviera la molestia de ver a Viktor ahí, pero también sabía que no lo dejarían en paz tan fácilmente. Decidió empujarlo y llevarlo al final del pasillo para “charlar”. Verificó que no existieran escaleras porque no permitiría un atentado en contra de su vida nuevamente y allí se decidió a enfrentarlo — ¡¿qué derecho tienes tú para decirme aquello?!

—Es mi hijo

—No — respondió con seguridad manteniendo su postura firme  

—¡Me mientes!

—Crees que todo es tuyo, que me puedes destrozar cuantas veces se te dé la gana, Viktor… pero no es así — Yuuri le daba frente con seguridad. Podría tener decenas de traumas con esa mirada azulada, pero no se iba a echar para atrás. No retrocedería, porque la furia era mucho mayor que el miedo — Hiro es mi hijo

—Yurio dijo que es el padre de Hiro… Tadashi habló de ser el padre también. ¿A qué juegas?

—Eso no debería importarte

—Tiene cinco años, su edad aproximada es la correcta si la comparo con…

—¡NO LO MENCIONES! — le gritó histérico mientras lo empujaba — ¡vete!

—¿Con cuántos te acostaste en ese entonces? — su rabia le estaba jugando una mala pasada nuevamente. Su lengua se movía y desprendía todo el veneno que escondía — ¿acaso ni siquiera sabes quién es el padre de Hiro? — ofendería a quién se le antojara

—¡Fuera de aquí, Viktor!

—¡Entonces, sí eras de las personas que se acuestan con quien más le apetece en el celo!

—¡No permito que me ofendas! — lo golpeó con rudeza porque estaba harto de todo eso. Apretó su puño que punzaba debido a la agresión y lo miró con desdén — ¡¿Cómo te atreves a decirme eso?!

—¡Ese hijo es mío! — Viktor agarró la muñeca del japonés y lo arrinconó a la pared sujetándolo por uno de los hombros — soy tu destinado, fui tu alfa y…

—¡No es tuyo! — sonrió Yuuri empujando al mayor y ocultando el temblor de una de sus manos. Se auto regañaba mentalmente para dejar de sentir ese miedo insano — no es tuyo, acéptalo… — mantuvo esa sonrisa burlona y forzada porque quería atacar por donde más le dolía al ruso — La razón por la que vienes a reclamarme eso es porque de nuevo pisé tu orgullo. Me tienes rencor porque no lograste dejarme en cinta en esa ocasión y alguien más sí lo hizo

—Nadie más que yo puede darte una familia — la mirada rencorosa y dolida de Viktor impactaba a Yuuri, pero éste se negaba a mostrarse débil

—Estás equivocado. Estás enfermo

—Yuuri… tú me perteneces, formas parte de mi alma y por eso jamás podrás vivir sin mí. Me necesitas tanto como yo a ti — con dos pasos volvió a arrinconar al japonés en ese pasillo — eres tú el que debe aceptar su destino, Yuuri

—No es cierto — alguien salió de una habitación adjunta y jalando de la chaqueta del ruso lo apartó — ¡vete ahora, Viktor!… no te acerques a Yuuri de nuevo o te partiré la cara, vejete — una cabellera rubia se mostró con altanería — ¿crees que voy a dejar que de nuevo intentes hacerle daño al katsudon?

—Yurio… ¡apártate! ¡Esto no es tu asunto!

—No confío en ti, viejo — Yurio colocó a Yuuri detrás de sí y enfrentó al otro — ya intentaste matarlo dos veces... eres escoria, Viktor

—Apártate Yurio o te arrepentirás — amenazó mostrando aquella parte de sí que casi nadie conocía. Apretaba los puños, fruncía el ceño, mostraba levemente los dientes

—¿Quieres mandarme a la cárcel como a Tadashi? Espera, tal vez quieres otra cosa… ¿Quieres matarme a mí también? — empujó a Viktor y se apartó de Yuuri. El japonés no pudo evitar tener miedo de ese hombre o tal vez sólo era rencor y por eso temblaba ligeramente. No podían culparlo, fueron tantas cosas por las que pasó, que cualquiera reaccionaría de esa forma ante una amenaza

—vete, Viktor — susurró Yuuri mientras trataba de calmarse por todos los medios incluso incrustando sus propias uñas en la piel de su brazo — ¡vete! ¡Deja de decir estupideces y vete!

—no, mi pequeño Yuuri — Viktor tomaba un tono de voz burlón al ver el pánico en su destinado — no me iré

 —deberías pudrirte en la cárcel, Viktor — Yurio empujó a su compatriota, no estaba dispuesto a dejar que Yuuri lo enfrentase — pero has comprado a medio mundo para evitar eso

—¡quítate Yurio! Esto no es tu asunto — el propio Yuuri exigió aquello, creía firmemente en que debía enfrentar sus problemas por sí solo

—nunca más le harás daño al katsudon — pero el rubio estaba más interesado en darle frente a ese viejo idiota que en otra cosa

—¿acaso no ves que te está mintiendo y Hiro no es hijo tuyo? — más veneno, Viktor no se limitaría simplemente a pelear físicamente pues estaba consciente que el daño emocional era mucho mejor estrategia

—no es mío — pero Yurio respondió con una sonrisa y apretó los puños — tampoco es tuyo, Viktor… ¡Hiro es hijo de Tadashi!

—imposible — Viktor negaba a creer aquello

—¿orgullo herido, viejo?... ¡acepta que un beta pudo lograr lo que tú no!

—Yurio basta — pidió Yuri tratando de apartarlo de aquella pelea sin sentido. Se cansó de escucharlos pelear por su causa

—es mentira — repetía Viktor mientras forcejeaba con el rubio para quitarlo del camino

—Hiro no es tu hijo — se burlaba mientras se mantenía firme, ignorando el tirón en su chaqueta por parte del japonés y centrándose en agarrar la ropa de Viktor para hacerlo retroceder

—¡mientes!

—¡Yurio basta! — Yuuri tomó al ruso rubio por la chaqueta y lo arrojó detrás de sí — ¡Te dije que no hables más! ¡Ya basta!

—no — susurró Yurio perdido en la furia — este viejo pagará por lo que te hizo. Si la ley no funcionó, pues haré justicia por mis propios medios

—¡ese asunto está zanjado! — reclamó con enfado porque todos pactaron en jamás hablar del tema, pero ahí estaba Yurio, gritándoselo a todo el maldito mundo — cállate por favor

—ya no más — bufó Yurio y con agilidad empujó a Yuuri lejos de su camino — ¡voy a acabar con este viejo!

—así que te manipuló a ti también — sonrió Viktor sin retroceder a pesar de que Yurio iba a arremeter contra él — Yuuri juega sucio, hasta te inventó que Hiro es tu hijo, pero en realidad es mío

—¡no lograste embarazar a Yuuri por la fuerza Viktor! — le recriminó antes de golpearlo en el rostro. Estaba cegado por la indignación y furia — ¡no lograste hacerlo! ¡Sólo eres un maldito viejo pervertido! ¡Ahora te haré pagar por forzar a Yuuri en aquella ocasión!

 

 

Una pelea de alfas era algo que no se detenía con facilidad, después de todo, los individuos se dejaban llegar por la violencia y dejaban momentáneamente su lado pensante. Eso empeoraba si uno de ellos era más joven que el otro y a su vez, el otro intentaba por todos los medios envenenar, al contrario. Era una batalla para descontrolar y lograr que los puntos débiles superaran a los favorables. El resonar de sus puños y agresiones hacía eco en ese pasillo invitando a los curiosos, pero alguien no iba a permitir que eso pasara. Yuuri vio su oportunidad en cierto momento y con Yurio justo a pocos pasos de sí, se lanzó con furia sobre éste

Yurio se detuvo abruptamente al sentir el peso extra en su espalda y aquellos brazos en su cuello. Claramente identificaba el aroma de Yuuri encima de sí, pero no pensó que el japonés haría aquello, aun así, lo escuchó: «¡Te dije que te detuvieras Yurio!». Yuuri estaba furioso, por eso aplicó una llave de estrangulamiento al rubio, obviamente sólo lo hizo para desequilibrarlo y hacerlo caer. Le costó un poco de esfuerzo aplicar la suficiente fuerza como para que el aire de Yurio se cortara, pero al hacerlo el propio rubio se recostó en el suelo. Yuuri miraba con furia al chico en el suelo apuntándole con el dedo para que no se levantara y después se fijó en el adversario quien se reía bajito por la escena tan extraña… pero su voz se apagó de pronto y su ira se fue por el caño

 

 

—Así que era verdad — un suspiro nació de la garganta del espectador en ese pasillo. Estuvo en silencio, escuchando todo, escondida en la curvatura del pasillo para que nadie se callara la verdad, pero ya la habían descubierto — Viktor… qué bajo caíste, de veras — Elizabeth caminaba con calma hacia los adultos — yo quise creer que todos esos artículos que leí en ese año: el lio legal sobre mi custodia, el hecho de que daddy fuera preso por intento de asesinato, la denuncia de papi en contra de ti, todo fuera justificado y tú no hubieses presionado en ninguno de esos casos… pero…

—Elizabeth — Yuuri se quedó frío al ver a su amada hija apretar los labios — lo que acabas de escuchar… — sabía que no podía mentirle, así que al menos trató de llevársela a otro lado — vamos Ely, no debes escuchar eso

—Tranquilo papi — sonrió la menor de todos, pero aquella curvatura era tan falsa que causó una punzada en el pecho de Yuuri — yo lo sé todo, pero tenía la leve esperanza de que fuera mentira… es por eso que nunca pude vivir en paz en Rusia, porque las dudas de si eras bueno o malo no me dejaban quererte u odiarte por completo

—Ely, vámonos. Tú no debes

—Hiro es mi hermanito, es hijo de daddy y papi… que eso te quede claro, Viktor — decía la jovencita apuntando al ruso y aguantándose las ganas de llorar — no te atrevas a hacerle nada — Sintió las manos de su papi en sus hombros y se dejó arrastrar lejos — ¡y más te vale devolverme el apellido Katsuki, maldito Viktor!

—No me hables así, Ely — exigió Viktor mientras intentaba acercarse a su hija, pero Yurio se había levantado y le impedía siquiera dar dos pasos

—Perdón — Elizabeth miró a Yuuri con amargura antes de deshacerse del agarre y regresar para enfrentar al ruso — ¡Te odio Viktor! ¡Ya deja de arruinarme la vida! — rabia en una mirada joven, una puñalada en el pecho de Viktor

—Basta, Ely — Yuuri la tomaba del rostro para calmarla — basta, no digas esas cosas… vamos, tienes que calmarte

—Pero es la verdad — decía ya con lágrimas derramándose por la comisura de sus ojos — odio lo que ha hecho… yo no quiero llevar su apellido — sollozaba abrazándose al japonés — te hizo mucho daño papi

—Ven — su voz se quebró. Había evitado tanto el dolor de su hija y al final falló patéticamente — platiquemos afuera

 

 

Yuuri ignoró la nueva pelea entre esos rusos mientras a prisa se llevaba a Elizabeth hacia el ascensor. Sabía que, siendo dos alfas bastante temperamentales -o eso creía- se quedarían allí hasta incluso llegar a los golpes, pero eso poco le interesaba. Las prioridades eran otras en esos días y los curiosos parecieron respetar su intimidad, pues se volvieron a encerrar en sus habitaciones; aunque seguramente al menos uno llamaría a un guardia de seguridad.

Yuuri agradecía que todos se hubiesen ido a hacer turismo en el nuevo país y que Tadashi bajara con Hiro para comprarle algo en una dulcería cercana, de esa forma no tuvieron que escuchar esa horrible pelea. Yuuri se había quedado en el hotel pues tenía que practicar para una presentación que logró acordar en un par de días, debía cumplir con su trabajo a pesar de todo. Pero en ese momento acunó a su hija en brazos, escuchándola sollozar, expresarse como la jovencita que era mientras bajaban por el ascensor. Le besó la cabeza, la acunó en su pecho, apreció al fin el calor de su bebé, y se sintió dichoso por disfrutar de esos pequeños placeres paternales que le privaron durante años, pero, aun así, dolía

 

 

—¿Qué tanto sabes? — con miedo, con pánico, Yuuri preguntó eso al estar en la planta baja con su recompuesta hija. Se sentó en una esquina y su hija lo siguió, reposaron donde sólo ellos dos podían hablar — Ely… dime…

—Lo que Naya publicó sobre mi custodia hace años, cuando me sacaron de Japón y también leí lo de daddy… encontré su blog un par de veces antes de que desaparecieran por completo, pero muchas veces quise creer que eso no era verdad— susurró mientras se limpiaba las lágrimas que aun salían — ¿por qué no me dijiste nada, papi?

—Imagínalo — susurró con el corazón estrujado; podría llorar, pero se estaba aguantando. Yuuri sabía que en los blogs censurados de Naya había acusaciones en contra de Viktor en donde se acentuaba el fallo por la custodia de Ely, insinuaciones de corrupción… violación, y sobre el arresto de Tadashi por defender el honor de su pareja… daba gracias al cielo que el accidente en las escaleras estuviera en desconocimiento de Naya y casi todos, pues sólo Yurio supo lo que sucedió ese día — eras tan pequeña, aun lo eres y nunca quise que te enteraras de nada

—Debiste decírmelo… — Elizabeth recriminó eso con un puchero. Jugaba con sus dedos y no dejaba de mirarlos mientras hablaba — de ser así, no hubiese empezado a ver a Viktor como a un buen padre. De alguna forma… me siento culpable ahora — susurraba agachando su cabeza

—Mi niña, tranquila — le acarició la mejilla y los cabellos antes de atraerla hasta su pecho — no has hecho nada malo

—Viktor es un monstruo y yo debí saberlo

—Yo quise que, en tu desconocimiento, fueras feliz. Si veías a Viktor como un ser sin mancha, tal vez tu vida hubiese sido un poquito mejor, porque tal vez… y sólo tal vez, lo hubieras tomado como a tu familia

—Nunca logré verlo como mi familia. Nunca lo haría porque él fue quien me separó de ti — suspiró mientras escuchaba el latir de Yuuri — debiste decirme

—Yo pensaba sólo en tu felicidad, aunque fuera lejos de mí

—Insisto… debiste decirme, así yo hubiese manipulado a Viktor — susurró

—No, Elizabeth, eso no estaría bien — besó la frente de su pequeña y suspiró — tengo una duda… yo sé que los blogs de Naya en donde se acusaba a Viktor por… — dudaba de lo que tenía que decir — donde las acusaciones más graves se daban, fueron borrados casi al instante… entonces, ¿de dónde leíste toda esa información?

—Estos días lo leí. No sé cómo o por qué, pero encontré varias cosas que antes estaban bloqueadas — confesaba con rabia, abrazándose a Yuuri con fuerza — Viktor te hizo daño papi… te hizo tanto daño y me usó a mí para eso. Ya sabía que algo raro había en el asunto… pero no sabía los detalles previos o posteriores

—Olvida eso. Olvida todo… no odies a nadie porque mancharás tu alma, Ely

—Lo sé — sonreía sutilmente al ver el cariño en la mirada de su padre. Había casi olvidado lo que se sentía el amor de verdad proveniente de uno

—No le guardes rencor a nadie — decía Yuuri a pesar de saber que era imposible, pero no quería que su hijita tuviera todo eso en su mente. Ely no se lo merecía — eso ya pasó

—¡No pasó! ¡Claro que no pasó! — se quejaba alejándose de su padre — aún estas mal… veo el miedo que le tienes a Viktor en ocasiones… veo la sonrisa de Irina cuando tú caes. Eso es horrible

—Yo te sacaré de ese ambiente — afirmaba Yuuri mirándola de frente — yo te llevaré a tu casa, de donde jamás debiste salir… Tenga lo que tenga que hacer, lo haré

 —¡Ne-chan! ¡Papi! — era entonces que un pequeño niño corría en su dirección y terminaba con el aura dolorosa entre padre e hija — mira

—¿Qué tienes ahí? — sonrió Yuuri limpiándose con rapidez las lágrimas retenidas. Recibía a su pequeño hijo con los brazos abiertos, besaba esa mejilla y dejaba que Ely hiciera lo mismo — Hiro ven aquí… ¿y Tadashi?

—aquí — jadeaba Tadashi llegando apenas — Hiro no corras así, me asustaste cuando desapareciste de mi vista — se agarraba el pecho con terror — casi me da un infarto al no verlo… pero… ¿y a ustedes qué les pasó? — dijo al notar las lágrimas en esas pestañas abundantes en sus dos grandes amores — Ely… Yuuri — dijo abrazando a su pequeña y acariciando la mejilla del azabache

—no es nada — fue la respuesta a dueto. Con Hiro presente, no podían hablar del asunto que apuñalaba sus almas

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno, confesaré que pedí 10 likes en una publicación en Facebook para actualizar… adivinen qué pasó… 12 likes, 1 “me divierte” y un “me encorazona” alv… tuve que ponerme a corregir los últimos detalles que dejé de lado en esta semana ajajajjaja

Yo cumplo lo que prometo, aunque creo que pediré más likes :v ok no, eso sólo fue un juego, aunque me parece divertido la ayuda extra, pues creo que personas que no leían el fic también le dieron like XD . Me encanta sabes que aún existe la colaboración, amabilidad y apoyo a los extraños

Ahora diré que estaba leyendo el borrador y sólo faltan dos capítulos para el final, wow… tal vez aumente algo para extenderlos un poquito, pero no más ajajjaa

Ha sido un enorme placer leer sus comentarios, me encantaba responderlos o leerlos y espero que sigan mientras el fic continúa XD

¿Qué creen que pase al final?

¿Qué pareja triunfará?

¿Qué le pasará a Ely?

Chan, chan, chan~

Se despide: Krat~... la ficker que ama a sus lectores~ uwu

Muchos besos~


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