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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno señores, yo vengo por aquí porque ya era hora, ¿no? jajajaja

Advierto que la historia se estanca un poquito, ¿por qué? Porque obviamente las cosas están pasando en simultáneo, una tras otra... señores, sin más les dejo con el capítulo

 

 

Yuuri no dejó que el ruso se quedara en un hotel cualquiera, lo llevó a su hogar como la vez anterior. Le dio un cuarto, lo atendió, platicó un poco pero Yurio parecía distante, enfadado de cierto modo. No era para menos, ya que Tadashi nunca se separó del azabache o de la pequeña peliplata con tendencias de acosadora, pues seguía como polluelo al recién llegado y con ello Tadashi también parecía acosar al patinador. Al menos ese intento de acoso se detuvo cuando Yuuri ofreció la cena y todos se reunieron en aquel comedor al estilo japonés para convivir con un sabroso mini bufet. Obviamente Hiroko, Toshiya y Mari armaron un alboroto al tener una visita después de años de no verlo. Yurio se agobiaba con las  atenciones, aunque la verdadera molestia para el ruso era el hecho de que los Katsuki trataran al tal Tadashi como de su familia sanguínea. Eso era como una astilla en el dedo, en verdad le estaba fastidiando demasiado. Ese castaño había aparecido de la nada a arruinarle sus planes

 

 

-oye… ¿podrías dejar de mirarme? – se quejó Yurio cuando por centésima vez esa noche miraba a la paeliplata, quien a su vez lo miraba con esos enormes ojazos marrones extremadamente parecidos a los de Yuuri

-se llama Ely – reclamó Tadashi pues no le agradó el tono altanero de ese rubio, aunque no le agradaba nada proveniente de ese chico. Él presentía algo extraño pero no sabía qué rayos era – llámala así por favor

-¿eh? ¿Me lo dices a mí? Como quiera que te llames... No tengo obligación de hacerlo – bufaba Yurio pero sintió un leve golpe en su hombro

-basta, no quiero peleas en la mesa – se quejó el japonés sentándose junto al ruso – Yurio, si quieres quedarte vas a tener que enmendar tu actitud. Tengo una niña en casa… sé amable

-lo regañaron – se reía Ely captando la atención de toda la familia y Yurio entendió una cosa, la mocosa tenía la atención de cada uno de os Katsuki. Si se ganaba a Elizabeth se ganaba a los demás, al menos esa parecía ser la estrategia del castaño intruso

 

 

Como Yurio supuso nada más raro pasó en la cena, a excepción de esas miraditas llenas de amor que lanzaba el castaño hacia el katsudon, cosa fastidiosa porque le recordaba un poco a Viktor. El mismo desgraciado que ahora tenía su entero odio, pues con todo lo que leyó de su compatriota… deseaba que el viejo se pudriese en el séptimo infierno. Yuuri por su parte estaba entretenido con su hija y familia, pocas veces se daba cuenta de las miradas de su novio. Yurio odiaba ver como ocasionalmente el katsudon se fijaba en esos gestos tiernos y correspondía con un sonrojo leve y una sonrisa sincera. Era como estar viviendo otra vez la melosa relación de Viktuuri que se desarrollaba como hace diez u once años atrás, era un completo fastidio para su calmada… ¡al diablo! ¡Vino a Japón a ver al katsudon! con la única intensión de reconfortarlo y… y… ¡vino solo por él! porque le gustaba Yuuri, aunque le tomó como un par de años aceptarlo, pero claro… la vida siempre le traía obstáculos. Pero Yurio estaba empeñado en derrumbar cada uno de ellos porque esa oportunidad no se la iba a quitar nadie

 

 

-Elizabeth – Yurio se tragó la palabra mocosa y suspiró – si quieres decirme algo, solo dilo – estaba harto, era tarde y esa cosa de cabello plateado lo seguía a su habitación. Lo peor era que detrás iba Tadashi, aunque esta vez con Yuuri a su lado

-vamos Ely-chan, díselo – sonrió Yuuri animando a su hija

-¿decirme que?

-tú – la pequeña agachó su cabecita un poco, jugaba con sus dedos y el ruso vio semejanza entre esa niña y Viktor, ¡por dios que se parecían!

-suéltalo niña – habló con rudeza y se golpeó mentalmente porque la gentileza no era lo suyo. Al menos debía intentarlo – dilo, no me enojaré

-Ely quiere saber… quiere…

-anda Ely, díselo. Eres una niña directa, no te apenes ahora – sonreía Tadashi ocultando la diversión en su mirada

-yo… – la peliplata miró a Yurio directamente y tomó aire – quiero saber por qué… ¡¿POR QUÉ NO PARECES UN HADA?!... ¡FUI TIMADA! – la pequeña apuntaba al ruso con su dedo índice, frunciendo su ceño y haciendo un puchero. Bastaron tres segundos para que Tadashi estallara en risas y Yuuri a su lado tratara inútilmente de acallar la suya.

-… - Yurio frunció su ceño, esa niña era igual de fastidiosa que Viktor, eran tal para cual – ¿cómo que por qué? ¡Nunca fui un hada mocosa!

-¡no soy mocosa! – la pequeña se acercó al rubio y siguió reclamando – tengo ocho años y quiero una respuesta… tu video era bonito, pero ahora que te veo eres grandote y tu rostro siempre está así – decía frunciendo su ceño y mostrando sus dientes simulando parecer feroz – pareces perro enojado

-es un gato – secundó Tadashi riéndose a más no poder, sosteniéndose el estómago – Yurio es un gato – le susurraba para molestar al otro

-¡¿cómo que gato?! ¡Te mataré Tadashi! – soltó con rencor y enfado comprimido, nadie osaba a difamar a Yuri Plisetsky

-al fin dices mi nombre – se reía el mencionado ignorando el aura negra que emitía el rubio

-entonces eres un gato de esos peludos y gruñones, que se erizan cuando ven a un perro – se quejaba Ely – ¡no me gusta! ¡Yo quería ver al hada, no al gato!

-¡¿de dónde sacas que soy un gato?!

-lo siento – susurró Yuuri recomponiéndose pues también se había reído mucho con las ocurrencias de su hija – yo lo dije… Mila me lo dijo a mí una vez

-papi dijo que podría aprender de ti – se quejaba Ely moviendo sus manitas en protestas – pero ya no quiero… aprenderé de un video, no del Yurio real

-¡¿quién quiere enseñarte, niña?!

-¡¿quién quiere aprender de ti ruso rubio?! – enfrentaba la niña, dos cabezotas peleando

-ya basta… ustedes dos, ya paren – se reía Yuuri y separó a los dos descendientes de rusos. Parecían niños pequeños peleando por un juguete, era gracioso – vamos Ely, es hora de dormir

-pero aún tengo que reclamarle

-no hay nada que reclamar – se reía cargando a su hija, aunque suponía que ya no podría hacerlo más, estaba enorme y pesada – Yurio creció, no pensarías que se quedaría como en el video

-el video que papi tiene es bonito – se quejaba con un puchero abrazándose del cuello de  Yuuri y despidiéndose del ruso con un gesto simple – me gusta el video

 

 

Ely seguía reprochando cosas mientras su padre reía dirigiéndose a la habitación correspondiente. Se notaba que la pequeña peliplata no se rendía y quería ganar en cada discusión, pero obviamente había cosas que jamás podría volver realidades

 

 

-así que guarda mis videos – sonreía Yurio con altanería viendo de reojo a ese castaño que se había quedado en el pasillo – ¿celos de novio reciente?

-así que eso quieres – Tadashi suspiro mirándolo, entendió el interés emocional de ese ruso por su novio – pues no te culpo. Yuuri es una hermosa joya, pero es mío ahora

-es obvio que usaste a la pequeña para conquistarlo

-¿tú crees? – el castaño aceptaba que pelear con un ruso era interesante, más porque era ese Yurio

-¿cuánto te tomó? ¿Un mes? ¿Dos? ¿Tres? – se quejó Yurio viendo al otro fruncir su ceño – pues destruiré ese noviazgo porque no te lo mereces

-me lo dice quien jamás se comunicó con él – sonrió irónicamente y se encaminó lejos. Ya no le gustó esa actitud

-no te la dejaré fácil Tadashi

-para que lo sepas – Tadashi le dio una mirada severa, se había enfadado con esas expresiones sobre Yuuri… su Yuuri no era ningún fácil, ¿un mes? Ese ruso estaba demente para decir aquello – me gané a Yuuri poco a poco, pero tienes razón en algo, Ely fue mi clave… porque me enamoré del padre, pero también me enamoré de la hija y tuve que ganarme a ambos por igual y al mismo tiempo

-que le diste, ¿dulces? – se  burló porque quería darle la contra a esa mirada seria – esa pequeña podría ser muy fácil de conquistar. Los niños a esa edad son manipulables

-le conté cuentos a pesar de que no me entendía, le di de comer y le enseñé a andar en bicicleta – ahora si que estaba enfadado, ¡cómo se atrevía ese ruso! – conozco a Yuuri desde que trabaja para mantener solo a su hija… por si lo dudas, me enamoré sinceramente de Yuuri, amo cada detalle, de cada cosa que al parecer tu desconoces

-lo conozco mejor que tú – escuchaba esas palabras sinceras y se quedó sin argumentos. Era verdad que fue idiota y jamás buscó a Yuuri antes, pero… de verdad logró conocerlo, sabía que había algo más grande debajo de esas inseguridades

-no lo creo – se quejó Tadashi – no lo conoces porque al igual que Viktor… tú lo abandonaste

-no me compares con el vejete

-¿cuántas veces viniste a visitar a Yuuri? – le miró fijamente – ¿sabes cuántas lágrimas derramó? ¿Sabes cuántas dificultades pasó? ¿Sabes cómo se aterra cuando Ely coge un resfriado? ¿Sabes lo decidido  y fuerte que es? ¿Sabes cómo suspira mientras observa las estrellas pidiendo fuerzas para jamás rendirse? – admiró como el ruso fruncía su ceño pues al parecer no podía replicarle nada de eso – Puedes pensar lo que quieras, pero Yuuri es único… Lo amo de tal forma que a pesar de todo nunca me rendí y ahora al fin  puedo tenerlo conmigo de una forma más profunda que como un amigo

-soy mejor que tú, ¿sabes? – respiró profundo, necesitaba calmarse para pensar con claridad, ese beta jamás le pondría por debajo – puedo ofrecerle protección, y te equivocas en decir que no sé quién es Yuuri. Conozco su fuerza escondida, así como también sus debilidades. Lo quiero proteger de las personas como Viktor. No quiero verlo llorar de nuevo… soy un alfa y tengo más que ofrecerle

-¿solo por ser alfa? – se quejó Tadashi – sigue así – dijo irónico mientras se iba

-¿no pelearás?

-¿por qué debería? – se dio vuelta para mirar al rubio – Estoy seguro de los sentimientos de Yuuri hacia mí. No te veo como una amenaza

-pues deberías, porque te lo quitaré

-hay una cosa que me está molestando – Tadashi se acercó para mirarlo con el ceño fruncido – tratas a Yuuri como una cosa… ¿sabes lo estúpido que te oyes?

-claro que no lo trato como a una cosa, Yuuri es importante para mí. Yuuri es…

-deberías escuchar tus palabras y frases un poco más detenidamente

-me estas jodiendo la paciencia castaño. No solo por haber vivido con Yuuri estos años significa que lo tienes bajo tus encantos. No eres nada. Solo eres un beta que se derrumbará con una simple orden  que dé un alfa

-madura – fue lo único que Tadashi dijo antes de caminar por el pasillo alejándose del rubio

-¡Tady! – Yurio iba  discutir antes de eso. Odiaba que la pequeña leyera la situación y se apareciera de pronto – ¿qué haces aquí, Tady?... ¡vamos! Papi y yo te esperamos para el cuento… ¡hoy es noche de familia! – Ely miró a Yurio y sonrió – ¡tú no!

-esta niña me mata – se reía Tadashi sorprendiendo a Ely y cargándola en su espalda – vamos Ely, no hay que hacer esperar a tu papi… la cama se enfriará

-¡vamos Tady!

-momento… ¿cama? – Yurio los siguió tratando de no ser tan obvio y mirando de lejos. La cama era de la pequeña, eso suponía porque tenía sábanas rosadas de peluches estampados y si… Yuuri estaba recostado. Pronto Ely se subió a la cama y Tadashi… pues él le sonrió y cerró la puerta. Desgraciado

 

 

¿Eso paró a Yurio? Obviamente no. El ruso jamás se dio por vencido en esa vida, mucho menos lo haría ahora porque no tenía a Viktor en su camino. Ese peliplata era su mayor oponente pues era el destinado de Yuuri, cualquier otro solo era un obstáculo el que pisar y destrozar como a cualquier hormiguero. Yurio sabía que tenía que actuar rápido, caso contrario se encontraría con aquel viejo canoso que seguramente ya llegaba a Japón. El rubio ya había escuchado un rumor, rueda de prensa era la primera etapa estaba seguro. Irina no se quedaría quieta tras saber que la reputación de su hijo estaba manchada. Yurio conocía un poco a esa mujer, y sabía que no sería lo único que haría. Las cosas se pondrían difíciles y él iba a estar allí para ayudar a Yuuri. Le iba a demostrar a ese castaño que era mejor que nadie para proteger al japonés

 

 

 

Rutinario, tal vez

 

 

 

La risa de Ely se escuchaba en la habitación, una risita suave y… secreta, porque justo en esa mañana antes de que los adultos abrieran sus ojos se había despertado y buscado su cámara. Las trillizas le obsequiaron una para grabar a su papi cuando tocara alguna melodía o por ocasiones especiales. Ely miraba a Yuuri y a Tadashi dormidos, el azabache posando su cabeza en el pecho del castaño, se veían lindos y era de las pocas veces que lograba que ellos durmieran con ella en la misma cama… además que no los había visto así antes, era algo que necesariamente debía quedar registrado en video. Así que se le ocurrió grabarlos, porque se veían lindos y eran sus padres. Cuando vio a Tadashi hacer una mueca antes de abrir los ojos, Ely casi se cae de la cama porque la descubrieron. ¡Debía guardar la evidencia! Sin pensarlo gateó por el piso y salió de la habitación. Iba a guardar la cámara con su tía, quien siempre le cumplía sus caprichos

 

 

-Ely – susurró Tadashi mirando por allí. Le pareció ver a una linda niña de cabello plateado correr por la habitación, pero no había nadie, tal vez solo fue al baño – me quedé dormido – bostezó pero sin moverse mucho al ver a Yuuri abrazándolo por la cintura. Le dio un beso en la frente con calma para no despertarlo

-hum – el azabache se removió un poco acurrucándose mejor, pero sintió algo diferente, un aroma conocido pero que no debería tener tan cerca. Abrió sus ojos con pereza reconociendo la habitación de su hija – ¡ELY! – se asustó levantándose de golpe y buscando a la mencionada

-Ey, tranquilo – se reía Tadashi – Yuuri… Ely solo fue al baño

-¿Tadashi? – se asustó un poco al escucharlo pero después recordó en dónde y por qué estaba allí – sí, lo siento… hum… ¿nos dormimos?

-si – sonrió sintiendo el beso de buenos días que Yuuri le daba – y es hora de levantarse… pero – agarró a Yuuri abrazándolo para darle un beso más largo que le correspondieron de inmediato. Entre risitas ahogadas entre sus labios se daban el primer gesto cariñoso del día – aquí está bastante cálido – sonrió rodando por la cama con Yuuri, riéndose de su infantil acción

-me haces cosquillas, ya basta – se retorcía pero contraatacaba dejándolo debajo de su cuerpo y riendo cuando Ely apareció en la puerta y se lanzó a ellos para jugar también

-hacen demasiado alboroto tan temprano – se quejaba Mari que aun con el cabello revuelto aparecía – uuuh – hacia una cara pícara y veía las evidencias en esa habitación – es la primera vez que duermen juntos

-dormimos con Ely – replicó Yuuri avergonzado, entendía esa mirada por parte de su hermana

-pues no sé qué esperan para… eso – decía Mari con picardía moviendo sus cejas de arriba hacia abajo y Tadashi empezó a reírse – Yuuri no seas tonto y da el paso~

-¿qué paso? – y la más pequeña ladeó su cabeza – ¿qué paso, tía?

-un paso de ballet – molestaba Mari admirando lo rojo que se ponía Yuuri

-Mari, deja de decir esas cosas

-que yo solo hablo de… flexibilidad – decía aun jugando a las frases de doble sentido – o buenas posiciones – riéndose como cualquier niña con sus travesuras era acompañada por Tadashi, y aunque no entendiera, Ely también reía – vamos, vamos, ¡a desayunar!~

-a veces creo que adoras verme caer – se quejaba Yuuri parándose para salir con Ely

-uuyy eso suena prometedor, pero primero boda señores – Mari adoraba a ese par, por eso los molestaba – ahora si se hará de la forma correcta

-por mí no hay problema – decía Tadashi saliendo del cuarto

-¡BODA! – gritaba Ely avisando a todos que era exactamente las seis de la mañana y los tres saldrían a trotar – ¡dije boda!

-¡¿CÓMO QUE BODA?! – y el visitante salió apenas escuchó aquello. Aun usaba ese pijama de rayas de tigre y tenía el cabello revuelto – explícate mocosa

-¡hada falsa! – se quejó de inmediato al ver al intruso

-no hay nada por ahora – reía Mari – solo que vamos a desayunar un buen batido… aunque ellos van a trotar, no sé qué querrán hacer después

-¿trotar?

-entrenar – se quejaba Ely empujando a Yurio al cuarto de su pertenencia – nosotros sí, no quiero al hada falsa en la pista

-la escuela primero – suspiraba Yuuri. Adoraba la actividad de su hija pero era despistada en ocasiones

-¡cierto!  

 

 

La rutina diaria se cumplía a raya, trotar temprano, volver a casa, prepararse para la escuela, ir a sus trabajos respectivos y… ¡Yurio no pensó que la mayor parte del día su objetivo estaría tan inmerso en sus labores que no le pondría atención suficiente! ¡Jodida vida que obligaba a la gente a entrenar! Al menos él estaba de vacaciones un tiempo, así que iría de turismo por allí. Aunque también se pasó por el trabajo de Tadashi, descubriendo que Yuuri estaba por allí a mediodía tocando alguna cosa con esa arpa enorme, pero solo un par de horas porque después de eso iba a casa para seguir con sus labores

Las oportunidades se daban en la tarde, cuando el entrenamiento de la pequeña empezaba. Calentamiento en casa, clases de ballet con Minako por una hora completa y de allí a la pista de hielo. Yurio se unía a ellos, aunque tuvo que aguantar que Tadashi fuera tomado de la mano de Yuuri y este de su hija. Sí, se sentía un extraño pero era su realidad actual. Yuko y Takeshi armaron escandalo al verlo, le dieron un par de amenazas por si estaba departe de Viktor y las trillizas se le pegaron como sanguijuelas pidiendo que les firmara unos posters para revenderlos por internet… olvidó que la gente del lugar eran de temer en ocasiones

Tadashi le colocaba los patines a la pequeña mientras Yuuri se acomodaba los suyos, normal, hasta que Yuuri ayudaba al castaño a ponerse otros… ¡¿ese castaño sabia patinar?! Yurio comprobó que sí, pues se quedó viendo. Analizaría todo desde fuera, sentadito en algún lugar fuera del hielo que en esos años le trajo fama y dinero. Axel le contaba algunas cosas, como que esos tres entrenaban juntos siempre porque eran como una familia y los fines de semana se iban a tocar en algún parque por diversión. Jodida realdad que le tocaba enfrentar al ruso. Sus condiciones empeoraban cada vez más y eso que todavía estaba poniéndose al corriente

Yurio observó a esos tres con detenimiento por un largo rato. Yuuri era el maestro de Tadashi y Ely al parecer, pero estaban aún en lo básico. Deslizarse por el hielo sin restricción pues la pista era suya, giros sin saltos y caídas normales en esa época. El rubio se vio tentado a darle ánimos a Yuuri cuando sus alumnos fracasaban en la corta rutina, pero eso era innecesario ya que escuchaba las risas de esos tres que se apoyaban mutuamente y animaban a seguir o volverlo a intentarlo. Su interacción era como de esas familias clásicas, normal si se trataba de los Katsuki y Yurio sentía leve envidia por aquello. Quería incluirse en esa adorable caída por parte de Ely, quien terminaba recostada en el hielo deslizándose sin freno hasta detenerse en el centro de la pista

 

 

-Ely, ¿estás bien?

-si… pero caí

-lo vimos todos – Yuuri se apresuraba a tomar a su hija y levantarla

-¿que estoy haciendo mal? – se quejaba con un puchero ligero, suspirando profundamente

-separa más tus piernas – corrigió Yurio que ya se aburrió de estar sentado y salió a patinar también – flexiónalas un poco hasta que te acostumbres a tu equilibrio

-hazle caso – sonrió Tadashi – sabes que es un profesional – la peliplata lo pensó un poco, después de hacer un puchero y ver a su papi asentir empezaba de nuevo, pero esta vez siguiendo las recomendaciones

-gracias – sonrió Yuuri acercándose a Yurio – he olvidado algunas cosas

-debiste practicar unas horas cada semana al menos

-no me regañes – suspiró el pelinegro japonés – abandoné todo y era en serio, aún lo es

-puedes regresar un tiempo más a las competencias

-no, y no lo haré – se quejó – no volveré a competir

-¿por qué? – Yurio quería gritarle que era idiota abandonar esa carrera prometedora, pero tenía que calmarse

-porque Ely es mi sueño por completo. Quiero ayudarla a convertirse en una patinadora que pasará por infantil, junior y triunfará en senior

-entrenador Katsuki, ¿qué pasa si no funciona? – Yurio escuchaba con sorpresa contenida cada palabra salida de los labios de Yuuri mientras miraba a Tadashi seguir a Ely de cerca. Ellos estaban practicando la sugerencia también, riéndose cuando casi caen, dando giros en el hielo o caminando sobre él – te vas a destrozar

-funcionará, te lo aseguro. De algo me tienen que servir observar a Viktor durante años, haber participado en competencias y además… Ely heredó el talento

-¿lo dices por el parecido físico?

-¿no lo has notado? La terquedad, el carisma, se gana a la gente con una sonrisa

-¿y eso que? – gruñó Yurio, veía a esa niña y le recordaba a Viktor más por ese cabello que por nada

-esta pequeña rutina la armó ella – sonrió orgulloso de su pequeña princesa – memoriza rutinas y al practica en tierra junto con Minako. En el ballet es impresionante… ella triunfará con o sin mi ayuda

-¿y porque entrenas a Tadashi también? – frunció su ceño con enfado, quería deshacerse de ese tipo

-diversión – sonrió con dulzura – Ely lo adora, yo lo adoro… me gusta incluirlo

-los retrasa, desastre de él y…

-nunca – Yuuri habló con seriedad – él es inspiración de Ely y mía, él se queda y no permito que sugieras cosas como esa Yurio

-no me gusta que te escondas detrás de una flauta

-tampoco te permito que critiques mis actual pasión – suspiró, se estaba enfadando nuevamente – Yurio… ¿quieres que regrese a las competencias? – vio al rubio asentir con sutileza – pues olvídalo, eso ya no es posible. No lo quiero… y no lo haré

 

 

Yurio reconoció entonces que el japonés se había vuelto duro, tanto como para soportar presiones, ¿pero sería suficiente? ¿Qué pasaría si él viniera? No estaba seguro de la reacción que el japonés tendría y por eso, él iba a estar allí. El resto de la tarde, Yurio se la pasó acompañándolo en esa rutina diseñada con soltura e inexperiencia, sonrió porque al final del día comprobó varias cosas. Primero, Yuuri era por el momento inalcanzable, tendría que tener tacto para tratarlo. Segundo, que Tadashi era pésimo en el patinaje, al menos necesitaría entrenamiento intenso, no pasaría de ir por allí deslizándose y dar vueltitas pero nada más. Tercero… esa niña, era un ángel cuando se lo proponía, la dulzura de Yuuri, el talento de Viktor, era una combinación que estallaría si se le diese la oportunidad

 

 

 

Azul…

 

 

Le importó muy poco ir por allí con la miradas sobre él. Regresó a su casa por las horas necesarias en empacar las pertenencias que le eran importantes. Discutió su partida con su madre aunque para eso debió hacer un trato ligero, en el que se incluía dar una entrevista. La dio con mucha calma, le preguntaron de todo incluyendo la razón por la que abandonó a su hija. Ya se lo vio venir, y su respuesta era también predecible “no sabía nada, me fui antes de enterarme… aunque es cierto que eso no justifica que yo no hubiera ido a visitar a mi destinado” Poco le importaba las opiniones sobre él, Viktor solo hizo eso para complacer a su madre y poder largarse cuanto antes al país oriental

Vuelo largo, fastidiosa la mujer que le tocó en el asiento adjunto. La misma que se pasaba leyendo alguna obra cómica y se reía como demente en ocasiones. ¿Fue cruel decirle que su risa era como la de una foca? Tal vez pero así logró tener la paz que necesitaba para martirizarse con sus malas decisiones en esa vida. Planeaba algo desde el avión, sencillo pero que de seguro no le iba a fallar. Cuando llegó a Japón, con gafas y sombrerito de lana porque la nieve caería en algunas semanas y hacía frio. Se escabulló entre los pasillos con una maleta simple, el resto de sus cosas vendrían después bajo encargo. Recordó que en ese aeropuerto se despidió de Yuuri para no verlo más, que así llegó la primera vez y cuando tuvo que viajar para ver a Makachin, regresar de china y demás. Suspiró al salir a las calles, debía preguntar dónde hallar a Yuuri, aunque primero iría a donde suponía estaría sin poder evitarlo. La pista de hielo…

Grave error, era demasiado tarde para que abriera, admiró su reloj y aplicaban las diez de la noche. Suspiró para reunir fuerzas. Tenía hambre, así que caminando por allí buscaba algo con que entretenerse y mentalizarse su reacción al ver a Yuuri, su Yuuri, su amado Yuuri. La razón por la que tuvo que buscar parejas con al menos una semejanza en carácter o en apariencia con su predestinado, era porque lo anhelaba. Lo anheló con tanta fuerza que por eso sus relaciones no duraban, nadie era como su Yuuri y ahora no perdería más tiempo para volver a tenerlo a su lado. Sabía que hizo las cosas de forma incorrecta, que dejó que su mente dudara de fidelidad, pureza, amor, fuerza de su Yuuri pero ahora no lo haría más.

¿Coincidencia? Tal vez un poco, pero ahora mentalizaba esa cabellera larga y negra que su Yuuri tenía, así como el cuerpo un poco rellenito del mismo, tal como vio en los videos. Se equivocó como dos veces con personas ajenas a su búsqueda, pero estaba ansioso así que no se detenía a pensar y abrazaba a dicha persona. Tuvo suerte en que esos desconocidos entendieran su equivocación. Su sonrisa ayudaba mucho, así como su apariencia extremadamente deslumbrante

 

 

-Yuuri – susurró al ver a alguien con la cabellera negra caminar a unos metros delante de él. Rogó porque fuera el correcto esta vez – Yuuri – dijo un poco más alto pero esa persona no se detuvo, así que tuvo que correr para alcanzarlo. Le dio vuelta con un poco de rudeza y vio aquellos lentes, los mismos de aquella vez – Yuuri… ¡Yuuri!

-Vi… Viktor – susurró apenas. Sus ojos abiertos de par en par, pues estaba listo para mandar al demonio a quien osó tocarlo de esa forma y casi empujarlo… pero ahora estaba de piedra

-mi Yuuri… sigues igual de hermoso – el peliplata hablaba con entusiasmo y sin esperar más abrazó al azabache. Lo abrazó con fuerza

-¿qué haces aquí? – fue lo único que pudo articular y fue separado con apuro para poder mirarse de frente… estaba en shock

-¡CÁSATE CONMIGO! – allí estaba de nuevo esa mirada azulina brillante que todo el mundo amaba

-¿eh? – ¿pero qué haría Yuuri?

 

 

Continuará… 

 

 

Notas finales:

¿review?

Antes que nada agradezco todos esos reviews hermosos que siempre leo y tomo en cuenta, porque si me olvido de aclarar algo me suelen dejar las dudas en los reviews, y los incluyo en el siguiente capítulo ^^

Responderé reviews mañana sin falta y como ya dije en las notas iniciales, la historia se estanca un poquis porque wow... llega Viktor, se explicaba la situación e intenciones de Yurio... creo que me falta algo más... pero lo haré en el siguiente capítulo ^^

Hoy estaba feliz, por eso creo que el capítulo salió medio... dulce/gracioso XD. Por si no lo aclaré antes... creo, yo escribo capítulos según mis emociones, así que aproveché este dia de felicidad para hacer esto

Espero que les haya gustado tanto como yo lo disfruté al escribirlo ^^

Muchos besitos~

¿cumplen años? Pos feliz cumpleaños XD

Abrazos y besos dobles~


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