Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un ángel de paso por 1827kratSN

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi~

Creo que casi cumplo el reto de publicar cada semana muajajjaja

Pero dejé otros fics de lado por este :v

Bueno, es que me salió la idea, la situación, la emoción y quise plasmarlo y publicarlo cuanto antes, asi que... aqui me tienen XD

Espero que lo disfruten~

Love pa' todos~

 

 

-¡CÁSATE CONMIGO! – allí estaba de nuevo esa mirada azulina brillante que todo el mundo amaba, que todo el mundo conocía a la perfección, pero que pocos podían ver tan de cerca

-¿eh? – miró a Viktor tan destellante como siempre, tan bello, radiante, inalcanzable… pero… ¡QUE SE JODA EL MALDITO! – ¿quién es usted? – reunió todo lo escondido en su pecho y en el fondo de su alma gritaba el ser vengativo adormilado por años. Su mirada oscureció de pronto, su suave tono marrón se volvía opaco y miró directo a esa persona frente a él – perdón pero está confundido de persona – dio un manotazo  para soltarse al ver la nula reacción del otro e intentó retomar su camino. Estaba enfadado en demasía así que mejor se iba a cometería una locura y aun no era el momento… o tal vez jamás sería el tiempo adecuado

-Yuri, ¿qué haces?… ¡espera! aun no respondes a mi propuesta – se quedó frío por unos momentos, vio ese cambio pero decidió ignorarlo. Le había hecho daño, pero no podía acabar de esa forma

-no – fue lo que dijo y caminó sin siquiera mirar atrás, porque no podía darse el lujo de perder tiempo maravilloso. Regresaría a casa como siempre, a la hora de siempre… con la sonrisa de siempre porque tenía a su más grande suelo esperándolo en su hogar

-¿eh? Espera Yuuri – intentó agarrarlo de nuevo, porque esa negativa no podía ser cierta. Lo tomó del brazo y lo miró de frente – casémonos – su tono desfalleció y terminó por parecer un gemido lastimero, una súplica

-no

-Yuuri, no juegues conmigo – no podía creer que esos ojos que a veces reflejaban el otoño ahora estuvieran fríos, secos, como el desierto

-… - paciencia en limite, así definía su estado anímico en ese momento… paciencia a punto de estallar – vete al demonio – susurró evitando mirarlo. De nuevo se soltó y empezó a caminar a paso acelerado porque algo le refulgía en el interior

-¡Yuuri! ¡Esto no es gracioso! – Viktor sintió que hiperventilaba debido a la ansiedad

-te diré que es gracioso… algo mucho más gracioso de lo que acabas de decir – el japonés sonrió como sólo podía hacerlo él y respiró hondo – la persona que me abandonó por más de 9 años viene y me propone matrimonio

-Yuuri… Yuu

-esta es mi respuesta – el azabache sonrió con brillante emoción… pero en seguida su puño apretado impactó en el lindo y perfecto rostro ajeno con tal fuerza como para separarlo de él – ¡VETE A LA MIERDA, VIKTOR NIKIFOROV! – le gritó con todo lo que tuvo guardado. Soltando todo lo negativo que le carcomía los buenos modales, la paciencia y sobre todo… el amor por el ídolo que jamás debió conocer

 

 

¿Huir? ¿Quién lo haría teniendo a un cabrón en frente? ¿Yuuri? ¡No señor! Yuuri estaba allí para gritarle mil insultos a ese peliplata, quien boquiabierto lo miraba. Pero soltarle millón de sandeces sería rebajarse de nivel, así que corrigiendo su postura volvió a caminar con calma. Katsuki Yuuri no se iba a dar la molestia de gastar energías con alguien que no supo apreciar todo lo que él le ofreció desinteresadamente. Viktor lo siguió apenas logró retomar su respiración y despejar su mente aturdida por el golpe y por aquellas palabras. Yuuri  ignoró a ese ruso por completo; escuchaba las palabras de Viktor pero cerraba sus ojos, apretaba los labios, volvía su caminar más constante, pisadas fuertes y pensaba en otra cosa. Sentía los pasos detrás de él pero no los tomaba en cuenta, lo hizo de tal forma que cuando un policía los vio en esa conexión tan extraña de perseguidor y perseguido, se acercó a averiguar lo que estaba sucediendo. Yuuri solo dijo “este señor me está molestando oficial… le he dicho que me deje en paz pero sigue persiguiéndome” y no tuvo que decir más, porque negó que conocía al más alto y luego de una simple riña menor que presenció se fue por su camino original. El japonés hizo oídos sordos a cada palabra, pedido, frase, grito de Viktor, lo que le pasara al peliplata no era su problema… ahora el policía se iba a encargar

Yuuri Tenía tantas emociones encontradas en tan solo un momento… que para no aturdirse se concentró solo en una. Se centró en la furia que le invadía saber que el desgraciado que desapareció, que le colgó cada llamada, que se fue y no quiso regresar, que tuvo no sé cuántas amantes llegó con descaro y le pidió matrimonio… tal vez debía aceptar y de paso se convertiría en el rey de la dinastía “Sorry tumadre”. ¡QUE SE JODA EL RUSO NIKIFOROV! ¡QUÉ SE JODA TANTO COMO IRINA! ¡QUE SE JODA MEDIO MUNDO QUE LE VOLVÍA LA VIDA DIFÍCIL! Pensaba en cada punto malo de Viktor y el resentimiento lo volvía tembloroso, porque la frustración llegaba a límites que no podía controlar, porque su cuerpo renegaba de tanto cúmulo de cosas comprimidas que jamás sacó a flote… ¡iba a explotar!

 

 

-no llores Yuuri – se criticó a si mismo cuando sintió sus mejillas mojarse con su propia esencia salada. Notó los apretados puños que le lastimaban las palmas, caminaba con apuro por el puente que le daba una linda vista del mar que reflejaba las luces – ¿qué te pasa?... creí que dejaste eso de lado – susurró con la voz quebrada, maldiciendo su ahora tembloroso labio que hacía que sus palabras vibraran – Yuuri… ya basta… creí que ya lloraste lo suficiente

 

 

Dolor, dolor inmenso. Dolor que lo estaba envolviendo de a poco, como si fuera un manto protector, más bien dicho, un manto destructor. Trató mil veces de enfocarse en la furia que debería sentir pero el dolor estaba ganando terreno poco a poco. Ese algo que nacía en su pecho era… no sabía qué era. Se sentía como una puñalada que se extendía por su interior, se quedaba en su garganta haciendo que respirar fuera difícil. Su labios temblaban, el escozor en sus ojos plasmaban cada sentimiento negativo y se dejó caer en forma de gotitas saladas que aunque limpiaba no desaparecían porque donde se extinguí una, otra nacía de sus ojos. Yuuri se recriminó mientras seguía en aquel camino hacia su hogar, maldecía la hora en que lo vio, maldecía el minuto en que empezó a idolatrarlo, maldijo el momento en que le cedió su virginidad…. Maldijo a Viktor Nikiforov y a toda su maldita existencia

 

 

-katsudon – bueno, su forma de tratarlo no iba a cambiar así de fácil. Yurio lo llamaba por su nombre cuando quería pero generalmente se le escapaba esa palabra que ahora no tenía un toque ofensivo, era como un apodo – oye, Yuuri – dijo con seriedad al verlo caminar en dirección contraria al que él iba pero el mencionado ni cuenta se dio

-maldición – susurró con la cabeza gacha mientras ignoraba todo a su alrededor y pasaba de largo, su única meta temporal era su casa

-oye, vine a acompañarte a casa y ni siquiera… ¡Ey, katsudon! – el ruso le reclamó pero el otro ya estaba varios metros lejos, caminando con rapidez – ¿qué te pasa? – tuvo que acelerar sus pasos para alcanzarlo – ¡Yuuri!

-¡no me toques! – fue la reacción instantánea y dio un manotazo a aquella cercanía – no me…

-¿por qué lloras? – apenas ese rostro se levantó, lo notó – Yuuri – susurró al escuchar el leve sollozo salido de esos labios

-Yurio – dijo y con rapidez se limpió las mejillas, prque no quería que lo viera desmoronarse – que… lo siento no quise… golpearte – aun hipaba y trataba de parecer fuerte pero era inútil – yo… yo… – y se detuvo, porque unos brazos lo rodearon. Abrió sus ojos en shock porque esperó todo menos eso

-solo… solo cálmate – ver al japonés de esa forma no le gustó nada. Hizo un movimiento instintivo, reaccionó sin pensarlo, lo estrechó entre sus brazos con miedo a que se quebrara  o algo así. Cuando menos se lo imaginó ya estaba acariciándole el cabello, rodeándole la cintura con uno de sus brazos y lo acunó en su pecho – no soy bueno tratando con… con llorones – dijo con suavidad sintiendo como el otro se tensaba pero le correspondía al gesto

-Yu… Yurio – gimoteó con fuerza pues sentir esa calidez reconfortante de alguien que trata de confortarte, era lo que le faltaba para desmoronarse por completo – Yu… rio – sollozó con fuerza, aferrándose al ruso que tenía cerca, ahogó su grito lastimero en el pecho contrario y ahí se quedó… desatando todo su pesar

 

 

Yurio había visto a Ely pedirle a Tadashi quedarse con ella, los escuchó reírse y leer un cuento, pero como era tarde se habían quedado dormidos en medio de esa actividad. Mari iba a despertar al castaño para que fuera por Yuuri como siempre, pero claro el rubio ruso vio su oportunidad y fue él quien se ofreció a encargarse de ir a ver a Yuuri para acompañarlo de regreso a casa. ¡PERO SE ENCUENTRA CON ESO! No entendía nada. Lo peor de todo es que entró en pánico al escuchar el llanto poderoso del japonés, un llanto tan doloroso que su cuerpo vibró. No sabía lidiar con esas cosas, era difícil porque lo de ser amable no era lo suyo, pero su instinto protector despertaba y solo quería abrazarlo, acunarlo en brazos, hasta que se detuviera. Yurio quería besarle los cabellos azabaches y eso hizo en varias ocasiones, un gusto propio y ajeno. Le susurró que todo estaría bien y otras cosas un poquito cariñosas y que debía admitir vio en la película de esa tarde… gracias Mari. Yuuri tardó un poco en calmarse pero se liberó del peso que cargaba, el dolor que se guardó durante años. Se sentía más libre, pero a la vez mas furioso que nunca, porque el maldito llegaba con su sonrisita de corazón y… ¡JODIDO VIKTOR IDIOTA!

 

 

-Yuuri, no soy un oso al que puedas apretar

-oh, lo siento – Yuuri se sorprendió cuando se dio cuenta que apretaba el pecho de Yurio con más fuerza de lo que era correcto y hasta le clavaba las uñas – de verdad, lo siento

-ahora me dirás lo que pasó – en un gesto amable, le acomodó los lentes al japonés. Esos mechones largos que se le escapaban e invadían el rostro entero los acomodó con cuidado. Le secó las lágrimas usando sus pulgares y de nuevo se ruborizaba un poquito al ver el rostro de Yuuri. ¿Cómo no adorar a ese japonés? Yurio aun recordaba al katsudon en las competencias, malditamente bello y mucho más cuando despedía ese aroma suave en las épocas cuando estaba cerca del celo. Lindo en todo sentido

-Viktor me pidió matrimonio – habló separándose de aquellas caricias que no creía merecer. Alejándose dos pasos porque ya que estaba calmado percibía el poderío de Yurio y se sentía… ¡furioso! ¡El rubio era un alfa por dios! ¡Los odiaba! Les tenia resentimiento total… a pesar de que en el fondo sabía que no debía generalizar, en ese momento no quería razonar – eso pasó

-¿cómo qué?… ¿Viktor está aquí? ¡El maldito viejo! – su furia creció con la sola mención de ese nombre –  ¿dónde está? ¡Le romperé la cara por su desfachatez!

-no es necesario – dijo tomando su porte serio, ya solo suspiraba de vez en vez

-¿eh? ¿Por qué?... Yuuri, dime donde está. Ese infeliz merece pelea y yo se la daré – apretó sus dientes en furia, sus puños ya crujían por el enfado

-volvamos a casa Yurio – dijo forzando una sonrisa y se encaminó a su hogar – quiero ver a Ely… y a Tadashi

-solo dime donde – dijo furioso. No era su culpa, odiaba que de un momento a otro llegara Viktor a dañarle la noche, y después Tadashi fuera mencionado… doble dosis de comburente para su furia

-Yurio por favor… deja a Viktor en la estación de policía por una noche al menos – dijo mientras se limpiaba el resto de sus lágrimas y suspiraba profundo – vamos a casa

-¿policía?… espera, no entendí. ¿Lo mandaste a la cárcel? – dijo con sorpresa, casi sentía su mandíbula caerse por el impacto de la noticia

-es un acosador, ¿sabes? – soltó una risita nasal y sintió que su fuerza volvía al imaginar cómo estaría pasando Viktor en ese momento – un descarado, un hijo de la… Dios, Yurio vamos a casa – dijo mientras caminaba con paso firme, necesitaba irse a su morada para descansar y olvidar

 

 

Yurio sonrió, pero no se aguantó las ganas de reírse y lo hizo porque era malditamente genial que el viejo pasara la noche en una celda. Aunque suponía que en la mañana estaría ya fuera y sería la primera molestia del día pero no le importaba. Viktor se merecía cada maldito castigo por más simple que fuera, una fría velada acompañada de otro malandrín estaría solo como la base de toda la venganza del mundo hacia el ruso canoso. Las carcajadas de Yurio resonaban en cierto tono mientras seguía al japonés de cerca, pero el otro parecía no darse cuenta de la situación

El camino fue un poco tenso, más porque Yuuri se la pasaba maldiciendo entre diente por la furia, hasta que incluso tuvo que patear algo con fuerza para calmarse, algo simple para dejar salir su rabia, y a pesar de todo aquello… las lágrimas de Yuuri no salieron más. Yuuri solo se centró en el camino, impidiendo que el rubio se le acercara demasiado, lo evitaba porque su aroma de alfa le causaba una furia increíble… tal vez solo se estaba imaginando cosas, pero sentía un odio por todo el maldito mundo lleno de alfas y se sentía estúpido porque al único que debería odiar era a Viktor. Pero nadie le podía decir nada, su sufrimiento traía un precio muy caro… debería soportarlo. Yurio solo observaba porque no podía ni imaginarse lo quebrado que estaría su adoración japonesa, se quedó en silencio sirviendo de protector a tan frágil ser

Yuuri se detuvo en la entrada de su casa sorprendiendo al rubio por la repentina acción. Se desató el cabello con mucha calma mientras respiraba profundo y trataba de abandonar todas esas energías negativas que traía encima. Yurio lo veía, y estaba demente al pensar que cada movimiento del japonés era como una danza, delicada en cada movimiento, como un baile, como una rutina sobre hielo. Era hermoso aunque eso cambiaba cuando el azabache maldecía entre dientes, pero aun así nadie le quitaba lo cautivador. “Yurio, puedes entrar primero” fue la petición del más bajito pero el rubio no la aceptó, se quedó viendo el ritual de relajamiento del japonés.

El ojimarrón  tuvo que aceptar tener un espectador pero no importó. Dejó que su cabello se ondeara con el aire, sin percibir que su aroma viajaba por la brisa hasta que el ruso lo captaba con facilidad. Yuuri respiraba profundo y juntaba sus manos sobre su vientre, dejaba el aire salir y lo repetía con tiempos constantes. Era una rutina rara pero le servía demasiado cuando estaba alterado, aquello se la enseñó Tadashi. Tarareaba una melodía suave, usada para arrullar infantes, la entonaba con sentimiento, desde el fondo de su pecho, recordando cada nivel de tono usado. Se quedaba con los ojos cerrados disfrutando de esa melodía que lo envolvía suavemente, como una sábana de colores reflejada en cada cambio de su propia voz. Y después de cinco minutos o un poco más, estaba relajado por completo. Bendito sea Tadashi y sus teorías sacadas de internet, pero valía la pena ya que estaba bien… era simple y sencillo

 

 

-ya llegaron – sonreía Mari recibiendo a ambos, ella era de las pocas que se quedaba hasta tan tarde, siempre recibiéndolos con una sonrisa – te desataste el cabello… ¿de nuevo con esa meditación, Yuuri?

-sí, lo siento por tardar

-parece que Yurio hizo un buen trabajo – sonreía divertida acercándose al ruso – como pago te daré una ración extra mañana – acababa guiñándole un ojo de forma coqueta pero solo por jugar

-no me tienes que recompensar como a un perro – se quejó en seguida, frunciendo su ceño y dejando su que mirada fiera diera a entender su enfado

-no lo hago~… porque eres un gatito y debo mimarte – claro, las paredes eran delgadas y la voz de Ely traspasaba todo… claro que escucharon lo de los gatos

-oye, no lo digas… todos se lo creerán y… ¡no importa! – dijo al ver que Yuuri desapareció de su vista. Ignoró a la chica que seguía bromeando y siguió al japonés, porque tenía curiosidad

 

 

Yuuri buscaba algo en especial, el cuarto de su niña. Lo hacía porque en esas ocasiones que debía trabajar hasta tarde, se moría de la preocupación por su princesa chiquita, así que lo primera que hacía al volver era eso, ir a verla. Ingresó a la habitación en silencio, y halló la razón por la que suspiraba, su bebita. También entendió por qué no vio a Tadashi en el camino. El castaño siempre lo iba a ver por las noches, era un protector sin igual y sin embargo esa importante noche no lo vio, pero allí estaba ahora, ante sus ojos. Tadashi estaba recostado en aquella cama de colores vivos, con Ely recostada sobre su pecho usándolo como almohada y el libro que leían estaba aún en la mano del castaño. Yuuri se acercó con cautela, quitando el libro, mirándolos y sonriendo por la tierna escena. Acomodó los cabellos de Ely, apartándolos del rostro infantil y le dio un beso tierno en la frente. Vio a Tadashi, sonrió divertido picándole una mejilla a sabiendas que no despertaría así de fácil, se quedó admirando esa mueca de incomodidad. Reía bajito y repetía la dosis solo por diversión, lo hacía antes de besarlo con calidez, uniendo sus labios en un tacto sutil

 

 

-¿por qué te gusta ese? – susurró Yurio pues se había quedado viendo desde la puerta, apoyado en el marco en silencio – es un beta inofensivo y… – pero vio la mueca de Yuuri y esa señal con las manos para que se callara. Obedeció como un cachorrito sin pensarlo  

-vamos afuera – dijo bajito alejándose de los bellos durmientes y apagando la luz – Yurio, de verdad no sé por qué te molesta tanto Tadashi… pero te pido no lo insultes ni menosprecies

-¿sabes por qué no me gusta? – frunció su ceño, ahora se iba a poner sincero con todo eso

-dime – suspiró pues ya qué. Caminó con Yurio fuera del lugar, alejándose de las habitaciones, hacia la cocina pues tenía sed – ¿por qué lo odias?

-¿por qué?… porque lo miras demasiado sin tener nada en especial

-no lo entiendes Yurio – suspiró sirviendo dos vasos, uno para Yurio y otra para sí mismo – no sabes cuánto quiero a…

-ese el problema – dijo frunciendo su ceño – confundes el cariño por amor. Tú no amas a ese sujeto, no entiendo porque tienes una relación con él

-Yurio… ¿sabes lo que entendí en estos años? – dijo el japonés mirándolo a los ojos directamente y después fijándose en el vaso que estaba medio lleno – entendí que forjar un lazo no es amar, que sentir admiración, fascinación y hasta idolatrar a alguien no es amor… que compartir momentos buenos y malos, apoyarse, buscar la superación mutua si lo es

-entonces lo de Viktor y tú… si fue amor – dijo con pesar, pues aunque lo sabía y medio mundo lo sabía, dolía escucharlo

-lo fue – confirmó sin mostrar dolor alguno por lo que fue y ahora estaba hundiéndose – así lo percibí pero él destruyó todo eso – habló con calma, pues ya se desahogó lo suficiente – no sé sus motivos pero el dolor causado es irreparable. Así que al final Viktor no me amaba… hasta podría decirse que jugó conmigo

-¿y yo? – se atrevió a preguntar

-por alguna razón tú estabas allí para motivarme en una forma extraña – sonrió divertido al recordar cada golpe y amenaza del rubio – hasta en una ocasión pensé que estabas celoso de Viktor – bebió con calma y sonrió al final

-sabes que yo solo quería quitarte esas inseguridades estúpidas… quería verte hacer esas rutinas sin errores

-lo sé y todo lo que viví contigo y con Viktor fue bello. Se los gradeceré siempre porque aprendí que puedo sobresalir… pero lo de Tadashi es diferente

-¿cómo? – miraba a Yuuri tan maduro pero a la vez tan infantil que no sabía qué pensar

-yo veo en él a mi compañero, mi apoyo incondicional… mi todo desde hace años – sonrió con ternura al pensar en eso, sus memorias, sus risas y tristezas – Me vio cuando yo era sólo un montón de pedazos que intentaban unirse para empezar de nuevo. Tenía magulladuras y Tadashi con paciencia me ayudó a unir cada uno de ese millar de partes. Tadashi no solo fue un apoyo para mí, lo fue para Ely, la crio como un padre a pesar de no serlo, lo dio todo a pesar de que yo nunca lo vi como algo más que un amigo. Él y yo creamos un vínculo de confianza que me sacó de la desesperación porque aun luchaba con el dolor de Viktor – sonrió con ternura al terminar de decir aquello

-eso es lo que hace un amigo – refutó Yurio con enfado, no estaba nada convencido de aquella relación. La veía frágil e inestable, por eso estaba decidido a romperla en pedazos

-y eso creció de apoco – sonrió repasando el filo del vaso con su dedo – confianza, cariño que fue en aumento, la forma en que me mira, con la delicadeza que me trata

-sabes que no lo amas – insistió

-¿cómo sabes eso? ¿Puedes compararlo con algo? – Yuuri lo miró a los ojos mostrando una sonrisa como las que ponía mucho antes, cuando veía a Viktor o estaba feliz – ni tú, ni yo, ni nadie puede saber qué es y qué no es amor

-¿y que dices de tu vinculo? – dijo apuntando a su propio cuello, donde se suponía que un alfa marcaba al omega

-es un  amor forzado – hizo una leve mueca frunciendo su ceño – porque yo creí que era amor, porque todos creemos que las almas predestinadas necesitan estar juntas para completarse… terminamos creyendo que es amor y no es así… si yo me mentalizara que Tadashi es mi alfa destinado diría que esto es un amor normal… pero no… mi amor por Tadashi se intensifica con el tiempo, es duro, firme, desinteresado. Cuando estaba con Viktor, él esperaba de mi progreso, que brillara como una estrella y yo de él esperaba que fuera mi sol, el que brillara para mí, el que jamás perdiera fulgor… que fuera… mi dios – confesó con melancolía – pero con Tadashi yo no espero más de lo que me da… no puedo explicarlo 

-y yo sigo sin entenderte. Vuelves las cosas difíciles katsudon

-Viktor fue mi eros… pero Tadashi es mi ágape – reía divertido – ¿ahora si lo entiendes?

-qué fuerte – bufó, eso sí que entendió y se sentía estúpido por no haberlo entendido con toda esa charla motivacional de antes – dos fuerzas opuestas pero igual de intensas… y yo las derrocaré

-¿eh? ¿Por qué?

-porque Tadashi, ni Viktor me ganarán – habló con decisión, levantándose y mirando al ojimarrón – yo seré quien te proteja Yuri – dijo antes de irse de la cocina

-Yurio… – el azabache sonrió al verlo irse. Entendía que Yurio no era muy bueno aceptando emociones, pero fue lindo escucharlo – lo siento… pero odio a los alfas que me persiguen con esa intención – suspiró, aun a sabiendas que sus palabras no tenían fuerza alguna porque al final… tal vez y solo tal vez cayera en las garras de un alfa

 

 

El japonés se acomodó el cabello atándolo como siempre, dejó todo limpio en la cocina y suspiró pesadamente mientras masajeaba sus hombros. Entendió el significado de esa mirada en Yurio y la rechazó de inmediato, tal vez porque no quería verlo a plenitud, tal vez porque su mente estaba llena de líos. Suspiró una vez más antes de ir a la habitación de su hija, porque Ely no era la única que necesitaba sentir el calor de Tadashi, él también lo necesitaba. Con cuidado se recostó en esa cama, apoyando su rostro en el pecho de Tadashi, ocupando el lugar en donde se sentía en calma, escuchando el latir cálido del otro. Respirando profundo porque necesitaba descansar para el siguiente día y así era mejor

 

 

En la oscuridad sombría…

 

 

Viktor suspiraba porque no sabía por que terminó allí, ¿en qué momento todo se volvió abajo? tenía derecho a una llamada pero… ¿a quién llamar? ¿A Yuuri? Entendió que no, porque obviamente… no tenía su número. Ahora retaba su maldita estupidez, borró todos los contactos de Japón desde hace tiempo y ¿quién quedaba? Su madre, pero no quería llamarla, porque ella era caos reflejado en autoridad que no pensaba desobedecer… en ocasiones. Lo que importaba en ese momento era que no le entendieron cuando trató de decir que Yuuri era su destinado, que lo buscaba y tenía que pedirle matrimonio para enlazarse de nuevo y tener bebés. ¿Tan difícil era de creer? Pues al parecer sí, porque ahora estaba sentado en esa celda mirando el techo y a su compañero que roncaba como tractor. Suspiró por centésima vez, comiéndose el aire de ese lugar maltrecho. Esa sería una larga noche en la que podría revivir memorias de nuevo

Él no es para ti”  odiaba esa frase porque así empezó todo ese lío. Amaba a su madre, la adoraba porque… era su madre, ¿qué más tenía que decir para justificarse? Era su madre, la que siempre luchó por su bienestar. Aún recuerda cuando sus padres visitaron a los Katsuki, fue hermoso ver que su familia estaba estrechando lazos con la familia ajena y él solo quería ser feliz con su Yuuri. Viktor recordó que no le pidió matrimonio a Yuuri debido a que prometieron ganar una medalla más. Era una promesa importante entre dos patinadores destacados. Pero después de eso su madre empezó sutilmente a decirle cosas, ahora se dio cuenta que no debo escuchar nada de eso.

Ese omega te retrasa. No es para ti. Mereces algo mejor que un japonés temeroso hasta de sí mismo” pero en ciertas partes su madre tenía razón. Lo que le impactó más fue la vez en que escuchó algo que movió sus bases bien construidas en esa relación larga y feliz. “¿y si no es puro como asegura ser?” cuantas cosas se arremolinaron con aquella frase. Aún recuerda la vez en que se puso a recordar muchos hechos pasados. Yuuri a pesar de su timidez entabló amistad con muchos competidores, lo veía sonreír con cada uno. Viktor dudó, dudó mucho porque un omega tenía sus periodos de celo en donde solo deseaba ser tocado… ¿y si alguien más dio esos placeres al japonés? ¿Pichit? ¿Chris? ¿Emil? ¿Todos? Que idiota se sentía ahora al pensar en eso porque esa inocencia en su primera vez juntos, no fue fingida.

En esa época estaba cegado por los rumores, fue idiota y quería reparar eso. “Él solo te ve como una fuente de dinero” la mayor estupidez era esa y sin embargo cuando ya estaba cayendo en el abismo de la duda acerca de su relación… eso solo lo destrozó y lo llevó a la frialdad. Fueron cosas que se dejó meter en la cabeza apenas se fue de Japón dejando a Yuuri y una decepción lo llevó a la bebida en una noche de salidas. Una cosa lleva a la otra, se metió en la cama con la persona equivocada, una mujer seductora, una beta con la que no tenía riesgos de procrear, pero si la facilidad de desbordarse. Solo el cielo sabía de cómo se arrepentía de cometer ese error enorme porque después de eso, y con empujoncitos de todos a su alrededor, las cosas se salieron de su control.

El amor por su Yuuri era fuerte… era… pero se desmoronó de apoco. El abismo que estaba siendo forjado se incrementó con la lejanía, la desaparición de su Yuri, la falta que le hizo en la competencia siguiente. Hubo un momento en que odió a su destinado por dejarlo esperando. Le bastó con dudar solo un corto periodo de tiempo, empezó a creer en los rumores que su madre le contaba, se sintió decepcionado y hasta usado. No vio más que a un Yuuri patético que no pudo sobresalir y pasó todo… lo despreció, lo trató de olvidar, de alejarlo lo más que pudo y siguió haciéndolo. Como opción terminó buscándolo en otros brazos, en otros lugares… pero nada era igual que con su Yuuri y así terminó es secuencia de malas decisiones  

Aun le dolía recordar como vio la noticia en la televisión hace tan poco tiempo. Viktor escuchó a la niña hablar de quien le heredó ese hermoso cabello, también escuchó la tonada que le fue dedicada y sus lágrimas se desbordaron. Cuando se dio cuenta de las razones de su destinado para no competir, de su hijita que… que demostraba la unión y conclusión del amor profesado con tanta intensidad, el amor que se volvió una adicción, se enfureció tanto consigo mismo que destrozó la habitación que adornó con tantas cosas. Él amaba a Yuuri, lo amaba y jamás dejo de hacerlo a pesar de todo. Aun lo amaba y quería recuperarlo, porque si hay amor, hay perdón también. Quería tenerlo en sus brazos, darle el amor que no le dio esos años, protegerlo, mimarlo, dejarlo en una burbujita de felicidad para compensarlo. Deseaba ser su fuente de vida y que Yuuri fuera el pececito que nadaba en esa fuente… lo necesitaba y a su hija también. Viktor estaba incompleto sin ellos y haría lo que fuera, lo que fuera por tenerlos de nuevo con él

 

 

-Viktor Nikiforov, salga. Alguien vino por usted – el peliplata se asombró por ello y casi empujó al guardia para ver a su Yuuri que seguro venia por él… pero

-Así que usted es Viktor – lo que Viktor vio solo fue a una mujer de risos negros, con ojitos azulados – un placer, soy Naya… reportera y su salvación. Me la debe

-hum… y Yuuri – dejó sus sorpresa a un lado y empezó a inspeccionar el lugar, ¿dónde estaba su Yuuri?

-que descarado es usted – sonrió la chica – venir después de años a reclamar a un muchacho que sufrió por su culpa

-eso a usted no le interesa – dijo en defensa, estaba enfadado

-pero yo lo saque de ahí – sonrió y si, ella la sacó del encierro. Era una deuda que debía saldar en alguna ocasión

-¿por qué lo hizo?

-porque quiero ver que pague – sonrió la reportera – ya sabrá de mi Nikiforov-san – se despidió y Viktor no supo que esa mujer fue la que escribió el reporte “bipolaridad salida del closet”

 

 

¿Importó? ¡Claro que no! Viktor no se detuvo a preguntar, salió en busca de su adicción. La mañana era hermosa, hasta donde supo era sábado y según presentía, Yuuri seguramente estaba en casa y que su niña no tendría escuela. Olvidó cada cosa mala que pasó en esas pocas horas, incluso le restó importancia al hecho de que Yuuri no lo hubiese sacado de la estación de policía o que lo hubiese mandado a la celda en primer lugar. Viktor entendía que su pequeño destinado se quería vengar y si era necesario él mismo se presentaría y dejaría que volviera a golpearlo porque se lo merecía. Viktor aún tenía el escozor en la mejilla por el golpe de Yuuri, pero no le importó porque estaba en Japón y tenían que hablar de tantas cosas maravillosas para retomar su vida, la misma que se truncó y abandonó hace años. Tenía una familia y ni siquiera se enteró, hasta lloraba cuando ya alcanzaba aquel lugar. Esas aguas termales que cautivaban y relajaban, aquella posada donde se quedó la primera vez y que aún le traía maravillosos recuerdos de su destinado, solo faltaba un poco... un poco más  

Sin decir nada entró, conocía el lugar y se adentró hasta la cocina ignorando el gritito que alguien dio. Viktor ignoró todo hasta que se halló en la cocina, estaba buscando con su mirada a la persona que le interesaba. Mari lo detuvo cuando iba hacia las habitaciones y Viktor recibió un grito, una bofetada, reclamos, insultos y promesas de dejarlo calvo. Vio a la que debió ser su familia por ley y en sus ojos aprecio rencor, odio. Incluso la madre de Yuuri, Hiroko, lo apuntaba con el dedo mientras lloraba. Toshiya intentó sacarlo pero Viktor no quiso, peleó con ellos para quedarse porque estaba cerca de la reconciliación. Fue un caos, y sentía que era correcto hacer algo esencial en esos casos. Pidió disculpas pero no obtuvo un “estás disculpado”, por el contrario recibió otra bofetada más fuerte y eso le dolió  porque en esa mirada que le daba Mari se reflejaba ese sentimiento negro. Él causó ese odio irracional, desmedido, insano. Dolió ver a las mujeres del hogar empujarlo  y acusarlo de las desgracias de Yuuri. Dolió cada palabra dicha y al final sintió sus lágrimas surgir porque esa familia tan animada y amable era sus parcas y jueces

 

 

-¿qué sucede? – esa voz silenció todo y Mari intentó que Viktor se largara antes de que su hermanito lo viera, pero fue tarde – Nikiforov… san

-Yuuri – y cuando estaba a punto de llamarlo de nuevo, vio esa mirada apagada en su amado. Además esa forma tan seca y fría de llamarlo, le rompió el corazón. ¿Ese simple acto podía doler más que una puñalada? Claro que sí. Con ese simple  gesto vio lo doloroso de la situación – debo hablar contigo

-Nikiforov-san, si sigue armando escándalo en mi casa… le pediré que se vaya, y tal como hice ayer, lo dejaré en una celda – amenazó con la mayor de las calmas, saliendo del pasillo para reconfortar a sus padres. Sonriéndoles con dulzura para decir que estaba bien y no necesitaba que lo defendieran

-di mi nombre – pidió Viktor en desesperación al ver a su Yuuri tan distante – Yuuri… por favor… di mi nombre

-¿por qué debería? Si usted no es nada mío, nadie cercano o deseable – dijo con seriedad haciendo que Mari calmara su furia y la cambiara por incredulidad – Nikiforov-san

-¡no soy Nikiforov-san!… soy Viktor… tu destinado… Yuuri, mi Yuuri – se agarró el cabello y lo peinó hacia atrás con dolorosa ansiedad y desesperación

-no se atreva a tratarme de esa forma tan cariñosa – le miró con furia haciéndole frente – soy Katsuki-san para usted

-Yuuri

-¿tan difícil es entender? – hizo una mueca de fastidio y se paró firme a pocos pasos del peliplata, pero su aura no daba la oportunidad de que se le acercaran

-no me hagas esto… por favor

-es lo mínimo que puedo hacer ahora – miró a su familia y ellos dudaron en dejarlo solo, pero confiaban en su hijo. Partieron… dejarían que el hijo varón resolviera las cosas

-por dios… Yuuri no en trates con frialdad. Nos amamos, ¡por Dios mírame! – exigió pues la mirada marrón se desviaba a la entrada en ocasiones

-¡cállese! – criticó apuntando con su dedo – no arme alboroto o los demás clientes se sentirán incómodos – bufó enfadado y le señaló que bajara la voz – si quiere decir algo, dígalo en calma

-perdóname – su voz denotaba súplica adolorida

-¿por qué lo haría?

-te amo

-que gran respuesta – lo miró con seriedad y su tono irónico enfatizó que no veía motivo alguno para perdonar algo – claro, me ama demasiado como para abandonarme y ni siquiera contestar una maldita llamada. Qué lindo amor profesa, Nikiforov-san 

-Yuuri, escúchame… yo… todo lo que hice estuvo mal, pero no podemos separarnos así

-no me interesa – suspiró pesadamente pues ahora que estaba en calma y recién duchado, sus demonios rencorosos se habían ido momentáneamente – ha venido porque logré contactarlo con la presentación en el festival de cine. Eso es lo que importa

-¿por qué no me dijiste que yo tenía una hija? – dijo con el dolor en el pecho impidiendo que su voz tomara un tono más fuerte

-¿cómo? – dijo en toque furioso, sintiendo que sus puños pedían estrellarse con ese lindo rostro – Si nunca me cediste una llamada, unos pocos segundos, me cortabas la comunicación apenas me reconocías – dijo con ironía mezclada con rabia – el señor perfecto Nikoforov Viktor estaba muy ocupado con sus amantes como para ponerme un mínimo de atención

-yo no… yo no me acosté con… con ellos porque yo… - ya ni sabía que decir, mentiras, verdades, daba igual si Yuuri no lo escuchaba

-no quiero saber – suspiró para calmarse y siguió – la razón de todo eso fue algo importante

-¡por dios! ¡Deja de tratarme con esa formalidad!... me estás destrozando – pidió intentando acercarse pero Yuuri retrocedió el mismo paso que el dio adelante

-mi hija quiere conocerlo. Lo ha deseado desde que tiene seis años pero jamás pude contactarlo como se debía… así que recurrí al festival

-Te veías hermoso – sonrió con melancolía, ya sus lágrimas habían sido derramadas sin pena alguna

-silencio – amenazó porque no quería caer ante él y sus lágrimas brillantes. Lo veía y se sentía un poquito culpable, pero por sobre eso estaba la satisfacción – el asunto es que… Ely… Elizabeth, mi hija, tiene… tiene algo que decirte y…

-mi hija – sonrió emocionado sintiendo las lágrimas desbordarse – ¿dónde está? la quiero ver – se limpió el rostro con el dorso y suspiró para recomponer su estado de ánimo

-¿tu madre vino también?

-no

-pues es mejor que no la traigas – dijo aliviado en leve magnitud – porque no quiero verla

-no te preocupes… pero… mi hija, nuestra hija – hablaba emocionado, podía empezar por ahí, su pequeña hija

-Elizabeth… a ella le gusta que la llamen Ely… ella… - su voz se aflojaba, era por el miedo que esa situación le daba… ¿qué pasaría si Viktor se encapricha con Ely?

-¡papi! ¡Mira lo que Tady me regaló!

 

 

No tuvieron tiempo a reaccionar pues una pequeña mancha corrió con apuro por el lugar, pasando velozmente y saltando a los brazos de un azabache que casi resbala por la improvisada muestra de cariño. Yuuri sonrió divertido mientras abrazaba a su hija que le cedía una linda chaqueta para el invierno, de tono rosa pálido y estampada con una bailarina  en el frente. La pequeña reía brincando emocionada, pero junto a ella alguien más se unió. A paso calmado un castaño ingresaba y Viktor no entendió lo que pasaba, mucho menos la razón para ser invisible ahora. Pero se quedó mirando a la pequeña niña que revoloteaba y de sus ojos se derramó lágrimas de emoción. Era la misma pequeña del video. Era ella, era su hija.

Yuuri sujetó la mano de Tadashi con fuerza para llamar la atención y miró a Viktor. El castaño se dio cuenta al instante porque ese sujeto era una figura pública y la reconocería en cualquier lugar. Acarició la espalda del pelinegro mostrando una sonrisa para darle confianza, a la vez que se arrodillaba en el suelo y calmaba a la pequeña peliplata, abrazándola y haciéndola girar porque el momento había llegado. La pequeña se quedó estática y por reflejo sujetó la mano de Yuuri pegándose a él como si fuera un salvavidas. Tadashi le acomodó el cabello y la pequeña también le tomó la mano como para darse seguridad. Yuuri solo pudo darle una pequeña explicación a su hija porque todo había sido de improvisto… la hora de la verdad se daba

 

 

-Ely – sonrió Yuuri – lo prometí… allí está – le acarició las mejillas a su pequeña hijita. Él no tenía idea de lo que la pequeña le diría a Viktor pero creyó conveniente que solo ella lo supiera

-Viktor… eres tú – la voz de Ely se mostró dubitativa, normal para una pequeña que veía a un ídolo por primera vez, peor más allá de eso era porque… era la primera vez que veía al que debió ser su “padre”

-hola… por tu cabello veo que eres mi hija… mi pequeña – Viktor sonreía ya limpiándose las lágrimas que se escapaban nuevamente. Estaba emocionado, una mezcla de sensaciones únicas

-tengo que decirte algo – dijo cuando Tadashi le susurró al oído que fuera valiente, que todo iba a estar bien. Ely confiaba en su Tady

-dime – sonrió arrodillándose hasta quedar en frente de la pequeña, al mismo nivel

-¿por qué? – dijo acercándose al desconocido

-¿Por qué, qué? – la miró con dulzura, observando esos dulces ojos marrones que reflejaban la mezcla de sangres en ese pequeño cuerpo, delgado, infantil… dulce

-por qué… ¡¿por qué no le firmaste los poster a papi?! – soltó de improviso y los adultos no entendieron nada… ¿eso era lo que tenía que decir la pequeña? Yuuri iba a preguntar, pero Tadashi a su lado lo detuvo, apretándole levemente el meñique que enlazaban

-¿eh? – Viktor ladeó su cabeza, su dolor pasó a ser… algo irreconocible

-si tú le hubieses firmado esos poster… papi hubiese vendido eso… y papi no hubiese tenido que ir a trabajar de noche – la pequeña empezaba a quebrar su voz a medida que iba soltando sus pesares – papi nunca hubiese dejado sola a Ely… eres malo Viktor… fuiste malo con papi

-yo no quise… - miraba a la pequeña que se mordía el labio levemente mientras intentaba aguantar sus lágrimas. Nunca quiso ver aquello, dolía horrores… su niña lloraba

-abandonaste a papi… Ely lo sabe… papi lloraba por tu culpa – le apuntó levemente con el dedo índice de su mano derecha, la que no estaba aferrada a su suéter

-Ely-chan yo…

-Ely cree que eres bueno patinando… pero muy malo siendo padre… y novio – dijo soltando sus manitas para limpiarse las lágrimas. Los dos mayores que parados observaban sintieron esa culpa de no haberse dado cuenta de algo tan simple como eso

-pequeña… todo tiene una explicación – dijo Viktor tratando de tocar a la peliplata de hermosa mirada

-¡Ely tuvo que estar sola porque Viktor fue malo! – dijo cortando el intento de Viktor de tocarla – porque no firmó los poster y porque abandonó a papi

-mi niña – susurró Yuuri agachándose para abrazarla, ya no soportaba eso. Él mismo empezó a llorar al saber la pena de su pequeña hija, del dolor guardado en un corazón que aun debía ser ignorante en esos temas – debiste decirme y me quedaba contigo… siempre, siempre

-Ely sabía que papi trabajaba de noche, era valiente… - decía sollozando y abrazándose a su pelinegro padre – pero Ely extrañaba a papi… quería verlo y ver las estrellas también – susurró escondiéndose en el pecho de Yuuri

-basta… es suficiente por hoy – Yuuri tenía la voz quebrada, acunó a su princesa y miró a Viktor – ya basta

-espera Yuuri, deja que hable con mi hija – suplicó enseguida al ver como Yuuri la cargaba y la separaba de él

-ahora no es momento – Yuuri se fue con su hija llorosa en brazos, ocultándola de ese imbécil… alejándola del dolor  

- un placer – el castaño se había quedado parado en silencio y vio al peliplata con furia – pero debo pedirle que se vaya – al ver como Viktor tenía intenciones de perseguir al azabache se interpuso en el camino. Tadashi era una pared que no caería así de fácil

-claro que no… iré a hablar con ellos – gruñó Viktor, ¿cuánto dolor podía sentir en esas pocas horas? Solo sabía que su alma se desgarraba tanto por las lágrimas de su hija, como las pocas que vio en Yuuri antes de que desaparecieran de su campo visual

-no es momento, ahora… ¡largo! – Tadashi lo enfrentó con decisión, de allí Viktor no pasaba

-no me desafíes… beta debilucho

-sacaste las garras – dijo el castaño parándose de frente y emitiendo una leve sonrisa, pues él se tragó el dolor de ver a su niña llorar

-no me obligues a…

-aquí el que te obligará seré yo – Yurio salió en defensa de pronto, de la nada, como un fantasma

-pero que… ¿Yurio?

-tu hora terminó, viejo… ahora lárgate antes de que yo te rompa la cara y te mande al calabozo de nuevo – el rubio ruso estaba fúrico, no solo porque vio a la pequeña llorar, sino por todas las cosas que sabía… por todo lo que vio en esa mirada dolida…

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿review?

Bueno, el otro capítulo fue un poco cómico, ¿por qué? porque me gusta alternar cosas... felicidad y dolor por igual, siempre hay que mantener el equilibrio creo yo. Pero ahora señores, creo que esto es lo que esperaban ¿no?

El sufrimiento de Viktor, la verdad no tengo idea de cómo hacerle sufrir... me lo estuve pensando constantemente y no encuentro la forma perfecta, así que supongo que me tardaré en actualizar el siguiente. A menos que alguien me de una idea... creo que debo buscarme una beta... o haré locuras XD

Me dijeron que estaba volviéndome un cliché jajaja… creo que sí, pero en inicio esto salió de una teoría loca, así que… sí, es un cliché XD a mi forma... pero es un cliché... trataré de no seguir esa norma clicheista XD pero si fallo me disculpo de antemano

Espero sinceramente que les haya gustado, porque a mi me está facinando saber qué pasa por sus alocadas mentes. 

Nos veremos en el siguiente capítulo

besitos~

PD: Sus lindos reviews, los responderé el fin de semana ^^ ya me caen los trabajos de la uni T-T

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).