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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno la inspiración llegó y terminé de editar el capítulo, wow primera vez que lo hago en menos de una semana XD

Disfruten...

 

 

 

Los rayos del sol iluminaban ese rostro tranquilo que se apoyaba en la almohada blanca. Las sábanas de color celeste le daban un toque más cálido y reconfortante, pero nada podía impedir que el castaño siguiera mirando al azabache dormir con extrema calma. Tadashi sonreía mientras acariciaba la mejilla de su acompañante, jugaba con un mechón largo y lo besaba con devoción. Estaba feliz, nada podía quitarle aquello, dulce y sutil emoción que lo hacía sonreír como un niño pequeño. Esos ojitos marrones se abrieron de a poco, mostrando el pequeño momento de confusión para después ver la ternura de siempre. Un beso cálido, una caricia en sus mejillas levemente sonrojadas, un abrazo mientras aún se negaban a levantarse. Susurraban cosas, bromeaban un poco, se quedaban mirando la ventana y después se les unía alguien más

 

 

-es la primera vez que me despierto y veo a Tady junto a papi – sonreía la pequeña que ya se trepaba en la cama ajena – es raro

-nada raro – sonrió Yuuri sentándose y estirando sus brazos para desperezar su cuerpo, había tenido un descanso agradable – solo… papi no quiere sentir frio mientras duerme – rió divertido al dar esa explicación tan sencilla

-así que decidimos dormir juntos – secundó el castaño, llamando a la pequeña para que se acomodara entre ellos

-papi… ¿por qué usas una de las pijamas de Tady? – la pequeña era muy observadora y en esa ocasión no fue la excepción – ¿olvidaste la tuya?

-sí, la olvidé – sus mejillas se tornaron de un leve carmín cuando Tadashi lo miró con dulzura – en casa de Tadashi no tengo un conjunto propio, así que asalté su armario ayer

-creo que deberían dejar un poco de su ropa aquí – el castaño sonrió tomando la mano de Yuuri, besándole el dorso y después la frente de la pequeña – así no nos preocupamos por que olviden sus pijamas

-traeré algo mañana entonces – Ely miraba a los adultos con una emoción – ayudaré a papi a no olvidar eso… traeré uno de mis peluches también

 

 

Yuuri suspiró cuando ya terminaban de alistar todo para salir, tenía un ligero mal presentimiento encima que le estaba dando una ligera ansiedad. No era psíquico o algo así, pero sabía que las cosas se pondrían un poquito intensas cuando volviera a casa o cuando saliera de nuevo de ella. Así que para eliminar todas esas emociones negativas de su cuerpo, prefirió no regresar, sonaba bien darse un escapadita, aunque últimamente lo hacía más seguido. No le haría daño abusar de la hospitalidad de Tadashi esos días, tampoco fue como si el castaño se negara, fue todo lo contrario.

Avisaría en su casa, a su madre y padre, a los que les debía dar explicaciones a pesar de que tuviera cuarenta años, en realidad menos que eso… pero la que le respondió fue Mari. “Se te escucha contento, así que… ¿algo nuevo pasó? Algo como… no sé, darle amor a Tadashi. Si es eso, iré por Ely para darte privacidad”. Yuuri no podía creer que su hermana estuviera mandándole indirectas mientras atendía a unos clientes. ¡Qué vergonzoso fue aquello y ni siquiera quería saber la expresión de las personas que acudían a las termas y que miraban a Mari! Era mejor no regresar jamás, eso pensaba, pero la verdad era que no podía dejar su casa, mejor dicho, no quería hacerlo. Amaba a su familia y a su casa, por ahora se quedaría allí

Había una cosa que no sólo Tadashi estaba pensando, muchos más lo hacían y era normal que concluyeran aquello. “Estás evitando a Viktor, ¿verdad? No es como si me molestara que me uses para eso… ¿pero estás seguro?”, el castaño platicaba con su novio mientras Ely veía la televisión pues era un asunto de vital importancia para ambos adultos Mencionaba a Viktor sin ningún problema, de frente y directo al punto, aunque el ambiente se pusiera tenso cuando trataban de aquel ruso. Yuuri negó  parcialmente ese hecho, en una porción, sus acciones si estaban siendo guiadas a evitar a Viktor, pero no por su propio bienestar, sino por el de Ely. La pequeña se había puesto demasiado ansiosa, temerosa y tensa cada vez que sacaban el tema de Viktor, así que lo mejor era darle el tiempo necesario para que asimilara el hecho de querer ver a su otro progenitor.

Ely podría ser bastante madura para esa corta edad, pero seguía siendo una niña y como tal, los cambios bruscos le afectaban demasiado. Lo que menos quería el japonés era que su pequeña princesa se estresara con un empalagoso Viktor. Yuuri sabía lo asfixiante que podía ser ese ruso cuando se lo proponía, mucho peor debido a que sería un encuentro padre e hija… Viktor una vez mencionó querer tener hijos a futuro, es más… Elizabeth era el nombre favorito del ruso y fue por eso que la princesita de cabellos platinados fue nombrada de esa forma. Yuuri en la época del embarazo, parto y un par de años en los que aun esperaba que Viktor regresara por él, necesitaba de algo a lo que aferrarse, de un recuerdo lindo, de algo que le diera esperanzas y el ponerle el nombre de Elizabeth a su hijita, fue todo lo que pudo pensar… nadie podía culparlo, porque en aquella época aún estaba cegado por el amor hacia su destinado. Aun así debía admitir que también adoraba ese nombre y que Ely se lo merecía… era una pequeña mujer a la que Dios ayuda. Elizabeth, la que la mayoría de veces no teme expresar lo que siente, la que es dulce, decidida, creativa… la luz en la vida de los Katsuki, por eso no le darían un problema que la llenara de estrés, lo evitarían hasta cuando fuese conveniente

 

 

Pero los acontecimientos que podrían pasarle a Yuuri en soledad, eran un caso diferente.

 

 

Esa mañana Yuuri se despidió de su pequeña hija a la que dejaba en la escuela, charló un poco con la maestra y sin ninguna novedad, se alejaba del instituto. Se acomodaba los cabellos largos y se colocaba esa bufanda de color blanco que su madre le regaló, pues en cualquier momento la nieve empezaría a caer, estaban ya en inicios de Diciembre, invierno… cercana estaba la navidad. Tenía que recomponer muchas cosas antes de que esa fecha importante llegara… tenía un mes, menos que eso para enfriar las cosas y eliminar tensiones. Debía presentar renuncias, buscar alguna otra forma de mantener ese dinero extra que necesitaba y decidir qué hacer con Irina cuando llegara, porque el japonés sabía que esa mujer llegaría en cualquier momento, era una serpiente después de todo. Así que solo le quedaba pensar dónde diablos iría a pedir empleo, pero primero se iría con Tadashi a platicar un rato, después de todo, el castaño le dijo que tenía una idea

 

 

-Yuuri – el japonés mentiría si dijera que escuchar esa voz no le trajo un escalofrío que se extendió por su espalda – Yuuri, espera

-Viktor, sea lo que sea que tengas que decirme, hazlo mientras caminamos – suspiró profundo sin siquiera mirar atrás, no podía perder tiempo en peleas o algo así

-esto es serio Yuuri, deja de ignorarme o evitarme

-no te creas digno de esos privilegios – dijo cortante, sin acelerar ni disminuir su paso, escuchando el acelerado caminar de Viktor para alcanzarlo – si hiciera eso, significaría que estoy siempre pendiente de ti y la realidad es otra

-Yuuri, sé que eso no es lo que me quieres decir – lo tomó del brazo y lo jaló para verlo de frente. Viktor se topó con esos ojos marrones que tanto recordaba entre sueños… pero que ahora lo miraban con frialdad – sé que estás dolido, pero no tiene por qué ser así. Estoy aquí, dispuesto a corregir todo

-primero discúlpate – lo miró con calma y se soltó del agarre – hazlo y después te escucharé

-lo siento, lo siento mucho Yuuri

-no eres sincero – dijo dándose vuelta y empezando de nuevo con su caminata. Sentía la opresión en su pecho pues Viktor era así siempre, con esa hermosa apariencia y esa voz gentil pero… no era suficiente. Con serenidad se alejaba o al menos lo intentaba. Ya no caería bajo el hechizo de Viktor – tengo muchas cosas que hacer, así que… permiso

-¡Yuuri! ¡No me trates de esa forma! – Viktor corrió hasta ponerse enfrente del azabache y suplicar una mirada cálida como en años anteriores. Solo quería un tiempo en que lo escucharan – lo siento… perdóname. Fui idiota, lo reconozco. Fui una persona horrible y actué basado en… e…

-¿en qué? – el pelinegro suspiró pues esto ya era imparable… ¡maldita la hora en que la gente se le ocurrió pasar por esa calle! y que los miraba con curiosidad – ¿en creerle más a tu madre? No te culpo, es tu madre, llevas su sangre

-ella… acepto que sus palabras detonaron todo, que me hicieron dudar y que… - Viktor mostraba las ojeras debido al agotamiento de esos días en los que no pudo encontrar a sus adoraciones. Mostraba arrepentimiento, dolor y estrés… pero el otro parecía no sentir pena por él

-así que Irina en verdad te habló sandeces de mi – Yuuri sintió una punzada por ello, ahora sabía lo cruel que era esa mujer – ¿qué te dijo? ¿Que yo te mentía? ¿Que yo era patético? ¿Que no te merecía? ¿Que solo estorbaba?

-si – dijo con pesadez infinita, arrepintiéndose – pero de verdad yo… yo nunca quise creer en eso – trataba de explicarse con desesperación, esa mirada fría lo estaba apuñalando. Esa falta de reacción por parte de Yuuri dolía más de lo que imaginó

-pero lo tomaste como una verdad absoluta a pesar de lo mucho que me conocías – sonrió con melancolía – te di todo de mí, Viktor… todo… alma, cuerpo, mente, futuro – Yuuri apretó sus puños al recordar algunas cosas vividas, alegrías y tristezas – ¿tan poco fue lo que te di como para que dudaras de esa forma? ¿Para que decidieras abandonarme sin siquiera pedirme explicaciones o al menos comprobar que todo lo que tu madre dijo era verdad? – dijo con rabia, apretando sus dientes al recordar a Irina – pues se nota que me amabas mucho – se burló con dolor

-eres mi destinado, te amo como a nadie Yuuri. Eres todo lo que necesito...  bueno, no todo, porque Ely ahora también es mi necesidad

-yo… también te amaba – suspiró mientras desviaba la mirada – te amaba tanto Viktor. No tienes idea de cómo me dolió tu partida, cuan destrozado estuve cada vez que colgabas mis llamadas – dijo sintiendo ese escozor en sus ojos, pero se negaba a llorar – ya sufrí mucho por tu causa Viktor. Ya fue suficiente. Ya estoy cansado – Yuuri evitó a Viktor y caminó a paso rápido, alejándose como podía… Viktor lo seguía mientras protestaba para que le pusiera atención

-Yuuri, hablemos. Debemos hablar – no le importaba que la gente lo mirara raro mientras perseguía al japonés. Que cuchichearan millar de cosas, porque no le importaba. Se enfocaba en Yuuri, en su Yuuri que escapaba – ¡YUURI! – al final, fue tanto el estrés que estalló de esa forma – ¡YUURI, detente ahora!

-¿cómo te atreves? – reclamó estático porque la voz de mando de Viktor tenía un efecto tan potente en él, que sus piernas temblaron – ¿cómo te atreves a usar eso? – se dio vuelta y se acercó al peliplata – es bajo, es vil… estás dominando a un omega con solo esa voz. No quiero ser tratado como un ser inferior, ¡sabes que lo odio!

-soy un alfa y si tengo que usar aquello para que me escuches… lo haré – decía con decisión, tomando la mano de Yuuri y tirando de él – ahora me seguirás sin protestas – lo llevó a un graderío un poquito apartado, más calmado. La gente no pasaba por allí, dándoles perfecta privacidad

-¡y así quieres que te perdone! – se quejó cuando al fin fue soltado y trataba de calmar a su cuerpo frágil ante esas órdenes, temblaba levemente a causa de la impotencia que lo invadió – sabes que odio eso… siempre lo hice. ¡Maldigo esta raza frágil! – suspiró ara calmarse, disminuyendo los efectos de esa cosa sobre sí. Una orden que no podía desobedecer, se sentía un esclavo de su propio cuerpo

-no estamos aquí para discutir tus debilidades – habló con seriedad, mostrándose un poquito arrepentido por usar esa estrategia, ¡pero estaba desesperado! – quiero que entiendas que nunca pensé que la razón por la que jamás volvieras a las competiciones… era mi hija

-es mía

-también es la mía – refutó en seguida – eso no me lo puedes negar, la vi

-es mi hija Viktor – dijo mirándolo, respirando hondo para centrarse sólo en ese tema – yo la crié, la cuidé, la sigo cuidando y protegiendo de todo y todos… de tu madre en especial

-Yuuri, deja que me quede a tu lado – solo escuchaba lo que quería escuchar, se negaba a hablar de algo que no fuera su hija – Deja que esté contigo. Somos una familia que debe estar unida, que debe amarse

-respetarse – completó Yuuri mirándolo a los ojos – comprenderse, apoyarse, estar uno junto al otro. Eso fue lo que yo te dije cuando empezamos con una relación formal… cuando me dijiste que nos casaríamos y tendríamos un hijo… tal vez dos

-por eso le pusiste Elizabeth – Viktor sabía que no debía sonreír en ese momento, pero fue inevitable, porque sentía el amor que los destinados se tenían – porque a mí me gustaba ese nombre, porque yo quería tener muchos hijos contigo. Yuuri, recordaste que yo anhelaba una niña por sobre todo… gracias

-era la única forma que tenía para formar un vínculo contigo. Solo un nombre, debía escoger un nombre para mi hija y elegí tu favorito – Yuuri miró a Viktor y sonrió con melancolía – no puedo creer que fui tan iluso – se acomodó el mechón largo que la brisa le desacomodó y cubrió su cuerpo con el abrigo y bufanda – pero ya está hecho

-Elizabeth es la confirmación de que nos amamos

-Viktor – el pelinegro se alejó de esa mano que intentó tocarlo y lo enfrentó con la mirada dura – yo te amaba

-me sigues amando como yo a ti. Somos destinados, somos una familia, merecemos estar juntos

-tu no mereces nada – le dijo con rabia al escuchar tanta tontería junta

-Yuuri, por favor… dame una oportunidad. Te amé, te sigo amando, te amaré el resto de mi vida

-tal vez yo también – Yuuri sonrió mientras una de sus manos cubrió sus ojos y con la otra se apretó la camisa a la altura del pecho – pero no es suficiente

-te estás vengando – dijo al recordar que él mismo le dijo eso a Yuuri tiempo atrás – usando lo que dije en mi contra… pero lo entiendo

-¿vengarme? – dijo con diversión suspirando y soltando su cuerpo, dejando a sus manos caer a cada lado de su cadera. Dio el paso faltante para acercarse a Viktor y con sus dedos golpeó el pecho ajeno – podría hacerlo, pero eso sería rebajarme de nivel. Vengarme sería darte importancia, darte atención, dejar que entres a  mi vida para destruirme.

-me ignoras solo porque te niegas a aceptar que aun sientes muchas cosas por mí, que aun soy importante y que me necesitas – Viktor agarró la mano de Yuuri con delicadeza, cortando la agresión e intentando calmarlo con una caricia

-te equivocas – dijo con la voz firme, alejándose de ese tacto – no te doy importancia porque esa es la verdad. Me formé una vida lejos de ti, lejos de tu presencia. Me forjé una vida a mi gusto, acorde a mis deseos y objetivos. Pudiste volver Viktor, pero solo lo hiciste porque yo quise que lo hicieras, por ninguna otra razón. Te traje aquí porque Ely quería conocerte y por mi hija soy capaz de hacer cualquier sacrificio… eso incluye tratar contigo

-sufres, estas sufriendo porque me tienes aquí de nuevo… porque estas resentido conmigo y quieres hacerme sufrir tanto o más de lo que yo te hice sufrir a ti

-tu ego está por los cielos – dijo alejándose y apretando los puños – crees que eres el centro del mundo y que yo grito a tu alrededor para llamar tu atención, pero no es así Viktor. Admito que lloré años, que sufrí como nunca, que casi me destruí a mí mismo debido a la depresión… pero eso fue el pasado, ahora ya no más Viktor – dijo con seriedad fijando su mirada en la azulina del ruso – Tu llegada no significa nada para mí. No tengo por qué llorar. No tengo por qué detener mi progreso sólo por ti… no te estoy ignorando a propósito, simplemente tú ya no influyes en mí. No tengo que rendirte cuentas de lo que hago. No tengo que truncar mis planes diarios por tu causa, sólo tengo que asimilarte en mi vida y adaptarme… pero nada más. No te creas más importante de lo que eres en realidad y puedo repetírtelo cuando desees… No te creas importante, Viktor, porque sólo eres una persona más en este mundo

-¿me odias? – dijo con la voz quebrada al terminar de escuchar todo ese discurso, sentir esa dura calma en Yuuri

-ya no siento nada por ti… tal vez un poco de rencor, tal vez un deseo de venganza que suprimo porque no es importante… tal vez me duele verte de nuevo, pero lo superaré así como he superado todo lo demás

-no estás hablando en serio Yuuri, no puedes – decía mirando al pelinegro – te conozco, no puedes simplemente olvidarme de esa forma – Yuuri intentó irse porque sentía que no estaba yendo a ningún lado con esa plática pero no lo dejaron. Viktor tomó al menor por los brazos, lo sujetó con fuerza negándose a que se fuera y lo atrajo para que lo mirara de frente – estás mintiéndome. Sé que aun significo mucho en tu vida. Vivimos un romance sin igual, compartimos almas, tenemos una hija, nos necesitamos mutuamente

-¿me sueltas? – decía con calma, pero el agarre no aflojaba – ¡suéltame Viktor!

-no hasta que me digas que todo lo que has dicho es…

-ser tu destinado no es suficiente – dijo empujando al mayor cuando ya estaba demasiado cerca. No era tonto, Viktor solía sorprenderlo de esa forma antes, con un beso para callar toda discusión y no estaba dispuesto a que eso se repitiera – tu amor no es suficiente, el lazo que Ely forma… es irrompible pero tampoco es suficiente – dijo empujándolo con fuerza y logrando soltarse – pero no te negaré ver a Ely

-mi niñita – susurró soltando el aire retenido y una lágrima que se le escapó – quiero verla, quiero verte, quiero tenerte cerca Yuuri

-Verás a Ely cuando ella logre asimilar la información, es una niña aun y no quiero que se estrese por esta maraña de acontecimientos – dijo acomodándose la ropa y alejándose un poco más de Viktor – así que sé paciente y yo mismo te llamaré

-no puedo estar lejos de ustedes dos

-a mí ya me perdiste, Viktor – dijo mientras sacaba una tarjeta y se la cedía a Viktor. La tarjeta de presentación como artista que tenía – no te responderé durante la siguiente semana… así que no insistas tanto en llamarme

-me harás lo que te hice a ti

-si – dijo cortante mirándolo a los ojos, pero sin expresar emoción alguna… solo estaba calmado – pero es porque no quiero que veas a Ely por ahora. Quiero explicarle a mi hija lo que pasa, necesito tiempo para mentalizarla. Quiero que ella misma quiera buscarte. Por eso… sé paciente Viktor. No me busques, no busques a Ely por ahora

-no me guardes rencor, puedo explicarte todo

-solo hay una cosa que quiero saber – dijo mirándolo de frente y evitando que de nuevo el ruso lo tocara – ¿por qué no rompiste el lazo desde el principio y solo alargaste mi dolor?

-jamás te dejaría ir

-pero al final lo cortaste… ¿sabes que eso es como si hubieses intentado matarme? – dijo con seriedad – sabes que un omega puede morir por la rotura de un lazo con su alfa

-sabía que eras fuerte

-eso no responde mi pregunta

-nunca quise romperlo… pero yo… estaba ebrio – suspiró para empezar a explicar aquello. Se limpió las lágrimas que tenía aun y miró al azabache intentando agarrarle la mano, pero no podía – discutía un poco con mi madre y al final yo… yo lo rompí por error

-es bueno saber que Irina sigue intentando deshacerse de mi – dijo suspirando – estaré más pendiente

-¿cómo que sigue intentando?

-habla con tu madre Viktor, después me cuentas lo que te dijo… veremos si sigue odiándome – suspiró antes de alejarse en dirección a la primera calle que vio

 

 

Yuuri sintió a su perseguidor de cerca, pero le restó importancia. Ya se sacó del alma todo lo que tenía que dejar salir, lo dijo todo y se sentía aliviado. Ahora solo iría a cumplir con su rutina diaria, no renunciaría a su vida actual sólo porque Viktor llegó de nuevo a su vida. Por esa única vez escapó porque en serio estaba algo apurado, se apresuró a llegar hasta donde un auto se encontraba estacionado, reconoció a su vecino y pidió aventón. Cuando el conductor reconoció a Viktor y escuchó el suspiro de Yuuri, entendió la situación y con una sonrisa ignoró los pedidos de ese ruso porque se detuviera, arrancó, condujo sin importarle el golpe en el vidrio posterior. Yuuri empezó a reírse junto con su amigo por la pequeña travesura. Nadie podía culparlo, era de esas pequeñas cosas que son un placer de vivir.

Yuuri optó por contarle lo sucedido no solo a Tadashi, sino a Yurio para que lo ayudaran… Ely debía decidir cuándo quería ver a su padre. Y la siguiente cosa que supo Yuuri, era que la amable periodista que hace tiempo atrás lo ayudó con el reporte de su historia con Viktor, estaba en su casa. Ella estaba de visita, atendida por los Katsuki con la mayor de las sonrisas, pero detrás de eso estaba un deseo. La periodista llegó en busca de detalles de cómo iba a la situación, esa mujer era graciosa, aunque todos suponían que buscaba la primicia no dijeron nada

 

 

Llamadas después, días después, problemas después…

 

 

Yurio aprovechó cada ocasión que tuvo para alejar a Viktor de los Katsuki y hasta usó a Tadashi como escudo en ocasiones… por esa sola ocasión daría tregua y entre los dos lograron que Ely y Yuuri tuviesen un paseo tranquilo cuando salieran de casa. ¿Y Viktor? El vejete… que se fuera a la mierda. Pero eso no les iba a durar para siempre, funcionó por los cuatro primeros días, aunque claro, tanto Yurio como Tadashi debieron discutir con el ruso mayor para que los dejara en paz. Peleas usando palabras o golpes, incluso Tadashi salió herido un par de veces porque al parecer alguien se ponía agresivo de vez en cuando. Al final lo alejaron, cosa que no fue nada fácil y que Yurio arreglaba con sus puños cuando su paciencia se terminaba

 

 

-ustedes han sido los que han alejado a Viktor – suspiró Yuuri en el quinto día – en parte gracias, pero sólo complicarán las cosas. Yo podría hablar con él y ponerle un alto temporal

-el idiota no merece acercarse a ti. Debe sufrir – Yurio bostezaba mientras jugaba con las pinturas de Elizabeth, pues la pequeña adoraba coleccionar las que tenían adornos en los borradores

-¿planeas dejar que Ely lo vea ya?

-obviamente – Yuuri miraba el pasillo en espera de su pequeña hija. La esperaba para irse a la pista de patinaje como siempre – hay que darle la oportunidad… Ely es su hija y ella quiere intentar verlo

-está bien – suspiró Tadashi, quien terminaba de ayudar en la limpieza del almuerzo – pero si hace algo raro no lo consentiré

-no creo que haga algo en contra de Ely… así que gracias, pero ya no hagan esas cosas – Yuuri los miraba acusadoramente, no era idiota y los moretones que Tadashi tenía en alguna ocasión no eran simples accidentes

-papi, ¡hoy escuche algo nuevo! – la pequeña salía con su gorrita de lana y su ropa de práctica para soportar el frio – la palabra dade

-así que ya sabes un poco de inglés – sonreía Yurio con burla – pero estas pésima en la pronunciación

-¡¿quién te preguntó?! – reclamaba Ely con un puchero – pero lo importante es que ya sé lo que significa

-primero pronúncialo bien – reclamaba Yurio con el ceño fruncido. Terminó repitiendo el “daddy” con la niña hasta que Ely lo hizo correctamente – es daddy

-Tadashi es mi daddy – la pequeña fue directamente con Tadashi cuando Yurio le dijo que ya pronunciaba bien. En pocos pasos ya estaba mirando al castaño con emoción – ¿verdad que si?

-yo… bueno – el castaño sonrió mirando de refilón a Yuuri, quien solo le golpeó levemente la espalda  y sonrió – seré lo que mi pequeña quiera que yo sea

-entonces es mi daddy

 

 

Yurio fingió no tomarle importancia a esa maldita palabrita dedicada a Tadashi, pero tenía rabia, de la más poderosa, porque ese castaño de allí le estaba ganando terreno con tanta facilidad que empezó a preguntarse si no era uno de esos estafadores con habilidades únicas. Pero la sonrisa de esos dos era tan emocionada y sincera que se fastidió en poco tiempo al ver a Ely tan contenta, tanta era su molestia que decidió adelantarse a la pista. Tanta melosería no la iba a soportar, mucho menos quería acumular estrés, ya suficiente tenía con estar pensando cada vez más en alguna forma de hacer que Yuri lo note como se debe y que entienda sus sinceras intensiones

Pero claro, Yurio en esta ocasión no tuvo la suerte de hallar la pista sola, sino con alguien armando revuelo desde la entrada. Ese cabello platinado lo reconocería donde fuera, así como las protestas de las trillizas, Takeshi y Yuuko. Eso prometía guerra, una guerra que él no quería enfrentar porque perdería el poco respeto por los mayores que aún le quedaba. Viktor lo enfrentó apenas lo vio, Yurio quería reírse de la desesperación en esa mirada azulada. Notó el cansancio, dolor, angustia apenas cruzaron las primeras palabras porque el anciano no era tan idiota. Viktor se dio cuenta del interés que tanto Tadashi como Yurio tenían en Yuuri, así como las cosas que estos dos hacían para alejarlo de todo.

La mirada llena de profunda tristeza, las palabras con esa voz seria pero que escondía desesperación. ¿Se podía pedir más? Tal vez si, pero el trabajo de todos los cercanos a Yuuri ya hicieron la mayor parte, cada uno le restregó las verdades una y otra vez directamente a la cara de Viktor. Los innumerables reclamos habían hecho que el fabuloso Viktor Nikiforov empezara a sentir la presión y el estrés de la situación. Tenía ojeras y hasta se veía más pálido de lo normal, un pago pequeño para lo que en realidad debía pasar debido a todas las cosas que hizo y Yurio se lo restregaría en la cara cuantas veces deseara

 

 

-¿crees que eres muy diferente de mí, Yurio? – esa voz serena hacia que el rubio sonriera – pasas por lo mismo que yo ahora

-¿de qué hablas viejo? – decía mirando a las trillizas a lo lejos y hacerles una seña para que se llevaran a sus padres al interior del establecimiento. Esto era privado, solo serían él y Viktor  

-los he visto – habló el mayor y apretó los puños – de lejos, pero lo he visto… ese castaño… está demasiado cerca de Yuuri

-¿ese beta? – sonrió con prepotencia – se cree el protector del katsudon pero no hay problema porque yo lo sacaré del camino

-Yuuri te ignora – Viktor frunció los labios, estaba actuando como un animalito acorralando, atacando al primero que se le cruzara en el camino

-estás hablando por hablar, Vitya

-sabes que no lo hago, Yurio

-estás dolido  y atacarás a cualquiera con tal de subirte el ánimo – Yurio se acomodó el largo cabello y se enfrentó a Viktor, al que le superaba en altura por un par de centímetros. Gracias pubertad y adolescencia

-estás en una posición parecida a la mía, pero no me preocupa

-pues eres idiota Viktor, deberías preocuparte mucho. Yuuri no quiere verte, no quiere saber de ti y…

-pero tenemos una hija, y por sobre todas esas cosas, somos destinados. Nacimos para estar juntos

-¿y crees que eso basta? – sonrió con prepotencia – También soy un alfa, puedo darle la seguridad que necesita

-pero Yuuri necesita alguien que lo sepa proteger, alguien que le brinde la seguridad que un omega busca y aun eres un niño, Yurio

-el único niño entre los dos, eres tú, Viktor – dijo ya con seriedad, pues estaba hartándole la situación – ¿cuál era tu juego? ¿Irte por allí a disfrutar tu vida con la seguridad de que al regresar Yuuri te esperaría por siempre? ¿Que solo agacharía la cabeza?

-es mi destinado – Viktor seguía insistiendo con eso mientras apretaba los puños

-viejo… no tienes idea de lo que pasa por la cabeza del katsudon – dijo tomándole de la camisa y mirándolo fijamente – no tienes idea

-tú tampoco

-yo vi lo que pocos saben de ti – dijo Yurio fijando la mirada en Viktor – yo sé la basura que eres, Vitya

-no te metas en esto Yurio

 

 

Las miradas fúricas, el agarre fuerte en la ropa del contrario, las palabras rudas, el inicio de una pelea llevados por el instinto que les consumía. El poderío era lo que buscaban, demostrar que el uno era superior a otro. Eran alfas luchando por un omega y eso sólo los llevaba a una conclusión. El que dio el primer paso fue Yurio, explosivo como siempre, un defecto que no dejaba de lado porque se trataba de defender lo que sentía era suyo, lo que debía proteger con todo. Empujó al mayor con fuerza haciéndolo retroceder dos pasos que él avanzó de inmediato, los mismos que Viktor leyó a la perfección y esquivó el primer golpe. La mirada azulada del patinador destelló con un brillo que por primera vez el rubio pudo ver, eso sonaba a…

 

 

-PAPI – la voz dulce de una niña detuvo lo que en ese momento se daba – ¡vamos papi! ¡Ya llegamos!

-Elizabeth – susurró el ruso mayor dejando de lado el aura pesada que formó – Yuuri

-ni se te ocurra – Yurio apenas pudo cortarle el paso al mayor, arrastrándolo hasta una de las entradas y metiéndolo en el primer pasillo que vio – no lo verás

-apártate Yurio, es mi hija y mi omega – refutaba forzando al otro a soltarle y tratando de ir a donde esa vocecita resonaba, pero el otro no lo dejaba

-no le harás más daño – forcejeaban, incluso hasta caerse al suelo, rodaron a veces, pero ninguno de los dos dejaba que el otro tomara el control de la situación

-¡es mi hija!

-¡eres un cretino! ¡No mereces ni tenerla cerca!

 

 

Forcejearon aun escuchando las risitas cercanas, los saludos a Yuuko y las niñas que pensaban que Viktor ya se fue. Yurio seguía en su faena de impedir a Viktor a que siquiera tuviera la oportunidad de alejarse, pero falló cuando se quedó sin aire al recibir la rodilla del mayor en su estómago. Maldijo entre dientes y lo persiguió, pero obviamente ya era tarde porque el de cabellos platas llegó a ese sector. Yurio ya podía imaginar las cosas que diría con esa voz melosa que usaba siempre pero… no pasó aquello… no se escuchó nada más que las risas de las chiquillas que jugaban con Ely mientras la ayudaban a ponerse los patines. Lo que Yurio vio cuando alcanzó al ruso mayor fue una mezcla entre satisfacción oscura y dolor innegable

Yuuri” fue el susurro que el de cabello plateado soltó cuando se quedó parado admirando la escena y ni siquiera le importó tener a Yurio a su lado. Viktor suponía que la pena era de ambos, pues sus puños apretados fueron instantáneos. Yuuri sonreía en plenitud abrazando al castaño a su lado, el mismo que entrelazaba sus manos y le besaba la mejilla como cualquier pareja normal. Pero lo más duro de ver fue la amabilidad con que los dedos del japonés atraían el rostro del más alto para ofrecerle un beso amable, sincero y cariñoso. Mostraban amor innegable en el contacto entre sus labios. Risitas cómplices, sonrojos evidentes, miradas llenas de amor, un beso más y un susurro antes de que se separaran para terminar de ponerse sus patines también. Para los que sólo veían, la envidia se dio instantáneamente y dieron el primer paso competitivo para saber quién llegaría primero a interrumpir esa escena

 

 

-DADDY, PAPI – ese llamado hizo que el ruso de ojos azulados se detuviera instantáneamente al igual que la sonrisa naciente. Una amargura apareció al escuchar ese denominativo amable en inglés dado hacia un progenitor

-Eliza… beth – pero sus ilusiones por ser llamado de esa forma murieron tan pronto como vio a la niña jalando la mano de dos personas que apenas acababan de forjarle una herida profunda en el alma – ¿qué?

-papi, daddy… vamos, ¡hay que entrar a la pista! – sonreía la pequeña mientras la trilliza a su lado tomaba una fotografía

-ustedes sí que se ven bien juntos – Axel reía con gracia mientras que su hermana Loop preparaba su filmadora

-no digas eso – sonreía Yuuri con el sonrojo en sus mejillas aun constante – ¿ustedes entrarán a la pista también?

-obvio, si hoy haces una pequeña rutina como en los viejos tiempos, tomaremos todos los ángulos posibles – Lutz hablaba con ilusión mostrando ya sus patines puestos

-y si Tadashi toca el violín mientras patinas, ¡mucho mejor! – apoyaba Loop ya entrando en la pista tomada de la mano de  Ely – ganaremos millones

-vamos Daddy – sonreía la menor del grupo – quiero verte tocar el violín… yo intentaré un salto valzer – decía con emoción mientras empezaba a deslizarse

-espera Ely – Yuuri se ponía al instante de pie para ingresar – no quiero que te hagas daño, colócate la protección

-ya se las puse – sonreía Axel deteniendo al castaño – sé que Ely puede hacerlo sola

-¡Tady! Vamos, vamos – sonreía deslizándose ya en la pista con los demás dentro y el castaño tomaba su violín con emoción antes de entrar

-pero no te caigas – se burlaba Lutz golpeando levemente la espalda del castaño

-lo intentaré – decía tomando las manos de la pequeña y dejándose guiar a medio de la pista donde él les daría la melodía para que las demás se movieran en el hielo. Claro que tendría cuidado ya que sus habilidades en el patinaje eran un poco menores a las del promedio – vamos mi pequeña, sé que hoy lograrás hacerlo bien

-si daddy – sonreía emocionada dirigiéndose donde Yuuri para poder empezar – ¡hay que hacerlo! Haré orgulloso a papi y a daddy… ¡seré la mejor!

- ¡¿quién te crees para quitarme ese derecho?! – una voz seria y profunda le llegó de pronto al castaño, quien apenas pudo reaccionar cuando sintió el jalón en su ropa que lo hizo perder el equilibrio y caer sin remedio – ¡eres solo un beta!

-qué demonios – bufó en el hielo mirando a su agresor – Viktor – susurró e intentó levantarse pero el pie del ruso lo empujó lejos causándole un golpe más. En ese sitio resonó la caída de sus instrumentos lejos de él y eso alertó a los demás

-¡demonios! – gruñó Yurio ingresando a la pista sin importarle la carencia de patines, para atrapar al mayor en sus brazos – me descuidé… lo siento Yuuri – decía mientras forzaba a Viktor a retroceder y evitar que empezara una agresión contra el castaño

-¡Tadashi! / ¡daddy! – Yuuri apenas  vio aquello se apresuró a auxiliar a su pareja. La pequeña también se apresuró a llegar hasta quien ella consideró siempre su padre

-tranquilos, estoy bien, solo fue un golpecito – Tadashi se guardó sus reclamos para otro rato, supo que eso pasaría algún momento pero en ese… no era precisamente el escenario correcto, menos si tenía a Ely cerca – no pasó nada – calmaba a los que venían a verlo, no quería forjar malas imágenes en su pequeña Ely

-¡¿qué te pasa Viktor?! – pero claro… nadie se iba a quedar callado – ¿qué haces aquí? mamá te dijo que no entraras – Axel fue a primera, ellas defenderían a los Katsuki

-eres un desgraciado, ¡fuera de aquí! – con sus diecisiete años y con carácter ya formado las trillizas se volvieron esa pared que Ely necesitaba –

-¿qué te pasa? ¡Ely está presente!

-idiota – bufó Yurio jalando al mayor, quien se removía negándose a salir

-¡TU PADRE SOY YO! – soltó con dolor mientras veía a su pequeña en pánico, revisando al castaño que se levantaba y recogía el violín. La niña seguía repitiendo ese “daddy” que sonaba amargo a oídos de Viktor – yo soy el padre, ¡TÚ NO ERES NADA! –  bufaba con rabia mirando al castaño – ¡NO ME QUITARÁS ESE DERECHO!

-haz hecho las cosas mal – Yuuri se apresuró hasta Viktor y le agarró de los hombros hasta tenerlo cerca – ¡puedes ser el padre biológico pero no tienes ningún derecho más que ese! – dijo empujándolo, no soportaba esa situación. No solo Tadashi, sino Ely estaban ahora heridos, aunque de diferente forma – ¡AHORA VETE, VIKTOR!

-NO… quiero estar con mi hija y contigo – decía con rabia mientras veía a lo lejos a Tadashi sosteniendo las mejillas de Ely – NADIE MÁS QUE YO DEBE ESTAR JUNTO A USTEDES

-¡pero mira lo que causas! – Yuuri empujó a Viktor con fuerza sacándolo de la pista – haces las cosas mucho peores que antes… ¡NO GANAS NADA DE ESA FORMA!

-Yuuri escúchame

-¡vete!

-no me iré

-¡VETE! – y el grito de la pequeña resonó en el lugar acallando a todos los demás – ¿por qué empujas a mi daddy? No quiero cerca a nadie que le haga daño a daddy o a papi… ¡QUIERO QUE TE VAYAS VIKTOR!

-Elizabeth – esos ojitos de su pequeña lo miraban con decepción y rabia, eso dolía mucho – yo solo quiero que entiendas que yo soy tu padre y nadie me puede quitar ese derecho – explicaba acercándose a la pequeña

-lo sé – la pequeña miró al mayor directamente – tú eres mi otra papá… pero Tady es mi daddy y no quiero a nadie que le haga daño

-pero hija – sintió el rechazo en un solo manotazo que Ely le dio para apartar su mano. Vio esos ojitos brillar por las lágrimas, a un castaño que se apresuraba para alcanzarlos y a un Yurio sosteniendo a Yuuri para que dejara a Ely hablar

-¡discúlpate! Discúlpate con mi daddy

-no lo haré – dictó con seriedad. Viktor no se rebajaría a eso – él me quitó tu cariño, nunca me disculparé

-¡si quieres que yo te considere mi padre respetarás a mi daddy! – dijo con decisión – ¡sino… Ely no quiere saber nada de Viktor ni aunque quiera verlo patinar!

-pero…

-NO TIENES DERECHO EN METERTE EN MI FAMILIA ASÍ DE FÁCIL – gritó mientras sus lágrimas descendían por sus mejillas

-te dije que no apresuraras las cosas – se quejó Yuuri soltándose de los brazos de Yurio y abrazando a su hija – ahora vete… VETE VIKTOR

 

 

En otro lugar…

 

 

-mi señora – un hombre de voz ronca y apariencia un poco vieja, llamaba a la dueña del lugar

-¿ya está todo listo?

-sí, su viaje a Japón esta concretado, señora Irina – decía mirando a la mujer que tomaba un té

-bien, encárgate del cuarto de la pequeña. Tendrás tiempo suficiente para arreglarlo

-será un placer preparar el recibimiento para la pequeña señorita Nikiforov, su nieta

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Bueno, al parecer ahuyenté a much@s de ustedes. Eso es lamentable de cierta forma 

Ya sé que los capítulos anteriores perdieron el toque drepesivo de siempre, pero quise hacerlo así por la simple razón de... ¿preparación? Tal vez podemos decir que es eso y lo vimos hoy... al menos eso espero

Creo que siempre hago lo mismo, es un cliché mío, ir del ámbito amable al triste, del sonrisas a las lágrimas, del "estoy bien" al "¡qué carajos!" jajajjaja... sorry creo que no me explico bien

El hecho es que espero que todos disfruten de esta locura, esta autora solo quiere ofrecer su "bipolaridad emocional" en forma de fanfics. Mi objetivo es  emocionarl@s y hasta ahora, al menos antes de los dos capítulos, parecía que lo logré.... retomaré mi rumbo desde ahora XD... o eso intentaré XD

Muchas gracias por leer y seguir apoyándome. Espero no haberl@s aburrido demasiado con estas notas 

Muchos besos~

Cahitos~


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